Partida Rol por web

El enano se dio la vuelta en ese mismo instante, mirando duramente al elfo mientras se acercaba hacia él.

¿Me acabas de llamar enana calva? - le preguntó mientras dejaba el cuarto de jabalí sobre una columna a medio restaurar y agarraba directamente el trozo de columna, algo que para cualquier persona sería casi imposible pero el enano parecía levantarla sin excesivo problema.

¿Un jodido felfo con un laud metido por el culo me acaba siquiera de hablar? ¿De verdad?

- Yo no dije que fuera enana, yo creí que sólo era bajita - digo mientras la señora toma una columna y la levanta con mucha facilidad sobre su cabeza - ¡Wow! Ese si que es un numerito muy bueno, en mi caravana tenemos gente capaz de hacer malabares con objetos pesados, pero no tienen tanta destrezas con objetos de ese tamaño, ¿Cuántos puede levantar al mismo tiempo? Podría ser una actuación formidable, venga pongámosle un poco de música - comienzo a tocar una tonada alegre y circense con mi laúd - también podría bailar un poco, eso haría saltar sus pechos y atraería muchos curiosos al espectáculo.
 

Jaali va a decir algo finalmente cuando Itzala añade

venga pongámosle un poco de música - comienzo a tocar una tonada alegre y circense con mi laúd -

El mago se derrumba sobre su silla riendose, ante la atonita mirada de Zayifid que mira con los ojos abierto la escena

Pues podemos probarlo, ¿por qué no? - dice Dorwas dejando caer el trozo de columna al situarse frente al elfo, sin preocuparse si le pillaba un pie o no.

Pero dicen que es más divertido con otro voluntario, supongo que ahora no te cagarás y te echarás atrás, ¿no? - el enano tiende ambas manos para agarrar al músico de forma lenta, deliberada, por si se aparta.

Jonova contempló Kelmarane desde el cielo, el río describía una curva perfecta entre el verde, y sí, Jonova decía verde porque, poco a poco, la naturaleza volvía a expandirse y renacer. Los campos de Pesh florecían y grandes cantidades podían ser recolectadas cada mes, y no solo eso, sino que plantones e hijuelos de palmeras comenzaban a adornar el terreno. Entre los melones y sandías y hortalizas que habían plantado.

El calor es excelente para las plantas, simplemente hace falta canalizar un poco el agua, y hay agua de sobra. El crecimiento será cada vez mayor y éste llamará a más humedad. En unos pocos meses recogeremos la primera cosecha de dátiles. En unos pocos años...

Más allá del cinturón verde comenzaban las malas tierras... o eran malas antes, porque la cebada podía crecer en ellas, era el único cereal suficientemente resistente que podía crecer en una tierra así... para alegría de Dorwas. Jonova se había sorprendido de que el enano supiera que la cerveza procediese de otro lugar que no fuera "el barril" pero ahora ya habían recogido la primera cosecha y grandes cantidades de grano se tostaban y malteaban para su posterior fermentación...

Bueno, la princesa les había citado para aquel día y ella ya había hecho sus rezos por la mañana y practicado sus nuevos poderes (después de pasarse la noche en vela ayudando a los camelleros, con una de las yeguas que estaba pariendo y antes de eso, enseñando a las mujeres de la aldea como podrían cultivar un intersante huerto en su propia casa).

El pequeño halcón aterrizó en las afueras de la ciudad; entre las palmeras, un enorme jaguar lo contemplaba distraído, observó cómo abría las alas, como estiraba las garras... y cómo se la pegaba contra el suelo, dando varias vueltas de campana y convirtíendose en una mujer joven compuesta principalmente de nudillos, Jonova había perdido bastantes kilos en el último año. Ahora su rostro parecía ligeramente atemporal, pero no había grasa por ningún lugar de su cuerpo. Demasiado trabajo.

Maldita sea, despegar lo tengo claro, sobre todo si me subo a un árbol antes... pero aterrizar... ¿Cómo demonios lo harán? Debo fijarme más. Sobre todo antes de enseñárselo a los demás... Si estuviera Jaali aquí se reiría hasta aburrir...

Luego, después de asearse en el río, entró en la ciudad para encontrarse casi al momento con el semielfo. Con Diegen, que hacía un trabajo tan importante como el de ella. Instantes después se encontró abrazándolo.

- Deberías dormir más, semielfo. No tienes buen aspecto. Ni siquiera mi magia puede borrar esas ojeras que ensombrecen tu mirada.

