Partida Rol por web

Tras lo ocurrido en el casino de pronto caíste con fuerza al suelo. Sin embargo, a pesar del golpe, no notaste nada de dolor. Abriste los ojos y miraste alrededor mientras te levantabas. La sensación fue algo extraña. Te notabas más ágil que de costumbre y apenas te costó incorporarte. Al mirar donde te encontrabas, estabas rodeado de muchos árboles cuanto más lejos, más frondoso parecía. Por suerte parecía que te encontrabas en una especie de camino que iba en dos direcciones. De una de ellas comenzaste a escuchar voces.

Tras lo ocurrido en el casino de pronto caíste con fuerza al suelo. Sin embargo, a pesar del golpe, no notaste nada de dolor. Abriste los ojos y miraste alrededor mientras te levantabas. Fue muy extraño, ya que te costó una gran barbaridad levantarte. Incluso te pareció escuchar un sonido metálico al hacerlo. Entonces te diste cuenta de que te encontrabas en una habitación bastante destrozada. En medio de la habitación había una mesa y, encima de ella, lo que parecía ser una muñeca. Al girarte viste que había una puerta, pero al tratar de abrirla parecía cerrada.

Tras lo ocurrido en el casino de pronto caíste con fuerza al suelo. Sin embargo, a pesar del golpe, no notaste nada de dolor. Abriste los ojos y miraste alrededor mientras te levantabas. La habitación donde te encontrabas parecía un dormitorio, pero estaba bastante destrozado. Te diste cuenta que te encontrabas en una litera pero... había algo extraño. Notabas como todo era algo más grande de lo normal.

Había perdido de vista a Katherine después de ser absorbido por ese portal que se había creado a su espalda, al incorporares no pudo evitar un pequeño mareo, no era normal tanto movimiento de repente, visualizó su situación, una habitación destrozada, una mesa con una muñeca y una puerta cerrada.

Sin tocar la muñeca se acercó a esta y la observó, también buscó de donde había venido ese ruido metálico, miró el suelo donde había caído y luego a si mismo, sus ropajes, si era un trozo de esposa lo que había sonado, algo habría pues estaba seguro de lo que había escuchado.

-Rayos dadito donde demonios me mandaste- dije levantándome - ¿Por qué todo es tan grande? ¿Qué ocurre aquí? - dije examinando con cuidado el lugar, todo me parecía tan fuera de tono ahora – me pregunto que clase de reto será este- me dispuse a continuar la búsqueda mientras me familiarizaba con el entorno.

-Debería buscar un arma-  dije tratando de improvisar algo, pero por alguna extraña razón todo seguía anormalmente grande – solo espero no haberme encogido – reí ante el comentario.

-¿Hay alguien más por aquí? ¿Alguno de los chicos del casino? - Pregunté – Si hay un monstruo favor de gruñir- dije en tono de broma.

“Pero que estas pensando idiota si hay un monstruo mejor no preguntarlo eres lento, gordo y no tienes armas”. Medite un momento y continué a la búsqueda de un arma o algún objeto útil incluyendo un espejo, tenía que ver si no había sufrido algún daño.

- Muy bien, Ivo -pensé- , parece que éste "sueño", no va a acabar así cómo así.

Me llevé una mano al rostro con intención de atusarme la barba mientras echaba una ojeada a mi alrededor.

- Si realmente esto va a ser cómo dijo aquella "cosa", más me vale tener cuidado... -continué rumiando- y... ¿Cómo es que me he podido incorporar sin que me dolieran todos y cada uno de mis huesos?

Asombrado por mi tardío descubrimiento, me palpé de arriba a abajo con un más que evidente desasosiego, pero sin dejar de estar atento a las voces que se escuchaban en la distancia.

Parecía una simple muñeca muy mal hecha, con un trapito por ropa. En realidad no parecía tener nada de especial. Pero en el momento en el que comenzaste a buscar ese ruido metálico te diste cuenta de que no se trataba de las esposas... Al mirarte las manos viste que llevabas guanteletes. Y no solo eso, sino que por todo tu cuerpo parecía que llevabas una armadura y en un cinto portabas una espada. Sin embargo no te parecía para nada pesado. Y además de eso, en la muñeca, la pulsera se había iluminado de un color verde.

Al hablar notaste algo extraño. No sonaba para nada como tu propia voz. Y además, tu temor parecía haberse hecho realidad. Te diste cuenta de que las cosas eran más grandes porque eras ligeramente más pequeño. Tal vez medio metro más pequeño... Entonces te miraste las manos y viste que llevabas guantes. Y no solo eso, sino también ropa distinta de la que hasta ahora llevabas. Incluso te tocaste la cabeza y notaste que llevabas un gorro. Además miraste la pulsera que llevabas y te diste cuenta de que se había iluminado de verde.

