Partida Rol por web

Al momento que aprieto el botón vuelvo a notar como las arenas me rodean y el viento ensordece mis oídos mientras revivo los últimos segundos de mi vida marcha atrás hasta llegar al momento justo en el que me resbalé. Acto reflejo me paro en seco para evitar el suelo humedecido y extiendo mi brazo para que Hana se detenga.

- Cuidado con el suelo, no queremos que la princesa se caiga y haya que ir a buscarla.- realmente aún no sabía hasta que punto ella recordaba lo que había pasado y solo quería avisarla del peligro pero la frase escapo así de mis labios. Estos personajes estaban siendo un infierno. Sea como sea y con cuidado empiezo avanzar hacia el muro donde había visto las runas para comprobar como llegar hasta ellas.

Las palabras del príncipe hacen que algo me duela y mucho, como si hubiese sido una puñalada, aunque no me afectan directamente. Pero por lo menos consiguen que la princesa deje de hablar por su cuenta, así que le simplemente le sigo en silencio. ¿Estás bien? Me pregunto, aunque sé que es absurdo, porque ni siquiera contesto. Genial, ya no sé si soy yo o ella o es que no hay nadie directamente...

De pronto, en un parpadeo me topo con el brazo del príncipe frente a mí. Al mirarle siento una mezcla de alivio y es... raro. Es como si hubiese pasado algo malo, algo horrible, pero todo sigue como siempre. Incluso el tono mordaz del príncipe. Aunque se ha preocupado por mí. Se me escapa una sonrisa, una inocente al principio y que termina en una altanera. 

- Tampoco nos gustaría perder a nuestro príncipe por una caída tan tonta. - respondo, en parte preocupada de verdad, en parte... ¿Qué demonios es esto exactamente? Mientras intento entenderlo, le doy la mano al príncipe y la llevo a la altura de mi cara, casi para demostrar que está allí. ¿...Qué? Con una sonrisa dulcificada, le poso un beso sobre ella mientras le miro a los ojos durante unos segundos, con una pasión totalmente inusitada. Unos que son interminables en mi mente, porque siento que me acabo de quedar totalmente en blanco - ¿Vamos? - ladeo la cabeza y echo a andar por las escaleras evitando los charcos del suelo, con media sonrisa triunfal y aún llevando de la mano al príncipe. ¿...QUÉ?

No sé que me esperaba por parte de la princesa ante mi comentario, pero por supuesto lo que acababa de pasar no. Primero me coge de la mano como si nada y luego la besa mientras me mira con esos preciosos ojos oscuros. Sin saber como reaccionar la sigo con la mirada mientras se dirige hacia las escaleras hasta notar el tirón de su mano ya que no me había soltado.

En ese momento de manera inconsciente tiro de ella hacia mí notando su cuerpo contra el mío.- Debería haber hecho hace tiempo...- digo antes de besarla durante un largo y maravilloso momento, sin estar seguro de si esto lo deseaba yo, el príncipe o ambos y aún así disfrutando cada segundo. Me separo con una sonrisa pero sin romper el abrazo y me quedo mirándola con pasión hasta que me doy cuenta de la situación y algo azorado termino por separarme de ella.

- Creo que debería bajar yo primero y así me cubres con el arco.- digo rápidamente intentando cambiar de tema y recordando lo que vi al caerme.- Y me pareció ver en esa pared runas parecidas a las que tenía ese monstruo de antes...

Tras ese beso apasionado y sin esperar la respuesta de la princesa, el hombre se da media vuelta y salta, cayendo sin esfuerzo en el saliente que había visto con anterioridad. Sus dedos recorren la áspera pared y percibe bajo la yema de éstos las runas grabadas en cada piedra, como si fueran mecanismos que se pudieran activar uno a uno. ¿Pero cual era el órden? El mastodonete los tenia inscritos en círculo, así que dificil averiguar el comienzo...

Intenta pensar con rápidez pero los vapores que emanan del fondo empiezan a elevar la temperatura del trabajado cuerpo, y la armadura de recio cuero no es de mucha ayuda....

Por su parte Farah queda arriba, frustrada y sin aliento. Se asoma cuando lo ve descender, pero sabe que si lo sigue, no podrá volver a ascender. Prepara su arco por si acaso. Desde la escalera lateral llega el cálido y seco aire del desierto pues antes de descender da a un corredor que deja ver las espectaculares vistas del palacio.

