Partida Rol por web

Muy bien, estoy de acuerdo...

Sin duda parezco decepcionado y contrariado. Sin embargo, tampoco puedo hacer nada más de momento.

Cuando se vayan, despues de echarlos, seguiré a uno de ellos armado, disfrazado con mi tunica de mendigo y  escondido.

No puedo esconder la satisfacción que me produce poder disfrutar de una agradable mañana con mi amigo Parchan. Avanzo por las calles sin apenas pensar en el dichoso pergamino que me tiene obsesionado desde hace días. Ahora lo he hecho pero fugazmente.

Al doblar la última esquina lo observo esperándome en la puerta. – Saludos Parchan me alegro mucho de volver a verte. Has tenido una gran idea al elegir este sitio para reunirnos, ¿Qué celebramos? – Mientras le doy un buen apretón de manos.

Parchan estaba esperando en la puerta de los Baños, sumido en sus pensamientos - ¿qué trabajo necesitarán en un sitio así? He oído que hay muchas y bellas esclavas, pero que son prácticamente inaccesibles... - mil y una preguntas que se resolverían en breve, cuando Joanuth apareció - Jajaja - rió ante la pregunta de su amigo -en verdad, no celebramos nada. Buscaban un par de magos para algún trabajillo, y pensé que podríamos ser la pareja ideal. ¿No habías pensado nunca en entrar en un sitio así de manera habitual? - respondió.

Entrais nuevamente juntos a la habitación, donde ambos guardias os están esperando...

Al entrar me recuesto contra la pared y , con los brazos cruzados, digo:

Bueno, la cosa está clara. Estais despedidos. Podeis coger vuestras y cosas y largaros de aqui. Yo de vosotros no iría muy lejos. Puede que recibais la visita de la guardia mas pronto que tarde.

Las palabras de Zandar molestan visiblemente a los guardias. Pero ambos tienen el suficiente juicio como para no mostrar su enfado. Simplemente miran un instante a Briareos, esperando que este ratifique o no a su compañero

Dejo escapar un suspiro leve. Es la manera mas rapida y perder el tiempo en estos detalles nos aparta de lo que realmente vinimos a hacer... Les miro fijamente, hablando en tono claro y directo.

-Es correcto lo dicho por Zandar. Podeis tomar vuestras cosas y marcharos. Buenas noches.

No comento que comprendo por mi parte que es un error... Son trabajadores y no son mas importantes que lo que su utilidad indique.

Tardan escasos minutos en recoger sus cosas e irse, sin decir ni una sola palabra, pero con un claro malestar y disgusto

-Mañana vas y alquilas unos nuevos. A tu gusto, pero con TU salario. +comento a Zandar, luego que los hombres se retiran.+ Ahora si no hay mas...

Le vuelvo la espalda, aprontandome a retirarme y continuar con mis cosas...

No. No hay mas le digo aun cabreado.

Briareos se ha marchado. Tu veras lo que haces. Los guardias, eso si, te llevan cierta ventaja

Cojo la ropa de mendigo y echo una carrera hasta alcanzar a verlos. Entonces paso a modo sigilo. Me muevo entre las masas de gente o , en su defecto, de esquina a esquina de los callejones. Si en algun momento tengo acceso a los tejados, los seguiré desde las alturas.

Como bien sabeis de vuestra anterior visita en este momento hay pocos clientes en los baños. La puerta, eso sí, está abierta, y el murmullo del agua, y cierta sensación de calidez emana de la misma, contrastando con el frío ambiente del exterior, en donde ambos os encontrais.

Vaya parece que Parchan tiene motivos para pensar que nos haremos con bastante oro. – Lo había pensado muchas veces pero siempre había preferido dejarlo para cuando pudiera ser un visitante habitual. Puede que tu tengas mucha fuerza de voluntad pero he oído de gente que una vez ha entrada cada vez lo ha tenido que hacer mas a menudo.

Por su cara de desconcierto parece que he conseguido conseguirlo. – Tranquilo si hubiera querido una vida sin riesgos y recatada no hubiera venido aquí a Nigerthia. Habría buscado una pequeña cueva y me hubiera echo un ermitaño.

Sonriendo ante el comentario, Parchan propuso entrar - Bien, veamos que es exactamente lo que necesitan.

Desde su anterior visita a los baños, sabía que Joanuth había estado deseando buscar una escusa para volver a encontrarse con Monique, y ésta era una ideal.

- ¿Crees que Monique se acordará de nosotros? - preguntó indiferentemente - tiene que ver cada día a tanta gente que no se yo si... - dejó inconclusa la pregunta al encontrarse ante uno de los esclavos que se encargaban de la recepción de clientes.

- Buenas, querríamos tratar con algún responsable de personal del recinto - dijo escuetamente al esclavo.

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