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Investiga la leyenda II - El Ojáncanu

El Ojáncanu

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23/04/2017, 08:59
Equidna - Narradora

Es media mañana cuando suena tu teléfono. Estás escuchando, por tercera vez, un audio en el que se oye a un sospechoso de blanqueo de capitales. Crees que hay algo ahí que se os está pasando por alto, pero hasta ahora no has conseguido encontrar el qué. La grabación dura 40 minutos y se trata de una conversación en un restaurante, grabada durante un seguimiento. Ambos interlocutores mantienen un tono neutro y usan términos financieros a mansalva. Como si eso les hiciese parecer más informados. Lo cierto es que es un aburrimiento y más cuando es la tercera vez que lo escuchas.

Alguien te toca en el hombro y descubres que es uno de tus compañeros. Te quitas los auriculares y, al hacerlo, escuchas que tu teléfono está sonando. Agradeces el aviso y descuelgas

-Hola ¿Fausto Godoy? Soy Esther, la secretaria del Director Adjunto. Me ha pedido que le llame para ver si puede reunirse con él, en su despacho-

Que a un oficial lo llame el Director Adjunto no es una pregunta para ver si puede ir, por mucho que su secretaria lo disfrace de eso. Es una orden. Se trata del tipo que ostenta el mayor cargo al que se puede llegar dentro del cuerpo, por encima de él sólo un puesto político y luego el ministro.

¿Porqué te llaman a ti? Ni siquiera eres capaz, ahora mismo, de contar cuántos niveles hay entre él y tú. ¿Porqué no han llamado a alguien con más rango?

 


 

Cuando llegas hasta donde está la secretaria, esta te acompaña a la puerta, directamente, sin esperas. Abre y te invita a entrar.

Dentro hay un hombre no muy mayor. Le reconoces por las fotos del nombramiento, del que no hace tanto tiempo. Salió en bastantes periódicos porque es la persona más joven que ha ocupado ese cargo.

Te señala la silla enfrente suyo para que te sientes. No le conocías en persona. Apenas si tendrá 10 años más que tú. No se le ve en tan buena forma fisica como a ti y a tus compañeros pero, claro, él es un jefe de despacho, seguro que no va mucho por el gimnasio. Tiene el pelo negro y ves algunas canas. Unas profundas ojeras enmarcan unos ojos que parecen brillar con cierta inteligencia.

-Hola. Bienvenido. Bueno... No sabes porqué estas aquí, claro- te dice revolviendo algunos papeles. Hasta que encuentra un expediente en una carpeta marrón, cruzada en la tapa por dos rayas hechas con boli rojo. Te la pasa. -Ábrala -

Al abrirla encuentras dos hojas. Una es un papel, como de un cuadernillo que pone:

  • 1987. Guarda forestal. Causa de la muerte: Traumatismo (caída desde elevada altura)
  • 1993. Excursionista. Causa de la muerte: Traumatismo (caída desde elevada altura)
  • 1998. 2 jóvenes. Causa de la muerte (él): Traumatismo (caída desde elevada altura). La mujer sobrevive (violación)
  • 2008. 3 jóvenes. Causa de la muerte: Traumatismo (caída desde elevada altura)

La otra hoja es la impresión de un correo electrónico. Ves, por la dirección de remite, que viene del Cuartel de la Guardia Civil de Cabuérniga. Explica que, a las 22:00 horas de ayer, recogieron un cuerpo que se corresponde con un chico joven (17 años) que presenta grandes traumatismos, en el fondo del Barranco del Cepo, en la Sierra de Peña Sagra.

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23/04/2017, 17:29
Fausto Godoy

– No, es un 2 % para Martínez.

– ¿Y «el Cholo» qué?

– Igual, pero pasa por la fundación.

– Eso son tres saltos.

– Sí. Yo lo llevo y firmó allí. Luego la gestora se encarga. Para cuando el dinero vuelve todo está en orden. Limpio. Lo hemos hecho mil veces, es imposible que lo destapen.

Fausto sonrió con desgana. Cada vez que llegaba a esa parte se espabilaba un poco, porque parecía que le estaban hablando a él. «Es imposible que lo destapen».

Sí, seguro –murmuró. Subrayó por cuarta vez en la libreta «Cholo 2 % ??».

No estaba claro quién era el tal Cholo. Y no estaban claras otras muchas cosas. Pero esa panda se podía dar por muerta... metafóricamente, claro. Aunque no estaba seguro de que otros lo hicieran literalmente. Eso era lo malo de aquello. En ciertos ámbitos, cuando se descubren una esquinita de la manta, a veces aparecen «suicidios», «inesperados infartos» o «accidentes de tráfico» antes de que puedas tirar de toda ella. Porque esos malnacidos iban de caballeros adinerados, pero en realidad, como la mayoría al final, no eran más que unos garrulos aprovechados e ignorantes. Cuando le ven las orejas al lobo al final solo conocen la fuerza y la trampa.

Todavía quedaba mucho por descubrir de aquello y esa reveladora grabación tenía que pasar aún por manos de la científica. Primero, para que en el laboratorio audivisual los expertos limpiaran la grabación. Segundo, para movilizar a los peritos de contabilidad y finanzas, que están más capacitados que cualquiera del departamento para deshacer los nudos de todo ese entramado. La policía debe recurrir a los expertos civiles cuando el tema es complejo. La ingeniería fiscal es cada vez más rápida y enrevesada, y no siempre sabes qué es lo que están haciendo para robar. A veces, es hasta legal.

Bostezó. Aquello era sumamente aburrido. Los asuntos económicos y de blanqueo eran cada vez más comunes, casi la rutina, pero no era el tipo de trabajo policial que le gustaba. Había que hacerlo, en cualquier caso. Pruebas, buscar pruebas, eso era todo lo que importaba. Sacar el mínimo detalle que ayude a dar cuerpo a una investigación que se resuelva en un juzgado y acabe en una cárcel. Así de simple, así de complicado.

Miró el reloj.

...céntrate...

Había perdido un par de minutos de conversación por pensar en otras cosas. Movió la barra del archivo de audio.

– ...ego la gestora se encarga. Para cuando el dinero vuelve no se entera ni Dios. Lo hemos hecho mil veces, es imposible que lo destapen.

Sonrió y le tocaron en el hombro. Estaba sonando el teléfono.

---------------

Aquello sí que era fuera de lo común. Absolutamente fuera de todo protocolo normal. ¿Hablar de un caso directamente con el Director adjunto? ¿Desde cuándo un Director adjunto se preocupaba de los casos además de para poder presentar una buena estadística anual a sus superiores? Los mandos se distancian del trabajo básico y se dedican a la gestión ejecutiva. Trabajaban sobre el trabajo de sus subordinados. Movían piezas, firmaban informes, aceptaban presupuestos, cortaban el grifo o subían peticiones al que estuviera más arriba. Quizá el Director adjunto tuviera nostalgia del verdadero trabajo policial.

