Partida Rol por web

Adelántate tu, Kowalsky- Me termino el ruso blanco -Tengo un asunto pendiente con el barman. ¡Una jarra de cerveza!- Cuando me la dan me dirijo a la mesa con el resto de la Eco, antes de tomar asiento hago el saludo militar de forma no demasiado militar, sin ser forzado, se empeiza a notar el alcohol. Explorador Maynard para servirle a usted mi Sargento (miro a mi sargento y luego al resto de la mesa) y a la Federación.- Al senatarme me dirijo a la persona que tenga más cerca. -¿Se sabe algo de la misión de mañana? Todo este festejo me huele a la calma que precede a la tormenta...-

Bien, se alegraba de que James le hubiera seguido la broma y estuviera atento. Pero tenía que llegar más gente y, entre ellos, el siguiente fue otro de los nuevos. La primera impresión de Sonia al verle y examinarle con discreción fue que le habían mandado a alguien demasiado suave. Es decir... la manera de llevar el uniforme, cómo se movía... Parecía más un oficial de los de quedarse sentadito en una mesa dando instrucciones sin tener ni puta idea de lo que era una guerra de verdad que un soldado real. Aún así, decidió esperar a ver cómo se desenvolvía en combate antes de tener la opinión definitiva.

Y una fiesta en la que estuviera el escuadrón Fox no sería lo mismo si no estuviera Dereck Mackeyn haciendo sus chistecitos. La cabo le miró de reojo, alzando una ceja mientras decía en un tono claro de broma:

- Todavía me estoy preguntando, Mackeyn, por que no te he volado una rodilla por tanta chanza tuya - su atención luego se desvió a Mkoll, diciéndole -. Mientras sigas pudiendo matar bichos como antes, Mkoll, es más que suficiente para mí. Y para el escuadrón. De veras me alegro que estés de vuelta - miró a los dos refuerzos -. Y vosotros sentaós tranquilamente, bienvenidos a la Fox.

Gawain, al ver que O'Flaggerty era consejero como él, sacó la vena de veterano que, seguramente, todos tenían en la tropa. Afortunadamente, Patrick fue rápido en calmar los ánimos (con ayuda de la modestia de James) para que no hubiera ningún problema. Y, tras eso, Kurt felicitó a Evans por su ascenso, cosa que él respondió diciendo algo muy sabio, una opinión que Ramírez compartía sin dudar.

- Qué gran verdad, Sargento. Sin ser descortés con usted, por supuesto.

Luego rió, mirando a "Billy", que sufría el mismo problema que ella con el traje.

- ¡Por fin una de las mías! ¿A qué este maldito traje de gala es un engorro? - se aflojó un poco más la parte superior - Como no nos baje la temperatura a base de cerveza, acabaremos sudando demasiado. A nosotras nos queda mejor algo más sencillo. O la armadura de combate.

Al parecer, no era el único nuevo en el escuadrón, lo cual siempre era preferible a ser el único novato, lo que unido a las palabras del cabo Stone, sirvió para que me tranquilizase... un poco al menos.

Sí señor, Jake Cooper- le dije -Encantado, me alegro de no ser el único nuevo, Philippe- le dije al otro nuevo que se había acercado mientras le daba la mano -Podéis llamarme Jake. O Cooper. Vamos que podéis llamarme como prefiráis, tampoco es que importe mucho, la verdad- les dije, ya algo más relajado -En realidad hay poco que decir sobre mí, soy explorador y he realizado ya alguna que otra misión, pero tan solo pequeñas escaramuzas y poco más, nada comparable a lo que se rumorea que nos espera ¿Es realmente tan malo lo que nos espera como se dice por ahí?- les pregunté, aunque casi después me arrepentí de ello, pues dudaba que la respuesta me gustase.

No tendría que haber preguntado, es mejor no pensar en ello ahora- me dije, a la par que cogía una de las jarras de cerveza que llevaba un camarero que pasaba por ahí y le pegaba un buen trago.

