Partida Rol por web

La edad oscura

Primer curso, capítulo III. Retazos de magia

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10/12/2014, 23:26
Minerva McGonagall

La noche había pasado sin novedades para los nuevos alumnos de Hogwarts, para quienes la nerviosa expectación del día anterior se había ido a dormir para despertar con renovadas energías unas horas más tarde. Aquel día empezaban las clases para todos y aunque desde luego una clase no era algo tan novedoso como llegar a un castillo en el que la magia estaba al orden del día seguía siendo bastante emocionante.

Ninguno de ellos había aprendido con anterioridad el uso controlado de la magia, permitiendo que surgiera de ellos sin canalizar como fruto de un fuerte deseo o temor pero a partir de aquel día iban a aprender a dominar sus poderes y a usarlos con cabeza. Algo así era lo que les habían dicho los respectivos jefes de casa al repartirles los horarios de clase mientras daban buena cuenta de su desayuno.

A decir verdad era difícil decidir, visto su horario, si la perspectiva de aquel día era alentadora o no, sobre todo porque no eran pocos los que desconocían el temario de las asignaturas. Transformaciones, Encantamientos, una pausa para la comida y clase doble de Pociones. Para los hijos de muggle todo aquello sonaba tan raro como las demás asignaturas que poblaban su horario, aunque por suerte de las otras no tendrían que preocuparse hasta que les tocara.

Antes de darse cuenta todos los alumnos de primero se dirigían en tropel y con paso nervioso hacia el lugar por el que les habían indicado que se llegaba al aula de Transformaciones, debatiendo constantemente sobre si era el camino adecuado. Al final resultó que sí y cinco minutos antes de la hora todos se hallaban sentados en el aula espaciosa y pulcra de Transformaciones.

Sobre la mesa, sentada junto a una pila de pergaminos, había una gata atigrada con unas extrañas marcas alrededor de los ojos, moviendo la cola mientras observaba la entrada de sus alumnos con atención. La mayoría dedujo que debía ser la mascota de la profesora, que a aquellas alturas todos sabían que era a su vez la jefa de la casa de Gryffindor y subdirectora del colegio, Minerva McGonagall.

Sin embargo, una vez el último alumno hubo traspasado el umbral, el animal saltó hacia adelante y antes de llegar a caer al suelo su forma había cambiado a la de la mujer que les recibió la noche anterior.

- Bienvenidos a clase de Transformaciones. Durante los próximos siete años voy a ser su profesora y guía en éste arte. Transformaciones no es una asignatura especialmente difícil, no requiere de habilidades innatas o especiales, sólo dedicación y es eso precisamente lo que espero de ustedes. También les recuerdo que no es ninguna broma y cualquier transformación exige un grado de responsabilidad y madurez que espero que no tengan problemas en asumir pues usada de forma malintencionada por una mano inexperta puede tener consecuencias nefastas - todo aquello iba muy en serio, o aquella era la impresión que daba aquella recta mujer quien, a pesar de su aparición triunfal, no había movido ni un músculo de su cara con el fin de formar una sonrisa. Miraba a sus alumnos con la expresión severa de quien espera no ser defraudado -. No hay ningún motivo para demorarnos más. Abrid vuestros libros por la página quince y leed la primera entrada - la mujer esperó a que los alumnos lo hicieran sin mudar su expresión, con los brazos cruzados ante sí -. Bien y ahora sacad vuestras varitas. Ya habéis leído sobre el proceso teórico de las transformaciones que vamos a realizar en esta primera clase y ahora os voy a enseñar cómo conseguirlo. Podéis poneros en parejas si queréis. Mirad el movimiento que realizo con la varita - hizo un movimiento suave pero elegante, primero horizontal y luego vertical hasta golpear suavemente con la punta de la varita una taza de porcelana que tenía delante la cuál se transformó inmediatamente en un cenicero -. Como veis, esta es una transformación sencilla por dos razones, ¿alguien sabría decirme cuáles son? - esperó a que un alumno respondiera antes de mostrar la siguiente transformación, que consistió en transformar un caracol en un dedal u luego una última, un ratón en una caja de rapé -. Probad vosotros.

Notas de juego

Bueno, ya me perdonaréis la inexactitud pero de entrada vais a ir juntitos a clase por eso de que hufflepuff no tiene representación y a unos les tocaría ir solos xD

Para que no os quejéis, tenéis clase con los 3 jefes de vuestras casas :P

Vale, dificultades:

  • Taza en cenicero: 8
  • Caracol en dedal: 10
  • Ratón en caja de rapé: 12
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11/12/2014, 09:57
Jarek Cerny -Slytherin-
- Tiradas (3)

Motivo: Taza en cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 3(+6)=9 (Exito)

Motivo: Caracol en dedal

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 1(+6)=7 (Fracaso)

Motivo: Ratón en caja de rapé

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 2(+6)=8 (Fracaso)

Notas de juego

Como veis, esta es una transformación sencilla por dos razones, ¿alguien sabría decirme cuáles son?

