Partida Rol por web

Finalmente todos llegamos a la cima y me repongo un poco para no desentonar del resto, el haber terminado segundo la subida me hace sentir bien por un momento pero también fui el segundo y mastico bronca. No me gusta perder en nada que sea competencias físicas.

El Cabo entona una canción y veo que le va gustando esto de estar al mando. Parece ser que acerté. Pero cuando Stukov marca como hacer las cosas del modo apropiado le dejo instruir a los viejos y a los nuevos pero veo como ya muchos de las otras unidades están descendiendo rápidamente, muchos sin suerte pero están llegando y decido hacer lo propio. - Si esta unidad llega de último los haré correr de madrugada sin la armadura. - Salgo corriendo con una mano sosteniendo la cuerda mientras tomo impulso y me lanzo al vacío confiado en el gancho de sujeción.

Cuando toco por primera vez una piedra en vez de seguir descendiendo del modo despacio sigo avanzando corriendo dando el ejemplo de que si uno quiere entrar en acción rápido, no puede estar demorando en la ladera mientras los bichos nos masacran.

Termino el descenso y no logro ver a otro infante a mi lado. Si, llegué primero. Me digo a mi mismo emocionado pero sólo para darme cuenta de que Miller me está esperando un poco más sentado y con un puro en la mano. ¿En serio ese viejo me ganó?. Sonrío apretando los dientes en muestra de desafío al veterano Sargento Miller y me doy vuelta dirigiéndome a la Gatling. - ¡Los quiero a todos abajo antes de que llegue siquiera a disparar la primer bala! - Les digo al resto de la unidad buscando alentarlos con el ejemplo.

Avanzo decidido hasta el sector para nuestra unidad y tomo la morita mientras espero al resto. - No les voy a explicar como funciona este arma, si no lo saben a estas alturas den la baja deshonrosa y regresen a casa. Quiero serenidad y apuntar con prolijidad. - Tomo la morita con ambas manos y tras acostarme para tener un mejor disparo y buscar acompasar la respiración con mis latidos y toda esa chorrera que nos explicaron en las instrucciones hago el primer disparo y sale bien, luego el segundo que da en el centro perfecto para un tercer y casi tan buen disparo como el segundo. - ¿Ven? Es sencillo. -

Fijo la mira para la segunda tanda de blancos y para mi sorpresa con los mismos resultados. ¿Qué carajo? Miro el arma extrañado ya pensando que alguien está disparando por mi y el cargador son todas de salva. - Así quiero todos los disparos, vamos que no quiero perder el tiempo. - Digo al resto de la unidad mostrándome más que satisfecho por lo realizado y esperando que tengan un desempeño similar. Ni yo me creo semejante puntería. ¿Fui yo?.

En otro sitio, en otro lugar, en otro momento...

Stukov llamó a la puerta de la oficina de Tsunima, a la hora que se le había citado para poder hablar de su entrenamiento especial como Pathfinder. El soldado estaba en su horas libres, no había fumado en la última hora e incluso se había arreglado para poder ir algo más formal a la oficina del capitán.

Los ejercicios de la colina fueron duros, jodidamente duros. Mi aliento se pierde mientras intento ser capaz de rendir lo suficiente como para no avergonzar a mi escuadrón. Llegar a la colina fue duro pero creo haberlo hecho de manera suficientemente satisfactoria, pero las horas me causan un desgaste que va a cada momento cobrándose más y más de mis fuerzas.

Sigo las órdenes de mis superiores y conecto el arnés pero definitivamente no sé como bajar bien y se nota en mi pobre y peligroso desempeño.

Al llegar abajo, tomo el rifle y comienzo a disparar con él. Nunca he sido un gran tirador pero creo que lo hago decentemente a la distancia normal, donde veo claro el blanco y puedo centrar mi pulso. El problema es que cuando me alejan el objetivo, mi mano tiembla y mis disparos se pierden en la distancia.

Los ejercicios habían sido duros, las bebidas y esfuerzos realizados los días anteriores pasaban factura al escuadrón Fox. Su orgullo se vio herido cuando no destacaron en nada e incluso fueron los últimos en subir la montaña. Esa sensación de incapacidad no fue solucionada cuando su nueva sargento comenzó a gritarlos para intentar animarlos. Su cuerpo ya había sudado el alcohol pero aún faltarían varios días hasta que su cuerpo se moviera con normalidad.