Godoy leyó el expediente. Al parecer, accidentes forestales.

No entiendo que... –dijo. Se enderezó en la silla y cogió aire–. ¿De qué se trata, señor?

 

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25/04/2017, 06:15
Equidna - Narradora

Cuando le preguntas, te observa durante unos segundos con curiosidad. No parece molesto por la pregunta y tampoco sorprendido. Se trata más bien de una mirada cómo si quisiera adivinar, antes de contestarte, qué puedes estar tú pensando sobre todo esto.

-Verá el asunto es que en el pueblo dicen que hay un ser mítico, el Ojáncanu, que es el culpable de todo- te dice -Obviamente, nuestros compañeros de la Guardia Civil y nuestros propios equipos en la zona, ni se han molestado en investigarlo. Hace siglos teníamos la fea costumbre de justificar las cosas que no podíamos explicar con fenómenos paranormales. Pero desde el siglo XX vivimos en una era de conocimiento ¿no? Es impensable investigar leyendas... ¿Conoce usted la historia de la casa de la Calle Antonio Grilo? Es la historia de una casa maldita construida sobre un cementerio. En 1945 Felipe de la Breña Marcos, que vivía allí, fue asesinado de un golpe con un candelabro. La policía no investigó demasiado y directamente se atribuyó el crimen a un robo, sin mirar más. 17 años más tarde, José María Ruiz Martínez mató, uno tras otro, a sus cinco hijos y a su esposa y luego se suicidó de un tiro en la cabeza. Nadie se explica todavía qué le empujó a cometer tal matanza pero nuevamente, la policía no investigó más. ¿Ve el patrón? El crimen ya se cometió, todo es misterioso, así que, para no rebuscar en el misterio dicen que están locos y nos vale esa explicación... Dos años después volvió a ocurrir otro suceso. Rufino Martínez vivía en el mismo piso donde ocurrieron los asesinatos anteriores, al ir a colgar una chaqueta en el armario se encontró, el cadáver de un recién nacido. Pero esta vez, la policía sí investigó. Su mujer le había ocultado su embarazo y tras dar a luz, ahogó al niño en la bañera y escondió el cadáver en el ropero hasta que pudiera deshacerse de él. Nadie se tomó muchas molestias antes de ese crimen ¿sabe porqué? porque se podía explicar con cosas lógicas- El Director Adjunto hace una pausa y observa cuál es tu reacción hasta ahora.

-Sólo es uno de tantos ejemplos de una perfecta combinación de trabajo policial inexistente o ineficiente con una justificación sobrenatural de fondo. Nos hemos ido al lado contrario de las civilizaciones antiguas. Somos tan descreídos que no damos credibilidad a nada que venga asociado con los mitos. Pero los mitos siempre tienen una base de realidad, surgen porque la gente necesita explicar las cosas que pasan y no encuentra una explicación lógica. Por favor, mire ese papel y dígame que no ve ahí algo que de verdad merece la pena investigar- extrañamente su voz suena casi como una petición. Pero sigue antes de que tengas tiempo de contestar -Hoy en día, la falta de recursos hace que no podamos dedicar el 100% de lo que tenemos a todos y cada uno de los casos que suceden a lo largo y ancho del país. Pero incluso aunque pudiéramos dedicarles un poco más de esfuerzo, esta cultura de incredulidad que mantenemos actualmente, está consiguiendo el efecto contrario al de hace unos años. Cuando tenemos delante de las narices ejemplos que nos dicen que ahí podría estar sucediendo algo, no lo investigamos. porque nuestra incredulidad nos hacen justificarlo con explicaciones del tipo "Son unos turistas inútiles que se meten donde no deben y se despeñan por el barranco". Y es posible que eso sea cierto. Pero también podría estar pasando algo ahí. Tenemos un montón de gente muy mayor que podría decirnos que hay una razón única para todas esas muertes, que busquemos más. Pero no les creemos porque somos ciudadanos del siglo XXI y evidentemente no creemos en las leyendas. Pero si creemos en la estupidez humana y como verdaderos creyentes de la Religión de la Estupidez Humana, ni siquiera nos molestamos en comprobar que puede haber de verdadero detrás de la leyenda-

Hace una pausa más larga esta vez. Te ha soltado un discurso de casi 5 minutos en el que no te ha dejado meter baza. Y ahora, por fin, parece que le interesa saber qué opinas tú

-¿Entiende lo que intento explicarle? Porque para mí es importante que lo entienda, porque usted va a ir allí para hacer ese trabajo. Irá y durante los próximos días lo investigará. Y antes de volver aquí, quiero un informe que me diga exactamente qué es lo que está pasando-

Bueno, quizás no le interesa mucho saber qué opinas tú, después de todo.

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26/04/2017, 13:30
Fausto Godoy

Fausto escuchó estupefacto al Director adjunto, intentando mantener cara de póquer. ¿De verdad aquel hombre estaba insinuando que los sucesos de la calle Antonio Grilo se debían a fenómenos paranormales? ¿Daba a entender que, detrás de aquellos asesinatos, lo que había y que no se investigó eran fantasmas?

Le sorprendió la osadía del Director adjunto y por la cabeza de Fausto pasaron muchas cosas. Pocas buenas. El Director se estaba saltando a la torera todo principio de precaución, poniendo por delante sus impresiones para encauzar una investigación. Es decir, aparentemente, el Director no estaba tan interesado en descubrir lo que había detrás de aquellas muertes (eso ya lo habían hecho las investigaciones previas y por eso eran casos cerrados), sino en demostrar que la causa era una que él ya había elegido: una criatura mítica.

No era ese el espíritu de la policía científica. El investigador recoge pruebas y testimonios y con él trata de armar un puzle que explique lo sucedido y señale al culpable. Las pruebas hablan. Aquello que no dicen es que no existe o no pasó. No se pueden coger las piezas y forzar el puzle para que la imagen resultante sea la que has elegido de antemano. Un puzle así construido se desmorona solo.

Eso era muy grave. Solo quedaba el alivio de que el Director adjunto señalaba a un monstruo o algo así. ¿Ojanqué? Podría haber sido peor: el Director podría estar pidiendo que se construyera un caso para acusar a una persona concreta y real.

Sin embargo, Fausto Godoy no sabía con qué opción estaba más incómodo: con la de un Director adjunto que pudiera quebrantar el principio de presunción de inocencia; o con uno que fuera tan crédulo con lo paranormal que pretendiera forzar el onus probandi para confirmar sus fantasías.

Fausto no negaba la necesidad de un mejor trabajo policial. Siempre había errores de procedimiento, análisis e interpretación. Pero eso no significaba que detrás hubiera un fantasma. Miró el informe. ¿Merecía la pena investigar aquellas muertes? Seguramente, no. Todo indicaba que eran incidentes fortuitos, sin mayor conexión entre ellos que la casualidad. Por un lado, accidentes deportivos, sin más. Por otro, una agresión sexual. Cosas que nada tenían que ver unas con otras.

