Partida Rol por web

 Amenazas, amenazas mi buen señor vampiro…y sin embargo sigue aquí, eso solo implica que a pesar de todo, tengo la razón, me necesita, quiere mis 3.000 guerreros bajo su comando…un ejército así ya no lo encontrara en ningún lado, así que ubíquese esos datos en su cerebro y trate de analizar lo que perderá si tan solo uno de mis pelos son dañados…ni todos los guerreros de la Legión unidos con los soldados de Alharan podrán contra mi…así que aléjese, su falta de aliento me desespera, los no muertos en general me desesperan… - 

 Amenazas, amenazas mi buen señor vampiro…y sin embargo sigue aquí, eso solo implica que a pesar de todo, tengo la razón, me necesita, quiere mis 3.000 guerreros bajo su comando…un ejército así ya no lo encontrara en ningún lado, así que ubíquese esos datos en su cerebro y trate de analizar lo que perderá si tan solo uno de mis pelos son dañados…ni todos los guerreros de la Legión unidos con los soldados de Alharan podrán contra mi…así que aléjese, su falta de aliento me desespera, los no muertos en general me desesperan… - 

- Mi señor Drakken – dijo Anastasia aprovechando algún momento para poder hablarle por lo bajo, aun con la armadura puesta y con la voz opacada por esta – hemos llegado a una aldea muy al sur de Wroth, conocida como la Aldea de los Maizales, habíamos recibido reportes de extrañas actividades en susodicha aldea, por lo que comenzamos a investigarla…ahí tras la primera noche, pudimos notar como uno de los hijos de Taú corrompía a niños pequeños para crear una especie de ejército o de tributos para su padre…el hijo es reconocido por el nombre de Jasy´jatere y a pesar de nuestros esfuerzos…no pudimos darle caza, logro escapar entre los bosques y desaparecer del mismo…invertimos toda una noche hasta el amanecer…pero sin embargo, no logramos localizarlo, ni siquiera con la ayuda del licántropo… - calla un segundo y mirando hacia Sorek dice - …ese humano estaba a punto de ser asesinado por el ejército del demonio, lo salvamos y nos ha acompañado hasta aquí…lo desarmamos para evitar problemas y Jorel tiene ahora sus armas…afuera de este lugar están dos ingenieros que también hemos rescatado de la aldea, un syrolutha y un enano…ambos aparentemente conocidos de Sorek Hounjan, el humano…a todo esto señor y si me lo permite…¿Dónde está Alharan? -

Drakken habla por lo bajo con el Dajir, este le responde con una sonrisa, sin mirar hacia su rostro, solo enfocándose en los presentes, de quienes no se había oído una sola palabra aun.

Anastasia, la líder de la compañía, aprovecho ese momento para acercarse a su señor y hablar con el mediante susurros.

- Mi señor Drakken – dijo Anastasia aprovechando algún momento para poder hablarle por lo bajo, aun con la armadura puesta y con la voz opacada por esta – hemos llegado a una aldea muy al sur de Wroth, conocida como la Aldea de los Maizales, habíamos recibido reportes de extrañas actividades en susodicha aldea, por lo que comenzamos a investigarla…ahí tras la primera noche, pudimos notar como uno de los hijos de Taú corrompía a niños pequeños para crear una especie de ejército o de tributos para su padre…el hijo es reconocido por el nombre de Jasy´jatere y a pesar de nuestros esfuerzos…no pudimos darle caza, logro escapar entre los bosques y desaparecer del mismo…invertimos toda una noche hasta el amanecer…pero sin embargo, no logramos localizarlo, ni siquiera con la ayuda del licántropo… - calla un segundo y mirando hacia ti dice - …ese humano estaba a punto de ser asesinado por el ejército del demonio, lo salvamos y nos ha acompañado hasta aquí…lo desarmamos para evitar problemas y Jorel tiene ahora sus armas…afuera de este lugar están dos ingenieros que también hemos rescatado de la aldea, un syrolutha y un enano…ambos aparentemente conocidos de Sorek Hounjan, el humano…a todo esto señor y si me lo permite…¿Dónde está Alharan? -

