Partida Rol por web

Tom's Dinner

A Kim le gustaba aquel lugar, solía ser bastante tranquilo y era una buena opción para poder hablar de manera un poco más informal con sus colegas y también relajarse un poco.

-Buenos días Tom. ¿Qué nos ofreces hoy?

Sonrió al responsable y miró a ver si Arslan había llegado ya, si no era así mataría un poco de tiempo charlando con Tom y eligiendo lo que tomaría. Sería un pequeño respiro después de todas las decisiones que habían tomado y la supervisión de las nuevas colonias, al menos la gente estaba ocupada trabajando en eso y les alejaba la cabeza de otro tipo de pensamientos, aunque no todos, últimamente las cosas se estaban poniendo tensas por momentos, aunque hasta entonces no había sido nada importante y Kim esperaba no tener que preocuparse por ello, aunque deberían seguir atentos.

Tom recibió a la capitana con la mayor cordialidad que pudo juntar, que era mucha, era lo que le 'daba de comer' a fin de cuentas, si es que realmente pudiésemos pensar que recibía un sueldo por aquello. Lo cierto era que, desde que llegara al Arca, se consideraba más que nada un voluntario, peor también se consideraba una pieza necesaria para mantener el espíritu de aquellas gentes.

El asentamiento en aquel planeta, provisional o no, era algo que, hasta cierto punto, había logrado tranquilizarlo temporalmente. Sabía que seguía habiendo elementos difíciles de controlar que tenían sus propias ideas al respecto, pero ahora lo que tocaba era sobrevivir y tratar de planear un futuro mejor para aquellos a los que ya no conocerían. Creía que con aquella parada las gentes se tranquilizarían durante un buen tiempo, pero ahora parecía que eran quienes no habían opinado sobre el asentamiento, y simplemente lo habían acatado, como si no pudiesen hacer más al respecto, quienes se removían y pedían algo mejor.

- Es algo temprano para los menús, peor de momento le puedo ofrecer el desayuno deluxe, con auténtico zumo de naranja de nuestros jardines hidropónicos, tostada de pan de calabaza acompañada de confitura de tomate y... La mezcla de café x-23... Seguimos haciendo pruebas semanales en busca de algo a lo que no nos dé vergüenza llamar café.- Le sonrió Tom. Lo cierto era que ya llevaban un buen tiempo sobreviviendo con una mezcla más que decente de granos cultivados en la nave, pero siempre había quien se quejaba, acostumbrados a las mezclas rebajadas de antaño.

- ¿Todo bien por los despachos, Kladtomak? ¿Cómo nos ve en un par de meses?- No había malicia en su pregunta, simplemente no sabía cómo irían las cosas ahora que trabajaban con tiempo prestado y sin un calendario real que previese lo que les había pasado.

El Dr. Arslan se plantó en la puerta del local de Tom ojeando su consola portátil, una plancha de cristal transparente y flexible en la que se proyectaban datos, memorándums e informes. Tan enfrascado estaba en su lectura que se quedó allí parado, interrumpiendo el paso, hasta que alguien carraspeó a su espalda y Arslan se dio cuenta de que había una cola de tres o cuatro personas detrás de él, esperando a que se moviera.

—Oh, disculpen...

Arslan se apartó y aún se quedó un rato terminando de leer un informe antes de enrollar su consola y guardarla, a modo de pergamino, en uno de los bolsillos interiores de su traje. 

La Capitana estaba en la barra, hablando con Reznor, y hacia allí se dirigió el cientifico.

—Le ruego me disculpe, Capitana —dijo, al llegar hasta los dos—. ¿Lleva mucho esperando? 

Si no hubiera venido leyendo por los pasillos del Arca y parando de cuando en cuando para leer algo más, probablemente el doctor no hubiera llegado tan tarde. Era una falta de respeto hacer esperar a la líder del Arca, pero siempre había mucho que estudiar y reflexionar, y mucho trabajo que clasificar, asignar y corregir. 