Se podía hurgar. Podría meter la nariz y buscar algún indicio que relacionara a aquellas muertes. Si había algo, sería un caso interesante. Pero no paranormal. Si había un culpable sería un cabrero loco de la zona que ataca a excursionistas. Eso, como mucho.

Fausto no iba a entrar a discutir con el Director adjunto sobre sus motivaciones ni métodos. No todavía. Pero había no pocas dudas sobre todo aquello, y la primera era: ¿por qué yo?

Entiendo que quiere descubrir la verdad –eso era lo más neutro que podía decir. Sí, el Director adjunto quería descubrir la verdad, pero parecía querer descubrir su verdad. Pero la investigación podría concluir que no había más verdad que la que ya se sabía, o que era una verdad sucia y turbia, pero totalmente mundana y con los pies en la tierra–. Ahora bien, señor, quisiera saber. ¿Por qué yo? En el departamento estamos hasta arriba de trabajo. Precisamente ahora estoy con el caso Piquete, que no es poca cosa. ¿Por qué no se encarga de esto la policía de allí?

Fausto no sabía ni dónde estaba Cabuérniga. Asturias, León, Cantabria... algo de eso. Seguro que allí tenían tiempo de sobra para investigar a fondo cosas así. Pero en Madrid faltaban tiempo y recursos humanos para todo. ¿No podía un Guardia Civil aburrido dedicarse a interrogar pastores?

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27/04/2017, 08:41
Equidna - Narradora

-¿No es obvio porqué no puedo depender de ellos? Porque han tenido 3 casos después del primero y antes del de este chico para resolverlo y no lo han hecho. De alguna manera están condicionados. Por contra, usted no está condicionado por las investigaciones previas. Puede ir allí y verlo todo con un enfoque limpio, nuevo. Puede escuchar los testimonios sin ideas preconcebidas. Y su formación le hace un buen candidato para escuchar a los testigos y extraer información útil.-

De entre los papeles de su mesa rescata el informe forense preliminar de la víctima del día anterior y lo deja en la mesa frente a ti

-Tenía 17 años y toda la vida por delante. La idea de que, si hubiesemos hecho bien el trabajo las veces anteriores, no estaría muerto, no hace más que martillearme la cabeza. Lo que usted está investigando es importante pero esos chorizos seguirán ahí cuando vuelva. Para mí es más urgente resolver esto-

Luego teclea en su ordenador y gira la pantalla para que puedas verla.

-Su expediente. Ahí dice que es usted riguroso en el trabajo, responsable, que se atiene a las pistas y elabora informes concluyentes con pruebas fiables. Por eso le necesito a usted. Porque me fío de que lo hará bien y lo que traiga será irrefutable.- Hace una pausa para escuchar lo que tengas que decir, antes de continuar -Mi secretaria le ayudará con los preparativos. Creo que ya ha estado mirando lugares para alojarse y alquiler de coche por si lo necesita. Cualquier cosa que necesite, en cualquier momento, contacte conmigo y se lo conseguiré. Un informe antiguo, una orden... lo que necesite-

 

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27/04/2017, 18:08
Fausto Godoy

Ahí estaba la confirmación. «No han resuelto los anteriores casos». El Director asumía que las investigaciones previas, y sus conclusiones, no eran válidas. Porque él lo creía así.

...yo no estoy condicionado, pero él sí...

Aquello era vergonzoso en un mando policial. Pero...

...piensa analíticamente, ordena, clasifica... pensamiento lógico... separa las patrañas y céntrate...

... pero eso no implicaba que estuviera equivocado. Los otros casos estaban resueltos, pero el último estaba abierto y reciente, y ese pobre chaval se merecía una investigación. Por supuesto que sí. Eso sí era motivo de sobra para movilizarse, aunque Fausto confiaba que la policía del lugar estaba capacitada para resolverlo. Ahora bien, ¿y si se equivocaba? ¿Y si el Director tenía razón respecto a la incompetencia de esos hombres?

Dejando de lado las patrañas, ¿qué había? Simple y llanamente un caso que investigar. Una muerte. Sin más. Eso era.

...exacto...

Si tirando del hilo de ese caso encontraba alguna relación con los anteriores, más y mejor trabajo policial.

...sí, eso es...

Lo de los duendes, mejor, para las películas. Lo que había ahí era un suceso, seguramente un accidente, pero ¿y si no lo era?

...si no lo es, hay que descubrirlo...

Fausto no podía negar el estímulo que era siempre investigar un caso con violencia. Los asesinatos, las violaciones, los grandes crímenes, aquellos en los que la crueldad humana sale a flote, eran muy estimulantes. No divertidos, no. Estimulantes. Te daban fuerzas para seguir allí, indagando. En ellos había un culpable repulsivo y sobre él debía caer todo el peso de la ley. Comparado con ese estímulo, el investigar casos de corrupción y maletines debajo de la mesa era una tediosa rutina. Un auténtico aburrimiento.

Sí, investigaría si lo del chaval en el barranco.

– Se agradece la confianza, señor –dijo cuando el Director adjunto repasó su expediente. Asintió ante las instrucciones sobre los preparativos que estaba realizando la secretaria, Esther–. Hablaré con ella.

Si algo se podía sacar de todo aquello, es que pasaría unos días de tranquilidad alejado de la capital y toda su corrupción.

...vacaciones pagadas, Fausto...

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28/04/2017, 17:53
Equidna - Narradora

Al escucharte, el Director Adjunto sonríe y casi percibes como algún tipo de tensión desaparece de su cuerpo y se relajan sus hombros.

-¡Fantástico!- comenta juntando las manos en una sonora palmada y frotándoselas -¡Perfecto! Usted haga sólo lo que sabe hacer tan bien. No le pido más. Si encuentra algo,  maravilloso. Y si no encuentra nada, al menos estaremos completamente seguros de que no tenemos nada de lo que preocuparos. Esto que es lo único que le pido. -

Se levanta para despedirse de ti y te extiende la mano. -Entonces, hasta su vuelta, si es que no tengo noticias suyas antes- Te dice después de estrecharte la mano. Te acompaña hasta la puerta de su despacho.

Esther está en la mesa sentada, esperando. Cuando te acercas,  sonrie y saca un sobre de uno de los cajones. Te lo acerca para que lo cojas.

-Dentro llevas la reserva de un coche pero no es obligatorio que la utilices. Si deseas utilizarla puedes pagarlo con la tarjeta que encontrarás también dentro. Además tienes un mapa de la zona y la confirmación de una reserva en una pequeña posada rural que hay en el pueblo más cercano al lugar de los hechos, donde vive la abuela del fallecido. Todo el dinero que necesites puedes pagarlo con la tarjeta pero te recuerdo que tendrás que entregarme los justificantes para poder liquidarlo correctamente ¿vale? ¿Hay algo más en lo que te pueda ayudar o tienes alguna pregunta?- te comenta, solicita, la secretaria.

