Partida Rol por web

Comence a caminar hacia el lado contrario en direccion hacia el amontonamiento de gente, mis ojos se clavaron en aquel sujeto que tenia una Katana en mano... acaso era otro escorpion? desde esa distancia no podia apreciar un Mon.

Una sonrisa fue apareciendo en el rostro del Bayushi....

Esperaba por el Grulla, se mantuvo a metros de la escaramuza sin tener contacto con los pobladores pero atento a sus dichos.... quizas al informacion volara hasta sus oidos.

Ambos notan que el escorpion se detiene a mirar algo que esta sucediendo en la calle, desde cierta distancia detras de los pueblerinos. Al acomodarse, mira un instante hacia vuestro lado y os ve. Sin embargo su expresion serena no varia. El tuerto mira un instante detras de ustedes, y luego vuelve su atencion a lo que este sucediendo.

Notas que el escorpion llega a la calle y observa desde detras de los heimin, a una distancia moderada, algo... Mira un instante hacia ti y los otros dos, es evidente que los nota, pero luego vuelve su atencion a la otra calle...

Higetora, ahora solo, señaló su taza de té vacía. Hizo espacio en la mesa y sacó un trozo de pergamino y su equipo de caligrafía. Había que mantener la mente afilada y la mano diestra.

 Junichiro pasó junto al Mantis y el Unicornio, y les hizo un gesto de saludo con la cabeza, pero no se detuvo a cruzar unas palabras. No confiaba en ninguno de esos dos clanes; los primeros les parecían unos presuntuosos dirigidos por un advenedizo con delirios de grandeza, y los segundos... ¿tanto tiempo fuera de Rokugan, y regresan de repente acompañados por una familia de Gaijin? Demasiado sospechoso. Eso no quería decir que fuese a evitar todo contacto con ellos, pero al menos por ahora mantendría las distancias.

Se acercó al tumulto cada vez más creciente, y buscó al Bayushi entre la gente. Cuando lo alcanzó, le preguntó

- Vaya, parece que está ocurriendo algo interesante. ¿Os habéis enterado de que, Hiroto-sama?

- No es mas que un combate - Respondio algo serio - Dos hombres luchando por el honor y la gloria, para que sus nombres no caigan en el olvido -

Todos ven en la calle al hombre de kimono blanco, sin ningun mon o emblema, un hombre robusto que esta armado con una katana simplemente, frente al cual hay otro con una armadura ashigaru y lanza.

El lancero embiste, con un grito...

-KIAAAAA!!!

El de la katana esquiva el lanzazo y se aproxima. Mueve su hoja horizontalmente, con una tecnica presisa, sobre los brazos del ashigaru... haciendo que entre en contacto por encima de la armadura, con la desprotegida garganta del hombre...

Una cabeza rueda.

Un espadachin agita su arma, limpiandola, y la envaina.

Los heimin no dicen una palabra. Comienzan a dispersarse, en silencio. A medida que lo hacen, pueden observar otros dos cuerpos en el suelo, uno con un tetsubo y otro con un arco corto.

Sin volver la vista, el hombre comienza a caminar, alejandose del lugar por la otra calle, en direccion a la salida del pueblo. Nadie estorba su paso.

El duelo ha terminado tan rápido como ha empezado. Junichiro observa el cadáver decapitado del ashigaru, y los otros dos cadáveres. Su mirada se posa ahora en el misterioso espadachín, que se aleja sin mediar palabra.

- Impresionante... ¿Ese espadachín ha podido con tres hombres él solo? ¿Quién es? - dice en apenas un susurro

- No lo se pero podriamos averiguarlo, que me dices Daidoji-sama? - Sonrio de lado - No vas a decirme que te aterra la idea de perder la cabeza sin saber el nombre de tu rival - Una mano fue a dar en el hombro del Grulla.

- Vamos? -

El mantis acababa de contemplar como un guerrero no identificado habia matado a tres tipos sin inmutarse. Seguramente sería un criminal, y de serlo, era su obligación como magistrado ir a por él.

- Señores, yo debo ir a averiguar que está pasando por la autoridad que me confiere el ser aprendiz de magistrado. Siganme y veremos que está pasando en esta ciudad...

Dijo mientras miraba sus armas y empezaba a recorrer las calles buscando al tipo, esperando que alguno de ellos tuviera valor de seguirle para capturar al espadachín.

