Partida Rol por web

Albert volvio a su invocacion. Las sombras oscuras ganaban fuerza, de tal manera que el viejo mago se sentia horriblemente mal dado que su luz estaba siendo absorvida por el portal.

Mientras el mago emprendia la escapada tu continuabas el ritual, cada vez las sombras eran mas oscuras y aterradoras. Hasta el mas valiente paladin habria salido corriendo pero tu no, era musica para tus oidos, cada grito acercaba mas un mundo al otro...

Era el momento de culminar el ritual y de su sangre el portal alcanzo la plenitud con su ultimo grito. Este se abrio y la corriente negra arrastro el alma de la pobre victima dejando en su lugar un cuerpo escultural, perfecto, maravilloso y sublime.

Mientras el portal cerraba, el viento gelido infernal, abrasador como el interior de un volcan te otorgo una vision. Durante un segundo lo viste todo, como si fueras un dios.

Viste a tus hermanos en una frenetica carrera por salvar a la reina, secuestrada por un esclavo durante su viaje al templo.

Viste lo lejos y desesperados que estaban tus hermanos, tan incoscientes de lo que pasaba en el castillo.

Viste al mago sin aliento tratar de alcanzar las escaleras para alertar a vuestro padre del peligro.

Viste al viejo rey con la sombra de la muerte en su espalda, inconsciente de todo mal que se cernia sobre su reino y del destino que su reina estaba corriendo.

Viste nacer un ternero en los campos, y desde la altura de un halcon todo el castillo, lo viste todo, todo el conocimiento de tu reino, todo acontecimiento que tenia lugar en aquel segundo.

Al principio se contuvo mientras disfrutaba de cada segundo de la visión. No sólo era que podía verlo todo y a todos, sino los matices. Los colores eran más vivos, podía percibir el aroma del sudor de Gurne mientras cabalgaba, y el sonido del cabello de Dasmus rozando su túnica. Si extendía su mano, podía hundirla en la tierra, atravesar roca, piedra y madera como si fuera agua. Era todopoderoso. ¿Acaso era un atisbo de lo que podría conseguir si finalmente llegaba al puesto de Señor de Asdrom?

Y entonces, rompió a reir. No era una risa cristalina, sino poderosa y terrorífica. Albert, que apenas sabía lo que era la felicidad, en ese momento era el hombre más feliz del mundo. A su espalda, su demoníaca sirvienta ayudaba a incorporarse a su diabólica hermana, recién llegada al mundo. Sus cuerpos desnudos, temblorosos por la emoción, se abrazaron en una postura retorcida y se besaron; las sombras a su alrededor lo recorrieron y acunaron, y el futuro Emperador de esas tierras alzó el puño y agarró un mundo inexistente. Un mundo que sería suyo.

Finalmente, tras el regocijo, las sombras se desvanecieron, el portal se desvaneció, y todo volvió a su ser. Sólo estaban las dos diablas y él, desnudo de pies a cabeza y embadurnado de sangre de doncella tras arrancarle la piel a tiras. Había sido su mejor obra.

- Encárgate de que el cuerpo aparezca como el primero de los asesinatos, y tú - diciéndole a la recién llegada - Tenemos un viaje que hacer: se supone que te he conocido en un reino lejano.

Las dos demonias se rozaron y tocaron como si estuvieran descubriendo las sensaciones de su piel. A tu voz ambas se separaron para obedecerte. Los ojos de la hermosa demonia te miraron con deseo, ofreciendote sin palabras nuevos placeres por descubrir.

- Soy toda vuestra mi señor, concedezme un nombre por el que ser conocida en vuestro mundo y hare vuestra voluntad.

- Serás Samantha, del Reino de Avignon.

Y diciendo esto, se marchó en mitad de la noche a caballo, custodiado por dos de sus hombres. Sólo hubiera faltado que algún bandolero hubiera intentado frenarle, y prefería tener atado bien todo.

El Reino de Avignon era uno de aquellos territorios ficticios que Albert había creado para el Rey. Con su genial administración, había creado territorios que desaparecían, y otros que aparecían. Había inventado guerras y conflictos, y todo ello para asegurarse de que el Rey estuviera constantemente en tensión y debilitar su salud. Avignon, tal y como había dejado escrito en el informe que reposaba en alguna de las bibliotecas de fácil acceso, era un reino especializado en el cultivo de la vid, de creencias religiosas intensas y de buenas gentes. Ideal para que el viejo diera el visto bueno a Samantha.

La mujer asintio y Zaya le entrego un vestido digno de una princesa que se puso para estenificar su papel.

Albert envió a un mensajero nada más entrar en las tierras de Asdrom para informar a su padre de que había vuelto de su viaje, y éste había sido muy satisfactorio. Montaba a caballo, un palafrén negro como la noche que había seleccionado personalmente y que se comportaba tal y como el príncipe deseaba. Acompañaba el carro en el que la futura esposa de su hermano, la princesa Samantha de Avignon, viajaba en compañía de Zaya, su doncella de compañía.

