Partida Rol por web

Una petición por parte de Francois de Fumel (actual capellán) ha sido escuchado por tu capilla, cuyo regente os envía a ti y a un Ghoul para atender las necesidades de Francois. La verdad es que en este aspecto estás muy mosqueada porque no te han dado mucha información al respecto, tan solo una carta lacrada que deberás entregar a Francois en persona y que bajo ningún concepto has de abrir o perder. 

Te encuentras en tu refugio personal haciendo la preparativa del viaje. 

Zelda estaba haciendo las maletas, cogiendo vestidos y lanzándolos sin ningún pudor a las maletas que le tendrían que cargar, porque ella se negaba a dejar nada allí ya que no sabía cuanto tiempo estaría en París... y no podía dejar de pensar.

"Estaba en la cúspide de mi momento social, conocía a la gente, tenía cierto poder... se podría decir que era feliz y lo mejor era el poder echarle eso en cara a las damas de "alta cuna", que sabrán ellas de la vida... y de la muerte.

Tenía mis vestidos, mis joyas, mi dinero... y todo gracias al pardillo de turno, pero me encantaba, esa era la vida que siempre había anhelado y ahora que estaba muerta empezaba a poder disfrutar de ella.

Tenía la agenda repleta de citas y los caballeros se peleaban y discutían por contratarme para que les acompañara a las fiestas, además de que les hablara de lo que sabía del Ocultismo, algo que empezaba a estar de moda y de lo que yo sabía mucho,a sique podía estar horas hablando y demostrando que no solo era una cara bonita, si no que era inteligente.

Entonces tuvo que llegar esa estúpida carta"

-Pero lo peor de todo es ese estúpido y horrible Ghoul... seguro que me han mandado allí para desprestigiarme -no pudo evitar decirlo en voz alta- y me tocara hacer un rito en un vagón privado para que no entre la luz... y que no entre nadie más... 

No paraba de mirar la carta, a veces tentada de abrirla, otras no tanto... tenía que ir a Francia... y odiaba viajar, pero no se puede desobedecer a un superior del clan, asique siguió haciendo las maletas y recogiendo todas sus cosas mientras rezongaba y murmuraba por lo bajo.

Una vez hechas las maletas hago un gesto para que ese ghoul apestoso cargue con ellas hasta el carruaje

-Vamos, asquerosito, que no tenemos todo el tiempo del mundo, que perdemos el tren- asique baje hasta el carruaje y entré mientras hacía gestos para que se sentara lo más alejado posible de mí- vamos conductor, tenemos que estar en la estacion de trenes de Berlín lo antes posible.

Yo residía en un pueblo cerca de Berlín pero lo suficientemente lejos para poder aislarme del ruido de una ciudad en auge y ahora tenía que ir a otra ciudad grande... bien... tardamos unas 3 horas en llegar a la estación y entonces bajé y busqué a algún trabajador de la estación de trenes.

-Perdone encanto, tengo que coger el tren que lleva a París, el que es más directo, ¿podrías ayudarme con las maletas? -el trabajador no lo dudó y cogió un par y cuando iba adelantado me giré hacia el ghoul- tú, feo, coge las maletas que quedan y que no te vean- dí un par de pasos hacia el conductor y le dejé unas monedas por el viaje- muchas gracias, caballero, que tengo un buen viaje de regreso.

Me encaminé mirando toda la estación, iba a echar de menos esta ciudad, que antes era de Prusia, pero ahora se habían unido y formaban "Alemania"... el mundo estaba cambiando. En fin.

Me subí al tren, al vagón expresamente alquilado para mí y para este viaje- al menos este vagón es solo mío- entonces esperé a que viniera el revisor al que le mostré mi billete- no quiero ser molestada hasta que lleguemos a París, ¿entendido? -me comprobé el pasaje y asintió, tras lo que se fue y yo cerré la puerta- bueno... empecemos con el trabajo, asquerosito, ve bajando las persianas y cierra antes las puertas- tras lo que me dediqué ha hacer el ritual de Defensa del Refugio Sagrado, tras terminar me senté en un butacón enorme que había- según llegue tendré que buscarme un alimento.

Asique, para no malgastar mis reservas, ordené al ghoul que estuviera atento y que por ninguna circustancia abriera el vagón o las persianas.

El tren fue de Berlín a Frankfurt, donde tenía que cambiar de tren para coger un trayecto corto a Saarbruken y de ahí coger ya el tren a parís; asique hice noche en Frankfurt y aproveché para alimentarme, ya que el resto del viaje sería largo y debía tener mis reservas llenas, asique esa noche me fui por las calles, buscando gente que nadie echara de menos, debería presentarme al principe... asique lo hice, me presenté al príncipe aun estando de paso, pero no hice las cordialidades más allá de lo necesario, pues quería alimentarme y marcharme, y eso hice.

