-Danke sieh... perdón... muchas gracias -digo cogiéndole la mano y subiéndome al carruaje- he oído hablar de esa iglesia, ¿es bonita? me gustan los lugares bonitos.
Esto apesta a trampa... no me gusta... no... pero puedo saber donde esta a quien tengo que entregársela...
¡Claro!
-Disculpa -me giro a mi ghoul que lleva las maletas- ¿a dónde teníamos que ir?¿lo sabes? -no me gustaba nada como se estaba poniéndo la situación, y el menos precio que le dí antes obcecada en mí desgracia no me dejo darme cuenta antes de que él podía saber a donde teníamos que ir...
¡Maldita sea, Zelda, eres tonta!
No puedo evitar morderme el labio algo nerviosa
Estoy a la espera de la escena del Eliseo. Lo comento porque el último post es tuyo pero a no ser que me digas lo contrario considero que el camino no tiene nada de importancia, Drake no hablaría con el ghoul en estos momentos y los datos que me has dado de mi viaje hasta aqui no tienen nada que me permita interpretar las reflexiones o consideraciones de Drake al respecto.
A la espera pues jeje
Sois conducidos a la iglesia por el ghoul, el viaje no conlleva muchos contratiempos, y en el momento de vuestra llegada esta acompañado por el de más carruajes. En ellos podéis ver diferentes personas que se saludan entre ellas, o que os miran extrañados. En total hay 4 carruajes contando el vuestro, sois los únicos que al parecer no conocéis al resto, por lo que podéis "deducir" que ambos sois forasteros ... Al cabo de unos minutos a las afueras de la iglesia en la que el ambiente se hace algo tenso por las miradas de unos y otros, un sirviente os acompaña hacia el interior. Se presenta ante ambos:
- Estimados invitados ¡, mis señores han aceptado vuestra presencia en este sagrado santuario. Por lo que si me permiten , hagan el favor de acompañarme.
Hace un educado y refinado gesto de invitación, la iglesia está bastante concurrida ... al entrar por la puerta principal podéis ver como el salón de misas sigue guardando las apariencias, y aunque existen un par de mendigos "rezando" ante una imagen religiosa , estos no os prestan atención alguna. El altar de mármol esta adornado con oro y piedras preciosas, el olor a incienso perdura en la estancia, una extraña sensación os "hiela" (mentalmente) pues a pesar de estar rodeados de signos religiosos y estar en una "casa del señor", esta salvo el agobio de la estancia no os produce efecto alguno. Tras el altar unas puertas macizas y decoradas dais con una estancia en la que os espera un hombre sentado en una decorada silla y en frente de un escritorio.
El retrato de la persona no es acorde a la que realmente veis :).
Estáis juntos en la iglesia, apenas os ha dado tiempo a presentaros (si queréis podéis rolear esa breve conversación antes de entrar, la secuencia sería primer mensaje presentación y segundo interpretación de la entrada en la sala con el escritorio)
-Saludos caballero, mi nombre es Zelda Heiloff, ¿como os llamáis vos? -digo mientras le tiendo la mano derecha con la palma hacia abajo- perdone mi indiscreción, pero... ¿sois de por aquí?
Drake Bennet, a su servicio mi dama.
Drake hace una gentil inclinación, toma la mano de la joven y hace el gesto de besarla. Se detiene un instante antes de que sus labios rocen su piel y la mira a los ojos demorando un poco el saludo antes de erguirse con elegancia.
Temo, Señorita Heiloff, que acabo de llegar al igual que usted. Supongo que mi acento ya me ha delatado, he arribado recién desde Londres. Espero que su viaje haya sido más breve y menos azaroso que el mío.
El tono de su voz y un cierto gesto interrogante, deja claro que desea saber de donde viene Zelda pero no quiere ser descortés preguntando directamente.
-Mi viaje a sido muy largo, pues vengo desde Berlín en tren, teniendo que hacer diversos trasbordos -suspira y pone un gesto de cansancio- estoy deseando llegar y poder descansar en un sitio que no se mueva.
Miré al caballero londinense que había demorado el saludo y no pude evitar sonreir -¿Le gusta leer, señor Bennet?, a mi me encanta leer libros- dice mientras saca un tema de conversación en lo que el carromato parece empezar a aminorar.
-Vaya, parece que estamos llegando
Drake está por contestar sobre sus gustos literarios cuando el carromato detiene su marcha, por lo que deja la respuesta para otra ocasión.
