Partida Rol por web

La delgada línea blanca

Llamada de socorro (Escena I)

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22/12/2017, 22:55
Director

 

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana...

 

Tras la gran victoria en la Batalla de Hoth, el emperador Palpatine envía al Gran Almirante THRAWN a una misión más allá del borde exterior. Presintiendo una gran vergencia en la Fuerza, nombra a su mano, MARA JADE, para investigar la creciente anomalía que rodea la Galaxia.

A su llegada al LABERINTO RISHI, Thrawn descubre los restos de la famosa FLOTA KATANA, perdida en el hiperespacio hacía más de cincuenta años. Sus descendientes poblaban ahora la galaxia enana, pero se enfrentaban a razas locales hostiles y una amenaza sin nombre.

Durante cuatro años de gloriosa campaña, la Séptima Flota ha conquistado y asegurado los mundos del Laberinto. Mientras tanto, una gran amenaza se perfila en el horizonte. En su última misión, Mara Jade ha estado a punto vislumbrar lo que avecina, pero sus enemigos se ocultan todavía entre las sombras... aunque no por mucho tiempo.

 

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22/12/2017, 23:09
Director

En la oscuridad del espacio, un rayo de luz definiendo el amanecer en el hemisferio del planeta Thilles 2. La misma luz define la silueta de una nave, la "Fuego de Jade", cuyos motores sub-luz la propulsan elegantemente por el vacío espacial. Se aproxima a la mole que poco a poco ilumina su eslora mostrando su monstruoso perfil... La Eclipse.

La nave se aproxima a uno de los hangares, oscureciéndose por la larga sombra de la embarcación. La mujer encapuchada deja de los mandos, donde un androide de protocolo sigue sentado en el asiento del copiloto. Las sirenas de embarque callan poco después del aterrizaje, cuando la rampa baja y la figura recorre el gran hangar. Algunos soldados la miran al pasar, pero solo creen que ella no puede verles. El pequeño robot de mantenimiento va delante, mostrándole el camino en el interior de aquella bestia. Enormes pasillos, hangares, barracones y rugientes fábricas a su paso.

Finalmente, la figura espera al turboascensor. A pesar de la capa, su perfil femenino, ceñido con aquella ropa negra, destaca y resalta tanto como su mirada fría. El oficial imperial que se cruza con ella, abandonando el ascensor, le rehuye la mirada, como si temiera una represalia.

El largo ascenso, las luces que pasan, azules y rojas, definiendo la silueta de sus labios y su mano posada en el cinto, junto al sable láser que refleja la luz de los focos que van enmarcando el ascenso. La mujer parece calmada, aunque está sumida en sus pensamientos. Algo se le escapa, algo que lleva torturándola mucho tiempo.

El ascensor se detiene y la figura lo abandona. Allí, una gran sala en lo alto de la Torre de Observación, con enormes ventanas que dan al espacio, mostrando el planeta y algunas naves imperiales que lo patrullan: destructores. Está oscuro, en silencio y hace algo de frío. La oscuridad difumina las formas de las computadoras a los lados de la sala, solo reconocibles por el brillo de sus pantallas. En el centro, una gran plataforma en dos terrazas y una silla de mando frente al ventanal.

El noghri la mira al pasar, embozado en la oscuridad, apoyado en su lanza. En su mirada no hay recelo, pero tampoco admiración, solo sana cautela. Su cometido es el de proteger a aquel hombre, a aquel chiss, y por eso su deber les dicta que no deben fiarse de nadie. La mujer se detiene a unos pasos, descubriendo su rostro. La pequeña criatura amarilla que dormitaba a los pies de la silla, el lagarto ysalamir, se sube entonces al hombro del gran almirante, que se recorta entre las sombras por su característico uniforme blanco con charreteras doradas, además de por sus ojos rojos que poseen cierto brillo en la oscuridad.

-Supongo que volvemos a contar con pocos datos para despejar la incógnita... -comenzó a decir.

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22/12/2017, 23:45
Thrawn

El Gran Almirante sabía de sobra lo que ella iba a decirle, antes siquiera que sus labios se movieran. A veces ella se rebelaba y saca a relucir su genio. Otras veces, derrotada por la lógica, simplemente se callaba y le desafiaba con la mirada. Ésta fue una de ellas, y eso pareció satisfacer a los noghri, cuyos instintos primarios les hacían disfrutar particularmente de la humillación y la tortura, aunque ésta fuera puramente intelectual.

-No se preocupe, señorita Jade, los grandes puzzles están formados por pequeños fragmentos. Me gustaría mostrarle algo, una grabación muy antigua que sin duda le sonará en vista de sus más recientes descubrimientos...

Apretó un botón de su consola de mando, y se proyectó una imagen holográfica. Era una antigua grabación de seguridad con letras en alfabeto chiss. Parecía una cámara, en un crucero de combate, grabando una batalla contra un enemigo desconocido. Su tecnología era impresionante, sus armas muy poderosas. No aparecían desde el hiperespacio, si no que definían unas roturas en el espacio-tiempo, parecidas a un portal oscuro, por el que surgían y se marchaban rápidamente cuando la batalla no les era favorable. Pero lo más importante, lo que más le sonaba, eran sus naves más pequeñas. Había visto trozos de aquel fuselaje diseminados por el Laberinto Rishi. En su última misión, en el planeta volcánico Ionus, había llegado a tiempo para ver a dos soldados provistos de extrañas armaduras, desaparecer por una versión pequeña de esos portales. Habían atacado un asentamiento, matando a la mayoría y capturando al resto. ¿Que hacían con los prisioneros? No tenía manera de saberlo.

