Partida Rol por web

Tres días han pasado desde el incidente con el delegado. Al día siguiente se te concedió un día de descanso debido a la situación de peligro físico que tu cargo no debe soportar.

Se te informó de que el protector Karu está recuperándose de sus heridas con pronósticos favorables y de que el delegado Askuro ha pagado a un mensajero para que esté todo el día a disposición exclusiva del palacio de justicia.

Llegaron tarde y cansados, viste en sus caras la muerte, y comprendiste que hubo sangre, te explicaron la ausencia de dos de ellos, Karu fue herido y Hokelsa lo llevó a sanar.

Dadas las circunstancias no era conveniente prolongar la situación con una sospecha personal, por lo que será algo que investigarás por tu cuenta.

Tras una cena muy frugal y explicaciones de que el local estaba libre de sospechas e igualmente libre de famas oscuras os marchasteis.

Es el día siguiente.

Después de una cena escueta pero deliciosa en la casa de las flores y de dar explicaciones sin mucho ánimo os retirasteis. Al llegar a la casa en la que vives alquilado se te prepara (tienes un sirviente, no es solo para ti, sirve a la casa, donde viven otros tres) un baño y en la sala de trabajo encuentras todo para limpiar y mantener el sable.

Tras la rutina de aseo te vas a dormir.

Es el día siguiente.

Tras volver a donde te alojas después de dar explicaciones y cenar en la casa de las flores, encuentras que te esperan con el baño preparado (en ese sentido aquí son más atentos que en tierras golondrina). Te vas a dormir con la sensación de que el asunto no ha quedado resuelto pero que ha pasado a otros niveles, tu labor ahora es proteger a los visitantes de los crímenes que trae la concentración de población. En especial a los no pocos visitantes golondrina.

Es el día siguiente.

-Tu amigo estará bien, solo debe dormir todo un día, y para asegurarme le colé un potente anestésico en el agua. En cuanto a ti, si quieres ayudar estará bien por mi, pero te conozco Hokelsa, tu tiempo es mucho más valioso cuando vagas por las calles -te dice la mujer mayor con cariño -Ahora que lo pienso, si puedes conseguir averiguar algún trapo sucio sobre Doremo te lo agradecería, el cabronazo me ha quitado clientela y sospecho que está timando a mis exclientes.

-Tía no te pongas así, los clientes se han ido porque nuestros servicios son caros.

-Valen lo que vales, son excelentes y eso siempre tiene su mercado, él ofrece calidad a un precio muy bajo, eso no me cuadra.

Tras asegurarme de que mis compañeros estaban bien (ya me contarían con pelos y señales el encuentro violento en que se habían visto envueltos y su relación con el caso que nos ocupa) e indagar subrepticiamente sobre dónde poder localizar a Galoko por si surgiesen más dudas en torno al caso (insistiendo en que ha sido una jornada muy larga y a la información, origen de nuevas preguntas, le lleva su tiempo asentarse), me encamino a mi morada, esperando no interrumpir el descanso de mi madre.

Cuál no será mi sorpresa al encontrármela despierta y esperándome en nuestra salita, deseosa de interrogarme sobre esa noticia sobre la que lleva todo el día oyendo hablar. Por un lado siempre le pueden las ganas de saber qué se cuece en la ciudad, pero por otro los rumores sobre un demonio la inquietaron sobremanera, ya que cuando este tipo de temas surgen, suele recordar la muerte de mi hermano y el luto en el que lleva desde entonces, y así seguirá hasta que se reúna con él donde quiera que vayan a parar las consciencias. Armándome de paciencia desgrano todo lo que me han comentado en la casa de las flores, centrándome más en los marujeos comunes del pueblo que en las partes más escabrosas u oficiales del asunto, pasando de puntillas por mi charla con Galoko. Ella sabe deducir por el tono de mis mejillas que quiero más de esa testigo.