Hizo un gesto a todos aquellos chavales para que tomasen asiento. Se habían arremolinado ante la mesa una vez se hubo sentado. - Descansen joder. - gruño revolviendose en la silla - Están en una celebración, ya les jodere con protocolos mañana. - señaló a Stukov guardando los papeles que le había dado Vólkov - Diga lo que quiera coño; ya no estamos en la academia y no soy su mamá.

Las palabras de Becerra hacen que se  de cuenta de su  error, ¿tanto había bebido ya que había olvidado presentarlo a él también?, movió la cabeza de un lado a otro, negando, y riendo- como iba a olvidarme de nuestro aspirante a matasanos, sí, este es Becerra - agarró la botella de Bell y le lleno el vaso a Becerra. Miró a los ojos  a Cooper pensando en que le iba a responder, pero al final se limitó a decir - No te preocupes Cooper, disfruta de la fiesta que nos han preparado,- sabiendo que el destino que les aguardaba no era un camino de rosas precisamente.

¿Se ha enterado del mote, no? Tipico mote que se le pone a cualquier instructor, y su promocion no habian sido los mas oridinales, precisamente. Rie, apartando una silla y dejandose caer a peso muerto sobre esta. Saca un mechero, con el que juega antes de encender la llama y acercarla al extremo del pitillo. Da una larga calada, expulsando el humo por la nariz, mientras observa la mesa.

Stukov. Se presenta a los dos compañeros Seré vuestro zapador. 

¿Que coño hace aqui? Se le veia bien, gritando y cabreando los cadetes de la academia... Coge algun aperitivo, llevandoselo a la boca, asintiendo. Esto esta de puta madre, quien diria que nos estan cebando. Bromea, intentando olvidar donde acabaran los culos presentes el dia de mañana. Fuma, y come, lo que deja poco gusto para la comida, cosa que no parece importarle demasiado.

 Sargento, me estoy quedando sin cigarros... ¿No sabra usted de donde puedo sacar unos cuantos, no?

Mira a los otros dos compañeros, de forma intercalada, varias veces. Bueno ¿Y vosotros como os llamais?

El artillero Hightower llegó al baile cuando ya parecía que había comenzado todo, la gente comenzaba a beber y ya estaban muchos de los superiores sentados en sus mesas. El muchacho vestido en su traje de gala, algo apretado debido a que había ganado músculo en esos días posteriores a la gran batalla en el maldito planeta helado, parecía estar a punto de rompersele. Se habría hecho pedir uno nuevo, pero pensando en que pronto les volverían a enviar decidió que no malgastaría su tiempo comletando uno de esos interminables formularios de ropa. Cogió una cerveza del bar y con ella se fue directo a la mesa donde su escuadrón se había instalado. Se le hacía raro no ver al Sargento mayor con ellos pero era lo correcto.

Se colocó frente a la mesa e hizo el saludo correspondiente. - Sargento, Cabo, Chicos que aproveche la fiesta, que tal lo estáis pasando? - Se sentó y vio a su francotirador - Mkoll! loco chiflado que tal estas? ya te han dado el alta o han dicho que para acompañarnos no hay que estar muy cuerdo? Creeis que de nuevo nos intentan cebar antes del matadero?

Al poco vio a varios nuevos sentados en la mesa. - Buenas novatos, soy Bockman, artillero. De que unidad os han mandado para morir?

Hecho mi segundo trago de vodka, y lleno el otro vaso  con el contenido de la botella .Sargento y  stukov quieren  algo del  buffet , me voy hacia esa zona a pillar algo de comida. Cojo una bandeja y la lleno de comida, echando un poco de todo. Regreso  a la mesa, con los exquisitos manjares. Como un poco. Observo lo que hay a mi alrededor, mientras pruebo la exquisita  comida. Terminado el contenido de la bandeja, dirijo mi mano derecha  al bolsillo interior de la guerrera, para sacar un paquete de tabaco y un cipo, saco un cigarrillo  lo llevo a la boca, el paquete lo dejo en la menas, si alguno de ustedes le apetece  un cigarrillo, hay esta el paquete,  me enciendo el mío, me muestro un poco  frio es mi carácter   

Hikawa señor

Le escuche, y su "señor" por poco me hace sonreir, no era absolutamente necesario que se dirijiera a mi de esa manera - Toma las cosas con calma Hikawa, no tienes que llamarme señor, no soy tu superior, simplemente tengo un poco mas de experiencia. por otro lado nuestro sargento y cabo se que merecen nuestros respetos. 

