Partida Rol por web

Viviendo más el presente, decidiste que las cosas de mañana ya las pensarías mañana y que mejor no darle muchas vueltas. Te levantaste de nuevo de la cama cuando te acordaste de aquella extraña lluvia de estrellas de anoche ¿Se repetiría de nuevo el proceso? Era lo que querías comprobar.

Te asomaste y sólo viste la negrura, parecía ser que esta noche no había espectáculo celeste, ni nada parecido. A lo que si le diste vueltas fue a las relaciones humanas y al pasado, todo formó un pequeño torbellino que dio vueltas en tu cabeza.

Sueñas con un bosque ardiendo, es un sueño intranquilo, pero no recuerdas mucho de él. Te despiertas ya por la mañana, escuchas algún leve sonido procedente de la cocina y el típico aroma del café. Por lo demás hace calor para ser la época del año en la que estás.

Sin novedades extrañas y luminosas en el firmamento me fui a la cama a descansar sin saber muy bien si sentirme decepcionado o aliviado. Dejé caer mi cansado cuerpo en la cómoda cama con la esperanza de que me fuese mejor que la noche anterior. Poco a poco y gracias al agotamiento acumulado y el del día cerré mis ojos.

Ni me hizo falta despertador, tanto tiempo levantarme tan temprano que ya estaba más que acostumbrado, por supuesto los sueños absurdos y un tanto fatalistas ayudaban a uno a madrugar. Terminando de abrir los ojos, me percaté de los ruidos propios de la mañana, aroma a café, y un calor que me hizo dudar del día que me encontraba.

Me destapé malhumorado y agobiado, con esfuerzo y desgano abandoné mi cama. Fui directo al baño moviéndome torpemente, abrí el grifo para mojar la cara, a ver si con esas así despertaba de una dichosa vez. Necesitaba pensar, o dejarlo de hacerlo, o pensar en algunas cosas y dejar otras en segundo plano. Más con la boca pastosa y una sensación que no sabría decir cuál, quizás de confusión ante la tanda de sueños que los veía como un simple espectador, y sin embargo yo era el protagonista. 

De todas maneras, estaba totalmente convencido que encontraría más sentido viendo un cuadro abstracto. Como sea, fui a realizar el ritual mañanero. Y tras terminarlo bajé por las escaleras hasta llegar a la cocina donde presumiblemente estuviese mi padre con una cara, que pese haber mejorado algo gracias al agua fría aún no estaba lejos de ser alguien que hubiese descansado en condiciones.

Fuiste al baño para refrescante un poco la cara, pero parecía que el grifo del agua fría no daba más de sí, en el sentido de que casi salía tibia, en vez de fría. Y la presión del agua salía más baja de lo normal. Pero al menos te pudiste mojar un poco.

Bajaste a las estancias del salón y la cocina y efectivamente allí te encontraste a tu padre, había puesto un par de vasos y platos, por lo que contaba contigo para desayunar.

- Buenos días ¿Te apetece un poco de café? - Dijo rompiendo el hielo. Allí había un poco de mermelada, unas tostadas y por supuesto la cafetera - ¿Qué tal te fue ayer?

Maldije en silencio al comprobar que el agua no estaba en su mejor momento. Entre eso y el absurdo calor nada típico de la época me pregunté a qué se debía. Demasiados sinsentidos. Resoplé y ya en la cocina puede ver que mi padre había preparado el desayuno. Situación normal, no para mí, sin embargo no tenía intención de protestar por ello y mi estómago lo agradecería.

Sí, me va a hacer falta. - Contesté mientras continuaba en proceso de asimilación. Y vino la pregunta mágica, ayer. Una respuesta que no sabría como contestarle, más que nada porque el día anterior ya le dije que tenía pensado contarle los logros del improvisado grupo de scouts.

Pues no sé que decirte, un día extraño. - Fue mi respuesta consciente de que seguramente no, con total posibilidad no era la esperada. - Como todos últimamente. Ya sabes desde qué apareció eso. - Añadí mientras mi mente trabajaba a marchas forzadas así de primeras para contar la historia con coherencia y todo. Quizás el café me ayudase con eso.

¿Y a ti qué tal? ¿Está la gente tranquila? - Lancé aquella pregunta con interés, era un tema que en el fondo me preocupaba. Con la cantidad de películas vistas del fin del mundo desde la más absurda protagonizada por cheerladers mutantes hasta subida del nivel del agua hasta tragarse ciudades enteras pasando por los socorridos alienígenas que atacan América, somo si fuese el único lugar del mundo, me extrañaba la calma que había.

