Partida Rol por web

Rumuk se posiciona para atacar al otro sapo, pero esta vez no encuentra por dónde golpearlo y falla en su intento.

Entre todos acosais al asqueroso sapo.

Finn intenta otra de sus ráfagas de flechas... sin mucho éxito. La cara del elfo empieza a parecer la de un humano, roja y torcida ante tanta mala suerte.

La criatura trata de abrirse paso a empujones, soltando un fuerte golpe a Rumuk y haciéndoler retroceder. El semiorco se ve embadurnado por la asqueosa substancia del sapo.

Harto del maldito sapo, Geon se avalanzó hacia adelante en el denso silencio que producía la peculiar roca encantada por Rumuk, y hundió el hacha de batalla en el lomo del batracio. Con el anfibio subterráneo inmovilizado, el enano no tuvo inconveniente en atraer hacia sí la masa babosa y atravesar su estómago con su puño enguantado en púas. Alzando al monstruo con ambos brazos armados, lo arrojó hacia la pared con rabia, emitiendo un grito que no llegó a sonar. Sus heriidas, posiblemente infectadas por la viscosa sustancia, rezumaban sangre aún, pero al humanoide no parecía importale, mientras se dirigía hacia las salidas del lugar para asegurarse de que no se acercaran problemas, haciendo señas de que retiraran la luz.

Suerte que, de momento, está de mi lado.- Piensa Finn al ver la demostración de fuerza de Geon.

Al verlo avanzar lo sigue de puntillas, con el arco preparado por si hay problemas. La escasa iluminación es suficiente para sus penetrantes ojos élficos.

El golpe de Geon es definitivo y termina con la vida del monstruo.

Soker salta del caldero y contempla en silencio la escena. Abre la boca y al ver que no sale ningún sonido mira a Rumuk inquisitivo. Mientras tanto, se dedica a registrar los cadáveres y mirar la zona.

Rumuk trata de limpiarse la repugnante baba del sapo.

¿Estáis todos bien?, pregunta Rumuk sin dejar de mirar a las distintas salidas que tiene la sala.

Geon gesticula indicando que no esta mal, mientras trata de librarse la pegajosa sustancia, con fruicion.

La pegajosa baba es muy difícil de quitar.
Afortunadamente parece que habéis terminado con los guardias de un modo bastante silencioso, no escucháis que se acerque nadie

El enano parece realmente cabreado, mientras saca en el silencio del conjuro su pala y su pico de la mochila y comienza a soltar la realmente molesta sustancia, tras guardar sus hachas. La verdad es que no parece que le hagan falta, pues sus propios movimientos parecen librarle de la mayor parte, dejando apenas unas cuantas esquirlas, de las que la herramienta roma da buena cuenta rápidamente.

Acto seguido, se dirige hacia su compañero enano, pasándole la pala para que ayude al semiorco, mientras él mismo ayuda al enano.

Rumuk trata de quitarse las molestas babas, pero parece que estaba demasiado impregnado... Viendo como Geon tiene herramientas que podrían ser útiles, admite que tiene que recurrir al enano.

Geon, ¿te importaría echarme una mano con esto? Ese sapo me ensució a base de bien.

Tras un rato conseguís liberaros de la baba de sapo. Todo está bastante tranquilo, parece que nadie se ha percatado de vuestra presencia. Puede que los de arriba se estén empezando a impacientar.

Subamos a ver a los chicos. Geon y Tekdur, podéis quedaros vigilando por si acaso. Tras lo cual, Rumuk sube al caldero y espera a que alguien le acompañe. Por nada del mundo querría que los niños hubiesen tenido alguna sorpresa desagradable mientras todos los demás estaban abajo.