¿Se puede responder a esta pregunta? No sé, tirando por algo    ^_^  (Es que quiero empezar a ganar puntos para mi casa y empezar a ser repelente yo también   XDDD)

P.T. ¡¡¡Y ya empiezo con el festival de pifias!!! ¿Me dices lo que pasa con el 1 para ponerlo, o yo hago solo hasta el primer éxito y luego ya narras tú la que lío?

P.D. Ahora me tengo que ir, luego le hago el cuerpo al post  ;D

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11/12/2014, 10:12
Director

Notas de juego

Claro, la pregunta está para que la respondáis y dar puntos :D Y sobre la pifia (cómo te comprendo, yo siempre pifio xDDDDD), de momento narra hasta ahí y cuando todos halláis tirados la describiré o las describiré en caso de que alguien más haya pifiado xD

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11/12/2014, 11:00
Director

Notas de juego

AVISO: si alguien pifia que describa hasta la pifia y ya describiré yo lo que sucede.

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11/12/2014, 11:09

Había acabado tan exhausto la noche anterior que fue tirarse en la cama y caer ya dormido. Ni siquiera tuvo tiempo de disfrutar de lo cómodo del colchón, de lo calentito que se encontraba ahí dentro y de las vistas de la ventana que tenía a su izquierda.

Al despertar descubrió que quizás no había sido buena idea lanzarse a por esa cama directamente, pues el sol entraba con fuerza por la ventana y le daba en la cara. Por suerte las cortinas le ayudarían en el futuro. Se levantó prácticamente espabilado aunque un poco desorientado. Le hicieron falta unos cuantos segundos para percatarse de que se encontraba en Hogwarts. ¡Hogwarts! ¡En la casa Gryffindor!

- ¡Vamos, Jason! No me digas que eres un dormilón.

Le dijo mientas empezaba a vestirse. Ya tenía allí el uniforme del colegio con los colores de Gryffindor. Lo cierto es que prefería el color rojo al amarillo, por el ejemplo.

El color de los valientes.

Una vez vestido, salió corriendo con un nuevo objetivo, acordando con Jason en verse en el Gran Comedor; no obstante, cuando llegó de nuevo al encuentro de su compañero, Troy llegó casi jadeante. ¡Se había perdido por el colegio y encima no había logrado su objetivo! Sí que era grande el lugar... Amanda tenía razón.

Y por fin a clase. ¡Clase de Transformaciones ni más ni menos que con su jefa de la casa! Aunque no sabía muy bien de qué iba la asignatura, el simple hecho de que la fabulosa jefa de su casa fuera a ser quién les instruyera en dicho arte era suficiente para crear en Troy inmensas ganas de llegar a clase. Quién lo iba a decir... en el colegio muggle no le entusiasmaba mucho el colegio. Las asignaturas eran aburridas hasta llegar a ser soporíferas. Entró junto a Jason y el resto de sus compañeros comprobando que la profesora aún no había llegado. Aprovechó el tiempo que les quedaba para sopesar la idea de donde sentarse. Normalmente en el colegio acababa atrás porque así podía distraerse más mirando por la ventana, pero quizás sentarse tan alejado pudiera parecer descortés y podría dar una mala impresión. Tampoco es que le apeteciera mucho estar en primera fila pues no sabía cómo le saldría la clase y estar tan cerca de su jefa de la casa podría ser poco ventajoso para un primer día.

Entonces... ¡la gata se transformó en McGonagall! Los ojos del chico se abrieron de par en par y no pudo evitar emitir una exclamación:

- ¡Wow...!

Sin duda alguna le había tocado la mejor jefa de la casa. Troy no podía estar más contento con la elección del sombrero seleccionador. Era el primer día, la primera de las clases, y casi había olvidado que Slytherin había sido su principal apuesta. Finalmente la profesora les habló del objetivo de las clases, recalcando que no hacía falta habilidad sino entusiasmo y esfuerzo. ¡Eso podía conseguirlo!

"Podéis poneros en parejas si queréis"

Bueno, sin duda sería mejor que estar solo. Miró a su alrededor buscando a una persona en concreto. Había demasiados alumnos pegados aún de pie y le fue complicado encontrarla, pero allí se encontraba Megan, con su uniforme de Ravenclaw, falta, camisa y la corbata azul. El chico se abrió paso y le tocó el hombro mientras la miraba con simpatía.

- ¡Ponte conmigo!

No esperó su respuesta porque les iban a quitar el mejor sitio, por lo que se puso en camino rápido para conseguir una de las mesas de la primera fila. ¡Quién dijo miedo! Se sentó y esperó a que Megan hiciera lo mismo* mientras escuchaba la pregunta de la profesora. ¡Creía saber la respuesta! Por eso levantó la mano con educación y habló cuando se lo permitió:

- Es posible que sea porque los dos son objetos, no animales ni personas. La otra razón podría ser porque ambos objetos se parecen mucho.

Dicho aquello sacó su varita, sujetándola con firmeza. El brillo en los ojos de Troy, cuya expresión era tranquila aunque quizás algo más entusiasta que de costumbre, demostraba las inmensas ganas que tenía de probarse a sí mismo. Miró la taza, con la imagen de cómo la profesora lo había hecho en su cabeza, y la imitó. Al momento la taza cambió para ser un cenicero y Troy abrió de nuevo los ojos:

- ¡Has visto, Megan! ¡A la primera!

