Partida Rol por web

Tu vida siempre a sido la lealtad y el deber.

Se te educo como unico hijo del rey, heredero al trono, con toda la rectitud e ideales que eso conllevaba, dado que tu madre quedo mal tras tu parto e imposibilitada para tener mas descendencia.

Tu madre fue la unica esposa que tu padre amo realmente, pero no vivio demasiado, su delicada salud hizo que falleciera cuando eras muy pequeño y tu padre, presionado por la nobleza, se caso con otra mujer. La arpia madre de Albert que siempre te miro con odio y desprecio.

Trataste de tener una vida ejemplar mientras tus hermanos nacian, de madres distintas y hacian de sus vidas su santa voluntad. Incluso tu padre tuvo una aventura de la cual nacio tu hermano menor.

Te viste obligado a casarte sin amor, por tratar una alianza con un reino colindante y la mujer que comparte tu cama lo hace por la misma obligacion que tu, dejandose hacer como una fria muñeca trapo, deseando que termines lo antes posible. No es de extrañar que tras el parto de tu unico hijo sus jaquecas sean frecuentes.

En esta vida de obligacion encontraste una luz. La nueva esposa de tu padre conquisto tu alma desde el primer segundo que la viste. La unica mujer que no podias tocar.

Pero tu padre esta viejo y enfermo. Morira pronto y podrias tener algo mas que la corona...

Tu esposa te aguardaba en sus aposentos, acompañada del pequeño Lucc, a quien intentaba explicar la importancia de vestir con un caballero, pese a que el muchacho solo queria salir contigo e ir a entrenar para ser un guerrero tan valiente como su padre.

Al verte entrar ella se levanto dedicandote una reverencia sentida y casi teatral. Ella cumplia su papel tan bien como podia esperarse.

- Mi señor, llegais pronto. Espero que eso no sea indicativo de nefastas noticias.-comento con seriedad, reteniendo al niño para que no corriera como un salvaje y se lanzara a tus brazos. Se tomaba muy en serio educarlo como se debia.

El guerrero entro y tras cerrar la puerta se estiro para liberar tensiones, tras ello dedico una sonrisa al pequeño Lucc y a su querida esposa.

-Me temo que no son del todo buenas, el rey teme que sus días estén llegando a su fin y aun no se ha formado una clara opinión de quien le sucederá. Aunque a mi parecer no debería albergar tales dudas...

Revolvió los cabellos del muchacho, volvió a mirar a su esposa y la beso en la mejilla.

-Quiere que pula mis dotes diplomáticas, debo escoltar a la reina hasta el templo de la diosa Arikel, estaré fuera una semana aproximadamente, partiremos al amanecer.

- Ya os avise de que debiais esmeraros en las relaciones sociales.- dijo ella con un timido tono de reproche antes de soltar aire, relajandose un poco.- Aun asi vuestro padre es sabio, no tienen mejor candidato para ser su sucesor. Acompañar a la reina parece mas un tramite que una verdadera labor diplomatica.-señalo.

-En cualquier caso, os recomiendo prudencia y os deseo un pronto regreso. Hare vuestro equipaje personalmente.- Aseguro, imaginaste que feliz de no tener que cumplir en el lecho por lo menos en una semana.

- ¿Puedo ir con vos, padre?.- pregunto el niño emocionado.-Os sere de ayuda, lo prometo y he aprendido mucho, de veras.

Gurne asintió, su esposa tenia razón no le agradaba relacionarse con los estirada nobleza, a pesar de ser parte de la misma, el era un guerrero y como tal disfrutaba con la compañía de sus hombres y de un buen licor mucho mas que de las filosóficas charlas sobre impuestos y diezmos.

-Yo también lo veo como un tramite, las palabras del rey me honraron. Mi padre ha fue un guerrero formidable y ha sido mejor rey, y yo aspiro a lo mismo. Le preocupaba que no supiera llevar el rey en tiempos de paz, pero lo que no menciono es que mis hermanos no sabrían que hacer en tiempos de guerra. 

Guardo silencio un instante y luego para aligerar el tema, añadió.

-Por cierto, se va a concertar matrimonio para Grifith, a ver si sienta la cabeza de una vez.

Se acuclillo para mirar a su hijo a los ojos.

-¿Acaso crees que tu padre no había pensado ya en eso? Voy a llevar a mis mejores hombres a esta misión, lo cual te incluye, pero luego pensé... ¿Dejar a tu madre sola y sin protección? Para esta misión si que necesito a mi mejor hombre y de mas confianza. Así que Lucc, quiero que en mi ausencia cuides de tu madre y la protejas de cualquier amenaza. Y hazle caso en todo lo que te diga, solo quiere lo mejor para ti.

Volvió a incorporarse y a caminar hacia la puerta.

-Voy al patio de armas a decir a los hombres de que se preparen, confió en ti querida para que mi equipaje este listo para mañana.

El niño se entristecio un poco pero al terminarte de escuchas se enorgullecio. Incho el peso y te saludo dando un golpe en su pecho con el puño cerrado, un saludo militar que le habias enseñado cuando era un bebe apenas.

- 

En cuanto saliste al patio un caballero se acerco a ti desmontando de su caballo. Era Gerel, hijo de un gran amigo de tu padre, de sobrado valor y lealtad. Magnifico con la espada y no menos diestro con el arco.

- Mi señor.- dijo manteniendo las formalidades, aunque cuando estabais lo bastante lejos os tratabais como hermanos de sangre. No era raro cuando la habiais derramado tantas veces juntos, contra invasores y bandidos.-El rey nos ha mandado llamar y poneros bajo su mando de inmediato ¿Algun peligro acecha al reino?