Junichiro sonríe al Escorpión y le responde en un susurro, evitando que el Mantis le escuche.

- Tengo sangre Kakita en mis venas; se apreciar a un buen duelista. Vamos a ver si podemos intercambiar unas palabras con él... antes de que el magistrado Mantis

Junichiro se acerca al misterioso espadachín y, tras hacer una reverencia, se dirige a él.

- Excelente demostración de esgrima, honorable señor. ¿Me permitís preguntaros donde aprendistéis a manejar la katana con tanta maestría, si no es indiscreción?

Alcanzan al espadachin en la siguiente cuadra. El hombre apenas se ladea cuando le interroga Junichiro. Guarda silencio, examinandolos a los cuatro, uno por uno... Sus ojos son oscuros y penetrantes. Cuando responde al Grulla, la voz es calmada y firme, como el batir de las olas. Un hombre controlado en todo.

-Por mi cuenta, samurai... Ahora, si me disculpan, tengo cuestiones que atender.

Dicho esto, les vuelve la espalda, reemprendiendo su camino...

Anzai preguntó al tipo antes de que este se fuera aun a riesgo de recibir el mismo final que los otros 3 tipos:

- Oiga, en nombre de la autoridad de la que dispongo le pido que se identifique ante nosotros... Acaba de matar a 3 hombres, porta armas y no tiene un mon de clan, ir armado sin ser samurai es un delito, y sin un mon o hablar con usted no sabemos nada. - Dijo observando al tipo por su espalda, con el pensamiento de ponerse a la defensiva si recibia un ataque sorpresa.

Junichiro se apartó discretamente. El Mantis podría ser todo lo Magistrado que quisiera, pero dirigirse de esa manera a alguien que acaba de matar a tres hombres sin ningún problema... El también sentía curiosidad por la ausencia de mon del espadachín, pero por prudencia no lo había mencionado y había preferido tantear el terreno. Ser tan directo podría hacer que el espadachín reaccionase de forma... peligrosa. Las cosas podrían ponerse tensas de repente; solo deseó tener su yari a mano en ese instante... Se llevó la mano al pomo de su katana, y esperó la respuesta del espadachín. No era bueno en combate cerrado; se le daba mejor mantener la distancia con el yari, o mejor aún, con el daikyu.

Ya está bien de actuar como un Kakita; empieza a actuar como un Daidoji -se dijo a si mismo. Echó un vistazo a los alrededores, en busca de un lugar desde donde pueda gozar de cierta ventaja en el caso de que la cosa acabase mal.

 El unicornio les siguió a buen ritmo, pero sin intención de ponerse a su altura. Si las cosas se complicaban el también tendría que intervenir, pero tampoco era necesario estar el primero. 

El hombre continua alejandose, sin voltearse o dignarse a mirarlos a ninguno. (ya se encuentra a unos 10 metros) Su respuesta llega igual que la de antes, en el mismo tono...

-Mi nombre es Tanimoto Rozanshin. Y es de tu conveniencia no entrometerte en mis asuntos, samurai... Si tienes dudas, habla con Tsuruchi-san, el te explicara como son las cosas aqui. Antes de que deba matarte...

Eso habia tocado la fibra de Anzai más que un corte de una espada:

- Vamos a ver una cosa amigo, ten algo en cuenta antes de vacilar... Todo guerrero gana todas sus batallas menos una, y entonces muere. Si dices que hable con Tsuruchi-San, hablaré con él, pero nunca se te ocurra levantar un arma contra un magistrado del Emperador, o te perseguirán como a un perro por todo el Imperio. Por cosas menores se han formado tragedias, Rozanshin-San. Y yo no soy ningún mequetrefe chupatintas de los que salen hoy dia de las escuelas de magistrados. - Dijo con total conocimiento de lo que podía pasar y pensando en lo del Tsuruchi.

Quedas casi solo... Tienes la invitacion de Denbe, pero el unico que permanece en la posada es el Kuni, el cual saca un equipo de caligrafia y comienza a usarlo... (pinceles, tinta, pergamino)

Que haces?

Hiroto observo lo que acontecia escuchando todo... - Dejadlo, ya tiene sus propios problemas - Comento el Escorpion... mmm interesante un magistrado... pero donde esta su honradez?.