¿Que ha sido eso? ¿Un ruido?

Cuando salto dejándola con la palabra en la boca y de paso sin aliento siento un pequeño golpe de satisfacción. Sin embargo la situación en el pozo rápidamente me cambia el humor.

El calor era más que sofocante pero me negaba a volver a caer por ese hueco sin conseguir algo de provecho, así que una vez me aseguro de que las runas no fueron cosa de mi imaginación intento recordar el orden en el que estaban. No había mucho tiempo así que solo probaría una combinación antes de volver arriba.

Sin más pistas que las que tenía lo único que se me ocurre es considerar el escudo un reloj y seguir el sentido horario desde las doce. Era dar palos de ciego pero mucho más no podía hacer.

El beso del príncipe se me hace muy distinto al que me había dado Scott antes, pero no pienso en separarme ni por un momento. De hecho, incluso me cuesta un poco separarme de él. Me quedo mirándole sin saber qué decir exactamente y sólo asiento a lo que dice, sin estar muy segura de si entiendo sus palabras o simplemente me he quedado hipnotizada por sus ojos. Al ver que se tira por el pozo sin cuidado alguno, la magia desaparece y me asomo rápidamente asustada, aunque no parece que se haya hecho daño ni nada parecido. 

Más tranquila, preparo el arco y echo un vistazo alrededor de la sala, al tiempo que una sonrisa tonta se empieza a dibujar en mis labios. Scott ha besado a otra chica... Y yo he besado a otro chico. Esto va a ser raro... Bajo la cabeza medio riéndome, cuando el ruido me borra la sonrisa y mi gesto se afila cuando apunto con la flecha hacia el corredor. Echo un rápido vistazo hacia el agujero, comprobando que el príncipe sigue bien. Si le meto prisa, tal vez puede acabar peor... Con cautela, y sabiendo que seguramente es mala idea desde el principio, echo a andar lentamente hacia el corredor, comprobando si es algún otro soldado el que se acerca o cualquier otra bestia.

Como si tu mano hubiera sido guiada por un Dios benévolo colocaste los simbolos y una porción de los ladrillos se retiró dejando a la vista un precioso orbe que giraba sobre un eje imaginario, recordándote la luz que emitia a la misma que la luna irradiaba

Su tamaño no era muy grande y detrás, había algo... algo parecido a lo que encontraste en el anterior juego, pero el grabado parecia diferente....

De repente te percatas del silencio que hay arriba. ¿Farah tan callada? No, definitivamente algo andaba mal.

Tomas tus precauciones y te asomas con cautela pero nadie parece estar allí pero de repente algo cae del suelo con bastante gracilidad

De un empujón te empotra contra la pared y pega su cuerpo al tuyo interponiendo su espada afilada entre tu garganta y ella.

- Vaya, vaya. Mira lo que he cazado... - te sonrie con superioridad mientras te evalua con la mirada. A lo lejos se escuchan ruidos de pasos marcados, como si fueran al ritmo de un compás, y se aproximan a donde estais

- Si te portas bien, quizás te perdone la vida... Solo tienes que hacer una cosa. No meterte en medio cuando acabe con el principito - su última palabra brotó burlona.

El calor empezaba ya a superar lo sofocante pero  viendo que había acertado hago un esfuerzo y me quedo esperando para ver lo que había detrás de esa pared. El brillo lunar de la esfera me deja maravillado por unos segundos olvidando la temperatura del lugar y tan embelesado estaba por ella que casi se me pasa lo que era realmente importante, parecía uno de los fragmentos que estábamos buscando así que con cuidado intento coger ambas cosas.

En ese momento me doy cuenta que había una extraña calma, por una parte era hasta relajante pero también muy solitaria como si faltara algo... y claro que faltaba alguien la princesa- Hana- llevaba demasiado tiempo callada como para ser normal. Preocupado y cargando con lo que había encontrado, vuelvo arriba para saber donde estaba.- Mira que le dije que no se adelantara sola, pero porque me iba escuchar, ¿eh?

Apenas pasa un instante desde que la sombra cae frente a mí hasta que me encuentro frente a ella con un filo sobre la garganta. Noto su cuerpo demasiado cerca y ya no es sólo por la espada que empiezo a ponerme nerviosa. Entrecierro los ojos y le sostengo la mirada, medio temblando y sorprendentemente aún de pie, a pesar de que en otra situación estaría escurriéndome hasta el suelo del miedo. Sólo desvío la mirada cuando oigo los pasos acercándose, recordando entonces que no me encuentro sola. 

