Partida Rol por web

La Casa en los Confines

La inquietud de Everett Andrilowski

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17/07/2016, 19:28
El bosque oscuro.

Bastante adentrada en los bosques que rodeaban la Cabecera de Kingsport, Everett Andrilowski tenía su vivienda. Una pequeña cabaña solitaria.

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21/07/2016, 09:14
Everett
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Antiguo refugio de cazadores, cayó en desuso cuando el crecimiento de las poblaciones cercanas hizo innecesaria su existencia, ya que avanzando un par de kilómetros más ya podía uno alojarse en un hotel con bastantes más comodidades que esta espartana cabaña.

Tras una puesta a punto realmente laboriosa, que fue hecha habitación por habitación en un plazo de año y medio, la cabaña ya casi hasta parece una residencia de veraneo para aristócratas burgueses. Está conformada por 3 habitaciones de igual tamaño que dan a un amplio espacio central, que hace las veces de salón/cocina/comedor y que cuenta con una chimenea, no muy elegante pero si muy efectiva a la hora de caldear la casa. No dispone de agua corriente ni electricidad, pero hay un pozo de agua de excelente calidad justo en la puerta.

A unos 50 metros de distancia, hay una pequeña cuadra, con capacidad para 6 caballos (un poco apretujados) que también cuenta con una letrina que da a un pozo negro. 

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23/07/2016, 20:54
El bosque oscuro.

A pesar de que podría muy bien haberse alojado en el mismo Kingsport, su patrón, el alcalde Cabot, jefe de los Cabot, había insistido que, con el sueldo, venía aquella vivienda. No era tan barato vivir bien en Kingsport. Ser una ciudad turística había hecho subir el mercado inmobiliario demasiado para el sueldo que cobraba, y el lugar era agradable. Solitario, aun en medio de una región más densamente habitada de lo habitual.

Se encontraba al pie de la Cabecera de Kingsport, no lejos de la carretera de Arkham. Pero algunos días, se diría en medio de tierras salvajes jamás holladas por el pie humano.

El viejo Cabot insistía en que muchas de las propiedades de la familia siguieran en ese estado de abandono que caracteriza a lo feraz, lo primitivo. Había sabido conquistar a los miembros más jóvenes de su familia sacando rédito incluso a eso: no eran pocos los grupos de cazadores a los que, durante el verano, Everett tenía el encargo de acompañar a cazar aves o, incluso, los últimos ciervos que todavía había por la zona. No menos abundantes eran los grupos de estudiantes de las escuelas o universidades privadas a los que guiaba para que recogieran muestras para sus cursos de biología o ciencias naturales. Tampoco faltaban los artistas -pintores o poetas- a los que se daba permiso para vagar por la zona, y Everett tenía la misión de que los grupos no se molestaran unos a otros -que algún cazador no pegara un tiro a un pintor de tres al cuarto, o que los chavales no espantaran a los patos cuando iban a anidar a algunas de las marismas cercanas al río-. Eso y muchas otras pequeñas labores tenían al hombre muy entretenido durante todo el año, y durante el largo invierno, la estación más fría y solitaria, siempre podía dar un paso y probar a frecuentar zonas más civilizadas.

Un trabajo excelente, si te gustaban estas cosas.

El viejo Cabot insistía en que viviera en esa casa de troncos, y prohibía toda actividad fuera de programa en las extensas tierras de la familia.

Llegaban hasta la Playa de Martin hacia el norte, cruzando el Miskatonic; y hasta la autopista y el vertedero por el sur, junto a la costa. Hacia el oeste, limitaban con el cementerio de Lo Alto de la Colina y con el Viejo Polvorín, y hacia el este acariciaba los límites de las tierras -lamentablemente sobreexplotadas- de otras viejas familias de Beverly.

Notas de juego

Otro día pongo más cosas, pero puedes colaborar con lo que se te ocurra. Ambientamos y nos ponemos en el tono y en el lugar adecuados :)

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26/07/2016, 22:14
El bosque oscuro.

