Partida Rol por web

La oscuridad es total. No hay la más mínima diferencia a cuando hace unos escasos minutos estabais inconscientes y envueltos en el más profundo de los sueños. No alcanzáis a ver nada porque no hay nada que ver. Lo único que sentís es el tacto del frío suelo metálico en vuestros rostros, por tanto os sabéis tumbados. A pesar de que no podéis ver absolutamente nada sois capaces de escuchar las respiraciones aceleradas y nerviosas de los demás, aunque el hecho de saber que no estáis solos y que alguien más os acompaña en esta inverosímil circunstancias no os hace estar más tranquilos… más bien todo lo contrario.

Poco a poco os incorporáis tanteando el suelo y cuando apenas habéis conseguido poneros en pie, de pronto toda la sala se ilumina con una potente luz blanca. La súbita luminosidad os ciega temporalmente, pero cuando recuperáis la vista os encontráis a vosotros mismos en una habitación de techo, suelo y paredes metálicas en cuya superficie se refleja la luz de los focos del techo. No hay nada en esa habitación salvo dos elementos a destacar: una puerta cerrada en la pared oeste de la sala sin picaporte aunque con una especie de ranura al lado como para introducir una tarjeta, y una lente roja con mucha apariencia de cámara de seguridad sobre ella.

En la habitación hay cinco personas en total, y podéis comprobar que todos vais vestidos con un extraño uniforme azul, como de guardia. Observáis además que en las camisas cada uno lleva un número identificativo. Todos lleváis un cinturón negro con un cuchillo grande guardado en su funda, salvo uno de vosotros; el hombre con el número 1 en su uniforme, que lleva una pistola.

¿Dónde estáis? ¿Por qué estáis allí? ¿Qué son esas ropas que lleváis? ¿Por qué no sois capaces de recordar cómo llegasteis allí? Esas son las preguntas que os asaltan... y sin embargo ninguna respuesta es clara.

No entiendo nada. Ese Fergusson me las va a pagar o me va a conseguir buenas peleas, sino le arrancaré los dientes.
Omada pensaba mientras terminaba de discernir su situación. De golpe Ve a un Montón de gente con cuchillos, y el...¿que tiene?... ¡un arma de fuego!. El japonés empieza a lanzar improperios y a agitar la pistola hacia todo el mundo. En japones dice...
- ¿Quien carajo son ustedes?¿ Donde estoy?-

Al ver que la mayoría se encontraba sorprendidos y dubitativos preguntó otra vez pero ahora en ingles. Mientras bajaba el arma. PArecía que todos estaban en la misma situación que el.

Omada Matsumada. dijo al hacer una reverencia sin perderlos de vista.

Uuuf... Cuando Diane abrió los ojos, un terrible dolor acudió a su cabeza. Se incorporó frotándose la sien derecha. Cual fue su enorme sorpresa al comprobar que se hayaba en una habitación junto con otras cuatro personas, vestida con un mono azul, y ¿qué era eso que le colgaba del cinto? ¡Un cuhillo!. El rostro de un hombre acudió inmediatamente a su mente.

-¿Pero qué coño..?- Se levantó bruscamente, algo mareada aún, buscando algún punto de orientación, cuando un tipo oriental sacudía algo metálico. Diane pudo comprobar que era el único con un arma de fuego,y su primera reacción fue llevarse la mano al cuchillo, aunque se calmó al ver que se tranquilizaba, bajaba el arma y se presentaba, en un inglés perfecto.

-Diane Grant.. ¿Qué es esto?- Su voz sonó más grave de lo normal. Tenía la garganta seca y el corazón le palpitaba rapidamente. Apretó la espalda contra la pared, vigilando cada uno de los movimientos de los demás.

¿Que ha ocurrido?¿Porque está todo tan oscuro?¿Donde estoy?

Estoy asustada, empiezo a respirar rápidamente y de forma dificultosa, pierdo el control de mi misma, quiero gritar y llorar ¿que está ocurriendo? ¿que ha pasado? doy una gran inspiración para tratar de tranquilizarme, controlando mi cuerpo y mi mente ya no eres una niña pobre y llorona, eso forma parte del pasado, concentrate estúpida.

Logro relajarme y escucho a gente respirar nerviosos y aturdidos a mi alrededor. De pronto las luces se encienden, cegándonos a todos momentaneamente y haciéndome cerrar los ojos. Mantengo estos en apariencia cerrados, tratando de observar a los que me rodean, percibiendo a duras penas cuatro figuras borrosas que corresponden a varios hombres que comienzan a incorporarse, aturdidos por la situación.

No se donde estoy, no se lo que ha ocurrido ni lo que debo hacer, debo investigar algo más haciendome la dormida un poco más y buscando puntos a mi favor. En toda competición es bueno que los otros te crean más debil, para que no se sientan amenazados, tal vez debería hacer algo de teatro.