Cuando terminaron los ejercicios y comenzaron el descenso de rapel su cuerpo pareció ir recuperando la normalidad. Estuvo a punto de caerse y su bajada no fue perfecta pero al menos consiguió no romperse nada ni parecer un completo inútil. Los ejercicios de tiros fueron algo mejor, no era que sintiera como si la mirilla estuviera demasiado quieta, la resaca aún mantenía un ligero movimiento a sus dedos. Pero consiguió realizar los disparos de manera aceptable y acabó sonriendo. Todo aquel ejercicio estaba consiguiendo lo que necesitaba, olvidarse de los putos bichos. Con cuidado intentó seguir echando un vistazo a su compañero, Mkoll parecía estar peor que antes, aquel hombre había sufrido demasiado, lo tenían que haber retirado del servicio varias misiones antes. Pensaba así hasta que le vio disparar, aquel cabrón seguía teniendo una puntería buena aún con la cabeza rota. - Mkoll, loco, mientras no dispares a los tuyos sigues siendo útil al parecer y teniendo buen ojo! buen trabajo, eres demasiado duro, qué cabrón!. - Dice pasando a su lado y dándole una palmada en el hombro.

A pesar de haber intentado estar a la altura del resto, no había logrado llegar más que de los últimos, aunque al menos no me habían dejado descolgado, y eso ya era algo. Quizás pudiera esforzarme un poco más, ya que no parecía haberlo dado todo.

Aunque eso cambió radicalmente cuando Focker se colocó conmigo para hacer los ejercicios en la colina, la ostia puta, ya se podía haber puesto con alguno de los otros. Eso sí que había sido un esfuerzo considerable, aunque acabé más o menos satisfecho. Aunque por hoy, no había sido demasiado duro.........hasta que oigo que esto prosigue

Me cagónlaputadeoros ¿pero qué coño es esto? Si todos los días son así, casi prefiero que me coman esos bichos pienso mientras escucho atento las nuevas instrucciones, intentando asimilar todo y aprovechando el momento para respirar hondo, intentando recuperar algo de fuelle.

Tras el breve descanso, me coloco en la fila para el descenso en rapel, fijándome en como lo hace el resto de los infantes. Cuando llega mi momento, agarro fuerte la barra y me lanzo al vacío. La falta de equilibrio hace que vaya bamboleando de un lado a otro, estando a punto de caer varias veces hasta que, cuando llego abajo e intento aterrizar, me tropiezo cayendo de bruces. 

Puuuuuffff, al menos no me he roto ningún piño comento tocándome la boca y quitándome un poco el polvo

Vaya aterrizaje, si señor. Eso es aterrizar con estilo pienso mientras alzo las cejas y niego con la cabeza imperceptiblemente

Después de esta tremenda actuación, me pongo en mi posición de tiro, agarrando el morita. A pesar de no estar muy acostumbrado a este arma, lo intento acomodar a mi hombro y, pausadamente, comienzo a disparar. ¡¡¡vaya mierdaaaa!! espero que todo el mundo se ponga detrás de mi pienso sonriendo.

Una vez que acabo, me pongo en la nueva ubicación, con una rodilla en tierra, vuelvo a colocarme el fusil en el hombro antes de apuntar........¿pero dónde coño está la diana? susurro mientras me levanto para buscarla. Tras unos segundo, buscando, dejo el morita y, cogiendo unas piedras lanzo una, luego otra y, por último la tercera. Como era de esperar no llego ni a una décima parte de donde estaba colocada.  Seguramente esos tiros sean mejores que los que pueda hacer con este trasto a esa distancia, así que es mejor no malgastar munición. 

Llevándome la mano a la barbilla y restregándome la boca, cierro los ojos mientras lanzo un suspiro, buscando algún sitio donde sentarme. Finalmente, encuentro una roca y me siento, apoyando los codos sobre las rodillas mientras miro cómo terminan el ejercicio el resto.