—Señor Reznor, ¿sería tan amable de ponerme un café? Me dejaré guiar por la selección de grano que los nobles alquimistas hayan decidido mezclar esta mañana.

Sonrió genuinamente con el sincero recibimiento de Tom, últimamente no tenía ese tipo de muestras y no es que se considerase una persona necesitada de cariño pero seguía siendo humana y el ambiente en las colonias y en la nave era cada vez peor. El descontento se palpaba e iba en aumento, lo notaba por las conversaciones que cesaban cuando ella se acercaba y que solo continuaban cuando volvía a estar suficientemente lejos, las miradas cada vez más airadas que le dedicaban, incluso por algún atrevido comentario, de momento cosas puntuales pero que temía que fueran a más.

-El desayuno deluxe es lo que necesito. Gracias Tom, no se qué haríamos sin ti, estoy segura que la mezcla x-23 estará bien y también que conseguiremos un buen café. -Podía parecer algo nimio, pero incluso un pequeño logro como el tener un café decente sería bienvenido, aunque sabían que necesitaban mucho más para que las cosas se enderezaran.- Aunque lo parezca, nunca hay tiempo para aburrirse Tom.  -Todos tenían mucho trabajo, ella no era la única.- ¡Buenos días Doctor Arslan! No se preocupe, estaba aún decidiendo que tomar y hablando con Tom. -Dijo al aparecer su compañero. Pensó un momento la pregunta de Tom y la respondió con la esperanza de que pudieran lograrlo.- Estamos haciendo algunos avances en la última colonia y probablemente en un par de meses podríamos abrir otra más, poco a poco vamos expandiendo nuestra presencia aquí y conociendo mejor los recursos de los que disponemos para explotarlos. -Miró al científico recién llegado y sonrió.- ¿Lee algo interesante?

La proliferación de colonias a tanta velocidad era una de esas cosas que inquietaba a Tom. No sabía cuánto tiempo pasarían allí, puede que él mismo muriese antes de que el Arca volviese a partir, si llegaba a hacerlo, pero creía que el separarse en distintos grupúsculos en tan poco tiempo podía poner en peligro a alguna gente. A nada que una célula de descontentos se hiciese fuerte en uno de aquellos asentamientos, podría pasar algo muy feo, ya fuese para llamar la atención en busca de realizar 'correcciones' o un levantamiento violento, real con todas sus consecuencias. Precisamente el ex marine creía que aquel despliegue era lo que estaba alimentando ahora mismo el descontento, como si la gente no terminase de saber cuál era el plan real de aquellos que lo estaban planificando todo, pero por ahora la cosa parecía mantenerse tranquila, así que negó con la cabeza para alejar aquellas sombras y saludó con un simple movimiento de cabeza a Arslan cuando este llegó hasta ellos. Era consciente de que el hombre estaba siempre hundido en todos los planes, estudios y estadísticas que los mantenían a flote, pero ciertamente era un sujeto que no destacaba por hacerse querer. El que no viese aquellos pequeños gestos de la gente a su alrededor era lo que el resto más notaba, viéndolo como un sujeto altivo para el que el resto no dejaban de ser números, pero a Tom no dejaba de parecerle gracioso en su seriedad y aplomo.

Aún teniendo la antena puesta, se dio vuelta sobre sus talones y comenzó a manipular los robots de sus dominios, como un alquimista bienintencionado, estrujando aquellas viandas sub par para tratar de conseguir de ellas algo bebible.

Una rápida sonrisa fue la respuesta de Arslan al comentario de la Capitana. Al menos no habían tenido que esperarle mucho tiempo. El doctor se sentó en uno de los taburetes mientras Tom se afanaba para conseguirle el café.

Kladtomak le hizo entonces una pregunta sobre lo que estaba leyendo; debía haberle visto consultando su consola antes de que la guardara. Hizo un gesto característico suyo, abriendo las manos, mientras se encogía ligeramente de hombros. 