Explorando el centro encontramos como unas especie de pilares. - Empecé a decir. No quería contarlo de sopetón y antes mi estómago se quejó hasta hacerse oír, quería atención. Unté un poco de mermelada y otro poco de mantequilla en el pan.

Tu padre terminó por prepararlo todo tal y como estaba haciendo, pero acabó alegrándose por poder cruzar contigo más de un par de frases seguidas, hacía tiempo que no charlabais tranquilamente.

- Regular – Te respondió a la primera segunda, y tras dar el primer trago de su café prosiguió – Ha habido algunos altercados, pero lo más escalofriante es que se ha multiplicado el número de suicidios, la gente está perdiendo las esperanzas... - Te dijo un poco compungido.

- Si, me he enterado de algo de lo que comentas. Habéis hecho un buen trabajo – Te dedicó una ligera sonrisa – Sólo te pido una cosa. Ya sé que eres un adulto, pero ve con cuidado por favor – Sabía que no te lo podía prohibir, pero no estaba de más pedirte sensatez, y que supieras que le importabas.

Le di un mordisco a la tostada, sentí el crujir del pan de molde, y las palabras de mi padre. La expresión de mi rostro me delató, perdí el color durante un par de segundos. Sospeché que las cosas no iban tan bien como aparentaban, nada raro, siempre fue así, y dudaba que alguna fuese a cambiar, sin embargo, nunca imaginé...eso.

Como pude tragué el bocado y guardé silencio. Mis ojos se desviaron de mi padre durante un momento. - ¿Suicidios? ¿Tan desesperada está la gente? ¿Es que piensan que estaremos así para siempre? - Dije bastante nervioso, y también escéptico. Una realidad así, tan cruda... No sé para qué, en alto, expuse aquellas preguntas, las respuestas eran obvias, sin embargo no quería creer que aquello durase para siempre. Encerrados como ratas, lejos del mundo.

Quise desviar el tema a lo realmente importante, o mejor dicho, a lo que YO, si, YO, podía hacer. - Bueno, hacemos lo que podemos. - Encogí mis hombros. - No sé como están las cosas, ni como estarán, pero ya sabes que hace tiempo que no busco líos. - le dije como respuesta a su petición. La verdad es que sí, ya pasó bastante de los absurdos problemas que buscaba, incluida peleas. Y lo cambié para buscar curro, con la única finalidad de largarme de Chester´s Mills y pasar de todo y ahora....mejor no pensar en eso.

De pronto la idea que tuve en mente recobró fuerza, más cuando mi padre comentó con clara preocupación el malestar de la gente del pueblo, y como no, él debería saber algo. Si no, en el ayuntamiento preguntaría. - Por cierto, papá, ¿sabes algo de túneles subterráneos? Unas alcantarillas también podrían valer. Ya sabes, buscar una ruta. - No si era testarudez, pero no tenía ninguna intención de abandonar, si la cúpula apareció, habría alguna forma de hacerla desaparecer, cruzar, o evitarla. El problema era encontrar el método.

Tu padre suspiró – No sé que pasará por la cabeza de esa gente, quizá lo ven todo de color negro... - Luego te miró a los ojos – Pero mientras hay vida hay esperanza y hay que seguir peleando, dejar caer los brazos no sirve de nada – Comentó.

Asintió con la cabeza y te sonrió cuando expresaste lo de que no buscabas líos. Luego pensó un momento y negó con la cabeza – Las alcantarillas sólo cubren el área del pueblo y la barrera va por fuera. No tengo constancia de más túneles, pero puedo intentar averiguarlo – Te dijo.

Luego miró su reloj – Lo siento, me tengo que marchar al trabajo. Cuídate ¿Vale? - Dijo poniéndose en pie.

No tenía nada más que decirle a mi Padre, así que le dejé que se marchase a su trabajo con un simple "vale". Mantener el orden en una situación así.....seguro que sería complicado, bastante. Eso creí. Y ahora la cuestión es qué podía hacer yo, sobre todo porque no quería pasarme encerrado como una rata de laboratorio hasta el fin de mis ideas. 

De todos los motivos que llegué a creer para quedarme en el pueblo, desde ni en sueños creí que fuese así. Suspiré con hastío mientras terminaba de llenar la barriga, recoger la cocina y pensar en las opciones, que para mi desgracia no es que fuesen demasiadas a decir verdad.

