Partida Rol por web

En cuanto el suelo empieza a temblar, me doy cuenta de que algo no va bien. Mantengo los ojos bien abiertos para ver por dónde viene la amenaza, pero no hace falta fijarse mucho. Para cuando la mole entra, ya estoy tomando mi arco, pero aquel rugido me deja paralizada unos segundos, al igual que la forma en que me mira. Tengo que moverme, ya.

- Yo le distraigo. - digo rápidamente.

Termino de sacar el arco y disparo una flecha contra el centro del abdomen, esperando encontrar un punto débil o algo así. No te puedes quedar quieta ahora. Echo una rápida mirada al Príncipe y termino corriendo hacia el lado contrario en el que está él, intentando que el monstruo le dé la espalda y atenta por si decide atacarme.

Por alguna razón cuando necesito la ayuda de Hana para mover la palanca no puedo evitar sentir vergüenza. No era ni capaz de accionar un mecanismo por mí mismo y aún así quería protegerla. La preocupación por eso se sustituye por otra más urgente cuando el suelo tiembla y aparece una criatura enorme la cual se fija por completo en Farah.

Antes de que pueda hacer nada, ella vuelve a actuar por si sola poniéndose en peligro, por lo que desenvaino mis dos espadas y cargo hacia el dispuesto a saltarle  en la espalda con la intención de añadir fuerza a mi ataque y atravesar sus defensas.

La flecha de Farah rebota sobre la mole sin ocasionar daño alguno mientras este avanza hacia ella. Las espadas del principe tampoco hacen mella, pero le obligan a girar en busca de aquel que le ha atacado por la espalda dejando libre de su escrutitinio a la joven.

Con un rugido propina un manotazo al principe que lo lanza varios metros hacia atrás, haciendole caer cerca de la llave. Siente el calor del fuego que arde encima del mecanismo mezclado con el ardor del dolor. Su barra de vida ha vuelto a menguar mietras ve con horror como de nuevo cambia de objetivo.

Al parecer nuestras armas eran completamente inútiles contra él y lamentablemente no podía decir lo mismo sobre la criatura en sí, pues si el dolor no era suficiente indicativo mi muñeca me lo mostraba de manera definitiva. Aún así caído en el suelo boca arriba me fijo en el calor que desprende algo que tenemos encima y se me ocurre una idea. Lamentablemente no estábamos ni en la mejor posición ni creo que aguantásemos mucho contra esta criatura.

Sin embargo verme la pulsera no solo me recuerda lo herido que estoy sino el inventario y la extraña descripción de la daga, por lo que sin esperar un momento más aprieto el botón esperando que funcione como creía.

En el momento en el que la mole se da la vuelta, aprovecho para fijarme en su espalda, buscar algún punto débil, algo que destaque o brille más de la normal. Pero me distraigo totalmente al ver que catapulta al príncipe de un manotazo contra el fuego.

- ¡SCOTT! - en un gesto inútil, alargo la mano como para intentar ayudarle, sin éxito. 

El monstruo se vuelve a girar hacia mí, haciendo que me tense en el sitio. Vale, calma ahora. Scott no ha caído del techo así que aún no ha perdido ninguna vida. A ese bicho tampoco parecen haberle afectado nada los ataques. Tiene que haber algo en la habitación, o un patrón o un objeto que no tengo. Pero de momento... Me mantengo atenta a los movimientos de la mole, manteniéndome a una distancia prudencial y evitando quedarme en alguna de las esquinas, dispuesta a esquivar cualquier intento de ataque. 

El principe aprieta el botón de la daga...

Los ojos de Farah se clavan en el fuego que crepita en lo alto del mecanismo que han tenido que girar antes para poder abrir la puerta, pero en seguida siente como si algo la succionara y ve como su mano estirada vuelve renqueante hacia atrás y su cabeza parece sufrir una especie de borrado de apenas unas milesimas de segundo. Cuando puede reaccionar, sus ojos se clavan en el gigante que tiene en frente y que se dirige hacia ella, pero tambien en el fuego que crepita en lo alto del mecanismo que han tenido que girar antes para poder abrir la puerta

El principe por su parte se ve envuelto en una especie de arena dorada totalmente inocua pero que le lleva hasta el momento justo en que saltaba tras la enorme mola que encaraba a la princesa ....

