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TIERRAS DE CHO'N DELOR: GRUPO IV.

Luego de la orden de Matagatos para que avanzáramos, termino de coserle la espalda a Serpiente. No sin ganas de clavarle la aguja hasta el pecho por su boca grande, pero logre contenerme. No valía la pena que me preocupara por ello.

Observe como Keropis unía al grupo que iba a venir con nosotros, lo hacia bien. Por lo menos el si sabia seguir una orden, me alegre por ello.

Una vez que estuvimos organizados, me subo al pescante del carro, al lado de Serpiente y observo a los que estaban en el grupo.

-Keropis, iras delante de nosotros junto con Lombriz y Asesina...  Niña de oro y belleza, irán a la misma altura del carro... Mongowa, Perdida y Misteriosa, a la derecha, Buscasol, León Anciano y Mogimba irán a la izquierda. Quiero que presten atención a las zonas por donde vamos. No quiero que ningún animal se lastime, y tampoco podemos tener accidentes con el carro, pero por sobretodas las cosas no quiero heridos. Presten atención a todo lo que haya alrededor, tenemos que demostrar de que somos capaces...-

Les hablo en tono firme, esperaba que por lo menos el grupo fuese unido y prestaran atención a las ordenes. Teníamos que evitarnos problemas y avanzar al mejor ritmo que pudiéramos. Tomo nuevamente las riendas del carro antes de empezar a avanzar.

Al final la carnicera de Dedos había hecho lo que Matagatos había querido hacer desde el principio. La aguja, esa maldita aguja. Había dolido y seguía doliendo mucho. Y es que al muy bastardo líder de los Hostigadores no le había bastado con hundir el látigo en mi carne, también quería que me torturasen cuando supuestamente me sanaban.

- “Pero ha sido parte del trato…”- Un trato en el que yo también había obtenido lo que quería, aunque la satisfacción por ello cada vez era un recuerdo más lejano.

Me removí en el pescante, molesto por la presión de las malditas vendas.

- No puede demostrar nada quien no tiene nada que mostrar- escupí como una forma de sobrellevar el dolor-, al igual que el que ya lo ha mostrado todo- añadí a continuación.- Y no siempre es conveniente mostrar. A veces es mejor no mostrar y dejar que la gente elucubre sobre lo que no se ha mostrado…

El ermitaño se puso al frente del grupo con cierta reticencia- Si yo soy el que tiene mejor visión mal vamos -pensaba mientras ese maldito sol le deslumbraba un poco.

Entonces comenzó a escuchar a Serpiente refunfuñar y no pudo evitar contestar a la pregunta que le había hecho antes de que se fuera a "hablar" con Rastrojo y Ponzoña- El león rrruge en la sssabana porrrque puede hacerrrlo y porrrque ssse crrree que asssí demuessstrrra sssu poderrr... o puede que rrruja por aburrrimiento, quien sssabe -dice mientras mantiene la vista al frente.

- "Dedos, ya sé que te han dejado al cargo del carro y de los heridos, pero no es necesario que le dés órdenes a los miembros de mi escuadra. Eso ya sé hacerlo yo, gracias." -

Belleza y los demás miembros de la Escuadra Lombriz de los Campamenteros se van situando en las posiciones ordenadas.

Buscasol mira la sangre en las heridas de Serpiente.

- "Si cubres esas heridas con vendas, nunca terminarán de sanar. Debes hacer que les dé el aire, y sobretodo el Sol." -

- "Hum. Estas tierras son extrañas. ¿Habíais visto alguna vez flores como esas?" -

- "Parecen venenosas. Son hermosas." -

Ignoro los comentarios de Serpiente a mi lado, pensando que solo se trataba de una mosca molesta, al igual que Keropis que comenzaba a hablar igual que el. Sin duda estaban hechos tal para cual. Comenzaba a dolerme la cabeza de solo oír sus idioteces, pero algo me saca de mi negación, cuando escucho que Lombriz me habla. Lo observo, levantando una ceja.

-Por si no lo has oído, me dejaron a mi a cargo del grupo Lombriz, por eso estoy dando las ordenes. Si te molestaba que me dejaran a cargo, hubieses hablado cuando se dieron las directrices. En todo caso, puedes hablarlo con el líder, cuando venga a buscar provisiones, mientras tanto estaré a cargo como fueron mis ordenes...-

Le digo completamente seria. Si nadie había dicho lo contrario, hasta que no lo dijeran iba a seguir al mando, si quería cambiarlo, que hablara con quien correspondía para cambiar ello. Mientras tanto seguí avanzando.

