Partida Rol por web

En el breve lapso que habeis tardado en cruzar la puerta una escena aparece grabada en vuestro cerebro. Parece un corto en donde un enorme reloj de arena preside un precioso palacio árabe.

Un desagradable hombrecillo insta al principe a usar una daga que parece abrir ese reloj. A lo lejos, una preciosa joven con un amuleto dorado decorando su pecho intenta impedirlo pero los soldados que la custodian impiden que llegue hasta el muchacho.

En el momento que la daga entra en la cerradura, el reloj libera las arenas, ralentizando el tiempo y convirtiendo al padre del principe en polvo. Después de eso....oscuridad.

Caes del cielo como siempre. Ya estas acostumbrado. Al incorporarte te percatas de que estas a bastante distancia del suelo y al asomarte por el borde de la plataforma ves a Farah enfrentandose contra lo que parecen ser unos soldados del palacio, pero con aspecto deforme que emanan una luz amarillenta através de sus ojos y boca.

Conoces a la hermosa mujer pero no sabes muy bien porque te provoca odio y atracción a la vez.

Caes del cielo impactando contra el suelo pero sin sentir ningún dolor. Al incorporarte observas que estas rodeada de unos enormes soldados, cuyo cuerpo está engrosado y deformado. De sus ojos y boca emana una extraña luz amarillenta y sus enormes espadas logran que te estremezcas, pero en tu mano llevas un elegante y bonito arco. En lo alto de una plataforma está el principe. Le conoces. Es el capullo que ha liberado las arenas del tiempo. Sientes cierta inquina al mirarlo aunque ahora no es momento para eso....

Hay estaban otra vez, recuerdos que no me pertenecían luchando por imponerse. La principal diferencia es que estos no los conocía, había oído hablar de los Prince of Persia pero para entonces ya estaban los Assasin's Creed así que apenas sabía un par de cosas.

Pero eso ahora no importaba, seguía siendo Scott y tenía que encontrar a Hana lo antes posible. Mirando alrededor puedo comprobar como una mujer que conozco o que conoce quien quiera que sea en el juego está en peligro. Desde donde estaba no podía comprobar si tenía una pulsera pero aún así los sentimientos encontrados que tenía con simplemente contemplarla no me permitían dejarla ahí sola.

Lo primero era saber lo que podía hacer, así que activo mi pulsera y paso rápidamente a mi ficha de personaje y equipo para actos seguido comprobar el lugar y buscar una manera de bajar...

Sacudo la cabeza incorporándome poco a poco, aún confundida por lo que acabo de ver. Sí, está claro que era una cinemática o parte del juego, pero sigo sin acostumbrarme a tener esos recuerdos de más en la cabeza. Estoy... Rodeada, genial. Me fijo en los enemigos, en el arco y en el... Idiota. El idiota sobre todo. ¿A quién se le ocurre? 

Casi me dan ganas de dejarle ahí y salir corriendo pero algo me dice que no es muy buena idea. Y Scott... ¿Será él? No puedo irme sin saberlo. Sin entretenerme mucho más, aferro el arco y apunto a la cabeza de uno de los soldados más cercanos. 

De nuevo la pantalla táctil se abre ante ti, pero esta vez la rodea una bonita luz morada.

El principe

Ventajas:

Bueno en pelea cuerpo a cuerpo (tanto con armas como sin ellas)

Acrobata

Desventajas:

Maldito.

Perseguido

En la pastaña de equipo aparece "Daga que controla las arenas del tiempo" y dos espadas.

La mujer de abajo dispara su flecha de forma certera, pero uno de esos demonios la ha cogido por detrás, clavandole sus sucias uñas en su inmaculada piel, impidiéndole volver a usar su arco.

Mientras tu flecha vuela para ensartar certera en uno de los soldados/demonio que te cercan observas como el principe desplieg ante él una pantalla luminosa bordeada de una luz morada que tan bien conoces. De repente sientes como te sujetan por detrás unas sucias manos que clavan sus uñas en tu piel.

