Partida Rol por web

La oscuridad es total. No hay la más mínima diferencia a cuando hace unos escasos minutos estabais inconscientes y envueltos en el más profundo de los sueños. No alcanzáis a ver nada porque no hay nada que ver. Lo único que sentís es el tacto del frío suelo metálico en vuestros rostros, por tanto os sabéis tumbados. A pesar de que no podéis ver absolutamente nada sois capaces de escuchar las respiraciones aceleradas y nerviosas de los demás, aunque el hecho de saber que no estáis solos y que alguien más os acompaña en esta inverosímil circunstancias no os hace estar más tranquilos… más bien todo lo contrario.

Poco a poco os incorporáis tanteando el suelo y cuando apenas habéis conseguido poneros en pie, de pronto toda la sala se ilumina con una potente luz blanca. La súbita luminosidad os ciega temporalmente, pero cuando recuperáis la vista os encontráis a vosotros mismos en una habitación de techo, suelo y paredes metálicas en cuya superficie se refleja la luz de los focos del techo. No hay nada en esa habitación salvo dos elementos a destacar: un par de puertas cerradas en la pared norte de la sala (una a la derecha y otra a la izquierda) sin picaportes aunque con una especie de ranura al lado de cada una de ellas como para introducir una tarjeta, y una lente roja con mucha apariencia de cámara de seguridad en la zona superior de la pared justo entre ambas puertas.

En la habitación hay cinco personas en total, y podéis comprobar que todos vais vestidos con un extraño uniforme gris, como de presidiario. Observáis además que en las camisas cada uno lleva un número identificativo.

¿Dónde estáis? ¿Por qué estáis allí? ¿Qué son esas ropas que lleváis? ¿Por qué no sois capaces de recordar cómo llegasteis allí? Esas son las preguntas que os asaltan... y sin embargo ninguna respuesta es clara.

¿Quienes sois vosotros? ¿Qué que-quereis de mí? Me alejo de mis compañeros hacia atrás mirándolos con expresión desencajada.
¿Dó-do-donde estamos? No paro de temblar y dar traspiés. Me percato de su ropa a rayas y me miro la mia, agarrándola fuertemente.
¡No! ¡No! Busco a mi alrededor hasta encontrar la cámara y me dirigo hacia ella, caigo de rodillas. ¡Yo no quería! exclamo lloriqueando conlas manos entrelazadas y elevadas en dirección a la lente, como implorando misericordia. Ese camello me-me-mengañó, yo no lo sabía. No he-he-he hecho na-nada.

Una vez incorporado y con mi vision ya adaptada al cambio repentino de la oscuridad a la luz, me fijo en el lugar y en los "compañeros" que tengo...

Mientras me paso la mano derecha por el cabello, pensando en lo que ocurre, uno de los que estan conmigo empieza a tartamudear algun tipo de disculpa incomprensible para mi.

- Maldicion - digo en voz baja, tratando de no hacerle caso al asustado tartamudo. De mi experiencia de haber nacido y crecido en Venezuela, tenia claro que habia sido secuestrado, lo que no tenia nada claro era la razon del secuestro.

Un poco mareado aun, pero recuperandome rapidamente, me fijo en la camara que seguramente nos vigila y me acerco la puerta a la derecha, a observarla mas detenidamente cuando estoy cerca de ella, sin atreverme a tocarla, soy prudente ante lo que podria pasar: - Estos gringos y europeos son todos unos locos, no vaya a ser que esto sea una imitacion de las peliculas esas de SAW - aunque lo digo para mi mismo, dejo que los demas me escuchen, quizas pueda saber un poco mas de ellos si alimento su miedo.

(Yo por mi parte, estaba aterrado, pero de nada me servia dejarme dominar por un ataque de nervios, por ahora estaba vivo y entero)

Inspeccionas la puerta de la derecha pero además de lo que se ve a simple vista (que la puerta es metálica y sin pomo de ningún tipo, y que junto a ella hay una ranura como para introducir alguna tarjeta), no observas nada en particular.

Ricardo se habia despertado hacia un rato pero se habia quedado en silencio, las noches dentro de las comisarias le habian quitado lo de hablador y quejoso eso puede esperar hasta que vea a quien le debo esto se alejo hasta una esquina mirando a sus compañeros y gracias a dios esta vez no parecia haber ningun idiota acomplejado con aires de abusador ese llorica tiene mucha suerte piensa mientras recuerda escenas de su pasado.

Cita:

No creo me parece mas posible el trafico de personas le dice al negro mientras se levanta A mi lo que me preocupa es que tengo hambre, sed y ganas de baño y mirando a su alrededor agrega y este lugar no tiene inodoro y tampoco es muy aireado, Por cierto soy Ricardo.