Cuando subí a este segundo tren no me molesté en hacer el rito pues estaría nada más que unas horas; pero al hacer el trasbordo al otro tren, volví ha hacer como en Berlín, me camelé al revisor para que no me molestara, y cuando tuve mi vagó hice el rito de nuevo y me dispuse a dormir todo el viaje.

El viaje transcurre según lo planeado y sin contratiempos, está claro que Zelda ha sido bien instruida ... En unas horas el tren llegará a Paris

El asquerosito parecía querer algo... asique tuve que forzarme a "despertarme" y entonces me percaté de que estaba a punto de llegar a París.

-Gracias- dije apenas sin ganas, no me gustaba pero había que ser educada, asique me puse a prepararme, saqué uno de los vestidos más elegantes de las maletas y me dispuse a cambiarme y prepararme, la primera apariencia siempre era importante, asique elegí un vestido de color verde y blanco para que resaltara mis ojos y mi pelo. Me desnudé y comencé a coger todas las capas de ropa, y cuando me puse el corset me giré hacia el ghoul- átamelo, por favor -se lo había ganado, parecía ser un sirviente más que eficiente... y él no tenía porque pagar mis cabreos, él no tenia ninguna culpa.

Una vez vestida me fui a arreglar un poco... el viaje había hecho muy poco bien a mi pelo, asique me dediqué a desenredarlo y una vez bien cepillado y brillante me lo recogí en un moño que me ayudaba a sujetar el tocado con redecilla que iba a juego con el vestido.

Y así, andando descalza por el vagón, comencé a buscar en las maletas los zapatos que iban a juego y el para sol. Tenía que estar radiante y demostrar que era una dama en todo el esplendor de la palabra, no como esas estúpidas que se creían que eran mejores por nacer en una familia rica.

Y con esto el tiempo pasaba y ya me quedaba poco para entrar en París, asique me acomodé sin arrugar mucho el vestido y me preparé para ver como era esa nueva ciudad.

El tren llega de forma puntual a la estación, existe un ajetreo considerable para la hora del viaje, pero habéis coincidido dos trenes en los andenes ... Después de unos minutos al recoger y sacar todo el equipaje, das una vuelta por el andén y ves a un hombre que parece mirarte fijamente en el andén del tren contrario ... el individuo en cuestión al percatarse de que le has visto coge una maleta y se dirige hacia la salida de la estación. 

Me quedé mirando al hombre que me miraba desde el otro andén y, de pronto, se va- esto es muy raro... bueno, acabemos lo que tenemos que acabar pronto -pensé mientras me giraba al Ghoul.

-Vamos, coge mi equipaje y salgamos de aquí, tenemos que estar en... -saqué la carta y miré si ponía alguna dirección de a donde debería ir mientras caminaba hacia la salida de la estación, con el parasol bajo el brazo izquierdo, como toda buena dama debía de llevar.

Los minutos pasan y el ajetreo de la estación va cesando según los viajeros abandonan poco a poco los andenes.

La persona que portaba la maleta vuelve nuevamente a los andenes, pero esta vez sin maleta y acompañado por un fornido varón de casi dos metros, moreno y con una abultada gabardina, al verte se dirigen hacia ti ...

Al ver que se dirigen a mí me altero un poco- ese tío es enorme- pensé, pero no debía ni de asustarme ni de ponerme en plan agresiva, pero no iba a quedarme como si no pasara nada, asique seguí andando por mi camino mientras me intentaba concentrar y guardaba la carta de nuevo.

Entonces levanté la cabeza e intenté centrarme en los poderes que me enseñaron para percatarme de lo que podían ser la gente de un lugar en concreto.

Cálmate, cálmate, no tienen porqué ser rivales, podrían ser los que te vienen a buscar, sí, eso es una posibilidad... pero mejor no bajes la guardia.

No paraba de pensar y de hablar conmigo misma, eso siempre me ayudaba a concentrarme, pero estaba algo nerviosa, sola, en un lugar desconocido... no pude evitar morderme el labio inferior.

Tonta, tienes que evitar esos getos o cuando te conozcan sabrán cuando estas nerviosa y cuando no.

Al llegar a tu altura los hombres se detienen, y se interponen en tu camino. El hombre corpulento hace un gesto con la mano hacia la puerta de la estación.

- Venga con nosotros por favor señorita, debe acompañarnos este no es lugar para usted.

El hombre que te identificó en primera instancia sonríe levemente en modo amigable.

- Disculpa los toscos modales de mi amigo, pero este no es un lugar en el que alguien de su condición deba permanecer por mucho tiempo, más aun si cabe siendo encima alguien tan llamativo.

Observas como ambos muestran en el cuello leves heridas signo de haber servido en algún momento como recipiente de algún vástago. Podrían ser perfectamente ghouls.  

Vale, ghouls o ganado voluntario, pero ¿de quién?

-Bueno, al menos podrían decirme quién los envía -dige haciendo un gesto para que el ghoul que me asignaron me siga mientras le ofrezco la mano al caballero menos rudo para que me lleve. -¿porqué decis que soy llamativa? podría tomarmelo como un cumplido, señor- digo esbozándo la más radiante de mis sonrisas.