Thrawn, que ya había visto la grabación cientos de veces, estaba más pendiente de sus reacciones. Respetaba a la mano del emperador, pues había demostrado que era mucho más que un conjunto de aptitudes excepcionales. Tenía madera de líder, era sagaz y concienzuda. Siempre que daba con un problema, no paraba hasta solucionarlo. Él necesitaba a gente así, y aunque teóricamente ella estaba bajo su mando, habían desarrollado una relación de iguales. A veces le consultaba sobre alguna decisión, otras veces la agasajaba con alguna conversación, acompañada por el vino que a él tanto le gustaba. Nunca, jamás, había dejado de ser profesional con ella. A diferencia de muchos hombres, que querían meterse en sus pantalones, o de otros, que podían mearse encima del espanto en su presencia, Thrawn parecía disfrutar de su compañía de forma genuina. En otro lugar, en otra galaxia, quizá en el espacio chiss, donde aquella forma de ser fría como el hielo se interpretara correctamente, podría haberse dicho que la consideraba algo parecido a una amiga.

-Hace muchos años, como sabrá, era un capitán en la Fuerza de Defensa de los chiss. Tuvimos dos enfrentamientos en el espacio, contra éste enemigo. Tras no pocas bajas, desaparecieron tan rápidamente como habían llegado. Una investigación posterior reveló que en los registros de la historia chiss, se había recibido una visita hacía casi diez mil años, de una raza que se identificó como "Los Vong". Poco se sabe de aquel contacto, más allá de que ellos hicieron un ofrecimiento simple: unirse a su mente colmena o perecer. Los chiss, obviamente, rechazaron su propuesta. No hay nada de lo que nos vanagloriemos más que de nuestra independencia, del proceso único e irrepetible de la formación de nuestra personalidad e intelecto. Se fueron por donde habían venido. Después de eso, ataques esporádicos y secuestros, hasta hace unas décadas. En ese momento, cuando me correspondió defender al Dominio Chiss de ésta amenaza, me percaté de la aterradora verdad: ellos son los mismos, ayer y hoy.

Se tocó el mentón rasurado con la mano azul, como si considerara algo.

-Las mismas naves, las mismas marcas de desgaste. Para ellos, ayer, hoy y mañana son la misma cosa. No tienen prisa, se han preparado, nos han estudiado. Algo similar, me consta, acaeció en la Galaxia, en tiempos de la Antigua República. Han esperado su momento, y ahora, con la rebelión y sus triunfos, parece que están preparados para dar el paso. La única manera de vencerles, posponer su invasión total... derrotando a sus avanzadillas conforme lleguen. Son cautos, pero aprenden de sus errores.

La miró. Sabía que podría estar molesta, ya que no había compartido con ella aquella información. No hasta aquel momento. ¿No habría sido más fácil de esa manera? Quizá si, quizá no. Con Thrawn nunca sabías que podías esperar.

-El Emperador posee éstos datos fragmentarios. Sin embargo, no podemos esperar mucha ayuda por su parte. Hace unos meses, llegó una transmisión del almirante Piett. Se preparaban para una gran batalla, en Endor, en torno a la segunda Estrella de la Muerte. Luego, el silencio.

Parpadeó significativamente.

-No nos hagamos ilusiones. La distorsión del espacio-tiempo que ha estado investigando, todo apunta a que ellos la crean. Una distorsión de gran alcance, que rodea a la Galaxia y nos impide una comunicación fluida entre ésta y el laberinto. Todo apunta, sin embargo, a que ya saben quienes somos. Estamos aquí con una misión concreta, y esa misión es la de librar la batalla que se avecina y, a ser posible, ganarla. Quizá en éste momento el Imperio no esté en situación de apoyarnos si las cosas salen mal. Tendremos que expulsar a sus avanzadillas, cueste lo que cueste... Pues nos hemos convertido en la única esperanza de la Galaxia, en su escudo.

Pulsó otra tecla, mostrándole otro planeta, éste era de un verde intenso. Estaba al borde del laberinto, donde las anomalías eran más fuertes.

-Parece que los ataques se multiplican en la frontera. Drafeliv parece haber captado su interés. Hay que hacer que piquen, que crean que la zona está poco defendida. Comenzar un combate, dejar que pongan toda la carne en el asador... y luego, golpear con fuerza en una batalla decisiva.

Respiró hondo, como si hubiera tomado una decisión trascendental para el futuro. Así era, en cierta medida.

-Poco más puedo explicarle, pues en sus investigaciones ha conseguido comprender más al enemigo de lo que yo pude. Conoce a sus soldados, ha visto como proceden, el poder de sus armas. Yo conozco el de sus naves, o al menos eso creo. Por eso, es usted la indicada para establecer un despliegue en Drafeliv, señorita Jade. Tome bajo su mando tres destructores ligeros, clase Victory, e investigue en el planeta. Una base fue atacada allí, hace menos de tres horas. Se perdió toda comunicación con los destacamentos imperiales en el planeta...

No le gustaba monopolizar la conversación, no con ella. Aunque era justo decir que uno de los defectos de Thrawn, uno de sus pocos defectos, era que le gustaba mucho escucharse a si mismo.

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28/12/2017, 01:48
Mara Jade

Las revelaciones que Thrawn había decidido ofrecerle eran significativas. Era cierto que tenía razones para estar enfadada, pues todo aquel asunto de su pasado en la Fuerza de Defensa Chiss o su experiencia combatiendo a aquellos forasteros en el espacio podría haberle venido bien a la hora de investigar. ¿O quizá no? Era difícil precisar todo aquello, ya que realmente, se inclinaba por pensar que realmente todos iban un poco a ciegas con ese asunto. La fuerza se distorsionaba de una manera inquietante al borde de la Galaxia, y ahora estaban rodeados por aquella anomalía. Una interferencia de escala galáctica capaz de dificultar los cálculos de un salto al hiperespacio no era cualquier cosa, y el Emperador había hecho bien mandándola a investigar. De hecho, el interés de la República con aquel "Viaje de Ida" indicaba que aquello era algo que concernía a todos los habitantes de la Galaxia por igual, independientemente de su alineamiento.

