Partida Rol por web

El bardo subió las escaleras con ligereza a pesar de que ya peinaba algunas canas. Al llegar al nuevo piso, primero escucho en todas las puertas y miro por las cerraduras en busca de pistas. Si no había nada interesante empezaría por la puerta sur (habitación 16).

Murgen siguió al alegre trovador por las escaleras, alabarda en ristre. Lo que habían visto en la planta baja le dejaba claro que había un riesgo real en aquella mansión... Vamos a morir aquí... Carbonizados como pollos olvidados en el horno... Recordaba el olor de la carne humana chamuscada de cuando saqueaba poblados con los cobradores de tributos. Ese olor no se olvida nunca, ese y el de la carne devorada por gusanos, un olor penetrante, cruel y amargo. El olor de la muerte y la miseria. 

Comprendió las intenciones del Bardo y se colocó en la puerta, esperando que Connor decidiera si iba a abrirla o revisarla antes. En cuanto su compañero girase el pomo, Murgen entraría para atacar a lo que hubiera dentro. Velocidad y maniobra, la base del soldado de infantería.

Ya que habían elegido habitación, Ashena ordenó a Borg abrir, veamos que nos esperaba en el nuevo piso.

La puerta de entrada al ático estaba completamente destrozada, parte de la cuál estaba carbonizada. Sea lo que sea que pasó por aquí debía arder y debía tener una fuerza impresionante.

Por lo que podéis deducir, alguien cerró la puerta pero tras él, algo la destruyó. Suponéis que algo pasó aquí arriba, el sirviente escapó y se refugió en la segunda planta pero nunca llegó a salir.

Señorita Meckari, usted que es ducha en saberes ¿Qué criatura ha podido hacer esto? Una criatura que tiene la capacidad de carbonizar las cosas, pero rehúye de la luz. ¿Un dragón vampiro tal vez? Comento con una sonrisa en la boca. Conor no creía en los dragones, solo eran criaturas de cuentos, y mucho menos que hubiera un dragón vampiro que entrara en esa casa.

Habrá que entrar. Estar atentos. Como siempre cedió el privilegio de ser el primero al esqueleto.

Señorita Meckari, usted que es ducha en saberes ¿Qué criatura ha podido hacer esto? Una criatura que tiene la capacidad de carbonizar las cosas, pero rehúye de la luz. ¿Un dragón vampiro tal vez? 

 - Hay tantas cosas que usan fuego, infernales, elementales, y ha muchos habitantes de esta zona no les gusta la luz, investigar eso es un callejón sin salida.

Murgen entró preparado para combatir lo que fuera

Se os olvida el sospechoso más posible. Dijo con tono fatalista. El hombre.

Había oído historias sobre hechiceros locos que lanzaban bolas de fuego y el ser más cruel del mundo siempre sería el humano, aunque la competencia era intensa.

El fuego parece haber sido provocado por una criatura ajena a todo lo existente a Ravenloft. Sea lo que sea no es de este mundo.

Toda la sala (16) está quemada. Arañas, telarañas, muebles antiguos. Algo estuvo aquí atrapado y no dudo en quemarlo todo hasta los cimientos con tal de pasar. Al final, parece que logró abrirse paso por la puerta y bajar al segundo piso. Suponéis que el sirviente atrapó al ser y lo retuvo aquí. Hay tres habitaciones abiertas, con las puertas destrozadas, pero una (20), de hierro, parece haber aguantado. La cerradura es grande y antigua.

Creo que alguien estaba muy cabreado. Comento de modo jocoso el bardo. Antes de analizar la cerradura, inspecciono las otras habitaciones en busca de pistas. Parece que el doctor llamo a alguien que no deseaba.

Finalmente se acercó a la puerta con la gran cerradura. ¿Llamamos antes de intentar entrara?

Murgen miró con sonrisa sardónica a Connor, simuló tocar una puerta imaginaria y con voz de falsete dijo...

Disculpe señor engendro del averno que escupe fuego ¿Está usted presentable? Se acercó a la puerta de hierro y buscó si las bisagras estaban dentro o fuera, observó el estado de las paredes buscando debilidades, el calor solía fragmentar los ladrillos y volverlos quebradizos. Entiendo, Señor Connor, que usted será un experto en cerraduras como las de los cinturones de castidad ¿Cierto?

Ahmmm, machitos con sus bromas...

- Llamar no es precisamente la jugada más inteligente del mundo, hay que estar preparados para cualquier cosa, de este mundo u otro.

Como si una voz divina le susurrase al oído, Murgen recordó la llave de la planta 2. Antes de meterla en la cerradura miró al resto

Si esto estaba abajo, lo que haya aquí lo encerraron antes de que ocurriera todo ¿no? Acto seguido metió la llave en la cerradura y trato de hacerla girar.

Murgen abre la puerta y entráis en una sala que parece ser la habitación de los niños. De pronto, algo viscoso quita el colgante luminoso del bardo, rompiéndose en mil pedazos. El no muerto, por su parte, sigue teniendo la antorcha incrustada en sus costillas por lo que seguís viendo. Una mole verdosa sale reptando por el techo hacia afuera.

Sea lo que sea alguien o algo lo había encerrado ahí dentro.

El bardo se separa del rango de acción de la criatura. ¿Qué es esto? Otro engendro salido de uno de esos portales. Sera la criatura que escupe fuego.

Murgen empezó a cerrar la puerta sin hacer movimientos bruscos, intentando cerrar sin dar un portazo y echar la llave cuidadosamente.

Si esto está aquí encerrado, será por algo...

- Dudo que esa masa viscosa pueda echar fuego, eso requiere una forma más... evolucionada, aunque si no ataca lo mismo quiere huir de aquí, podría ser útil.