Jonova, por supuesto, no decía nada de las suyas propias, parecía llena de una energía inacabable, pero ya había canas prematuras en su pelo. A pesar de su juventud.

- Ya dormiré cuando Kelmarane sea pasto de las llamas del tiempo... Aún hay mucho trabajo por hacer.

- Kelmarane no arderá... mientras alguno de nosotros siga respirando. ¿Verdad Jarael? El enorme jaguar la miró distraido y apartó una mosca con el rabo. Los nuevos mercaderes que entraban en la aldea por la mañana daban un rodeo alredor de los dos amigos y del animal. Temerosos.

Jonova pensó un instante... ¿Le veo todos los días? ¿Por qué me ha abrazado como si no le viera desde hace un año? ¿Será la excitación de saber que quizá partiremos otra vez a la aventura? Si debe ser eso... yo le he abrazado por puro compromiso, es joven y necesita sentirse apoyado. Desde luego. Le abrazaré todas las veces que lo necesite, se lo merece.

- Bueno, nos reclaman en palacio... vayamos antes de que Dorwas mencione los pechos de la princesa, otra vez, y Bethel le tire por una ventana. De todas maneras no se a quién más va a llamar nuestra "señora", no se ha vuelto a saber nada de Jaali y Morbo ahora mismo podría ir rodando...

El elfo que sabía muy bien cuando sus bromas irónicas llegaban a su fin, se apartó ágilmente y en un sólo movimiento tomó una silla por su respaldo y se la ofreció al enano, al mismo tiempo que utilizaba la silla como escudo.

- Venga amigo, tome asiento y tranquilicese, conozco el mito ese de que los enanos suelen detestar a los Elfos, pero como yo no fui criado entre elfos, carezco por completo de aberración hacia su raza. Usted debería estar encantado de haber conocido a Itzala el Bardo (o sea yo) - hago una pequeña reverencia presentándome - y de que éste sea su futuro compañero. ¿Quién sabe todas las canciones que podría escribir yo en su nombre? Imagine a la gente cantando sobre sus proezas y halagando su enorme fuerza. Piense cómo sonaría su nombre cantado en las mejores tabernas de todo Katapesh. ¿Cómo dijo que se llama?

Jaali los mira con una sonrisa, limpiandose una lagrimita

Solo por esto ya ha merecido la pena el viaje.

En fin el elfo, como buen elfo, es un cobarde. Era de esperar. No se si toda vuestra raza es asi o solo los que se nos juntan. - menea la cabeza todavia de buen humor - De verdad viene con nosotros un bardo? y el abuelo? - dice mirando a Dorwas - Y yo que pensaba que habiamos tocado fondo la ultima vez con alquel noblucho...

Suspira y ve entrar a Jonova y Diegen.

Mira, los que faltaban. - dice sin saludarles y se vuelve hacia Zayifid - A ver, cuervo de la tempestad, ya nos puedes contar tus malas nuevas.

Diegen entra en la sala junto a Jonova. Dorwas está encarándose con un elfo que interpone una silla entre ellos, y luego hay tres tipos con barba a los que no ha visto nunca, ninguno de ellos con muy buenas pintas. Uno de ellos dice, con una voz que Diegen reconocería en cualquier parte:

- Mira, los que faltaban. A ver, cuervo de la tempestad, ya nos puedes contar tus malas nuevas.

Oh, no... él no...

Los surcos alrededor de sus ojos parecen volverse más oscuros.

Jonova no parecía demasiado sorprendida de ver a Jaali. Y de que éste se dedicara a meterse con la gente que ni siquiera conocía (o eso suponía).

Mala hierba...

Aún así en el fondo se alegró de verle. Su magia podría sacarles de muchos problemas. Pero no podía dar muestras de ello.

- Vaya Jaali. - dijo acercándose al mago y pellizando su barba. - ¡Es de verdad! ¿Ya llegaste a la pubertad? Tanta magia primigenia y temporal debió atrasarte los periodos naturales.

Se acercó al enano. - ¡Hola Dorwas!, por cierto, si me mandas otra chica con bombo, que sepas que voy a ayudarla a tenerlo, como a todas las demás,  no voy a hacer abortos clandestinos, y como trates de meter a otro u otra de esos "pinchadores", también lo voy a mat...echar del pueblo, como al último. ¡Ejem! - corrigió por si Almah o Garavel estaban por ahí cerca.

