Partida Rol por web

BARRIO RESIDENCIAL:

- El Barrio Residencial de Cho'n Delor alberga a aproximadamente un tercio de la población. Es el barrio del mercado, de comerciantes, artesanos y clases medias relativamente acomodadas.

- Mucho más tranquilo que la ciudad baja, aunque también con muchas menos tabernas y prostíbulos, al menos no de forma evidente.

- Las casas son principalmente de piedra, con un arquitectura sólida. Las calles están empedradas y mucho más limpias que las de la Ciudad Baja. También hay más patrullas de la Guardia de la ciudad.

- Os sorprende dejar atrás tan rápidamente la Ciudad Baja, esperabais que la Compañía estuviese allí, en la parte más sórdida e insegura de Cho'n Delor.

- Conforme seguís avanzando parece evidente que os vais acercando paulatinamente a una enorme mole de piedra que parece estar hacia la parte alta del Barrio Residencial, rodeada por un parque.

-Vaya... ¿Será posible que durmamos esta noche en un sitio limpio? ¡Parece que esta vez el Capitán sí que ha hecho un buen trato!

A medida que se adentraban en la ciudad los altos edificios de piedra la impresionaban. Era bastante distinto a Idon, pues donde el primero resultaba hermoso el segundo era intimidante; donde el primero era amplio y ajardinado aquí se sentía oprimida.

“¿Limpio?”, escuchó a Mentiroso. “Menudo consuelo cuando parece que las sombras estén dispuestas a degollarte”, y sobre la marcha se tocó la garganta con una media sonrisa. De todas formas era evidente que sentía curiosidad por el lugar que se iba a convertir en el “nuevo campamento”. ¿Sería alguno de aquellos edificios? No, lo más probable es que después de una presentación al completo de La Compañía se instalaran fuera de la ciudad.

Apenas quedaba nada de la media sonrisa con la que había agradecido a Dedos sus palabras de ánimo. Iba conduciendo callada, mirando a todas partes como si esperara que se abriera un abismo en cualquier momento, en cualquier lugar, por el que precipitarse. Y también miraba hacia arriba, como si temiera que el abismo pudiera precipitarse desde las alturas. Alturas oscuras, tenebrosas.

No, seguía sin gustarle aquello. No me gustan las ciudades, maldita sea, de cualquier tipo. Había visto Dadiz de fuera, sin llegar a entrar, y no le gustó un pelo lo que intuyó. Había visto Idon de cerca, y había sufrido allí el peor encuentro de su vida, si exceptuaba los que había tenido cuando la Diosa quería mostrarse. Y ahora que veía Cho'n Delor desde dentro la sensación de inquietud, el escalofrío, era intenso. Hubiera preferido no estar allí...

Los Hostigadores estaban inquietos, casi ninguno hablaba y se dedicaban a mirar a su alrededor con cautela mientras seguían a la mercenaria. Campaña, en cambio, seguía obnubilado por la curvatura de los rasgos de la mercenaria. Parecía que Loor estaba ocupada hablando con ella y no le prestó mucha atención a las ansiosas preguntas del gigante. Comenzaba a ponerse nervioso porque no quería que aquella mujer se marchara sin haber hablado directamente con ella, claro que la barrera idiomática suponía un grave problema.

En un momento de valentía espontánea, Campaña abondonó su resguardada posición detrás de Loor para adelantarse y alcanzar a la mercenaria. Se colocó justo a su lado y le dedicó una sonrisa para llamar su atención, no tenía muy claro como comunicarse con ella, pero el K'Hlata parecía lo más adecuado.

- Campaña - dijo el gigante golpeándose el pecho con el puño.- ¿Tú? - preguntó mientras le señalaba.

PALACIO DE LA DISCORDIA:

- Finalmente llegáis ante la fachada de un antiguo palacio de piedra.

- Os preguntáis si la mercenaria os ha guiado al lugar correcto cuando veis que ante las puertas principales del palacio montan guardia varios de los Campamenteros de Cochinillo.