Se remangó el jersey y se centró en el caracol. Un animal... ¿cómo podría transformar un animal? Lo intentó, pero el resultado no fue el requerido. La ilusión de Troy se desinfló un poco. Estaba alg ofuscado.

- Pues sí que es difícil esto...- aunque no iba a darse por vencido. Practicaría y practicaría hasta que le saliera, aunque fuera en las horas libres. O al menos esa sería su primera intención. Lo intentó con la tercera de las pruebas, pero...- Oh, Oh...

- Tiradas (3)

Motivo: taza en cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 5(+3)=8 (Exito)

Motivo: caracol en dedal

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 2(+3)=5 (Fracaso)

Motivo: ratón en caja de rape

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 1(+3)=4 (Fracaso)

Notas de juego

*imagino que megan querrá venirse, si no, pues edito y quito la parte en que le habla sentado jajaja

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11/12/2014, 21:18
Lizbeth Moore

Apenas había conseguido dar un mordisco a una de las magdalenas. Pero por como se sentía en esos momentos parecía que se había comido media alacena. Todavía le dolía el estómago de la excesiva cena que había acabado ingiriendo el día anterior. Si a eso se le sumaba las pocas horas que había dormido (el dolor de barriga había sido tan intenso...) y lo nerviosa que estaba en esos momentos, la mezcla resultaba explosiva. Eso sí, sin saber muy bien cómo había conseguido llegar a clase a la primera (ella era capaz de perderse incluso siguiendo a sus ruidosos compañeros) y en esos momentos se encontraba sentada en una de las mesas que había considerado más discretas. Ni delante del todo ni detrás, pero tampoco en medio. La zona centro-derecha siempre había estado bien. Los profesores tendían a mirar más a menudo hacia el otro lado o hacia el frente.

Confirmar que la profesora McGonagall era la encargada de impartir la clase de Transformaciones fue todo un alivio para ella. Sí, parecía una persona muy estricta, pero al menos la 'conocía'. Eso era mejor que nada. Le extraño que no estuviera en la clase, a pesar de que la mayoría de los alumnos ya estaban allí. Comenzó a mirar hacia su alrededor algo nerviosa, observando como todos sus compañeros hablaban y se reían los unos con los otros. Lo había visto millones de veces pero, aun así, le resultaba fascinante la facilidad de los demás para entablar conversación. ¿Por qué a ella le resultaba tan complicado?

Se encogió en el asiento de forma inconsciente, deseando que esos pensamientos se marcharan de su cabeza. Necesitaba concentrarse en la clase si quería asegurarse de no ser la peor. No podía ser peor. Justo cuando estaba a punto de entrar en ese bucle sin sentido tan propio de ella el gato dio un salto y se convirtió en la profesora McGonagall. Los ojos de Lizbeth estaban tan abiertos que se podrían haber salido de sus cuencas con facilidad. Ni siquiera parpadeaba, y eso que le habían empezado a llorar. ¡Estaba alucinando! ¿Acababa de transformarse? ¿O se decía destransformarse? Porque claro... ella era una persona y no un gato, ¿verdad?... ¿Ver....dad?

Siete años.

Esa realidad fue casi tan impactante como la anterior, aunque esta vez cayó como un jarro de agua fría. Todavía no se había hecho a la idea de que fuese a estar siete años en ese colegio (ni había decidido si era algo que le gustaba o no). Pero saber que, durante siete años, iba a tener a los mismos profesores... eso sí que le preocupaba. ¿Qué pasaba si no le gustaba como era? ¿Le suspendería?

En parejas.

Eso fue todavía peor. Miró a su alrededor asustada en busca de Jason. Debía haber llegado más tarde porque estaba sentado unas mesas más alejado de ella. A su lado había un niño desconocido con el que todavía no había intercambiado ni media palabra. ¿Y ahora qué iba a hacer? ¿Trabajar con él? Pero.... ¿tenía que preguntárselo ella? ¿Cómo iba a hacerlo? ¿Y si le decía que no? ¿Y si no quería ser molestado? Si... debía ser eso. No le había mirado ni una sola vez desde que había llegado. Definitivamente no quería ser molestado.

Decidió ponerse a trabajar sola. Quizá fuera lo mejor. Además, estaba segura de que iba a tener muchos problemas para hacer bien el ejercicio. Así no retrasaria a nadie.

- Tiradas (1)

Motivo: Taza de cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 1(+6)=7 (Fracaso)

Notas de juego

(Joder macho, la primera en la frente)

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11/12/2014, 23:01
Arcturus Nohansen Wüstenfuchs

Decir que Alexander había pasado una de las peores noches de su vida estaba, claramente, de más. Y no por pocas razones, cabe decir. Para comenzar, estaba el tema de que, nada más llegar le había hecho entrega a Erik de su pack de bienvenida a su habitación -porque por supuesto, aquella ahora era su habitación y Erik era un inquilino. Pero por suerte para él, un inquilino que por lo pronto, toleraba-. Pack que incluía un horario con las horas de uso del baño, las normas de uso del baño, un pack de higiene básico -que incluía mucho más productos de limpieza de los que el chaval hubiera podido ver en su vida, seguro-, un seguido de reglas a seguir y respetar, un seguido de justificantes para poder pedir los pertinentes permisos -que debiera entregar siempre en un plazo de 48 horas antes de cualquier acción que pudiera atentar contra lo acordado-, una copia de la bandera de la habitación - En realidad, Alexander había diseñado cuatro, una para cada una de las cuatro posibles casas- y por supuesto, el contrato que debía firmar aceptando todo lo anterior.