Sale con presteza del carromato y le tiende la mano a Zelda para asistirla al bajar del coche
- Mit genehmigung Fräulein (Con su permiso, señorita). Aunque lamento reconocer que acaba de escuchar casi todo mi conocimiento del alemán -- La pronunciación no es muy buena, da la impresión de alguien que ha tenido mas ocasión de leer, que de hablar o escuchar el alemán.
Cuando Zelda haya bajado del coche, durante la breve espera hasta que nos aceptan en la iglesia, Drake observa a quienes se encuentran allí.
Parece llevar bien la tensión de esos minutos, aunque claramente no está de humor para seguir la conversación.
-Danke Ihnen sehr, Herr (muchas gracias, caballero) -dije tendiéndole la mano y bajando con cuidado a la calle- le falta un poco de fuerza en el acento, pero eso se consigue hablándolo -esbocé mi sonrisa más tierna.
Entonces me junté un poco hacia él y, sin que me soltara la mano, le pregunté- ¿me haría el favor de escoltarme al interior? una dama siempre tiene que ir acompañada de un buen caballero- le miré directamente a los ojos con la sonrisa aún en el rostro, esperando una respuesta del caballero.
Sin apenas levantar la mirada de sus papeles (los que tiene en el escritorio)
- Luc puedes marcharte, me haré cargo de los invitados.
Os mira y hace un gesto hacia un par de sillas que hay en frente del escritorio.
- Tomar asiento, creo que tenemos que charlar sobre vuestro viaje a Paris, y los motivos que os traen hasta aquí. ¿Con quién tengo el placer de hablar?.
Esto lo dice cuando entráis a la habitación.
-Gracias -dije mientras me sentaba con cuidado de no arrugar mucho el vestido- yo soy Zelda Heiloff, ¿podría saber quién es usted? -pregunté con la más coqueta de las sonrisas mientras me estiraba la falda bien.
Observaba alrededor para intentar analizar que tipo de gustos tenía ese hombre, aunque seguro que esos gustos no estarían tan a la vista sabiendo como suele ser la gente.
Drake hace una inclinación formal
-- Ancilla Drake Bennett de Londres, chiquillo del Antiguo Malaquías del Clan Tremere -- La presentación había sido de la vieja escuela, dicha con voz firme y grave.
Luego de eso, Drake permanece en silencio, a la espera de que su anfitrión diese el visto bueno a su presencia en París.
Con gran porte y autoridad os agradece de forma educada vuestra presencia en París, y se identifica como Francois de Fumel capellán del clan Tremere. Al terminar su presentación vuelve a llamar a Luc al cual da instrucciones de que nadie os moleste. Unos minutos más tardes después de preocuparse por vuestras necesidades ...
- Me alegra saber que los viejos aliados no dan su espalda en momentos necesarios. Es una suerte poder contar con vosotros en estos momentos, me alegro que además hayáis llegado sin molestos contratiempos. ¿Sois portadores de alguna noticia del clan?.
Esbocé una sonrisa cándida y de no haber roto un plato en la vida
-Sí, y he atravesado media Europa solo para traerla, espero que sea algo que merezca la pena, vivía muy bien antes del desplazamiento y nadie me dijo si sería solo la entrega o tendría que quedarme aquí.
Saqué la carta mientras hablaba y la deslicé sobre la mesa con suavidad hasta dejarla pegada a la mano de Francois, tras lo que me apoyo de nuevo en el respaldo y me aliso el vestido comprobando que no se arrugue.
-Espero que sean buenas noticias -dije con la sonrisa de nuevo.
Con refinados modales asiente y atiende a la exposición de Zelda, toma la carta y sonríe por el comentario hecho sobre las posibles noticias que cabía esperar que portaba el escrito.
- También confío en que sean propicias ...
Tras unos segundos con la carta en la mano la vuelve a depositar sobre el escritorio.
- Vos señor, ¿traéis alguna nueva acerca de su sire Malaquías, o de su capilla?
-- En efecto, mi señor Capellán. -- Drake avanza y entrega un sobre de cuero protegido en cuyo interior se encuentra la carta que me entregaron para él.
Al retroceder, vuelvo a mirar a Zelda, esta vez considerando su posición y su linaje. Es evidente que no estamos ambos aqui por casualidad. Un viaje desde Londres a París para hacer llegar una misiva no es algo extraordinario en si mismo, pero si a eso sumas que lo mismo ocurre desde Berlín cualquiera se da cuenta que algo particular ocurre.
