Partida Rol por web

Decidís ir a echar un vistazo a la cabaña de la que os ha hablado Olplyn, dando un rodeo para evitar volver a encontraros con los cuervos. El drow os guía por un retorcido camino que se adentra por entre las rocas. Las ásperas paredes de roca viva están cubiertas por un húmedo musgo en el cual se abre una curiosa puerta de forma oval. El humo que habéis visto en el camino proviene de la chimenea. El aire traía el aroma de un guiso de algún tipo de carne. 

Miro hacia la vivienda. En voz baja, les digo a mis compañeros.

-Bueno, aquí estamos. ¿Llamamos a la puerta?-Olfateo el aire.-No sé si se le dará bien o mal la cocina, pero un guiso caliente me vendría de perlas.

El sendero elegido resultó ser tan incómodo como lo era aquella sensación agria que se había apoderado de mi paladar, la de no comprender el motivo de los actos de la compañía. Pero todos habían estado de acuerdo, de modo que ¿de qué servía decir nada? No, me abstraje en un silencioso mutismo resguardándome en las sombras y la soledad de la retaguardia del grupo, caminando con el apoyo del mango de mi guadaña a modo de báculo, aún a pesar de que en ocasiones la naturaleza del camino la convertía más en un estorbo que un apoyo.

Así alcanzamos los aledaños de aquella cabaña, a la que no sentía la menor gana de ir. Cuando Valentine preguntó acerca de nuestra forma de proceder, torcí el gesto hacia otro lado, desentendiéndome de ello. Si por mí fuera, habríamos seguido rumbo a Pembrose, pero allí estábamos perdiendo nuestro tiempo.

¿Quién podía entenderles...?

Durante el camino fue muy fácil para Olplyn notar el enfado de Elsbeth, así que se aproximo a ella en algún momento de la caminata.--El día y la noche están destinados a no entenderse, pero uno no puede existir sin el otro. Entiendo tu frustración, yo también tuve que enfrentarme a ello al abandonar mi mundo, con el tiempo eso te hará más sabia y más fuerte en parte es mejor así para nosotros, aunque a veces sea molesto.

Mantendré vigilado a nuestro invitado si en algún momento me dirijo a ti y menciono la palabra badrulak acaba con el sin contemplaciones, por el momento parece que solo ha conseguido engañar a Valentine pero quien sabe que esconde. Mejor estar preparados y ser precavidos.--el drow había dejado de lado su habitual verborrea, en la intimidad hacia eso alguna que otra vez con Elsbeth, con quien más confianza tenía y a quien en cierto nodo comprendía. El que dejará su habitual máscara de lado denotaba preocupación y alerta, cosa que prefirió compartir para aumentar la vigilancia sobre el extraño Sol. Pues si algo odiaba cualquier drow era la hiriente luz del astro rey.

No fui capaz de responder a las reflexiones que me regalase el mago, tan sólo guarde silencio. Me recordaron, en parte, a antiguas palabras pronunciadas por mi padre, mi amo, mi señor. Palabras que me instaban a abandonar mi hogar, la Colmena, y conocer el frío mundo, su luz, su calor, tan sólo para endurecer mi corazón con el dolor que aquello me provocaría tarde o temprano, para hacerme más sabia.

En cualquier caso, no comprendía el motivo de tal conversación, aunque lo adiviné rápidamente cuando continuó exponiendo. Era su recelo hacia Sol lo que le traía hacia mí, en busca de un apoyo que a buen seguro no obtendría en las demás. Sonreí maliciosamente, pues se comportaba como si pretendiera que fuera su sicario personal, con claves y fe ciega para cometer un asesinato sin explicación alguna. Y la muerte no me preocupaba en exceso, formaba parte de mi vida de forma natural, pero no a cualquier precio.

Mataré a tu orden, si es necesario y eso protege a los nuestros... incluso de sí mismos. -Decreté en voz baja, vigilando que los demás no nos prestasen atención- Sin embargo, la muerte es tan sagrada para mí como lo es la vida para nuestra clériga... -Le advertí sonriendo de medio lado- ...de modo que posteriormente exigiré justificación más que adecuada al empleo de esa palabra, Olplyn. Asegúrate de tener defensa suficiente en juicio tal...