De momento no sientes dolor, pero la fuerza que ejercen te impide volver a hacer uso de tu arco. Al menos para lanzar otro proyectil.

Abro más los ojos al ver de nuevo esa pantalla. Vale, tiene toda la pinta de ser un jugador. ¿Pero por qué se pone a mirar ahora sus stats? ¡¿En medio de la batalla?! Y yo tampoco debería haberme puesto a mirarle porque es entonces cuando noto cómo me atrapan el brazo, sin que llegue a doler del todo. Busco en mi muñeca las barras de vida para comprobar que eso no va a matarme, aunque tampoco tengo forma de liberarme... ¿O sí? Levanto la cabeza de nuevo hacia el chico y le grito, casi sintiendo la rabia contenida en las palabras.

- ¡Eh, tú! ¡Menos mirar y más ayudar! ¡¿Quieres?! - intento llamar su atención agitando el arco mientras busco la forma de zafarme de esos soldados. A una parte de mí le importa demasiado haber gritado de esa forma, pero otra se siente perfectamente tranquila por eso... Espero que esto no sea otro conflicto Hana-Henry...

Príncipe, ¿en serio? La verdad es que a veces los creadores eran un poco vagos...

Sin embargo mis pensamiento quedan de lado cuando me fijo en como se esta desarrollando la situación abajo. La joven llevaba las de perder y aún seguía sin saber como bajar de allí. Dejarse caer era una locura, y la repisa más cercana estaba demasiado lejos para llegar saltando hacia ella.

Cuando empiezo a darlo todo por perdido siento otra persona dentro de mí, era como con Tali en Mass Effect pero mucho más fuerte. Antes de que pueda darme cuenta mi cuerpo empieza a moverse solo y corro hacia el borde al lado de la pared para acto seguido continuar mi carrera por esta. Había miles de razones por las que sabía que esto no podía funcionar y sin embargo en mi rostro se dibujaba una sonrisa de como este era el acto más habitual de mi vida.

Alcanzo sin problemas la repisa con mis manos y me subo a ésta rápidamente. Sigo avanzando por ella con equilibrio y sin dudar para saltar a la plataforma que antes estaba fuera de mi alcance. Tampoco había tiempo para maravillarme con lo que acababa de hacer ya que mi cuerpo seguía en movimiento y repite la acción anterior de desplazarse por la pared solo que esta vez en el último momento se propulsa con fuerza para dar un salto hacia una columna por la cual empiezo a deslizarme hacia abajo. Seguía estando demasiado alto así que esta vez salto otra vez hacia la pared y sacando mi daga la engancho en una pequeña celosía para evitar mi muerte. Desde aquí cojo impulso y corro por la pared hasta una, bandera en la cual uso mi daga para terminar de deslizarme hasta casi llegar al suelo pero en vez de dejarme caer sin más me vuelvo a propulsar hasta ponerme detrás de la mujer y su captor clavando mi arma en su espalda.

- Disculpe, pero está claro que la Dama no quiere vuestra compañía.- pronuncio con chulería, mientras me muero de vergüenza por dentro.- ¿Estoy hablando como si fuese una obra?

El principe ha logrado ejecutar una bajada digna de un acróbata de circo, eliminando de una puñalada al demonio que sujetaba a la joven, pero no ha sido muy rápido, dejando tiempo a que otro demonio lograra herirla en el abdomen. No se observa sangre en su cuerpo pixelado pero ella si que siente dolor, intenso y ardiente. Y al mirar su muñeca observa que ha perdido un tercio de una de las barras.

Al menos ahora sabe que está él cerca y que está libre para moverse por el lugar.

Cuando veo la pulsera lumínica en la muñeca de la joven herida se me cae el alma al suelo, era Hana y había llegado tarde por mi falta de decisión. El saber que era ella hizo que la aversión que sentía hacia la mujer quede menguada. Esto no quería decir que volviese a estar al completo control pues seguía actuando de una manera completamente desconocida para mí.