Miller estaba contento con el desempeño de la escuadra, tras el castigo recibido y el cansancio acumulado, los infantes de la Eco seguían en plena forma y no pudo reprimir el orgullo cuando la Eco fue la primera en completar el recorrido hasta la colina.

¡Sobresaliente Eco! ¡Los primeros en llegar a la colina y los últimos en abandonar la cantina! Ánimo, que  aún queda trabajo por hacer.

Los ejercicos tampoco se dieron mal para el veterano, pero luego llegaban las palabras mayores: rapel y tiro al blanco. El sargento zapador de la Eco estaba acostumbrado a precipitarse al vacío con sus jump jets, así que el rapel no le supuso problema alguno. Haciendo gala de mucha experiencia con el lizard line, se permitio rapelar invertido enganchado por la espalda y corriendo sobre la superficie vertical de la pared.

El morita fue otra cosa, nunca fue un gran tirador como Rodríguez o la difunta Odonell pero aún así consiguió hacer algunos buenos disparos entre balas erráticas. El disparo de precisión no era lo suyo, prefería el cadenciosos baile del morita en fuego automático y una buena carga de demolición explotando bajo los bichos.

Por ahora todo iba bastante bien. Rivas se mantenía en la media y el tener al cabo como compañero mantenía su indice de competitividad bastante alto, por lo que se centraba en los ejercicios y no en cómo respondería.

Llegado el momento del rapel dudo un instante -Bueno, veamos si está bien puesta comentó mientras se aseguraba a la cuerda. Si la mano no era muy precisa caería hasta abajo de un tirón, pero al parecer todo iba bien.

En el ejercicio de tiro la cosa cambió. La falta de sensibilidad se convirtió en un problema. El fusil parecía extraño en sus manos, como si disparara solo con una mano apoyando en un parapeto el arma -Lo puedo hacer mejor sargento- dijo cuando Llorens observó los resultados -Es esta jodida mano.... Flexionaba los dedos enguantados al hablar, como si no se movieran correctamente, pero lo cierto es que lo hacían. Lo que pasaba es que Rivas quedó atrás, en la batalla, corriendo de los enemigos y odiando a la federación por lo que les estaban haciendo; ahora, Raul, estaba ansioso por dar la talla y más, por ser el mejor y no fallar en ningún momento.

La velocidad no era lo suyo, sin embargo supo guardar las energías para cuando le hizo falta. Se dio cuenta que aumentar demasiado la velocidad ahora le provocaba una sensación punzante en las heridas recientes.
Más allá de su bajo desempeño, el escuadrón que había formado para la operación Tormenta de Fuego estaba mostrando grandes cualidades físicas.

Sonrió, orgulloso ante el pensamiento, mientras los hombres se formaban al borde del acantilado y el teniente Focker explicaba lo que seguía en el entrenamiento. La cantidad de pulmones respirando con velocidad, tratando de recuperar el aliento creaban una extraña neblina alrededor - Cómo aquella madrugada... -

Cuando Focker lo ordenó, Frost indicó a los infantes sus lugares y dio la señal para que comenzaran el descenso. Tan enfrascado estaba el sargento mayor que no se percató de que se estaba lanzando a rappel por una roca completamente cubierta por escarcha y hielo. Al dejar caer su peso, su bota se resbaló con tal fuerza que su cuerpo se precipitó en caida libre. Durante la última mitad del descenso, hizo uso de los reflejos adquiridos durante su carrera militar y se sujetó con ambas manos de la cuerda. Llegó al suelo con el golpe débil pero sin recibir daños notables, y gracias a los resistentes guantes no sufrió quemaduras en ambas manos. Se puso de pie lo más rápido que pudo y se miró los guantes, humeantes en el aire gélido - Ufff... eso estuvo cerca -

Viendo que el resto de los infantes ya estaban comenzando las prácticas de tiro, decidió apurarse y aprestar su rifle reglamentario.

Las manos se le habían entumecido con aquella desafortunada caída, le costó domar el arma, que tantas veces había sido su fiel compañera, ahora parecía una bestia indomable. Sus primeros tiros se encasquillaron, pero luego ninguno dio en las dianas de práctica.