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30/04/2017, 21:00
Fausto Godoy

Todo había acabado rápido. Fue llegar, conversar unos minutos y salir del despacho con un caso bajo el brazo. Un caso disparatado en esencia, pero necesario respecto al último suceso: accidente o no, la muerte de aquel chaval debía ser investigada. Las consecuencias que de rebote pudieran salir de eso, respecto a los casos anteriores, le importaban poco. Antes de salir del despacho, Fausto ya había tomado la determinación de centrarse en lo inmediato, el caso pendiente.

Repasaría los informes de los demás casos, por supuesto, porque era una orden. Si salía algún indicio de ellos tiraría del hilo hasta donde fuera posible. Pero la prioridad era la muerte del joven.

No había tenido tiempo de pensar en nada más. Cuestiones de por qué él deberían analizarse en otro momento. Porque el hecho de que el Director adjunto hubiera apelado a su expediente profesional no le había convencido. Independientemente de la calidad de su trabajo, Fausto esperaba no descubrir que el Director le había elegido porque, por algún motivo, le pareciera la persona adecuada para investigar paparruchas paranormales. Es decir, ¿es posible que esa fuera la impresión que le daba al Director adjunto? ¿La de ser un policía que cree en fantasmas? Fausto confiaba en que no fuera eso.

Salió del despacho y fue a la mesa de la secretaria, Esther. Le sorprendió su diligencia.

– Qué rapidez, increíble. Buen trabajo, gracias –le dijo, tomando el sobre que le tendía–.

No era expresamente un halago, era una constatación: ella había sido muy eficiente. Antes de salir del despacho Fausto ya tenía asignados tarjeta de gastos, vehículo y alojamiento. Todo en orden. Otro detalle a considerar: el Director adjunto no habría admitido un «no» por respuesta y la secretaria tenía la orden de hacer las reservas incluso antes de que se confirmara que aceptaba el caso. Fausto se sentía acorralado.

Pero era, también, una oportunidad. Un buen trabajo policial en ese caso le pondría en el ámbito de influencia del Director adjunto. Y aunque Fausto no era un trepa ni tenía interés en el peligroso juego político policial, ese difuso mundo de intereses y puñaladas, no podía negar que tener el favor de un alto mando te facilita mucho la vida en el cuerpo.

Revisó el contenido del sobre. Pura curiosidad. Querría saber dónde alojarse, y valorar si le interesaba ese vehículo, o llevar el suyo propio. Seguramente haría lo primero, no era conveniente usar el coche propio en el trabajo policial, ni siquiera cuando estás en unas semivacaciones como aquellas, bien lejos de la ciudad.

– Necesitaré los informes de los casos relacionados para revisarlos. ¿Están disponibles o tendré que buscarlos en la comisaría de ese pueblo? –le preguntó a la secretaria.

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02/05/2017, 13:10
Equidna - Narradora

-De nada- Te comenta Esther, sonriendo con algo de malicia. -Hombre, no te lo tomes así que me haces sentir la rubia de House of Cards- comenta, de repente, echándose a reir. -A ver, que si a mí me dice el jefe que tengo que hacer algo, pues lo hago. ¿Sabes cuánta gente he visto salir de ese despacho, en el último año, que hayan salido diciendo que no? A uno. Uno sólo. Así que cuando el jefe me dice que os llame porque os va a encargar algún caso y que os prepare todo lo necesario, pues lo hago. -

No ves maldad en el comentario de la secretaria, si no más bien pragmatismo. 

Revisas el contenido del sobre y encuentras una tarjeta de crédito aún con la etiqueta puesta. Hay un mapa de la zona. Marcado con una X aparece el pueblo de La Lastra, casi en la ladera de la montaña.

-Ahí es donde vivía el chico con su abuela. Es ahí donde te he reservado habitación. No es gran cosa, pone que es una casa rural y, por las fotos parece un sitio agradable pero sencillo. Lo siento, no hay muchos pueblos cercanos y, según el jefe, no tenía sentido mandarte a kilómetros de distancia del lugar de los hechos- te comenta Esther señalando en el mapa -Tenía 55 habitantes en 2008. Lo he buscado- te susurra, como intentando explicar su curiosidad.

El lugar en el que te vas a alojar se llama "La Peña". No parece que se hayan dejado mucho dinero en marketing para ponerle el nombre.

El pueblo más cercano y grande parece ser Tudanca, aunque visto en el mapa no parece mucho más grande...

Dejas el mapa a un lado para ver la reserva del coche. Es un Seat Ibiza, sin nada especial.

Entonces preguntas a Esther por lo otros casos.

-¿Qué casos?- Te pregunta extrañada. Le muestras la nota que te ha entregado el Director Adjunto -¡Anda! No sabía nada. Pero no creo que haya problema, te los puedo conseguir y enviartelos al email. Alguno tendrá que ser escaneado, son antiguos. Pero no hay problema, soy especialista en conseguir cosas- te dice con una sonrisa casi orgullosa -Como supongo que te llevaras el portatil del trabajo y he comprobado que donde te vas a quedar a dormir tienen wifi, te los mandaré en cuanto los tenga-

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02/05/2017, 14:02
Fausto Godoy

El jefe no admitía un no por respuesta. La secretaria lo admitía. Y ella, eficiente y simpática. Todo estaba en orden y preparado. Tendría que ir a un pueblo de 55 habitantes y disfrutar de la tranquilidad de un paraje rural. En ese momento se lamentó de no poder llevar a Sandra, a la que le gustarían unos días de tranquilidad bucólica, aire puro y silencio. Pero, evidentemente, no podría llevarla ni aunque ella pudiera ausentarse de sus cosas sin previo aviso para partir de inmediato. Aquello era trabajo, no ocio. Aunque acabara siendo un caso tranquilo rodeado de vacas.

Un trabajo tranquilo pero no aislado. ¡Tenían wifi!

– ¡Tienen wifi! Estupendo, me irá bien. Sí que llevaré mi portátil, siempre viajo con él y con el mío. Esperaré los informes mientras investigo. A ver qué encontramos.

Fausto viajaba con dos portátiles. Sabía muy bien que visitar páginas de casinos y apuestas online en el portátil del trabajo no era... adecuado. Además, era viejo, anticuado, estaba mal actualizado, tenía licencias obsoletas y se había usado y formateado varias veces... todo lo que se supone del material de oficina cuando los recursos que te da el ministerio son escasos. El portátil del trabajo era adecuado para formalidades y cosas sencillas, y para la cuenta de correo policial de Godoy. Pero para pasar el rato o hablar por skipe con tu esposa, mejor algo más rápido y que traiga menos problemas. Escribió su dirección de correo en un papel y se lo dio a Esther.

– No nos fiemos de la conexión. A veces los cacharros que nos dan parecen funcionar con carbón. Si hay algún problema me envías lo que sea a mi correo personal.

