Partida Rol por web

Los meses transcurrieron pesados y cargados de noticias a medida que los frentes se iban consolidando. En el castillo podía decirse otro tanto. Nuevos hombres fueron llegando, alistándose para servir a la casa, atraídos por la victoria fácil, los botines y los uniformes. Por fortuna los fértiles campos del Maizal podían permitirse esa pérdida de manos, mientras no fueran muchos. La tropa alcanzo así el numero de 200, 100 infantería y 100 arqueros. Incluso ahora todavía siguen apuntándose interesados, para cuando haya otra convocatoria.

Swift invirtió modestamente en sus equipos, dándoles lo básico pero de buena calidad. Lo otro, su entrenamiento, quedo todo a cargo de Marcus, secundado por Gaheris y Drusilla. Cada uno tomo una de las unidades y ayudo a moldear los granjeros en soldados, si no brillantes, cuanto menos competentes en blandir una espada, alzar un escudo o disparar saetas. Es de esperase que si el castillo es asediado, al menos tendrán como defenderse.

También se llevan a cabo obras de mejora, tanto en el castillo como fuera, a fin de ir preparándose. Un Almacén es levantado en el castillo, un depósito de granos que servirá en tiempos de paz o guerra como reserva. La obra toma 5 meses. A esta se le sucede el despeje de una plaza en el pueblo, para convertirla en un mercado. Es una apuesta más arriesgada, sin duda. Pero va siendo hora que la región se desarrolle… y si la paz regresa a las Tierras de Occidente, ¿porque no convertir a Maizal en el granero del reino? No solo el Dominio tiene tierras fértiles…

A un nivel personal, la joven Tayla se integró bien con Marcus y Drusilla, trabajando a la par con uno y cultivando cierta amistad con ambos. En tanto, Gaheris cometió una clásica torpeza de soldado, dejando embarazada a una joven campesina, cuyo estado grávido ya va por el 6to mes y se ha hecho más que evidente. El futuro padre ya va siendo reclamado de celebrar esponsales, asumiendo su responsabilidad… El niño o niña por venir necesita un debido apellido.

Marcus contrata un oteador entre la gente del pueblo, Albert. Drusilla por su parte consiguió un par de “amigotes”, cuya relación no es muy clara, entre la tropa que le fue confiada. Gaylor es un rubicundo hombre, de aire gracioso y con arranques bardicos, el cual parece siempre interesado en meterse entre las piernas de la sargento. Por el contrario Creisen, el otro, luce serio y reservado, un hombre sensato. Ellos son los que más suelen acompañarla en sus salidas por el poblado.

Gaheris también ha tenido impacto entre sus hombres, y mediante una propia selección, eligió un par de soldados que sin duda pueden figurar como sus ayudantes, en cierta forma. Ambos son hombres maduros y algo mayores que él mismo. Lucio es uno y tiene cierto aire aristocrático bastante desconcertante. Por el contrario, Pullo es un hombretón fornido, con aspecto de soldado nato o herrero a juzgar por sus espaldas.

La joven Tayla no es una excepción y ha reclamado un par de asistentes, que llegaron hace solo unos meses. Ambos son, igual que ella, vasallos de la casa Marbrand. Gabriel es un al servicio de este señor, un hombre capaz, muy confiado, de actitud valiente y honrada. Es una pena no haber contado con sus servicios antes del ataque… Por otra parte, Aloisya es una bailarina viajera, hija de una sirvienta y amiga de la infancia de Tayla. Debido a su oficio, viaja mucho, y tiene acceso a muchos lugares donde recopilar rumores o información.

El grupo, asimismo, se mete en una inversión compleja. Arriesgándose a un préstamo, construyen un burdel en el pueblo, uno real. Conseguir mujeres no es difícil en los tiempos de guerra, puesto que suelen seguir a los ejércitos como moscas tras la miel… Después de todo, ¿en que mas gasta la paga un soldado, que quien sabe si vivirá mañana? No son de muy buena calidad, pero con la dirección de Drussilla y bajo la custodia de sus hombres en sus turnos libres, el local tiene bastante éxito en los meses que lleva abierto.