La sensación fría de un suelo metálico generó en G'romm una reacción de guardia. Se despierta de sobresalto y mientras inspecciona el lugar en posición defensiva, descubre que no está en su lugar de procedencia, se examina cuidadosamente dándose cuenta de cada detalle en sí mismo. -¿Un traje azul y un cuchillo en un cinto negro? - se pregunta el angustiado ser mientras piensa que ya no se pertenece sino que forma parte de algo para entretenimiento de otros.

A una distancia media, se da cuenta de dos personas, una mujer y un hombre oriental con un arma. Al darse cuenta que ambos portan el mismo uniforme, decide ir a saludarlos pero con cierta cautela pues no sabe de qué se trata todo esto......................

Hola!!!! grita mientras se acerca a ellos extendiendo los brazos en el aire con las palmas de las manos abiertas dando indicio que no es una amenaza...............................

Noto el frio contacto del suelo con mi cuerpo y me levanto sobresaltada abriendo bruscamente los ojos. Palpo la pared a mi espalda y me incorporo lentamente con la respiración acelerada por la incertidumbre y el miedo.

Respiro profundamente tratando de tranquilizarme, escuchando a mi alrededor y palpando mis ropas, percatándome de que no son las mismas que tenía antes de dormir y de que tengo una especie de cuchillo colgado.

Presa del pánico caigo al suelo de rodillas mientras sollozo -¿Laura? ¿Estas ahi? ¿Cubi? Chico, ven conmigo porfavor, te daré una galleta, ¿Laura? ¿Que está ocurriendo? -pregunto con voz temblorosa mientras las lágrimas recorren mi rostro.

Por favor,¿Hay alguien? ¿Que está ocurriendo? ¿Donde estoy? - continuo preguntando angustiada -no me hagais daño por favor. Por favor, por favor, tengo que estar soñando ¿Laura? ¿Laura? -llamo desconsolada mientras mi respiración se dificulta cada vez más.

Antes de que podáis hacer nada, de pronto por algún altavoz de la sala comienza a sonar una potente voz que eclipsa por completo cualquiera de las vuestras.

-Bienvenidos, caballeros-dice. La voz suena distorsionada, como queriendo ocultar cuál es su auténtico tonalidad-. Os doy las gracias por ofreceros a participar en este pequeño experimento sociológico-No os pasa desapercibido el tono sarcástico que utiliza al pronunciar la palabra “ofreceros”-. Ante todo creo que lo más correcto es que me presente, aunque no suelo confesar mi nombre nunca ante nadie, de modo que me haré llamar simplemente el Vigilante, pero podéis llamarme V si así lo deseáis.

>>Supongo que a estas alturas la naturaleza de mi alias ya la habréis adivinado: sí, efectivamente soy yo el que os está observando en este preciso instante a través de esa cámara de seguridad. ¿Por qué? Bueno, estoy seguro de que compartiréis conmigo que todo experimento debe ser observado y estudiado muy de cerca. Y os prometo que durante su transcurso nadie estará más cerca de vosotros que yo.

>>También supongo que os preguntaréis que cómo habéis llegado hasta aquí, y por qué sois vosotros lo elegidos… ¿De verdad importa? Lo único que debería importaros es el modo de escapar de este lugar, lo cual me lleva a la siguiente cuestión: os encontráis en mi laberinto, la Jungla de Metal. Si queréis sobrevivir, únicamente deberéis hacer una cosa: matar a las otras personas que hay en este lugar.

>>Supongo que no lo habíais imaginado, pero en este laberinto hay otras cinco personas rondando por sus pasillos. No obstante a ellas les he otorgado un objetivo diferente. Igualmente tienen que cumplir una misión si desean sobrevivir, por supuesto… pero su misión es la de escapar de aquí antes de que vosotros les matéis. Si ellos lo consiguen, seréis vosotros los que corráis la suerte que ellos deberían haber sufrido.

En este punto, el Vigilante hace una pequeña pausa. Tenéis todos la sensación de que aprovecha ese instante para ver vuestras reacciones a través de la cámara de seguridad.

-Ellos son las presas, y vosotros sois los cazadores. Ellos están desarmados y vosotros no. Ellos están dispuestos a lo que sea con tal de sobrevivir… ¿y vosotros? Debo avisaros también que este pequeño experimento consta de varias fases: una vez completéis este recorrido, los supervivientes pasarán al siguiente, aunque claro está que gozarán de ciertas recompensas por su éxito. Este primer recorrido es ciertamente corto y de escasa dificultad, ideado para haceros entrar en materia y para pulir los pequeños defectos que mi genial sistema pueda tener. Pero a medida que avance mi experimento, el mismo se irá haciendo más sofisticado.

