Partida Rol por web

Había sido un día realmente agotador, en el que nada había salido según lo previsto. Aunque ponía los pelos de punta intentar pensar que podía ocurrir a continuación, ojalá la maldita barrera desapareciera o alguien encontrase la forma de solucionar el problema. Con estos pensamientos te retiraste a dormir.

Estaba oscuro y había gente que se asomaba por las ventanas y a la calle, todos miraban al cielo y señalaban. Las estrellas parecían estar cayendo, pero no eran estrellas normales, ¡Eran de color rosa! Caían y caían...

Te despertaste sobresaltada, alguien te movía del brazo, era tu madre. - Hija, el desayuno está en la mesa, pensé que querrías aprovechar el día... - Efectivamente el sol ya había salido, hoy era el día que tendrías que haber partido del pueblo de tus padres.

Me desperté sobresaltada. ¿Habían caído estrellas rosas del cielo anoche? ¿O había sido sólo un sueño? ¿Y lo de la barrera invisible? ¿Había ocurrido de verdad? Me costó centrarme un instante. Miré a mi madre y me esforcé por recordar, pero todavía dudaba...

- Si, Mamá, voy enseguida... Lo que pasó ayer...¿no lo he soñado, verdad? ¿Seguimos incomunicados y sin electricidad? - Ojalá hubiese sido una pesadilla, pero estaba casi segura de que no era así, y que me esperaba una reunión en el ayuntamiento y un nuevo trabajo temporal en el hospital del pueblo.

Tu madre hizo una mueca y negó con la cabeza – Me parece que no lo soñaste, seguimos sin luz eléctrica ni televisión...

- No hay prisa y ya he levantado a tu padre- Tu madre te dejó a solas en la habitación para que pudieses vestiste y asearte con tranquilidad. Intuías que iba a ser un día largo y habría que organizarse, aunque a veces era mucho mejor tener cosas que hacer, a estar esperando a que los acontecimientos la sorprendiesen a una.

Entonces no lo había soñado...por un momento me había hecho la ilusión... Me levanté y vestí deprisa. Me aseé y bajé a desayunar. Se me había ocurrido otra idea para ahorrar combustible.

- Buenos días papá - le di un beso al llegar a la cocina. - He pensado una cosa - dije mirándole y luego a mamá-. ¿Todavía está por ahí mi vieja bici? ¿Y la de papá? No sé cuál me irá mejor, pero creo que podría ir con ella al centro cuando no haya que hacer grandes compras, y así ahorrar un poco de combustible para cuando haga más falta.

Tu padre respondió a tu beso, ya estaba junto a la mesa preparado para el desayuno. Tu madre también se sentó en la mesa para comenzar a desayunar.

Así que ya todos en la mesa comenzó el desayuno - Si hija, en esta casa no se tira nada... - Te dijo ella medio en serio medio en broma.

Tu padre parecía más preocupado y pensativo de la cuenta, fue el que habló a continuación – Me pregunto si habrá alguna forma de agujerear esa barrera o hacer que desaparezca ¡Maldita sea! - Negó con la cabeza e intentó seguir comiendo.

Sonreí ante el comentario de mi madre y empecé el desayuno. Uhmmm, tan rico como siempre. Pensé en las bicis, sería cuestión de buscarlas después del desayuno, y ahorrar a la vez que hacía ejercicio, algo necesario si seguía mucho tiempo siendo alimentada por mamá... Luego respondí a papá:

- Pues espero que sea así. De todas formas, veamos qué dicen en la reunión del ayuntamiento. Os lo contaré todo cuando vuelva del hospital. Intentaré venir a comer, mamá, pero si ves que me retraso, comed vosotros y dejad mi parte para cuando vuelva. No tengo muy claro cuánto rato me necesitarán en el hospital.

