Partida Rol por web

Finn sonrie nervioso, simulando que se rasca la espalda para tener la mano cerca de su carcaj. Al ver a Soker hablar con tanta propiedad decide no abrir la boca, para no empeorar las cosas.

-Sí, eso también... lo que dice mi amigo el calvo.- dice Geon para el cuello de su armadura, refunfuñón -Que qué hacemos aquí, como si la calle fuese suya.- piensa el enano -No ha habido muro de piedra que se le resista a un Ereoth en centurias; no va a ser un muro de carne el que lo haga. Estos humanos...- sigue con sus disertaciones -Bah, mejor me callo. Supongo que em pezar una pelea no aumentará nuestra paga.

Esperad un momento, voy a hablar con el jefe. Acto seguido el guardia regresa y os dice
Acompañadme. El interior de la casa no tiene nada que envidiar al exterior, es una muestra de lujos y excesos.
Sentado en un sillón os recibe Thuldrin Kreed, un hombre descomunal, vestido con una bata gruesa y que enguye un cuenco de uvas.
Asi que vosotros decís que podriais encontrar a mi pequeño. ¿Acaso sabeis algo que yo no sepa? dice el hombretón

Finn se arma de valor e insensatez y habla el primero, dando un paso al frente.

Bien... señor... nosotros creemos que, si bien no le podemos asegurar el éxito de nuestra empresa, no estará de más que haya otro grupo buscando a su hijo. ¿Verdad?.- Dice Finn, buscando al final apoyo en Soker con la mirada.

Muy buenas tardes, señor Kreed. Es un honor para todos nosotros que nos haya recibido con tanta celeridad.

Soker inclina la cabeza levemente.

En efecto, creo que podemos serle de ayuda para encontrar al pequeño Jurin. Como puede apreciar nuestro pequeño equipo está bastante bien equipado para este tipo de tareas. Puede ver que nos acompañan dos enanos capaces de acabar con cualquier problema que surja. Mi compañero Finn podría encontrar una aguja del color de la cebada recién cosechada en un pajar y contamos con la ayuda directa de los dioses.

Me paso la lengua discretamente por los labios.

Creo que si usted decide contar con nuestra ayuda podemos ponernos a buscar a su hijo de forma inmediata. Contamos con una buena mano de obra, ahora solo nos faltaría tener un buen respaldo. Y todo el mundo sabe que el mejor de este sitio es el suyo...

Esto último lo digo sonriéndole.

Rumuk asiente ante el despliegue dialéctico del joven humano.

Como vosotros hay muchos en este pueblo. Esta misma tarde iba a ordenar que se colocara un cartel ofreciendo una recompensa de 1000 piezas al que me traiga a mi hijo con vida. Ultimamente iba mucho con esa panda de delincuentes en potencia, el hermanito de la putita, el retoño del nigromante, el que va a ser el futuro tonto del pueblo y por supuesto, esa pequeña entrometida, hija de un asaltador de caminos, aunque se empeñen en llamarle explorador. Quiero a mi hijo con vida, pero el resto... digamos que no lloraría demasiado si se accidentan por el camino
Continua enguyendo sus uvas.
Está todo dicho, la recompensa está sobre la mesa. No quiero ver vuestra jeta de cazarrecompensas si no venís con mi hijo sano y salvo

Pero... señor... perdone que le moleste un segundo más... ¿Tiene alguna pista? ¿Algún lugar por el que comenzar la búsqueda? Estoy seguro de que sus hombres ya han interrogado a buena parte del pueblo.- Dice Finn, tartamudeando.

Thuldrin mira fijamente a Finnduin.
¿Hablo para las paredes o qué? Si digo que eso es todo, es que es todo. No me hagais molestar a mis guardaespaldas y sacad vuestro trasero oportunista de mi casa. Me estais manchando la alfombra. Os grita mientras saltan trocos de uva de su boca.

- Vámonos, tiene más interés en sus uvas que en su hijo. Espero que valga las 1k piezas

Los guardias comienzan a daros empujones para sacaros de alli. Mientras ois al fondo...
¡No sabes con quien estás hablando follapiedras!
¡Claro que me improta mi hijo! ¡¿ Te preocupas tu de los bastardos que vas dejando por ahí?!

Disculpad a mis amigos, buen señor. Parece que han bebido demasiada cerveza aguada..., trata de disculpar Rumuk a sus compañeros al tiempo que les hace señal de que es mejor salir rápidamente.

Los nudillos de Geon tensándose sobre su urgrosh subrayan las palabras del semiorco, mientras su cara se pone roja como una tetera hirviendo.Tras unos tensos segundos, se vuelve hacia la puerta mientras susurra refiriéndose al clérigo:

-Bah, cobarde goblinoide...

Una vez fuera, lejos de los guardias, Finn se dirige a Tekdur.

Amigo, creo que hablo en nombre de todos si te digo que no volverás a venir con nosotros a una misión de "parlamento". He visto mi muerte de muy muy cerca, jejejeje.

Pues bien, sigamos con el plan, habrá que hablar con el mago, con los niños y con la mujer del explorador. Si quereis voy yo a hablar con ella. ¿Alguien viene conmigo?

Yo te acompaño. Pero era la hija del explorador, no su mujer, puntualiza el sacerdote semiorco.

Creo que me vendrá bien descansar un poco de enanos... Tienen músculo para la espada, pero los dioses olvidarles dotarles de cerebro con el que usarlos..., piensa pará sí divertido.

Perdón, la mujer, Finduinn. Lo siento, amigo, es que todavía estaba con la cabeza puesta en la "impresión" que le hemos causado al hombre este, corrige Rumuk.

- ¡No sé porqué os poneis así! Un padre preocupado trataría de darnos toda la información disponible. Y sé comportarme cuando es necesario. ¡Ahí ya no lo era, simplemente quería quedarme a gusto!

Y añadiendo a Finnduin:
- Me apunto a ver a la mujer del explorador. O me pongo a buscar información por mi cuenta. No me gusta estar sin hacer nada.