En realidad, intuía que en un pueblo de montaña de 55 habitantes, difícilmente iba a poder usar ninguno de los dos. Ni el smartphone.

– Creo que lo tengo todo –dijo, tras revisar el contenido del sobre–. ¡Gracias!

Tocaba prepararse.

 

 

 

 

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03/05/2017, 05:56
Equidna - Narradora

Esther se encoge de hombros ante tu petición pero obedece y se apunta tu correo personal -Te lo enviaré al del trabajo y si no lo tienes mañana mismo, me llamas y te lo mando al personal ¿de acuerdo?-

Cuando ya te ibas a marchar, Esther se acuerda de algo más -Una última cosa. Pedí al equipo forense de allí que esperase a esta tarde para hacer la autopsia. No sabía si ibas a querer estar presente. El asunto es que tienes una hora y media más hasta Santander que es donde está el Instituto de Medicina Legal, donde se hará la autopista. Me dijeron que podían esperar hasta las siete, no más porque se pasarían de las 24 horas de límite. Si no puedes ir me han dicho que te pasarían el informe en cuanto lo tuvieran listo-

Esto abría varias posibilidades. Podías ir directamente a La Lastra y esperar el informe o podías salir lo antes posible para llegar a tiempo y presenciar la autopsia aunque te supondría tres horas más de coche, una y media adicional hasta Santander y otra y media de Santander a La Lastra.

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03/05/2017, 18:25
Fausto Godoy

Fausto miró la hora en un gesto automático, como si la cita fuera dentro de un rato y dudara de llegar a tiempo. En realidad, tenía varias horas por delante y no sabría a ciencia cierta si llegaría a tiempo de presenciar la autopsia hasta que estuviera a mitad de camino.

– Sí, querré ir a Santander. Estaré en la autopsia.

No era médico forense y en el análisis del cadáver no tendría nada que rebatirle al encargado de hacerlo en Santander, pero quería estar allí para enterarse de todo de primera mano. Además, si le habían dado aquel caso en concreto era por algo, y tenía que demostrar que la confianza puesta en él tenía sentido. Haría todo lo posible por hacer un trabajo redondo que en el que el director adjunto no tuviera nada que reprocharle.

– No importan esas horas de más. Y si hay algún problema y la autopsia se retrasa demasiado, pues me quedo a dormir en Santander. Puedo ir al pueblo a primera hora de la mañana.

No era lo deseable, pero era una posibilidad. Siempre era interesante prever ese tipo de vicisitudes.

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06/05/2017, 09:04
Equidna - Narradora

Eran las 12:45 cuando saliste del despacho del Director Adjunto. Tu primera parada fue en casa, para recoger una maleta con algo de ropa. Sandra no se mostró muy satisfecha cuando le dijiste que te tenías que ir unos días a investigar un caso. En un tono cabreado, apuntó algo sobre unos días fertiles y varias ironías sobre ir a trabajar de policía donde ya hay policías. Aunque, al final, al despedirse, ya no parecía tan cabreada ¿o sí?

A las 3:15 estabas en Burgos, donde paraste para comer algo rápido. A las 18:00 estabas enfrente de la puerta del Instituto de Medicina Legal de Santander. Un conserje en recepción, escuchó lo que le indicaste y te acompañó, por una hilera de pasillos, hasta un despacho. Llamó y asomó la cabeza para decirle a alguien de dentro:

-Aquí hay un policía de Madrid que viene por lo del chico de esta mañana-. Luego te indicó que pasaras y se marchó.

 Al entrar te encontraste con un hombre aún mas joven que tú. Llevaba la cabeza afeitada pero seguía pareciendo bastante joven.

-Soy Lucas Ortiz. Tengo asignado el caso del chico. Hablé con la secretaria que llamó. Le estaba esperando para hacer la autopsia. No solemos hacerlo... esperar, me refiero, pero su jefe parece que es un mandamás ¿no?- Mientras te estrecha la mano te mira. No parece haber doble intención ni maldad en sus palabras, pero sí curiosidad. -¿Me acompaña? Es por aquí- te dice guiándote a través de varios pasillos que se bifurcan -Lo cierto es que llamó y exigió que me lo asignaran a mí y no tengo ni idea de porqué. Apenas llevo un año aquí, vine de estudiar un postgrado en Boston, donde estuve haciendo una residencia además, así que no he tenido tiempo de hacerme famoso- comenta echándose a reir al final. Tienes, aún más claro que antes, que está intrigado. -Por lo general, intento leer solo parcialmente el expediente del cadaver porque muchas veces, con buena intención, la gente incluye como conclusiones, apuntes que sólo son circunstancias. En este caso, por si no lo ha leido, se trata de un chico de 17 años, encontrado en el fondo de un barranco en medio de ninguna parte. Es todo lo que sé-

Habeis llegado a una sala con una fuerte iluminación. Te entrega una bata, unos guantes y unas gafas protectoras. El comienza a ponerse las suyas. En medio de la sala, sobre una camilla, dos hombres están depositando el cuerpo del chico. Esta vestido y cubierto, en gran parte de sangre. Desde donde estás sólo ves el lado derecho pero te parece que la cabeza no tiene una forma muy normal.

-Pongase lo más separado posible, por favor. Si ve que va a vomitar, hagalo en el pasillo. El pasillo se limpia, aquí contamina las pruebas. Si tiene preguntas, hágamelas al final. Tengo que grabar a medida que avanzo para poder transcribirlo luego al informe- su tono es práctico y eficiente. Sobre uno de los ganchos que hay colgando del techo, por encima de la camilla, cuelga una grabadora con funda transparente. Presiona el boton de encendido y comienza a hablar. 

-Informe numero 4.515, realizado el 12 de marzo de 2017. Hora 18:30-

-Introducción: Se realiza el informe a petición del juzgado por tratarse de una muerte por causas no naturales. El sujeto presenta multiples golpes y hematomas en todas las partes del cuerpo, motivo por el cual se deduce que la causa de muerte no fue natural.-

-Pasamos al examen externo. El cadáver se encuentra vestido con una sudadera de algodón, color gris, talla M, que presenta pequeñas áreas de sangre, en forma irregular, en las región anterior, con aspecto dispar.-

-También lleva un pantalón vaquero azul talla 32 que también presenta maschas irregulares. En los pies calza unas deportivas marca Adidas de la talla 41 y color blanco. Además tiene en la muñeca un reloj digital marca Swatch. Toda la vestimenta presenta manchas de polvo y barro que se recogen para documentar, junto con las posibles manchas de sangre. Se trata de las pruebas numeradas del 5 al 15. El cuerpo es de un varón, caucásico, de complexión delgada, 1,90 de altura y 75 kilos de peso, tal y como ha resultado de las mediciones realizadas previas a la autopsia. Su apariencia concuerda con los 17 años que, según el DNI localizado entre sus pertenencias, tiene.-

-La hora de la muerte se ha establecido entre las 23 horas del día 11 de marzo y las 02 horas del dia 12 de marzo en función de la lividez, rigidez y temperatura corporal que presenta el cuerpo.-

A continuación, el forense procede a cortar la ropa que lleva el cadaver y la va depositando en bolsas de pruebas. Observas como tiene cuidado para intentar mover el cadáver lo mínimo posible.