Invierno. Noche. ¿Hace falta saber qué año es? En momentos como este, semejantes datos importan poco. Sabemos que han pasado algunos años desde la Gran Guerra y que Everett se ha acostumbrado a su trabajo.

Hace un frío intenso fuera. El fuego está inquieto en la chimenea, las llamas danzan, pero a Everett le parece que las llamaradas más grandes se dirigen hacia el mar. A saber por qué.

En esa dirección está la puerta de la casa, bajo un porche que, durante el verano, Everett usa para fumar y tomar cervezas tras la dura jornada del día.

Llaman a la puerta. A estas horas... ¿Quién será?

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27/07/2016, 11:49
Everett
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Everett escucha fastidiado la llamada.

Tenía en el fuego un magnífico guiso de garbanzos y zanahorias que pensaba meterse entre pecho y espalda en cuanto estuviese listo. El de hoy había sido un día particularmente ajetreado, incluso esa mañana había tenido la mala suerte de pisar inadvertidamente un charco helado que cedió bajo su peso calándole una de sus preciadas y cálidas botas (que llevaba todo el día junto al fuego y ya debía de estar bastante seca), por lo que se había obligado a pasar todo el día con unos quizá elegantes pero totalmente fuera de contexto mocasines, que ahora tenían una no-tan-elegante patina de barro helado cubriéndolos completamente.

Bajo la luz mortecina del fuego de la cocina/chimenea la sombra de Everett parecía incluso amenazadora cuando giró de improviso para ir a abrir la vieja puerta.

- Seguro que es aquel maldito poeta alcohólico, que se ha vuelto a perder y pretende pasar aquí la noche... si no fuese porque es invierno y podría morir congelado ahí fuera le mandaba a dormir la mona a la cuadra.

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27/07/2016, 20:25
El bosque oscuro.

Abrió la puerta para ver quién venía a molestarle a estas horas.

Nadie. Oscuridad. El lamento del viento helado. El crujido de las ramas desnudas. Las estrellas nítidas, como cientos de ojos insolentes mirando fijo.

Recordó algo que le habían dicho como si alguien le hubiera tocado el hombro amablemente (pero no había nadie): el cuero no debía secarse al fuego. Se cuarteaba, se rajaba. La bota debía haber quedado arruinada. ¿Cómo podía haber sido tan tonto?

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29/07/2016, 14:09
Everett
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- Maldición.

Everett, echa un vistazo y, tras cerciorarse de que no hay nadie (habrá sido el viento, o quizá alguna alimaña) cierra la puerta de un portazo y se dirige hacia la chimenea, a ver que ha sido de la bota.

Caliente está, pero no parece haber quedado demasiado bien.

Notas de juego

Yo no tengo ni idea de eso de secar botas de cuero al fuego, no se si el PJ lo sabría o no.

Guardián: cómo se nota que eres militar de los de oficina XD O de los modernos: seguro que gastáis botas de goretex pa las maniobras ;) No importa, hombre. Es un pequeño detalle.

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30/07/2016, 14:45
(Kingsport, policía) Tristam "Tris" Crane

El día había sido duro. Everett había tenido que salir al rescate de un par de tipos que no habían tenido mejor idea que salir a pasear mal calzados y peor vestidos por lo más profundo de los bosques para, cómo no, perderse sin remedio.

Habían sido encontrados a muy poca distancia de la carretera de Arkham casi al anochecer. Uno de ellos tenía ya parcialmente congelados un par de dedos de los pies. El operativo de búsqueda había incluido a Everett, dado que conocía bien la zona,  Tris, el Jefe de policía, y los agentes Stephen Lord y Otis White, todos al mando de otros tres o cuatro hombres de la zona.

Aun se demoraba en la cabaña el jefe, Tris. Ya estaba oscuro. Tenía ganas de charla. Everett y él tomaban caldo que quedaba del día anterior.

