CASTILLO DE AGUASCLARAS: BARBACANA:
- La barbacana de Aguasclaras es en realidad un conjunto de estructuras defensivas que protegen el único acceso al Castillo, la Puerta Sur.
- La barbacana exterior es un sólido torreón cuadrado, cerrado con un doble rastrillo. Una escalera conduce a la primera planta, en la que hay un cuarto de guardia desde el que se controla el rastrillo. La parte superior del torreón es una azotea almenada.
- Un sencillo puente de madera de dos metros de ancho por algo más de ocho de largo une el espacio comprendido entre la barbacana exterior y la barbacana principal. El puente no es levadizo, pero en un momento dado sería factible desmontarlo y retirarlo hacia el Castillo.
- Cruzado el puente se accede a la barbacana principal, una fortificación más grande y recia que la exterior. Atravesada por dos puertas protegidas por rastrillo y sólidos portones de madera reforzada con bandas de hierro. Estos portones se pueden apuntalar con vigas de madera sujetas al suelo.
El piso sobre la barbacana principal es un cuarto de guardia grande y completo. Hay rendijas en el suelo para disparar saetas o arrojar aceite o agua hirviendo. También el mecanismo que controla los dos rastrillos de la barbacana principal.
Finalmente, hay encima una azotea almenada. En ocasiones se han instalado horcas y jaulas de castigo ahí.
- A ambos lados de la barbacana hay dos torres de vigilancia con saeteras para arqueros y pequeños cuartos de guardia, pero lo cierto es que están básicamente en desuso.
PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
MEDIA MAÑANA.
- Brosten llega a la Barbacana exterior tras cruzar la barbacana principal y el puente. Curiosamente, no ve a centinela ni guardia alguno, ni en las dos barbacanas ni en las dos murallas. El Castillo entero sigue estando completamente indefenso y sin custodiar. Nadie vigila por si se acercan bandidos o saqueadores.
- Se nota que son tiempos pacíficos, aunque esto es excesivo.
// Entra en escena: Brosten. - Procede de: Patio de Armas.
Una sensación extraña recorría el cuerpo de Brosten, todo estaba demasiado en silencio y eso es algo que carecía de sentido en la entrada de un castillo. Cómo podía ser que no hubiera ni un solo guardia en su puesto y el paso abierto. No podía tratarse de un simple descuido, por muy tontos o muy pocos que fueran los hombres del Señor, si en algún lugar debiera haber un guardia sería en la única entrada al castillo.
Brosten intrigado decidió echar un vistazo, todo esto era muy extraño y no le agradaba la idea de caer emboscado por cualquier asaltante que estuviera al acecho. Como una sombra bajo su capa y sin hacer ruido, Brosten echó un vistazo a las instalaciones defensivas por si encontraba algo fuera de lo normal. Mantenía los ojos y oídos bien abiertos y empuñaba su preciada hacha bajo la tupida capa.
Aunque intentaba pensar que finalmente encontraría algunos guardias borrachos en sus puestos, algo dentro de sí le decía que eso era poco probable…
BROSTEN:
- No captas peligro alguno, aunque es difícil de decir sin subirse a una de las torres.
- Dirías que es un problema de organización. Como es lógico, no es tarea de los Caballeros ni de los Cazadores el montar guardia. Sin embargo, los espadas juramentadas, una especie de eslabón débil entre caballeros y jinetes, no parece que se ocupen de nada. Eso deja toda la responsabilidad en manos de los jinetes, que ni son muchos, ni están bien organizados.
- Ahora mismo están todos descansando tras pasar toda la noche de guardia, o haciendo tareas en sus barracones. Se supone que el Castellano está al mando, pero no ha organizado los turnos.
Brosten estaba indignado, no podía creer lo que estaba pasando, por un lado esperaba que todo fuera un descuido y que no hubiera ninguna amenaza, pero por otro lado esperaba encontrase algún guardia muerto que justificará esta ausencia porque esta situación era inaceptable.
Brosten subió a una de las torres a fin de descartar definitivamente que hubiera ninguna amenaza, mientras avanzaba sigilosamente por las escaleras pensaba para así que alguien merecía un fuerte escarmiento por aquello y se le ocurrió una idea…
PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
MEDIODIA.
- El jinete libre Darién "Piel de Lobo" se sube a lo alto de la barbacana interior. Desde ahí puede ver a Brosten en mitad de la barbacana exterior, el rastrillo alzado y las puertas abiertas.
// Entra en escena: Darién. - Procede de: Patio de Armas.
