Partida Rol por web

Noche de fuego

Risas bajo el futon

La luna nos ve.

Cada quien tiene sus motivos, razonados o pensados, para estar serio esta noche. En todos existe la conciencia de las cosas que han vivido, de las que faltaron, de las que pesan sobre sus almas. Pero todo llega a un final. Lo que no pudo hacerse, ahora ya es tarde para concluirlo. La noche final de celebración da comienzo. Mañana cada quien seguirá sendas distintas. ¿Quién sabe dónde las fortunas los encontraran de nuevo, o siquiera si lo haran?

Incluso entre ustedes, que juntos llegaran. La misión que unía a Bayushi Togo y Doji Chomei ha concluido, y cada quien tiene sus propios planes, aunque no los compartieran con los demás. Así que esta noche es una noche de despedidas.

La premiación se entregara tras la cena, junto al postre, y ahora reposan en silencio junto al trono. Uno, el del primer lugar, es una fina armadura de gran calidad, de color negro hierro, que todavía exhala un leve olor a pintura fresca debido a que le han dado el ultimo toque en las pocas horas que mediaran entre el final de la última prueba y la misma cena. Sobre los segundo y tercero, correspondientes a Bayushi Hiroto y Shosuro Setsuko, nada se ha dicho o visto.

Esta vez, la disposición del comedor es distinta. No hay mesa grande, y 16 mesas, para los huéspedes y jueces restantes, forman una ronda, que es presidida en la punta por Mukashino-sama. A su derecha se encuentran Bayushi y Doji-sama. A su izquierda Suzume Nana y el espacio que debería ocupar Lanei. Hay otras dos ausencias en la mesa, Kakita-san y Kitsune-san... quizas esten demoradas. Pero parece estar faltando una mesa entonces... El resto, con sus mejores galas, se acomodan frente a sus mesitas formando la ronda.

Detrás están sirvientes personales, uno por cada uno, quienes ensancian los platillos de sake. En la mayoría de los casos son miembros del clan Suzume, aunque Daidoji-san puede así tener a Suzue cerca. De hecho el grupo en si todavia puede mantenerse, salvo por Kuni, quien al parecer les ha abandonado para buscar la compañía del flamante campeon Yasuki. 

La cena comienza con una sencilla oración personal, dirigida por el daimio, tras lo cual pueden comer y hablar en paz, casi como una cena normal, solo que en una familia con miembros de casi todos todos los clanes de Rokugan

Que todos las bendiciones sean vuestras
Que los kamis os protejan
Por el poder de todas las Fortunas
Que toda la felicidad sea vuestra...

Hiroto ingreso en el salo aquel lugar había cambiado y pese algunos retrasos allí estaba la mayoría, respiro profundo eliminando lo último de tención que tenía sobre sus hombros mientras los pasos le llevaron a recorrer unos metros en busca de su lugar, se excusó y saludo a los presentes finalmente tomando asiento y tras las palabras al Daimyo bebió un trago de saque.

Era una noche alegre puesto que los ganadores serian premiados y triste pues las despedidas se veían venir como una tormenta a punto de dejar caer el agua de sus entrañas, la sonrisa se marcó nuevamente en el rostro del escorpión. 

Daidoji Junichiro no tenía motivos para estar contento. Su gesto era adusto y distante, pensando en otras cosas. Mañana tendría que volver a sus tareas de escolta de Chomei, y solo pensar en ello le quitaba el hambre. Se dirigió a una mesa solitaria y bebió un trago de sake.

Setsuko entró a la habitación con la elegancia que la caracteriza, saludo con cortesía a los invitados y se presentó con los maestros, pidiendo disculpas por su tardanza, pues tras un cambio de vestuario (mas acorde con la ocasión) recordó cierto objeto que con tantas cosas había olvidado.

Se ubicó junto a su compañero Bayushi Hiroto,  llevaba en sus manos un pincel de gran factura y en cuanto tuvo la ocasión se acercó al anciano Daimyo para entregarle el fino instrumento, días atrás lo había encontrado y tras averiguar mucho, supo de su dueño, ahora, con las cosas en calma era un buen momento para devolverlo y tener una charla con el venerable anciano.

Hiroto y Setsuko toman asiento en el extremo, aunque esta última ocupa el lugar reservado a Lanei. No obstante, al menos de momento, el venerable monje no se ha presentado, por lo que no recibe objeciones.