Cojo a la mujer de la cintura por el lado no herido y como si un paso de baile se tratase la alejo de la criatura que le acaba de atacar a la vez que le propino una patada a este. Acto seguido la suelto y doy un paso al frente interponiendome entre las tres criaturas y 

- En mi tierra herir a una dama sin razón se condena con la muerte, así que permitidme ser vuestro ejecutor.- ¿pero que estoy diciendo?- cada frase que soltaba desde que había llegado era más estúpida que la anterior pero eso no quitaba que no les iba perdonar lo que le habían hecho a Hana.

Decidido y apoyado por la personalidad del tal príncipe desenvaino una de mis espadas con la mano que me quedaba libre. Acelero el paso y uso al más cercano de plataforma apoyando mis pies en su pecho y luego saltando por encima de él hasta alcanzar una columna desde la cual me catapulto contra otro de los enemigos para decapitarlo con la fuerza del impulso.

Sin apenas pararme o siquiera recuperar el aliento, pues no me sentía en absoluto cansado, lanzo mi espada contra él que ahora estaba a sus espaldas dejando solo uno en pié, por el que empiezo a avanzar a la vez que desenvaino mi segunda espada...

Suelto un grito de dolor al sentir las garras de ese ser clavándose en mí. Al menos ya estoy libre y tengo un apoyo... O algo más que eso. Sin darme ni cuenta, me dejo llevar por ese paso de baile que me aleja de mis agresores y termino dando una vuelta y mirando a mi salvador, perpleja. Lo que me deja aún más perpleja es lo siguiente que dice, desencajando la idea que tenía de él desde el principio. Este... ¿de verdad es Scott? 

En otra situación me habría escondido avergonzada por eso, o me habría puesto a llorar de los nervios incluso, pero no sentía nada de eso. Una sonrisa divertida se me formó en la cara sin que quisiese, aún sintiendo el dolor que tenía en el costado. Me quedo observando cómo ese hombre o Scott o quien sea, acaba con otros dos de los soldados con una destreza increíble. Viendo que el tercero sigue en pie, preparo otra flecha y apunto directamente a la cabeza, haciendo que caiga en el momento en el que el hombre desenvaina. 

- La dama herida también quería reclamar su venganza. - digo todavía sonriendo, volviendo mi mirada hacia él y acercándome con cautela - ¿Eres...? - dejo la pregunta en el aire, esperando que responda él directamente.
 

El silencio reina ahora en el lugar al caer el último de los demonio-soldado. Os habeis quedado solos y los dos principes pueden hablar entre ellos sin temor a resultar heridos. Como salidas disponibles están las elevadas escaleras y lo que parecen un par de puertas en la base de éstas. Que estén abiertas o no, es otra cosa.
 

Al ver caer al último de esos demonios de un flechazo envaino mis armas mientras me giro hacia la joven y camino hacia mi otra espada la cual levanto en el aire de una pequeña patada y atrapo con la mano sin ningún problema, casi como un acto reflejo. 

- Vos sabéis bien quien soy. Igual que conocéis que mi padre conquisto vuestras tierras pero si insistís me presentare. Soy el princ...- empiezo hablar con altanería mientras la señalo con un dedo hasta que frunzo el ceño a causa del esfuerzo de imponerme a la verborrea y personalidad del príncipe.- Soy Scott, Hana.- consigo decir con una pequeña sonrisa mientras le muestro mi pulsera en la muñeca.- ¿Estás bien? Siento haber tardado tanto en bajar, ¿aún te duele?- concluyo perdiendo la sonrisa y con tono bastante preocupado.

La presentación pomposa del príncipe hace que me cruce de brazos y deje caer el peso sobre una pierna, levantando una ceja. Se me escapa media sonrisa divertida, que desaparece totalmente cuando dice un nombre que termino por reconocer. 

