Partida Rol por web

Finn, alisa las plumas de sus flechas brevemente antes de dispararlas, escudriñando la neblina en busca de la fuente de tanto fuego.

Avanzando tras las flechas de Finn, Geon atraviesa la niebla directo hacia los monstruos flamígeros. Sus barbas atraviesan la cortina de humo como una aparición y descarga el hacha de su ancestro contra el lomo del cuadrúpedo, que gime por la horrible herida:

-¡Vamos, Rumuk, a por el otro!- conmina al semiorco.

Soker se acerca a la criatura mientras saca la espada e intenta golpear al ser de los infiernos pero la niebla impide que el pícaro vea con claridad y la espada solo atraviesa humo...

Las flechas de Finn y la poderosa hacha de Geon terminan con el sabueso sin mucha piedad

Sigamos. Dice el elfo, sin inmutarse, justo después de caer el extraño sabueso.

-Espera.- dice el enano, volviendose hacia los crios -Es este el engendro que se llevo a vuestro amigo? No dijisteis algo de cadenas y no se que?- pregunta Geon como si se estuvieran quedando con el.

La cueva continua llena de vapor y humos. El sonido de cadenas y martilleo es más fuerte aquí, pero proviene del norte.

No señor era una criatura gigante, con una barba llena de humo y envuelto en cadenas. Era algo espeluznante. Seguro que este perro era su mascota.

¡No digas tonterias Savram! Era más bien como un enano encadenado con un martillo. Pero con barbas de humo. De su misma altura señor Geon Matalagartijas

Matalagartijas, ji, matalagartijas, lagartijas. aplaude Mikra

La joven tiene razón. Parecía un enano muerto viviente, condenado a vagar por los salones del Crisol de Droskar.

Soker traga saliva al escuchar el comentario del mediano...

Muerto...

A una indicación de Geon, Soker continúa mientras mira a uno y otro lado por si la criatura muerta tiene la mala idea de prepararles una emboscada...

A medida que caminais por la caverna sinuosa el ruido del constante martilleo crece. El humo que surge de la sala en caliente y está iluminado por una luz anaranjada que brilla al fondo. Una gran forja, ubicada en el muro del fond, es la responsable de esta atmósfera infernal. Entre la forja y la entrada se alza un gran yunque y junto a el decansan martillos, tenazas y otras herramientas de herrero. Un leve gimoteo casi se pierde entre el ruido y el rugir de la fragua.
Os llega un imponente hedor a acero fundido mezclado con pelo y carne quemada. El tintineo de pesadas cadenas resuena ominoso. Un imponente enano atrapado en cadenas de acero pesado golpea en el yunque. Su rostro, sus manos y su cuerpo se entremezclan con ganchos al rojo vivo y alambre de espino. Un humo negro como la noche se alza de su barbilla, cubriéndole su cara horriblemente contorsionada. Este ser atormentado golpea con su martillo de acero negro mientras sus cadenas se mueven como serpientes de metal.
Junto a él, atado y amordazado veis a un niño regordete que gimotea en silencio con la cara sucia de tanto llorar.