Partida Rol por web

Los años pasaron y pasaron... Su padre falleció, un día haciendo limpieza encontraste una caja de cartón que ibas a tirar, habían cartas, cartas de Ben que nunca llegaron a tus manos, habían casi 20, hasta que seguramente se cansó por no tener respuesta, aquello te puso muy triste, y por algún motivo preferiste no remover el pasado, ya había pasado mucho tiempo.

Ahora tienes 40 años, jamás te casaste ni tuviste hijos, pero si tienes novio, pareja estable, se llama Tom Rogan, es… triste, pero tiene el mismo carácter que tu padre, es dominante aunque no te pega, te controla en todo y tu… te dejas controlar.

Triunfaste como diseñadora de ropa de moda y Tom además es tu socio en la pequeña empresa de diseño y confección de ropa situada en Chicago, Illinois

Hoy 28 de mayo de 1985 es un gran día, os vienen a visitar unos japoneses, para conocer la empresa y tus diseños en persona, si quedan contentos os pueden ofrecer un contrato enorme.

Es por la mañana y estás en tu estudio, dentro de la pequeña empresa, afuera resuenan las máquinas textiles y dentro tienes una mesa enorme para hacer tus dibujos y una mesa de despacho para el papeleo, Tom tiene una mesa también en el mismo estudio.

Tom está sentado en su mesa – Ya han llegado los japoneses, pero es conveniente que les hagamos esperar un poco ¿Cómo van esos nervios?

Realmente estaba nerviosa, pero sobretodo estaba ansiosa por ver si al final los japoneses se animaban a comprar mis diseños.

- No quiero hacerles esperar demasiado, a mí no me gustaría que hubiesen llegado tarde. suspiré profundamente. Sonreí y le toqué la mano suavemente, apenas nos besábamos de vez en cuando, así que era normal que no lo hubiera hecho ahora. ¡Vamos allá! sonreí más al salir por la puerta y escuchar más fuerte el ruido de las máquinas gestionando mi ropa. Era un sonido que me encantaba y me relajaba, era como si no existiera nada más. Me evadía completamente.

Nada más salir por la puerta te aborda la secretaria de la empresa, Pamela, una mujer de tu edad, con el pelo rizado, un poco cotilla, pero hacía muy bien su trabajo.

- Señorita Marsh, tiene una llamada de Maine, dicen que es importante – Te indicó.

Tom, antes de que pudieses hablar cortó por lo sano – Pam, ahora no, te he dicho que no nos pasaras llamadas – Tom en su línea, autoritario y como era tu padre merecía la pena que no se enojara.

No tenía a nadie en Maine que pudiera hacerme pensar que fuera realmente importante, además Tom se había impuesto de nuevo y no le contradecía. Pam, cielo, toma los datos y luego le llamaré. Gracias, siempre era amable con la gente, es algo que le gustaba ya fuera en el trabajo como en su vida diaria. No costaba nada ser amable.

Aunque desde que su padre falleciera, se sentía extraña, como liberada... una sensación que nunca antes había tenido.

Tom te miró con aprobación tras tus palabras, no esperaba menos de ti y prosiguió con el tema del día, los japoneses.

- Escucha, nos están esperando, primero les enseñaremos el establecimiento, que vean los diseños, firmamos el contrato y todos seremos ricos, pero tienes que mantener la calma… - Para decirte esto se sujetó un poco la barbilla para que lo miraras a los ojos

Luego proseguís caminando hasta que llegáis a donde están los cuatro japoneses, os saludan con una leve inclinación al estilo oriental.

Conocía bien el protocolo, me lo había explicado Tom varias veces ya, pero aún así le escuché y asentí sonriente.

Cuando vi a los japoneses, me resultaron todos iguales, era la primera vez que veía gente oriental de cerca, excepto en las películas claro. Le hice la misma reverencia en señal de respeto, tal y como me habían dicho que hiciera, y después les sonreía dándoles la bienvenida a mi ciudad y a mi negocio.

La presentación fue todo un éxito y el contrato se consiguió, os habíais asegurado un montón de trabajo y un montón de dinero, después se te olvidó por completo la llamada de teléfono y os marchasteis a celebrarlo a vuestro apartamento, en la cama y con champagne, Tom y tú mano a mano.

Estás en la cama con solo un picardías puesto y Tom se va al baño en ese momento el teléfono suena, lo coges…

- Bebery, soy Michael, Michael Hanlon ¿Te acuerdas de mi? – Entonces los recuerdos inundaron tu mente, Derry, Ben, los chicos, el payaso… ataste cabos, la llamada de Maine esta esta, era Michael, el chico de color, el que le gustaba bucear en la historia…

- ¿Estás ahí? Ha vuelto a suceder, recuerda la promesa que hicimos, me llamado a los demás están en camino, es muy importante que vengas – Sabías que a Tom le iba a sentar como un tiro, pero… quizás ya estaba bien de que te controlara tanto, no pudiste evitar pensar en Ben y que te trataba de una forma muy distinta…

Me había quedado tan sorprendida que no articulé palabra mientras escuchaba a Michael.