Con gesto firme y serio el drow tan solo aseveró con la cabeza ante las palabras de Elsbeth.--Nunca desperdicio palabras, ni recursos en vano.--estaba claro que prefería que el invitado les fuera útil, pero llegado el peor de los casos no vacilaría en convertirlo en cenizas con o sin la ayuda de los demás. Tan solo esperaba que alguien le guardara las espaldas el tiempo suficiente para poder explicarse.

Olplyn nos guió por el complicado sendero, decidiéndome por caminar a la cola, dispuesta a cubrir las espaldas de mis compañeros. Sin embargo, Elsbeth había tomado esa posición, la cual ni siquiera le intenté arrebatar, consciente del ánimo de la nigromante; así que avancé por delante de ella. Eran ya muchas horas escuchando su silencio, y tan sólo su forma de errar me hacía saber que no se encontraba conforme con lo que nos aventurábamos a hacer. En mi caso, sólo me había dejado llevar por la mayoría, si bien pensaba que quizás quien se encontrara en el lugar podría ofrecernos algo de información.

Desde mi posición observaba a unos y otros, incluida aquella última incorporación que tantas suspicacias levantaba. A medida que el drow nos acercaba aún más al lugar, más convencida estaba de que no éramos necesarios todos para hablar con aquel hombre. Al salir del complicado camino, tendí mi mano hacia Elsbeth, dispuesta a ayudarle a saltar una última piedra del camino.

- Con cuidado. – le pedí con una calmada sonrisa. – Veo que no te agrada esta tarea, ¿Me acompañarías en otra? – le susurré con picardía al encontrarse más cerca de mi, justo antes de escuchar a Valentine. – Desearía hablar con Sol antes de inmiscuirla tanto en nuestros asuntos, ¿Os importaría que hablara con ella? ¿Le importaría, Sol? No es necesario que todos visitemos al hombre. – expuse a los demás, antes de volver a mirar a Elsbeth. - Cuando acabemos nos reuniremos con vosotros.

Esperaba que mis compañeros apoyaran la propuesta, después de todo acabábamos de incorporar a nuestro grupo a alguien de quien poco sabíamos y cuya sinceridad parecía cuestionable desde el principio. Resultaba peligroso incluirla en nuestros asuntos sin conocerla mejor.

Me quede delante de Aalis, ya me empezaba a aburrir de lo ridículo que se veían estar orejas, de que todos preguntar por ellas, y teniendo en cuenta que al parecer aquel Drow no parecía tener más problema contra un elfo que contra el resto de las formas de vidas,  aproveche que todos emprendieron marcha y que Aalis, se dio la vuelta para ayudar a Elsbeth, quitando la atención sobre mi , para recuperar mi aspecto original de elfo, haciendo nuevamente puntiagudas mis orejas.  

Tenía muchas ideas para mejorar la actitud de aquel sujeto en la casa, si de daba el caso de que su actitud fuese hostil, seguro que nos contaría cosas interesantes, traigo a mi mente los movimientos y palabras para usar el conjuro de hechizar personas y agilizo para tratar de ponerme en la parte frontal del grupo, pero justo antes de poder lograrlo la paladín me  detiene para hacerme una pregunta.

Tardo un poco en responder, golpeo mi pie contra el suelo repetidas veces con algo de ansiedad y me rasco la cabeza, realmente tenía ganas de husmear en esa casa, pero por alguna extraña razón aquella humana le generaba un respeto muy fuerte.

-Está bien, si existe la posibilidad de que puedas sentirte más cómoda con mi presencia, estaré gustosa en llevar esta convocación, concuerdo con que no son necesarios muchos para visitar a aquel sujeto.

Luego miro a Elsbeth, que me producía todo lo contrario a al paladín, de echo me resultaba algo aterradora, luego continuo diciendo.