En cualquier caso, ver a la alocada de Rose seguro que me animaría después de haber recibido una bomba así, una noticia que me hubiese gustado no haber escuchado. No es que me importase demasiado los vecinos ya que apenas tenía trato con unos pocos, pero....tampoco es que me quedase buen cuerpo al pensar en ello. Lo que tenía bastante claro es que no hablaría de ese asunto a las chicas, no tenía sentido en preocuparse por algo que se escapaba de todos, mejor centrarse en si era posible desactivar esa "cosa" que había cambiado nuestras vidas, para mal.

Aparqué todos aquellos pensamientos, o al menos me esforcé en ello, tarea complicada, terminé por vestirme de forma cómoda, más que nada por si me esperaba un gran pateo. La verdad es que no recordaba cómo habíamos quedado el día anterior, aún así, quería pasar a ver a la pelirroja. Sí, pese a no demostrarlo me preocupaba. Desde luego no tenía intención de demostrarlo o decirlo, pero ahí estaba.

"¿Por qué nunca hemos tenido un perro?" Fue lo que me pregunté antes de irme, luego caí de que un animal necesitaba de atenciones, atenciones que no estuve y estaba dispuesto a asumir. Ahora sí, sin entretenerme más pedaleé por el camino hacia la casa de Rose sin saber qué tipo de día raro tenía por delante.

 Tu padre se marchó y te quedaste con tus pensamientos, referente a lo que era conveniente y lo que no. Lo que estaba claro era que muchas cosas se escapaban de tus manos, y cosa sobre la que nada puedes hacer... como terminase el dicho, si es que existía alguno así.

De lo que estabas bastante seguro era de que la pelirroja te distraería con alguna de sus cosas, era una chica así aunque... algo te decía que eso era por fuera. ¿De verdad por dentro sería sí de festiva? Algo te decía que como a todos, la procesión iría por dentro.

Tras comer y lo pertinente agarraste la bici y pedaleaste casi con furia, quizá para sacar esa inquietud general de tu interior. Y así fue, al menos el ejercicio te distrajo. No paraste hasta llegar al piso de tu compañera de trabajo, y allí en la puerta estaba el curioso “timbre” que seguía en su sitio, al menos ya no había que seguir lanzando piedras.

Tras la pertinente llamada la chica salió para abrirte, te recibió como venía siendo habitual con una sonrisa – Hola fortachón... Pasa, Rachel aún no ha llegado, pero no creo que tarde. Vino hace un rato y me dijo que tenía una clienta ¿Te lo puedes creer?

Me alegraba saber que al menos Rose parecía tan alegre como siempre, con su inalterable sonrisa. Algo que obligó a tomar la molesta decisión de ocultar el malestar general del pueblo para evitar que se preocupase. Sin saber muy el motivo no quería ver su cara triste.

Yo sin embargo, fui y seré siempre opuesto a ella, más seco y distante. Si ella se podía considerar agua de río, yo de mar, si ella era verano, el invierno se adecuaba más a mí. Polos opuestos comos se dice. Sin embargo nunca me importó, a pesar de nuestras diferencias nos llevamos bien y con el tiempo, le llegué coger cariño a la camarera.

Hola pelirroja. ¿Cómo te va? ¿Necesitas ayuda en algo? - Devolví el saludo aceptando la invitación por supuesto dejando claro que si ella necesitaba una mano, yo se la daría, las dos a ser posible a pesar de lo mal que podía sonar. 

El comentario de Rose me pilló por sorpresa. - ¿Rachel? ¿Un cliente? La verdad es que sí, es raro. - Especialmente teniendo en cuenta que seguíamos encerrados como cobayas. Sin duda me picó la curiosidad. Bastante, así que quise indagar más. - Imagino que será alguien de aquí, ¿no? - Lo tenía claro, pero por si acaso preferí preguntar, quizás hasta fuese un forastero que no pudo salir.

- No gracias, ya estoy recogiendo las cosas de la limpieza – Dijo con su voz cantarina.

Y luego se rió – Si es raro si, pero bueno, aunque ahora mismo el dinero no valga de gran cosa, al menos se distrae. Creo que ahí puede estar la cuestión – Levantó sus hombros - No sé, no le pregunté más.

Pasados unos minutos Rachel llamó a la puerta, en vez de hacerla subir Rose le comentó que bajabais, no era cuestión de que se hiciese tarde con el ayuntamiento.

Ya en la calle, los tres comenzasteis a caminar hacia el ayuntamiento. Quizá no harían falta las bicis, pero luego por si os daban material o algo mejor prevenir y llevarlas con vosotros. Aunque caminabais a pie con ellas de la mano. Sentías que quizá esto era el comienzo de algo importante.

Tras llegar al ayuntamiento buscasteis a la encargada, la que ya conocíais. Le comentasteis los descubrimientos y lo que habíais pensado hacer.