Dejo de mirar la puerta y la cerradura de tarjeta, ya que parece que no puedo hacer nada alli.

Cita:

Atiendo por un momento lo que dice el tipo de las gafas, "Es extraño que nos hayan cambiado las ropas a todos y hayan decidido dejarle las gafas oscuras":- Angel - digo a modo de respuesta a su presentacion.

Despues de un breve momento decido comentar sobre lo que ha dicho el tal Ricardo:- En el trafico de personas esta claro para que quieren a las mujeres, y no veo a ninguna aqui... pero a los hombres... lo de SAW sigue siendo una opcion, porque no se que otra razon existe para secuestrar a varios extraños juntos - "Bueno, las peleas clandestinas serian una opcion" y dirijo mi mirada con cierta duda hacia el gordo que aun no se atreve a decir nada...

Las mujeres las buscan si quiren prostitutas pero claro que siempre hay gente con justos raros o no habria tanto porno en internet, no? le dice Riccardo a su compañero mientras le da la mana para saludarlo Tambien puede ser que necesiten gente para experimentos o algo peor, no creo que nos secuestraran por dinero o al menos a mi no haciendo un gesto con la cabeza hacia Jeremias Quien es el jonki?

Observo por un instante la mano que me ofrece Ricardo no puedo evitar desconfiar de los presentes, ya que la situacion es bastante desagradable al final de cuentas. De todos modos, mi duda solo dura un instante y contesto con un fuerte apreton de manos.

Cita:

- No lo se, no conozco a ninguno - Vuelvo a observar nuevamente al grupo. "Cierto es que por el dinero no me secuestraron, con lo que vuelvo de nuevo a sospechar que me secuestraron para algo que seguro no me gustara ...ni a los demas tampoco":- Al parecer no queda otra cosa que hacer por el momento que esperar - Digo esto procurando mantenerme algo alejado del tartamudo, no estoy de animo de tener que aguantar los llantos de nadie.

Escucho horrorizado la conversación entre los dos. En cuanto mencionan el tráfico de órganos me levanto la camisa y me examino nerviosamente el cuerpo, en busca de alguna cicatriz.

Un poco más tranquilo, viendo que los demás están igual de perdidos que yo, dejo de lloriquear.
Soy Jeremías. ¿Si esto fuera o-o-obra de un sádico estariamos a-atados a algún artefacto o algo así no? ¿Eh? ¿sí o no? ¿Eh?

Puede ser J...puede ser. contesta a su compañero mientras empieza buscar en su traje en busca de algun bolsillo o algo que le pudieran haber dejado los secuestradores Ha alguien le han dejado algo? o estamos mas secos que toalla de momia? me gustaria poder tapar esa maldita camara! me siento en un reality

Rogelio escucha en silencio lo que dicen esta gente. Estaba asustado, el motivo que fuese daba lo mismo, cuando a alguien lo secuestran no es para nada que sea bueno. Decide que ante todo su mejor baza es interactuar con sus compañeros, nunca se sabe si entre todos pueden librarse de este embrollo.

Me llamo Rogelio y esta es la segunda peor resaca de toda mi vida. ¿Porque no tratamos de ver si podemos tirar abajo una de las puertas?

Mira a la cámara, hijo de puta, este traje no me favorece nada!!

Antes de que podáis hacer nada, de pronto por algún altavoz de la sala comienza a sonar una potente voz que eclipsa por completo cualquiera de las vuestras.

-Bienvenidos, caballeros-dice. La voz suena distorsionada, como queriendo ocultar cuál es su auténtico tonalidad-. Os doy las gracias por ofreceros a participar en este pequeño experimento sociológico-No os pasa desapercibido el tono sarcástico que utiliza al pronunciar la palabra “ofreceros”-. Ante todo creo que lo más correcto es que me presente, aunque no suelo confesar mi nombre nunca ante nadie, de modo que me haré llamar simplemente el Vigilante, pero podéis llamarme V si así lo deseáis.

>>Supongo que a estas alturas la naturaleza de mi alias ya la habréis adivinado: sí, efectivamente soy yo el que os está observando en este preciso instante a través de esa cámara de seguridad. ¿Por qué? Bueno, estoy seguro de que compartiréis conmigo que todo experimento debe ser observado y estudiado muy de cerca. Y os prometo que durante su transcurso nadie estará más cerca de vosotros que yo.