-- Y en este tipo de "particulares" somos los Ancillae los que solemos llevar la peor parte -- Pensó Drake mientras mantenía la actitud distante y flemática que se espera de un inglés, aunque este sea un Vástago.
Toma también el documento de Drake y lo deposita sobre el escritorio.
- Bien, os encontráis en el elíseo y refugio personal de Honoré, quizá sea el vástago más influyente de París (hace una breve pausa y continua)... mañana haremos una celebración por la llegada de nuevos vástagos a la ciudad, en la cual estáis invitados y participaréis. Debéis relacionaros con el resto de nuevos llegados y aprovecharos de esa condición, para granjear lazos de esto que llaman ... "amistad". Tomaros una semana para conocer algo más de la ciudad por vosotros mismos, aunque mañana quizá os vuelva a ver, debéis hacer como que no me habéis conocido con anterioridad, para nadie esta existiendo esta reunión. ¿Entendido?.
Asimilé lo dicho y asentí ligeramente, sabía como eran los juegos de las cortes... y me encantaban, sobretodo cuando te tomaban por tontita o algo así... o cuando se pensaban que por no tener origen "noble" no eras nada, y en unas semanas te tenían que pedir ellas audiencia a tí.
Una sonrisa trasviesa se esbozó en mi cara.
-Disculpe, mi señor, pero... ¿tenemos alguna habitación asignada o tenemos que buscarnos nosotros mismos el alojamiento?
Una prueba, así sin más. Lo que no significa que pasarla sea lo más conveniente, aún no tengo idea que es lo que me ha traído aquí y quizás no estar a la altura de las pretensiones del Capellán me devuelva a mis asuntos en Londres. Aunque también puede volverme alguien prescindible y terminar siendo carne de cañon en alguna de las intrigas de París. Así que quiera o no lo primero es saber que se cuece en esta olla...para evitar terminar siendo el ingrediente principal.
-- Así se hará, Capellán. Comparto la inquietud de Fräulein Heiloff sobre nuestro alojamiento. -- Dedico una mirda y un asentimiento a la joven berlinesa en aprobación por lo atinado de su comentario -- Por otro lado, Antiguo de Fumel, entiendo por sus palabras que no somos los únicos vástagos que acaban de llegar a la Ciudad Luz. ¿Podríamos saber quienes son los otros reciñen llegados a París?
Una vez más Francois recurre a su sirviente Luc, al cual le da instrucciones precisas de que por favor encuentre una morada para Zelda y otra para Drake
- ... ya sabes lo que has de hacer Luc, ten en cuenta la naturaleza de nuestros invitados ... Bien señores todo dispuesto para que puedan permanecer seguros, en cuanto Luc tenga una morada digna os lo hará saber, mientras tanto alojaros en este hostal.
En unas hojas os escribe una dirección y un nombre, "Marc Servinge"
- Es un aliado para los recién llegados su Hostal siempre es un lugar acogedor para pequeñas estancias. Allí os irá a buscar Luc. En cuanto a los recién llegados el patrón de Saint Pierre tiene la costumbre de celebrar cada solsticio con los nuevos "habitantes" de la ciudad, es una forma de conocer mejor a aquellos que pretenden pasar un tiempo en la ciudad. Normalmente todos ellos ya se han presentado a algún antiguo de la ciudad y pueden estar en sus dominios, pero otros aprovechan esta "fiesta" para lamer unos cuantos culos y granjearse así un porvenir prospero en Paris ... Vuestro caso es distinto pero nadie debe saberlo, así que lamer culos si eso os hace más fácil conseguir el objetivo.
Coge las cartas se pone en pie y os solicita que abandonéis la iglesia hasta la próxima noche
- Tengo que analizar vuestras noticias, y preparativos pendientes para mañana, ha sido un placer conversar con ustedes, pero otras obligaciones me reclaman ...
-Solo espero que sean unas buenas habitaciones y, ante todo, tranquilas, llevo mucho tiempo de viaje -dije mientras me levantaba del asiento- espero ser de gran ayuda aquí, mi señor -tras esto hice una ligera reverencia y sonreí de nuevo.
Me dirigí hacia la puerta y a unos pasos de ella, esperando a que alguno de los caballeros o el sirviente me la abrieran.