Tus padres estuvieron de acuerdo en que hicieses tu marcha. Ellos tenían comida y luz eléctrica para mantenerla, al menos suficiente para varios días. La comida tu madre tendría que comenzar a medirse un poco más en las cantidades, para que hubiese de comer también para varios días o al final quedaría una nevera funcionando, pero sin nada que enfriar.

Tras el desayuno. Mientras tu madre lavaba los platos, revisaste el cuarto trastero hasta dar con las bicis. Había una de ellas que estaba en mejor estado, pero tenía las ruedas deshinchadas, te costó un rato más localizar la bomba para hincharlas, pero tras hacerlo y pasarle un trapo para quitarle el polvo quedó una bici de aspecto aceptable y funcional al cien por cien. En estos momentos eran las nueve y media de la mañana.

Cogí una mochila en lugar de bolso y me la colgué, casi vacía, a la espalda. En el caso de que pudiese comprar algo, me vendría bien y no estorbaba mucho para ir en la bici. Me despedí de mis padres y me puse a pedalear hacia el centro. Como quedaba bastante rato hasta la reunión de las 12 en el ayuntamiento, me dirigí al hospital. Preguntaría por el Dr. Rogers y así podría ver en qué iban a consistir mis tareas de voluntaria. Tendrían que prestarme un pijama o bata de hospital, y tal vez una taquilla, y todas esas burocracias llevaban un rato.

Peladeaste hasta el hospital, tomándolo con calma se podía disfrutar del paisaje sin agotarse ni romper a sudar.

Llegaste al hospital y te dirigiste al mismo puesto de información que ayer, justo detrás de ti llegó otro hombre que también se puso a hacer cola en el mostrador. La chica de información te reconoció.

- Vienes por lo de ayudar ¿Verdad? Espera un momento por aquí, voy a mandar buscar al Doctor, antes por megafonía daba gusto, pero mando a una compañera – Se giró y habló con una compañera que estaba escribiendo en unos formularios.

- Sí, gracias. Esperaré al doctor. Comprendo que por aquí se debe echar mucho de menos la electricidad... 

Mientras esperaba me aparté un poco para dejar turno al hombre que había llegado detrás de mí, y aproveché para observarle. Me preguntaba si seríamos compañeros en este voluntariado inesperado.

Te apartaste para dejar paso a aquel hombre, al que observaste por ti también se presentaba como voluntario.

Pero preguntó por traumatología. La chica le indicó como llegar hasta allí y el hombre asintió. Pasados unos segundos la otra chica que estaba escribiendo dejó de hacerlo y se fue en busca del doctor.

Y algo te llamó la atención, el hombre que iba detrás de ti, en vez de ir hacía donde le habían indicado, lo que hizo fue seguir (a unos metros) los pasos de la chica que iba a buscar al doctor, ambos se perdieron por el pasillo y los perdiste momentáneamente de vista.

Qué raro, ese tipo había preguntado por Trauma, y en cambio luego se fue para el otro lado, ¿siguiendo a la chica? Me asomé al pasillo y decidí seguirlos. Total, a lo sumo me tropezaría con el doctor cuando viniese a por mí, y la actitud del otro voluntario me parecía poco normal.

Te asomaste para ver como aquel tipo estaba de plantón en medio del pasillo, como esperando algo. Aquel pasillo no guardaba muchos secretos pues no había nadie más y él también te vio.

En ese momento se abrió la puerta y salió la chica, probablemente administrativa y el que debía de ser el doctor. Lo abordó realizándole una pregunta que no llegaste a entender.

Aguardé a que se acercase el doctor, tratando de adivinar de qué hablaban. No tenía sentido volver atrás a esperarles, y tampoco iba a acercarme a interrumpirles, no me parecía de buena educación. Y la administrativa le indicaría que era yo quien esperaba, así que me quedé a la expectativa. Por un momento recordé mi primer día de interna, sin saber qué iba a tener que hacer...pero aquí venía a ayudar, no a aprender, ni me iban a evaluar, así que no sentía la misma presión.