Tras ponerla al tanto de todo lo inofensivo y gracioso del asunto, obviando la aparente mala suerte de mis compañeros heridos, nos retiramos a nuestros respectivos aposentos. Donde reviso mi atuendo para el día siguiente, retirando el que llevo puesto, antes de tomar una ducha que me sirva para higienizar las oscuridades de una jornada más que singular.

Posteriormente me acuesto, a reposar mis seis horas de sueño obligatorias, con el nombre de mi nueva amiga en los labios justo en el momento en que cruzo el umbral del reino de los sueños.

Como cada mañana, me despierto antes que el sol y realizo mis careras entorno a un par de pabellones antes de que mi madre se despierte, aprovechando esto para hacer mis tandas de calentamientos, estiramientos y flexiones mientras ella prepara el almuerzo y comienza a desglosarme su repetitivo plan para la jornada.

Tengo muchas ansias por reunirme con mis compañeros para que me pongan al día sobre todo lo que no me quisieron contar bajo el manto azul del anochecer pero hoy es jornada de prácticas de esgrima en el gimnasio del barrio (acudo tres días por semana a practicar y dos, en caso de tener tiempo suficiente, como instructor para adolescentes) y después he de visitar a mi sastre, ya que le he encargado un atuendo especial para conmemorar el inicio de la corte, queriendo causar buena impresión a nuestros nuevos visitantes. Me han comentado que los tonos de azafrán pálido y arenisca se tercian esta temporada y yo los acepto con la naturalidad del que no tiene especial interés en estudiar estas corrientes de antemano pero se preocupa de no desentonar en la calle, aparte de que suelo gastar lo suficiente como para no parecer un desarrapado.

De camino hacia los cuarteles provisionales que ocupamos cuando magistrados y protectores hemos de estudiar incidentes como el que nos ocupa, me detengo en una confitería próxima, a comprar los celebres canutillos de hojaldre, compota de manzana y canela que dan nombre al negocio, para agasajar a mis compañeros en alguna pausa.

Galoko no abandona mi cabeza por más de cinco minutos, pero me convenzo de que hoy debo dejara reposar, a no ser que cualquier detalle de nuestra investigación  (por ínfimo que sea), me obligue a ir en busca de esos ojos una vez más. Sólo espero que no me haya confiado demasiado al dejarla partir sin un requerimiento oficial para volver a verla.

Despertarse no es acto sencillo, pero la práctica es la práctica.

El ayuno ayuda a que el cuerpo se centre. Me dirijo a mi lugar de práctica donde paso las primeras horas del dia repasando las artes de combate propias del clan.

Una vez finalizadas, un poco de arroz y de poner oido en la zona mercantil, seviran para ponerme tras la pista de los posibles rumores que llamen mi atención.

Este mes te quedas bajo de dinero, solo 460 ciclos. Pero en efecto tienes un estupendo juego de ropas veraniegas, frescas y suaves. La tela excelente pero no exquisita, es mezcla de lino y algodón, de corte sencillo pero que te entalla bien la figura, los patrones de adorno son volutas de marrón apagado sobre el campo de ocre suave. Elegante y sobrio.

Tras pagar por él y comprar los dulces llegas al palacio de justicia donde te enteras que al magistrado Dagio le han recomendado un día de descanso en su labor. Justo antes de salir te cruzas con Gaaru

En tu camino hasta el palacio de justicia escuchas los rumores del acontecimiento de ayer. Algunos incluso te señalan con disimulo "ese fue el que lo ejecutó", pero no lo dicen con miedo o ira, sino con un orgullo de que un joven de la ciudad sea un protector que es capaz de luchar contra demonios. Está claro que la historia popular no se ha esclarecido.

Mientras subes la suave escalinata que da a la nave principal del palacio de justicia te encuentras a Deno bajando las escaleras. Lleva un paquete de gran tamaño en el brazo derecho y una caja de pasteles en la izquierda.

El primer día paseo por la ciudad informándome sobre un buen sastre, una buena casa de baños, por un peluquero hábil  y por un lugar de entrenamiento decente, donde los hombres practiquen contra oponentes y no contra muñecos.