- Mi señor Drakken – dijo Anastasia aprovechando algún momento para poder hablarle por lo bajo, aun con la armadura puesta y con la voz opacada por esta – hemos llegado a una aldea muy al sur de Wroth, conocida como la Aldea de los Maizales, habíamos recibido reportes de extrañas actividades en susodicha aldea, por lo que comenzamos a investigarla…ahí tras la primera noche, pudimos notar como uno de los hijos de Taú corrompía a niños pequeños para crear una especie de ejército o de tributos para su padre…el hijo es reconocido por el nombre de Jasy´jatere y a pesar de nuestros esfuerzos…no pudimos darle caza, logro escapar entre los bosques y desaparecer del mismo…invertimos toda una noche hasta el amanecer…pero sin embargo, no logramos localizarlo, ni siquiera con la ayuda del licántropo… - calla un segundo y mirando hacia Sorek dice - …ese humano estaba a punto de ser asesinado por el ejército del demonio, lo salvamos y nos ha acompañado hasta aquí…lo desarmamos para evitar problemas y Jorel tiene ahora sus armas…afuera de este lugar están dos ingenieros que también hemos rescatado de la aldea, un syrolutha y un enano…ambos aparentemente conocidos de Sorek Hounjan, el humano…a todo esto señor y si me lo permite…¿Dónde está Alharan? -

Observo mi arma, de nuevo entre mis manos. -Daré por zanjado nuestro tema, pero si te acercas a mi te consideraré un enemigo hostil y te trataré como tal- Digo sin un destello de amenaza en mi voz, al fin y al cabo solo es una promesa honesta.

Me alejo de Jo´kar mientras desarmo con habilidad el rifle, hasta convertirlo en pequeñas piezas, las cuales observo con detenimiento, mientras nos hacen pasar. 

Parece que no hay nada roto, ni saboteado, realmente parece como si nunca lo hubiese abierto...

Solo cuando pronuncian mi nombre doy un taconazo y hago una inclinación rápida y brusca con la cabeza, es un simple saludo milita, pero muy válido, para no hacer una revencia y evitar así que se me caigan las piecitas que estoy manipulando. 

Con un trozo de mi capa, limpio cada pieza y luego armo el rifle, prácticamente en la puerta, para no causar desasosiego entre los syloruthas, una vez me he colgado el rifle al hombro por el correaje, saco las balas, indudablemente son las mías, noto la pequeña muesca que hay en uno de sus laterales, donde fue abierta para verter la plata líquida en su interior, tampoco tienen muestras de haber sido saboteadas.

Bueno, parece que cuando dispare no me explotará nada en la cara, bueno es saberlo.

Por fin centro mi atención en las conversaciones y cuchicheos que recorren la sala, y frunzo el ceño, esto no termina de gustarme en absoluto, por un lado está un enemigo de la Inquisición, el lider de la Legión, por otro parecen estar gente enviada por el consejo para robar cuantas tropas puedan conseguir, y además hay gente que no conozco, pero parecen casi todo delincuentes. 

Cuando bajé de la nave voladora, no pude evitar asombrarme con la inmensidad y hermosura de aquella ciudad la cuál nunca antes había tenido la oportunidad de conocerla en persona, hasta ahora. Me fijé en cada detalle, cada dibujo, cada estructura, como de costumbre hacía y me maravillaba observando sus calles y grandes edificios dignos de auténticos maestros arquitectos ¡Increíble!, debo pedirle a Akenathor que me lleve a más misiones como estas.

Después de mirar hacia las nubes bajé mi cabeza y observé el gran palacio de su majestad el gran Dajir, guarnecido por gruesas paredes y muchos guardias los cuales al parecer no nos quitaban ojo de encima, al llegar a la puerta, observé que la gente empezaba a dividirse y con ellos incluía a mi compañero Jo´kar, aunque supuse que no tardaría mucho y decidí seguir con el resto del grupo para entrar a la gran sala donde estaba la persona a quien iba buscando, bastante fácil de reconocer debido al gran trono en el cuál se encontraba su culo y las incontables de prostitutas que le acompañaban.

Su recibimiento hacia nosotros no fue para nada cordial, aunque como mi rey me dijo era mejor tragarse la lengua he intentar no provocarlo, así que eso hice y como vi que nadie de los presentes hablaba y yo no conocía a ninguno de estos para pararme a charlar con ellos, me quité la capucha mientras daba lentos pero seguros pasos acercándome tranquilamente un poco hacia el Dajir para que me pudiera ver la cara y al llegar a la distancia ideal entre nuestras miradas para conversar.