—Informes, memorándums, proyecciones... —dijo, sin ser demasiado específico. Después recordó que estaba hablando con la Capitana y que probablemente quería algo más concreto—. Básicamente catálogos de suministros propios a los que estamos comenzando a incorporar los yacimientos que estamos encontrando en las colonias. Podemos enviar robots automatizados para obtener recursos pero las sondas, los robots y los transportes pueden sufrir accidentes y sin duda sufrirán desgastes así que hay que realizar el análisis costo-beneficio con bastante cuidado.

Mientras Tom se disponía a preparar lo que le habían pedido, Eugene explicó lo que le tenía enfrascado y eso hizo salir una sonrisa en la cara de Kim.

Parece que no soy la única que no sabe desconectar.

Era un tonto consuelo y a decir verdad la carga de trabajo de casi todo el mundo era bastante alta debido a las circunstancias y a eso había que unirle toda la tensión de la situación y lo que ello había ido provocando.

-Estoy segura que tomará la decisión correcta antes de enviar su informe. -Era un alivio saber que había personas de tal confianza en las que podía delegar sin tener que preocuparse de si estarían haciendo un buen trabajo.- Aunque si le parece le invito a olvidarse de todo eso durante nuestro desayuno.

Sonrió a su compañero, ya tendrían tiempo de preocuparse por todas aquellas cosas el resto del tiempo, pero ahora quería disfrutar tranquilamente de un apacible desayuno. Claro que por lo general las cosas no salían como se deseaba y algo llamó la atención de la mujer, en una mesa pareció estallar la tensión.

-¡ESTOY HARTO DE COMER SIEMPRE PAPILLAS! ¡SE SUPONÍA QUE A ESTAS ALTURAS YA TENDÍAMOS QUE DISPONER DE COMIDA DE VERDAD!

La gente miró hacia allí pues el hombre estaba muy cabreado y se había puesto muy rojo, además había cogido la bandeja y la había golpeado fuerte contra la mesa en signo de protesta. Muchos de los que lo rodeaban asintieron, otras mesas no parecían muy de acuerdo con lo que decía y otros muchos simplemente se quedaron expectantes y en tensión por lo que estaba pasando.

- Venga, Gerald. Tanto tú como el resto de nosotros, pobres almas perdidas en busca de un nuevo hogar, sabemos que tienen que pasar unos meses más mientras los responsables de la bóveda verde consiguen sacar suficiente provecho de los pocos medios que tenemos. McNamara me ha dicho que para mañana... Para mañana podemos contar con flores de calabacín con las que improvisar unas buenas ensaladas, ¿Vale?- Era cierto que no había mucho más con lo que improvisar una ensalada, pero Tom no mentía al hombre, mientras caminaba hacia su mesa y trataba de aplacar los ánimos del tal Gerald y sus airados compañeros. - No te la tomes con las bandejas y las mesas, tío. Si quieres podemos quedar en el gimnasio y liberar un poco de frustración de tú a tú con los guantes bien puesto, pero mi garito no es un ring de boxeo, ¿Vale?

Tom solía ser rápido a la hora de atajar sublevaciones en su restaurante, peor era cierto que sus pocas dotes de mando habían mermado desde que decidiesen tomar aquella ruta alternativa, lo que le hacía temer que tal vez no lograría apaciguar a aquel oso. Prefería no avisar a seguridad, peor si era necesario, la columna con el comunicador estaba solo a tres zancadas de distancia.

Miró un segundo a la capitana, dándole a entender que tal vez sería mejor que ella y su compañero de mesa abandonasen su desayuno, no se podían permitir el que los puestos de mando se jugasen la integridad física en aquellos momentos por una mera bronca de cantina.

La trifulca alteró la paz del local de forma significativa. El mismo ambiente pareció enrarecerse a medida que unos y otros decidían si era mejor unirse al alborotador o apaciguarlo. Tom pareció optar por lo segundo. Lógico. Después de todo, era una figura de autoridad.

Cada pequeño mundo de esta nave es un microcosmos, y en el bar de Tom, el antiguo marine era el que mandaba.

¿Sería su autoridad suficiente como para mantener la paz en el local?