A diferencia de Llorens, a su izquierda, cuyo ojo parecía tan coordinado con su vista como halcón. Palmeó el el hombro al sargento cuando hubo terminado - Si esos fuesen arácnidos yo estaría muerto y tu vivo -

Tras los agotadores ejercicios en la colina, cosa que la Eco había echo casi a la perfección, ahora tocaba descender de la colina. No había nada mejor que descender en rápel tras una mañana corriendo colina arriba. Una vez enganchado el arnés a la cuerda solo era cosa de descender con ligereza y ya estamos listos para la siguiente prueba.

- Esas dianas seguro que se mueven menos que los bichos, supongo que no será tan difícil destacar.

Los primeros blancos no tendrían ninguna dificultad, estaban realmente cerca y fallar sería cosa de no mirar siquiera para ellos. Cogiendo fuertemente la morita, lanzo uno a uno los disparos ordenados. No estaba mal, nada mal. En el siguiente estadio de tiro la cosa se complicaba ligeramente mas, las dianas estaban a suficiente distancia para hacer fallar incluso a tiradores experimentados.

- Los instructores....nos la tienen jurada.

Repito los mismos movimientos que con anterioridad intentando destacar en el ejercicio, que termina en una desilusión cuando veo que las tres balas se han desviado por bastante del blanco. 

Se había lanzado a un pozo profundo, sin pensar, sin aguantar la respiración, sin checar que peligros podían acechar. Lo hecho estaba hecho, el pasado pisado, el futuro incierto y peligroso. Quizá el miedo era su enemigo, siempre. Quizá dar lo que tenía consigo era la más honesto que podía hacer. Era ahora o nunca, y como un niño siguió, jugando a las guerritas y los juegos de amores. Quizá sostener la mano de Mía la convenciese a saltar con él.

Sus besos se mezclaron, pero esta vez la nicotina no llevaba alcohol barato y frijoles congelados. El fruto de las vides mendocinas era algo que venía desde su tierra, esa lejana madraza que difícilmente volviesen a pisar con su cuerpo físico.

Allí estaban, el ingeniero militar y la experta en comunicaciones, enredados como adolescentes en primavera en una inhóspita roca helada, sentadas sobre las crueles muertes de miles de hombres.
Quizá, había un futuro brillante para la humanidad después de todo. Si entre aquella deshumanización que sufrían los infantes para convertirse en frías máquinas de matar podía aflorar aquella frescura del amor juvenil y el enamoramiento sincero... entonces no estábamos condenados.

Perdido en ese instante, olvidado de las barracas, Jhonny fue solamente él con ella.

Frost se encontraba en ese momento estudiando, reclinado en una silla, sosteniendo un cigarrillo en su boca y repasando las blueprints de los diferentes vehículos terrestres de la Infantería Móvil. Levantó los ojos de la pantalla de su portátil cuando se percató de que White se encontraba al lado suyo por algúnn asunto oficial, como su pose lo indicaba.

Tras ponerse de pie y saludar al infante como correspondía, Frost le indicó al cabo que se relajase.

Jhonny aspiró una gran bocanada de humo y sonrió, expulsando las finas partículas por sus fosas nasales.

- Es un orgullo para el Segundo Pelotón de Los Guardianes de Sirius contar con un francotirador de tales talentos, cabo - respiró nuevamente y una densa nube comenzó a cubrirlo.

- Deberá presentarse ante el teniente Gary Focker, pues él es quién se encargará de presentarlo ante el capitán y el mayor - su mano volvió a colocarse en su sien mientras se colocaba nuevamente firme - Puede retirarse soldado, tenga a seguro que su habilidad será puesta a buen uso -

Al ver cómo se coordinaban Llorens y Stukov, Mia se reafirmó sobre su impresión inicial: sargento y cabo estaban causando muy buena impresión. Están pendientes de todo y no dejan de animarnos a continuar. A su manera, por supuesto, con bromas virirles y retos cargados de testosterona. Pero Mia ya estaba acostumbrada. Y, en el fondo, le gustaba ese tipo de camaradería, aunque jamás se lo confesaría a nadie.