Aquí de nuevo hace una pausa, y podéis notar un cierto tono de placer en sus palabras.

-Permitidme que os exponga las 10 reglas de la Jungla de Metal:

Regla nº1)    Si una presa completa el recorrido… vivirá.

Regla nº2)    Si una presa no completa el recorrido… morirá.

Regla nº3)    Si un cazador mata a una presa… vivirá.

Regla nº4)    Si una presa mata a un cazador… se hará poseedor de sus efectos personales.

Regla nº5)    Si un cazador no mata a ninguna presa… se convertirá en nueva presa.

Regla nº6)    Si una presa mata a un cazador y completa el recorrido… se convertirá en nuevo cazador.

Regla nº7)    Si una presa mata a otra presa… es libre de hacerlo.

Regla nº8)    Si una presa mata a otra presa poseedora de efectos personales de algún cazador… se convertirá en su nuevo poseedor.

Regla nº9)    Si un cazador mata a otro cazador… es libre de hacerlo.

Regla nº10)    Si es pertinente… cualquiera de estas reglas puede romperse.

>>Sabiendo esto, sabed también que no resultará tan fácil sobrevivir: en el laberinto hay varias trampas que, os aseguro, sirven para algo más que para asustar. Aunque por supuesto todas tienen un modo para ser burladas.

>>Um, bueno, creo que ya no me queda nada más por decir. Vuestras presas dispondrán de una pequeña ventaja de tiempo sobre vosotros. Ahora ante vosotros se yerguen una única puerta, pero más adelante encontraréis bifurcaciones en el camino. Por supuesto no es necesario que vayáis juntos si no lo deseáis. Los que queráis formar grupos o incluso intentar en solitario cumplir vuestra misión para evadir la ineptitud de sus compañeros, sois libres de hacerlo. Por cierto, uno de vosotros lleva una pistola, ¿verdad? ¡Ah, hay gente que mataría por tener una en un lugar como éste! Los demás os debéis de sentir muy envidiosos...

>>Todas las puertas de la Jungla de Metal están exentas de picaporte porque todas ellas se abren mediante el contacto: tan solo deberéis colocar la palma de vuestra mano sobre ellas para abrirlas. Las ranuras que hay al lado de cada una de ellas sirven para introducir cierta tarjeta que hará que la puerta se cierre momentáneamente, ideal para escapar de algún perseguidor indeseado. Por cierto, no os molestéis en buscarla en vuestros bolsillos: esa tarjeta está en otro lugar de mi laberinto.

>>En fin, dicho todo esto, sólo me falta por anunciar una última cosa: la veda queda abierta.

Tras estas palabras, la voz se apaga y desaparece de un modo tan súbito como había aparecido.

espasmado, aturdido, confuso y molesto..........................

Ante la situación G'romm solo puede hacer una cosa en estos momentos.......................sonreir

continua avanzando hacia sus "compañeros" para saber si desean hacer cacería colectiva o si cada uno tomara un sendero distinto.

Sea cual sea el caso, él esta planeando su estrategia, es muy orgulloso y quiere ganarle a las leyes naturales ser solo el cazador, pero sin ser cazado.....................................

- ¿estaís todos bien? pregunta mientras continua avanzando hacia ellos.

La calma siguiente a la charla del que se hacía llamar vigilante, sumió a Diane en una espiral de confusos y turbios pensamientos. La cabeza comenzó a darle vueltas, la lengua se le pegó al paladar. ¿Matar a alguien por salir de allí? ¿Tarjetas que abren puertas, jungla de metal?

-¿Qué coño está pasando?- Sentía que se le doblaban las rodillas. No era la primera vez que estaba en una situación díficil, pero si la primera en la que debía elegir entre su vida y la de otra persona a la que no había visto nunca..

Se llevó una mano a la cabeza, intentando despejarse y organizarse las ideas, que ahora eran un torbellino. Lo primero que debía hacer era asegurarse de que podía fiarse lo más mínimo de la gente con la que estaba allí.  Levantó la vista cuando un tipo enorme, se acercó y les preguntó cómo estaban. En ese momento no pudo contestar..

¿Justo yo vengo a tener esto?
Omada nunca tuvo mucha empatía por las armas de fuego, prefería sus puños o algún cuchillo. La realidad es que para el poseer ese arma era una desventaja y , tal vez era un imán de peligro mas que una ventaja. A pesar de la situación parecía tener la cabeza fría. Para mayor seguridad el japonés se apoyó de espaldas a una pared para evitar cualquier ataque sorpresa. Tenía un poder peligroso en sus manos...

