Partida Rol por web

Becerra tras comer se dirige a la zona de entrenamiento donde sin más se pone ha hacer unos kilómetros sobre la cinta, para soltar los músculos. Algo sudado, recibe la comunicación por los altavoces y rápidamente se dirige a las duchas para prepararse para el combate.

Es el momento ...

Sam se echó a reír y le enseñó los nudillos ligeramente hinchados de la mano derecha a Steve, estando tan cerca de Brocheta y del curioso cardenal que lucía en un pómulo parecía cuadrar perfectamente. Tanto que casi se podía leer "Sam" en el cardenal de Brocheta.

-¿Otro gancho, cabo?-preguntó- por mí no hay problema.

Avanzó hacia la armería tras Brocheta y dio una palmada en la espalda a Miller. Si no veían motivados a sus superiores menudo apaño tenían todos.

-Vamos a ponernos sexys, lerdo-dijo empujando a Brocheta afectuosa con el hombro- veamos si la armadura queda bien con el nuevo ojo.

Vincent ingresa en la salida de sus compañeros, luce su armadura de combate con orgullo, hace un gesto de saludo a sus compañeros inclinando la cabeza y se reporta frente a su cabo: Señor, listo para la accion señor.

La comida cae al estómago cucharada a cucharada, y al final solo queda seguir esperando un rato más mientras la gente charla de un tema u otro como si fuese un día más en la vida de la infantería móvil, siempre preparada para asaltar una manzana dura de roer y tumbarla con el uso de efectivos y combate directo. Y no como la flota, que prefiere ponerla bajo el grifo a ver qué pasa.

Pero la alarma suena y el Sargento Mayor es casi el primero en levantarse, si no antes, así que dejo las cosas tranquilamente en el plato y me levanto siguiendo a la Cabo y al resto. Quizá hace unos meses me lo tomaría con calma, pero ahora soy un infante de primera y si no me pongo un poco firme seguro que me llevo una buena patada, lo cual no me apetece en absoluto. Con paso mantenido, firme y rápido pero relativamente relajado, voy adelantando infantes aquí y allá hasta llegar a la armería, equipado por supuesto con todos los permisos para pedir equipamiento que voy cogiendo uno a uno, aguantando el tipo con todo lo que pesa esto sin poner. Le hago un par de caricias a mi cinturón retocado cuando me lo devuelven, limpio y arreglado después del descenso al Fuerte, ya que su capacidad para dos pistolas desde luego me será muy útil si la munición se pone escasa ahí abajo o hay que prenderle fuego a algo. Una vez recogido todo, dejo mi sitio en la cola y me largo a cambiarme de manera conveniente. Ahora solo falta ir a la plataforma de embarque para encontrarme con Focker, que estoy convencido llegará ahí antes que ninguno de nosotros, y mira que no es que me lo haya tomado con calma especialmente.

-Al fin...- Procedo a recoger mi equipo y a prepararme para la batalla. Me formo para pasar al almacén a recoger todo lo que necesitare para misión. -La espera es lo peor de todo no? Hace falta la adrenalina del campo de batalla para despejar un poco la mente y no caer presa del pánico no lo crees?.- Le comento a quien quiera que sea que esté delante de mi en la fila.

Sonaba la noticia de que debían prepararse, eso les daba un margen amplio, pues era sabido entre los veteranos que desde que avisaban hasta que descendieran pasarían varias horas, pero aun así, los mandos como era su obligación para que la gente no se relajara metieron prisa y pusieron orden entre las filas, a mi me hacia gracia, pero no la exterioricé al ver como Miller entraba y repartía ordenes como si estuviera recitando el menú del día, pero no pude resistirme a que aflorara una sonrisa cuando menciono que yo me encargara de las cervezas, era ya una institución en la ECO, si había misión, había cervezas. Empezó en la primera y continuaría por lo menos, mientras yo estuviera vivo. No hacia falta que me lo dijera, pero como me lo había dicho era una orden a la que respondí aun con la sonrisa en la cara: - Si, Señor y con guarnición de bocatas de acompañamiento, señor.
Y levantándome me dispuse a irme pero después de dos pasos me di la vuelta y digo: - Pero esta vez tendremos cervezas para todos, no quiero que nadie se quede sin brindar por nuestra victoria. había que animarles ¿y que mejor que una visión de la ECO con cervezas en la mano y totalmente eufóricos por la victoria?, ¿pero se haría realidad?