-Comenzamos la descripción por regiones... El cuerpo presenta multiples hematomas y lo que, a simple vista, parecen múltiples fracturas. Iniciando la exploración por la parte superior se aprecia el hundimiento del hueso craneal en la zona izquierda. La cuenca izquierda del ojo se encuentra prácticamente vacía aunque se aprecian restos del globo ocular. El resto del rostro presenta deformidades con un posible origen en múltiples fracturas de los huesos maxilares, nasales y cigomáticos. Continuando en sentido descendiente, se aprecian disposiciones anómalas de las extremidades superiores lo que sugiere también rotura de los huesos de las mismas. También presenta multiples desgarros musculares que han causado hematomas-

-No se aprecian, a simple vista, otro tipo de signos tales como pigmentaciones, putrefacción o momificación, lo que concuerda con el momento y el lugar estimados para el fallecimiento.-

El forense se separa del cuerpo y tira de una especie de manguera con la que empieza a lavar el cadaver. La mezcla de agua y sangre se desliza por el suelo hasta un desagüe que hay bajo la camilla

-Damos comienzo al análisis interno del cadáver...-

Ves como el forense traza una linea sobre la cabeza, desde debajo de las cejas hasta la parte trasera del craneo. Una vez marcada, con una pequeña sierra eléctrica, corta sobre la línea y luego destapa el cráneo.

-Se observa multiples fracturas en la bóveda craneal, así como una hemorragia abundante. El cerebro presenta cortes posiblemente debidos a las fracturas del craneo. El lado izquierdo del parietal, así como es esfenoides izquierdo y el temporal izquierdo se encuentra más fracturados que el resto, con una fractura con hundimiento hacia el interior. El cerebro presenta abundantes fisuras en el lado derecho y es una masa informe en el izquierdo-

De nuevo el forense toma el rotulador que ha utilizado antes y traza una línea que va desde la punta del mentón hasta casi la pelvis. Con un bisturí corta el tejido blando y utiliza unos separadores quirúrgicos mantiene la abertura para poder cortar allí donde hay hueso con la misma herramienta de antes. Notas como resopla y escuchas como los huesos crujen suavemente al ser separados lo suficiente como para realizar el examen.

-Las vertebras cervicales estan rotas. Varias de las costillas se encuentran rotas y dos de ellas han perforado el pulmón izquierdo. Existe una fuerte hemorragia en la proximidad del estómago.-

El forense permanece largo rato observando con atención dentro del torax. Sus manos bucean entre los organos y, pese a las gafas plásticas que protegen sus ojos, aprecias su gesto de extrañeza y confusión.

-Las fracturas son en vida, no tienen hemorragia ni infiltrados en los extremos fracturados.-

Luego abre el estómago y derrama su contenido en un recipiente transparente que etiqueta

-El contenido del estómago se extrae para su análisis y se etiqueta como prueba número 25.-

-Los órganos internos presentan múltiples contusiones, roturas de fibras y hemorragias.-

Coge una de las piernas y las estudia con cuidado. Luego hace lo mismo con la otra y, a continuación, con los brazos.

-Evidencia de lesiones en las extremidades, principalmente en las superiores. Las manos presentan signos de abrasión y existen restos bajos las uñas. Se recoge muestra para su posterior análisis. Se documenta como prueba número 26.-

Después el forense aproxima una enorme lupa que cuelga del techo y que lleva incorporada una luz. Ves como, a través de ella comienza a revisar la boca. Vuelve los labios para buscar marcas y se esfueza por extraer la lengua tanto como es posible en busca de lesiones. Del bolsillo de su bata extrae unas pinzas y con ellas, saca de la boca lo que te parece un diente.

-No se aprecian signos destacables en la boca, excepto la ausencia de dos piezas dentales. Una de las piezas se localiza en la cavidad bucal. La otra pieza es posible que se haya extraviado en la recogida del cuerpo, incluso, que haya quedado en el lugar de los hechos. Las heridas que presenta la boca por dentro se corresponden con las fracturas que se observan externamente. En cuanto a la nariz, el tabique nasal presenta fractura. No se aprecia nada singular en las orejas, excepto una perforación en el lobulo derecho, con aspecto de haber sido realizado hace tiempo puesto que ya se encuentra cicatrizado. El origen es, posiblemente, estético, aunque el cadaver no traía pendientes. El ojo derecho no presenta singularidad alguna. La cuenca del ojo izquierdo se encuentra prácticamente vacia. El globo ocular ha desaparecido aunque se aprecian restos del humor vítreo en la cuenca. El nervio óptico se distingue al fondo y aún mantiene rastros de coroides y retina. La causa probable para la desaparición del ojo izquierdo ha sido el hundimiento craneal del parietal izquierdo.-

El forense vuelve el cadaver con esfuerzo y, separando las nalgas, observa el ano con atención.

-No se aprecian lesiones en la zona genital ni anal-

El forense vuelve el cuerpo a la posición anterior.

-Conclusiones. Se trata de una muerte violenta. La causa inmediata de la muerte es traumatismo craneoencefálico, la causa fundamental de la muerte son múltiples lesiones. Es casi seguro que el primero se originó en el transcurso de las lesiones. A su vez, las lesiones se corresponden casi con seguridad con agresiones físicas. No es imposible que las mismas hayan ocurrido por un accidente de montaña pero la distribución, con evidente presencia en la parte superior del cuerpo, se correspondería más con actos intencionados. Por otra parte, el sangrado en algunas fracturas pero ausente en otras, es indicativo de que se produjeron en momentos diferentes del tiempo. En cualquier caso, la ausencia de cualquier proceso de cicatrización, implica que fueron procesos casi consecutivos.-

El forense se quita los guantes. Apaga el magnetófono y se acerca al fregadero que hay en un lateral para lavarse las manos

-¿Tiene alguna pregunta? He acabado y voy a empezar a recoger pero supongo que esa parte ya no es tan interesante-

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07/05/2017, 18:30
Fausto Godoy

Las dudas sobre el caso que le habían asignado persistieron en el camino durante un par de horas. Pero pronto las olvidó, no porque se hubiera convencido de que hubiera indicios racionales de criminalidad, y mucho menos porque se pudiera hablar ya de notitia criminis, sino porque, simplemente, no había nada que rascar. Los pensamientos sobre lo poco ortodoxo de todo aquello se habían convertido en un razonamiento circular que se alimentaba a sí mismo y no llevaba nada.