Saludos gran Dajir - dije mientras terminaba de quitarme la capucha y hacia mientras una cordial reverencia a su ilustre durante unos segundos hasta volver a levantarme y soltarle el discurso que me había preparado antes de llegar - de todos los nombres que le han mencionado, yo soy Vulakar, el director de la escuela druídica de Verelen y representante de mi rey Akenathor Leröiner, imagino que ya sabrá por qué vengo aquí y mi deseo no es hacerle perder el tiempo pues a mi también me molesta mucho esto y me ahorraré los cumplidos baratos e iré directo al grano - toso un poco colocándome el puño en la boca y trago un poco de saliva antes de retomar mi discurso - necesitamos su ayuda para combatir esta amenaza que nos incumbe a todos en el mismo problema, los dragones nos atacan, y necesitaremos hombres para defendernos, por eso necesitamos su ayuda militar para afrentar a este poderoso enemigo y completamente desconocido, pero claro está, usted se preguntará ¿que gano yo regalando mis hombres a estos perros desconocidos? pues yo le responderé esta pregunta  labias ni mentiras, sino con un trato más que beneficioso para su ilustre - a partir de aquí me detengo con una seria mirada a sus ojos para que él pueda observar la seguridad de mis palabras las cuales van completamente en serio - si usted me permite llevarme algunos hombres de su milicia bajo mi mando, el mando del rey Akenathor, yo prometo traerle algo mucho mejor a cambio, por supuesto no será simple oro, ya que usted es el hombre más rico del mundo, tampoco concubinas, ni prometerle traer sus soldados de vuelta ilesos pues sería imposible, le ofreceré lo que nadie en el mundo conocido tiene - y llevo mi mano con puño cerrado a mi corazón en señal de hacer una promesa muy importante - yo le traeré un dragón para que usted haga lo que quiera con él, ¿dígame que mejor pago podría haber que este?        

Al oír a este hombre mis ojos refulgen de ira. Ese nombre, y dragones juntos en la misma frase.

Me adelanto unos pasos, mis botas resuenan al chocar contra el adornado suelo, que supongo es mármol. Aún así no me coloco en la mitad de ellos, sería demasiado vulnerable a ataques por la retaguardia. Sino que camino en diagonal, abriendo un semicírculo, así me acerco pero no me quedo desprotegido.

Me paro y hablo con voz potente y con un más que evidente toque de resquemor -Vuestra labia es impresionante, sin embargo hay algo que me ha sorprendido completamente, no has asegurado que puedas traer vivo a todas sus tropas, algo normal, ya que en una guerra asegurar eso sería locura... sin embargo has asegurado que serías capaz de atrapar a un dragón !Vivo! Y se lo traerías aquí. O sois un guerrero extremadamente formidable, en cuyo caso no se porqué estáis aquí en vez de atacar y matar a los dragones de uno en uno... o... ¿Hay cosas que vos y "vuestro rey"-Prácticamente escupo esas dos palabras- No nos estais contando?... Dinos, decís que los dragones atacan, que son los enemigos a abatir... sin embargo SE que vuestro rey tiene dragones, lo he visto, y también él, quien según he oído es su aprendiz y podrá corroborarlo... o mentir claro- Digo señalando con la cabeza a Jo'kar Zarpamullida -Sin embargo no se de que haya habido combate de vuestro rey, ¿Porqué está pidiendo que se entreguen tropas mientras él no hace nada? ¿Esta el Consejo acaso esperando que el mundo se debilite luchando contra tan feroces adversarios mientras ellos permanecen a la espera con tan poderosas tropas? ¿PORQUÉ?

Jo'kar entró a la sala del trono y lo que vio no le gustó nada. Miró a las concubinas del Dajir y no pudo evitar pensar que su comportamiento era patético. Luego dirigió su mirada al propio Dajir y, tras escuchar sus palabras, no pudo evitar pensar en un gato doméstico mal educado y bocazas. Eran el tipo de syroluthas por los que su familia había dejado atrás aquella tierra tiempo atrás. 

En silencio, Jo'kar escuchó las palabras de Vulakar no sin cierto asombro. Lo que prometía al Dajir era cuando menos peligroso. Sin duda iba a ser difícil apresar un dragón pero aunque lo consiguiesen, era poco inteligente darle un arma tan poderosa a un hombre como él. 