¿Quieres escuchar historias? te aseguro que crearas la tuya propia, ¿record? bueno, todos tenemos el record de estar aquí aun contando el cuanto. Sin embargo, estamos aquí para fraternizar ¿no? te contare por lo menos lo menos escabroso que me sucedió…veras, estábamos retirándonos del fuerte, yo decidí quedarme y tratar de retrasar los bichos lo más posible para permitir escapar la mayor parte de infantes ligeros, lo hacía porque no deseaba irme de una vez y dejar a la ligera con el culo expuesto gratuitamente, Las balas zumban y las detonaciones no cesaban en ningún momento, el repiqueteo letal de las garras de los bichos guerrero atacaba sin piedad, la cacofonía ardía en el aire junto al aliento caustico de los tanker, las trazadoras surcaban el aire junto a los proyectiles orgánicos de extraños hoppers, el plasma incendiaba el cielo antes de detonar en el perímetro y muros del fuerte. las cosas se complicaron tanto que no tuve más remedio que brincar desde el muro hasta la plaza del fuerte, en esas los Hopper zumbaron alrededor de mi cabeza, y el estrepito del muro me avisa que ha sucumbido a los bichos, corro lo mas que puedo, dejo el alma en ello; hoppers haciendo pasadas a mi alrededor, las cuchillas de los guerreros repiqueteando contra el suelo de la base justo a mis espaldas, y aun para empeorar las cosas, un zumbido que se escuchaba en eco, me gire y logre ver a las criaturas a mi alrededor listas para destrozarme iluminadas por el resplandor de un proyectil de plasma que caería sobre mi posición....corrí y corrí, me encomendé al señor, tu sabes, en esos momentos uno recurre a cualquier fuerza más grande que uno, el fuego y los fragmentos me envolvieron, los bichos se convirtieron en marionetas incendiadas, yo me cubrí tras unos escombros que fueron casi pulverizados...pero un instante mas y yo me ponía de nuevo en pie, en medio de la destrucción y la muerte de bichos, corriendo hacia la lanzadera. Esa fue una de las últimas dos lanzaderas que escaparon de Galdonia.....

le miro con seriedad, algo se me cruza en la cabeza, y sin aparente motivo le digo - Sabes Hikawa, si quieres contar tu historia, baja alla queriendo regresar a contarla, nunca cedas al pesimismo y complaciencia ante la derrota.

Sabía que llegaba tarde. ¡Tarde! Y eso el primer día de servicio en su nuevo escuadrón, y justamente en la fiesta de encuentro, algo que se hacía para romper el hielo, y conocerse unos a otros algo mejor, o algo, en su caso. No tenía más excusa que el hecho de que había estado estudiando. Parecía de locos, y no pensaba decirlo. A nadie. Pero era así, así era ella. Por un lado una mujer fuerte, dura de pelar. El rictus serio, preparada para lo peor, y en su condición tanto de infante como de sanitario, eso podía ser mucho. Pero, por otro lado, era una mujer intelectual. Estudiaba siempre que podía, y eso no era frecuente. El tiempo libre era un lujo, escaso y caro. Por eso cuando disponía de algo se sumergía en textos de medicina que la ayudaran en su tarea cuando estuviera en combate.

Ahora era distinto. Se había colocado el uniforme de gala, que le caía como un guante, y se había peinado el pelo negro y largo en una cola de caballo suelta hasta media espalda. Normalmente lo llevaba trenzado, apretado contra el cráneo, el casco lo requería. Pero hoy era más femenina, estaba... atractiva.

Sonrió, la verdad es que no pretendía estarlo. Entró en la sala repleta, con el barullo a su alrededor, y un montón de caras desconocidas. Y algunas que ya no lo eran. Buscó con la mirada a los de la Heat. Los suyos, sus compañeros. Sus hermanos, aquellos a los que debería la vida, y quizá a alguno pudiera ella salvársela también. Faltaba muy poco para averiguarlo.