Durante sus pesquisas había llegado a comprender que la naturaleza de aquella amenaza era alarmante, para todo y para todos. La Galaxia se había acomodado durante miles de años a un desarrollo tecnológico lento, pudiendo de hecho tener ejemplos de inventos y armas superiores a la media actual en periodos arcaicos de su dilatada historia. El enemigo no parecía tener aquella tara, y su tecnología era tal que, al parecer, podía doblegar con cierta plasticidad las leyes del espacio y el tiempo. ¿Quien podía preveer algo de lo que iba a suceder? Incluso el plan de Thrawn se basaba en una mera experiencia personal que él había tenido, una intuición. Ni ella podría haber averiguado mucho más sobre el enemigo, basándose en el supuesto conocimiento de su nombre, ni buceando en los archivos chiss (algo que el almirante ya parecía haber hecho). Tenía razón... sus investigaciones de campo era todo lo que tenían. Un clavo ardiendo al que agarrarse. Pero era mejor eso que nada. A diferencia del almirante, que le gustaba tener todo planificado, ella se dejaba fluir en la fuerza viva, adaptando el plan a las circunstancias. Ningún plan sobrevive más de cinco segundos al contacto con el enemigo.

-Entonces el plan es que hagamos de cebo, e ir poniendo carne en el asador poco a poco, para que se confíen.

Parpadeó. No le gustaba ser el cebo, tenía malas experiencias con eso. Siendo espía, ser el cebo te exponía a estar a la merced de tu enemigo durante un buen rato. Normalmente, su conocimiento de la Fuerza hacía que se sintiera segura, a pesar de estar en la boca del lobo. Siempre podías sacar el sable, cortar a unos cuantos energúmenos a espadazos y salir de allí dando saltos enormes y encaramándote a las paredes. Pero aquella no parecía una de esas situaciones. Parecía más bien una situación en la que podías morir de un mal tiro en cualquier momento.

Compartió una mirada con Thrawn, algo traviesa. Le gustaba apelar a un parte más irracional, frente a la racionalidad que él solía tener a gala. A veces, hasta le arrancaba una sonrisa (fría como el hielo, pero sonrisa al fin y al cabo).

-Tres destructores pequeños bajo mi mando. Para empezar, no está mal. Pero quiero una flotilla con Pellaeon al mando para los refuerzos de intervención rápida, a distancia de microsalto, y escoger a la gente de entre toda la flota para el equipo de tierra.

El chiss parpadeó.

-Concedido -dijo.

Pareció haber caído en otra cosa, por lo que puso los brazos en jarras.

-Ah, y lo que es más. Yo mando en tierra y a los cruceros hasta que no lleguen los refuerzos. Y en ese caso, aunque vengas tú en persona con el resto de la Flota, el despliegue en tierra lo seguiré mandando yo. No quiero generales zoquetes metiendo sus narices y diciéndome lo que puedo o no puedo hacer. Si quieres mi toque allí, es lo que hay.

Thrawn parecía muy complacido por éstas demandas. No le cabía duda alguna de que ya las había considerado. Levanto un dedo, como si fuera a añadir algo y ella parpadeó por la interrupción.

-Le voy a dar un par de Death Troopers como escolta, y no es negociable. Necesita gente con armas bláster cubriéndote las espaldas en una maldita batalla.
-Nada de niñeras ni espías, Thrawn.
-Escójalos usted misma.
-Bien... ¿Algo más?
-Estaré en la HoloRed para lo que necesite, y tenga cuidado
.

Ella sonrió, apartándose el pelo. Su ademán era el de suficiencia, sazonada magistralmente con un toque de ego femenino. Apoyó una mano en la cadera, ladeándose, como burlesca.

-Me portaré bien... hasta que deje de portarme bien.
-No esperaba otra cosa de ti.

Ella parpadeó, incrédula.

-Un tuteo. Vaya...
-Llegados a éste momento, creo que es más que adecuado.
-Ten cuidado, almirante, o podrían dejar de respetarte.
-Después de ésta batalla, lo dudo.

Mara ya se marchaba, mientras las miradas de los noghri se posaban en ella y la de Thrawn la seguía por la sala.

-No vendas la piel del oso antes de cazarlo.
-Ese es un dicho humano...

Se detuvo frente al turboascensor cuando la puerta estaba a punto de abrirse. Ella se giró, mordaz y al aire enigmático.

-No te preocupes. Si es un oso, te traeré su piel para que decores con ella éste sitio. Le falta... un toque más cálido.
-Buena suerte, aunque no la necesites.

Desapareció finalmente por el turboascensor, sumida en sus pensamientos. Se enfrentaba a uno de los desafíos más importantes de su vida. Realmente, al más importante hasta la fecha. Tenía que dar ejemplo, erigirse un fiel pilar de los suyos. Si Vader trataba a sus soldados como carne de cañón, ella iba a tratarlos como lo que eran. Solo en el crisol del combate gana la infantería el derecho a hacerse un nombre. Después de todo, de aquello podía salir un regimiento de nombre, su propia 501. Eso, por supuesto, si no acababan todos muertos. Pero la fuerza viva le indicaba, de manera unívoca, aquel camino. Era su destino recorrer aquella senda hasta el final.

La mujer que salió del turboascensor tenía un rostro totalmente diferente. Un rostro lleno de energía, decisión y tenacidad. No era ésta una energía sonriente y meliflua, si no cargada de gravedad y una mirada inquisitiva. Los que se cruzaron con ella estribaban entre quedársela mirando o fundirse con las paredes, con la esperanza de que un perfil bajo les salvaría de su posible furia. Sus pasos la encaminaron hacia el barracón donde los Death Troopers solían pasar sus horas fuera del servicio. Necesitaba ver sus caras, y no rostros de plástico.

Cuando entró, estaban jugando a las cartas, bebiendo cerveza coreliana y fumando con una pipa de agua. La visita no era esperada ni anunciada, así que los presentes se giraron para mirarla. Buscó en sus reacciones. Algunas caras de ciervo deslumbrado que no le servían para nada, y entre ellas, un rostro femenino, duro y enigmático, que se mantuvo fijo en la partida de cartas. Algunos habían descubierto su mano.

-Tú... -dijo, señalándola con el dedo- Me suenas. Te llaman Crow, o algo así. Escoge al más capaz de tus compañeros, pertrechaos y os venís conmigo.