El siguiente en hablar fue el inquisidor que hablando desde la ignorancia sembró las dudas no solo sobre Vulakar sino sobre el rey del los elfos o el propio consejo. Jo'kar que, aprovechando la atención que habían atraído ambos hombres, se había movido por la habitación como un fantasma hasta colocarse junto al vampiro rompió su silencio. 

Los dragones son seres tan inteligentes o más que los humanos. Solo una mente tan pequeña como la tuya podría considerarlos una posesión. - dijo el syrolutha mirando al inquisidor y de reojo al Dajir. - Y tampoco son un pago por los servicios prestados. - añadió mirando a Vulakar. - Debo añadir que Akenthator, señor de los elfos y amigo mío, ha mandado tropas y naves para que sirvan al cónclave de los doce vientos. 

Pero tenéis razón, hay mucha información que vos no sabéis. - dijo el syrolutha reconociendo lo que decía el inquisidor. - Cosas que ninguno de los presentes saben y que podrían dar un giro a la guerra. No me corresponde a mí deciroslo, los aliados del cónclave los sabrán tan pronto como el señor de los elfos haga su visita al lugar. Pero hasta donde yo sé, tu Sokar no eres un amigo ni del conclave ni de los elfos. 

Aún así, os diré algo a todos los presentes, el cónclave no cuenta con  los dragones como sus aliados. - terminó tajante el syrolutha. - Lo que viste cuando intentaste asesinar al señor de los elfos no fue sino un amigo salvando la vida a otro amigo.

No me hacía especial ilusión meterme en los asuntos de allí donde íbamos y menos aun dejando tropas en tierra, pero era lo que había y sin un rumbo aparente al que seguir, embarcamos en aquel cutre barco, o al menos, en comparación a lo que estaba acostumbrada.

Aproveché aquel trayecto para dejar claras algunas ideas a mis comandantes y explicar que mi intención era no agruparme con gente de Alharan, no sin e apoyo antes de Davy, pues los noté algo frustrados desde aquel encuentro.

Por el caminó también intenté ponerme en contacto con Day Jones para contarle las cosas como estaban, ya sea a través de mi magia o de la de los brujos.

Al ir llegando al continente, el calor empezó a aumentar en gran medida, lo que al principio me molesto, pues veníamos de las frías tierras, pero poco a poco fui buscandole los lados buenos, aquel sol haría relucir mi piel y con suerte eta se broncearía un poco más, me gustaba la idea.

Al pisar tierra e ir avanzando, pude ver como no éramos los únicos que allí se estaban congregando, otros ejércitos había por allí, una aeronave en el cielo…

Dejaría mis tropas hasta donde las dejasen pasar, sin separarme bajo ningún concepto de mis comandantes, y aun así, cuatro magos y tres soldados me siguieron como una pequeña garantía.

Nos dieron paso y cruzamos una enorme puerta, donde una enrome muralla se alzaba, era gigantesca, algo descomunal, e incontables esclavos trabajaban en ella para construirla. Vaya, aun no estaba ni terminada.

El desértico y pobre paraje que había fuera de la muralla, no se podía comparar con la belleza, frescura y la alta calidad de vida que se respiraba y se dejaba ver dentro de esta.

Claramente diferenciaba las clases sociales, algo que me repugnaba un tanto. Está claro que debe haber unos rangos en el orden del as cosas, pero no por ello se debe despreciar así las vidas.

Al ver aquel palacio, toda duda sobre donde me estaba metiendo fue resuelta, no iba a ser muy agradable aquello.

Al entrar, todo estaba repleto de lujosas decoraciones, furcias jugueteando, bailando o lo que más hicieran allí por doquier y como no, el rey sentado sobre su gran trono.

Solo faltó una cosa para rematar el asunto. Su actitud, si es que aquello podía llamarse siquiera eso. Fruncí mi ceño ante cada palabra que salía de su boca guardandola como pólvora a punto de estallar, pues el odio y asco que le estaba tomando a aquel gato de oro era demasiado.

Acerqué mi cara un poco a Noah intentando hablar en voz baja con él para que no me oyese mucha más gente de la necesaria, puede que los invitados alrededor lo oyesen pero no era cuestión de gritarlo a los cuatro vientos.