Vale, esto funciona pero vaya momento...

Es lo que pienso al verme saltar a la espalda del mastodonte acorazado. Sin embargo esta vez como va responder por lo que en vez de intentar clavar las espadas apoyo mis piernas para dar un salto hacia atrás y esquivar su manotazo a la vez que le doy un tajo en la cara intentando acertar el ojo. No esperaba dañarlo pero si cabrearlo lo suficiente para que se fijase en mí en vez de Hana. Aprovechando la ventaja de mi salto intento atraerlo al centro donde estaba la palanca.

- Hana, el recipiente de arriba hazlo caer encima suya.- le indico mientras me preparo para recibir la carga del enemigo y mantenerlo en el lugar adecuado.

No sé qué ha pasado, pero noto una extraña sensación de déjà vu, como si estuviera repitiendo lo mismo que había pasado hacía... dentro de... ¿segundos? Pero a Scott no le ha pasado nada... ¿Debería? Mientras estoy intentando volver a la realidad, oigo a Scott hablar del mismo punto en el que me había fijado.

- ¡Voy! - respondo preparando una flecha.

Espero a que la mole se quede en el punto exacto, con el arco tenso y controlando la respiración. No sé cuántas oportunidades tenemos pero si es una, no puedo fallar... Así que... YA. En el momento en el que se queda bajo el fuego, disparo y espero que el plan funcione.

La gran mole vuelve a bramar enfurecido mientras se gira para perseguir al molesto ratón que ha intentado darle en el rostro. Mientras Farah prepara su arco siente un ligeor calor en el pecho. Calor que parece emanar del medallón que cuelga de su cuello.

Es entonces cuando suelta su flecha ante la señal de Scott impactando de lleno en el recipiente que llamea y volcandolo. El fuego impacta en el abdomen del ser, que empieza a arder, provocando que las runas que hay inscritas se iluminen

Tras unos segundos interminables finalmente cae muerto. Las puertas siguen abiertas y tras ellas se puede apreciar una parte del castillo.

Retrocedo unos pasos tras disparar, comprobando que por lo menos el fuego parece hacerle daño. Y de qué forma. El fuego comienza a consumir la enorme mole y entre el fuego empiezo a ver unos símbolos que son... ¿familiares? Me quedo mirándolos durante los segundos que tarda en morir la mole y ni siquiera presto atención a las puertas abiertas. 

- Vos también habéis visto las runas, ¿verdad? - pregunto al príncipe, aunque en vez de mirarle me quedo observando el medallón, buscando algo extraño en él como una runa o alguna señal de que haya salido el calor de su interior. Después, levanto la cabeza, algo distraída y fijándome en el interior de las puertas - Deberíamos seguir...

Aguanto en el sitio teniendo una fe ciega en Hana, o quizás era la arrogancia del príncipe que no consideraba la posibilidad de equivocarse. Seguramente una mezcla de ambas, pero por suerte todo sale a la perfección y la criatura cae al suelo destrozada.

- Las he visto pero no se que pueden significar.- le contesto mientras me fijo en si está bien y veo como se está fijando en su colgante.- ¿Os pasa algo?- pregunto a la vez que me acerco a ella para observarlo sin ser consciente lo cerca que quedaba de ella. En ese momento me aparto algo avergonzado y afirmo con la cabeza.- Sí, sera lo mejor...

Y sin más me preparo para avanzar junto a la princesa hacía lo que parecía un castillo.

Os adentrais en el palacio hasta llegar a través de un pasillo lo que parece una sala ritual, donde el príncipe debe presionar un panel lateral para que se hunda en la piedra la verja que os impedia acceder. En el suelo, escrito con sangre hay un mensaje.