...y, ya ve, Andrilowsky, yo que siempre he detestado que los alrededores del pueblo estuvieran tan salvajes... Antieconómico, siempre lo he dicho. Antieconómico. Y refugio de ladrones y maleantes, y alimañas. Y ya ve que, a pesar de lo de hoy, que no ha sido un problema menor... Figurese. Un ayudante del fiscal, la mala prensa que hubiera traído que lo devorara un oso... (¿osos? ¡Ja! Años hacía que no se veía un oso por aquí.) ...Pues da de comer. Estos turistas dan de comer al pueblo, ahora que la mar ya no da de comer a la gente. Así que, después de todo, el viejo alcalde tenía razón...

Llamaron a la puerta. Tris se quedó mirando hacia Everett, esperando a que fuera a abrir.

¿Quién será a estas horas? Abra, muchacho, abra.

Andrilowski ya había olvidado el incidente de la noche anterior. Cualquiera lo hubiera hecho, después de tener que caminar todo el día con una bota que calaba. Arruinada. El cuero se había cuarteado y no había grasa en el mundo para tapar esas costuras.

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31/07/2016, 00:26
Everett
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- Será algún oso, habrá oído que hay un ayudante del fiscal por aquí y querá presentarle sus respetos o algo...

Dice Everett de la que se dirige hacia la puerta.

Notas de juego

No, lo que ocurre es que no nos dejan hacer fogatas, porque puede haber incendios forestales y porque se ven desde el quinto pino. Si se te mojan las botas... te jodes y sigues andando.

Afortunadamente, ya he acabado la academia y ahora muy rara vez tengo que pasar por experiencias de este tipo, ahora mayormente me dedico a reparar ordenadores y tramitar expedientes.

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31/07/2016, 12:00
(Kingsport, policía) Tristam "Tris" Crane

La puerta mostró, una vez más, el vacío de la noche. Entró en la casa una corriente helada y algunas hojas secas. Hacía viento: corría del interior hacia la mar, y la casa se interponía en su camino, así que se dedicó a juguetear con aquellas hojas secas, haciéndolas bailar por todo el salón, mientras el Jefe esperaba en vano saber quién había llamado.

¿Qué clase de broma es esta? dijo, por fin, bastante mosqueado.

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31/07/2016, 12:05
Everett
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- Es curioso... ayer me pasó exactamente igual. Supongo que será el viento que ha hecho golpear alguna rama contra a puerta.

Mañana lo mismo me paso por el pueblo, tengo que comprar unas botas nuevas. Igual aprovecho y me compro una de esas bocinas que llevan los velocípedos para dejarla junto a la puerta, a modo de timbre. Así ya no tendría que levantarme cada vez que el viento hiciera de de las suyas.

Everett cierra la puerta con desgana y vuelvo a su sitio.

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08/08/2016, 00:25
El bosque oscuro.

Durante aquella noche, a Everett le quedó la sensación de que había visto algo brillante. Una cosa pequeña. Una nadería, quizá, al abrir la puerta. Algo que había atrapado el brillo de su lámpara de petróleo cruzando la noche iluminada por la luna.

Era una sensación parecida a la de aquel sonido que tenían algunas campanillas: agudo pero, a la vez, tenue. Uno de esos sonidos que se te clavan en el espacio que hay entre un oído y otro.

Y bien. La mañana siguiente fue como otra cualquiera: niebla al principio, un sol bajo y frío el resto de la jornada. El trabajo normal: erraban aquellos que pensaban que tenía menos preocupaciones durante la etapa invernal. Lo único que ocurría era que el trabajo suponía preparar todo para el verano, cuando de verdad se sacaba rédito a aquella tierra.

Despejar senderos, reparar el tejado, pasar a limpio el archivo de clientes, responder al correo... Había un grupo de aficionados a la mecánica que ahora estaban emprendiendo la labor de crear velocípedos a cual más original. Reconvertían vehículos. Cuando podían se reunían en la explanada más a mano y hacían carreras con sus engendros mecánicos.

