Partida Rol por web

CAMINO A CHO'N DELOR:

- En los caminos cercanos a la ciudad de Cho'n Delor acechan toda clase de carroñeros propios de las zonas pantanosas aledañas. Los cuervos son especialmente comunes, así como los restos de cadáveres empalados o crucificados de criminales y prisioneros de guerra.

- Acabáis de recoger el campamento y de poneros en marcha de nuevo.

- "Matagatos, creo que estamos a punto de llegar a la ciudad. Estos caminos son ya los más cercanos y transitados.

Estos días hemos visto una y otra vez rastros del paso de la Compañía. Todo indica que llegaron por lo menos hasta aquí sin ningún percance, aunque nos llevan una semana de ventaja." -

- "¿Estamos llegando? ¡Perfecto! No podré aguantar mucho más tiempo sin Grog." -

Asiento a las palabras de Matagatos, pues a pesar de que yo no reclamé ni las lanzas ni el resto del equipo de mis víctimas, solo me corresponden 3 escudos. Aun así, estoy seguro de que nadie los reclamará y en efecto, varios quedan tirados cuando nos vamos, lo que me da derecho sobre los que porto.

El camino dura varios días, en los cuales me dedico a entrenar todo lo posible, pues mi memoria es asaltada frecuentemente por las imágenes de la Bruja y el Guerrero devastando al pelotón de Arqueros sin que estos pudieran hacer mucho. Mientras mis músculos marcados y tensos, bajo una piel estirada y bañada en sudor se contraen velozmente, mis pensamientos se agolpan aun más rápido:

"Una bruja venenosa y un temible guerrero brutal. ¿Como sobrevivir al ataque de semejantes enemigos? Si tienen los recursos como para asaltar a los emboscadores en medio de una escaramuza y destrozarlos en pocos segundos ellos solos, es porque se saben con grandes poderes para el asesinato. Si además de eso lo hacen conociendo de sobra la enorme superioridad numérica que poseíamos, es porque saben que no serán fácilmente derrotados, aun sin saber realmente nuestras capacidades. Eso ha de cerrarse con el hecho de que escaparon antes de que pudiésemos darles caza, lo que me indica que tienen enormes recursos y una arrogancia que no parece haberles jugado en contra hasta el momento. Sea como sea, lo único que puedo hacer para no ser una víctima en la próxima emboscada que nos tiendan es entrenar hasta el punto de ser aun más terrible que ellos. Si bien mis métodos no incluyen la ponzoña ni la hechicería que portaban como arma, poseo la habilidad que ellos no demostraron poseer, pues puedo saltar y moverme como ese guerrero difícilmente imaginar. Si sigo explotando las capacidades que me diferencian de ellos, podré tener una oportunidad para confrontarlos sin morir en el intento. Solo el Camino de la Espada puede otorgarme la salvación en vida que otros buscan en la muerte."

Continúo entrenando noche tras noche al armarse el campamento. Las tierras comienzan a cambiar y el pantano se vuelve el cuadro que decora el fondo de nuestras miradas. Quizás para muchos sea desolador y peligroso, pero me anima mucho, pues me recuerda a mi hogar, cuyos sectores no se diferencian mucho de esta zona.

Después de cuatro días, los líderes parecen encontrar el rastro de La Compañía, lo que es bueno pues reunirnos con el resto siempre sube la moral e inspira más respeto en los locales de lo que hacen dos grupos más reducidos. La herida recibida está mucho mejor que antes y ya casi no me duele, pero ha dejado una cicatriz que se une a la que es ya una gran colección de marcas que cuentan la historia de mis batallas.

Mantengo el paso bajo las órdenes de Matagatos, mientras mis pensamientos viajan a mi hogar y son interrumpidos por el de las amenazas que se ciernen sobre nosotros, acechándonos desde las oscuras sombras de esta parte del mundo.