Allí estaban... anduvo con paso firme, con soltura.

-Compañeros. Sargento. Soldado Alice Miller se presenta. Vuestro sanitario, me temo. Y les guiñó un ojo, cómplice.

Sonrío y asiento a las palabras del Capitán Tsumina. Es cierto que ya habrá tiempo para las instrucciones y el plan de batalla, momentos en los cuales hasta el más mínimo pensamiento de algo que no sea la misión será un estorbo inaceptable, pero este momento es para relajarse, comer y beber disfrutando de esta vida que a algunos se les hizo demasiado corta y que a muchos más les pasará igual.

Respondo al Capitan al momento que me levanto de la mesa:

 - "Entonces iré a ver a mis muchachos. Con su permiso, Señor."

Camino hacía la mesa donde están los soldados del Escuadrón Fox y llego justo para escuchar el comentario de la Cabo Ramírez. Llego por detrás de ella y le contesto el comentario:

 - "Si a ambas les incomoda este traje de gala, le otorgo permiso para quitárselo, Cabo. A pesar de que las mujeres de la IM no pueden verse más hermosas de ninguna manera a como se ven con su armadura de combate, no me molestaría verlas con un poco menos de impedimenta."

Me río estruendosamente, como siempre lo hago cuando digo un chiste, por malo que sea, como son casi todos los que digo. Le pongo la mano sobre el hombro y luego me acerco al Sargento Evans, a quien ofrezco la mano mientras le hablo:

 - "Sargento, felicitaciones por su escuadrón. Nunca había visto tan buenos elementos reunidos bajo un solo mando. ¿Puedo sentarme con ustedes? Es su escuadrón... es su mesa."

Espero una respuesta con una sonrisa en el rostro mientras sujeto una silla vacía. La verdad es que sentarme junto a mis hombres es algo mucho más cómodo para mí, pues me hace sentir como un verdadero miembro de las fuerzas de la Federación, un verdadero Guardián de Sirius.

Mientras la  celebración se desarrollaba entre bromas, saludos, presentaciones y alcohol; el tiempo brindar por los doscientos años de los Guardianes de Sirius. Por esto, el capitán y el resto de oficiales se movieron hasta el centro del salón donde se arremolinaban todos los pelotones. Cada oficial y sargento mayor habían ido a pararse junto a sus pelotones para brindar con ellos.
Las luces se habían bajado centrándolas en el Capitán Tsumina quien era el hombre de más alto rango en activo por parte de la compañía. Éste, sostenía en su mano izquierda una copa y en su mano derecha un estandarte de la compañía que uno de los oficiales le había suministrado. Posándose así frente a un micrófono inicio sus palabras.
-Damas, caballeros, miembros de inteligencia y de la flota, fieros soldados de la infantería móvil, les agradezco su presencia en este momento tan especial para nosotros. ¡Guardianes de Sirius!, hoy celebramos nuestros doscientos años como compañía; pero ese no es el único motivo por el que estamos todos aquí reunidos. Hoy honramos a todos aquellos que han derramado su sangre por el honor de la compañía, aquellos por cuya sangre esta compañía ha llegado a ser lo que es hoy. Hoy brindamos por todos los camaradas caídos, por todos los hermanos de batalla cuyos cuerpos yacen aun congelados sobre el suelo de aquella roca. Hoy brindamos por la gloria, el honor y el valor. Hoy brindamos por nosotros, por lo Guerreros de Sirius! Salud hermanos! Salud!- Clamó el capitán exaltado levantando su copa en lo alto para enseguida beberla toda junto al resto de los Guardianes de Sirius y todos los presenten aquel salón.
Tras sus palabras otros oficiales de más alto rango tanto de la infantería móvil como de la flota e inteligencia tomaron la palabra llevando a cabo largos y algo aburridos discursos los cuales incluso llegaron a no tener ninguna relación con el motivo de la celebración.
Durante la larga ceremonia protocolaria el momento mas llamativo fue sin duda cuando partieron el pastel. Éste, colocado en el centro del salón tenia la forma de la superficie helada de Galdonia VI; en los bordes habian infantes que avanzaban hacia una colina en el centro donde un gran bicho cerebro solitario aguardaba. El capitán Tsumina fue el encargado de partir el pastel para las cámaras de la federación; las cuales, esperaban ya ansiosas aquel momento. Bastaba decir que éstas ya habían grabado con lujo de detalle el brindis y los largos discursos por lo que la escena del pastel era probablemente el momento de conclusión para toda la herramienta publicitaria que la federación estaba montando aquella noche. El momento cumbre se dio con cierta rapidez pues el capitán Tsumina fiel a su carácter y forma de pensar hizo lo que le parecía mas sensato; tomó su cuchillo y lo clavó en el maldito bicho cerebro que coronaba el pastel partiéndolo en dos en el acto desencadenando con ello los aplausos, gritos y silbidos de emoción por parte de todos los Guardianes de Sirius.