Sarah palmeó el hombre de Tremayne, uno de sus compañeros más capaces. Era bueno con el fusil de asalto, y entre los dos complementaban bien sus habilidades durante las misiones de escolta.

-¿Dónde vamos? -preguntó el compañero, para saber qué equipo coger y en qué cantidad.
-A la guerra.

Dicho ésto, llenaron su equipo con munición, granadas y otras armas que pudieran ser de utilidad, vistiendo la armadura mientras ella se sirvió, con total desparpajo, un vaso de aquella cerveza. No le hicieron esperar mucho, y al cabo de unos minutos, dos figuras negras y enmascaradas se habían presentado ante ella.

-¿Cual es la misión? -preguntó Angélica por el canal abierto.
-Las órdenes del almirante son escoltarme hasta que pase la tormenta. Las mías, que brilléis en el ojo del huracán.

Le extendieron el auricular con el micrófono, que servía para comunicarse con ellos en el canal cifrado.

-No me hace falta, os entenderé.

Intuían que debía tratarse de algo de la famosa y tan esquiva Fuerza. Circulaban muchos rumores sobre el particular.

-Acompañadme, tomaremos una lanzadera.

Dicho ésto, la pelirroja reemprendió la marcha, ésta vez rumbo al hangar. Ésta era una misión oficial, peligrosa. No quería arriesgar su propia nave. La flota poseía lanzaderas suficientes para aquella misión. Caminaba rápido, pisando fuerte. No podía hacerlo de otra manera, ya que afrontaba su destino.

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28/12/2017, 03:23
Director

Las tropas se habían puesto en estado de alerta tan pronto como las órdenes fueron cursadas. Los pasillos de las naves fueron recorridos por patrullas a toda prisa y soldados que se armaban durante el viaje al Hiperespacio. Los cruceros Venom y Challenger, ambos de la clase Victory, habían saltado al hiperespacio para unirse al crucero Aurora, de la misma clase, en órbita sobre Drafeliv.

Las distancias en el Laberinto no eran muy grandes, así que tras tres horas y media de viaje, notaron la desaceleración propia de la salida a la velocidad sub-luz. Los soldados fueron instruidos para hacer acopio de armas de guerra y munición, con órdenes para un despliegue a la superficie de un planeta potencialmente hostil. Poco más sabían de lo que iba a suceder, solo que la fuerza iba a estar al mando de la famosa Mara Jade, la mano del Emperador. Se rumoreaba, empero, que hacía poco que una de las bases en Drafeliv había sido atacada, y que llegaban mensajes de socorro desde el hemisferio sur del planeta. La cosa pintaba fea, aunque era posible que se enfrentaran una vez más a piratas Bok en su intento por controlar el vital suministro de Kolto. Muchos eran los rumores y poco lo que estaba claro.

Los capitanes de las naves habían mantenido un parlamento intenso, además de un intercambio de lanzaderas y llegada de visitantes. Parecían nerviosos, y los soldados no les iban a la zaga. No sabían muy bien a qué atenerse, y de hecho se habían cursado órdenes a los pilotos de avanzadas para que se prepararan a embarcar en las lanchas de desembarco Theta, aunque no estaba claro si iban a desplegar a toda la fuerza o solo a parte de ella. Entre las tres naves sumaban, de complemento, 3.600 soldados de asalto y unos 5.000 soldados de la armada, incluyendo artilleros y comandos. No obstante, el número era menor, ya que la Aurora había desplegado su base prefabricada en el planeta y destacado en él la mayoría de sus soldados de asalto, protegiendo los asentamientos principales y fábricas de kolto.

Los soldados estaban formados y los oficiales pasaban revista mientras llegaba la lanzadera que todos estaban esperando. Entre los más destacados, la compañía B del 707 de Stormtroopers, cuyo oficial había muerto en un enfrentamiento con los piratas. Se rumoreaba que un nuevo oficial de complemento iba a llegar para ésta misión. A pesar de que la compañía contaba con algún novato, como la soldado Lily, era en general un cuerpo de veteranos, algunos de ellos soldados destinados de otras unidades o iniciativas fallidas, que sin embargo habían destacado. Su sargento, Aiden Jelal, el hombre desfigurado, tenía cierta fama entre los hombres de la Sexta Flota.

-¡Ateeeennnción! -dijo el coronel.

Mil botas chocaron al unísono al cuadrarse, mientras la lanzadera plegaba sus alas y terminaba la maniobra de aterrizaje. El tren bajó entonces, con los habituales chorros de aire presurizado. Poco después, un hombre con uniforme de alférez bajó el primero, y a grandes zancadas se presentó al coronel.

-Alférez Dallin, nombrado teniente en funciones por el almirante Pellaeon, a sus órdenes.
-Esa placa es del ISB... a saber que trama el mando. Bien, tome posición junto a sus hombres, compañía B.

El alférez volvió a saludarle y se retiró, posicionándose delante de aquellos hombres cuyos perfiles había estudiado, pero para los que de momento él era un desconocido. Justo después, bajó de la nave la mujer encapuchada, seguida de dos soldados de la muerte, y con paso decidido se acercó a los oficiales superiores. Los soldados presentaron armas, saludándola. Pero ella estaba acostumbrada a esa clase de formalismos.

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28/12/2017, 03:52
Mara Jade

El viaje había sido largo y el espacio en la lanzadera reducido. Aquel oficial, el tal Dallin, era un poco entrometido. Le había estado haciendo muchas preguntas y parecía que no quedaba claro que ella prefería gastar el tiempo entre misión y misión concentrándose en la deriva de los Lejanos. Un par de miradas furibundas le hicieron callar. No obstante, parecía una buena pieza, alguien despierto, con ganas de destacar. Necesitarían a gente así en el planeta, pues debían jugar una peligrosa partida contra lo desconocido.

La típica imagen: hombres de mediana edad en uniformes grises, con la espalda muy recta y la mirada no exenta de cierto desdén. Uno podía oler la naftalina de sus uniformes de lana esteárica mucho antes de ver sus perfiles aguileños o conocer sus rimbombantes apellidos... oficiales imperiales.