A lo mas profundo habreís de llegar

para lo quebrado poder reparar

Alados guardianes serán vuestro último obstáculo a salvar

pero antes la luz de la luna de la forma apropiada les debe alcanzar

En el suelo hay un agujero de donde asciende vapores cálidos. En un lateral de la sala hay unas escaleras que bordean el exterior del palacio y que parecen descender muchísimos metros.

Al observar el medallón recuerdas que su historia. Pertenecía a la Emperatriz del Tiempo, pero cambió de manos al ser robado por el Maharajá, tu padre, quien temiendo que algún dia se pudieran liberar las Arenas, te lo obsequió a ti para que te protegiera de convertirte en un demonio cuando las arenas se liberaran. También crees que puede controlar las arenas del tiempo.

Por ahora avanzamos sin ningún problema por el castillo, durante todo el camino no puedo evitar que se me escape la mirada hacia Farah entre preocupado y otras sensaciones que no sabía si eran mías o del príncipe. Al fin y al cabo la princesa era hermosa y estaba claro que atraía al príncipe y por si fuera poco a la vez era Hana, aunque estaba claro que le pasaba lo mismo que a mí. Pues ella nunca era tan repelente como la arquera que tenía a mi lado...

Con estás preocupaciones y dudas llegamos hasta una sala con un mensaje en sangre, nada más halagüeño que textos escritos en sangre para sentirme seguro. Sin embargo estaba claro que no podíamos ignorarlo sin más.

- Parece bastante obvio que debemos bajar abajo por esas escaleras pero los últimos versos me escaman un poco, ¿vos que opináis?- realmente quería preguntárselo de manera normal pero sin poder evitarlo seguía con esa forma antigua de hablar que me resultaba mucho más sencilla ahora de usar.

Cierro la mano sobre el medallón con cuidado, recordando de alguna forma su importancia, y sigo al príncipe hasta la sala y el precioso mensaje con sangre que hay en el suelo. Me encojo un poco sobre mí misma y me froto el brazo, asomándome con cuidado al agujero. Antes de responder, pensaba echar un breve vistazo al resto de la sala, pero termino hablando antes de tiempo.

- Si os parece tan obvio, ¿para qué me preguntáis? - ¿Es que sois tonto? Pongo los brazos en jarras y los ojos en blanco un momento, cansada de esa actitud... Espera, ¿qué? Rápidamente me cruzo de brazos y observo lo que hay escrito de nuevo, intentando ignorar ese gesto tan gratuito por mi parte - La segunda parte debe de referirse a algún enemigo de más adelante y la forma de acabar con él... Aunque la luz de luna tal vez sea difícil de conseguir en un sitio cerrado. De todas formas, si no hay otro camino deberíamos bajar igualmente. - concluyo acercándome a las escaleras.

Cuando escucho su respuesta, empiezo a enfadarme. Hago mi mayor esfuerzo por controlarme mientras escucho lo demás que tiene que decir pero cuando está claro que no se va disculpar no lo soporto más y la agarro por la muñeca para que se gire hacia mí. Acto seguido la pillo por los hombros y pongo su espalda contra una de las columnas.

- ¿Cuál es vuestro maldito problema? Acaso preferís que no tenga en consideración vuestra opinión y haga lo que yo quiera. Personalmente lo veo preferible, sobretodo si cada vez que vais abrir la boca solo va haber insultos...- empiezo a espetarle bastante malhumorado. Lo peor es que al tenerla tan cerca podía notar su calor, la suavidad de su piel, la fragancia de su pelo, esa mirada llena de fuego... Cosas que no ayudaban a que me centrase precisamente y que hacían que mi ira aumentase aunque esta vez contra mi mismo.- Pero por si no os habéis dado cuenta la situación, "princesa".- esto último lo añado con cierto sarcasmo.-  Estamos en una situación bastante complicada, así que decidíos de una vez. ¿Dejáis las pataletas o me vais a forzar a dejaros atrás? Vuestra elección.- concluyo mi ultimátum cada vez más cerca de ella.- podría hasta besarla... 