Tras eso buscaste un arma, pero no parecía haber nada por allí. Lo único que pudiste ver fue lo que parecía un bastón de madera que estaba apoyado junto a la cama donde despertaste. 

En el momento que te fuiste a tocar la barba notaste algo muy extraño: no estaba. No tenías barba. Mientras que comenzaste a palparte el cuerpo te fuiste dando cuenta de que llevabas ropas distintas incluyendo unos guantes que apenas lograban tapar la pulsera que llevabas, que ahora estaba iluminada de color verde. Seguiste palpando y en lo que era tu cinturón notaste dos cosas afiladas. Al mirar te diste cuenta de que eran dos dagas. Pero lo más sorprendente estaba por llegar cuando notaste una... ¿cola? ¡Tenías cola de mono! La tocabas y la palpabas y la notabas. E incluso podías moverla a voluntad. Todo era muy extraño.

- Bueno, podría haber sido peor -pensé mientras admiraba mi recién adquirida extremidad- , podrían haberme convertido en vendedor de seguros...

Tras recuperarme del escalofrío producido por mi propio pensamiento, centré mi atención en aquella pulsera, y en las dos dagas que reposaban en mi cinto. 

- Entonces... -elucubré distraídamente mientras rascaba con la uña la superficie de la pulsera- Bueno, ¿Qué más da? Más tarde me preocuparé por ti.

Y con esto, me adentré en la espesura lo más sigilosamente posible en busca de las voces que me rondaban. 
 

-Genial enano- dije en tono molesto mientras tomaba el bastón de madera -momento creo recordar algo-  brinque emocionado -!vamos no puede ser posible¡- dije observando los guantes, - un espejo, necesito un espejo – tome el bastón y el brillo verde de la pulsera me intrigaba, pero primero debía verificar si la apariencia era la correcta.

 - ¿Me pregunto? Si esto funcionará como creo- medite un poco pensando en la posibilidad de que ahora no solo me hubiera concedido la apariencia si no los poderes de quien yo creía que era - lo mejor será salir y probar como funciona- dije disfrutando de mi nueva voz.

Mientras caminaba iba dando pequeños saltos disfrutando del entorno y observando con cuidado, para ver si encontraba alguno de los chicos que estaban en el casino o algún item de utilidad – Espero que ninguno se haya vuelto contrario- suspire mientras seguía desplazándome.

¿Pero que?, ¿en donde estoy ahora? ¿y los demás, jugamos todos por separados?, bueno esto se supone que es un juego, tendré un inventario, y un perfil de personaje imagino, aunque antes creo que será mejor salir de aquí, o será mejor saber lo que tengo antes de comenzar, sí, será mejor aprender a usar lo que tengo, pero no pesa nada, por qué llevo una espada, dios, por que le daría a aceptar, Katherine debe estar por algún lado de esta zona seguramente, he de salir a buscarla. 

Miró la muñeca y fue a cogerla percatándose en la pulsera, ¿Esta verde por que estoy online en el juego?, dijo que eramos nuevos jugadores, eso significa que ha habido otros y que algunos puede que esten por aquí, iré pendiente de las pulseras por si acaso, estaba algo asustado por como había sido todo, absorbido por un ordenador, que se apostaran las almas pero a la vez una pequeña parte de el estaba disfrutando de esto, estaba viviendo en un videojuego, algo que todo gamer que sea un poco friki desearía, pero no a este precio ni de las formas que eran.

Se observó detenidamente todo su cuerpo, la armadura, espada, si llevaba algo al cinto aparte de la espada y luego, intentó abrir el menú, el inventario, su perfil de personaje, si tenía liste de amigos, agún buscador de grupo todo lo relacionado y que tienen en común los juegos.

Mientras seguías investigándote a ti mismo por si lograbas descubrir algo, de pronto cuando apretaste la pulsera, algo apareció frente a ti. Parecía un holograma donde habían letras y una imagen. Tal y como pensabas se trataba de un menú. Entonces te fijaste en la imagen que aparecía y unas palabras que había junto a ella: Adalbert Steiner.

Y debajo de aquella imagen había un menú que pudiste tocar con la mano, como si fuera táctil. Habían varias opciones: Equipamiento, Habilidades, Ventajas y Desventajas... Éste último te llamó la atención y lo abriste. En la nueva pantalla aparecieron dos listados:

Ventajas

Fuerte

Robusto

Desventajas

Irritable

Lento

Mientras ibas dando aquellos saltitos de repente te tropezaste y te caíste al suelo. Esta vez si que te hiciste algo de daño, pero gracias a eso viste un trozo de cristal roto que se había caído debajo de la cama. Al cogerlo y mirarte, no te viste a ti mismo, sino a otra persona:

Al acercarte con cuidado, las voces se fueron haciendo cada vez más fuertes y claras. De pronto comenzaste a escuchar como alguien gritaba.