Miré mi reloj, no quería llegar tarde a la reunión del ayuntamiento, aunque todavía quedaba tiempo. 

Te miraste la hora y viste que aún faltaba para la reunión, lo de poder asistir no corría peligro. El doctor no se demoró mucho con aquel hombre, cruzaron un par de frases y vino hacia donde estabas, aquel tipo se quedó esperando en el mismo lugar en el que se encontraba.

El doctor te tendió la mano – Me han dicho que quiere colaborar en el hospital señorita... - dejó la frase en suspenso para que la completases.

- Si le soy sincero cualquier ayuda nos viene como agua caída del cielo. Cada vez necesitamos más recursos y la situación no va precisamente a mejor. Sólo con que sea capaz o de poner vendas, o tomar las constantes, o practicar curas o servir de apoyo al personal médico en una operación... Lo único que pedimos es que no sea aprensiva a la sangre, ya sabe... - Te dijo a modo de tanteo

- Miller, Joana Miller- dije terminando su frase a modo de presentación mientras estrechaba su mano. Cuando acabó de hablar, le hice un breve resumen de mi historia como casi médico.

- Soy capaz de todo eso, Dr. Rogers. Estudié medicina, y llegué a hacer algunos meses de interna, pero en el hospital decidí que no era mi vocación como pensaba, y terminé licenciándome como bioquímica. Sin embargo, dado que precisan ayuda y no puedo regresar de momento a mi lugar de trabajo habitual, estaré encantada de colaborar en las tareas que considere oportunas mientras dure esta situación. En cuanto a la sangre, no se preocupe que no me impresiona.

Sonreí a pesar de las circunstancias. El tipo me había causado buena impresión, se le veía preocupado por los pacientes y abrumado por lo que se le había venido encima de repente.

Asintió con la cabeza - Ajá, estupendo – Te dijo el doctor al escuchar tu resumen.

Luego pensó durante un segundo – Pues por mi parte sólo queda que indicara en que horario podría colaborar. Aunque su aportación sea voluntaria es por saber de que recursos podemos disponer en un determinado momento. Ah. Y también saber cuando estaría dispuesta a comenzar.

Pensé un momento antes de responder a lo del horario...Realmente no me importaba demasiado, pero quería pasar tiempo con mis padres, así que media jornada estaría bien.

- Si le parece, podría venir por las mañanas e irme a comer a casa. Y en el caso de que se prevea mucho trabajo, volver unas horas por la tarde. En cuanto a empezar, hoy quisiera ir a la reunión del ayuntamiento a las 12. El resto del tiempo estoy libre, si quiere puedo empezar ya o volver tras la reunión. Lo ideal sería que me diesen ya un uniforme y algunas instrucciones, y así cuando venga ya puedo empezar directamente las labores que decida encomendarme.

El doctor te escuchó y asintió con la cabeza. Luego miró su reloj por consultar el tiempo que había disponible antes de la reunión.

- Me parece muy bien. La señorita Vanessa, le enseñará el hospital, donde puede encontrar cada cosa y le entregará una bata – Dijo refiriéndose a la chica que había ido a buscar al doctor

- Con eso ya habremos adelantado. Mañana cuento ya con usted por la mañana y esta tarde como desee. Ha sido un placer, y le estoy muy agradecido – Dijo tendiéndote la mano de nuevo.

La otra chica aguardaba cerca a que terminarais la conversación.

Estreché su mano en despedida. Realmente me había gustado este hombre. Se le veía muy preocupado porque todo fuese lo mejor posible en el hospital a pesar del aislamiento.

- De acuerdo. Gracias a usted, me alegro de ser útil.

Una vez se marchó me dirigí a Vanessa animadamente y le tendí la mano. - Encantada, Vanessa, yo me llamo Joana. ¿Vamosa dar esa visita turística? ¿Qué tal es todo por aquí? El doctor Rogers me ha parecido muy buena persona. ¿Hay un buen ambiente? Donde yo hice la residencia había mucha competitividad...