Everett tenía un pequeño taller que exigía un mantenimiento constante, dado que lo usaba mucho. Salían pequeñas chapuzas. El señor Cabot aprovechaba las habilidades de su empleado al máximo, de manera que siempre tenía alguna reparación por hacer. Ahora tenía ahí desmontado un viejo DMG Dernburg-Wagen de los primeros que salieron en 1907:

Un trabajo duro reparar ese armatoste. Algunos recambios los había tenido que hacer a mano, con un torno de precisión que le había costado los ahorros de más de un año. Hacía ya tiempo que Everett había determinado que a este coche había que repararle los ejes. Algún camino accidentado (o quizá el fuego de artillería durante la gran guerra) había causado su baja. Pero una cosa era el diagnóstico, y otra cómo proceder. A esta preciosidad le iba a sacar unos buenos dólares, si es que se decidía a venderlo cuando acabara con él.

Así pues, cuando durante la noche volvieron a llamar a la puerta, se había vuelto a olvidar del incidente. Recordó el brillo. Era el típico recuerdo de un sueño que se pierde en los diez minutos siguientes al despertar, cuando la vigilia se adueña de uno. Ahora volvió con repentina claridad. El brillo de algo pequeño, metálico. Plateado.

La puerta esperaba.

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09/08/2016, 09:15
Everett
Sólo para el director

Notas de juego

¿Ya fui al pueblo a por las botas y la bocina?

http://www.eldeladahon.com.es/wp-content/uploads/2...

Guardián: También :), Pero no sonó, y el viento tampoco te parece que haya sido.

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13/08/2016, 10:30
Everett
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Levantando la vista de un catálogo de herramientas de Sears que estaba ojeando, grita:

- ¡Usa la bocina! Que para eso la he comprado, coño...

Everett se dirige fastidiado hacia la puerta, a ver quien es el imbécil que le reclama a estas horas tan intempestivas.

Notas de juego

Jefe, si me respondes editando un mensaje no me aparece la novedad, por lo que no me entero de que has respondido.

Hippie, que eres un hippie.

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13/08/2016, 16:47
El bosque oscuro.

Abrió. Nadie.

Espera... había algo en el suelo. Fuera quien fuera que estaba gastándole bromitas, esta vez había dejado caer algo. Una cadenita. La tomó. Una cadenita de plata.

Seguramente sería una pulsera... o un collar pequeño. Para un cuello muy delgado. Pero, era raro, no parecía tener broche. Puede que se hubiera despegado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Hippie, que eres un hippie.

Por favor... Hippie Metal, acaso. Pues cuando a mi me lo hacen mis másteres si me sale aviso :S

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13/08/2016, 22:01
Everett
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- Pero qué cojones...

Everett recoge la cadena extrañado y se la queda mirando estúpidamente.

- Supongo que esto estaría aquí antes, pero mía no es, supongo que se le caería a Tris. Lo que está claro es que ella no ha sido la que ha llamado a la puerta. Esto es de locos...

Sale de la cabaña, escamado, y echa un vistazo a su alrededor, en busca de cualquier persona o anomalía, rodea la cabaña y echa un vistazo a los establos y la letrina. Por último, rebusca concienzudamente junto a la puerta, por si hay algún colgante o algo que haya podido caerse de la cadena.

Notas de juego

¿Están tocando a la puerta siempre a la misma hora o es a horas diferentes?

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13/08/2016, 23:17
Guardián de los Arcanos

Notas de juego

Están tocando más o menos a la misma hora. Poco después de anochecer completamente. Oscuro total. Casi no ves la cadenita, te ha ayudado que la luna comienza a engordar y que hoy no hay demasiada niebla.

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14/08/2016, 00:34
Everett
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Notas de juego

OK.

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14/08/2016, 11:43
Guardián de los Arcanos

¿Podría ser de Tris? No era algo que llevara un hombre. Quizá, si se le había caído a él, fuera de su mujer o de una de sus hijas. Quizá la había guardado para llevarla a poner ese broche que le faltaba.