Desde que se había sentado, nadie le había dirigido la palabra, pero Burnette tampoco había intentado charlar con nadie. El camarero trajo una variedad de verduras siriusanas, modificadas genéticamente para adaptarse al sistema digestivo del ser humano. El plato era una sinfonía de colores y aromas intensos que recordaban a los valles de su planeta natal. Dejó escapar un suspiro cuando se introdujo el primer pedazo en la boca, y lo degustó hasta que desapareció por su garganta. 

No dejó de comer hasta que no apareció Billy en escena, quejándose de su uniforme. El soldado no tuvo reparos en recorrer de arriba a abajo a la joven, y de forma extremadamente sutil se mojó el labio inferior con la punta de la lengua. Sin embargo, no dijo nada. Con un movimiento elegante, se sirvió en la copa un vaso de vino rosado y esperó a que el líquido se asentara antes de beber un pequeño sorbo.

Sin embargo, cuando el Sargento Mayor hizo aquel comentario respecto a la belleza de las mujeres de la IM, no tuvo por menos que sonreír, aunque sus ojos no mostraban que le hubiera divertido el chiste.

Por lo que oía comentar a compañeros y todo lo que veía, me empezaba a sentir como un bicho raro por sentirme cómodo con el traje de gala. Iba danzando entre las bandejas de comida y las de bebida mientras me sorprendía la cantidad de caras nuevas que había.

Me había quedado con los nuevos rostros de la mesa de la ECO, pero no había esperado mucho para intentar juntarme con Miller y su borracherresaca continua que llevaba. 

Este era el campo de batalla preferido por la ECO y la sargento nos había dado la orden de beber hasta quedar ciegos, y por los caídos que lo iba a hacer. Cuando había música bailaba, cuando pasaba una bandeja con bebidas bebía, pero sin importar el qué. Más de una vez al coger una copa o jarra random y darla un trago puse cara de asco, así que me la terminé de un trago y me fui a por otra para quitarme ese horrible sabor de la boca.

Cuando el Capitán comenzó con su discurso, estaba intentando no pensar en las misiones suicidas que hacía la I.M; pero bueno, si la gente lo supiera antes de alistarse no se alistaría nadie.

Antes de todo eso había visto un grupito de caras nuevas entre las que había uno (Mijail) que estaba fumando, aunque se le había caído el cigarro por ve tu a saber por qué. Me puse en rumbo hacia donde estaban ahora, buscándo una futura fuente de humo pues me había dejado el tabaco en el barracón.

-Buenas -dije cuando los encontré- Allistaire "Brocheta" McAllen, Consejero Táctico de la ECO -alcé la jarra de líquido random que tenía en la mano a modo de saludo- ¿alguno podría darme un cigarro? Me he dejado el tabaco en los barracones.

Sam se deslizaba despreocupada entre el mar de gente, nuevas incorporaciones, veteranos, todos eran iguales con esos trajes que parecían envararlos con una barra en el recto...aunque la ECO y el bien querido Miller ya estaba con la cerveza.

Si es que son todo amor.

Pasó por la mesa donde estaban asentado el escuadrón FOX y dio empujoncito a Hightower Bockman.