Disciplinada, asumió las indicaciones de sus superiores y se lanzó a descender la pendiente. Pero, como antes corriendo, no se encontraba en su mejor momento físico y las heridas volvieron a pasarle factura. Por suerte logró no caerse ni golpearse, aunque fue un descenso mediocre. ¡Jhonny! Frost cayó a la vez que ella y apunto estuvo de lesionarse. Mia tuvo que reprimir un impulso para acudir a su lado, conteniéndose y simplemente dedicándole una elocuente mirada.

En la ronda de disparos, al igual que en la cima, se desquitó. Una Morita era para ella una extensión de sí misma, sobretodo tras lo vivido días atrás. Concéntrate Mia... mente fría... 

En la última ronda, la de dianas lejanas, logró casi dos blancos perfectos en los primeros disparos. Pero con el tercero el arma se encasquilló y la bala no llegó a salir del rifle. - Cabo Stukov, creo que esta Morita es la que le debía corresponder a usted. - Dijo a modo de broma, recordando todas las veces que Mijail había estropeado su arma en el campo de batalla.

"Bueno, no ha ido tan mal...." pensó el Cabo White, mientras veía como su Sargento les felicitaba por el esfuerzo hecho. A pesar de todo, la falta de concentración le había costado alguna mirada reprobadora que otra, así que se prometió a sí mismo hacerlo mejor a la próxima. También era cierto que no tenían la presión de tener un ejército de bichos detrás de ellos intentando "merendárselos", así que entendía en parte la relajación, pero estaba mal hecho. Si quería ser un buen mando, él tenía que ser el primero en dar ejemplo.

Ahora tocaba saltar a Rappel por un precipicio y luego ronda de disparos. Observó con incredulidad como su Sargento, el puto Miller, saltaba y dándo un tirabuzón en el aire con una naturalidad bestial, se puso a correr boca abajo por la pared. Se quedó boquiabierto mientras contemplaba como aquel hombre bajaba como si fuera lo más normal del mundo. "¡Jo-der!".

Tras ver bajar a varios compañeros más y animarlos y felicitarlos, se armó de valor y cogió la cuerda para bajar. Pensó..."Si Miller lo ha hecho, no debe de ser tan complicado....¿qué cojones...tenemos que dar ejemplo o no? A huevos no nos gana nadie." y dicho y hecho. Saltó, giró en el aire y posó los pies......en el aire. Su cabeza golpeó contra la roca, después su hombro....cuando se quiso dar cuenta, estaba girando sin control y golpeándose contra la pared mientras bajaba a toda velocidad por la cuerda. Sus manos intentaron coger el freno, regular la caída, pero los golpes contra la helada pared se lo impedían. No le dio tiempo a pensar nada....finalmente sus manos consiguieron localizar el freno, pero era tarde...vio como el suelo helado se precipitaba hacia él, o más bien al revés, a una velocidad no demasiado sana para su cuerpo.

El golpe fue tremendo.

**** (si puedo disparar tras la hostia tremenda) ****

White se dejó caer delante de las dianas, con dolores en cada uno de los movimientos que hacía. No podía siquiera respirar sin notar como sus huesos querían romperse. Cogió la morita, apuntó y disparó. Un intenso dolor recorrió su cuerpo, debido al retroceso del arma. Miró al blanco y apuntó de nuevo. "Sólo son cinco más..."

Aquello iba a ser muy duro.

Ccon el último disparo, perdió el conocimiento cayendo su cabeza encima de su arma, pero sin embargo, había dado en la diana. **

- ¿Se ha encasquillado, no? - Le preguntó a Mía cuando se quejó de que su arma se había encasquillado. - Ese hijo de puta de intendencia me la tiene jurada... -  Bromeó con Mía, mientras le cedía su arma para comprobar la suya y que así pudiera seguir con las prácticas de tiro. - Ahora te devuelvo esta, voy a sacarle la bala. - Se alejó de ella para que pudiera seguir disparando mientras él trataba con la morita encasquillada.

Al pasar junto a Raul y le palmeó el hombro. - No te preocupes, te acostumbrarás con el tiempo. No te agobies. - Acabó por decirle, mientras se acercaba hasta el Sargento para ver como le había ido con las dianas, y picarle un poco si le habían ido peor que las suyas.

Pero no fue así.

- Eso es puntería y el resto son tonterías, Señor... - Comentó, mientras apoyaba la morita en el suelo y aprovechaba el momento para sacar un cigarrillo.