Cabe decir que para la edad que tenía, estaba bastante bien redactado y atado.

La trampa de todo aquello era que Erik ya había aceptado los términos para quedarse en su habitación como inquilino revisable al quedarse allí a dormir aquella noche. La firma de contrato era algo necesario, por supuesto, pero no inmediato. Tendría siete cursos por delante para no dejarle dormir en virtud de que debía firmar aquel contrato de compañeros de habitación. Aunque por otro lado, una de las normativas de la habitación era siempre contar con material de escritura al alcance, y ya lo había incumplido. Debería hablar con él seriamente, no podían comenzar así.

Debería decirle que el desconocimiento de las normas no excluye de su cumplimiento.

Pensó, mientras desayunaba. Pero aquí estaba el segundo asunto del día. El desayuno. Alexander había llegado mucho -y esta palabra esta en cursiva porque Alexander llego mucho antes que el siguiente de sus compañeros- solo para poder ir sentándose en una infinidad de sitios -siempre limpiándolos antes, por supuesto- hasta dar con el apropiado. Tarea que no fue sencilla.

Pero, en un gesto de magnanimidad, también asignó a sus compañeros diferentes sitios donde debían sentarse siguiendo algún patrón solo conocido para Alexander. Y había dejado cartelitos donde cada uno debía sentarse, mostrándose contrariado, nervioso y preocupado cuando alguno de ellos incumplió alguna de las normas.

Como por ejemplo... No sentarse donde él había designado. Sentarse sin limpiar el banco. No respetar el orden de llegada en un sentido inverso al cronológico de aceptación en la casa -lo que a él siempre lo dejaba como el primero-. No limpiar los cubiertos. No tener en cuenta las proporciones de fibra en el desayuno o mezclar zumo con leche en el mismo desayuno.

Ni que fueran barbaros.

Cuando él acabó, sin esperar a nadie más, se fue hacia clase tras despedir a sus iguales -iguales por que eran sus compañeros, claro.- marchó hacia clase. Y allí estuvo el tercer problema del día.

Las escaleras cambiantes. Y no conocer el patrón de las escaleras molestaba e irritaba a Alexander. ¿Cómo podía entonces optimizar su tiempo, si debía perderlo esperando a las escaleras? No, observando las escaleras cambiar -nada, un par de minutos a ver si veía el patrón, después de todo él se consideraba mucho más listo que todos los demás seres humanos de aquel colegio- se dio cuenta que debía hacer una lista sola y exclusivamente para todas las cosas que tenía aquel colegio que no le gustaban. Para después presentárselas al director y poder debatir sobre cómo mejorarlas.

Aquello sería divertido, sin duda.

Y lo peor, si, lo peor de todo era que sonrió al imaginarse corrigiendo al mismísimo director. Después se imaginó explicándole al prefecto el patrón, iluminándolo y arrancándolo de las garras de la ignorancia. Y por último se imaginó leyendo un cómic. Eso también le apetecía y le gustaba.

Y así, como quien no quiere la cosa, llegó a clase. No lo dudó, supo cual sería su mejor compañero. Tomó aire, reforzando sus creencias y se dirigió hacia las mesas. Solo un estudio rápido le ayudó a saber cuál era la mejor. Tercera fila, segunda mesa a la derecha. Cualquiera con dos dedos de frente se habría dado cuenta. Pero veía como sus compañeros seguían tomando la errónea idea que "en primera fila era mejor".

No, eso no era así.

La introducción de tal valor en la ecuación para decidir cuál era el mejor sitio solo debía tenerse en cuenta si se sufría de miopía, defecto fácilmente corregible con unas gafas. Si este era el motivo para sentarse en la primera fila, debería consultar a su oculista. Después se lo recomendaría, quizás, y solo quizás, es que simplemente desconocía tales cosas.

Pero llegó a su mesa. La mejor por varios parámetros que solo la mente ordenada de Alexander conocía. Y se preparó para llamar a aquel que debiera ser su compañero perfecto. Pero pasaron los segundos. Pero es que aquella llamada a su compañero no llegó. Porque ahora podía hacer otra de sus cosas favoritas. Estar solo. Y para dejar esto claro, puso la mochila en el asiento que debiera ser de su compañero, mirando fijamente sin decir palabra a cuantos se acercaran a él con intención de compartir aquella mesa.

Y tras sacar, ordenar y colocar todas las cosas necesarias y siempre respetando el paralelismo en cuanto los bordes de la mesa. -Suerte que eran cuadradas, una vez vio una mesa ovalada y ni siquiera sabía donde sentarse, que horror. Aquí debía hacerse mención de que las cosas que eran ovaladas tampoco le gustaban. Ni las cosas asimétricas.- Y reparó en el gato.

No, en la gata. Era evidente.