-No creas que voy a venir hasta aquí para pedirle ayuda a nadie, no lo hice con los piratas de Alharan, no lo voy a hacer, con este.-Giré la mirada a mis tres comandantes-Espero que estéis conmigo en esta ocasión, ya os expliqué el porque de mi actitud en aquella cueva, espero que entendáis que no voy a ser una gatita para el león que se cree, y ya habéis visto todo lo que hay ahí fuera y como ha tratado a los demás aquí-Miré al resto por si me estaban escuchando-¿Quiere que le pida ayuda? Tsk. El peligro no son los dragones, ¿De qué sirve acabar con ellos si gente como este sigue viviendo y además gobernando…prefiero que se acabe el mundo y largarme de aquí.

Varios se adelantaron a hablar primero mientras iba mirando a mi alrededor.

Pensaba que no iban a decir mucho, pero joder, sus palabras eran cosas grandes, prometer dragones. ¿Entonces que carajos hacían aquí pidiendo ayuda? Que fuesen a pescarlos. Pero otro individuo se me adelantó y saltó con eso mismo.

Empezaron a hablar de las alianzas que tenían en parte, pero el ultimo que hablo, aquel gato, la verdad, no sabía muy bien donde posicionarlo en todo aquello, parecía que sabia bastante, pero no decía nada. Lo que me dejaba igual de perdida, pero ya me estaba hartando de todo aquello. Prometían cosas que no podían, es decir no tenían nada, habían venido aquí a pedir porque si.

-Nos toca..preparaos, Noah, atrancad las puertas…que no entre nadie fácilmente.

Di un par de pasos al frente sin alejarme mucho de donde estábamos.

¡Kyara, actual general de los Cráneos Olvidados y perteneciente a la tripulación del legendario Davy Jones!

Debido a la falta de respeto que has mostrado ante esta gente, sin contar las atrocidades que les estarás haciendo hacer a la gente fuera de ese gigantesco muro construido a base de esclavos, algo despreciable e intolerable para mi. Sin descontar que al insultarme a mi, te enfrentas a Davy Jones. My oferta a cambio de tu no ayuda es esta.

Mis manos se dirigieron a las dos pesadas armas que colgaban a ambos lados de mis piernas y las alcé rápidamente apuntando al gato. Disparando hacia el provocando un estruendo al salir los proyectiles de los dos lanzagranadas que sujetaba en dirección a donde ese asqueroso rey se encontraba.

-¡QUE TE DEN!

Anastasia se acerca hasta mi quedandose a un lado y hablando en voz baja, inteligentemente cambia al idioma vampirico ante una palabra mia. Escucho con atencion sus palabras, la mayoria de las cuales ya conocia de antes. Sin embargo saber que habian rescatado a un humano, a un syrolutha y a un enano me sorprende... al fin y al cabo la mision no era de rescate, y ella no suele mostrarse compasiva. Termina su explicacion y asiento ante sus palabras, su pregunta hace que la mire a los ojos durante un instante. Mi voz es apenas un susurro, unicamente para sus oidos, pero aun en el caso de que alguno de los presentes intente escuchar mantengo el idioma vampirico.- Ahora no, hay demasiados oidos atentos. -

Iba a responder al gato, cuando una pirata sacó las armas y disparó al Dajir dejándome helado, tardo un valiosísimo instante en recomponerme.

Me hecho a un lado, aprovechando que me había colocado, sabiamente alejado del grupo, intento cubrirme con alguna columna mientras amartillo el arma con la bala que acabo de meter, después saco la bayoneta de plata y la calo en el francotirador, pues la mayor parte del combate parece que va a ser cuerpo a cuerpo. Todo ello sin dejar de observar la escena, muy pendiente de todo lo que me rodea... y de los que están en esta sala, especialmente cierto vampiro.

Las palabras a la par insultantes y despreciativas del Dajir se encuentran con mas de uno que esta dispuesto a lamerle los pies. Con su habitual talento para arrastarse por los suelos el primero es el elfo, el cual se adelanta incluso a mi posicion para explicarle a grandiosos Hijo del Dios Oro que le va a entregar un dargon vivo para su deleite... si la mitad de lo que ha dicho Alharan es cierto. Esa supuesta mascota se comera al Dajir y despues lo cagara antes de siquiera escuchar una palabra del gato. Por si la cosa no fuera ya de por si absurda, el inquisidor empiez a amoverse por la sala como si esto fuera ya un campo de batalla... atento a los presentes mientras carga con su rifle de francotirador. Demasiado expuesto, demasiado directo... cuaqluier idiota en un centenar de kilometros podria darse cuenta de que buscas pelea. Sus palabras lo reflejan a la perfeccion, lanznado un ataque sin cuartel contra el elfo.

