Partida Rol por web

Aqui es donde rolearemos tu despertar y aclararemos dudas. Por el momento los demas pjs no saben nada asi que calladita XD

Perfecto master :3

Bueno, termine tu ficha, esta noche cuando me veas al chat abreme privi y charlamos. Bye :D

Tus ojos, largo tiempo en brumas, se abren claros luego de escuchar esas palabras... Estas acostada en una habitacion desconocida. El techo es de tejas oscuras, para nada el de tu casa... Giras la cabeza a la derecha y ves que a tu lado hay otro futon, ordenado y doblado. Mas alla, un tercero, igualmente acomodado. 

Es un recinto pequeño, de tan solo cuatro por cuatro metros. ademas de los futones, hay dos estanterias, una de ellas vacia, la otra con escasas pertenencias que te resultan de algun modo, conocidas, si bien no son tuyas. 

La ventana en un extremo del cuarto, que deja entrar una parca luz, mira hacia una fria muralla. Murallas de piedra en Jukami-mura?? 

Exactamente en el lado opuesto, hacia donde apuntan tus pies, hay una puerta doble. Ves que el papel a sido pintado, con un dibujo purpura de un lado, y otro marron en la derecha, bastante grandes. 

Estas sola. No sabes donde, ni cuando. Pero vuelves a ser tu misma.

Me incorporé con lentitud aún aturdida al encontrarme tan ajena a aquel lugar. Me sentía muy extraña, pasé ambas manos por mi rostro. Luego me quedé un buen rato mirando alrededor.
En mi cabeza parecía solo haber brumas, no podía sacar nada en claro, un remolino de recuerdos y de sensaciones.
Salí del futon y me dirigí hacía la doble puerta, al caminar notaba mis pasos poco firmes. Observé el papel pintado y pasé mi mano por él, acariciándolo, su tacto era tan poco familiar, como todo lo demás. Parecía estar en un sueño, en el que no había nada mío.
Algo nerviosa abría un poco la puerta y asomé la cabeza por la ranura.

Observas que afuera, un lugar desconocido para ti se presenta... La puerta por la que asomas, forma parte de una larga hilera de habitaciones, el ala lateral de una gran construccion. Todas salen un pasillo cubierto, que a su vez da al patio central, el cual es de arena, con algunas rocas aqui y alla, similar al de un gran monasterio. Enfrente, a unos setenta metros, hay otra ala de habitaciones similares. Todas las puertas tienen dibujos con distintos colores, algunos de los cuales te resultan familiares. La luz ambiente, gris puesto que esta nublado, les da un aire irreal...

Las dos alas se unen con una estructura central a tu izquierda, una casa o salon inmensa. El lugar en conjunto es tan grande como dos bloques de casas alla en jukami mura, pero curiosamente no tiene segundo piso ni alzada. Todo se asienta en piedra firme, como un castillo. Tambien es marcial la muralla de 4 metros de alto que se observa en el costado "abierto" del patio, franqueada solamente por una gran puerta. Y lo mas definitivo son los dos samurai parados junto a aquella puerta, hombre de armaduras marrones con grandes lanzas y espadas en su cinto. 

No muy lejos de ti, sobre el pasillito que tambien hay delante del caseron central, dos sirvientes se apresuran lavando el piso. Aparte de los samurai de guardia en la puerta, son las unicas personas que ves por ahi. 

Rápidamente metí de nuevo la cabeza en la habitación y cerré la puerta. Confusa, comencé a caminar por la habitación hacía el funton y me quedé parada un rato, pensando. Las lagunas aún era tan intensas... Decidí que lo mejor sería salir del cuarto y dar un paseo a ver si conseguía calmarme. Entonces me puse a buscar algo de ropa por el cuarto para cambiarme aún con miles de pensamientos rondando por mi cabeza.

No hay mas prendas alli. Solo el kimono marron que tienes puesto, uno sencillo y sin adornos, pero que reconoces no es tuyo.  El unico lugar que puede guardar algo es el bolso, en la estanteria cerca de donde dormiste. Al abrirlo, encuentras un monton de cosas, nada de lo cual de pertenece o resulta familiar. 

Unas monedas kawaru de adivinacion, un vial de tinta, cinco pergaminos en blanco, un juego de pinceles, pescado y arroz secos para un par de dias, unas botas gruesas para nieve, una manta extra, una estatuilla representando alguna fortuna (tirada de inteligencia, dificultad diez, para reconocerla) unas barritas de incienso, y lo mas sorprendente, 10 Koku de oro! 

Todo esto parecen ser las pertenencias de alguien. Seguramente un samurai, ya que ningun heimin anda con tanto dinero en el bolso... Incluso tu padre, un hombre rico, normalmente tardaba un año en juntar una cantidad asi, y eso si acaso... Seran del Unicornio tal vez? Imagenes de aquel hombre joven de cabellos negros, vestido de purpura, con voz amable, vienen a tu memoria, asi como su nombre. Iuchi. Iuchi Shiko.

La escultura representa a un hombre gordo, vestido con finas ropas, riendo, y llevando una bolsa de arroz que se derrama por un agujero. En el reconoces como el alegre Daikoku, Fortuna de la Riqueza, uno de los 7 grandes.. Otras imagenes vienen a tu mente, tal vez algun recuerdo de tu padre o tu familia, rezandole al hombre gordito. Despues de todo, es muy popular entre mercaderes, campesinos, etas toda la gente trabajadora. Aunque es curioso que un samurai le rindiera culto, porque ellos no trabajan de la misma forma, no obtienen compensaciones monetarias... al menos la mayoria.