- ¡Scott...! - sin pensarlo me lanzo a darle un abrazo. En mi mente cada vez choca más que es una persona distinta pero a la vez lo conozco pero... Me separo algo avergonzada y dejo las manos sobre sus hombros - Tenía... Miedo de que King Dice nos hubiera engañado y estuviéramos separados... otra vez. Y estoy bien, no te preocupes... - intento sonreír aunque siento un escozor en el costado y termino negando con la cabeza - Vale, sí que duele. Pero puedo seguir, no pasa nada. Ya habrá algo para curarse más adelante... Espero.

Al mencionar eso, me doy cuenta de que ni siquiera he revisado el personaje que me ha tocado. Suelto a Scott y me pongo a comprobar la pantalla de la pulsera, echándole miradas nerviosas. No creo... ¿O sí? Me muerdo el labio intentando contener la pregunta absurda, pero finalmente me sale con una sonrisa nerviosa. Si ya tenemos al príncipe, queda su compañera...

- ¿Qué aspecto tengo? No voy enseñando demasiado, ¿verdad? - Al menos no es un JRPG... pienso mientras doy alguna vuelta sobre mí misma, intentando ver qué llevo puesto.

Cuando me abraza la estrecho contra mí sintiendo su calor, no tenía el aspecto de Hana pero era ella. Y no solo eso sino que notaba la atracción de antes aumentar aún más. Esto hace que la suelte reticente cuando se separa, aunque atrapo su mano con la mía cuando me la apoya en el hombro mientras le sonrío con cariño.

- No te preocupes, de esta saldremos los dos juntos.- intento imprimir una confianza que creía no sentir pero extrañamente el tenerla al lado conseguía que si estuviera completamente de acuerdo con mis palabras. Ya más relajado me empiezo a fijar realmente en el aspecto de Farah y al darme cuenta de haberla tenido tan cerca me empiezo a poner colorado, encima en ese momento Hana hace una pregunta mientras gira sobre si misma.- Estás muy guapa...- le digo algo avergonzado mientras aparto la mirada hacia las puertas y escalera.- ¿Qué camino prefieres? Creo que podría superar el muro hacia las escaleras sin muchos problemas y ayudarte a subir. Pero algo me dice que primero habría que comprobar lo que hay detrás de las puertas...- concluyo en obvio cambio de tema.

Al activar la pulsera se abre la ficha de personaje con su reconocible brillante enmarcación morada

Farah

Ventajas:

Experta arquera

Rápida

Desventajas:

Obsesionada por encontrar el Reloj de Arena

Equipo:

Arco y carcaj

Amuleto dorado

Os acercais a las puertas y parece escucharse un clamor de ovaciones  detrás de ellas. Desde arriba solo el movimiento de las cortinas que indican una suave brisa

Le sonrío y asiento, dejándome llevar un momento por su confianza. Aunque la reacción que hace al mirarme hace que frunza el ceño, mirándome y desviando luego la mirada. No debería haber preguntado, me va a mirar más y... Empiezo a ponerme roja pero la voz por lo menos no me sale tan cortada como esperaba.

- Ya veo... - empiezo a echar de menos ser un hombre fuerte e independiente, cubierto de sangre y con la mayoría del cuerpo cubierto. Miro hacia las puertas y hacia las escaleras y finalmente asiento de nuevo - Vamos a las puertas, tiene toda la pinta de ser el camino principal...

Al escuchar las ovaciones, miro algo confundida a Scott de nuevo y me quedo esperando que decida si entramos o mejor cambiamos de camino.

Su reacción ante mi comentario me da la sensación de que he dicho algo malo y me entran unas ganas locas de disculparme. Sin embargo estaba claro que ella quería dejar atrás la tensión del momento y se acerca a las puertas.

- Será lo mejor pero vayamos con cuidado y haciendo el menor ruido posible.- dicho esto intento abrir la puerta lo más despacio posible para mirar a través del hueco antes de entrar dentro.

Cuando el apuesto príncipe abre la puerta y asoma la cabeza, interponiendo su espada para evitar un cierre inesperado, vislumbra una luz al final de un largo pasillo cuyo suelo es de arena compacta. El clamor de las voces es más evidente. Parece que la gente está muy ansiosa esperando algo....