Paso una de mis mano por mi cabello, a la apr que miro a Fragarot y al otro pequeño capitan. La misiva es clara, preparaos, esto va a calentarse en breve. Con tranquilidad observo la sala y do un par de pasos hacia atras y hacia la puerta por donde han entrado los nuevos invitados, quedando de tal manera parcialmente cubierto por una columna de la posicion del exinquisidor y al mismo tiempo cerca del haren de putas del Dajir. Noto la presencia de Jo´Kar a mi lado, el sonrio sin mirarle pues la escena se esta volviendo peligrosamente interesante. Y entonces el gato negro decide abrir la boca atrayendo la atencion de los presentes sobre ambos junto con Anastasia. En serio no podias quedarte callado maldito gato... mi mano se desplaza lentamente a la empuñadura de mi espada. Realmente esto es un sinsentido, toda esta panda de cafres han llegado juntos aqui para negociar con el Dajir y en cuanto estan frente a él se ponen a discurtir como si esto fuera un parvulario... sin duda hay cosas que por muchos años que viva no entendere.

De pronto entra en escena con fuerza la mujer peliblanca, por su rostro parece estar cabreada... muy cabreada. No tengo claro si es por como se esta desarrollando la negociacion o por otra cosa. Sus palabras me dejan a cuadros durante un momento...!!Esta con Davy Jones¡¡ y es su general... pero eso no tiene sentido que hace un general de Davy Jones preocupandose por los escalvos que mueren ahi fuera. Tengo que saber mas sobre esto. Miro a Noah pero este permanece quieto por ahora. Cuando devuelvo mi atencion sobre la peliblanca, su discurso aumenta en tono, dureza y volumen... alcanzando lo que puede llamarse un cresdenco que va directo a la mas pura violencia al levantar dos langranadas y disparar sin miramientos contra el Dajir. Me cubro como puedo a la par que a Anastasia... con un gesto indico a los mios que hgagan lo mismo buscar un punto donde no esten a merced del fuego cruzado. Desvio de nuevo mi mirada hacia la mujer, dandome cuenta de que sin duda... ha sido la mejor eleccion, solo falta ver... como termina. Devuelvo mi atencion al trono de Dajir, a la espera de ver si el presuntuoso cabron sale indemne por algun motivo o por el contrario podre disfrutar de verlo hecho pedazos en su propia sala del trono. Con mi arma en la mano, mas oculta por mi vestimenta espero el resultado.
 

Jo'kar reaccionó a una velocidad increíble para los humanos. Había visto a la pirata acercarse a los otros piratas y eso le había puesto en alerta. Cuando la piratesa desenfundó las armas, el syroluta miró a Vulakar. Comenzó a hablar en elfo a una velocidad increíble, una frase corta y sencilla y luego desapareció.

En lo que dura un parpadeo, Jo'kar que estaba a escaso un metro del vampiro, se desvaneció en el aire como si nunca hubiese existido.

No te metas, deja que el Dajir lo solucione. Ya elegiremos bando. - dijo el felino antes de hacerse invisible y caminar hacia la pared. 

No te metas, deja que el Dajir lo solucione. Ya elegiremos bando. 

Frío intenso y ahora un calor de los mil demonios, si algo no se podía decir del capitán Noah era que uno se aburriera en su compañía. Luego de una reunión más bien inconclusa en el norte y contando con una nueva aliada se habían apresurado hacia el este a intentar convencer al Dajir de prestar su ayuda al consejo;sin la palanca que significaba tener a todas las flotas piratas siguiendoles el paso no estaba muy seguro de cómo exactamente hiban a convencer a aquel monarca que prestará su ayuda pero aún así allí estaban ahora caminando bajo un sol ardiente con rumbo al palacio,en el camino cruzaron una imponente muralla construida por lo que se veía con el sudor y la sangre de cientos de esclavos que aún trajinaban bajo el sol,si acaso el Dajir creía que aquella mole de piedra podría detener a los dragones lo mismo hubiera servido hacerla de barro y mierda para lo que podría aguantar contra el fuego de esas criaturas. 