>>También supongo que os preguntaréis que cómo habéis llegado hasta aquí, y por qué sois vosotros lo elegidos… ¿De verdad importa? Lo único que debería importaros es el modo de escapar de este lugar, lo cual me lleva a la siguiente cuestión: os encontráis en mi laberinto, la Jungla de Metal. Si queréis sobrevivir, únicamente deberéis completar el recorrido y, atentos porque esto os interesa, pulsar el botón rojo para que todo esto acabe… de momento. No os preocupéis, una vez que encontréis dicho botón sabréis que ése es el que buscáis, pero sabed esto: únicamente se salvarán aquellas personas que se encuentren en la misma sala del botón una vez haya sido pulsado.

>>Sin embargo no estáis solos en esta jungla: hay otras cinco personas rondando por sus pasillos. No obstante a ellas les he otorgado un objetivo diferente. Igualmente tienen que cumplir una misión si desean sobrevivir, por supuesto… pero su misión es la de daros caza a vosotros.

En este punto, el Vigilante hace una pequeña pausa. Tenéis todos la sensación de que aprovecha ese instante para ver vuestras reacciones a través de la cámara de seguridad.

-Ellos son los cazadores, y vosotros sois las presas. Ellos están armados y vosotros no. Ellos están dispuestos a lo que sea con tal de sobrevivir… ¿y vosotros? Debo avisaros también que este pequeño experimento consta de varias fases: una vez completéis este recorrido, los supervivientes pasarán al siguiente, aunque claro está que gozarán de ciertas recompensas por su éxito. Este primer recorrido es ciertamente corto y de escasa dificultad, ideado para haceros entrar en materia y para pulir los pequeños defectos que mi genial sistema pueda tener. Pero a medida que avance mi experimento, el mismo se irá haciendo más sofisticado.

Aquí de nuevo hace una pausa, y podéis notar un cierto tono de placer en sus palabras.

-Permitidme que os exponga las 10 reglas de la Jungla de Metal:

Regla nº1)    Si una presa completa el recorrido… vivirá.

Regla nº2)    Si una presa no completa el recorrido… morirá.

Regla nº3)    Si un cazador mata a una presa… vivirá.

Regla nº4)    Si una presa mata a un cazador… se hará poseedor de sus efectos personales.

Regla nº5)    Si un cazador no mata a ninguna presa… se convertirá en nueva presa.

Regla nº6)    Si una presa mata a un cazador y completa el recorrido… se convertirá en nuevo cazador.

Regla nº7)    Si una presa mata a otra presa… es libre de hacerlo.

Regla nº8)    Si una presa mata a otra presa poseedora de efectos personales de algún cazador… se convertirá en su nuevo poseedor.

Regla nº9)    Si un cazador mata a otro cazador… es libre de hacerlo.

Regla nº10)    Si es pertinente… cualquiera de estas reglas puede romperse.

>>Sabiendo esto, sabed también que no resultará tan fácil llegar hasta el botón rojo: en el laberinto hay varias trampas que, os aseguro, sirven para algo más que para asustar. Aunque por supuesto todas tienen un modo para ser burladas.

>>Um, bueno, creo que ya no me queda nada más por decir. Vosotros tendréis una pequeña ventaja de tiempo sobre vuestros cazadores… os aconsejo que no desperdiciéis ese margen. Ahora ante vosotros se yerguen dos puertas; podéis elegir la que queráis, y por supuesto no es necesario que vayáis juntos si no lo deseáis. Los que queráis formar grupos o incluso intentar en solitario superar este laberinto para evadir la ineptitud de sus compañeros, sois libres de hacerlo. Todas las puertas de la Jungla de Metal están exentas de picaporte porque todas ellas se abren mediante el contacto: tan solo deberéis colocar la palma de vuestra mano sobre ellas para abrirlas. Las ranuras que hay al lado de cada una de ellas sirven para introducir cierta tarjeta que hará que la puerta se cierre momentáneamente, ideal para escapar de algún perseguidor indeseado. Por cierto, no os molestéis en buscarla en vuestros bolsillos: esa tarjeta está en otro lugar de mi laberinto.

>>En fin, dicho todo esto, sólo me falta por anunciar una última cosa: la veda queda abierta.

Tras estas palabras, la voz se apaga y desaparece de un modo tan súbito como había aparecido.

Mierda esto no me gusta piensa Riccardo mientras escucha la voz que le informa porque esta aqui y como tiene que hacer para sobrevivir. Si bien todo sucedo en apenas unos segundos o tal vez un minuto pero aunu asi fue suficiente par apasar por todo un espectro de empciones: la sorpresa por la noticia, la indignacion e impotencia porque alguien pudiera hacerle eso, el miedo de morir sin ver otra vez a las personas que amaba y finalmente el miedo y la desesperacion para sobrevivire. Tan solo pudo gritarle impotente Hijo de puta! desde lo mas profundo de su ser.

