Partida Rol por web

Tu guardia pasa sin complicaciones, y cuando ves que las estrellas están como debieran, y que ya empieza a dibujarse la aurora, comprendes que ha pasado tu turno. Le correspondería el turno a los lanzadores de conjuros.

Xiaoyan se acerca a los lanzadores de conjuros y en tono neutro les anuncia que ha llegado su turno.

Una vez comprueba que ambos se levantan, se arrebuja de nuevo en su rincón, dispuesta a descansar un rato más.

Despierto, cuando el sol ya ha salido, acuciado por Xiaoyan... Flexiono los hombros, brazos y piernas, desperezandome completamente antes de siquiera salir de mis mantas y me levanto. Luego comienzo a vestirme antes que nada, quedando completamente equipado en unos minutos. Con una seguridad familiar, miro a Acrolis que tambien esta levantandose y le indico que traiga unos leños antes de ponerse a estudiar, yo cocinare.

Luego me hago cargo de preparar la comida mientras el alista sus conjuros, manteniendo la vigilancia mientras se calienta la misma, dando una vuelta al campamento y comprobando que los animales esten bien.

Intento controlarme recordándome el motivo por el que la hemos contratado que es el de aumentar nuestro prestigio y que nos presente a gente importante que nos pudiera contratar.

Miro a Parchan con un esfuerzo de voluntad ya que sólo tengo ojos para Monique. – Intentemos recordar porque hemos venido aunque no se si lo hare de aquí unos instantes.

Es perfecta. Incansablemente, mucho tiempo después de que ambos esteis saciados, os complace con su lengua, con su boca. Con todo su cuerpo. El vapor de agua que se condensa en la estancia se une a vuestro placer, y tras el placer oral, Joanuth la penetra vaginalmente mientras Monique parece experimentar un enorme placer, lo que no le impide seguir complaciendo a Parchan con su boca. Tras diez minutos de intensa penetración que le depara un placer inmenso e insospechado antes de empezar la mañana Joanuth se corre en el interior de la esclava mientras esta se gira, ofreciendo su sexo y su culo a Parchan y lamiendo y besando a Joanuth.

Parchan tarda mucho más, y muchas figuras sexuales se dibujan en el baño cálido, mezcladas con los gemidos de placer. Tomarla mientras ella está echada con medio cuerpo fuera de la bañera, o tomarla analmente, o volver a sentir el inmenso placer de los labios de Monique sobre su sexo. Durante una larga hora placer. Mucho placer.

Mientras varias personas entran a los baños, y escuchais voces, aunque como es costumbre nadie entra en el baño que tan gratamente estais utilizando. Cuando tras ese tiempo Parchan termina de desfogar sus ansias y apetencias en Monique esta os besa a ambos con sumisión en las manos y espera nuevas órdenes.

El sexo con Monique fue algo inusitado. Mejor que el que le proporcionó Elisea cuando estuvo con él, de forma que se dejó llevar, recordando la imagen de la joven 'indigna', y se entregó completamente a ello, olvidando lo que estaban haciendo allí.

Las caricias y besos de ésta resultaban tremendamente sujerentes e insinuantes, dando el toque justo de sexo que requería cada movimiento. Parchan intentó, en un principio, satisfacer rápidamente su necesidad para poder dedicarse a lo que habían venido a aquellas termas el mayor tiempo posible pero, tras unas posturas súmamente excitantes y motivadoras, hacía mucho tiempo que el joven no practicaba sexo de calidad y no pudo resistir la tentación.

Tras unos momentos compartiendo a la chica con su amigo, cosa que le proporcionaba el toque justo de morbo a la escena, éste, Joanuth, se retiró, sin saber Parchan por qué, pero no fue motivo para que pararan con sus juegos de caricias y penetraciones -  quizás quiera mirar esta vez - se dijo, sin darle más vueltas a la actitud que tomaba su compañero de juegos.

Los minutos pasaron, sin que ninguno de los dos jóvenes pudieran parar de meterse mano. Por arriba, por abajo, en el agua, con la esclava metida en la celda, cualquier sitio era bueno. Poco a poco fueron probando todos los sitios, posturas y agujeros que les dió tiempo en la hora que Parchan pudo mantener el ritmo de Monique.

- No puedo más - dijo en un momento en el que la esclava relamía los efluvios que iban saliendo del miembro viril de Parchan - eres magnífica, Monique. Jamás me había sentido tan realizado anteriormente - satisfecho no hubiera sido suficiente, después de las clases de sexo que acababa de recibir por parte de la esclava. Quien lo iba a decir, cuando Parchan siempre había huído de este tipo de placeres por creer que no iba a poder conseguir el nivel casi perfecto que, a su parecer, había alcanzado con su amada Elisea.