La mirada que cruzó con Tom fue significativa; la paz sería más fácil de mantener sin ellos dos de por medio.

—Capitana, quizá sería mejor proseguir esta conversación en otro lugar...

Tom intervino rápido, acostumbrado como estaba a gestionar todo lo que pasaba en su local, incluso aquel tipo de incidentes. Kim admitió que tenía mano izquierda y que había saldado la situación de una manera elegante pero también eficaz, claro que las cosas no dependían solo de él y al otro lado había unos tipos que podían no estar en la misma onda o ser igual de razonables. Se giró hacia ellos para calibrar su reacción, aunque no le pasó desapercibida la mirada de Tom. Comprendía el gesto, ella era el problema y no la comida y su presencia seguiría causando problemas. Pero Kim no era una mujer que se dejara vencer por amenazas o amilanar a las primeras de cambio, había luchado mucho para llegar a donde había llegado.

Y si no me marcho estaré siendo tan poco razonable como esos tipos.

Debía admitir que Tom tenía razón, no era el momento de ver quien tenía o no la verdad o el derecho a estar allí, ella también debía poner de su parte para que las cosas se calmaran. Parecía que su colega Arslan había llegado a la misma conclusión que el cocinero y ella simplemente hizo un gesto afirmativo.

-Creo que será mejor así, efectivamente. Gracias por todo Tom, nos veremos otro día.

¿Era verdad aquello? Tras lo que había pasado ya no estaba segura de que tuviera que comer en su camarote o en el despacho. Aquello había que pararlo de alguna manera, porque aunque ese día le había pasado a ella también sabía que otras personas podían sentirse igual de incomodadas solo por tomar partido o ser parte más afín a los que tomaban las decisiones. De alguna forma debían tomar cartas en el asunto. Mientras daba media vuelta se acercó a su colega.

-Esto está mal, debemos hacer algo antes de que la violencia siga aflorando. ¿Qué será lo siguiente?

Sabía como eran esas cosas, la humanidad las había padecido durante toda su historia: un poco de descontento, algunas protestas leves al principio, protestas más graves y vandalismo después, hasta terminar en violencia, primero "justificada" y después ya de cualquier manera y bajo cualquier pretexto.

Una vez la capitana llegó a la conclusión de que era mejor irse del bar de Tom, Arslan hizo un gesto con la mano, invitándola a salir, y después se colocó la chaqueta de su traje antes de seguirla. Miró solo de soslayo a su alrededor, como no dándole importancia a lo que acababa de suceder, pero tratando de averiguar el sentir de la sala.

—Hay frustración en mucha gente, Capitana —dijo, con un tono discreto—. Este no es el lugar al que esperaban llegar y siente que el viaje era solo de ida. Pueden estar resentidos con aquellos que tomaron la decisión de cambiar sus planes.

El doctor procuró en todo momento no acelerar el paso para salir de la sala. Quedarse allí podía ser peligroso en el corto plazo, pero marcharse de forma demasiado apresurada lo podía ser a medio y largo plazo.

Al propio Tom no le gustaba en absoluto que aquello hubiese terminado de aquella manera. Puede que su cantina no fuese un local hostelero al uso, más bien le hacía sentir como si aquello fuese un voluntariado, y consideraba su misión el mantener el orden y un ambiente agradable y distendido para todos sus clientes, pero si el ambiente general parecía molesto ante la idea de seguir hacia el objetivo original, condenando a parte de la tripulación si o si, el asentarse y crear infraestructuras para una estancia que no terminaban de saber si sería breve o se postergaría durante generaciones tampoco llenaba de júbilo a la fauna del Arca.

Mientras la capitana y Arslan salían al pasillo, fueron abordados por una tambaleante Troy O'Connor que cayó sobre ellos sin mediar palabra. La científica tenía un ojo amoratado y salivaba copiosamente.