Conforme avanzaban por el territorio de Chon n Delor los espíritus empezaron  a presentarse frente a Ojopocho. Cuervos, comadrejas, serpientes, ratas y otros animales más exóticos del todo desconocidos para Ojopocho se apartaban del camino de la compañía, sibilaban y gruñían de forma casi imperceptible desde las retorcidas raíces de los árboles. Ojopocho frunció el ceño al ver una especie de cuervo retorcido, muerto y atrapado en una gigantesca telaraña cuya propietaria no estaba a la vista... una fauna algo distinta a la sabana.

Ojopocho acortó distancias con el grueso de la compañía en este territorio, llevando a la infantería tras él... poco peligro podía haber en retaguardia... Durante los días de camino trató de salir sin alejarse de la compañía en busca de pequeños animalejos a los que dar caza, parecía que a ojos de sus compañeros el K'hlata se divertía como un enano, aunque para él era algo más serio, durante los cuatro días trató de estudiar la fauna y flora que empezaba a rodearles tratando de encontrar la mayor utilidad posible al entorno.

Día 23 y nos ponemos de nuevo en marcha, pronto llegaremos al a ciudad de Chon Delor,  y Ojopocho espera a ver un nuevo titán de piedra como fué Idon, tal vez éste sea más tétrico a juzgar por el paisaje, el respeto que sintió por Idon se tornó en curiosidad por Chon Delor, y ansiaba llegar pronto para esta vez aventurarse al interior de la ciudad.

- "Creo que ya puedo ver la ciudad a lo lejos." -

OJOPOCHO:

- Tirada de Herbalismo, dificultad 20.

Attar avanzaba tranquilamente, con un ojo puesto en el prisionero que Campaña llevaba a hombros. No le preocupaba excesivamente el camino, al fin y al cabo, hasta ahora nunca le habían herido de gravedad. Pero no por ello dejaba de tener su arma a mano, por mucho que su actitud no fuese agresiva. 

OJOPOCHO:

- Encuentras el equivalente a 4 dosis de setas venenosas.

- Es veneno de ingestión, actúa en 24 horas, y puede causar la muerte en algunos casos.

ATTAR:

- Tirada de Otear.

El camino era lúgubre, y por completo distinto al paisaje amado de la sabana. Ya el río había marcado una diferencia, con su amplitud y su enorme caudal, pero era agua, era un río como otros al fin y al cabo.

Esto era diferente. Producía en la piel de R'Gaa una sensación de alerta que la mantenía erizada, como si se hubiera instalado en ella un escalofrío permanente. Los árboles eran tortuosos, los animales oscuros, y no parecían nobles como los depredadores de la planicie.

La exploradora andaba pendiente de lo que les rodeaba, y sin charlar con nadie. Sólo cuando Akatsuki les llamó la atención acerca de la ciudad, se acercó a ella con la mano sobre los ojos, haciendo visera.

- ¿Sí? ¿Dónde la ves, Akatsuki? - Efectivamente, allí a lo lejos parecían delinearse las formas de construcciones. - Creo que la veo, sí. ¿Sabes algo de esa Ciudad, arquera? Se cuentan tantas cosas, que ya no sabes a qué atenerte...

Loor se acerca a R´Gaa y a Akatsuki, y mira con curiosidad al ver a donde estas señalan

- Saludos, hermanas - dice al llegar junto a ellas, más recuperada de las heridas sufridas en el combate

ATTAR:

- En el suelo, entre unas hojas podridas, se escurre un curioso ciempiés de casi medio metro de longitud.

- "Es por allí, Hostigadora." - Le señala Akatsuki a R'Gaa.

R'GAA:

- Tirada oculta y secreta de Otear, con un bono especial de +2 gracias a que Akatsuki te señala la dirección correcta.

Attar de repente reparó en algo entre las hojas... un enorme ciempiés... En la Sabana no había visto nunca un bicho de tal tamaño, y el mestizo no pudo menos que observar como aquel insecto se escurría entre las hojas.

"¿Será venenoso? Attar no lo sabe, pero Attar piensa que es interesante."