Antes de ir a la armería para recoger mi nuevo aditamento, me dirigí al almacén del bar y allí sin pararme a decir ni mu como si estuviera en mi casa, o casi, pues ya era la tercera vez que pasaba por allí, entre cogí una caja de 24 cervezas, con lo que tocaría a dos por barba y de seguido pase por la cocina cogiendo unos bocadillos y metiendolos en una bolsa, al salir parecía el mozo del almacén moviendo material salvo por mi vestimenta, pero si alguien me decía algo, esta vez estaba cubierto, eran ordenes de mis superiores, y era para animar e insuflar valor y arrojo.

Con todo esto encima me dirijo a mi taquilla donde guardo todo en posiciones casi inverosímiles y me dirijo a la habitación a colocarme el traje de campaña y el resto del material.
Luego pasare por la armería a que me coloquen el aditamento aprobado y por ultimo a recoger de la taquilla el premio por la victoria.

El tiempo fue pasando mientras comía, intentando imaginar lo que haría cuando volviese, sin pensar en lo que me esperaba abajo ni en la posibilidad de que no volviese, hasta que los altavoces de la nave los devolvieron a la realidad.

Allá vamos- pensé sin poder evitarlo, mientras terminaba lo poco que me quedaba en el plato, asintiendo a las palabras del cabo Stone. A pesar de intentar disimularlo delante de sus compañeros, la verdad es que estaba nervioso, aunque no tanto como esperaba... al menos de momento.

Di que si, Hikawa, que la culpa es suya... si no racaneasen tanto con el equipo no tendríamos que asaltarla- dije, intentando continuar la broma -En fin, nos vemos en el hangar- añadí, tras lo cual me dirigí a los dormitorios. Preparar las cosas para partir no me llevo mucho... escribir una carta para mi madre y mis hermanas me costó bastante más, pues no podía evitar que pareciese una despedida, ya que bien podía ser la última carta mía que recibiesen. Al final, y sin saber muy bien como, la terminé, por lo que cogí mis cosas, y tras pasar por la armería para recoger el equipo que tenía asignado, me fui hacia el hangar, donde vi al cabo Stone esperando.

Señor, soldado Cooper listo para el despliegue- le dije.

Jhonny había pasado la última hora descansando en los dormitorios, tratando de despejarse, tocando algo de música animada y charlando distendidamente con quienes pasaran por allí. Pasado el momento de ocio y relajación, se encaminó a buscar su equipamiento reglamentario, admirando el completo set de herramientas que le había sido asignado para esta misión. Allí se encontró con varios de sus infantes, pero le llamaba la atención no haber podido hablar aún con el sargento, le carcomía la duda de si había conseguido hacerse con el estandarte de campaña.

Cuando al final se reunió de nuevo con el escuadrón, les comentó Antes de bajar siempre está la posibilidad de pedir por algo de equipo extra. Aprovechen, la munición para cualquiera de sus armas nunca está de más, y eso algo relativamente fácil de conseguir. Hizo una pausa breve Recuerden que en helado asteroide, el fuego supresivo estará a la orden del día.

Luego asintió al pedido de Llorens para hablar sobre la estrategia.

Me calso el traje y verifico que todo funcione correctamente, no vaya a ser que falle un cerbo y me quede con una pierna o un brazo trabado. El Cabo nos vuelve a aconcejar y asiento a sus palabras, cuando voy a retirar el equipo veo de solicitar algunas cosas extras, quizás sigan amables y me lo faciliten.

Michael charlo con sus compañeros sin entretenerse demasiado y  cuando hubo dado buena cuenta de su comida se puso en pie.

-Chicos nos vemos en un rato. Me necesito hacer algo antes de bajar. Mientras terminaba de hablar hizo un gesto de despedida y del comedor.

Camino por la nave durante algunos minutos hasta llegar a su destino, como esperaba no había mucha gente esperando de modo que se puso en una de las colas esperando su turno.

