Partida Rol por web

Gurne entro en la posada como un caballo salvaje sin control. Desde cualquier habitacion se escucho el jaleo, en todo rincon retumbo la voz del principe. Sus pasos ascendieron raudos las escaleras hasta la puerta de la habitacion de su hermano. Algo habia pasado, algo lo bastante serio para que Gurne en persona fuera a buscarlo.

Llamar a la puerta fue una simple formalidad, pues fueron mas bien dos puñetazos contra la madera y sin esperar respuesta ni permiso se adentro en la habitación, su mirada se clavo en la mujer con claro gesto de desprecio y luego en su hermano.

Su rostro estaba marcado por un par de pronunciadas ojeras, que lo hacían aun mas fiero si cabe, se le notaba alterado, tenia ganas de destrozar algo sin duda alguna, si alguna vez Grifith había visto en ese estado a su hermano había sido en los entrenamientos mas duros y sabia bien que estaba de un humor de perros.

-¿Es esa Shura? ¿del norte?

Por lo que le habían descrito de ella, encajaba en la descripción claro que "buenos melones" podía aplicarse a muchas, y con lo que gustaba su hermano de la compañía de mujeres, puede que esta ya fuera otra diferente.

Tras haber concluido mi labor y haber redactado satisfecho la nueva ley de comercio, Shura entró en mi habitación. Al verla sonreí complacido por tenerla allí de nuevo y me incorporé del escritorio para darle los buenos días. Sin embargo, antes siquiera de que alguno de los dos pudiéramos decir una sola palabra, un estruendo creció en la posada haciéndose cada vez más fuerte. La voz de mi hermano Gurne llegó hasta mis oídos desde la entrada y casi en un instante, el estúpido de mi hermano entró en mis aposentos como un toro enloquecido. 

Su rostro desencajado y sus ojos iracundos se clavaron en Shura al tiempo que preguntaba por su nombre. Mi rostro se endureció tanto como el mismo acero templado y en un par de zancadas me interpuse entre mi hermosa compañera y el estúpido de mi hermano. Alzando mi brazo derecho para detener su ira momentaneamente al tiempo que con mi zurda amparaba a Shura, exclamé casi a gritos:

-Gurne, maldición, qué demonios quieres.-

Vi como su mirada seguía clavada en Shura y su desprecio era evidente, algo había pasado para que mi hermano estuviera en ese estado sin duda. Ambos nos prefesábamos desdén e indiferencia y el que fuera a buscarme, y sobre todo a Shura, significaba que algo importante debía haber sucedido. Sin embargo no iba a permitir que la tratara de aquella forma salvaje.

Cuando su hermano extendió su brazo hacia Gurne, este lo aparto de un manotazo, dejando muy clara su posición. Había venido a lo que había venido y pensaba hacerlo estuviese su hermano delante o no.

Su mirada se poso ahora en su hermano, que había evadido su pregunta, Gurne era un hombre de armas y estaba acostumbrada a que se le hiciera caso a la primera, pero por alguna extraña razón hoy la gente no parecía dispuesta a contestar a sus preguntas a la primera, se andaban con rodeos y eso terminaba con desastrosas consecuencias... para los demás. Recordó al esclavista con la cabeza estampada contra la barra del bar, y pensó que quizás su hermano necesitase la misma lección de modales.

Pero respiro profundamente, tranquilizándose cuanto apenas, recordando que a veces era mas valiosa la maña que la fuerza. Y que el tiempo no le sobraba.

-No tiene nada que ver contigo Grifith, es ella quien me interesa.

Señalo a la mujer con el dedo, y se quedo mirándola, como si la analizase.

-¿Tu eres Shura, no? ¿esclava norteña? Vengo de parte de un tipo alto, rubio y de buena figura, también del norte, un tirador bastante decente con el arco y corre como una liebre entre los arboles ¿Os suena esa descripción? Venid conmigo, voy a llevaros con el.

Sentí como el ferreo brazo de mi hermano apartaba de un golpe el mío dándome a entender que no perdería el tiempo en falacias. Conocía bien a Gurne y sabía que no se contentaría con mi habilidad con las palabras por lo que debía tratar con el con sumo cuidado. Pese a todo, pareció relajarse antes de hablar de nuevo mas mi sorpresa fue mayor cuando habló de un tipo del cual habló de sus cualidades como tirador y demás pormenores. Sabía que mi hermano había partido con la Reina y, atando algunos cabos me puse en lo peor, aunque como demonios podía ser tal cosa, era imposible. 