Tras una mañana de entrenamiento con uno de los caballeros del castillo, Darién estaba suficientemente despierto como para poder hacer su labor de vigilancia. Subió a la barbacana principal pues así le habían ordenado y allí se encontró con Brosten. – ¡Buenas tengas! ¿Qué tal la vigilancia ninguna novedad? – Preguntó con alegría. Su turno acababa de empezar y siempre le sucedía lo mismo, estaba muy animado al principio suponiendo que pasaría algo interesante durante su turno para luego terminar defraudado por ser un día más de ver pasar gente por su rastrillo. – ¿No tendrás algo de queso por ahí verdad? Con las prisas y que no me vieran sólo he podido coger una buena hogaza de pan pues si nos dejan comer cosas que ya tuviéramos no podemos comer del rancho del día. – Se colocó sobre la muralla mirando al exterior, apoyó su arma y el escudo. Con una navaja cortó varios cachos de pan y ofreció a su compañero.
Brosten cambio el rostro al veral jinete, ya era hora pensaba que no había nadie y que nos habian asaltado dijo Brosten aliviado. No tengo queso aqui pero por el precio adecuado puedo conseguite casi cualquier cosa dijo Brosten con cara picara esperando la respuesta del jinete
- Una lástima - Dice Darién mirando al exterior con cara de felicidad - Habría sentado muy bien con el pan duro. No lo siento, no puedo pagar por comprar comida pues iría en contra de las órdenes que nos ha impuesto el caballero y no quiero meter al resto de jinetes en más problemas. - Se plantea un momento más la respuesta de aquel hombre. - ¿Eres mercader o algo? - se queda sorprendido pues pensaba que era el leñador del castillo.
El leñador se acerca al jinete bajando el volumen de su voz. Soy leńador, pero digamos que también puedo conseguir cosas, y no hablo de solo comida. Tambien objetos, armas o incluso información... si necesitas algo en alguna ocasión seguro que podemos llegar a un acuerdo. Y ahora será mejor que tale algunos arboles. Brosten enciende su pipa mientras se prepara para irse
- Pasado el mediodía, regresan al Castillo Blantel y su hijo Dod. Al rato vuelven a salir, esta vez llevando con ellos una carreta y una mula.
// Entran y salen de escena: Blantel, Dod. - Siguen en: Lago Aguasclaras.
Darién inclinó la cabeza, le había entendido muy bien aunque no dejaba de sorprenderle que hubiera gente que se dedicara a esas cosas. - Está bien saber eso, si necesito algo serás el primero al que acuda. Buena suerte con la leña yo seguiré haciendo mi apasionante tarea. - Viendo como pasaban Blantel con su muchacho el vigilante Darién no comentó nada ni les hizo gesto alguno que perturbara su trabajo.
Al poco se aburría y comenzó a tararear y silbar una canción que solía escuchar de su madre cuando hacía tareas de la granja.
Tras asentir con la cabeza Brosten se dirige hacia la puerta exterior...
/al lago
- Brosten se dirige al Lago Aguasclaras.
// Sale de escena: Brosten. - Sigue en: Lago Aguasclaras.
- Jared baja de la Barbacana Principal, atraviesa el puente, cruza la Barbacana Exterior y se dirige al Lago.
// Pasa por la escena: Jared. - Procede de: Torres y Murallas (barbacana principal). - Sigue en: Lago Aguasclaras.
Cuando pasó la hora y la tarde comenzaba a ganar terreno, un soldado apareció para cambiar su puesto al de Darién. Jared se había ido como último y así se lo hizo saber al nuevo guardia. Una vez terminadas las formalidades, Darién se dirigió al patio de armas pues tenía que escuchar las nuevas que tendrían los nobles para los pobres jinetes libres.
// Al patio de armas
ACCION ABORTADA:
DARIEN:
- No existen PNJ's genéricos sin nombre en el Castillo.
- No ha aparecido ningún soldado genérico sin nombre a relevarte.
- Tu acción queda abortada a menos que confirmes expresamente que abandonas tu puesto sin haber sido relevado.
Molesto por hacerle estar tanto tiempo ahí sobre la barbacana, Darién se mantiene en su puesto hasta nuevo aviso murmurando por lo bajo. Si no les iban a dejar comer al menos podían hacerles los turnos más cortos y amenos. Cómo se les ocurría tener un sólo centinela en aquella muralla, era más productivo que patrullaran los bosques cercanos como desearía poder estar haciendo en aquellos mismos momentos.