Seguiré con ellos hasta que vea que quieren de mí o que quieren en general.

Una petición por parte de Francois de Fumel (actual capellán) ha sido escuchado por tu capilla, cuyo regente os envía a ti y a un Ghoul para atender las necesidades de Francois. La verdad es que en este aspecto estás muy mosqueada porque no te han dado mucha información al respecto, tan solo una carta lacrada que deberás entregar a Francois en persona y que bajo ningún concepto has de abrir o perder.

Te encuentras en tu refugio personal haciendo la preparativa del viaje. 

El viaje lo había tomado por sorpresa, una desagradable sorpresa. Ahora, sentado frente a una carta náutica del Canal de la Mancha y varias hojas de ruta con posibles rutas hasta paris, Drake revisaba sus itinerarios.

Zarparía de Londres en el recién construido velero clipper Cutty Sark, que se consideraba sería uno de los barcos más rápidos destinados al comercio del té desde oriente. Afortunadamente, el hermano de Hércules Linton, el contructor, tenía fuertes lazos en la Logia y fue sencillo lograr que se tomara este cruce como una prueba de las capacidades del velero antes de ser entregado a la companía. Un hermoso velero, si señor, al menos el cruce sería interesante y sobre todo rápido

El Cutty lo dejaría en El Havre, donde luego de presentarse adecuadamente ante el Príncipe y responder las preguntas de rigor, esperaba poder tomar pasaje en alguno de los pequeños barcos a vapor que solían llevar a los parisinos a uno de sus balnearios preferidos a lo largo del serpenteante Sena. Haría escala en Ruan, donde otra vez debería pasar por la presentación obligada y finalmente arribaría a París. En una sola pieza si algo de las miles de cosas que podían complicar el viaje lo permitían.  

El hombre carraspea para no perder el control sobre sus emociones, después de unos breves segundos de alelamiento vuelve en sí.

- Está claro que además de ser una bella y acomodada señora, porta usted el don de los "nocturnos". Es por eso por lo que debemos de llevarla al elíseo más cercano, esta estación no es un lugar seguro, y a dónde la llevamos podrá hablar con los suyos, pues está claro que usted no es de aquí.

Al parecer has topado con un ghoul con cierta antigüedad o formación, es posible que sea alguno de los que tratan asuntos diurnos importantes , cuando su amo no puede tratarlos. Posiblemente algún día sea recompensando, o eso dicen sus ojos.

Al día siguiente de llegar a París , después de conseguir un hospedaje temporal para poder presentarte lo antes posible a los antiguos de la ciudad. Topas con un ghoul, al parecer consigue reconocer tu procedencia cainita y te da instrucciones de dónde puedes encontrar el elíseo más cercano, a pesar de tu asombro se trata de una iglesia, "Saint Pierre de Montmartre".

-Vaya, muchas gracias por el cumplido, caballero -baje un poco la cara, como si me estuviera sonrojando aunque no fuera así- y veo que parece saber quién soy y usted aún no me ha contestado a mi pregunta... al menos podríais decirme cual es vuestro nombre -digo manteniendo la sonrisa.

Al mencionar el Elíseo más cercano me tranquilizo, pero solo un poco, no se si me llevan a mi destino o hacia un elíseo de alguien que no le interesa que esta carta llegue a su objetivo, pero al menos no me rajarán a la vista de todos... o eso espero.

-¿Está muy lejos a donde me llevan? ¿Quién es... el que manda? ya sabés cual es uno de las primeras obligaciones al llegar a una ciudad nueva... -me dejé llevar como si ellos fueran una escolta de conocidos... que eran una escolta... pero aun no estaba segura...

Zelda... tanto tiempo de juegos aristocráticos y políticos te han vuelto una paranóica... está bien pero a veces es excesivo -me dije a mí misma.

Bien, parece que lo mejor será pasar por la trámite de la presentación cuanto antes

Drake se dirigió hacia el Eliseo tan particular en la Iglesia de Saint Pierre

Perfecto, guíame pues a tan interesante sitio, criado. 

Mientras camina, el Tremere le hace un sutil gesto al ghoul que lo acompaña desde Londres de que se mantenga alerta. 

El hombre sonríe ante tu nerviosa reacción y toma un pequeño callejón donde un carruaje con su cochero parece esperaros. 

- Vamos a ir a "Saint Pierre de Montmartre", la iglesia es uno de esos refugios sociales que usan los antiguos de la ciudad , y no me envía nadie en especial. Solo que me gusta granjear el favor de los suyos, mi señor me enseñó a ser hospitalario y a como debo tratarles ... Además él seguro que me recompensará por llevarle tan grata compañía.

Saluda al cochero y el hosco amigo que os escoltaba se despide siguiendo su camino hacia el final del callejón.

- Si gusta iremos en carruaje

Hace un gesto invitándote a subir ...