-Caballeros, tenemos una misión entre manos -dijo- Retomar el control del planeta y asegurarlo frente a las fuerzas enemigas. ¿Cual es la situación en Drafeliv?

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28/12/2017, 03:58
Publius Tarhall

El capitán carraspeó e inició su informe. No tenía nada en contra de recibir órdenes de una mujer, aunque no fuera lo corriente en el Imperio. Había servido con la almirante Daala y sabía que había mujeres muy capaces. Además, ella era los ojos y los oídos del Emperador... y él se moría por un informe favorable que catapultara su carrera.

-Hemos desplegado droides de reconocimiento. La Aurora nos ha indicado que solo una base ha recibido un ataque, al menos de momento. Se trataba de un puesto avanzado en el hemisferio sur, una región llamada Lythos. Hay un par de asentamientos cerca de la base, de colonos de la Katana. Cultivo de especies vegetales para el procesado de kolto. Ignoramos la situación de la población civil, aunque no han contestado a la llamada.

-Los droides - inquirió ella.

-Si... las imágenes muestran lo que parecen ser los restos de un ataque por sorpresa al puesto avanzado, utilizando armamento pesado. Sin supervivientes en el perímetro, aunque tampoco rastro alguno del enemigo. Parecería que retiraron sus bajas y material dañado intencionalmente...

-O que ni siquiera sufrieron bajas.

El capitán parpadeó. Pensar en aquello era suponer que los soldados habían actuado con cobardía, sin defenderse.

-Como le decía... el asentamiento principal del planeta se llama Hkar, está cerca del ecuador. Es donde se encuentran las plantas de procesado de kolto e industria ligera. 50.000 habitantes civiles, más 500 soldados de la Aurora destacados en la base prefabricada de esa nave. Cuentan con un AT-AT y al menos cuatro AT-ST, con elementos de reconocimiento y la escolta habitual de TIE para una base de esas características.

-Hay que preparar la evacuación del planeta. No podemos destinar nuestros recursos a proteger a los civiles.

-Eso costará. En total, son casi 100.000 los colonos repartidos por todo el planeta. Apenas disponemos de medios para desplegar a unos pocos miles en la superficie.

Ella levantó la mano, como si no quisiera seguir escuchando aquello. Por un momento temieron que el capitán comenzara a sentir una presión anómala en el cuello. Pero, de momento, solo la notaba en el estómago, y se llamaba miedo.

-He dicho que la preparen. Vendrán más naves, se lo aseguro, y podremos completar la evacuación en un tiempo razonable.

-Si, señora...

Se giró un momento a los hombres que estaban formados.

-Hay que poner a las tropas en el frente. No tendremos tiempo de desplegar más bases, o eso creo. Así que concentraremos las fuerzas en la que ya existe, y la usaremos como base avanzada de operaciones y para el avituallamiento. Quiero escuadras de TIE interceptor y bombarderos listas para actuar donde se les necesite, y todos los recursos de los destructores cuando se soliciten, sin dilación ni preguntas absurdas...

El capitán parpadeó. Intentaba mantener el tipo, pero el aura de aquella mujer era demasiado fuerte como para salir indemne de una pugna verbal con ella.

-Por supuesto.

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28/12/2017, 04:15
Javbar Contic

Se giró al oficial que parecía al mando de las tropas de tierra. Un coronel, con aspecto de ser bastante veterano. No sabía su nombre, tampoco era del todo relevante saberlo. Después de todo, solo habría un coronel en esa batalla, al menos de momento.

-Quiero un equipo de exploración y una compañía de sus mejores hombres para investigar lo de la base avanzada en Lythos. Equipo ligero, como mucho una barcaza de AT-ST y unos speeder con buenos exploradores.

Hizo un gesto para que se acercara el teniente Silky, que se presentó.

-Él es nuestro mejor explorador. Pondré a su equipo a sus órdenes.

Ella asintió, girándose para mirar a la formación de armaduras blancas y negras. El coronel siguió hablando.

-En cuanto a la compañía, la B es buena, aunque perdió a su oficial en una emboscada de los piratas. Puedo recomendarle la C, que...

-No -dijo ella, reconociendo al alférez Dallin- La B estará bien. Embárquelos en sus transportes, y la mejor escuadra en la lanzadera, conmigo.

-Así se hará.

-Entretanto, tomará usted el mando del despliegue en la base avanzada. Nos replegaremos allí si es posible, pero quizá tengan que venir a nuestro rescate. Que las tropas mantengan cerca sus transportes, necesitaremos desplegarlas rápidamente donde esté la acción.

-Bien...

Se giró a los distintos oficiales, dando órdenes. Por su parte, ella se acercó de nuevo al alférez que tanto la había molestado durante el viaje.

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28/12/2017, 04:25
Mara Jade

Un teniente en funciones del ISB, novato en aquella unidad, al mando de un grupo de lo que parecía ser una mezcla de antiguos soldados, alienígenas y novatos que apenas se levantaban del suelo. Le llamó la atención la constitución casi enclencle de la soldado Lily, cuya altura hubiera sido insuficiente en cualquier otra flota para el cuerpo. Thrawn contaba con que la moral de aquellos que no se les permitía normalmente servir, sería más alta por hecho de honrarles con ésta distinción. A ella le daba igual, por que medía a los demás por lo que les veía hacer, no por sus apariencias, o lo que otros le contaran de ellos.

-Teniente Dallin... parece que finalmente tendrá su oportunidad. Le presento al teniente Silky, con el que tendrá que trabajar mano a mano. No quiero conflictos de competencias. El mando supremo es mío, para usted los soldados de asalto, y los exploradores al mando de su teniente. No quiero buscadores de gloria, quiero ojos atentos, cerebros despiertos y coraje bajo el fuego.

Señaló al soldado de asalto con la hombrera de sargento.

-Usted. Dicen que es veterano. Cuento con que sabrá dar ejemplo a la tropa.

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28/12/2017, 08:55
Taldor Jag Silky

El Teniente Explorador se cuadró ante la llamada recibida.