-Claro que si no es mucha molestia, me sentiría más cómoda si esta conversación solo la tuviéramos nosotras dos 

Enarqué una ceja al ver a Aalis aguardando a mi incorporación al terreno practicable tras las últimas piedras del impracticable sendero elegido como precaución por el mago. Nunca había sido especialmente buena determinando las intenciones de la gente, los vivos me resultaban más confusos que los muertos, pero había convivido con la paladina lo suficiente para vislumbrar que no me esperaba únicamente por ofrecerme ayuda al saltar una roca.

Así lo dejó claro, demostrando que ella sí se fijaba en los detalles y proponiendo una tarea alternativa en que colaborar con ella. Mis ojos se clavaron, siniestros y divertidos a partes iguales, en Olplyn, tan sólo un instante, mostrándole una maquiavélica sonrisa.

No era así como lo tenías planeado, ¿verdad?

No me dio tiempo a mostrar mi conformidad con el plan, cuando la extraña ya aceptaba su parte, aunque con unas reservas que ampliaron mi sonrisa maliciosa. Oh, no me quería allí, ¿no era divertido? Acaricié la sensación que me asemejaba a un gato jugando con un aterrado ratoncito, ladeando mi cabeza a un costado, ya que algo mientras se rascaba la cabeza había llamado mi atención.

Ahora orejas picudas... Interesante... -Medité en voz alta, acercando una mano a una de sus orejas, pero sin llegar a tocarla- Dos entrarán... -Dije tajante, en un susurro tenebroso- Dos hablaran contigo... -Clavé mis ojos en los suyos- No tengo por qué ser yo, podrías lograr convencer a alguien de tomar mi lugar...

No dejaría a Aalis sola con ella, pero sería interesante ver su reacción, cómo intentase escapar de la zarpa del felino...

El drow se recostó en un peñasco ostensiblemente complacido, exagerando el gesto de cruzar los brazos al levantar la barbilla y mesarse la perrilla muy interesado en la propuesta de Elsbeth. Le devolvió la sonrisa y la dejo hacer a su manera, ella era la más capacitada para soltarle la lengua al recién llegado, antes flaquearía Aalis que no ella y ciertamente iba a ser un gran espectáculo que no quería perderse. El hombre de la cabaña no iba a moverse de su casa y la situación planteada era mucho más entretenida de lo que habría esperado, un poco de ocio macabro nunca estaba de más.

Se puso cómodo sacando unos pequeños frutos secos de su bolsillo mientras sonreía y aprovechaba la pausa para refrescarse un poco con algo de agua.Al fin y al cabo iba a ser un día entretenido, tal vez la invitada querría cometer el error de escogerle a él en lugar de Elsbeth para dicha charla, pero incluso el drow, conocedor de la existencia de los dioses dudaba que tal milagro se produjera el día de hoy.

Miro a unos y otras. Meneo la cabeza. Venimos hasta aquí algún dios sabrá para qué, para luego pararnos ante la puerta y hacerle un interrogatorio a la elfa-noelfa-elfa. No tenía que haberla invitado a venir con nosotros. no sin la autorización en cónclave por voto unánime de la totalidad del grupo de paranoides que somos.

Aunque lo de las orejas no deja de ser raro, nada que la magia no pueda hacer... en fin.  Joder a veces Elsbeth. da miedo.

Bueno, más bien a veces Elsbeth No da miedo. 

Espero a que acaben de juguetear con el ratón esperando que al final no se lo coman, si no tendremos que buscar otro ratón en el pueblo. 

Y la cabaña? Ahí sigue. Huele a comida.

Las orejas de la elfa volvieron a ser como Valentine las recordaba, respondiendo poco después la mujer a mis palabras. Aceptaba tener aquella charla conmigo mientras el resto entraba en la cabaña, sin embargo, exponía su deseo de que aquella conversación se diera únicamente entre ambas. Mi diestra alcanzó en seguida mi mentón, pensativa, mientras Elsbeth hablaba a Sol.

La nigromante determinó que serían dos quienes hablarían con la no-elfa, aunque dejó abierta la posibilidad de no ser ella quien me acompañara. Tenía razones de peso para pedirle a ella que se quedara conmigo, y ante el desinterés de Olplyn y Valentine en hacerlo, decidí zanjar el asunto.