-Ahi va, que torpe, deberías crecer un poco chico-bromeó con el metro setenta de maromo-que no se te ve- se echó a reír con la habitual picardía y buen humor de los que había hecho gala incluso tras haber perdido un ojo por obra y gracia de las adorables chinches- que os aproveche-dijo en general al escuadrón saludando con dos dedos en la frente para alejarlos.

Dio una palmada en la espalda de Brocheta con un discreto pero muy serio "si fuma chupa" y guiñó el ojo biónico a la nueva carnaza que acabaría con la ECO, haciendo un ligero zumbido al hacerlo, como el obturador de una cámara al cerrarse.

-Bienvenidos cachorros

Había sitios molones donde instalarse y hacer el payaso en la mesa, pero empujar un poco a Miller para robarle la cerveza que él tenía más cerca y sentarse solo para fastidiar era mucho más interesante que hacer las cosas al estilo fácil.

Fácil, como si esa palabra estuviera en su vocabulario.¡JA!

-Ooooohhh, bebiiida, deberían condecorarte por esto, Miller-sonrió a la Sargento arqueando la ceja  que le quedaba- señora-saludó de buen humor- esto parece navidad, ¿cuando nos damos los regalos?

Todavía me estoy preguntando, Mackeyn, por que no te he volado una rodilla por tanta chanza tuya

Puede haber varias razones: yo me autoengaño diciéndome que es porque me deseas en secreto. Claro que es mi excusa. La realidad será que necesitas a este fusilero para matar bichos, o de carne de cañon, a tu gusto.

Tras decir esto, observa la llegada del que fue su antiguo sargento y sonríe al oir sus palabras.

Si a ambas les incomoda este traje de gala, le otorgo permiso para quitárselo, Cabo. A pesar de que las mujeres de la IM no pueden verse más hermosas de ninguna manera a como se ven con su armadura de combate, no me molestaría verlas con un poco menos de impedimenta."

Nuestro sargento mayor si que entiende de la vida y da buenos consejos- mira a Sonia y a Willy- creo que como conmemoración hacia nuestro antiguo líder de escuadra, deberíais de cumplir su última orden, ¿no creéis? por la Fox y todo eso.

"Sargento, felicitaciones por su escuadrón. Nunca había visto tan buenos elementos reunidos bajo un solo mando. ¿Puedo sentarme con ustedes? Es su escuadrón... es su mesa."

Se adelantó en la contestación: creo que hablo en nombre de todos para decir que no tiene ni que pedir permiso. Aunque a mi me gustaría hacerle una sugerencia: sientese al lado del Sargento Evans haber si se le pega algo de su liderazgo. Porque sino es así vamos a andar muy jodidos allá abajo- mantiene su sonrisa tras decir todo esto, pero su mirada sigue centrada en Gary Focker- ¿como debemos dirigirnos ahora a usted: sargento mayor, excelentisimo, majestad? para no meter la pata, ya me entiende.

Finalmente, mira a los novatos de la escuadra- para los que no me conozcáis, soy Dereck "Payaso" Mackeyn, destructor de bichos, borracho, seductor de mujeres y seck symbol por nacimiento. Un placer teneros a todos en esta escuadra. 

Escuchó la historia de McNealy, decidió no reprocharle nada era una buena historia que contar a los nuevos así que tomo otro sorbo de la copa, divertido escuchando la conversación. 

Un bonito discurso del capitán, buenas palabras para la cámara, para hacer notar el entusiasmo a todos aquellos tanto ciudadanos como civiles que vieran las imágenes.  Todo esta parafernalia tendría un sentido, pero lo que si tenía claro es que aunque todo fuera un espectáculo, las palabras del capitán estaban cargadas de razón, palabras de alguien que mordía el polvo y se manchaba los pies con el mismo barro que todos nosotros, y no de algún estirado de los de inteligencia o de algún otro cargo de la flota.

Se sumó al resto con la ovación para despedir el brindis. Ya no cabía ni un alma más en el salón,  todos habían llegado, ahora parecía reconocer muchas de las caras de los demás escuadrones que antes no había reparado inmerso en sus pensamientos. 