Asintió a las palabras de Eugene, sabía lo que pasaba pero no terminaba de comprender porqué la tomaban con ella o los que la apoyaban o qué pretendían conseguir con ese tipo de actitudes. ¿Iba a cambiar el hecho de que habían sido desviados por una civilización extraterreste? Creía que habían tomado la mejor decisión, aunque estaba claro que no todos pensaban lo mismo, el problema era hasta donde podían consentir que el resentimiento se transformara en violencia o disidencia.

-El viaje es solo de ida, eso está claro, pero lo es para todos. No creo que poner en riesgo la nave y terminar destruidos o varados en un sitio sin recursos fueran mejores opciones. Hay tantas cosas que desconocemos de todo esto...

Estaba sumida en ese eterno debate y discurso cuando la pobre Troy O'Connor llegó hasta a ellos en un estado lamentable. Sin dudarlo intentó sujetarla entre sus brazos.

-¡Troy! ¿Quien te hizo esto? -Era una mujer demasiado práctica para preguntar qué le había pasado o si estaba bien, ambas preguntas parecían responderse solas.

-Entraron por la fuerza en las instalaciones... Quieren hacerse con el control de la nave, algunos estaban de acuerdo y a los que nos negamos... -Estaba claro qué les había pasado.- Pude escaparme en un despiste, pero hay que hacer algo pronto o se harán con el control.

Kim se quedó sorprendida, no pensaba que las cosas fueran a llegar tan lejos pero aquello no podía dejarse, era un asunto prioritario. Miró a su amigo Arslan con preocupación y pensó rápido.

-Tengo que ir a hablar con esa gente, intentar evitar que cometan un error.

Kim no perdió ni un minuto y con su gente de confiaza ideó una doble agenda. Por un lado un comité de negociación liderado por ella misma para ver si se puede resolver la situación de manera pacífica o de no poder ser ganar tiempo mientras se realiza su otro plan paralelo: un plan de contingencia por si las cosas deben resolverse con violencia.

Tom se pasó el resto de la mañana meditabundo, la noticia de que habían tenido que llevar a Troy a la enfermería y la indagación, mediante terceros, de qué había pasado, le convenció de que en aquel mismo momento la capitana debía de estar tomando cartas en el asunto, pero se preguntaba cómo de buena tahúr sería. Él nunca se había dado mucho al juego, más allá de alguna tonta noche de juegos que más que nada solía ser una excusa para ponerse al día de la vida de sus amigos o hacer una encerrona a aquel que se había pasado de tonto o de gilipollas, pero tenía un conocido que sí que se había pagado una buena vuelta al mundo a base de timbas clandestinas. Este siempre decía que un buen jugador no era aquel al que la suerte le sonreía con buenas cartas, un buen jugador era el que sabía qué hacer con lo que fuera que tuviese en la mano...

Esperaba que la capitana fuese una buena jugadora. Mientras, preparaba un plato especial para O'Connor, esperaba que no estuviese demasiado mal y le dejasen pasarle aquella ratatouille de pega.

¿Por qué el ser humano se emperraba en quemar las cartas que le habían tocado y exigir a gritos una mano nueva cuando jugaban con la última baraja de la creación? Solo esperaba que no hubiese sangre... O no demasiada...

Mientras la capitana organizaba a sus equipos, tanto los negociadores como los de seguridad, el doctor Arslan reflexionó sobre la situación. Él no era un diplomático ni un militar. No se creía capaz de aportar mucho en ninguno de los dos campos, aunque se mantuvo al lado de Kladtomak, dispuesto a dar su opinión u ofrecer su apoyo. Como mínimo, dispuesto a permanecer junto a la capitana y darle su apoyo.

¿Cómo habían llegado a esta situación? Estaba claro que habían subestimado el malestar de parte de la tripulación con la decisión de no seguir hasta su destino original. ¿No habían creído la verdad? ¿O, aún creyéndola, no estaban satisfechos con la idea de permanecer aquí? 

Sea como fuera, tenían que encontrar una solución. Sería complicada sacar a los amotinados de su error, puesto que la idea de que la gente abandonará sus creencias irracionales ante la solidez de la evidencia presentada ante ella es en sí misma una creencia irracional, no apoyada por la evidencia.