- Sí, sí, estoy escuchándote. Conseguí decir al final. Claro que te recuerdo. Es solo que... hace tanto tiempo. ¿Dices que ha pasado de nuevo? ¡Oh Dios Mio! ¿Estáis todos bien? no atinaba a decir el nombre de Ben, recordó las cartas, las escenas fueron viniendo a su mente poco a poco... ir de la mano, abrazarle, el cine, la cabaña, las peleas con el matón del pueblo... y luego lo peor... la pesadilla, le costó años de terapia quitárselo de la cabeza en su adolescencia, pero al final, parecía solo eso, una pesadilla de una noche del pasado.

Suspiré profundamente, claro que voy, yo también lo prometí. Estaré ahí mañana por la mañana. Si cogía el coche aquella misma noche estaría allí antes de amanecer. No podía perder más tiempo. Quizás pillara todavía algún tren y así podría dormir en él.

Mientras hablaba por teléfono pensaba en lo que necesitaba y me movía por la habitación todo lo que me daba el cable para poder ir cogiendo la bolsa de viaje y las cosas más imprescindibles.

- Si, así es – Te confirmó

– Creo que están todos bien, sólo yo vivo aún aquí, ven a Derry, he reservado mesa en el restaurante japonés para mañana por la noche, sólo hay uno así, no tiene pérdida, tienen pequeñas salas privadas, he reservado una para que podamos hablar tranquilamente, te espero Beberly… - Colgó

No te diste mucho tiempo a pensar, quizás eso era lo mejor, comenzaste a coger lo necesario, un poco de ropa, cosas de aseo… ya tenías la bolsa de viaje prácticamente preparada cuando regresó Tom.

- ¿Quién ha llama…? – Se quedó de piedra al verte ya vestida y con una bolsa de viaje a punto de ser cerrada, el seguía vestido únicamente con unos calzoncillos – Pero… ¿Se puede saber que ocurre? ¿A donde crees que vas? – No daba crédito

- Tengo que irme a Derry, me necesitan allí. Volveré en unos días. Dile a Pamela, que me tomo esas vacaciones que siempre estoy atrasando. Tom, lo siento pero iré sola. terminé de cerrar la bolsa y de pensar que tenía todo lo que podría necesitar. ¡Ah! se me olvidaban las cartas de Ben, podría leerlas en el tren de camino a Derry.

Volví del otro cuarto con ellas en una bolsa de papel y las metí en mi bolso personal. Después me volví a Tom: Cuidate. Volveré pronto.

Después me marché del cuarto. Rumbo a la estación de tren. Con suerte pillaría el último... quizás hubiese un expreso nocturno...

Su rostro enrojeció de ira y cuando ya te disponías a salir te dio un fuerte bofetón en la cara, dolió, Tom hasta ahora jamás te había pegado y en estos momentos te recordaba tanto a tu padre.. eso si, ahora no eras una niña en un mundo de mayores, eras una mujer capaz de tomar sus propias decisiones.

- ¡Calla! ¡El mismo día que te consigo el contrato de tu vida te quieres ir para ver a un antiguo novio! Yo… Si, yo ya veía venir esto… olvídate de tus planes nena… - Se quita el cinturón del pantalón – Hacía mucho que no usaba esto… - Si, estaba casi ido del todo

No pude evitarlo, me dio por reír, reír a carcajadas como nunca antes lo había hecho, al menos no en mucho tiempo.

- ¡DÉJATE DE GILIPOLLECES! Y COMO VUELVAS A TOCARME TE MATO, CABRÓN ENGREIDO. Más vale que estés fuera de esta casa cuando vuelva, o te vas a enterar de lo que esta "nena" es capaz de hacerte. Ya me maltrataron una vez, deberías saberlo, no va a volver a ocurrir. Y si se te ocurre pegarme de nuevo, puedes darte por muerto, la cárcel será poco comparado con lo que yo te puedo hacer. Mis fuerzas salieron de muy adentro, de mucha rabia contenida, de mucha falta de cariño, y de rememorar recuerdos olvidados, tristemente olvidados. Nunca debí olvidar a Ben y mis amigos en Derry.

Simplemente me di la vuelta y me marché.

Al principio lo dejaste con la boca abierta, jamás se hubiese esperado una reacción así por tu parte, hasta ahora siempre te habías comportado de manera dócil, y eso a él le encantaba, en cambio ahora…

Pero ya cuando cerrabas la puerta le oíste gritar - ¡Esto no terminará así! ¡Vaya que no, tendremos una larga charla tú y yo!

Diste un portazo y bajaste por las escaleras de forma precipitada, no tenías ni ganas de esperar al ascensor, llegaste a la calle, la bolsa pesaba demasiado para ir tirando de ella hasta la estación, quizás lo mejor sería coger un taxi, otra buena alternativa a los trenes eran los aviones, Estados Unidos está muy bien comunicada y podías tomar uno a Bangor, en todo caso la decisión era tuya.

Mientras llamaba al taxi sopesaba las opciones, finalmente me decanté por el avión.