En cuanto llegó al castillo, se dirigió personalmente a la Sala del Trono, puesto que sabía que su padre estaría allí. Haciendo que los guardias abrieran las puertas para él, entró tomando de la mano elegantemente a la princesa, y saludó como sólo un príncipe sabía.

- Mi Señor, Rey de Asdrom, os presento a Samantha de Avignon...

- Bienvenido seas, hijo.- te saludo el viejo rey. Parecia incluso mas undido en su trono, mas mermado y torcido, no le quedaba mucho de vida.

La muchacha entro fingiendo humildad y respeto, hermosa.- Habeis escogido la flor mas bella para vuestro hermano, sin duda.- dijo alabando tu gusto y la muchacha hizo una reberencia sentida.- Mañana por la noche sera la fiesta de su aniversario, preparalo todo para comunicar tambien el enlace en ella.

Con una leve inclinación de cabeza, Albert se despidió de su padre y dejó que los criados guiaran a Samantha a sus nuevos aposentos. Mientras tanto, por su cuenta, se preparó para organizar los festejos.

Como conocía los precios, los mejores mercaderes y los más sutiles productos, se encargó de que la fiesta del Aniversario de su hermano tuviera los mejores licores y las mejores carnes. Había una pequeña selección de verduras, casi en exclusiva para él. Prefería que la carne la comieran sus hermanos y se saturaran. Además, aprovechó para informarse de cómo se habían llevado a cabo sus planes. ¿Habrían aparecido los primeros cadáveres? ¿Cómo estaría llevando Rowan su regencia?

Pusiste oidos en los rincones.

Las noticias de la aparicion de chicas destrozadas eran la comidilla de cada rincon, las gentes tenian miedo y apenas se veian jovencitas andando solas por las calles. El ambiente de terror casi histerico estaba impregnando en la calle.

En el castillo se oian rumores de que el mago habia desaparecido, al menos nadie podia encontrarlo... Al igual de Rowan, quien habia dejado todas sus obligaciones para salir sin dar explicacion de su paradero.

Tu sabias, porque lo habias visto en tu vision, que estaba con el resto de tus hermanos intentando salvar a la reina de sus secuestradores, muy lejos de alli. Aun asi, el descontento con su pueril comportamiento estaba molestando a los nobles.

Albert sonrió para sí. La verdad es que el comportamiento de Rowan era predecible, pero ni siquiera él se imaginaba que se lo pusiera tan fácil. Todos los cabos estaban siendo atados con nudos bien fuertes:

Rowan tenía el descontento de la nobleza, y su principal apoyo había desaparecido; Grifith se desposaría con su marioneta, que pronto acabaría con su vida; y si todo salía como quería con Gurne, dejaría embarazada a la Reina, lo que haría que el viejo los desterrase a ambos. Sólo faltaba darle un empujoncito a su campaña de popularidad.

- Mi señor, ya tengo los preparativos dispuestos para la fiesta de mi hermano. Pero he oído rumores escalofriantes y quiero que vos me los confirméis. ¿Es posible que estén sucediendo asesinatos extraños en el reino? ¿Dónde está mi hermano Rowan? Me duele enormemente que ninguno de mis hermanos esté aquí para ayudaros, ahora que vuestra esposa se ha marchado lejos... a solas con Gurne...

El rey hizo un gesto para que la princesa se marchara y quedaros a solas. Tenia que hablarte con sinceridad.

- No son rumores... Aparecen doncellas muertas con atroces signos de violencia y la marca de Dasmus en ellas... le buscamos para rendir cuentas pero creo que escapo del castillo con alguno de sus hechizos. Oh, mi buen hijo... la traicion llena mi casa en mis ultimas horas.- dijo apesalumbrado.

- No solo Rowan partio sin aviso, dejando el peso de las decisiones de nuevo en mis cansados hombros, tambien Grifith a desaparecido. Le envie a negociar con los mercaderes pero parece que se aburrio y se perdio entre faldas de nuevo.... Respecto a mi esposa... pedi que cuando llegara se soltara una paloma mensajera que me trajera la noticia de su llegada con bien pero esta no a aparecido. Temo que la reina no llegara al templo y nada se de su paradero.- dijo casi aplastado por las preocupaciones.- Solo puedo contar con vos, mi buen Albert. Solo tu has cumplido con creces y te has mantenido a mi lado... La corona se posara en tu cabeza hijo mio, mas nada digas de esto al resto, hasta que yo de la noticia.

Ahí estaba, lo había conseguido casi sin despeinarse. Pero no podía vender la piel del oso antes de cazarlo, aunque ese oso fuera débil y tembloroso. Ni Dasmus ni la reina estaban allí, por lo que sus palabras habrían caído en saco roto si moría repentinamente. No, debía seguir manteniendo su papel.