Tras observar la estatuilla durante unos instantes pasé el dedo por su superficie lisa y me quedé pensativa. Cuando volví en mi decidí que tenía que salir del cuarto para intentar aclarar mis recuerdos y pensamientos. No sabía muy bien si llevarme el bolso o no, llegué la conclusión que lo mejor era guardarlo en una de las estanterías, pues si me pillaban con tal botín a lo mejor pensaban que lo había robado o algo. Cuando ya lo hube colocado con cuidado en la leja, dirigí mis pasos hasta la puerta algo nerviosa.
La abrí y salí, intentando disimular mi temblor, mientras saboreaba el recuerdo de aquel hombre, pues era algo que sentía cercano, por alguna razón me hacía sentir más segura y me era más fácil dar cada paso si lo invocaba en mis pensamientos.

Mientras estos pensamientos rondan tu cabeza y van apaciguando tu espiritu, sales. A tu derecha y en diagonal, a unos cuantos metros, los dos samurai en la puerta mantienen la guardia sin inmutarse. Por otro lado, los sirvientes que vieras antes ahora estan en tu pasillo, pero bastante a la derecha, trabajando en la zona donde este sirve de coneccion con el edificio central del lugar. No hay mas personas en el tranquilo recinto...

Intentado parecer lo más tranquila posible, eché a andar, cerrando la puerta del cuarto tras de mí de forma tan ligera que el sonido fue imperceptible. Intenté parecer invisible para los samurais y avancé con la cabeza gacha hacía los sirvientes. Acompasé mi respiración a mis pasos pues aquello me mantenía serena.
Cuando llegué hasta ellos rebusqué mi voz que parecía haber huido a alguna parte de mi cuerpo que no era la garganta. Inspiré y me incliné a media cintura con un movimiento ligero.
-Tomodachi-san - mi propia voz me sonó extraña y ajena...

La que te mira del duo es una mujer algo mayor que tu aunque no mucho, apenas pasados los veintes..

-Hai, onnanoko? Que estas buscando?+te pregunta, deteniendose en su trabajo de fregar y mirandote con una sonrisa suave. Viste un kimono igual al que portas ahora, marron y sin adornos.

Las preguntas se me agolpaban en los labios así que los mantuve cerrados formando una línea recta. Tenía que elegir bien mis palabras pues quería obtener toda la información posible sin parecer que llevaba algo entre manos así que opté por conversar un poco y luego preguntaría por lo que había sucedido con Shiko a ver si sabían algo.
-Querría saber que tareas tengo que hacer hoy - mantuve la voz calmada a pesar de que los nervios intentaban apoderarse de mi. Aún no estaba acostumbrada a usar mi voz ni a hablar con nadie.

Entrecierra los ojos, adoptando una expresion algo confusa. Te mira con mas atencion

-Tu no eres del servicio, ni siquiera de estas tierras...  No,... ¿acaso no eres la acompañante del shugenja Unicornio? ¿Porque quieres trabajar con nosotros? +pregunta, perpleja. Su compañero, un hombre algo mayor que ella, tambien deja de fregar para mirar con curiosidad.

Te das cuenta que los dos son bastante bronceados, comparados con tu tez clara. 

Bajé la mirada, debía haberlo supuesto pero no es que mi cabeza andara demasiado despierta.
-Oh ya... En realidad me gustaría saber si sabéis algo sobre él - me entraron unas ganas terribles de volver al cuarto y meterme en el futón, me encontraba tan desubicada en aquel lugar, todo era tan desconocido.

-No se donde este el exactamente, pero todos los samurai estan almorzando en el salon, por alli. +te indica una puerta doble corrediza, medio oculta en la penumbra del pasillo, que conduce al interior del area central del lugar.

Dudé por unos instantes si era buena idea dirigirme hacia allí, asentí a la mujer y llegué hasta la puerta aún sin saber que hacer. A pesar de que me ponía nerviosa con solo la idea de hablar con algún samurai era la forma más rápida de saber sobre Shiko... Con dedos temblorosos corrí la puerta y la crucé cerrandola tras de mi.

La puerta da a un amplio corredor, que a su vez conecta con otras tres puertas, Derecha, Izquierda, y Centro. La primera esta cerrada, la segunda abierta muestra una sala donde hay varios futones. La ultima, central, esta entreabierta. De alli vienen el ruido de platos y conversaciones, e incluso entreves un par de kimonos de colores, gris por un lado y negro el otro.

Al llegar y asomarte, notas que la estancia no es demasiado grande, quizas unos 15 metros de lado. Hay unas 8 mesas formando una U, y en el extremo a tu izquierda se alza un sencillo trono. Los invitados, cerca de una veintena, visten en su mayoria kimonos de distintos colores, aunque el rojo abunda, pero tambien hay negro, azul, gris, verde.. Lo mas llamativo para ti sin duda son dos personas, un hombre solo en el lado superior derecho, y una mujer en un grupito en el inferior izquierdo, que van de purpura, tal como el Iuchi. Pero ninguno de ellos te es familiar