Habíamos ganado, por lo que digo:- Muy Bien ECO!, sigamos así, y de la misma nos preparamos para el siguiente evento del día, que consistía en un descenso en Rapel hasta la zona de tiro donde dispararíamos nuestras moritas.
Y así lo hicimos, salimos en fila hacia el Rapel use toda mi destreza con las acrobacias para conseguir bajar correctamente y sin percances, al aterrizar me fui a la posición mientras preparaba mi Morita ponía el cargador, quitaba el seguro, apuntaba y disparaba, no me quede satisfecho pues siempre había alguna bala que me salia peor, pero en fin, no íbamos a arrasar en esta también, había que dejar sitio a las demás escuadras. Así que me lo tomo con tranquilidad y un mero tramite.
Al terminar me acerco a los demás diciendo con una sonrisa:- Muy bien, a ver que nos toca lo siguiente, quizás levantamiento de vidrio en barra fija?.

En la prueba anterior Buster se fijo en como lo hacian los demas primero ya que no sabia si estaba realmente preparado todavia para una prueba tan dura , pero queria hacerlo lo mejor posible .Asiq ue se coloco el ultimo y siguio de cerca los pasos del sargento para calibrarse tambien a si mismo pues no sabia que tal lo hacia , asi que al principio decidio no llamar la atencion

Al empezar lo hizo con fuerzas mas de lo esperado y el mismo se contenia para no ir mas deprisa pese a que podia de sobra en la carrera, despues con menos empuje, pues iba muy fuerte al principio pero seguia teniendo aguante, El equilibrio lo hizo pasable pero era igual de atletico que agil y no metio tampoco la pata , pero el hecho de querer dar todo de si mismo y el esfuerzo de compañeros de elite hizo que al final se le saliera el corazon de la boca y se dejo caer al llegar pero llego.

No esta mal para un novato se dijo a si mismo

La bajada en rapel fue poco estilosa y depurada, pero no estuvo alejado de hacerla bien , solo un poco justo al final que se dejo caer y su peso hizo que se le doblaran las rodillas ,

Pufff despues de no sentir las piernas despues de la carrera no esperaran que caiga como una danzarina de gimnasia ritmica

Se templo y era hora de los diaparos demostrando que era bueno en la larga distancia , justo como ponia en su condecoracion por disparos largos en la academia , la corta no tan bien , habia pistoleros mejores que el o almenois mas experimentados , pero hizo un buen papel

Por lo menos no diran que el nuevo era un patoso , se me da bien por ahora me alegro que el liston este alto

Ya veremos si dura y no me echan como comida para insectos 

La carrera hasta la cima había sido estimulante, me había ayudado a aclarar mi mente al centrar toda mi energía en el ejercicio, lo cual me permitió, no sin cierta sorpresa por mi parte, coronar antes que nadie la propia cima, lo que hizo brotar en mi rostro una leve sonrisa de satisfacción, y con ese impulso seguí mostrando un gran desempeño en los ejercicios que tuvimos que realizar en la cima, lo que provocó que no pudiese evitar sentir una ligera euforia…

¡¡Vamos soldados!!- grité -¡Que no digan que la Heat no rinde como las demás!- les dije a mis compañeros de escuadra, los cuales no habían estado teniendo muy buenos resultados durante el entrenamiento, seguramente por tener sus mentes todavía en los túneles, algo que yo quería mantener cuanto más lejos de mi mente, mejor.

No es de extrañar que luego, cuando tocó iniciar el descenso en rapel, me lancé con rapidez, buscando no solo hacer un gran trabajo, sino incluso lucirme un poco, al intentar descender demasiado rápido y forzar demasiado la maniobra, estuviese a punto de caer de forma peligrosa, lo cual sirvió para enfriar mi mente. Querer abarcar demasiado siempre era peligroso, incluso en un entrenamiento, así que lo mejor era que me centrase en lo que quedaba, sin intentar destacar, sino simplemente haciéndolo lo mejor que supiese.

Con eso en mente, cogí mi rifle y me concentré en acertar a los blancos designados, primero en un rango relativamente cercano, para luego pasar a disparos de larga distancia.