Partida Rol por web

Vale, esto se está poniendo siniestro... Por supuesto que no iba a hacer tal cosa, pero tampoco tenía intención de ofender al espíritu. Tenía que pensar muy bien que iba a decir; no sabía hasta que punto podrían ser ciertas las amenazas del espíritu y tal vez solo se estuviese tirando un farol, pero tampoco tenía ganas de comprobarlo. Sin relajar la pose, respondió a la voz.

- Espíritu, respeto tu poder y no quiero ofenderte de ninguna forma, pero lo que me pides es excesivo. Puede que mis compañeros hayan sido imprudentes y se hayan dejado llevar, pero son honorables samurai siervos del Emperador y yo no tengo potestad alguna para hacer lo que me pides; solo el Divino Emperador podría pedirme tal cosa. Tu dices que no te inclinas ante nada ni nadie, y no voy a ser yo el que te trate de imponer autoridad alguna, pero te pido clemencia para estos hombres. Si han reaccionado de la forma que lo han hecho, ha sido más por desconfianza que por arrogancia. Habíamos oído rumores de que en estos bosques habita una criatura repugnante, una arpía del pantano, y temíamos que ese ser estuviese intentando tendernos una trampa; de ahí la desconfianza. Así que te pido que disculpes las desafortunadas palabras de mis dos compañeros y que haya paz entre nosotros. Si hay alguna otra manera de enmendar su error y que no implique dañar su cuerpo o su honor, yo mismo me encargaré de satisfacerte.

Ya estaba dicho. Se estaba jugando la piel por dos samurai a los que apenas conocía, pero ¿que otra cosa podía hacer? ¿Abandonarlos a su suerte? ¿Cortarles la lengua solo porque un espíritu sin dueño lo ha pedido? Ellos eran samurai, al igual que él, y merecían un trato acorde con su posición, por muy imprudentes que hubiesen sido. Rectitud, honor, coraje y cortesía eran cuatro de los pilares del Bushido, y pensaba respetarlos hasta su última consecuencia.

-mmm... quieres satisfacerme, Grulla... ojala pudieras...jajaja...+la risa vuelve a la voz+... pero tus palabras son ciertas y eso me complace. Haras esto por mi. Marca este lugar. Construiran un altar aqui, donde ustedes, la familia de aquellos que buscan y sus amigos vengan a orar de vez en vez. Si en una semana esta cumplido esto, me dare por satisfecho...

Junichiro cogió tres flechas de su carcaj y las clavó en el suelo. 

- Lo prometo espíritu; se construirá aquí un santuario para ti y para el bosque. Estoy seguro de que el maestro de carpinteros estará encantado de construirlo si encontramos a sus hijos perdidos.

Sabiendo que lo mejor que puede hacer es callar, Bankunaruchi se mantiene al margen y atento a lo que sucede. Le intranquiliza que se le alce una capilla a semejante espíritu cruel y manipulador, pero no piensa intervenir en las decisiones del Grulla.

-Tomo tu palabra, samurai...  Te acordaras de mí si no la cumples. Ahora, tu y los tuyos son libres de irse. Lo que buscan esta mucho más al sur, en la casa del espadachin del bosque... Sin embargo, tal vez encuentren mucho mas de lo que buscan jajajaja....

- Muchas gracias por tu ayuda, espíritu. ¿Podrías indicarnos un sendero seguro para ir hacia el sur?

Ahora que el espíritu había mencionado al "espadachín del bosque", se le ocurrió una posibilidad... ¿Y si el ronin misterioso no fuese otro que el espadachín que habían visto por la mañana en el pueblo?

El Mantis andaba pensativo... El espadachin del bosque... El Ronin que pretende fugarse con la chica... Si el tipejo de la mañana era el mismo que el que estaban buscando, sería un espectáculo que no se perdería. Ese espíritu parecía poderoso, pero no comprendía aún qué era, quizás el Kuni le ilustrase luego... Pero andaba inquietado.

"Tal vez encontremos más de lo que buscamos... Veremos como acaba esto." Pensó sobre las palabras del espíritu.