Por otro lado, la cuestión de la boda ha sido postergada. Lady Clifton ha intentado no pocas veces suicidarse, si bien ahora que el conflicto parece inminente ha conservado cierta calma, en espera de los acontecimientos. Tayla ha tenido cierto éxito al menos, ganándose su confianza. Ha logrado que ya no la ataque ni le tire con la loza. Incluso, en los mejores días, conversar sobre literatura o lugares del reino que la lady no ha visitado. Pero todavía tienen que cortarle la comida antes de servirla y vigilar sus baños entre otros.  Lord Swift, en un cierto intento de decencia, la ha tratado con cortesía y no parece interesado en forzarla, pero su relación está muy lejos de ser siquiera una amistad ni mucho menos lo que se espera. Siquiera para tener una noche de bodas donde no haya que esposar a la muchacha para evitar que lo estrangule.

El esquema político sigue tenso. Lady Darlessa es aquella de quien reciben más noticias. Su figura es vista en muchas cortes, intentando convencer a los nobles de unirse a la causa. Lord Parren ha montado su ejército en tres frentes: Uno en la fortaleza de la casa Spicer, otro en Sarsfield y el último en la Fortaleza Clegane, justo al norte de Maizal.

Las tropas así tienen un circuito que aprovecha el Camino Dorado en buena parte, para desplazarse… al mismo tiempo que divide la región, Norte queda separado del Sur, y las tres casas mayores del enemigo, Reyne, Farman y Westerling, atrapadas entre este triple asentamiento y Fuerte Desolación al norte… También quedan aisladas de Casterly, Crakehall y Mooreland, las tres casas mayores neutrales, que se encuentran al sur de la línea.

Los números son todavía imprecisos, pero se hablan de unos  4000 hombres del lado de los Farman y 4500 del lado de Swift, incluyendo a los 200 vuestros. Todavía demasiado parejo, como cualquier soldado sabe, para decir quien será vencedor.

En tanto vuestros mensajes van a la casa Casterly, pero la premisa básica parece errónea. Si algún ejército puede amenazar las minas… es el de Swift. De momento no está claro, pero resulta obvio que la defensa actual del frente, aísla a dicha Casa de la región Norte del reino. Y entretanto, los leones observan...

Resulta un poco sorprendente que el primer movimiento bélico, lo haga nuevamente Swift. O mejor dicho, Marcus en su nombre. El ataque a la casa Beetley difícilmente califica de otra forma.

No fue una batalla campal, sino una escaramuza tentativa. Tampoco demostró una buena estrategia para el lado atacante, quienes básicamente solo cargaron sobre la aldea al amparo de la oscuridad. La guarnición apostada por las “abejas” estuvo a la altura de sus expectativas y aguanto lo suficiente para que salgan otras tropas de la fortaleza. Ante la diferencia abrumadora de números, el caballero de Swift opto por retirarse. Hubo pocas bajas de ambos lados, aunque más de los Beetley. Marcus y Gaheris volvieron con apenas unos rasguños que añadir a su repertorio de cicatrices. Pero sobre todo, el ataque dejo más que clara la postura de Maizal.

Si querían guerra, habría guerra.

Ha pasado ya un año desde el ataque a la fortaleza Clifton. Más tiempo del que ninguno haya pasado en un mismo lugar, desde sus juventudes. Hoy al mediodía, lord Swift, ataviado con sus mejores galas, dará oficial apertura al Mercado. Se espera que la celebración de esta obra alivie los tensos ánimos de todos. La cerveza y el vino correrán. Pero todavía faltan dos cuestiones por cerrar.

Una es una muchachita, empecinada en no ir. Esa es la batalla de Tayla y no una menor. Cualquiera que haya contemplado las rabietas y enfados de lady Clifton lo sabe. Pero si logra que se pare en el estado junto al lord, que mire al pueblo, será una victoria moral importante… tanto a nivel doméstico, como en el aspecto general de su aceptación.

La otra es de los mercenarios. Las noticias sobre el mercado han movilizado a los bandidos. Dado que la guardia no puede estar en todas partes, y muchos están afectados a proteger al lord, al pueblo y la fiesta, se rumorea que habrá grupitos preparados para atacar las granjas de los lindes, o a los mercaderes viajeros que vengan a ofrecer sus productos. Su seguridad, y el éxito del emprendimiento, dependerán de ellos…

El sol de las tierras de Occidente se levanta temprano sobre la sobria fortaleza de Maizal, anunciando la nueva jornada, cargada de desafíos.