Genial, simplemente genial el simple hecho de que ese último pensamiento no sabía si era del príncipe o mío.

El gesto del príncipe me pilla por sorpresa y más aún que me acorrale de esa forma. Lo siento, lo siento, lo siento... Pero las palabras no me salen de la boca, una demasiado orgullosa como para disculparse. Me quedo en silencio durante toda su riña, con los ojos fijos en los suyos y sintiendo el corazón acelerado. En otra situación, simplemente habría agachado la cabeza o me habría intentado ir de allí, como si la cosa no fuera conmigo pero no... Tenía que responder.

- Volved a tocarme así y os juro que os mando asesinar. Ah, claro, que no queda nadie a quien mandar... - respondo con una sonrisa sarcástica, antes de dirigirle una mirada fría, sin hacer ademán de apartarme - Podéis intentar dejarme atrás si queréis, pero ambos sabemos que sólo hay un camino que seguir. Y sé perfectamente la situación en la que estamos y sé que ha sido culpa vuestra y de vuestra estupidez, así que hasta que no deshagáis el daño que habéis hecho, vais a tener que soportarme a mí además del peso de vuestra propia culpa. - me quedo mirándole, esperando una respuesta y esperando por otra parte que sea más bien inteligente. Está demasiado cerca...

Por supuesto que no iba entrar en razón, y esa maldita sonrisa despertaba demasiados sentimientos contradictorios como para responder rápidamente. Por lo que no consigo interrumpirla ni una vez en su monólogo, sin embargo lo último que dice me hace reírme mientras miro al suelo.

- Esa sí que es buena, ¿me culpáis a mi de vuestra debilidad? Vos, que no pudisteis proteger vuestra ciudad, vos que no pudisteis ver como el consejero de vuestro padre era un traidor. Vos, que su gente guardaba algo tan terrible y aún así era débil para protegerla y no lo suficientemente sabía para avisar de lo que tenían guardado.- en ese momento vuelvo a mirarla con una media sonrisa bastante irónica.- Vos, que le habéis dado la vuelta a mi mundo en más de una manera./ Tú, Hana, que eres la única que realmente no pienso dejar atrás- seguía estando muy cerca de ella y por un momento me quedo mirándola directamente a los ojos hasta que al final la suelto con cierta reticencia mientras doy un pequeño suspiro.- Sea pues, seguid culpándome de vuestros fallos el resto del camino, estaré encantado de ser un permanente recordatorio de ellos mientras soluciono el problema en vez de quejarme.

Y sin más me dirijo a las escaleras dispuesto a descender, aunque ahora mismo lo que necesitaba era alejarme de ella. Aún notaba su aroma cosquilleándome la nariz y que me resultase agradable no ayudaba a centrarme precisamente.

El principe se aparta para dirigirse hacia las escaleras, pero los vapores que han ido ascendiendo por el agujero han creado un pequeño charco de condensación que le hacen resbalar y caer por aquel agujero quedando colgado de una mano. El calor es palpable para él, y para la princesa, que ha corrido a auxiliarlo.

Pero su fuerza no es el mayor de sus dones, y antes de que el hombre pueda hacer uso de sus habilidades cae al vacio al no poder Farah retenerlo. En su caida se percata de que en un lado de la pared hay un saliente y en la piedra están inscritos los mismos simbolos que tenía el mastodonte.

La joven siente el medallón vibrar mientras ve como su odiado amado se aleja de ella.

Estaba tan enfadado que ni me doy cuenta del estado del suelo cuando me acerco a las escaleras y me veo cayéndome hacia el vacío en apenas una fracción de segundo. En un momento noto las manos de Farah intentando salvarme pero tanto el calor como mi peso hace que me resbale antes de poder actuar, así que viendo la caída que me espera saco la daga y vuelvo apretar el botón a la vez que me fijo en los símbolos que hay en la pared de mi lado.