No solo la gata era evidente. También era evidente que era una gata. Y que era una gata en una clase. Qué asco. Otra cosa que debería añadir a la lista de cosas que no le gustaba. Pero lo peor aún estaba por llegar. Porque la gata se transformó en la Jefa de la Casa Gryffindor, Subdirectora, profesora y Recepcionista Minerva McGonagall.

No fue en otro momento. fue entonces, en aquel preciso instante cuando sintió un extraño escalofrío recorrerle la espalda. Acababa de ver a aquella Jefa de la Casa Gryffindor, Subdirectora, Profesora y Recepcionista... ¡¡Desnuda!! ¡¡DESNUDA!! Era una gata, no llevaba ropa. No llevaba ropa. ¿Pero es que este tipo de comportamiento le parecía a todo el mundo tan normal? ¿Y por qué se había transformado en un gato? ¡Pero qué asco! No existía animal más sucio, que se limpiaba con su propia saliva, dejaba caer pelos y cuyo sonido para comunicarse -el maullido- era más propio del canto del mismísimo Lucifer que de un animal.

Bueno, aquí debía hacerse un pequeño matiz. Era el animal más asqueroso si restábamos todo el reino de las aves. No había nada más terrorífico, horrible y sucio que el reino de las aves.

- Gracias. Pero no es un arte, es una asignatura. Lo acaba de decir. - ¿Pero por que aquella mujer no paraba de contradecirse? Pero entonces lo comprendió todo: Transformaciones no era una clase difícil ¡Claro! ¿Cómo podía haber estado tan ciego? ¡Por eso la clase la daba aquella mujer! Ahora todo tenía más sentido.

Entonces, la profesora mandó abrir los libros. Abrió el suyo, respirando el aroma a libro nuevo. Aquello le gustaba. Lo que no le gustaba, principalmente por que no esperaba que fueran así era que les mandaran leer con el fin de que se ahorrara hablar.

Aunque a él le hacía un favor, le gustaba más leer que escuchar a otras personas.

- Ya lo he leído. - Dijo rápidamente, observando entonces su movimiento con la varita. Fácil. Pensó, tomando su varita, imitando perfectamente como la mujer había tomado la varita. - Yo sabría decírselo, Jefa de la Casa Gryffindor, Subdirectora, Profesora y Recepcionista Minerva McGonagall. Pero es usted la profesora, debería saberlo ya. - Le recordó, careciendo de maldad en sus palabras o tono. Si, simplemente dudaba en que aquella pregunta debiera ser contestada, porque ya debía saber la respuesta. ¿Entonces por qué hacía la pregunta?

Se centró en su trabajo, haciendo las tres transformaciones del tirón, una tras otra, sin mostrar moción alguna por lo que estaba haciendo. No, a él esta asignatura no le gustaba, le gustaba más encantamientos. Dejó su trabajo al frente de la mesa, esperando la evaluación -y el castigo- por parte de la Jefa de la Casa Gryffindor, Profesora, Subdirectora y Recepcionista Minerva McGonagall.

- Tiradas (4)

Motivo: Taza de cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 3(+6)=9 (Exito)

Motivo: Caracol en dedal

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 10(+6)=16 (Exito)

Motivo: Caracol en dedal (Abierta)

Tirada: 1d10

Resultado: 1(+16)=17

Motivo: Ratón en caja de rapé

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 7(+6)=13 (Exito)

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12/12/2014, 01:05
Erik Gallaway

La noche anterior había dormido poco. Tras alegar que no tenía boli y que ya firmaría el extraño acuerdo otro día le había dejado mi libro a Alexander para que buscase lo de las escaleras. No sé si llegó a encontrarlo pero el niño se había pegado un buen rato con el libro en las manos y me había costado dios y ayuda quitárselo de las manos para poder leerlo por mí mismo. Y así había pasado gran parte de la noche. Leyendo. Al parecer, las palabras del prefecto con las que había declarado que ese libro era importantísimo habían calado hondo en mi persona. Pero también habían supuesto un agravio para mi salud. 

Cuando por fin me había conseguido levantar de la cama, me había arrastrado escaleras abajo, perdiéndome tres veces, hasta el Gran Comedor para coger algo rápido para comer ante de ir directo a clase, con unas ojeras enormes, y llegando prácticamente el último. 

Y ahí estoy. En el umbral de la puerta con la mano en el estómago- no debería comer tan rápido- y los ojos puestos en la figura que está sobre la mesa. Un gato. ¿Se pueden llevar mascotas a clase? Si era así, estaba seguro de que iba a suspender, porque sería incapaz de entrar en ninguna de ellas. Me froto las manos entre sí, intranquilo, y miro a todos lados en busca del característico pelo de colorines de Caliope. Ella se había ofrecido a ser mi protectora en la barca y confiaba en que la oferta siguiese en pie. No la veo pero sigo sin ser incapaz de entrar. Y entonces, lo que ocurre justo delante mío me deja boquiabierto. El gato se transforma en la bruja del sombrero que había dicho ser la jefa de estudios. O algo así. 

Wow- exclamo, sin poder dejar de mirarla. Y entonces, me doy cuenta de que es la profesora y comienzo a andar hasta uno de los sitios libres de la primera fila, disculpándome ante la profesora por el retraso. 