Acabó por aburrirse y dejó de pensar en ello. Solo condujo, y la preocupación de cumplir con el deber quedó en la carretera, sustituida por el mal sabor de boca que le había dejado el descontento de Sandra. Un descontento que tenía su lógica, no se le podía negar. Pero era cada vez más frecuente, y cada vez con más prisas por solucionarlo. Al salir por la puerta a Fausto no le había quedado muy claro si ella estaba enojada por empatía, por comprender el fastidio que era para él dejar su puesto en Madrid; o por molestia personal, un ramalazo de egoismo. Fausto llevaba bastante tiempo con cierta amargura mordiéndole en la nuca, una sensación difusa de la que no siempre era consciente pero que sí, estaba ahí: algo no estaba funcionando, y a lo mejor estaban poniendo más parches que soluciones.

La carretera es así. Las horas de camino se pasan con la cabeza en otra parte. Pero, por fin, llegó a Santander a buena hora. Se presentó ante el forense Ortiz y no pudo evitar analizarlo. Hablaba mucho, se explicaba mucho.

Lucas Ortiz también había sido designado a dedo para hacer este trabajo, otra maniobra poco ortodoxa del director adjunto. Normalmente, las autopsias se van resolviendo por turno de recepción y asignación de guardia, y no por gusto.

...un forense nuevo... sin prejuicios...

No podía negar que eso siempre era útil. Trabajar con la mente en formato tabula rasa en cada caso permite ver las cosas con perspectiva limpia. Pero, en todos los campos, es mejor la experiencia que te dan los años. En la medicina forense, esa experiencia te permite encontrar indicios y muestras que de otro modo te pasan desapercibidas. Es la diferencia entre saber distinguir un diente de animal de uno humano, y saber distinguir un molar de un premolar con la observación de una pieza dental incompleta y rota.

Pero no sería Fausto el que dudara de la profesionalidad de aquel forense. Él mismo también era un policía joven y no por eso menos implicado.

Y ahí estaba. No era su primer cadáver, ni mucho menos. Tampoco era su primera autopsia. Tampoco era la primera vez que le llegaba esa sensación de... ¿qué? De extrañeza, de frialdad. Había algo en las salas de autopsias que siempre le parecía deshumanizado. Encontrar un cadáver en la escena de un crimen siempre es terrible, pero es algo «vivo». Es el resultado de una tragedia, hay signos de actividad, de violencia, o de pena y horror. El cadáver está postrado como en un cuadro, inerte, pero forma parte de un todo, de una viñeta. No sabes quién es, pero tiene nombre.

En la sala de autopsias es al revés: el cadáver tiene nombre pero no sabes quién es. Al menos, esa era la impresión que le causaba a Fausto. En la camilla el cadáver deja de participar de una escena, es un simple trozo de carne, blando, fofo, pálido, vacío. Es abierto, despiezado, descuartizado, analizado con mirada fría y académica. Se convierte en un caso de estudio, un número hecho de carne. Para Fausto, nunca estás tan muerto como en una sala de autopsias. En un velatorio, los muertos al menos van vestidos y adecentados: tienen humanidad, una vida, un recuerdo. En la camilla, son piezas trémulas y anónimas, sin pasado. Desnudos y muertos todos somos iguales.

Se mantuvo apartado como le pidió Ortiz, tomando notas en su libreta. Había cosas que merecían su atención. Respecto a la indumentaria, convendría revisar el contenido del reloj digital. Muchos modelos de esos aparatos guardaban información de interés sobre el dueño o sobre la actividad que estuviera haciendo antes de la muerte. Quizá incluso hubiera grabado algún mensaje de voz, aviso o alarma. Habría que inspeccionar, también, las demás pertenencias que se hubieran encontrado: cartera, mochila, contenido de los bolsillos... todo.

El olor del ozono de la sala le picaba la nariz. Era incómodo si no estabas acostumbrado a ello. Y para estar acostumbrado tenías que pasarte allí todo el día. Pero no era momento de salir de allí. Siguió escuchando y anotando. El muchacho mostraba terribles heridas, pero a primera vista no parecían impropias. Se había despeñado por un barranco y eso era garantía de fracturas múltiples y de todo tipo. Había pequeños detalles que podrían significar algo, o directamente nada en absoluto.

...agujero para pendiente, sin pendiente... Algo totalmente normal, y también era dudoso que, de haber pendiente, fuera una joya valiosa. Pero quién sabe.

...diente perdido... Quizá hubiera quedado en el barranco. Otra prueba que podría significar algo, o nada.

La autopsia acabó y Ortiz le presentó sus conclusiones: probable agresión antes de la muerte. Era difícil de asegurar, pero según el forense, el chaval había sido maltratado antes de despeñarse por el barranco.

...ok... tomemos eso como una posibilidad, un indicio por el que interesarse... ¿Cuánto tiempo?...

– Si he entendido bien, el chico murió a causa de una agresión y el cuerpo cayó después por el barranco. Actos consecutivos, ¿correcto? ¿Es posible que pasaran horas entre un suceso y otro?

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09/05/2017, 23:06
Equidna - Narradora

-El cuerpo, señor Godoy, es una máquina maravillosa y perfecta. A diferencia de un ordenador o un coche, si algo no le funciona se autorrepara. Lo que sucede es que, en ocasiones, la reparación va más lenta que el avance de los destrozos. Volviendo a nuestro cadaver, algunos de los cortes que han causado las hemorragias tiene un leve inicio de cicatrización. Muy muy leve. Es probable que, entre el momento en que se inició y el momento de la muerte, no hubiese transcurrido ni una hora. Pero también podría ser que sólo hubieran pasado cinco minutos. Por eso digo que fueron consecutivos. Por otro lado ¿ha visto alguna vez el cuerpo de un suicida que se lanza desde mucha altura? La cabeza se fragmenta como una sandía, en múltiples trozos que se esparcen. En cambio, la mitad del craneo de ese chico, está hundido hacia dentro. Eso no lo hace una caída. ¿Podría ser que hubiese caido de cabeza sobre una roca? Sí y explicaría el hundimiento pero entonces ¿de donde son el resto de fracturas? Si bajas directo como para parar el golpe con un hemisferio de la cabeza ¿por qué varias costillas te han perforado un pulmón? No. La única explicación razonable que se me ocurre es una paliza con un despeñamiento posterior. ¿Es imposible que sólo se deba a la caída? No, pero es muy improbable, muchísimo. En cuanto al tiempo entre uno y otro, en las que se detecta un inicio de cicatrización,  es algo tan leve que, como le decía, no creo que haya transcurrido más de 1 hora y me inclino a creer que fue casi simultáneo. Pero esto último sólo es una conjetura, no hay manera científica de probarlo-

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09/05/2017, 23:39
Fausto Godoy

Fausto escuchó atento. El forense parecía convencido de que había habido violencia. Pensó que todavía tendría que inspeccionar el barranco, porque todavía era posible que, simplemente, el joven cayera y se golpeara con varias piedras o árboles en diferentes partes del cuerpo, hasta «aterrizar» donde fue encontrado. Pero esa posibilidad no excluía la hipótesis del forense: podría haber sido agredido y luego golpearse con una buena colección de rocas. Una cosa no quitaba la otra.