Tras haber hecho el acopio de información, me dirijo al sastre donde le encargo una prenda de buena calidad provocativa pero a la vez refinada.

Después me encamino al peluquero, y de allí a la casa de baños. 

Tras esta ajetreada mañana, me encamino hacia la delegación de la golondrina para presentarles mis respetos a los hermanos de clan y ofrecerles mis servicios siempre que no interfieran con mis deberes.

Tras descansar la comida paso la tarde trabajando, aunque intento sacar tiempo para batirme con un par de oponentes, buscando a los que parecen más aguerridos de entre los presentes.

Estimado Deno...

Saludo muy respetuosamente A Deno Saru

Mi atropellada salida de la casa de flores, no me permitió mucha cortesía. Pero me alegra que nos hayamos encontrado de nuevo.

¿Sabemos algo del Magistrado Nara?

- Honorable Gaaru.- Le devuelvo el saludo, congratulándome del encuentro.- Me temo que la jornada de ayer ha sido muy intensa para el magistrado y este se ha tomado el día para descansar.

Camino hasta una mesa cercana haciéndole un gesto al protector para que me acompañe mientras abro el paquete de dulces. Me levanto un segundo para conseguir un par de tazas de té del reservado destinado a los descansos del personal, donde una pequeña salamandra mantiene un recipiente de agua caliente durante toda la jornada, y retorno junto a Gaaru, poniendo la bebida en frente suya mientras me siento con la mía entre las manos.

- Para mi también fue una jornada intensa, pero no tan 'física' y arriesgada como la vuestra. Has de contarme con pelos y señales qué aconteció desde que me dejaste en la casa de las flores, pero antes quiero compartir contigo las impresiones de lo que ayer he desubierto.- Le comento mientras soplo mi taza, de la que provenía un fuerte olor a roibos y jengibre.

- Ayer no fue un demonio o monstruo lo que acabó con la vida de Figore. Fue todo una ilusión entretejida para tratar de ocultar el auténtico objetivo de su atacante. Nuestro desgraciado difunto era un hombre muy inteligente y creo que contaba con buenas medidas de protección: dos sellos de protección, uno en su cartera y la del sello del sobre que descubrimos.- Bebo un sorbo y tomo uno de los canutillos de hojaldre, manzana y canela tras ofrecérselos a mi interlocutor. - Su atacante fue consciente de estas medidas de defensa demasiado tarde y, temiendo ser descubierto, se vio obligado a terminar con su vida. Lo único que no entiendo es de dónde provenía la marca que tenía el cadáver en el cuello. Puede que con ello tratase de asegurarse de su defunción, dándo un aviso a otros posibles cómplices.-

El dulce sabor inicial de la infusión se va tornando picante a medida que voy tomando sorbos continuados de la misma, mientras repaso toda la información mentalmente antes de continuar desgranándola a mi compañero. - El sujeto con el que partió el magistrado ayer, el tal Ganikusi, era un aliado del homicida. Cuando me di cuenta de este detalle realmente me odié por no haber ido en ayuda del magistrado contigo, pero la recolección de información fue lenta y tediosa.El extraer información de un gallinero sobreexcitado como resultó ser la casa de las flores ayer resulto ser harto complicado.- Comento, terminando mi primera taza de infusión de la jornada, a la que posiblemente se unirán otras cuatro o cinco. -Y sospecho que alguien tiene en su poder una pieza clave para que comprendamos la magnitud de todo lo acontecido, el difunto confió algo a algún asiduo de la casa de las flores, pero no he logrado descubrir de quien se puede tratar.- Dejo que Gaaru disfrute de la bebida y reflexionase sobre mi exposición antes de volver a insistir en que me haga un resumen de lo que les aconteció ayer.

Se me queda el Gengibre y el Roibos a medio camino al escuchar:

Cita:

-Os referís al protector Ganitsuki?