Su percepción le hizo sentir un escalofrío ante aquella mujer: - La Fuerza. Le chivó su mente y su sentido. Taldor no era capaz de manejarse, ya que su potencia no era suficiente como para casi nada. En las pruebas no llegó siquiera a dar señales de ello. Pero era sensitivo. Lo notó.

- Teniente Explorador Taldor. Su voz, áspera, firme y nada amable se pudo escuchar por el fonendo de su máscara. Su voz ya denotaba de por si una firmeza y lealtad ruda, incuestionable y por supuesto, leal. Igual no era el mejor por haber conseguido más éxitos que los otros, sino por simplemente obedecer...y exigir obediencia.

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28/12/2017, 10:10
James Dallin

Aquel mundo desconocido más allá de la frontera con lo desconocido ponía los pelos de punta a cualquiera.  Dallin había participado en la batalla de Hot, pero aquella misión era diferente... no sería un grupo de rebeldes pobremente armados los que les harían frente.  

Fuera lo que fuese lo que había asaltado las bases imperiales estaba claro que no eran un grupo de aficionados sino una amenaza mucho mayor.

Dallin esbozo una sonrisa en su interior cuando la mismisima Mara Jade le llamo por su nombre, James era joven para la media de oficiales pero sin duda confiaba en sus cualidades y no era un hombre que desaprovechara una oportunidad y si esa oportunidad no se presentaba tenía los suficientes recursos como para generarla.

No la desaprovechare señora acertó a decir en respuesta, seguido  Dallin hizó un gesto a modo de saludo cuando le presentó al teniente de exploradores.

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28/12/2017, 13:39
Lily

La espera había sido larga, pero por primera vez tendría mi primera misión desde que me convertí en Stormtrooper y era un alivio, ya que una cosa que me había quedado muy clara, los viajes estelares no me gustaban. El espacio era frío, solitario y además no podía ver nada más que el metal de la gigantesca nave. Así que poner los pies sobre tierra firme era algo que ya había empezado a echar de menos.

Por otra parte los recuerdos de la instrucción seguían siendo recientes, había sido dura, había tenido que aprender a usar armas que no había visto en mi vida, a cargar mucho más peso del que estaba acostumbrada y a cuadrarme, quizás sea algo que parece sencillo, pero mantenerme firme con la armadura durante un tiempo indeterminado me cansaba notablemente.

A pesar de todo, formar junto a la compañía B del 707, era la parte sencilla de todo esto, bien lo sabía. No conocía los planes más allá de la idea más general de ellos, por lo que cualquier idea que pudiera tener sobre lo que había ahí abajo, era totalmente preconcebida. Eso sí, intuía que no me enteraría de mucho más hasta que me encontrara cara a cara, ese pensamiento no era nada alentador para coger confianza y conseguir emprender con éxito la misión, más aun siendo la primera, no estaba acostumbrada. Aun así, iba a hacer todo lo que estuviera en mi mano, ya que realmente no tenía nada que perder, era libre. Esa era mi intención, cumplir con mi deber.

Y fue entonces fue cuando vi a la Mano del Emperador, había escuchado muchas historias sobre la Fuerza, hasta en el lugar más perdido de la Galaxia se contaban cuentos sobre las proezas de aquellos que lograban controlarla. Por supuesto, mi hogar, Dxun, no estaba tan alejado de todo como yo pensaba, eso solo se podía acabar descubriendo cuando salías de la luna para conocer el resto del Universo, un sueño que había empezado a conseguir gracias al Imperio.

Mientras me perdía en mis pensamientos a la espera de alguna orden pude sentir como Mara Jade fijó su vista en mí un instante, como si estuviera estudiándome. Enseguida sentí como la piel se me estremecía y una sensación de nerviosismo me invadía. ¿Era eso la Fuerza? No lo creía, simplemente estaba inquieta por el inminente comienzo de todo esto o al menos eso creía que significaba la gota de sudor que se deslizaba por mi frente oculta al resto por el casco.

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28/12/2017, 13:57
Menen Mazar

Toda la compañía B del 707 estábamos formando filas, esperando firmes. Yo estaba en una segunda fila, perdido en mis pensamientos, admirando el eficiente y elegante diseño del hangar. La lanzadera de la que iba a ser nuestro comandante, la famosa Mano del Emperador, en nuestra próxima misión se disponía a aterrizar. 

Hubo un rumor de botas y pies desplazando el peso de un lado a otro, había cierta tensión en el ambiente. Había oído comentar a Crow su escueto encuentro en los barracones, yo estaba en ese momento en otra estancia del barracón con lo que no había tenido oportunidad de verla.

En el momento en que se desplegó la rampa y bajó por ella una figura femenina humana encapuchada noté un escalofrío. Mis sentidos se pusieron alerta, mis apéndices cerebrales estaban tensos, mi cuerpo se estremeció. No era miedo. Era una tensión en los músculos, una sensación de urgencia de presenciar aquella escena. Impresionante. Se movía como un felino, escoltada por dos Death Troopers de negra armadura.

Una visión impactante. Todos nos cuadramos en ese momento. Orgullo. 

El sólo hecho de saber que esa mujer iba a ser nuestra comandante me hizo sentir vivo, deseando comenzar nuestro despliegue y empezar nuestra misión.

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28/12/2017, 17:30
Cipga Yoyuc

Compañía B del 707.

Solo hacia dos horas que Yoyuc habia sido asignado a su nuevo destino. Despues de Cleyron, Yoyuc habia pasado brevemente por la Compañia de Asalto del capitan Morgan para ser reasignado al 707 como soldado de refresco.

No habia tenido mucho tiempo para confraternizar con sus compañeros: la flota de Thrawn era tan radicalmente diferente de las fuerzas del Moff Sijanus que a veces tenia la impresion de estar en una cantina de un planeta de mala muerte antes que en una flota imperial. Alienigenas (iincluso mujeres!) mezclados con la soldadesca al buen tun tun. Aun asi, Yoyuc tenia suficiente servicio a sus espaldas como para guardarse ciertos chistes para si (mas aun despues de descubrir que ni siquiera el almirante era humano y que iba a estar a las ordenes de una señorita que podia hundirle la traquea a diez metros de distancia sin mover un dedo). Uno no llegaba a veterano cachondeandose de sus superiores.