No paso mucho tiempo antes de que le llegara su turno y se encontrara frente a una enorme pantalla en negro. Allí mientras la miraba fijamente  titubeo sobre si aquello era lo que necesitaba, pero pese a que una parte de su mente no estaba segura de lo que hacia otra debía de estarlo perfectamente, ya que cuando quiso darse cuenta había marcado el ultimo de los dígitos y en cuestión de segundos una cara familiar apareció en la pantalla.

-Mich... Dijo la hermosa joven que miraba fijamente la pantalla.

-Cariño ¿Como estas? ¿Como va todo? Dijo el soldado mientras traba de lucir alegre y despreocupado.

-Bien. Si no fuera por este demonio de chico, va a acabar conmigo. La joven sonríe y continua hablando Espera un segundo. Tu hijo se esta poniendo perdido. La mujer desaparece de la pantalla y vuelve a los pocos segundos con un niño en brazos. El pequeño tenia un babero lleno de rastros de comida, pero tenia buen aspecto.

-Mira, es Papa. Dijo la joven señalando a la pantalla para llamar la atención del pequeño. El niño se inclino hacia delante y con sus manitas comenzó a toquetear toda la pantalla llenándola de comida.

-Vaya, esta enorme. Dijo Michael antes de que el niño comenzara a manosear la pantalla.

-Pequeñín tu eres el hombre de la casa. Tienes que cuidar a mama hasta que regrese ¿vale?. Michael pese a que seguía manteniendo el control se veía y se oía sensiblemente emocionado de modo que se apresuro a cortar la conexión antes de montar una escena delante de otros soldados.

-Cariño tengo que cortar, os quiero. Cuidaos mucho. Dijo el solado mientras ponía el dedo en le botón de desconexion a la espera de la respuesta de su mujer.

-Yo también te quiero, pero esto no es una despedida y suena como tal. Este niño necesita un padre, así que ni se te ocurra morir. La joven limpio la pantalla con el dorso de la manga y cuando creyó seguro que volvía a verse con claridad acerco sus labios a la pantalla y le propino un apasionado beso.

La pantalla volvió a ponerse en negro y los carnosos labios de Anna desaparecieron. Estaba jodido, mas de lo que estaba antes, pero había estado bien verlos y saber lo que podía perder si  encontró la muerte en ese cementerio helado.

Mijail abandona el comedor tras salkudar a los ultimos rezagados, dispuesto a tomarse algo en el bar y echar un rato distendido antes de bajar a la roca helada.

Frost dejó su cigarro a la mitad y lo puso junto a los de sus compañeros. Te tomo la palabra Stukov, que estos pequeñines nos esperen... que regresaremos. Dicho esto se dirigió a la cantina.

La moral era alta y los soldados hacían bromas, eso era bueno. Lo que no era tan bueno es cuantos volverían. Evans se quedó pensando en la respuesta un momento antes de levantarse para ponerse la armadura.-Comienza el baile.-

Se metió las protecciones de las piernas junto con las botas abrochándoselas lo primero para que no le molestara luego el resto de la armadura. Se colocó el peto y lo abrochó. Luego los protectores de brazos, hombros y se ajustó el casco. Activó los controles de temperatura, comprobó los sistemas de oxígeno, los servos de fuerza del traje e hizo un chequeo del sistema. Delante de su cara las palabras "Systems OK" aparecía en un semitransparente color verde. 
Desenganchó el rifle Morita y comprobó que estuviera engrasado y la corredera deslizara perfectamente. Durante un momento se quedó inmovil pensando en la respuesta a la pregunta que se formulara en el salón hace rato. Y al parecer dio con ella.-Pocos. Demasiados pocos.-Se respondió a si mismo.     

Vi a gran parte de mi equipo retirarse mientras hablaban acerca de venir a la vuelta y fumarse la mitad de un cigarrillo; las probabilidades decian que un novato terminaría como comida de bicho, los demas como simple mierda.

Todos salían, solo detuve a la Sargento de la compañía Eco - Hey preciosa, que te parece si me aceptas una copa antes de salir de este antro? - sonreí mientras me levantaba, pasando por su lado directo a la cafetería - Necesito que me digas cual es tu plan, porque no pienso arriesgar el culo de mis soldados mas allá de lo que sea necesario... Si se entiende, ¿Cierto?