Le devolvió el saludo a Lucc con orgullo, no era para menos estar criando a un excelente guerrero ya desde su mas tierna infancia, tal y como su padre hizo con el hace años.

Antes de bajar al patio preparo su espada, no la había llevado a la audiencia con su padre, pero lo usual era verle siempre con ella encima. 

Al llegar al patio y ver a Gerel no pudo evitar sonreír, sabia que en palacio debían mantener las apariencias, pero sinceramente se alegraba de verle.

-¿Peligros? Que los dioses se lleven a aquel que ose atentar contra el reino de Asdrom, pues si yo lo encuentro antes que ellos no tendré piedad. No buen Gerel, otro acto nos ocupa, se nos encomienda la escolta de la reina Mariam hasta el santuario de la diosa Arikel, el rey desea que actúe en su nombre allí.

Miro alrededor, intercambiando miradas con sus hombres, con los que ya había combatido en mas de una ocasión y habían demostrado su fidelidad al reino, al rey y a el mismo.

-Toma a los mejores para escoltar el carruaje de la reina, los mas avispados no quiero contratiempos por el camino, que estén listos al alba. Ah si, y que se adelanten un par de exploradores para observar el terreno y avisar de nuestra llegada, que partan en cuanto estén listos.

Tomo a Gerne por el hombro con confianza.

-Informa que a la vuelta si todo sale bien habrá doble ración de carne, vino y mujeres.

Gerel sonrio con alivio, mas cuando se informo del premio al volver pero mantuvo las apariencias.

- Una docena como escoltas, dos exploradores y dos detras nuestra para evitar ataques furtivos por la retaguardia, ¿Os parece adecuado?.- pregunto esperando tu visto bueno. Era un viaje largo pero no ibais a tierras peligrosas ni se habian avistado bandidos por la region en almenos dos años.

Sabias que contra mas grande el sequito mayores eran los problemas, mas provisiones habrian de cargarse y mas lenta seria la marcha.

Tus ojos miraron el cielo. Las nubes anunciaban que el tiempo estaba cambiando, lloveria durante la noche sin duda y los caminos amanecerian embarrados.

Imaginaste la carroza de la reina, tan recargada y pesada que sin duda quedaria atrapada en el fango mil veces antes incluso de llegar al bosque.

- El tiempo no nos acompañara, esperemos que si lo haga la suerte y la proteccion de los dioses.

Gurne meneo la cabeza indeciso.

-Una decena de hombres estará bien para el cuerpo central, después de todo la escolta es algo simbólico, nuestros caminos son seguros y nadie en su sano juicio debería atreverse a atacarnos cuando vean nuestros blasones. Los dos exploradores y los dos hombres en la retaguardia mantenlos.

Miro al cielo con fastidio al escuchar las palabras de su camarada.

-El tiempo es cambiante en esta época del año. Deja que nuestras mujeres alcen plegarias por nosotros a los dioses, nosotros centrémonos en lo que esta a nivel de suelo.

Dedico un tiempo a seleccionar los hombres que partirían junto a Gerel, valorando las virtudes y carencias de cada cual y de pronto se dio cuenta de algo.

"Es la primera vez que hago de escolta de Mariam, debería preguntarle si necesitaría algo en especial para el viaje."

No sabia si ese pensamiento se debía a una buena planificación del viaje, o como mas se temía o al deseo de volver a verla, ese deseo que crecía día tras día, por mucho que se esforzara en no pensar en ello. Así que tras terminar los preparativos de sus hombres, volvió a palacio en busca de la Reina.

Volviste pensativo por los pasillos.

Tu mujer estaba terminando de planchar, personalmente, tu uniforme de gala y el pequeño Lucc se encontraba garabateando un trozo de papel, en un intento de caligrafia que dejaba mas manchas de tinta que letras.

- Ya esta todo dispuesto, he mandado al cocinero que prepare pan caliente para llevaros y el mejor queso.- dijo con una sonrisa que sabias que se debia a perderte de vista unos dias.

Ahora lejos de aquel salón, las dudas... Acababa de besar a la reina, eso era una traición contra su padre y por tanto contra el mismísimo reino, los remordimientos lo atormentaban, incluso llego a pensar que ojala creyese en los dioses, así podría confesarse con algún miembro del clero.

Tras el encuentro con la reina, Gurne acudió a los establos a preparar a su corcel de batalla Niebla, había estado junto a el en multitud de batalla y era una animal noble y poderoso como su dueño. Lo cepillo, lo alimento y lo dejo perfectamente preparado para que al día siguiente solo hubiera que ensillar.

-Niebla, nos espera un largo viaje y no solo por el tiempo que llevara, así que estate preparado para cualquier cosa.

Tras ello, reviso los caballos que tirarían del carruaje, y el propio vehículo para comprobar que estaba correcto. Era bien sabido que el príncipe Gurne era metódico en los preparativos hasta rozar la manía y que lo tenia que revisar todo personalmente, pero su método funcionaba por lo que no había queja.Llamo a una pareja de guardias que estaban por allí.

-Mañana al amanecer este carruaje y estos caballos deben estar tal y como los dejo yo ahora.

No hacia falta que dijera lo que pasaría si no era así, Gurne era duro pero justo. Si cumplían bien serian ampliamente recompensados, quizás con una ración extra pero si no obedecían al príncipe...

Tras esto, volvio a sus aposentos, aun en parte sumido en sus pensamientos, escucho a su mujer y se limito a asentir y a dejarse caer pesadamente sobre el lecho.

-Me alegro de que os halláis encargado personalmente de los preparativos Antoniette, yo también he hecho lo propio.