Bienvenida a la Heat, yo soy Stone, - dijo ignorando su rango, y pasó a nombrar al resto del escuadrón incluyendo a los nuevos, que serían veteranos mucho antes de lo que pensaban. 

Antonio había permanecido callado toda velada, se encontraba incomodo en el uniforme de "bonito" ademas de que se encontraba terriblemente atenazado po el el miedo escénico, apenas había sido incorporado a un pelotón del que no conocía a nadie, era u nrecién llegado en un pelotón de veteranos, y se sentía como un niño entre adultos.

Normalmente Antonio era bastant extrovertido pero la inmmediatez de la acción y el peso de honorabilidad de la fiesta le tenían encorsetado, tenía miedo de decir algo incorrecto, y de qus compañeros se burlaran de él, no conocía sus compañeros de Pelotón, había sido trasladado en el último momento de su pesoloton de entrenamiento ha esta tras su graduación, y se hallaba terriblemnte incómodo. Antonio era un joven chaval procedente del medio rural, qeu soñaba con la gloria del servicio y deseaba ver el planeta origen de la humanidad la Tierra, y para ello nada mejorque servir en la infatería movil y hacerse un nombre de valor y arrojo o morir con las botas puestas luchando como un León.

Cuando comenzaron los discursos, Antonio aprovecho para de forma sigilosa e intentando pasar inadvertido alejarse de la aglomeración principal y ponerse a cubierto y observar desde uan zona de sombras evitando en todo momento que su rostro fuera captado por alguna de las camaras de las distintas televisiones enviadas a cubrir el evento.

Una vez se sintio más seguro hasta el cuello del uniforme de bonito pareció empezar a picarle menos incluso.

Enrojeció levemente tras las palabras del cabo y la corrección de McNealy. No sabía cómo podía haber ocurrido, pero esos trajes de gala le habían confundido más de la cuenta. Sin darle mayor importancia asentía a las palabras de sus superior con entusiasmo y antes de que pudiera seguir parloteando su curiosidad fue alimentada.

El gran brindis vino tan rápido que tuvo que esperar a que terminara para poder contestar a sus nuevos compañeros, tras presentarse a su sanitario a la voz del cabo.

Vaya... no pensaba que las cosas acabaran tan mal. Miró un segundo a su copa mientras le agradecía el consejo. Gracias McNealy... ¿sabes? durante la instrucción, lo típico, somos los mejores, pero si la cagas... el gesto de su mano sesgando el cuello acompañado con el sonido similar a crujir huesos terminaban aquella frase. No te lo llegas a tomar en serio, no sé, su tono se había relajado, sincerándose sin tapujos, la cosa cambió cuando empecé como zapador, sólo estás preparado cuando lo estás para morir ¿no? Concluyó esbozando una sonrisa forzada que había dejado un incómodo silencio. Pero no será esta vez, ¡al menos no esta noche! De nuevo se hizo con la botella para darle otro sorbo y ofrecérsela rapidamente al que faltaba, Durand, ¡te toca! ja ja.

- No tengo tiempo para prestar atención a vuestros putos apodos, Stukov... - volvió a gruñir mientras masticaba un entrecot que estaba devorando, era todo finura - Además entre todos los reclutas capullos meapilas no reunís ni un cerebro de bicho, dudo que sea un mote muy original. - sentenció sin dejar de masticar - El tabaco es una mierda escasa en la I.M. así que sino te queda tendrás que joderte y buscarte la vida, mendígalo, róbalo o deja de fumar. Joder, parece que acabes de salir del coño de tu madre... - murmuró negando con la cabeza mientras se volvía a meter un trozo de carne en la boca.

Comenzaron los discursos de todos los oficiales y el sargento mayor, bla, bla, bla, honor, bla, bla, bla, orgullo, bla, bla, bla. Había dejado de escuchar en cuanto empezaron con las mismas mierdas de siempre, aquello ya no se lo creía ni dios, así que siguió comiendo carne roja como sino fuese a haber un mañana, cuando llegó la hora del brindis no lo hizo, entre otras cosas porque ya no bebía, veintitrés meses sobrio, no iba a vivir más, pero se le estaba haciendo el doble de largo.