- Esta esclava se alegra de haberos complacido mi señor. Si lo deseais puedo salir y tomar unas toallas y aceites y así daros a ambos un masaje. A estar horas tal vez haya alguien en los baños

Parchan asintió con su cabeza en un principio, aunque reforzó su gesto con su voz - por favor, si te sientes capacitada aún - le resultaba sorprendente el aguante de la esclava, aunque alguien que trabajara en aquellos baños debería cumplir unos requisitos muy altos para seguir con vida allí dentro seguramente.

No, no estoy tan en forma como Parchan tendré que conseguir un buen encargo y venir unos cuantos días a que me entrene Monique sin avisarlo.

- Muy buena idea Monique de paso observa si hubiera alguno de los que nos comentaste.

Monique asiente a vuestras palabras y se introduce nuevamente en el baño, dejando que el agua caliente la limpie y le masajee unos instantes. Tras esto sale, vuelve a ponerse sus exiguas ropas y sale de la habitación

Al cabo de un corto tiempo la esclava llega con una bandeja llena de aceites, perfumes y toallas, que deposita en el suelo, al lado de la poza de aguas en donde ambos seguís descansando.

- Amos, ya ha llegado Cemasst Nimdrai, el cliente del que os hablé. Se encuentra charlando con el señor Tiasel Al-Undrali, sumo maestro de la orden del templo del crepúsculo dorado* - un estremecimiento involuntario atraviesa el cuerpo de Monique- Mi amo, el dueño del establecimiento, también estaría interesado en saber si van a desear comer y beber un poco. Aunque ni una cosa ni la otra entra en lo ya pagado

Lo cierto es que una buena comida, y una buena bebida, suenas apetecibles después del sexo extraordinario que habeis recibido.

Por supuesto - respondió a la propuesta de la esclava. ¿Quién podría negarle algo en esos momentos? -  es más, intenta informarte de si el señor Nimdrai lo hubiera hecho ya para poder invitarle, al menos a un café - pidió sin consultarlo con su amigo, aunque supondría que expresaría su negativa si lo considerara oportuno. Luego se tumbó bocaarriba, meditabundo, disfrutando del momento - ¿cuándo volveré a sentirme así de nuevo?

- Como ordeneis amos. ¿Qué desean que les sirvan?, ¿alguna comida o bebida en especial? - pregunta Monique presuponiendo que debe llamar al mercader una vez hayais comido vosotros, para tomar juntos el cafe

Asiento en silencio a las instrucciones que Parchan le imparte.

- Tráenos también algo de comida sencillo no vaya a ser que tengamos que salir con la comida en la boca porque ya marcha el señor Nimdrai después de cansarse de esperar que acabemos la nuestra. – Sonriendo a Monique mientras recorro su cuerpo con los ojos. – Ya tendremos tiempo de celebrar un buen banquete contigo de menú principal cuando volvamos a celebrar el éxito de la misión que nos halla encargado.

Así puede que motivemos aparte de Monique a sus jefes, si llega a sus oídos de intentar que el ambiente ayude a cerrar un buen acuerdo.

Monique asiente y poco tiempo después coloca en una de las mesas auxiliares dos cuencos con vino, y una bandeja en la que se entremezclan piezas de fruta de notable exotismo y buena apariencia, con diversas confituras de dulce. Hecho esto la esclava se queda de pie, frente a vosotros, por si precisais algo, o le ordenais algo mas

A pesar de su apariencia normal, la comida está exquisita, y cuando terminais Monique se lleva las bandejas y trae unas nuevas, con delicadas tazas para el cafe. Nuevamente sale y, cuando regresa, lo hace acompañado de un hombre enjuto, de ropas caras aunque desgastadas por el uso, gesto duro, y que es evidente hace un esfuerzo para sonreir

- Saludos ciudadanos. La esclava me ha dicho que deseabais que habláramos. Y eso me place. Decidme, ¿qué deseais de Cemasst Nimdrai, comerciante nigerthiano de sangre pura, y legítimo habitante de la ciudad de las cadenas?

Nada más percatarme de que ha entrado me incorporo para saludarlo.

- Saludos distinguido Cemasst Nimdrai. Como ves somos jóvenes y quedemos aprovechar la oportunidad de haber sido enviados por nuestras familias a esta ciudad para demostrar que estamos dispuestas a trabajar duro para mayor gloría de Nigerthia y, – haciendo una pausa, – nuestra.