- Nos hemos desviado de nuestro camino de forma momentánea, será mejor que seamos céleres en esto. – expuse en general, antes de mirar a Sol. – Disculpe, señora, pero parece ser que el que seamos dos es necesario. La nigromante me acompañará si no le importa, seremos breves, no se preocupe. – miré a la clérigo y al mago de soslayo, esperando que comprendieran mi decisión.

Elsbeth y yo éramos muy diferentes en algunos aspectos, como la noche y el día, pero tremendamente parecidas en otros. En este caso, eran nuestras diferencias las que necesitaba a mi lado. Sabía que teniéndola junto a mí cubriría mis carencias, llegando donde yo no sabía llegar, y lo mismo sucedería al contrario. Juntas lográbamos bailar sobre la cuerda floja sin caernos.

Realmente me erizaba la pies escuchar a aquella mujer, y que ahora ella debe estar en la conversación, si no fuese porque me han dicho que alias es un paladín y esa aura de tranquilidad y respeto que me genera, temería por mi vida, en cualquier caso  es mejor estar preparada en caso de que sea necesario escapar.

Mirando a Aalis y evitando posar la mirada en aquella tenebrosa mujer digo.

-Aquella mujer no me causa confianza, pero si usted confía tanto en ella y desconfía tanto de mí para que sea necesario su presencia entonces lo aceptare.

Hago una pausa y me acerco un poco más a Aalis.

-Mi intención no es más que la de que nos apoyemos mutuamente para atravesar este peligroso valle, y no entiendo por qué les preocupa tanto la forma de mis orejas, ya que esto  no es impedimento alguno para ejercer mis habilidades, la que comete un acto de imprudencia soy yo al reunirme sola ante 4 personas de las cuales no conozco sus intenciones, pero sin embargo la agradable Valentine me hablo bien de ustedes y con solo ver su mirada sé que puedo confiar en usted, espero poder causarle lo mismo en algún momento, si esta conversación me acercara un poco a eso, hagámoslo entonces, en la compañía y con la .seguridad que le causa la aterradora Elsbeth.

La situación parecía controlada, así tocaba seguir avanzando. Le hizo un gesto con la cabeza a Valentine mientras se dirigía hacia la puerta de la choza, golpeando con el bastón un par de veces la puerta y retirándose a una distancia prudencial para que aquel hombre no se asustará al ver al drow justo delante de su casa, además al mago siempre le gustaba guardar una prudente distancia de seguridad entre los mandobles y su persona, por no mencionar la ventaja que le suponía para poder lanzar su hechizos antes de que aquel hombre le alcanzase si las cosas se torcían.--¡Ah de la casa!Huele muy bien desde aquí, tal vez podamos compartir nuevas del camino a cambio de un poco de ese guiso señor.--Olplyn esperó junto a Valentine a que el hombre diera señales de vida.

Avanzo con Olplyn hasta la puerta. Miro hacia atrás para ver como acorralan a la elfa-no-elfa.

-¿Que se traen estas entre manos?-Digo, meneando la cabeza. Al escuchar el saludo del drow sonrío y me adelanto un paso. será mejor que me vea a mí antes, los drow a veces ponen nerviosos a la gente.

Pero no sabemos quien es ni sus intenciones. Apoyo la mano en la empuñadura de mi arma, de forma aparentemente casual pero lista para sacarla. Repaso mis conjuros, pero no hay que ponerse nerviosa. Esperemos ser recibidos en son de paz.

Escucháis una retahíla de coloridas maldiciones del interior de la cabaña antes de que la puerta se abra y emerja de ella, como catapultado hacia delante, un hombre corpulento. Está ataviado con un coleto de piel con tachones de metal y lleva a la espalda un mandoble de elaborada empuñadura. 

El hombre de la cabaña alterna la mirada entre la valquiria y el drow. Rebulle inquieto y toca la empuñadura del espadón con las yemas de los dedos, lo que parece tranquilizarlo momentáneamente. Escupe sonoramente en el suelo antes de mirar con desagrado a Olplyn.

-¿Un drow? Antes metería en mi casa a una araña gigante.