Sin perder un segundo el homeless y mirando a sus compañeros les dijo No se ustedes pero no me quedare para averiguar si esto es una puta broma! y se encamino hacia la puerta de la izquierda espero que esto no sea un trampa...pero no tengo tiempo de dejar que otro tome la iniciativa penso antes de apoyar su palma en la puerta.

No puedo hacer otra cosa que jadear y boquear buscando un aire que parece no llegarme al cerebro mientras suena la voz. Me horroriza pensar que estoy aquí solo y que no sé en quién confiar.
¿Es una broma? ¿Verdad? ¿Eh? ¡Vamos! ¿Eh? ¡Decidme que es una broma! Grito mirando a mis compañeros, con expresión de súplica

Este tipo va en serio. Ricardo, se llamaba. Oh Dios, voy a morir... Parece decidido, no puedo separarme de él.
¡Espera! Vo-vo-voy conti-ti-tigo.

Rogelio observa sus compañeros. Mas vale que espere a que el tio ese tire de la puerta, así si hay trampa mejor se la come él que no yo.

Por un momento me sorprende la voz que se escucha por el parlante...

Cita:

"Maldito desgraciado, al final de cuentas si es un juego macabro" pienso con rabia e impotencia.

Cita:

- Marico, coño'e tu madre es como te llamas! - digo al inerte parlante de donde sale la voz dejandome llevar por un momento de ira.

Cita:

"Tengo que encontrar la manera de romper las reglas anteriores... y de paso, acabar con ese desgraciado!" pienso mientras empiezo a caminar lentamente de un lado a otro por la habitacion...

Despues de escuchar las reglas, veo como todos se ponen nerviosos y como Ricardo rapidamente empieza a tomar accion. "Nada mal, pero el tartamudo ya se quiere ir con el", me digo tratando de mantener una actitud fria y pensamientos claros. Veo como estan actuando todos y empiezo a hacer mis analisis y sacar mis conclusiones de mis compañeros y de las posibilidades que tienen (y que tengo yo) para salir vivos de esto.

"Me arriesgo solo o voy con el grupo? ...si voy con el grupo y alguno de ellos cae, tratare de ayudarlo y eso no me conviene. Si caigo yo, esperare ayuda, que seguramente no me daran y eso tampoco me conviene! Debo ir solo, si puedo ayudarlos, sera venciendo esta prueba y luego al desgraciado bastardo que se le ocurrio hacernos esto!":- Ok Ricardo, tu vas por la puerta izquierda, yo ire por la derecha, que tengan suerte! - y acto seguido me encamino hacia la puerta derecha, dispuesto a abrirla...

Nuevamente reviso la puerta, no vaya a ser que desde un principio haya una trampa, y aunque la vez anterior no logre determinar nada, esa no era razon para no intentarlo otra vez...

Ricardo coloca la palma de su mano sobre la puerta y ésta, activada por su contacto, se abre hacia arriba dejando visible una nueva sala. Aunque ésta también es metálica, a diferencia de la anterior está llena de columnas decoradas como totems, igual que si fuesen de algún tipo de edificación azteca.

Los tres cruzáis la puerta sin ningún problema y ésta se cierra tras vosotros. Observáis que, tal y como dijo el Vigilante, a este otro lado de la puerta también hay una ranura para introducir la tarjeta de seguridad.

Esta sala tiene dos posibles salidas: una puerta cerrada en la pared izquierda y otra puerta abierta en la pared norte. Al estar esta última puerta abierta podéis ver que conduce a un largo pasillo cuyo final no alcanzáis a ver. Pero existe un problema para cruzar esta puerta: una enorme cuchilla se tambalea a modo de péndulo frente a ella, y es imposible llegar hasta la puerta sin burlar esa cuchilla.

Observas detenidamente la puerta, pero una vez más no encuentras nada extraño. La única forma de abrirla es presionando sobre sus superficie con alguna parte del cuerpo, por ejemplo con la palma de la mano. La ranura para introducir la tarjeta es normal y no parece que haya algo más aparte de lo que se ve a simple vista.

Ves a tus otros tres compañeros cruzar la puerta de la izquierda sin vacilar, asi que decides cruzar tú la puerta derecha. Ésta te conduce a una nueva sala muy parecida a la anterior. Hay dos posibles salidas: una puerta en la pared del norte y otra en la pared de la derecha.

Lo único que hay en la sala se encuentra justo en el centro de la misma: lo que parecen 3 palancas dispuestas una al lado de la otra.