Oculto por el visor de su armadura, Yoyuc se soplo el lado izquierdo del bigote con resignacion. Al menos, por una vez, su casco no estandar no iba a destacar.

Notas de juego

No me responsabilizo de las opiniones de Yoyuc pero se me ocurrio la idea leyendo el trasfondo. Me ha hecho gracia que la flota de Thrawn sea "progresista" en cuanto a alienigenas, trato frente al fracaso, cuidado de las tropas, cuidado tecnologico, etc (hasta buena gente, parecen, no como esos rebeldes terroristas de mierda que van volando astronaves por ahi). Alguno Habra que no comparta la opinion...

Es un cateto de un planeta de tercera y el pobre ha visto la galaxia a traves de un prisma de represion y estrechez de miras.

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29/12/2017, 00:36
Nobbo Honaka

La llegada a la Nave Aurora no fue de las mas agradables, es mas me dijeron que no dejara mia pertrechos demasiado lejos que en breve nos desplegarian, asi que me quede con mi mochila y mis armas cerca de la lanzadera hasta que un capitan llamado Tahall me asignó a la compañia B. Bajo las órdenes de un nuevo teniente que estaba de camino.

Al saltar a la velocidad luz de nuevo me quede en el hangar familiarizandome con la nave. Al volver a llegar a velocidad sub-luz me asome a las puertas para observar el planeta. Por lo que me habian comentado habian sufrido diversos ataques de un agresor desconocido y que la misma mano del emperador nos llevaria al planeta para descubrir al misterioso agresor y eliminarlo.

Cuando llego la lanzadera toda la compañia B formó, dejando un pasillo frente a la rampa. Me coloque en la parte delantera para ver a la Agente del Emperador y al nuevo teniente. Tras una conversacion algo tensa entre Mara Jade y el teniente Dallin, como descubri que se llamaba el nuevo, nos llamaron a unos pocos. Seriamos el equipo de tierra que acompañaria a Mara Jade a tierra mientras el resto de la compañia B se quedaria en la base de avanzada.

Notas de juego

No se para ser el primer post. Lo he hecho desde la perspectiva de Nobbo, un pirata espacial capturado e ingresado a la fuerza en los stormtrooper. Destaca por que no lleva casco ni equipo reglamentario. Lleva una casaca marron con tratamiento antiblaster y los guanteletes y botas de la armadura fase 4. Es un poco radical.

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29/12/2017, 12:46
Sarah A. Crow

Sarah bajo escoltando a Mara Jade a siete metros de distancia como le habían enseñado. Embutida en su traje negro veía como las miradas de los oficiales se iban posando en el trío que se acercaba a las tropas. Sabía que les miraban por Mara Jade, pero también sabía que ir escoltada por dos death trooper daba un plus a su "puesta en escena".

Esto a Sarah le gustaba. Le había costado mucho haberse su puesto en la élite, pero la recompensa a base de misiones difíciles y que te miraran con respeto y desconcierto, lo pagaban con creces.

Sarah no dijo nada, simplemente se dedico a seguir a Mara y observar todo lo que estaba en su alrededor. Estaba segura que no sufrirían ningún percance allí, pero su cometido era estar atenta y reaccionar acorde en todo momento.

Notas de juego

posteado desde el móvil. Ya lo retocaré esta moche o mañana.

Editado por el jugador: Ya he retocado párrafos y corregido faltas, algo es algo.

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29/12/2017, 20:39
Aiden Jelal

Aiden observaba detenidamente a la escuadra a su mando, sin saber muy bien que pensar. Había servido en Cuerpo de Soldados de Asalto desde que habían permitido el alistamiento voluntario de humanos, y por tanto la filosofía de la Alta Cultura Humana le había sido implantada a conciencia. Y sin embargo, allí estaba, sirivendo bajo las órdenes de un Almirante alienígena (por muy que fuera el mejor almirante y estratega del Imperio) y mandando a la que probablemente era la escuadra menos homogénea de toda la Séptima Flota. Sabía que al estar acabado de destinar allí no le tocaría un trabajo fácil de buenas a primeras, pero consideraba aquello demasiado.

Tenia bajo sus órdenes una mezcla en todos los sentidos. Del total, solo él y otros dos, la novata y el explorador, llevaban la armadura reglamentaria. Otro procedía de un intento fallido de Directiva de un Moff local. Lo mejor de todo eran los aliens. El Kel'dor tenía un pase, aunque le daba grima que fuera el encargado de los primeros auxilios. ¿Pero el Weequay? ¿A quién se le había ocurrido alistar a esa escoria pirata? Según su descripción se trataba de un comando, pero apenas llevaba protección y ni siquiera tenía casco. Si les tocaba combatir en entornos peligrosos o el enemigo usaba armas químicas o similares, no duraría mucho. Aunque eso a Aiden le traía sin cuidado.

En fin, era lo que le había tocado. Si sabían obedecer, quizás consiguiera sacar algo de ellos. Por el momento, daban una buena impresión, y al menos sabían ponerse firmes como tocaba, como hizo todo el hangar cuando entraron los oficiales, acompañados por la enigmática Mano del Emperador. Había oído muchas historias de ella, pero casi prefería que se quedara en eso, en historias. No le importaba en absoluto que una mujer estuviera al mando, pero todo ese rollo de la Fuerza le daba un mal presentimiento.

La agente se acercó a ellos junto a un par de Death Troopers, la élite de la élite, y un alférez de la Oficina de Seguridad Imperial. Por si las cosas no pintaran bien desde el principio, en experiencia de Jelal solo empeoraban cuando Inteligencia se ponía por el medio. Pero como buen soldado que era, se mantuvo callado a la espera de recibir sus órdenes - Así lo haré... señora - no sabía muy bien por que rango debía referirse a ella - Puede contar con mi escuadra para el trabajo duro - respondió, un poco sorprendido de que se le hubiera dirigido a él, un simple suboficial. Sin duda, iba a ser una misión llena de sorpresas.