Por un instante, miré a Shura con incredulidad en mi rostro, no entendía bien lo que estaba sucediendo sin embargo no podía dejar que las cosas las llevara mi hermano o seguramente alguien saldría bastante maltrecho. Con un rictus serio y controlado exclamé:

-Qué ha pasado Gurne, tranquilízate y explícame que ha sucedido y en que la atañe a ella.- ,miré a mi hermano a los ojos dándole a entender que sin explicaciones no tendría forma de tratar conmigo y que si estaba frente a él era porque tendría que pasar por encima mía, algo que sabía que haría gustoso, -Comportate como príncipe de Asdrom que eres y no como un sucio guerrero.-

De golpe entro un hombre enorme con cara de pocos amigos en la habitación, mirando me de forma directa y preguntando por mi que estaba tranquilamente pelando una manzana, me quede atónita sin poder responder en el primer momento. El príncipe hablo y aquel hombre parecía llamarse Gurne.

Entonces empezó hablarme muy rápido de forma inquisitiva y se me cruzo el gesto por completo y mas cuando Grifith aclaro que era un príncipe, supongo que su hermano... Para ser un príncipe eres muy maleducado fue lo primero que dije Y no tengo ni la mas remota idea de quien me hablas le dije sin saber a quien podía referirse, norteños rubios y que supieran cazar con arco... Había miles.... No es que en el norte seamos pocos...

Continuaba la racha, el hombre no sabia si es que no hablaba con claridad o le tomaban el pelo. Había hablado claramente sobre lo que quería... Llevarse a la mujer, en ningún momento había pedido ayuda o permiso a nadie.

-Grifith... hermano... -dijo pausadamente, tranquilizándose- por si no os habiais fijado, no solo soy principe tambien soy un guerrero.

Quería a Grifith como su hermano que era, pero el nunca había respetado a Gurne como hermano mayor, y Gurne no podía respetar a quien no lo respetara. No podía dejar de imaginar que si padre entrase en su cuarto pidiendo que le entregase algo con tal presteza, el guerrero ni dudaría en hacerlo.

-No suelo gustar de irrumpir en habitaciones ajenas, a reclamar lo que no es mio. Por lo que si esta vez lo he hecho, debéis confiar en que hay un motivo poderoso, que ahora no tengo tiempo para explicar, pero que gustoso os contare cuando disponga de más tiempo.

Y en efecto, estaba perdiendo tiempo y eso le hacia ponerse nervioso, si no fuera su hermano el que tuviera delante ya habría salido por una de las ventanas hace tiempo, claro que si no fuera su hermano tampoco se habría interpuesto en su camino.

-Shura, moveos, tenemos camino por hacer. Seguro que cuando lo veáis lo reconocéis pues os aseguro que el os conoce y esta ansioso por volver a veros.

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No le dije con claridad mirando lo a los ojos sin un ápice de miedo ni respeto ni nada en mi mirada No pienso ir contigo a ningún lado, si el no se fía de ti es por algo, y no soy una esclava para tener que seguir tus ordenes, por cierto antes te equivoste, Shura mujer norteña no esclava le dije ya de pie mirando a Griffith.

Gurne no se sorprendió ante tal falta de respeto, de hecho por primera vez desde que había entrado sonrió, como si le hiciese gracia su insolencia.

-Tu eres la que se equivoca, Shura mujer norteña, en ningún momento os he preguntado si queríais acompañarme o no. Es algo que va a ocurrir... -De nuevo su mirada se clavo directamente en su hermano- La única duda es si va a ser por las buenas o por las malas.

Lanzó una mirada muy significativa a su hermano, o la convencía el de que la acompañara o se la llevaría a la fuerza. 

Grifith conocía a su hermano, y sabia que a pesar de su apariencia de guerrero un tanto irracional, no era un bárbaro, era un soldado leal y honorable, no disfrutaba con el dolor ajeno. Pero estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por muy atroz que fuera por su lealtad hacia el reino, y si esta situación rondaba ese ámbito... Las cosas podían ponerse de lo mas desagradables.

En mi rostro se dibujaba una expresión ambigua, la incertidumbre de los motivos por los que mi hermano actuaba así cada vez era más patente y, pese a su rudeza, sus palabras no carecían de razón. Ante todo, Gurne era un hombre de honor y actuar así no era su estilo. Lo cierto era que no estimaba en demasía a mi hermano mas conocía su carácter sobradamente y él tenía la razón, no actuaría de tal forma si no fuera algo serio.

Ante la mirada furibunda de Gurne, me mantuve en mi sitio devolviendole la mirada aunque sabía que quería decir con sus ojos. Me giré y le di la espalda por un instante para hablar con Shura sin que él interfiriera, me acerqué a ella y el susurré al oído unas palabras.