Una vez dentro del palacio en sí se encontraron con el circo común a todos incluyendo pedigueños, espías que decían saber mucho y no compartían nada,el hechicero que le prometía una jarra de veneno en la forma de un dragón y por supuesto el inquisidor que si por el fuera todos eran herejes y merecían morir;solo faltaba alguien queriendo cometer regicidio y la fiesta estaba completa, y claro como no podía ser de otra forma Kyara resultó ser la primera idiota en intentarlo-bueno,tanto por la diplomacia -pensó el mientras se alejaba para asegurarse que ningún proyectil dirigido a ella le terminará golpeando a él por error,no sabía que haría Noah pero el no iba a arriesgar su vida por aquella idiota demente a quien davi jones al parecer había echó general como alguna especie de broma de muy mal gusto. Que demonios tal como estaban las cosas el mismo estaba dudando si no sería una buena idea matarla el mismo.

Hasta la sala del trono, nada llamó su atención. Si no desafiaba su propia imaginación, entonces nada lo haría sorprenderse. La ciudad, como siempre, estaba llena de mercaderes ansiosos y de un pueblo descuidado, y el palacio en cambio poseía extravagancias y grandes lujos, rodeados de gente acostumbrada a vivir entre ellos y a no apreciar el esfuerzo de los más pobres, a quienes obligaban a vivir hacinados. Por supuesto, luego llamaban a eso generosidad, pues en sus mentes, aquella tierra les pertenecía. En la de Noah, la tierra pertenecía solo al que la labraba.

Sin embargo, la sala del trono, como iba diciendo, estaba plagada de encantadoras distracciones de voces dulces y juguetonas y movimientos traviesos que acompañados de figuras esculturales que rogaban por el delicado contacto de un amante pasional se hacían irresistibles para la mirada de quien ha pasado demasiadas lunas sin encuentro.

La voz del Dajir le devolvió los ojos al frente. Por supuesto, aquel tipo no le agradaba en lo más mínimo. Pero al que estaba a su lado lo reconocía, él había estado cuando lo habían tomado prisionero. De cualquier manera, la presentación del Dajir fue la más asquerosamente soberbia que había escuchado en su vida, y se alegró de no haber hecho ni el más mínimo gesto de reverencia cuando lo habían nombrado a él mismo.

Kyara se le acerca y susurra a su lado, a riesgo de ofender a Su Pomposidad. Y aunque creía que estaba absolutamente desquiciada y que lo que quería hacer era ridículamente arriesgado, asintió. Las aventuras eran su vida, no le diría que no a una buena. Y menos cuando la mujer esta le caía bien y podía robarse alguna concubina de paso.

Los curiosos modales del gato y el de las armas le hacen alzar una ceja. Muy bonito andar pasándose armas en instancias diplomáticas. Y mierda, él era un pirata. No podía ser posible que el fuera el con mejores conocimientos de etiqueta básica en la habitación (El Dajir ya estaba descartado y tachado el nombre). Luego, el hombre de la –absolutamente fantástica oh dios yo también quiero una – nave voladora dio un discurso sobre no dar discursos mientras halagaba al dueño de todo esto diciéndole que no le diría cumplidos. Suspiró. Esta reunión sería larga, incluso para alguien con la paciencia que él. La gente aquí tendía a mostrar sus cartas demasiado pronto.

Por un segundo, antes de la orden de la mujer de pelo blanco, su mirada se cruza con la del vampiro. Lo recordaba un hombre sensato, y sin embargo ahora, que lo veía tan a gusto al lado de aquella pseudo divinidad, lo dudaba. Quizás su juicio había sido apresurado. O quizás, y esto lo temía más aún, ahora estaba del lado equivocado. Aprovechando la distracción proporcionada por el comienzo del discurso de la general de Davy Jones, se aseguró de atrancar la puerta, ya fuera por medio de señas a sus hombres o así tuviera que hacerlo él mismo. Lo importante es que fuera sigiloso hasta que ella atacara, y una mirada al Lobo supuso serviría para hacerle entender que lo siguiera. De todas maneras, una mirada era todo lo que había hecho falta desde que lo conocía.