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30/12/2017, 13:04
James Dallin

La compañía B tenía fama en toda la flota, una unidad de aguerridos combatientes con muchas misiones a sus espaldas. James había llegado a aquella unidad hacía solo unos días, la muerte del oficial al mando había propiciado su llegada a la unidad, mando que en condiciones normales hubiera tardado en llegar.

Apenas había tenido tiempo para familiarizarse con los miembros de la unidad, conocía bien sus hojas de servicio las cuales había estudiado a conciencia, pero aquella sería su primera acción de combate en la compañia B.

Al que más había tenido tiempo de conocer era al sargento Aiden quien le había puesto al corriente del grupo, el sargento parecía un tipo duro y experimentado y sin duda contaba con el respeto de la unidad. La presencia de Mara atraía todas las miradas, su presencia no pasaba desapercibida y suscitaba comentarios y atención allí por donde pasaba. Sin duda aquella no sería una misión más y para bien o para mal el destino de aquellos hombres sería seguido por toda la flota y James no era un hombre que dejara pasar una oporunidad así.

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30/12/2017, 13:28
Mara Jade

La fría e inquisitiva mirada de la Agente Jade seguía centrada en la escuadra bajo el mando del Sargento Jelal; el cual estuvo a punto de arrancar una sonrisa divertida de sus labios, al dirigirse a ella dubitativo.

Señora será suficiente…Sargento – respondió con mirada sibilina ante el tono sorprendido del hombre al haberse dirigido a él.

Tras eso permaneció en silencio unos instantes dejándose embargar por las sensaciones que la envolvían, interpretando a través de la fuerza lo que sus ojos no podían decirle. Excitación, nerviosismo, cautela, curiosidad, ambición, disciplina, orgullo y… lealtad. Una mezcla de sentimientos tan dispares como la falta de homogeneidad presente en el grupo de soldados que formaban frente a ella; sentía la tensión de sus cuerpos firmes, quietos sin tan siquiera moverse del sitio, a la espera de sus ordenes, dispuestos a todo para mostrar su valía ante ella y el alto mando. Sonrío satisfecha.

Aquel grupo le ayudarían a desentrañar el misterio que rodeaba a su enemigo “invisible”, se les había resistido durante demasiado tiempo, alejándola de su verdadero objetivo. Ansiaba derrocar a Vader, al que consideraba débil, pudiendo percibir que su lealtad se había debilitado por culpa de la extraña conexión que lo unía al joven rebelde, a Skywalker. Su actitud irreverente ante el favorito del su maestro no había sido nunca bien aceptada por este, sin comprender como no veía aquella despreciable debilidad en él, pero siempre seguiría las ordenes del Emperador. Había sido educada para ello, nunca fallaba y nunca fallaría. Además habiendo permanecido tanto tiempo junto a Thrawn había aprendido algunas tácticas útiles, y aunque la paciencia no era uno de sus fuertes, ahora comprendía que cada uno de sus actos la acercaba más a su objetivo. Se tomaría el tiempo que fuera necesario para mostrar su valía y aumentar en poder, hasta que llegara la hora de vencer a su enemigo, ocupando el lugar que le correspondía junto al Emperador como su aprendiz.

Absorta en sus pensamientos volvió a la realidad por un movimiento, casi imperceptible, por parte del Teniente Dallin junto a ella. Frente a ella se encontraba el Weequay. Alzando una ceja al reparar en él, recordó que se había incorporado a filas en el último momento cuando bajo de la lanzadera. Aún así se había colocado en primera fila, un curioso pensó divertida. Sin duda resultaría de lo más útil, no era la primera vez que trataba con los de su especie. Podían ser falsos y retorcidos pero de piel dura y curtida que resistía, no solo en las condiciones adversas de su planeta natal, si no  también les confería una resistencia natural al fuego de bláster. No era de extrañar que apenas llevara protecciones.

Sin previo aviso se giro mirando a Dallin, segura de que había estado a punto de dar un salto ante aquel movimiento. No podía más que disfrutar de aquellas reacciones espontáneas que podía provocar su presencia ante cualquier hombre o mujer, algo que siempre aprovechaba en su favor. Resultando especialmente delicioso cuando venía de un hombre que mostraba en su postura y gesto, la confianza y ambición que veía en Dallin.

Movilice a sus hombres y encárguese que estén listos para subir a la lanzadera…tienen 10 minutos – le ordeno con severidad para luego encaminarse a la lanzadera con sus guardaespaldas.

El Capitán Tarhall y el Coronel Contic, seguían coordinando al resto de oficiales, movilizando pelotones de soldados y avituallamiento. Tarhall hizo el amago de dirigirse a ella e interceptarla, pero una furtiva mirada de esta lo dejo congelado en el sitio. Tenían sus ordenes, sabía qué hacer y a ella no le gustaba repetirse.

Con todos en la lanzadera, pusieron rumbo al planeta. Este a penas duro unos minutos pero fue suficiente para que Dallin diera una muestra de la verborrea que caracterizaba a los agentes de Inteligencia. Podía asegurar que todo el escuadrón había sido ya debidamente informado sobre la situación sufrida en la base de Drafeliv, pero no sería ella quien interrumpiera tal despliegue de carisma por parte del oficial. A fin de cuentas necesitaba que se ganara la confianza de los hombres bajo su mando.

La unión hacia la fuerza y en aquel grupo dispar, eran leales al Imperio y aquello ya proporcionaba al grupo un fin común. Veteranos y novatos, alienígenas y humanos, hombres y mujeres, le daba igual siempre que demostraran con hechos de lo que eran capaces. Tan solo le preocupaba la falta de conexión entre ellos, esta debía ser suplida con presteza, los necesitaba compenetrados y atentos. 

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30/12/2017, 13:54
James Dallin
Sólo para el director

Notas de juego

Hay alguna información que como oficial de inteligencia sobre lo que pasa aquí o lo que nos podemos encontrar?