Tomó nota y se la pasó a un técnico, él se encargaría de hablar con la policía, y de conseguiros el material, pero tendríais que esperar un par de horas o volver tras esas dos horas, menos mal que habíais llegado pronto.

Ella por su parte os contó referente a los otros grupos que habían intentado excavar junto a la barrera, pero que no habían tenido éxito, al menos hasta tres metros de profundidad la cúpula seguía y que hoy lo iban a intentar con una excavadora.

Perdido en mis pensamientos como iba siendo habitual en mí en estos últimos días seguí a las chicas hasta llegar al ayuntamiento. Tampoco es que tuviese mucho que decir o qué aportar, y en lo que se refería a la "misión" del día, no tenía ni puñetera idea salvo claro está, el brillante plan, brillante y arriesgado. Sin embargo es lo que había. 

Con tanto viaje al final agradecí la idea de ir en bici, si hubiese continuado con la moto a estas alturas estaría seca y con los surtidores sin funcionar....la verdad es que se convertiría en un trasto inútil. Por suerte aún tenía el depósito con algo, no mucho, pero sí lo suficiente para alguna emergencia.

Después de eso, me pregunté cómo le estaría yendo nuestra bioquímica. Hasta la tarde estaría liada, o eso entendí. Nada raro supongo, más en las situación actual.

Ya en el ayuntamiento contamos nuestros logros y escuchamos los del resto de grupos, esperando que con todo, algún avance habría, o por lo menos ir descartando lo que estaba fuera de nuestro alcance, pese a que quizás, escapar por el alcantarillado o unos túneles subterráneos seguramente no sería posible.

Nos indicaron que esperábamos, y eso es lo que haríamos. - ¿Qué hacemos mientras esperamos? ¿Se os ocurre algo? - Rasqué donde el vello rubio adornaba mi cara. - Había pensado en dar una pequeña vuelta por el pueblo. Ver como están las cosas. Eso o preguntar cosas ya que aprovechando que estamos aquí. ¿Qué decís? - Les pregunté su opinión, al fin y al cabo íbamos juntos.

Nunca fui muy hablador, así que quedarme dos horas sentado compartiendo cotilleos....como que no. No era lo mío.

Las chicas se miraron y asintieron. Rachel fue la primera en hablar – Vale, no hay mucho que hacer mientras – Así que informasteis a la secretaria de que volveríais pasado un rato.

No había que ser muy avispado para darse cuenta de que en el pueblo había decaído el ánimo, mucho. Había poca gente por la calle, se veían numerosas persianas bajadas. Y ese mal olor de fondo que no se iba. Al menos parecía que no habían estallado revueltas, pero el aspecto fantasmagórico de todo no era mucho mejor. Entendiste lo que te comentó tu padre de que habían aumentado los suicidios, el pueblo parecía estar sin esperanza.

Con esa perspectiva tampoco alargasteis mucho la vuelta, pasado poco más de una hora estaba casi todo en marcha. Equipos de Neopreno, material eléctrico, un técnico del ayuntamiento y un policía local. Y no, no era tu padre, aunque debía de conocerte pues se presentó a ti.

- Hola, soy Stephen Aldiss. El personal del ayuntamiento ya me ha contado vuestros avances. Iré con vosotros. El técnico nos podrá asesorar en cuestiones de electricidad y en el manejo de todo este equipo. ¿Cuando empezamos? - Vaya el hombre parecía que la cosa avanzara y por el momento no mencionó nada relacionado con tu padre. Ya casi era la hora de comer y los que faltaban irían a casa de Rose después de comer, quizá en una hora o así.

Deprimemente. Fue lo que me vino en mente al pasear por lo que parecía ser Chester´s Mills. Era como si fuese otro pueblo, otra gente, otro ambiente. Nunca es que tuviese demasiado, pero aquello...no tenía palabras. No dije nada en todo el paseo mientras observaba con una extraña sensación que me dejó mal sabor de boca, uno amargo. Como tenía poco sentido continuar, era preferible dejarlo.

Ya había visto más que suficiente y razones de sobra para hacer algo, ¿el qué? Ni idea, pero algo habría que hacer. Regresamos al ayuntamiento y terminamos de hacer tiempo allí mientras hablaba con las chicas de cualquier tontería hasta que llegara el oficial y quitarme la asquerosa y agobiante sensación de claustrofobia sumada a la desesperación. Una sensación que no me gustaría volver a sentir.

Entre unas cosas y otras la mañana se fue volando y eso que prácticamente no hicimos nada. La hora de comer había llegado, sin embargo, hambre no tenía. Después de todo eso, ¿quién la tendría? El resto del grupo aún tardaría algo en llegar. Nuestra bioquímica favorita, Joana, y Brandon, que se encargaría de traer una gallina por precaución.