Desde vuestra posición no veis lo que ocurre en la cabaña, pero podéis escuchar la respuesta que el hombre da a Olplyn sin mucho esfuerzo:

-¿Un drow? Antes metería en mi casa a una araña gigante.

Retrocedo un paso al salir de forma tan violenta el hombre, dando un pequeño respingo.

-Hola. Soy Valentine, sacerdotisa de Freya. Venimos en son de paz, este drow es amigo nuestro y gente de bien. ¿No compartiría sus viandas con unos cansados viajeros? Le compensaríamos.-Digo, utilizando la mejor de mis miradas para dar pena, mirándole hacia arriba poniendo ojitos.-No le causaremos ningún problema. Somos 5 compañeros, entre los cuales viene una Paladín y yo misma, que no viajaríamos bajo ningún concepto con personas malvadas.

--¡Jajajajaja!Lo del drow y la araña gigante ha sido bueno, muchos dicen que solo nos diferenciamos en la cantidad de pelo, el último chiste que escucher era así:¿En que se diferencian un drow y una araña?...En que con la araña gritas se asusta y te pica, en cambio el drow te pica y no te da tiempo a asustarte ni a gritar¡jajajajaja!--el tono era totalmente jocoso, aunque no era muy buen chiste desde el punto de vista humano.--No te preocupes Valentine, puedo esperar fuera. No le guardo rencor mi raza tiene una merecida reputación, a pesar de todo tenga cuidado por los caminos hemos encontrado una caravana asaltada no muy lejos de aqui, al parecer son tierras peligrosas y más si uno vive solo ¿Sabe quienes son los asaltantes y si se ofrece alguna recompensa por ellos?He oido que uno de los mios merodea por aqui, un tal Larin Karr tengo algunos negocios pendientes con él ¿no sabrá por casualidad donde puedo encontrarle?Si me ayuda me marcharé ahora mismo y no tendrá que verme más ni a mi ni a araña gigante y si me acepta el cumplido tiene usted un arma de una excelente manufactura ¿enana por un casual?.--esto último lo dijo guiñando un ojo a la par que se alejaba un poco para sentarse en un piedra del camino, sacando unos viandas cocinadas de su bolsa. Dió un ligero bocado esperando la reacción de aquel hombre, Olplyn era de lo que creía que solo ofende quien puede y no quien quiere poco le importaba lo que aquel humano pensara de él. Le utilizaría para obtener información y partiria sin más

Al dirigirse Olplyn y Valentine hacia la puerta de la cabaña, escuché las últimas palabras de esta, extrañada por tal interrogante.

- ¿Qué nos traemos entre manos? – repetí a Elsbeth en voz baja, incrédula, encogiéndome de hombros cuanto mi armadura me lo permitía.

Esperé a que nuestros compañeros entraran en la cabaña, aunque por las primeras voces que escuchamos, el hombre no parecía muy de acuerdo con la presencia del mago allí; aunque estaba convencida de que la clérigo sería capaz de hacerle cambiar de opinión.

Con un gesto de mi mano invité a Elsbeth y Sol a moverse unos pocos metros, dejando que la elfa tomara asiento en una piedra si así lo deseaba. Desde aquel lugar no podríamos ser escuchados desde dentro de la cabaña, lo cual era conveniente  para no levantar suspicacias en el hombre que la habitaba.

- Siento ponerle en esta tesitura, pero comprenda que debo proteger a mis compañeros. – eché una mirada de soslayo a la nigromante, era ella a quien más deseaba proteger. – Ha aparecido junto a nosotros de forma repentina, con una apariencia desconocida para Valentine, quien es la única que tenía conocimiento de su persona; comprenda que eso puede generar cierto recelo. A ello hemos de sumar que no ha querido aclarar lo relativo a su raza, pero tampoco nos ha hablado de su procedencia ni intenciones a la larga. En definitiva, no sabemos nada sobre usted. – fijé mis ojos en lo suyos, mostrándome firme, aunque sin llegar a resultar intimidante. – Ni tan siquiera sabemos si de verdad puede aportar algo a nuestro grupo. – crucé mis brazos, emitiendo un sonido metálico, para después mirar a Elsbeth, por si tenía a bien añadir algo.