Escucho con atención todas sus instrucciones. - Claro. Los dos son huecos e incluso podrían ser de un material similar.- digo, contribuyendo a la aportación del chico rubio de la tienda de varitas que había ido a Gryffindor. - ¿Se pueden transformar también personas?- pregunto, levantando la mano, con curiosidad. 

En cuanto dice lo de las parejas, miro a la persona que está a mi lado (*).- ¿Lo practicamos juntos? Mi cara es de extrema concentración durante todo el proceso. Sin embargo, tan solo la primera transformación me sale bien. No consigo ver el parecido entre un caracol y un dedal y ni siquiera sé lo que es una cajita de rapé. Algo alicaído, comienzo a recoger mis cosas. No estoy acostumbrado a que las cosas me salgan tan mal. En lo único que soy bueno es en el colegio. Si eso cambia, ya nada se me dará bien. 

- Tiradas (3)

Motivo: taza en cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 5(+4)=9 (Exito)

Motivo: caracol en dedal

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 5(+4)=9 (Fracaso)

Motivo: ratón en caja de rapé

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 4(+4)=8 (Fracaso)

Notas de juego

(*) Si alguien quiere ponerse a mi lado, pues con esa persona. 

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12/12/2014, 01:41
Caliope Thonks

Ni siquiera recordaba cómo habia llegado hasta la cama el dia anterior. Habia estado tan emocionada, tan cansada y tan nerviosa que tan solo recordaba haber abierto los ojos aquella misma mañana.

Nada mas notar los primeros rayos de sol en mi cara abri los ojos, con una sonrisa en los labios y, cogiendo algo de ropa limpia, sali corriendo hacia la ducha. No me llevo mas de quince minutos estar totalmente lista, y con Copérnico en mi hombro, dispuesta a comenzar aquel primer dia en Hogwarts.

Mi paso por el Gran Comedor fue bastante efimero. Fui, engulli y me marché, tan emocionada estaba con la idea de ir a clase. Ademas... podria ver a Erik, y preguntarle como le habia ido su primera noche en el colegio.

Iba con la idea en mente de que sería la primera. Sin embargo, cuando llegué, ya habia mucha gente. Aquello me agobio un poco, porque no conseguia ver a Erik... Ni a Ted, con quien habia ido andando hasta la clase. ¿Por que siempre tenia esa mania de perderse justo antes de entrar a los sitios? Me ponia de los nervios.

Entre entonces en la clase, con el pelo verde y amarillo, mezcla de esperanza y curiosidad, mientras seguia buscando al Ravenclaw con la mirada. Acabe por localizarlo, sentado solo, algunos bancos mas alla- ¿Se puede? - le pregunte entonces, saludandolo, con una enorme sonrisa, al tiempo que mi pelo volvia a ponerse de aquel rosa chillon que representaba mi alegria.

Salude tambien entonces, con la mano, a Troy y a Lizbeth, a quienes ni siquiera habia visto en el comedor, y a los chicos de Slytherin y Ravenclaw, con una sonrisa enorme. Incluso vi a aquel niño raro del Caldero Chorreante y pense que, despues de todo, quizas no seria una mala idea pedirle perdon por lo que habia sucedido aquel dia, algo que, sin duda, haría.

Sin embargo, primero queria saber como le habia ido a Erik. Asi pues, despues de que McGonagall se transformara, algo que quizas no me impresiono tanto como a mis compañeros, teniendo en cuenta que yo era una metamorfomaga- Buenas dias profesora McGonagall. Que guay lo de transformarse en gata. - le dije entonces a la subdirectora, con toda la inocencia y la sinceridad del mundo, sonriendo a la subdirectora.

Entonces me volvi hacia Erik de nuevo, mirandolo con curiosidad- Bueno, ¿como fue la noche? Que rollo que no hayamos caido juntos, ¿eh? - le dije, tras escuchar las explicaciones de McGonagall, mientras comenzaba a practicar aquellas transformaciones.- ¿Que tal te fue con el chico de la estacion? Se enfado mucho conmigo en la estacion porque lo empuje sin querer y le manche... o no, no se.... - le explique para, acto seguido, centrarme en lo que esaba haciendo, transformando aquella taza en un bonito cenicero.- Está claro. Es porque son del mismo material. Solo hay que pensar en cambiarlos de forma, y ademas los objetos se parecen, asi que no hace falta pensar mucho... - respondi a la pregunta sobre la primera transformacion.

Sin embargo, tuve menos suerte con la segunda transformacion, que no logré completar del todo. A decir verdad, no tenia muy claro como imaginar a ese caracol transformado en dedal... pobrecillo.... habia que transformarlo mucho para imaginarlo.

-Madre mia, mira que chungo... - rei, al ver como habia quedado de esmirriado mi dedal, negando- Esto va a haber que practicarlo mas, Erik... - dije, al ver que el tampoco parecia haber tenido mucha mas suerte.