Las conversaciones van y vienen libremente. Kuni y Yasuki parecen estar hablando sobre viajar juntos al sur, mientras el pequeño Tsi se limita a asentir, siguiendo la conversación de sus mayores. La Mirumoto y su amiga ronin conversan más en confidencia, mientras otro tanto hacen los dos jueces presentes. 

Suzume Mukashino y su generala se dedican principalmente a comer con calma. Otro tanto hace el solitario Tonbo, pero mirando cada tanto las puertas, como si esperase compañía. Quizás de las faltantes Kakita y Kitsune.

Daidoji se encuentra junto al Asako, pero este resulta pareja acorde a su humor, silencioso y taciturno. Uno de los últimos en la clasificación final (solo igualado por la ronin y "superado" por el herrero), al parecer todo se le ha venido abajo al cortesano Fenix, quien sin duda ha dado una pésima representación para su renombrado clan. 

La conversación al lado de Hiroto es más animada de lo que pareciera. El usualmente serio Kuni parece muy contento, dentro de lo que cabe, con los logros de su colega de clan. Algo están diciendo sobre trabajar juntos.

Del lado de Setsuko no obstante solo viene el silencioso comer y beber de los Suzume. Los ojos escrutadores de Nana vigilan la sala y cada tanto mira en vuestra dirección fieramente. Por el contrario Mukashino-sama parece encontrarse en su propio mundo, con los ojos casi entrecerrados mientras se embebe del ambiente...

Asako-san apenas come, pero vacía varias botellas de sake en poco tiempo. Su tez usualmente bronceada, se torna algo más pálida cada tanto, y suspiros quedos escapan de sus labios.

Mira a los demás, pero finalmente se inclina hacia Daidoji.

- Daidoji-san… per… perdonad que os moleste. Con todo lo que ha ocurrido… no… no tuve valor para preguntar…. ¿Habéis… habéis sabido algo de Usagi-san?

Atrás de su señor, estaba su sirvienta, Suzue, con un gesto casi tan apático como el de Daidoji, estaba preocupada por lo que ocurría, notando las ausencias, aún no volvía Kitsune-sama, eso signfiicaba que Kakita-sama no se recuperaba, Suzue sintió un dolor de estómago muy fuerte, eran los nervios.

Guardó silencio, estaban hablando los "mayores", sí, ¿habían noticias de aquel hombre? Otro de los misterios que habían en ese evento, que estaba lleno de desgracias.

El grulla negó con la cabeza

- Me temo que no. Han ocurrido tantas cosas, que ya no se donde tengo la cabeza...

-... entiendo. +respondió quedamente

Bajo la mirada a su taza, y la sirvienta detrás la lleno de nuevo sin decir nada. Tras unos momentos, el Asako la vacío de un sorbo. Dejo que fuera vuelta a rellenar antes de aproximarse a Daidoji nuevamente.

-... esto... vera... antes de su desaparición... le pedí… pedí un favor a Usagi-san… No sé ssi tenga algo que ver. Pero… me gustaría pe-pedíroslo a vos, si fuera posible.

-Sabes por qué? Esa mirada no es buena- susurro como lo solía hacer hacia su compañera, tomo dos bocados seguidos mientras observo a su alrededor. –Que harás en los próximos meses? – Pregunto esta vez de forma normal mientras bebia el ultimo trago de Sake de la noche.

Aun pensaba en el viaje siguiente pero también que haría o llevaría como regalo a las tierras Grulla, El Sensei sabría que decir pero sería hasta luego de la cena donde podría preguntarle.

Miró con extrañeza al Asako. Apenas habían cruzado dos palabras en todo el torneo; ¿que querría pedirle?

- ¿Que tipo de favor sería? -preguntó

Alza la mirada, la primera vez que lo hace, buscando los ojos de Daidoji. Súbitamente la ebriedad se le ha retirado de la expresión.

-Que seáis mi kaishaku...

Se muerde los labios y tan rápido como apareciera la seriedad, vuelve su vacilación.

-Ees...decir… si puede ser. La.. la decisión está tomada. Pero no deseo pedirlo a un Suzume, que ya han pasado por tanto… ni esperar a vovolver a casa. Había decidido confiar en mi compañero, pero ahora ...