No escondo mi desconcierto.

-Al llegar a palacio ayer, todo era caos debido a un combate y si bien me encontré a los protectores Ganikusi y Karu magullados, mis pensamientos estaban en ajusticiar al culpable

Bebo un sorbo, confundido.

-El acompañante del señor Atsuko, se encontraba sometido, con mis ojos vi como inentaba matarlo y yo mismo le di muerte por orden del magistrado. Incluso escribió cartas como última voluntad.

-Aún así el delegado Atsuko trama algo... musito pensativo

-Por eso mismo honorable, ahora me encuentro muy desconcertado. ¿Qué aportes dio la bella Galoko?

En caso de ser así alguién ha sido lo suficientemente hábil como para burlar mi intuición. Pero ahora no hay mucho que hacer al respecto, mejor ver cuales serán los siguientes movimientos.

-Honorable Nagata, disculpe las molestias -dice un señor cercano a los cuarenta mientras prácticas en un jardín de la ciudad con un joven de quince años que desea entrar a la escuela este año. -Tengo que pedirle que se haga cargo de un incidente. A dos calles de aquí un viajero se ha puesto hostil, no quiere marcharse de una mesa y dice que si le fuerzan usará las armas.

Ya has hecho lo del sastre el cual se ha quedado un poco atónito ante semejante petición.

Una joven que trabaja como ayudante del palacio se os acerca. -Perdonad honorables, pero al menos uno debe atender una petición popular. -os muestra la petición firmada para ir contra un hombre acusado de talar en una parcela que pertenece a la explotación de otro.

-Un magistrado iría en otras circunstancias, pero estamos atendiendo muchas entradas de registro de los visitantes.

La mujer no es especialmente guapa, y comparada con la reciente compañía os parece hasta fea, pero es amable y va envuelta en una fragancia de cítricos.

Es lo minimo que debo hacer por ustedes -Dice Hokelsa, saboreando las palabras de la amable mujer- Me pongo a ello ahora mismo.... y no se preocupe, que no he olvidado su café -termina de decir Hokelsa con una sonrisa picara en los labios mientras sale por la puerta, direccion a sus fuentes de informacion sobre ese tal Doremo

Interrumpo el combate con el joven, con el cual me disculpo por interrumpir la sesión, y, le digo al hombre.

-Por favor, acompáñeme al lugar y meteré a ese viajero en vereda.

Sales a la calle, es una mañana aún más hermosa que la anterior, lo que te recuerda con quien ocupaste la mañana anterior y lo rápido que se fue todo al caos. La casa de Galoko, si es que esa era su casa, no está lejos de aquí, aunque sospechas que eso fue un encargo. 

Te dispones a ir a donde te han dicho, no está lejos, lo cual incrementa el efecto de competencia, no te extraña que esté tan enfadada.

Un niño se te cruza -Señor, ¿me puede decir donde está la plaza de la armonía?- le señalas a un jardín que está al final de la calle.

Al llegar al sitio ves que se trata de una casa parecida a la de tu amiga pero mucho menos luminosa, mucho menos cara.

Lo que descubres es lo siguiente.

Emplea química milagrosa, lo cual suena sospechoso. La gente se recupera tras varios días de tratamiento de dolencias crónicas, pero un cliente que debía ser de los primeros ha venido a quejarse de que le han vuelto las molestias. 

Para poder enterarte bien puedes haber entrado como un cliente, o haber acechado al hombre a su salida, como prefieras.

El caso es que le han dicho que no es una recaída sino una nueva dolencia, a raíz de eso y del convencimiento del hombre buscas conocer otros testimonios, lo que te toma un buen rato.

Al final descubres que hay cierto descontento pues al parecer les van subiendo el precio de la medicina, alegando que han sido negligentes con las condiciones de la toma, horarios, ayuno... y que ahora requieren de una versión más compleja. Eso te parece escandaloso, pero no consigues saber más, pues son muy recelosos.

Has un post narrativo comentando como lo has hecho.