Entonces probe a transformar aquel lindo ratoncito en una caja de rapé, a la que no veia la mas minima utilidad en mis manos, pero que me ilusiono enormemente conseguir- ¡Mira! ¡Ahora si! - exclame, al ver que lo conseguia, mientras mi pelo se ponia de un rosa radiante, aunque me detuve a media exclamacion cuando vi que Erik tampoco lo conseguia, lo que hizo que mi pelo se apagara, adquiriendo una pequeña tonalidad azulada- Oh, oh... Bueno, no pasa nada... Si quieres luego te echo un cable. - le dije, ofreciendome a ayudarlo.

Estaba contenta con mi resultado: 2 de 3. No estaba mal para ser la primera clase.

- Tiradas (3)

Motivo: Taza en cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 2(+6)=8 (Exito)

Motivo: Caracol en dedal:

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 2(+6)=8 (Fracaso)

Motivo: Ratón en caja de rapé

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 8(+6)=14 (Exito)

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12/12/2014, 01:39
Maebh Connolly

Pensé que me iba a costar más trabajo conciliar el sueño pero, nada más apoyar mi cabeza en la almohada, caí dormida de inmediato. Dormí estupendamente, sin extrañar la cama ni la habitación y, cuando me desperté, me sentía descansada y ansiosa por descubrir cualquier secreto interesante de aquel castillo.

Primer día de clase. Espero que las materias que veamos hoy sean entretenidas.

Después del aseo de rigor y, una vez vestida con el uniforme, recogí mis cosas dispuesta a empezar el día con un buen desayuno. Eso era algo sagrado en mi casa. Mi abuelo siempre decía que era la comida más importante de todo el día. Así que, junto con el resto de alumnos de Slytherin, me dirigí al comedor. Recordaba el camino de la noche anterior así que, me imaginé que aunque hubiera ido sola no me hubiera perdido.

Desayuné despacio, saboreando la comida que se servía en el castillo y que no estaba nada mal, mientras observaba el horario que nos acababan de entregar, la primera clase era Transformaciones, seguro que en esa veían cosas prácticas y nada de lecciones aburridas que nadie entendía. No estaba mal para comenzar.

Cuando entré en la clase, siguiendo a la mayoría de los alumnos de primero, me senté en una de las mesas libres más cercana a la del profesor, en este caso sabía de sobra que sería profesora, sin fijarme en los que ya habían entrado. Mientras esperaba a que la mujer hiciera acto de presencia, saqué el libro, pergamino, pluma y tintero y lo dejé todo ordenado en la mesa. Miré con curiosidad al gato que remoloneaba mirando a los alumnos que iban entrando y, cuando vi cómo se lanzaba hacia adelante convirtiéndose en la profesora McGonagall, ahogué un pequeño grito de sorpresa que, por fortuna para mí, no llegó a salir.

Ninguno de mis hermanos me había comentado esto. Mmm... Esta se la guardo.

Atendí a todas y cada una de las palabras que pronunciaba, apuntando lo que me parecía más interesante o importante o que no encontraba en el libro. Ensimismada en la escritura, no estuve lo suficientemente atenta para responder la pregunta y, para mi desagrado, vi que un joven con los colores de Gryffindor se había adelantado.

Seguro que como es un alumno de su casa le va a dar puntos.

Estaba harta de oír a mis hermanos quejarse, o felicitarse, por los puntos ganados o perdidos y que ellos consideraban injustos muchas veces, sólo esperaba que sólo fueran pataletas del momento y que no tuvieran una base real.

Pero ahora llegaba lo bueno. Todo lo que estábamos viendo lo probaríamos nosotros mismos. Saqué mi reluciente varita ansiosa por probarla y, siguiendo las indicaciones que tanto la profesora como el libro mostraban. Pero mi frustración comenzó ya con el primer intento.

Había seguido con cuidado cada uno de los pasos pero la taza que tenía delante siguió siendo una taza, por lo menos no la había destrozada. Enfadad conmigo misma me centré en el asqueroso caracol que se movía por la mesa, dejando aquel rastro plateado detrás de él. Quizás fuera precisamente porque me daba tanto asco que quería quitarmelo pronto de encima, que la transformación en dedal fue un éxito, no perfecto eso se veía claramente, pero por lo menos se podía identificar el objeto.

Lo último ya fue la gota que colmó el vaso. ¿Para qué demonios quería convertir un ratón en un objeto tan... inservible? Lo que salió de aquella prueba fue un cruce bastante desagradable, pues ni era una caja ni un ratón, ¿o era un ratón con forma de caja?

Mi primera clase y ha sido todo un desastre.

 

- Tiradas (3)

Motivo: Taza en cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 2(+4)=6 (Fracaso)

Motivo: Caracol en dedal

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 6(+4)=10 (Exito)

Motivo: Ratón en caja de rapé

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 6(+4)=10 (Fracaso)

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12/12/2014, 14:58
Jarek Cerny -Slytherin-

Jarek se despertó al ser zarandeado por el hombro por su compañero, se había quedado dormido y ahora le tocaba esperar para entrar al baño, era el último. Aprovechó el tiempo que tenía para escribir unas breves líneas a su madre, en ellas le decía en la casa que estaba y sus primeras impresiones de todo, tanto de los demás alumnos y del profesorado como del lugar en sí.

Cuando le tocó el turno entró, se labó rápidamente y se vistió aún más rápido. A pesar de su presteza al salir ya no quedaba nadie en el dormitorio, se puso la túnica poniendo en el bolsillo interior su flamante varita, cogió el sombrero y la cartera, y sacó a Pod con él para que llevase el mensaje a su madre.