El año al menos había hecho que la retraída druida comenzara a soltarse más, casi hasta tener un poco de locuacidad.

- Si las chicas no quieren comerse la hierba que les doy gratis, tendrán lo que deben tener. Ya se que es amarga, que se aguanten, o que se la den a comer a los hombres, funciona igual.

Cambió el gesto a uno menos hostil: - Espero que los barriles de cerveza que estés abriendo hayan funcionado, la cebada era bastante buena.

Luego observó al barbas de pelo blanco, al otro barbas y al elfo. Curiosa, preguntó: - ¿Un Laud? ¿Tiene la princesa Almah nuevo bardo de la corte?

Contempló la escena desde la distancia. Quieto y observador. Miró al mago y la puñalada de lo de abuelo pasó rozandole. Ya estaba prevenido de ataques de aquella indole.  Era un mago renegado, que olia a mercurio y azufre. Debil y enclenque. Demasiado pedante y de facil palabra, una mezcla que no suele llevar casi nunca a buen puerto.

El elfo le daba en vano a la sin hueso intentando quedar bien. Era un papanatas con oido musical. Un cantamañanas con olor a campo. Acabaria muerto. Enterrado en una cuneta a la primera reyerta. Se metió la mano en el bolsillo. Cogió una moneda y apostó para si mismo que asi sería.

Y luego estaba él. Aquel enano. Un borrachin de tres al cuarto. Bocazas también. Recien salido de la taberna más proxima. Seguramente sería un buen luchador. Sí. Pero también descuidado y lento. Con una gran espalda sobre la que clavar puñales en al oscuridad.

Cuando Dorwas entras notáis que Zayifid se pone nervioso. Es solo unos segundos, pero su rostro cambia rápidamente de normal a sorprendido, de sorprendido al miedo, y recupera la compostura.

Zayofid te resulta familiar. No sabrías decir porque pero hay algo en el que te resulta conocido.

Cuando las aguas parecen calmarse, de una de las puertas que llevan al interior del palacio salen tres personas: Almah, Garavel y un joven noble que conocéis como Turnling. Los tres apenas logran ocultar una sonrisa.

- Es un placer volver a veros - el tono del noble es irónico.

La joven princesa se adelanta y hace una señal a todos para que os acerqueis:

- Este hombre es Zayidif - presenta al gigantón - y nos trae malas noticias. Creo que es importante que le escuchéis, ya que quiero que os encarguéis de ello.

El hombre se adelanta y carraspea.

- Como ya le he dicho a alguno de vosotros, soy un viajero servidor de Serenrae. No pertenezco a ningún lugar y he atravesado las arenas de Osirion, alcanzado las planicies más occidentales de Nex y recorrido la mayoría de nuestro Katapesh. - habla en tono algo grandilocuente - He visto mucho en mis viajes, he llevado la redención de la Rosa del Amenecer a muchos lugares, y he visto crueldades y guerra por doquier. Es de esto último de lo que tratan mis noticias.

- Las noticias de vuestra derrota de los Kullis han llegado lejos, he oído comentarlo hasta en la costa. Pero también se han propagado por las montañas y he escuchado terribles rumores durante mis viajes. Rumores sobre tribus de gnolls uniéndose en las faldas de la Montaña Pálida, unidos bajo una bandera, la bandera del Rey Carroña.

- Pero no es lo único que ha llegado a mis oídos. Se dice que en su refugio de la Casa de la Bestia el Rey Carroña esta buscando un arma. Un poderoso artefacto del pasado que le permitirá destruir Kelmarane con facilidad.

- Yo no sigo el camino de la guerra. Serenrae nos enseña sobre el perdón y la redención, pero también nos dice que a veces la guerra es inevitable. Sin embargo otras veces hay otros caminos. Los gnolls son gente sin foco, el hecho de que Rey Carroña los haya unido habla mucho de él. Estoy en contra del asesinato de cualquier criatura, pero si el Rey Carroña muriera significaría que la guerra se podría evitar.

- Yo soy demasiado viejo para luchar, no viviré mucho más y no deseo acabar mis días en medio de la estupidez de la batalla. Pero vosotros sois héroes.

Con solemnidad acaba su discurso y se hecha hacia un lado.

Un poco cansado por el largo discurso Garavel es escueto:

- Hemos confirmado la concentración de gnolls. Los rumores sobre el Rey Carroña y la búsqueda del arma definitiva son comunes desde que empezamos a interesarnos por el.

- ¿Alguna pregunta?