- Al aeropuerto por favor, dije convencida y satisfecha.

Lo cierto es que mientras iba, mi corazón latía muy fuerte y no solo por la escenita con Tom, también por lo que me esperaba al bajar, en Derry... Creo que me daba menos miedo aquel payaso idiota que ver de nuevo a Ben Hanscom, seguramente ya no se parecía en nada al joven tímido y gordito que fue... además... ¿me odiaría por no haber contestado ninguna de sus cartas?

Las cartas... mientras esperaba para entrar al avión aproveché para leer la primera de todas, la que tenía fecha más antigua.

- Muy bien señora – Si, no te extrañó que te llamaran así, ya estabas acostumbrada por la edad – ¿Me permite que le pregunte a donde va? El aeropuerto es grande y dependiendo de esto entramos por un extremo u otro, por cierto ¿Está bien? – Se te veía un poco alterada.

…

Hola Beberly

¿Cómo ha ido la mudanza? Ya te echo de menos, los otros chicos también, claro.

Pero bueno, espero que nos podamos ver pronto, este año se me va a hacer un poco duro, en fin, nada de ponerse tristes.

Por cierto, gravé tu nombre en el tronco de un árbol, en los barrents, el de la cabaña no, que no quiero que lo vean los chicos, el último del camino.

Bueno, ya me dirás que tan todo, espero tu respuesta de forma ansiosa, pero nada, te deseo que te vaya muy bien.

Ben.

…

Era una carta cortita, pero significativa

- Estoy bien... algo alterada por unas malas noticias, pero estoy bien. Gracias. Pues no tengo billete, así que tendré que ir a los mostradores para un avión a New Hampshire, a Derry, voy a Derry... voy a casa... se me rompió la voz un poco al decir el nombre de nuestro pueblo, apreté el bolso con las cartas de Ben y lloré, algo que desde hacía mucho tiempo no podía hacer. Mi coraza se había endurecido tanto, que mi corazón solo latía para mover mi sangre, ya no sentía, estaba insensible a todo y respiraba casi por intuición.

...

No puede evitar imaginarme al pequeño Ben escribiendo aquella carta una y otra vez, hasta sentir que había acertado con las palabras adecuadas, y deseé ir corriendo a ver mi nombre en aquel árbol.

Deseaba con todas mis fuerzas llegar a Derry... cuando tantas veces lo había odiado y estaba segura que era lo mejor alejarse de allí, ahora me sentía fatal por haberme marchado.

No puede evitar imaginarme al pequeño Ben escribiendo aquella carta una y otra vez, hasta sentir que había acertado con las palabras adecuadas, y deseé ir corriendo a ver mi nombre en aquel árbol.
Deseaba con todas mis fuerzas llegar a Derry... cuando tantas veces lo había odiado y estaba segura que era lo mejor alejarse de allí, ahora me sentía fatal por haberme marchado.
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- Oh… vaya, lo lamento… - El taxista no habló más, notó que estabas emocionada, seguramente pensó que había fallecido algún familiar así que al final cuanto te despediste de digo unas amables palabras – Que vaya todo bien, muchos ánimos – Y el taxi se fue

…

En el avión volando de noche seguías revisando aquellas cartas, no podías evitar sentirme mal aunque no tuviste culpa ninguna, fuiste con tu padre, no tenías más opciones… En el resto de cartas te contaba las novedades y siempre decía que te echaba de menos, la última carta fue más corta y sentida.

Hola

No se el motivo por el que no me respondes, quizás no tengo bien tu dirección, quizás ya no te vuelva a ver más, o quizás si, no sé, para mi siempre serías especial.

Ya no habrá más cartas, pero no me olvido de ti.

Ben.

- Gracias, dije al taxista algo apenada, aunque después no me dio tiempo de nada, corriendo fui al mostrador de la compañía aérea para solicitar pasaje en el próximo vuelo, tenía que ser el próximo. Menos mal que tenía dinero, porque costó mucho más de lo que pensaba. Pero no lo dudé ni un instante.

Después corriendo hacia la terminal, control de la policía, revisión de la maleta, etc... una vez junto a la puerta, ya me senté más tranquila, solo faltaba esperar un rato para coger el avión.

Mientras leía la última carta de Ben, lloraba a moco tendido sin poder consolarme, ojalá una, solo una vez le hubiera escrito, pero al no recibir ninguna carta suya, pensé que ya se había olvidado de mí, entre eso y que era imposible que enviara una carta sin que mi padre lo supiera, buf... suspiré, mientras trataba de secarme las lágrimas... cómo fue tan tonta de no enviar al menos una... además conocía su dirección... es más... ¿cómo supo él la mía? No lo recordaba pero seguramente se la di a escondidas antes de marcharme, ya que estuvimos viéndonos varias veces a escondidas antes de marcharme.

Ahora recordaba aquel día, aquella despedida, ninguno de los dos sabía qué hacer o qué decir... no quería llorar y él tampoco, pero se agolpaba todo en los ojos, la garganta y en el corazón.