El Grulla apretó los dedos alrededor del cuenco de sake que sostenía. Por alguna razón, ya intuía que esa iba a ser la petición del Asako, dado su estado

- ¿Estais seguro de que es lo que queréis hacer? Honestamente, creo que un samurai vivo puede traer más honra a su clan que uno muerto
 

Setsuko no estaba segura realmente de cuales podrían ser los motivos para que Suzume Nana estuviera molesta, tenía un par de ideas pero no se arriesgaba a formular la hipótesis a su compañero en voz alta, aunque le susurró:

De pronto estoy en el lugar equivocado, igual ya me retiro para otra mesa- según el orden estaba ocupando el lugar del monje Lanei- solo quería entregarle su pincel a Mukashino Suzume-sama (esto lo dijo con un tono amable y un poco más alto para que la misma Nana se diera cuenta) Pero lo mejor será hacerlo luego.

Dicho esto se levantó de la mesa hizo una venía y se retiró, tan solo recordó antes de irse responderle a Hiroto-san: Realmente aún no se que haré, estoy pendiente de una decisión de nuestro maestro. realmente estaba cruzando los dedos esperando que el sensei le diera un aviso a último momento diciendo que acompañara al gorrión.

por lo demás estaba esperando a que terminara rápido la velada.

Asintió ante las palabras de Setsuko mientras le observo cambiar de lugar, hizo un gesto de aprobación con la cabeza y siguió comiendo algo más. Mientras estaba en los intervalos entre bocado y bocado extrajo de sus ropas el libro que le habían obsequiado, y leyó un par de pequeños poemas para luego guardarlo con una leve mueca de satisfacción en su rostro.

Hiroto de detuvo un instante para intentar sacar algo de la conversación del kuni.

Menea la cabeza con tristeza

-Eso es es… una tontería, Daidoji-san… So-solo aplica si no fracasa. ¿De... de qué sirve un samurái que no... No cumple su trabajo? Tan solo el señor i… inútil, vu…hrp.. elve a enviar al que fallo.

Deja el sake por unos instantes, respirando hondamente para serenarse, ya que incluso él nota que la bebida le está afectando mucho. Cuando vuelve a hablar, se expresa más claramente.

-..Mañana… al alba. Lo haremos en el patio. Mukashino-sama ya… ya está avisado. ¿Aceptáis? 

En eso contiene su lengua y mira, cuando Setsuko se aproxima para ocupar una de las mesas cercanas, pero la Escorpion no toma lugar junto a Daidoji sino sola, en las del lado sur, justo frente a Mukashino-sama

Es dificil aguzar el oído, comer, y mantener la imagen de serenidad cuando tu compañera te abandona, pero hay que hacerlo. No obstante eso implica no hacerlo muy bien.

Por si fuera poco, tanto el Kuni como Yasuki mantienen el tono al mínimo decente antes que se convierta en un susurro (y ya se sabe que secreto en reunión es de mala educación) por lo que solo captas murmullos.

Mas, entre ese barullo, se cuelan unas cuantas palabras.

-…oportunidad… Benten…invierno… Jade. 

Abandonar tu lugar para ubicarte en la mesita justo frente a Mukashino-sama no tiene efecto en Nana. De hecho su mirada apenas te sigue, mientras continua repasando a los invitados. Quizas interpretaste mal el gesto o bien,es muy buena. En todo caso es tarde para volverse. Un "descuido" se puede perdonar, mas no dos. Y de todos modos, la noche dara tiempo.

Al arrimarte, notas que Daidoji-san esta hablando torvamente con el Fenix, el cual parece haberse ya excedido con el sake. Logras captar la ultima frase del cortesano, aunque calla al verte y se acomoda.

..Mañana… al alba. Lo haremos en el patio. Mukashino-sama ya… ya está avisado. ¿Aceptáis? 

Junichiro negó con la cabeza; no tomaría parte en ese sinsentido.

- No; lo lamento. Soy bueno con el arco, pero la hoja de mi katana no es tan veloz. Aunque me honrais con vuestra petición y confianza, no puedo cargar sobre mi una responsabilidad tan grande, ni avergonzaros en un momento tan solemne. Espero que lo comprendais.

Además, el Asako era un perfecto desconocido para él. Solo se comprometería a algo así por alguien a quien apreciase mucho, o a quien debiese una profunda lealtad. No por un Fénix ebrio.