Pero todavía había que hacer la cena, e ir a dormir. Mañana sería un día duro: había que ir con la cuadrilla de Jonas a cortar algunos árboles que se habían tronchado con la última galerna. Aquellas ramas añosas cruzaban por encima de un camino muy transitado por artistas durante el verano, y lo cruzaban a más de veinte metros de altura. ¡Cielos! Había olvidado comprobar que las sierras y las hachas estuvieran afiladas, engrasadas y, en general, a punto. A las 7 estarían con la vieja camioneta, las escaleras, las cuerdas y todo lo demás.

Y algo más que se le olvidaba...

Notas de juego

Para intentar averiguar qué se te está olvidando, tira por idea :) En abierto.

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14/08/2016, 11:53
El bosque oscuro.

Anda que te anda, Don Poppins caminaba por el bosque oscuro. Negro como... como... El carbón ya estaba muy manido. ¿El culo de una mona? Bah, grotesco, demasiado grosero. La pez era otro clásico. ¿Cómo era la negrura?

Los espacios entre las zarzas y las ramas parecían entradas a ignotos e infinitos espacios llenos de ojos y susurros. El viento acariciaba los umbrales añosos nimbados de hojas y espinas de aquellas cuevas bostezantes que se presentían entre las zarzas. A pesar de que hacía mucho, pero que mucho frío, y de que la niebla lo envolvía todo con su telilla lechosa (la luna se aprovechaba de aquellos jirones de vapor helado para colarse hasta llegar bajo las bóvedas arbóreas, culebreando traviesa), el bosque oscuro parecía lleno de vida: crujidos misteriosos, movimientos súbitos, cantinelas de pájaros semidormidos que iban despertando réplicas más o menos indignadas de rama en rama... el sonido de las pisadas de Don, mientras buscaba un adjetivo original para aquella oscuridad llena de matices.

Bueno, que era invierno, de noche y Don caminaba por el bosque en torno a Kingsport para llegar a la mansión (cabaña, cabaña, pero a Don le parecía una mansión) de Everett.

Hoy cenaba con Everett Andrilowski.

Bastante adentrada en los bosques que rodeaban la Cabecera de Kingsport, Everett Andrilowski tenía su vivienda. Una pequeña cabaña solitaria.

Antiguo refugio de cazadores, cayó en desuso cuando el crecimiento de las poblaciones cercanas hizo innecesaria su existencia, ya que avanzando un par de kilómetros más ya podía uno alojarse en un hotel con bastantes más comodidades que esta espartana cabaña.

Tras una puesta a punto realmente laboriosa, que fue hecha habitación por habitación en un plazo de año y medio, la cabaña ya casi hasta parece una residencia de veraneo para aristócratas burgueses. Está conformada por 3 habitaciones de igual tamaño que dan a un amplio espacio central, que hace las veces de salón/cocina/comedor y que cuenta con una chimenea, no muy elegante pero si muy efectiva a la hora de caldear la casa. No dispone de agua corriente ni electricidad, pero hay un pozo de agua de excelente calidad justo en la puerta.

A unos 50 metros de distancia, hay una pequeña cuadra, con capacidad para 6 caballos (un poco apretujados) que también cuenta con una letrina que da a un pozo negro. 

Algo así había imaginado Don que escribía en su elegante diario... del que carecía, cuando había estado en su última visita. Si se pusiera, seguramente daría sopa con ondas a Fawkes. Pero para eso se necesitaba una más que elegante máquina de escribir, qué narices. Eran palabras indignas de un viejo diario costroso. Una máquina engrasada y reluciente que hiciera "ting" al cambiar de renglón y que...

Había coincidido con Everett aquella mañana, en la ferretería Braxton, donde intentaba adquirir unas botas nuevas. Don se arreglaba su propio calzado, aprovechando las herramientas y el taller que el dueño, Braxton, le dejaba usar.

Cuando por fin llegó a la casa, supo para qué era aquella bocina de automóvil que también había adquirido Everett por la mañana. Ahora estaba montada justo donde debería haber habido un timbre para llamar. Y bien. ¿Cómo sonaría? Cierto, cierto, Everett la había probado a conciencia en la ferretería. Pero... ¿Cómo sonaría aquí?