- "¡Hostigadores! ¡Ya era hora de que llegarais! ¡Cabo Barril, Cabo Cortaplumas, a sus órdenes señor! ¡Sin novedad en la guardia!" -

- "¡Salve compañeros! Bienvenidos a nuestro cuartel general, el Palacio de la Discordia lo llaman." -

Perdida os mira con asombro.

- "Bienvenidos." -

El caballo de Lengua Negra bufaba nervioso y sus corvas se agitaban bajo un temblor constante. El analista palmeó su cuello, susurrándole palabras para tranquilizarlo, mientras observaba la nueva zona a la que estaban accediendo, sin duda más noble que la atravesada con anterioridad pero también más elevada y alejada de las puertas de la ciudad.

Y ahora, detenidos ante la imponente fachada de aquel que habían llamado Palacio de la Discordia, Lengua Negra se sentía incómodo. Taconeó el flanco de Orgullo y se dirigió hasta donde estaba Matagatos, a cuyo lado desmontó, tomando por las riendas al caballo.

-No me gusta esto. No tengo razones para desconfiar, pero dos veces abrazando la muerte me han vuelto un tanto paranoico. ¿Por qué han alojado aquí a la Compañía? Es como estar... prisioneros en el corazón de la ciudad -dijo a su primo en oscuro.

Cuando la columna se detuvo ante aquella monstruosa mole de piedra, Ponzoña miró con desprecio la estructura. El cielo seguía extrañamente encapotado y la piedra de aquella construcción parecía reflejar aquella suciedad del cielo. Para el Hiena, la mera idea de estar rodeado de paredes y murallas, lejos de las abiertas llanuras de la sabana, era antinatural. No obstante, siguió avanzando entre la columna de hostigadores hasta llegar a la puerta guardada por los campamenteros de Cochinillo.

-Nuestro retraso se ha debido a un ataque -dijo escuetamente-. Uno de nuestros reclutas ha muerto y otros están heridos. Pero el escuadrón de arqueros ha sufrido muchas bajas. Un camino lleno de garrapatas que nos han chupado la sangre. Pero debemos pasar. ¿Dónde debemos acampar? -preguntó.

Attar paró con el resto de la comitiva, delante de los Campamenteros. Sin embargo, las palabras de Lengua Negra le sorprendieron.

"Attar no sabe por qué piensa que nuestros Hermanos están encerrados. Además, los Campamenteros no pueden mantenerlos así mucho tiempo."

- "¡Ah, sois vosotros! Seguidme, el ala de atrás está casi desocupada y hay muchas celdas disponibles.

Cabo Barril, Cabo Cortaplumas, sus Pelotonese se alojan en el primer piso." -

Jabalí siguió a los demás, cada vez más nervioso mientras miraba en derredor.

No me gusta, no me gusta...

Y terminó de no gustarle le idea de pasar allí la noche, cuando encontraron a las puertas del palacio a algunos conocidos. La gente de Cochinillo. Escuchó atento lo que llegaba a sus oídos desde aquella distancia.

¿Celdas? ¿Habitaciones pequeñas con puerta? ¿Nada de ver el cielo estrellado sobre su cabeza cuando el sol se pusiera ni las primeras luces del alba al día siguiente?

Aquello se iba poniendo peor por momentos. Jabalí bufó.

Las puertas frontales del palacio se abren de par en par y Cochinillo conduce a los recién llegados al interior.

La Compañía Negra sale del Palacio de la Discordia por la puerta principal, la barbacana sur, y se interna en las calles de la ciudad de Cho'n Delor.

Abre la marcha la caballería, seguida por el alto mando. Después infantería, exploradores, arqueros, hostigadores, campamenteros y reservas.

- Una gran multitud se reúne en las calles para ver pasar el desfile de la Compañía Negra.

- Muchos observan con asombrado silencio a los mercenarios, unos cuantos incluso les aclaman y les tiran flores.