Caminé directo a la cafetería, esperando escuchar a mis soldados y darles órdenes que probablemente no seguirían; los novatos siempre se creen heroes de película hasta que pierden una pierna.

Miller miró de reojo al sargento de la Gatling y arqueó una ceja.

Este tío no tiene ni idea de a quién está llamando "preciosa".

Miller conjeturó si el nuevo sargento llegaría a la cafetería consciente o si tendrían que ponerle una dentadura postiza de emergencia. En cualquier caso pensó que aquello era cosa de sargentos y que lo suyo era arrear soldados cual perro ovejero.

Vamos señores, a la armería.

Dijo a los rezagados mientras él mismo se encaminaba a retirar su equipo.

La charla con sus compañeros y sus bromas dinamizan el lugar y ayudan a distender el ambiente cargado de una tensión comprensible... van a una misión suicida... todos ellos. Y entonces se escucha la llamada a prepararse. La acción está a punto de comenzar, al menos para la mayoría de ellos... algunos tienen que esperar a llevar a cabo la misión a que se cumplan ciertos aspectos.

-Bueno... ya es la hora... iré a vestirme mi armadura de princesita

Sonríe y se marcha para comenzar a prepararse... además, tiene que pasar por la armería a reclamar su nuevo material para masacrar bichos a diestro y siniestro. No se resistirá ni uno. 

- "¿Aún no se la ha puesto, Soldado Wallace? Corra, no podemos dejar atrás a nadie de la Fox. Ni llegar los últimos a la nave de descenso." -

-No creo que tarde mucho, Gawain! - dice desde lejos antes de salir por la puerta. Claro que no se lo ha puesto aun, primero hay que llenar el estómago bien lleno y luego vestirse para la ocasión.

Bueno miller, dice mientras anda con el al lado en direccion a la armeria. Estas listo para el baile de esta tarde?. Empiezo a odiar que nos manden por la tarde...como se nos haga de noche...vamos a tener otra vez problemas.

Recogí en la armería mi Power Suit con el nuevo equipamiento integrado. No he usado uno de esos jets desde la instrucción, hace ya demasiados años para mi gusto, pero es como andar en bicicleta y un par de caídas es lo peor que me puede pasar. Solo espero que esas caídas no sean dentro de las fauces de los arácnidos.

Llego a la zona para pertrecharte y me saco mis ropas hasta quedar completamente desnudo. Los músculos de mi cuerpo se tensan cuando levanto el peso del traje y comienzo a ponérmelo. Ajusto bien todos los sistemas y enciendo la interfaz para diagnosticar los sistemas electrónicos del equipo. Una vez estoy convencido de su completa operatividad, continúo con las armas.

Abro mi taquilla y saco mis armas y la enorme cantidad de equipo que tengo. Lo guardo en mis bolsillos y en mi mochila. Compruebo que esté todo y reviso los cargadores uno por uno, sacando y poniendo la primera bala de cada uno de ellos para revisar que el resorte esté en impecables condiciones. Desarmo cada una de mis armas de fuego, las limpio brevemente y vuelvo a armarlas antes de guardarlas.

Una vez estoy completamente listo, saco desde su lugar de honor el Estandarte de la Compañía que me otorgó la Federación, con todo el honor que eso implica. Tomo el estandarte y su asta con mi mano y me lo coloco en lo espalda, para lucir ante todo el mundo el símbolo de nuestro poder y de nuestra grandeza. El símbolo de nuestro hogar y nuestro modo de vida. El símbolo de la humanidad y de la unificación que nos da el poder para sobrevivir a los ataques alienígenas. Nuestro símbolo.

Salgo listo para el combate hacía el hangar. Entro en él cargando el Estandarte con mirada seria y semblante preparado para vivir y morir por la causa. El semblante de una voluntad de hierro. Mientras avanzo, toda clase de miembros de la Infantería Móvil se cuadran y saludan el estandarte como es debido, mostrando el respeto y la disciplina que debe tener cada hombre y mujer que sirve en esta nave.