 Tras levantarme, me desperezo, me levanto y, tras ir a las cocinas, a por algo rápido para desayunar, voy a buscar a Marcus para ver que vamos a hacer con respeto al tema de la seguridad. La cosa estaba bastante complicada y confiaba en que pudiéramos entre los dos pensar en algo productivo. Tal vez luego podía ver a mi preñadita, a ver como se encontraba hoy...

La luces del sol comenzaban a iluminar las habitación del nuevo Burdel. Drussilla observaba el lugar. Observaba todo, esa era su función ahora. Cuando la cosa se calmó pudo relajarse y beber media de copa de vino tranquila. En un rato tendría que salir rumbo al Castillo. Su cara se veía iluminada. Hacía tiempo que erraba de lugar en lugar y de repente tenia un trabajo fijo y un lugar propio que atender. Aquello no parecía tan malo después de todo... Terminó su copa y salió en su nuevo caballo. Las otras labores la esperaban. Se preguntó cuanto duraría aquella rutina, pero decidió cortar aquellos pensamientos y disfrutar del sol. El día parecía que sería bastante complicado, así que cabalgó tranquila. Al llegar al castillo buscaría a Marcus o a Gaheris.

El pueblo esta alborotado, como cabría esperarse. La gente “sencilla” monta los puestos, algunos meramente mesas con cajones y tablas, otros tiendas más elaboradas, según el poder adquisitivo del mercader.

Obviamente están también aquellos que compraron su espacio permanente y tienen por ende una estructura montada. Hay rencillas si alguno de los primeros quiere colarse u ocupar algo del terreno de estos, pero hoy es un día de fiesta y por ahora esas diferencias se solventan rápidamente. Los hombres de la guardia nocturna apagan cualquiera que pase de tono, aunque ya se les nota cansados. Va siendo hora del relevo.

Y solo es el amanecer. Al mediodía sin duda será un infierno de gente, tanto de Maizal como de las granjas vecinas y por la noche ni hablar, cuando la fiesta este en su apogeo y los estómagos llenos de alcohol. Puede que tengas que pasar de largo sin dormir.

Hablando de eso, apenas llegas al castillo ves a Gaheris en el patio, desperezándose y yendo en busca de su desayuno seguramente. Camina entre las tropas que se alistan para entrar en guardia. A el si que se le nota descansado, como para pasar el día activo…

El patio está activo. Los hombres de la guardia diurna están alistándose al cambio de guardias con los de la noche cuando el capitán lo disponga. Por no mencionar que hoy los que no tenían, carecen de franco. Se necesitara a todos y cada uno, considerando la multitud que puede esperarse, entre los miles de Maizal y los que vendrán de tierras cercanas.

De camino a buscar el desayuno, ves entrar al castillo a Drusilla, algo palida y cansada sin duda tras otra noche de burdel. Todo lo contrario a ti. 

Marcus pasó aquel año sin pena ni gloría. Formó a la tropa, contrató un oteador y poco más... salvo el fatidico ataque que tuvo un efecto inesperado, dejar clara la postura de Maizal.

Ahora se presentaban nuevos retos... un evento que proteger y un pueblo acosado por bandidos. 

El evento sin dura alguna sería protegido por la mayoría de tropas, mientras que un pequeño reducto de estas permanecería en alerta, a la espera, mientras el oteador de Marcus era enviado fuera del castillo con una orden clara. Localizar la guarida de los bandidos si es que la tenían y trazar un patrón en sus movimientos... rutas de escape, por donde atacan y que atacan, aunque eso ultimo quedó claro hace días. 

Es bastante temprano y me encuentro en las cocinas, esperando que se sirva la comida de lady Clifton, aprieto los labios con tensión, sintiendo que la cabeza me duele un poco, aunque la niña está siendo ligeramente más tratable en los últimos tiempos, no cambia el hecho de que tenga un carácter difícil y me preocupe no lograr convencerla de colocarse junto a lord Swif, con un suspiro miro si ya está listo su desayuno. 

 Me cerco a Drussilla y la saludo alegremente:

 - Buenos días, parece que no has dormido nada bien. ¿Una noche difícil?.

 La verdad, parecía que se hubieran meado sobre su tumba, pero prefería no añadir eso y esperé su respuesta.

Drussilla bajó de su montura con tranquilidad. Estaba cansada físicamente, pero se sentía tranquila, con cierta calma interna.