Attar avanzaba con el carro, con un levísimo gesto de dolor de vez en cuando al pasar éste por encima de un bache o una piedra que sobresaliera. Que las heridas aún no habían sanado podía notarlo perfectamente, pero no estaba en su naturaleza quejarse y no lo haría. 

"Al menos el viaje será entretenido..."

Y es que por lo que el mestizo podía ver, habían partido de la ciudad, y toda la espesura chondeloriana se abría ante él... Plantas, animales, insectos... Todo maravillas dignas de contemplar, muchas de las cuales no estaban presentes en la Gran Sabana, lo que sólo las hacía aún más interesantes. 

Tras escuchar las instrucciones de Dedos, Niña de Oro se colocó a la derecha del carro. Puestos a elegir, dado que no le habían especificado, prefería estar por la derecha: habían mejores vistas. Aunque el lugar fuera un tanto siniestro, tan diferente de donde provenía, y el clima fuera pegajosamente desagradable, lo encontraba bonito. Con un encanto particular.

Tras un rato de marcha, aburrida de la monótona caminata echó una ojeada al resto de sus compañeros. Keropis y Serpiente mantenían su extraña charla mientras que Dedos le respondía algo a Lombriz con gesto avinagrado. Los otros miembros de la Compañía estaban un poco más alejados, aparentemente enamorados de las vistas de Cho'n Delor.

Attar caminaba cerca suyo con el rostro maravillado, aunque de vez en cuando hacía algunas muecas de dolor, por más que se esforzara en ocultarlo. Echándole una mirada de curiosidad alargó discretamente la zancada para alcanzarle.

- ¡Hola!- le saludó una vez estuvo a su lado.- Creo que nunca habíamos hablado antes, me dicen Niña de Oro.- aunque estaba segura que él ya debía de saberlo a estas alturas, nunca estaban de más los buenos modales.- Tú eres Attar, ¿cierto?

-Sí, soy Attar. Le suenas a Attar, es posible que te haya visto antes-dijo Attar, aunque hablaba con el aire ausente habitual en él. Echó un corto trago al odre, y siguió mirando el paisaje, pues lamentablemente no tenía nada mejor que hacer con aquella herida. 

"Attar ni siquiera puede marchar, combatir o entrenar..."

Niña de Oro asintió- Seguramente de vista, a fin de cuentas estamos en el mismo campamento.- hizo una pausa en la pensó que el guerrero cavilaba profundamente; quizás fuera así, quizás no. No quería interrumpirlo... pero el silencio no formaba parte de su naturaleza, por lo que segundos después lo rompía nuevamente.

- ¿Y qué es lo que te ocurrió? Se ve que no estás en tu mejor momento, físicamente hablando.

"Parece que la chica la ha tomado con hablar con Attar..."

-Fue en los entrenamientos en la ciudad. Attar estaba entrenando con Peregrino y Peregrino dio un golpe con su arma de entrenamiento capaz de partir a un hombre en dos. Casi lo consigue con Attar. 

- Auch, eso debió de doler... debe ser muy fuerte ese Peregrino, y tú también por resistir el golpe.- hizo una mueca de disgusto mientras se imaginaba la escena, luego otro tipo de escena se cruzó por su cabeza.

- ¿Sabes? Mi padre y mis hermanos mayores eran muy fuertes también, incluso temidos.- aseguró con un deje de orgullo en la voz.

Escuchaba como niña de oro hablaba con Attar. Ahora estaba despierto y bastante consciente lo que era una buena señal para decirle lo que debía hacer.

-Attar... Todos los Hostigadores, han escogido un campamentero para entrenarlo como soldado. Niña de Oro es la que queda bajo tu cargo. Se que estas herido, pero como estas consciente puedes ir hablándole y enseñándole...-

Le comento ahora un poco mas tranquila, antes de volver a mirar al frente para seguir avanzando.

"Así que es por éso... Attar no es buen profesor, pero lo intentará..."

-¿Y tú eres fuerte, Niña de Oro? Attar quiere saberlo. A Attar se le ocurre algo, a su lado descansa su arma. Es un mandoble de acero oscuro. Attar quiere que lo cojas, e intentes levantarlo. No lo pierdas.