-¡Apagadlo, apagadlo! ¡Qué se nos quema todo!

Al asomarte finalmente a donde estaban aquellas voces, viste una gran cantidad de personas llevando cubos de agua y apagando lo que parecía una gran estructura de madera. La primera sensación que te dio fue que se trataba de un barco pero... ¿en mitad de un bosque? La gente no te había visto mientras seguía corriendo de lado a lado. Y mientras observabas tu alrededor te diste cuenta de otra cosa extraña. Detrás de un tocón sobresalía algo extraño. Algo que parecía un pompón rojo.

-Jajajajajajajajaja- mi risa suena casi demencial – Así que este es mi nuevo yo, perfecto- la apariencia que se me había asignado por el Rey Dado o Jumanji no era lo que yo hubiera optado por elegir, pero estaba conforme.

Así que continúe examinando la habitación para encontrar algo más, la lógica de todo buen RPG dictaba que debía buscar los ítems del escenario antes de avanzar, pero finalmente examinado todo abandoné la habitación y me dirigí al exterior tenia que observar, donde estaba, -Espero que no en la aldea de los magos oscuros- susurre con la esperanza de no iniciar en ese lugar.

- Uhm... -musité mientras me frotaba mi barbilampiño mentón.

Dejando de lado a los que se afanaban en aquel imposible barco, me encogí sobre mí mismo, e intentando hacer el menor ruido posible, busqué la forma de rodear aquella borla roja, con el objetivo de tener un mejor punto de vista.
Esperaba no ser detectado y poder ver sin ser visto.

- Vaya!, exclamó, fue leyendo detenidamente lo que ponía sobre quien era su avatar,  Adalbert Steiner, si que es feo el personaje, vaya careto de pocos amigos.  Ventajas, Fuerte y Robusto, por eso no me pesaba la armadura, Desventajas, Irritable y Lento, joder pues como para tener que huir de algo.

Miró el inventario para ver si tenía algo que le llamase la atención en el aparte de lo básico que podía esperar, o sus pertenencias que sabía que tenía o nada, con suerte no ocuparía espacio en su inventario la armadura y el arma.

Seguía mirando la muñeca de reojo como si esta le mirase y fuera la clave de algo, eso provocaba algo en el que pocas veces experimentaba, se estaba irritando, pasó de el inventario a las habilidades, seguro que tenía alguna que fuera de utilidad en ese momento para salir de allí, la muñeca seguía mirándole y Adalbert empezaba a resoplar.

Buscó lista de amigos pero antes de poder encontrarlo se giró hacia la muñeca. - QUE!!, ¿puedes parar de mirarme!?, si acabo de ser absorbido por un monitor de  ordenador y aquí estoy encerrado, ¿te hace gracia?, seguro que tu tienes las respuestas a salir de aquí!. Cogió la muñeca y la apretó por si tenía alguna llave dentro o algo que fuera solido en su interior. 

En el inventario pudiste ver que salía como equipado una coraza, unos guanteletes, un casco y una espada. Era lógico después de como ibas vestido. A parte de eso pudiste ver 4 pociones. Tras eso en las habilidades pudiste ver que tenías dos. Una parecía llamarse "cazabichos" y la otra "rompecoraza". Al seleccionarlas viste que la primera parecía ser pasiva, mientras que la otra tendrías que usarla.

Entonces al coger la muñeca, pudiste comprobar que se trataba de una simple muñeca de tela hecha a mano. Al apretarla no notaste nada en su interior. Incluso al hacerlo uno de los ojos se descosió y cayó al suelo. Pero de pronto escuchaste una voz que provenía de fuera de la habitación.

-¡Soldadito, cálmate! ¡Espera un poco a que haga efecto el antídoto!

Al salir de la habitación te diste cuenta de que te encontrabas en un lugar destrozado. Parecía una gran estructura de madera y en el centro de la nueva estancia había unas escaleras de caracol que se enrollaban entre un gran pilar de madera. Además, frente a ti había otra puerta cerrada. Pero antes de que pudieras hacer nada aquella puerta se abrió y viste a una persona cruzarla. Al verte avanzó tranquilamente hacia ti.

-Pequeño, ¿te encuentras ya bien? Parece que el antídoto ha hecho efecto.