– Entiendo, mal asunto. ¿Algún detalle más que le haya llamado la atención?

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12/05/2017, 15:31
Equidna - Narradora

-¿La atención? No especialmente. Casi todo era bastante normal. Aunque ahora habrá que analizar las pruebas extraídas y podrían darnos alguna indicación de algo más. Ya sabe el contenido del estómago, los restos de las uñas... ¿quiere que le haga llegar una copia del informe cuando lo envíe al juzgado y a su jefe?- te consultó el forense con un ofrecimiento sincero.

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12/05/2017, 22:44
Fausto Godoy

– Sí, por favor –le tendió una tarjeta con su número de teléfono y dirección de correo electrónico–. Remítame los informes del laboratorio, esa es mi dirección. Y puede llamarme para lo que sea.

La experiencia le decía que los análisis criminalísticos tardaban varios días. En algunos casos, incluso semanas. Pero viendo el interés del director adjunto, y su capacidad para mover los hilos, quizá fuera posible que en un par de días el laboratorio hiciera su trabajo. Le interesaba en especial conocer el análisis de las uñas. Si de verdad había agresión, era bastante probable que se encontraran restos del agresor en ellas. En análisis de sangre y el del contenido del estómago le hablaría de drogas, algo que en ese contexto le importaba menos... a no ser que fuera algún ácido o setas. No sería la primera vez que un alucinógeno llevara a alguien a tirarse por una ventana, ponerse agresivo o, quién sabe, huir por el bosque de un fantasma inventado hasta tropezar y caer por un barranco. Cosas más raras ha hecho el LSD y similares. Los análisis hablarían.

Fausto miró el reloj. No tenía ganas de conducir de noche por carreteras secundarias hasta un pueblo perdido. Pero tampoco quería perder la oportunidad de inspeccionar personalmente las pertenencias del chico. Mientras fuera posible, quería encargarse personalmente de todo lo que pudiera. Se aseguraría de no dejar nada al azar, no fuera que el director adjunto tuviera quejas.

– ¿Me enseña las cosas del chico? Quiero echarles un ojo.

En las pertenencias podría haber pistas. Si de verdad había habido una agresión, quizá se tratara de un robo. Sería necesario catalogar las pertenencias y comprobar si la familia echaba algo en falta. Y salvo que se tratara de una agresión fortuita de un loco hijo de puta que pasara por allí, los teléfonos móviles solían tener datos de interés. En realidad, la mayoría de las peleas acababan siendo cosas de familia o amigos, líos de faldas o problemas de dinero o drogas. Y esas mierdas solían dejar rastro en teléfonos u ordenadores.

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15/05/2017, 12:29
Equidna - Narradora

El forense recogió tu tarjeta y se comprometió a enviártelo en cuanto lo tuviesen. Luego te acompañó hasta una sala semivacía. Una mesa con una caja era lo único que había en la estancia. En el techo, 4 cámaras grababan desde todos los ángulos.

-La custodia de las pruebas es muy importante, no se puede romper. Aquí sólo tenemos lo que el cadaver tenía encima, como bien sabe. Está todo dentro de la caja. Si es tan amable de firmarme el registro como justificante de que ha accedido a las mismas...- te pidió entregándote un boli y una carpeta.

Después de que firmaste, se despidió de ti para ir a recoger el cuerpo y te dejó solo en la sala.

Abriste la caja. En la misma había una cartera, un móvil y el reloj que el forense había quitado del cuerpo en la autopsia*.

El reloj no tenía nada de especial. Era un reloj barato. Con el golpe se había roto el cristal pero no habia dejado de funcionar.

El movil era un Samsung S5. Un buen móvil pero no un último modelo. No tenía clave, así que deslizando el dedo por la pantalla pudiste acceder. Le quedaba bastante batería, un 75%. Revisaste las llamadas y te sorprendió ver que no había demasiadas. De hecho, todas las llamadas de los últimos 6 meses eran de dos telefonos fijos; abuela_casa y m&p_casa. Hace 6 meses sí había más llamadas, a varios móviles. Cuanto más alejado en el tiempo, más llamadas a más numeros. Había llamadas a los numeros de Carles, Andrea, Turko, Gole, Lau...

En la pantalla inicial está el icono del emal. Cuando entras ves que no tiene casi nada en la bandeja de entrada, todo es publicidad. 

No ves iconos de Whatsapp, Line... pero cuando entras en las aplicaciones ves que no lo tiene instalado.

En la cartera hay un billete de 10 eur, el DNI, una tarjeta de una discoteca de Barcelona, un carnet de acceso a una biblioteca también en Barcelona y un carnet de acceso a un gimnasio también en Barcelona. Los carnet tienen vencida la fecha de validez desde hace un par de meses.

Los datos del DNI hablan de Luis García Sanjuan, de 17 años, con domicilio en Barcelona y nacido también allí.

Notas de juego

*Reloj digital

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15/05/2017, 13:31
Fausto Godoy

Luis, un chico de 17 años que murió como había vivido: solo. No es que fuera un ermitaño, pero sus pertenencias hablaban por sí solas. Y a Fausto le sorprendió, porque en el 2017 no se encuentra algo así con frecuencia. Más bien, nunca.

Un teléfono casi sin actividad, sin WhatsApp ni similares. Las únicas llamadas recientes, a la abuela y a m&p... presumiblemente «mamá y papá». El chico tenía amigos, pero le habían dejado atrás, o él se había alejado, porque esas relaciones había quedado en el pasado. ¿Un chico problemático? ¿Un solitario patológico? No siempre lo fue, en algún momento había tenido amigos con los que relacionarse. ¿Tendría problemas mentales que se hubieran agravado en el último año? ¿Y qué hacía ese barcelones sin amigos, solitario y triste viviendo con su abuela en un pueblo perdido de un monte de Cantabria? ¿Un solitario aficionado al campismo?

Fausto anotó nombres y números de teléfono. No era imposible que el teléfono guardara algo más. Los del laboratorio se harían cargo del teléfono, volcarían sus datos y analizarían si tenía contenido que hubiera sido borrado. Era extraño que el chico no usara mensajería de ningún tipo, quizá sí la tuviera pero borró la aplicación en algún momento. ¿Por qué? El laboratorio lo diría. Y lo mismo para el correo electrónico: spam y ya.

¿Dónde está toda la actividad digital? Es más, ¿dónde estaba todo el vicio? ¿Sería posible que un chico de 17 años con un smartphone no lo tuviera todo lleno de porno y fotos de su polla?

Para Fausto, todo aquello olía a trastorno psicológico. Amigos perdidos, actividades olvidadas y distancia. En el último año, Luis se había ido alejando del mundo que conocía hasta quedarse totalmente solo en un paraje perdido, por dentro, y por fuera.