Me quedo algo paralizada cuando escucho a V contarnos nuestra situación y el experimento que pretende elaborar con nosotros. Esperaba que fuera algún tipo de competición pero no una cacería de humanos. Debo sobrevivir, ser más fuerte que los demás, tengo que competir y ganar.

Observo a mi alrededor disimuladamente mientras el Vigilante termina de hablar para ver que movimiento debe ser el siguiente.

El japones de la pistola, el es la clave para sobrevivir, debo usar todo lo posible para que se convierta en mi protector.

Con un gesto rápido y disimulado me abro un poco la camisa para que se observen mucho mejor mis curvas y me preparo para actuar.

Me quedo visiblemente estupefacta tras escuchar esa voz que nos alienta a matar a otras personas mientras recorremos un laberinto lleno de trampas. Doy un par de pasos casi sin darme cuenta y tropiezo con mis propios pies, haciendome perder el equilibrio y chocar contra algo que se encuentra sobre la pared.

Palpo el objeto sobre el que he caido y me percato de que pertenece a un hombre de complexión fuerte que se encuentra apoyado en la pared -Perdoneme señor -digo sonrojandome y dando un pequeño paso hacia atrás -no era mi intención, estoy asustada y me he tropezado. Digame si lo he hecho enfadar señor o no le he molestado, no puedo verle la cara, lo siento - continuo mientras me seco un par de lagrimas que caen de mi cara con una mano y con la otra procuro cerrar un poco la camisa que tapa mis atractivas curvas de mujer, aunque no logra disimularlas.

En el medio de la reflexión Omada siente como un suave cuerpo se apoya sobre el. Era una hermosa mujer, mientras ella hablaba el había quedado obnubilado por el roce casual. Sonrojandose ante una situación para el novedosa, Omada hizo gestos de que todo estaba bien. Pero no pudo largar ni un hilo de voz.

No teniendo mucho mas por hacer y habiendosele pasado la verguenza experimentada, Omada se dirigió a la puerta. La veda estaba abierta... quizás eso signifique que es hora de matar, ¿o sería cerrada?. El debía sobrevivir, no habia etica ni moral que pudiera tener lugar en su nueva tarea. El siempre fue un sobreviviente, hoy debería mostrarlo de nuevo.

Noto como el hombre sobre el cual he caido realiza algunos gestos pero no contesta, haciendome sentir bastante frustrada al no saber si le he molestado.

Tras un momento escucho como el hombre da pasos hacia un extremo de la habitación y me adelanto a él apoyándome en la pared (exactamente me apoyo en la puerta).

Señor, dejeme ir con usted, no seré una carga pesada ni le haré perder tiempo. Además se usar el cuchillo si me hiciese falta y tengo el sentido auditivo bastante desarrollado, logrando escuchar cosas que otros no pueden oir -le digo al hombre mirando hacia el lugar donde intuyo que está por sus pasos -por cierto, mi nombre es Ana.

Diane arqueó una ceja. Solos aquí y estos dos se sonrojan como dos colegiales... Sabía que tenía que salir de esa habitación si quería tener una oportunidad de sobrevivir, pero su instinto policial le decía que al otro lado de la puerta les esperaba "algo" desconocido..y que no sería mejor que estar encerrada..

Se llevó la mano al cuchillo que pendía del cinto, asiéndolo con tanta fuerzaq que llegó a hacerse daño. Dio un largo suspiro y les habló a los que estaban allí presentes.

-Bien, habrá que salir de aquí..Quien quiera puede venir conmigo, pero si llega a convertirse en una carga lo dejaré atrás. Sin dudarlo.- Quería dejar sus ideas claras desde el principio. Solía trabajar sola, pero en esa situación sabía que era más probable que sobreviviera "controlando" al resto.. Se acercó a la puerta que daba paso a la pesadilla, el corazón comenzó a palpitarle con fuerza..

Os acercáis a la puerta de la pared izquierda (la única de la sala) desconfiadamente, temiendo cualquier tipo de sorpresa inesperada. Siguiendo las indicaciones del Vigilante, Omada coloca la palma de su mano sobre la superficie de la puerta y ésta, activada por su contacto, se abre hacia arriba dejando visible un largo pasillo.

Los tres cruzáis la puerta y os detenéis justo al otro lado de la misma. Una vez que la cruzáis, la puerta vuelve a cerrarse y observáis que en ese otro lado de ella también hay una ranura para introducir la tarjeta tal como dijo el Vigilante.

El pasillo parece completamente despejado y seguro, sin nada a primera vista que os haga sospechar de él. Al fondo del mismo observáis otra puerta, pero más o menos en la mitad del pasillo podéis observar otra puerta normal orientada hacia el norte.

Observas a Ana, Diane y Omada salir juntos por la única puerta de la sala, quedándote solo en ella.