Y es cuando dice esas palabras, cuando habla de esa forma del príncipe, que siento cómo la ira comienza a bullir dentro de mí. El temblor de miedo se convierte en uno muy distinto y aprieto los dientes, mirándola desafiante. Como esta pelandrusca se atreva a poner un dedo encima de Scott... Miro un instante la pequeña barra de vida que me queda en la muñeca, junto con las otras dos al completo. Suficiente. Como si tengo que perderlas todas.

- Tócale un pelo de su preciosa cabeza y te juro que desparramaré tus tripas por todo el salón real, zorra. - siseo entre dientes, escupiéndole en la cara con odio. Con un gesto rápido, intento clavar la flecha que llevaba en la mano sobre ella y apartarme a un lado aprovechando la distracción - ¡SCOTT, CORRE!

Emergiste de nuevo a la superficie, percibiendo el alivio del aire que corria allí arriba, y viste que Hana, o Farah, no estaba, pero escuchabas susurros a un lado de la entrada a las escaleras que hacia un rato habiais decidido tomar.

Te aproximaste con cautela y viste a la princesa contra la pared y una desconocida delante, solo veias una porción lateral de ambas, sabiendo que si te asomabas más te descubriria la extraña. Si te centrabas podias escuchar de fondo un ruido de pasos marcados, como si fueran al ritmo de un compás militar.

No sabias que habia dicho la morena pero si perfectamente las palabas de Hana

"Tócale un pelo de su preciosa cabeza y te juro que desparramaré tus tripas por todo el salón real, zorra." Un alarido furioso siguió a esas palabras mientras veias a la princesa esquivar a su opresora gritando "¡SCOTT, CORRE!"

Hana clavó certera la flecha en el hombro de la mujer arrancandole un alarido furioso. La princesa pudo esquivar a su opresora gracias a que parecia haber acertado en algún punto clave de su articulación, pues soltó su arma, como si su mano ya no respondiera al resto de su cuerpo, quedando lacia a un costado.

Cuando corria hacia el interior visualizó al principe casi llegando a donde estaban. Habia varias opciones,  bajar al pozo de nuevo, esquivar a la tiparraca y descender por las escaleras de donde se oia aquel ruido de pasos acercandose, o ... utilizar los elementos del palacio para descender por el exterior. Contaban con una gruesa y resistente barandilla, salientes y estandartes* colgando de  éstos, recovecos en los que apenas entraba una mano entera y amplios ventanales a distintos niveles de altura

El salir de ese pozo y notar una brisa fresca hubiera sido casi perfecto sino fuese por la ausencia de Hana, preocupado empiezo avanzar hacia donde escucho unas voces y la situación que me encuentro me deja descolocado. Parecía que estaba discutiendo o mejor dicho peleándose contra otra mujer y todo porque está me quería muerto. Antes de que pueda actuar veo como la princesa ataca a la guerrera y empieza a correr hacia mí mientras me insta hacer lo mismo.

Por una fracción de segundo considero mis posibilidades. El pozo quedaba completamente descartado, no iba a ninguna parte y hacia demasiado calor. Por otro se oía mucha gente por las escaleras y aunque probablemente podría con ellos era bastante posible que Farah acabase herida y eso no podía permitirlo. Lo cuál solo dejada una opción...

Por lo que cuando me alcanza la cojo por la cintura obligándola a abrazarse a mi cuello.- Agarraos fuerte y no os soltéis princesa.- le pido aunque suena más a orden por el tono del dichoso príncipe. Y sin más salto hacia la barandilla estirando ambos brazos para ganar aún más impulso y alcanzar uno de los estandartes en los cuales clavo mi daga para ir frenando la caída a la vez que sigo avanzando con la fuerza del impulso hasta llegar al techo de uno de los ventanales que estaban más abajo.

Se me escapa media sonrisa cuando la mujer grita de dolor y consigo escapar sin que llegue a atraparme de nuevo. Al encontrarme con el príncipe, tengo el impulso de empujarle para que salgamos corriendo de allí, pero parece que él tiene otros planes. Apenas me da tiempo a guardar el arco a la espalda cuando me coge de la cintura como si fuera una muñeca. 

- ¡¿Otra vez?! - se me escapa, pero haciéndole absoluto caso y abrazándome a él - ¿Estáis seguro de...?