- Buenos días! Noche movida si. Con la inauguración de hoy el negocio estaba atestado de gente. Calculo que esta noche será igual o peor. ¿Como están las cosas por aquí? ¿Ha planeado Marcus cómo nos encargaremos de todo?

 - Todavía no le he visto, iba ahora a buscarle. - Le respondí. - ¿Vamos juntos?.

Acarició su yegua mientras la ataba.

- Tendré que pensar un buen nombre para ti y esperemos que la vieja burra Darlessa no se ponga celosa. Le habló al caballo al oído.

- Vamos, pero pasemos por algo de comida antes, estoy muriendo de hambre... como esta tu chica embarazada?

El desayuno de los nobles siempre esta primero.  Dado que la comilona será más tarde, hoy es bastante simple pero sólido. Leche, vino, un plato de bollos dulces recién horneados regados con miel y un par de manzanas. El cocinero te aparta una bandeja para que puedas llevársela tu misma, mientras ellos siguen con sus preparativos en vistas al banquete de mediodía. No obstante, notas que el único cubierto es una cuchara de plata. Ellos tampoco han podido bajar la guardia.

Con la carga en mano regresas a la fortaleza en sí, al segundo piso donde están los cuartos. Los altos guardias del cuarto te franquean el paso con un leve guiño y una mirada más que obvia. Todos los guardias parecen tener esos pensamientos, en especial tras largas horas… Pero finalmente cuando entras ves que quizás no sea eso.

Lady Clifton está de pie junto a su cama, mirando un vestido tendido en la misma. Es un atuendo agradable de seda con rebordes de oro, que nunca habías visto.

-Lo recibí al amanecer de parte de Swift. +te dice secamente apenas entras, a modo de saludo+ ¿Tuviste algo que ver? ¿Crees que con estos trapos me convencerán de ir?

En la cocina hay gran ajetreo en vista al banquete de mediodía, pero el desayuno de todos modos está listo. Hoy el castillo come sencillo pero fuerte: leche, bollos con miel y frutas. También hay vino para los que despiertan mejor con un trago fresco. El cocinero les provee lo suyo pero enseguida los insta a ahuecar el ala, que tiene mucho trabajo. Considerando que de él depende en general si hay comida, mejor hacerle caso…

Con algo en la panza, la pareja puede ir a ver a Marcus, el cual se encuentra en su oficina de la primera planta, con la cara seria mientras planifica como se dispondrá la jornada. Este ve llegar a una algo ojerosa y a otro recién levantado, todavía mascando sus desayunos.

 Miré a Marcus y luego a Dru, sonriente:

 - Vaya, parece que tu no has sido la única que a pasado mala noche. Está claro que los puestos de responsabilidad solo dan disgustos y quitan horas de sueño, aunque al menos tú puedes pedir a una de tus chicas que te alivie las preocupaciones...

Miro a Lady Clifton con una expresión serena mientras pongo su bandeja de comida en su lugar.

-Perdone la tardanza- digo con voz clara y la miro, pensando seriamente qué diablos es lo que le voy a decir para convencerla- la fiesta de hoy es importante para todos, era normal que esperaran que usted fuese a ella –“como la prometida de nuestro señor” me digo, pero si le suelto eso es capaz de tirarme con la bandeja y en verdad no es mi deseo- y no son trapos es un vestido hermoso y digno de una dama tan hermosa como usted- digo lentamente y luego la observo- ¿no desayunara? – 

- Las chicas tienen demasiado trabajo por estos días... ademas, no son de mi tipo... Dru saboreaba los ultimos trozos de su bollo con miel y frutas. Era algo sencillo, pero siempre venía bien llenar el estomago a primera hora con algo dulce.

- Como será nuestro dia, jefe? - Preguntó bromeando a Marcus.

Otra vez tiene esa mirada peligrosa en el rostro, la que indica que está pensando en cosas desagradables. Obviando la respuesta, toma una de las manzanas rápidamente de la bandeja, alejándose luego mientras le da un mordisco pequeño.

-Dije mil veces que no iré. No seré exhibida como un trofeo para los malditos campesinos de Swift. Además, si por casualidad alguno de nuestros aldeanos allá, hubiera venido, sería mayor vergüenza todavía.

Y he ahí el problema de su punto de vista… Hoy debes convencerla de cambiarlo, cueste lo que cueste. No solo por Swift y la alianza, sino por ti misma. ¿De qué otra forma podrías mostrar mejor tu utilidad que volviendo a la terca muchacha una aliada?