Hola agente. - Le devolví el saludo al oficial, no me sonaba para nada su cara.  Supuse que sería un compañero de mi padre. No me dijo nada al respecto, así que quizás no me conocía, un poco raro ya que casi nos conocíamos todos allí, como poco de oídas.

- Soy Adrien, Adrien Mitchell. - Decidí dar mi nombre para ver sí me comentaba algo referente a la labor de mi padre o su estado. Por alguna razón, por dentro estaba intranquilo, quizás la fantasmagórica visita, los sueños absurdos, lo que me contó papá por la mañana. Muchas cosas.

- Pues nos faltan dos compañeros, uno de ellos traería un animal de prueba, y la otra compañera entiende más de estas cosas. Estarán al caer en una hora o así, aunque podemos ir yendo para allá para preparar el terreno. - Supuse que mover todo el equipamiento, y tener que llevar a la gente sería lento, o por lo menos no tan rápido.

Luego me giré a las chicas. - Una de vosotras dos podría esperarles donde hemos quedado con ellos o dejarles una nota, no quiero hacer esperar a los especialistas. Seguramente tendrán mucho que hacer. -  Lancé aquella sugerencia a los miembros del grupo presente.

- Adrien, tu padre me ha hablado de ti. Él va a estar en el dispositivo de las visitas a la cúpula y me ha pedido que vaya con vosotros – Parecía un buen hombre, mayor, seguramente con la cabeza bien asentada.

El agente te lanzó una mirada de aprobación - Llevaremos las cosas en un coche patrulla, aún nos quedan suficientes existencias de gasolina en el departamento y creo que la ocasión merece la pena

Como esto variaba un poco las cosas, había que re-planificarse de nuevo y la pelirroja fue la que habló en esta ocasión - Es mi casa así que lo mejor será que los espere yo, iremos con bicis hasta allí.

Pero mientras trajeron el coche y lo cargaban había pasado media hora más. Era el momento de separarse, Rose iría a esperar al resto y Rachel iría contigo. Podíais elegir entre ir en el coche patrulla o ir con vuestras bicis.

Con las palabras del agente me quedé un poco más tranquilo. No entendí muy bien lo del dispositivo de visitas pero sinceramente preferí preguntar sobre aquello durante el viaje. Una vez todo cargado no había mucho sentido en quedarse allí más tiempo y era una forma como cualquier otra de pasar el tiempo durante lo que durase el trayecto. Y también, por qué no decirlo, enterarme un poco más de como funcionaba todo aquello.

No era muy fan de la burocracia, me parecía lenta y había que ser demasiado paciente para sacarle partido, o para entenderla. Sin embargo, sabía que era necesaria, más cuando la tensión estaba generalizada y la situación podía salirse de control. Y yo por supuesto ayudaría, más que nada para librarnos de la maldita barrera que nos retenía de mala manera. Esperaba salir de allí y olvidarme del dichoso pueblo hasta el resto de mías días.

Fue comprensible que la pelirroja les esperase, ya que tal como dijo, era su casa. - Vale. Entonces Rchel y yo los acompañaremos. Ya nos veremos. - Le dije a la pelirroja antes de que nuestros caminos se separasen. Por fortuna sería poco tiempo, me gustaba tenerla cerca por diversas razones que por supuesto no pensaba decir en alto, al menos por el momento. Esperaba que Joana no le sentara mal que comenzásemos sin ella, no era cuestión de hacer esperar a los especialistas tontamente.

Luego me dirigí al agente. para comentarle algo sencillo. Suponiendo que era la cabeza de la misión o como quiera llamarse, el responsable digamos. - Iré con usted, así le hago de guía. El coche nos ahorrará tiempo y será más cómodo, pero el último trozo es bastante irregular. -  No sería de extrañar que una vez llegado allí necesitaríamos abandonar los coches e ir caminando.

Tenía que admitir que todo aquello me daba mala espina, no sabría decir el por qué. Por suerte teníamos a expertos, así que todo debería salir bien, ¿cierto?

Rose se ofreció para llevar su bici y la tuya a pie para así poderle dejar en su casa. Seguramente en el ayuntamiento estuviese bien, pero mejor en su casa.

La pelirroja agrandó los ojos - Me acabo de acordar que quedamos aquí, así que aquí los espero, dejaré tu bici en mi casa. Por cierto no empecéis sin nosotros – Se despidió de vosotros la pelirroja que ya se quedó allí en el ayuntamiento.