Y nada, ya ha empezado. Me aferro a él incluso con las piernas y cierro los ojos, aterrada por lo que va a hacer de nuevo. No más saltos, por favor...

Descendeis deslizandoos, saltando y balanceandose en los salientes que van apareciendo en vuestro camino, uno a ferrado al otro, mientras os percatais de como el sol se va ocultando poco. En el trayecto habeis visto que la enorme escalera que subia a donde estabias vosotros había una horda de esqueletos armados que caminaba con marcado ritmo militar, haciendo resonar sus pútridos huesos. El rostro de la desconocida se asomaba rabioso por el borde. Alcanzais el suelo, y parece un estrecho callejón.

Escuchais ruido y os asomais

Podeis ver que en las celdas hay gente desnutrida y de aspecto enfermizo que apenas puede sostenerse de pie, por lo que se apoyan en los barrotes o contra las sucias paredes.

Consigo llegar al suelo sin mucho esfuerzo con la princesa aún rodeándome el cuello. Se la veía algo asustada y la sentía tan cerca de mi que antes de que me de cuenta le robo un beso en un intento de calmarla antes de cogerla de unas manos para seguir moviéndonos. Una cosa eran criaturas sueltas y otra muy distinta batallones dirigidos si nos rodeaban estaríamos bastante perdidos, así que avanzo hasta uno de los bordes y veo a más de esos esqueletos, demasiado para matarlos a todos lo suficientemente deprisa como para que los que acabábamos de dejar atrás nos viesen.

Afortunadamente había contraventanas y partes de otros edificios derruidos repartidos por el lugar y con un poco de suerte podríamos pasar con sigilo sin que nos viesen.

- Conseguí un fragmento así que solo nos debería quedar llegar hasta el reloj, con un poco de suerte podríamos pasar sin que nos noten, ¿os creéis capaces de guardaros vuestras quejas hasta entonces?- le susurro con una sonrisa socarrona mientras la sigo agarrando de la mano.- Ni loco voy a dejar que se vuelva a separar de mí...

Mientras descendemos, veo a la asesina de antes asomarse hacia nosotros y, en un gesto de lo más infantil, le saco la lengua y me aferro más al príncipe, con cariño. Vas a tener que esforzarte más si quieres apartarlo de mi lado. En cuanto aterrizamos, se me escapa una sonrisa tonta al recibir ese beso tan repentino y con ella todavía en la cara, sigo al príncipe de la mano hasta quedarnos más o menos a cubierto. 

- Oh, bien. Si sabéis cómo ir, adelante. ¿Y cómo que mis...? - Eso es una queja. Pongo los ojos en blanco y cierro la boca de inmediato, asintiendo - Guiadme de una vez. - digo con media sonrisa sin soltarle, esperando que encabece la marcha. Si al final me acabaré acostumbrando al príncipe y todo...

Como siempre, el principe tiene recursos para todos y busca un camino para Farah por abajo, mientras él los distrae por arriba saltando sobre la barra de la columna central. Desde ahí le es más fácil encaramarse hacia arriba y saltar al tejado más próximo. Como si de borregos se tratasen, todos le siguen quedando solo uno atrás, el cual es sigilosa y fácilmente abatido por la princesa.

La cual se percata de que las rejas del suelo, llevan a algún lado. Uno que desprende un bonito resplandor azulado. El murmullo de una cascada llega hasta sus oidos. Las palabras leidas en aquella estancia la asaltan de nuevo

A lo mas profundo habreis de llegar

para lo quebrado poder reparar

Alados guardianes serán vuestro último obstáculo a salvar

pero antes la luz de la luna les debe alcanzar

Mientras el príncipe avanza, no puedo evitar sentirme algo preocupada. ¿Y si se cae? ¿Y si le matan entre todos? Intento no pensar en ello y sigo avanzando, acabando con uno de los que se queda más atrás para no entorpecerle. Pero eso es... Me detengo un instante mirando a través de las rejas y viendo ese resplandor azul... La luz de la luna. 

Rápidamente levanto la cabeza y en silencio le hago gestos a Scott para que me vea y se detenga un momento. Le hago un gesto de que se acerque y otro para que lo haga en silencio, esperando que decida dejar allí al pequeño tropel de enemigos y no me malinterprete. Mientras tanto, voy buscando la forma de entrar a través de las rejas o de seguirlas para ver dónde está la posible entrada.