Se mantuvo en silencio, ya habia gastado muchas palabras, y en esta situación sus dotes no eran necesarias... Ya hablaría con el Ronin.

-Encuentra tu propio sendero! jajaja...+la risa del espiritu resuena, esta vez alejandose hacia la parte más profunda del bosque, al otro lado del rio. A no tardar, vuelven a sentirse solos...

La luz improvisada de antorcha se esta agotando, y disminuye a ojos vistas. Hay que actuar pronto.

Junichiro puso los ojos en blanco y suspiró.

- En fin, supongo que no nos podíamos esperar otra cosa... ¿Vamos hacia el sur, o proseguimos la búsqueda después hacernos con unas linternas de verdad?

Higetora reprimió el impulso de llevarse la mano izquierda a la frente tras el comentario del Daidoji sobre las linternas. - Eres el rastreador, Daidoji. Tú sabes mejor que nosotros la luz que necesitas para seguir, y de cuanto tiempo disponemos antes de que se enfríe demasiado el rastro. - Todavía tenía en mente la conversación del Daidoji con la criatura. Si bien no había sentido la Mancha en ella, no quería decir que no fuese un ser maligno y caprichoso. La petición abierta de que se le rindiese culto le tenía preocupado también. Había hecho una solicitud claramente descabellada para que lo siguiente que pidiese fuese aceptable en comparación, y esa clase de astucia en criaturas sobrenaturales no era nunca buena señal.

 El kuni tenía razón; mejor aprovechar ahora que habían hecho todo ese camino, que arriesgarse a perder la oportunidad. Rastreó el suelo en busca de un sendero que llevase hacia el sur, como había indicado el espíritu. Tal vez se tratase de una trampa, pero ¿cuantas más opciones tenían?

- Tenéis razón, Kuni-sama. Prosigamos.

No hay ningun rastro que lleve al sur directamente... Las hojas solo muestran, aqui y alla, huellas de zorro, y del niño, pero son las que vienen siguiendo desde antes. Ningun camino o nada parte de aqui en direccion a donde dice el espiritu. Si deciden aventurarse, sera por su cuenta.

El bushi Fénix se adelanta para colaborar a su manera, ya que se siente algo culpable y molesto por la ira del ser que se han encontrado.

-Sigo teniendo sake y en la cacerola llevo el fuego que no se ha apagado. Es cuestión de un palo y un trozo de tela el conseguir otra antorcha improvisada.

Minutos después de su encuentro le parece extraño y bizarro lo que ha pasado, y su preocupación por los hijos del carpintero ha sido relegada por una preocupación que se le antoja algo más caprichosa, y es que el Grulla erija un templo a una criatura que desafía el Orden Celestial.

Junichiro asiente ante el comentario del Fénix

- Bueno, no hay sendero hacia el sur. Hay huellas de humano y de zorro entre las hojas, pero me temo que nos tendremos que meter campo a través. Vayamos rápido.

Junichiro se pone a avanzar. Se detiene, y se gira hacia sus compañeros

- Y no quiero ningún comentario acerca de mi acuerdo con el espíritu; no creí prudente arriesgarnos a combatirle. Soy plenamente consciente de que podría ser una trampa, pero vuestras... "desafortunadas" palabras no me dejaron más opción. Sea como sea, soy dueño de mis palabras y por lo tanto es solo mi problema. Ahora sigamos.

Inició de nuevo la marcha.

Bankunaruchi tan sólo hizo una inclinación de comprensión ante las palabras del Grulla. Desde luego la palabra de un samurai es sagrada y el Grulla se había arriesgado por ellos. Aunque no la compartiese, sabía que había sido una decisión difícil y por ello le mostraba su respeto con aquella inclinación.

Arman el nuevo par de antorchas, lo cual gasta todo lo que quedaba del sake... Las otras ahora apenas son palos con brasas en la punta, que se van apagando.

Guiados por el grulla, emprenden su camino al sur, sin tener una idea clara de donde ir... La noche se cierra sobre vosotros, la luna solo brilla de vez en vez entre los arboles para iluminar el denso follaje que cubre el suelo...