Mi voz cálida como siempre para mi hermosa Shura, tan solo era audible para ella pues necesitaba su complicidad en todo esto:

-Shura, conozco a mi hermano y, en efecto es hombre de honor a pesar de su estupidez. No deseo que tu nombre se vea mezclado en asuntos escabrosos y algo me dice que tales son así. Iremos con él y veremos que se trae entre manos.- ,al decir esto miré a sus ojos grises directamente con una expresión de ternura y mientras me perdía en ellos por un instante concluí, -Confía en mí, antes moriré que dejar que te haga daño este malnacido.-

Tras hablar mis palabras con ella, me giré de nuevo hacia mi hermano y le dije al tiempo que lo miraba sin apenas pestañear:

-Gurne, dame tu palabra de honor de que no le pasará nada, de lo contrario no te permitiré tocarle ni un solo cabello de la cabeza.-

Al igual que yo conocía a mi hermano, el debía conocerme de sobra y sabía que también era hombre de honor. Si quería llevarse a Shura sería a mi forma o de lo contrario tendría que pasar por encima de mi cadáver.

Suspiró, tanta cháchara le parecía innecesaria, pero al menos parecían estar llegando a algún lugar por fin. Después escucho la petición de su hermano, le pareció de lo mas razonable, ni el podía negarse a eso.

-Os doy mi palabra de que mientras este a mi lado, la protegeré de cualquier amenaza si la hubiera y también que mis intenciones al llevármela no albergan el causarle mal alguno. Pero eso si, ella debe colaborar también.

Remarco especialmente la ultima frase. Ya había comprobado como era la personalidad de Shura, y no estaba dispuesto a perder su palabra por que la mujer intentase fugarse o por su insolencia.

Miré a mi hermano que parecía haber calmado sus nervios. Ahora parecía mucho más dócil y dispuesto a llevar las cosas de un modo civilizado que si estuviera en el campo de batalla. Con el mismo talante que cuando hubiera formulado mi petición, asentí a Gurne en aceptar su palabra para exclamar a continuación:

-Recuerda, hermano mío, que no te llevarás nada de aquí, si ella sale de aquí en tu misma dirección será porque ella así lo decida. Y además, no pienses ni por un instante que la dejaría en tus manos, de estar de acuerdo en acompañarte iríamos los tres donde fuere.-

Una vez dicho esto, me quedé frente a mi hermano en espera de que Shura decidiera su camino, ahora era libre y tal era así que todo dependía de ella. Yo defendería su decisión por encima de mi hermano y si él pensaba lo contrario tan solo era un necio, Shura era, tal y como dijo, libre.

Mientras discutias alguien mas llego a la posada donde os encontrabais, buscando a Gurne y empapado en sudor, toco la puerta de vuestro cuarto.

Llegaste a la posada siguiendo la indicacion de los ciudadanos que habian visto entrar al principe Gurne en aquella posada.

Al subir oiste las voces de Gurne y Grifith hablando pero no entendiste de que, la puerta era gruesa y no te permitia oirlo con nitidez.

Entré en la habitación saltándome todas las normas de protocolo y de educación.Tenía la respiración agitada de tanto correr,pero eso no me refrenó en absoluto.Me encaré Gurne,ignorando a mi hermano y a chica que los acompañaba.-¿Qué le ha pasado a la reina? Me han contando que apareciste sin ella.Tenías que escoltarla,¿acaso no era esa tu especialidad? 

Y uno mas se unía a la fiesta, yo no se si eran nobles, príncipes o pueblerinos, pero maleducados seguro, me deje caer en la cama de nuevo sentada poniendo los ojos en blanco Ajtun venen codil ten pirón trane comencé hablar en mi idioma para mientras suspiraba, pues esto cada vez era mas raro....

Rowan llego estaba claramente atacado de los nervios. El rostro de una sirvienta acudió a la mente de Gurne y grabo mentalmente que recibiera un severo castigo cuando todo esto terminase. Si Grifith había conseguido calmarlo en parte, ahora con la llegada del menor de sus hermanos su estado empeoro de nuevo.

-Grifith ya tenéis mi palabra. -Señalo de nuevo a la mujer, que acaba de sentarse en la cama.- Shura, no me hagáis repetirme, moveos o también tenéis mi palabra de que os saco arrastras y os hago colgar por desobedecer mis ordenes.

Tras eso por fin se giro hacia Rowlan, que estuviera aquí en realidad era algo bueno.

-Mi especialidad es solventar problemas a medida que aparecen y eso es justo lo que estoy haciendo, aunque parezca que hoy todo el mundo esta dispuesto a ponérmelo difícil. -Que Rowan estuviese allí solo podía significar dos cosas o bien venia a recriminarle algo o bien tenia intenciones de ayudar, y la primera no le interesaba lo mas mínimo.

-Rowan, preparad vuestro corcel, os venís conmigo os pondré al tanto por el camino.