- Padre... padre... os agradezco que hayáis decidido confiar en mí. Pero quizás sólo estéis cansado. ¿Queréis que me encargue de algo más? La dama de compañía de Lady Samantha, Zaya, es una criatura fabulosa que seguro podrá satisfacer vuestros deseos como Rey de Asdrom que sois.

En sus palabras había devoción y afecto, tal y como llevaba practicando desde hacía años.

- Te lo agradezco hijo... pero solo necesito descansar. Si pudieras llevar los asuntos del trono un par de dias... creo que asi mi viejo cuerpo aguantaria hasta ver casado a tu hermano. El ultimo placer que preciso para morir en paz, dado que ahora se que el reino estara bien en tus manos.- dijo el viejo monarca.

- Pero debes saber algo, algo que no he confesado jamas... No me juzges hijo... Era joven en esa epoca.- dijo el hombre con una sonrisa triste.- Conoci a una mujer muy hermosa en uno de mis viajes, la corteje pero ella se atrevio a rechazarme por un campesino mugriento... preso de los celos y la ira la tome en un arrebato de locura.- confeso el viejo rey, limpiando su alma para dar el ultimo paso.- Me comporte como un animal... y hubo consecuencias. Teneis un hermano al que no conoceis Albert, el no a sido reconocido como hijo mio pero si algun dia viene y reclama su herencia, ser generoso con el ¿Lo hareis hijo?

Aquella noticia le decepcionó. ¿Había un factor que él no había considerado? Por supuesto, aquel estúpido había violado a una granjera y ahora había por ahí un paleto con derecho a reclamar el trono. Pues estaba listo. Si aquel tipo asomaba la cabeza por el Reino insinuando algo, se la arrancaría de un tajo.

- Por supuesto, padre. Lo trataré como a un hermano, y vuestro secreto estará a salvo conmigo. ¿Quién más conoce esta información?

Mientras sólo él supiera la noticia, todo estaba bien. Así podría borrar del mapa a ese bastardo como se eliminaba a un insecto.

Solo vos, los dioses, yo.. y ella. Ella murio hace mucho, no creo que lo contara a nadie...posiblemente en su lecho de muerte dijera algo pero ¿quien iba a creerla? Yo soy el gran rey, el justo y noble..-dijo con un doloroso sarcasmo.- Es mi pecado y mi condena a los infiernos, hijo.-aseguro buscando el apoyo de tu mano para levantarse. - Eres el primero y el unico que sabe esto por mis labios y hay mas...pues para tapar mi delito, a los escoltas que me acompañaron aquella noche...les mande cortar la lengua y ahorcar al dia siguiente, comido por el temor de que pudiera saberse.

-Si me perdonas debo ir a descansar estos viejos huesos, hijo.-dijo sin poder mirarte a los ojos.- Espero que lo que te he contado sirva de guia para que no te desvies del camino, como yo lo hice.

Probablemente el granjero supiera de su destino pero, ¿quién iba a creerle? En cuanto el viejo la palmara y él ascendiera al trono, se aseguraría de borrar todo rastro de su existencia. Al fin y al cabo, ¿quién necesitaba hermanos, siendo un Emperador Inmortal?

Tras tumbar en su lecho al rey como sólo un hijo amante lo haría, Albert cerró la puerta con cuidado y se marchó a la Sala del Trono. Debía de actuar como regente tal y como el viejo quería, mas sus razones no eran complacerse. Los nobles debían de empezar a acostumbrarse a su presencia como gobernante.

Mandó llamar a los nobles y les explicó que, en ausencia de su hermanastro Rowan, a quien el Rey había encomendado la tarea de sustituirle durante unos días, su majestad le había legado el puesto de regente a él. Se encargó, como siempre, de las tareas administrativas y se aseguró de que el embarazo de su desaparecida esposa seguía tal y como debía. Por otra parte, encargó a Zaya que vigilara a sus hombres, asegurándose de que los cadáveres seguían apareciendo en el orden adecuado.

Mientras tanto, en sus aposentos privados, Albert de Asdrom, futuro señor del Reino, realizó un ritual para encontrar a Dasmus.

Los nobles se sintieron aliviados cuando tu asumiste el cargo y comenzaste a dirigir de nuevo el reino.

Uno de los nobles te ofrecio un curioso trato ese mismo dia.

-Señor, os traigo una propuesta que puede resultar arriesgada pero es en verdad un gran negocio. Vereis. Poseo una docena de exclavos y deseo formar con ellos una granja de cria. Es una forma mas barata de conseguir esclavos de la edad deseada, cruzando a los ejemplares mas actos lograriamos mejores trabajadores y mujeres mas sumisas, sin el engorro de tener que cazarlas, pagar intermediarios y tratantes de exclavos para despues desperdiciar mucho tiempo explicandoles el idioma, sus tareas y enseñandoles a ser sumisas.- dijo convencido de que era una idea formidable.- Lo unico que impide mi negocio es una ley que prohibe la explotacion humana...pero señor ¿Son los exclavos seres humanos? Yo diria que no, los compramos como ganado ¿Porque no rentabilizarlos del mismo modo?