Notas de juego

Si quieres hago la carta, pero no es nada del otro mundo   n_n

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12/12/2014, 15:52
Megan Faulkner

Con lo emocionante y agotador que había sido el día anterior, Megan cayó dormida tan pronto su cabeza tocó la almohada. Durmió tan profundamente que no tuvo tiempo ni de sueños ni de pesadillas, y su despertar solo se vio perturbado por su nuevo puffskein morado saltando por la habitación, quizás transmitiendo el mismo entusiasmo que su dueña sentía. Esperaba que no hubiese molestado a Violet o Roxanne, las únicas otras chicas de primero, o tendría que enseñarle a ser más sigiloso. 

Esperó a Violet y bajó junto a ella a tomar desayuno, aunque media dormida no fue capaz de charlar demasiado con ella. Siempre había sido de despertar largo y probablemente necesitaría una media hora y un té antes de despertar del todo. Gracias a todos los dioses, el té fue provisto por el castillo, y media hora pasó rápido. Un poquito más despierta, buscó a Niall con la mirada, teniendo éxito tras solo un par de recorridos visuales por la mesa ¡Ay, si era un deleite para la mirada! Tras el desayuno fue directo a clases, esperando tener algo de éxito en aquella primera clase. En el pasillo, enamoradiza como era, se dedicó a preguntarle a Violet si le había parecido que el prefecto de Ravenclaw era tan precioso como ella había apreciado. Una vez llegaron, guardó silencio. No quería que una profesora la escuchara hablar con tanto entusiasmo de otro de los alumnos. Se paró, pacientemente, a esperar que la profesora apareciera, pero solo parecía haber un gato. Lo que era bueno, pues daba menos posibilidades a que la hubiese escuchado desvariar por Niall. 

Pero Niall quedó relegado a segundo, o incluso tercer, plano en cosa de segundos. Miró a la gata con sorpresa cuando en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en una persona de carne y hueso, su profesora de Transformaciones. ¡Tenía que aprender a hacer eso! ¿Que tan difícil sería hacerse un animal? ¿Lo enseñarían? Se quedaría a preguntarle. Sabía de la existencia de animagos... pero, ¿era algo natural? ¿O podía uno entrenarse para ello? ¿Que animal sería ella? Tenía una sonrisa tan grande en su rostro por lo entusiasmada que estaba que cualquier persona que no la conociera podría hasta sentirse un poco perturbada. ¡Era solo cosa de imaginar lo genial que sería hacer eso!

En cuanto la profesora dijo de ponerse en parejas, buscó a Troy con la mirada, justo a tiempo para verlo mirando en su dirección e invitarla a acercarse. Sin perder el tiempo, él se apresuró a conseguir uno de los mejores puestos, y ella lo siguió, esperando que lo lograra. Se sentó a su lado y lo besó en la mejilla.

Buenos días, elfo doméstico. - susurró, con una sonrisa divertida.

Escuchó la respuesta de Troy a las preguntas de McGonagall, mientras miraba hacia Violet. Quizás debía haberle preguntado si no le molestaba antes de correr al lado de Troy. Después de todo estaba robándole a su hermano Y abandonándola. Aunque, en su defensa, nunca se había comprometido a ser pareja con ella. Bueno, seguro no tendría problema en encontrar pareja. Y todos los chicos de Ravenclaw eran geniales. 

Primero observó a su compañero el primer hechizo. A ver si podía aprender algún truco.

¡Felicitaciones! Ahora yo. A ver, a ver... Veamos como sale.

Para su sorpresa y felicidad, el primer hechizo salió excelente, logrando precisamente su objetivo. Le dio una suave palmadita a Troy para que observara su logro y luego continuó con los otros dos hechizos. Y no, esos no salieron demasiado bien. 

- Tiradas (3)

Motivo: Taza en Cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 9(+2)=11 (Exito)

Motivo: Caracol en dedal

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 3(+2)=5 (Fracaso)

Motivo: Caracol en dedal

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 2(+2)=4 (Fracaso)

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12/12/2014, 16:27
Jarek Cerny -Slytherin-

Jarek llegó de los últimos al Gran Comedor, en su brazo portaba una lechuza que miraba a su alrededor con cara extraña, como de desconfianza, y en cuanto traspasó las puertas el ave echó a volar para salir por una de las ventanas abiertas para tal fin.

Se sentó en la mesa de su casa, al lado de sus compañeros de curso, y saludó con un rápido "Buenos días". No perdió el tiempo con mas palabras y se puso a dar buena cuenta del desayuno, pues sabía que no tenía mucho tiempo. Cuando apenas había comido una cuarta parte de lo que se había servido, llegó el profesor Slughorn y les dió los horarios. El joven lo cogió con una mano mientras con la otra cogía la servilleta y se limpiaba la boca para darle las gracias al profesor. Miró con atención el pergamino mientras seguía comiendo -Transformaciones y encantamientos, dos clases prácticas; emocionante, aunque empezamos fuerte. Y luego pociones, espero que me vaya bien. Será interesante, seguro que no nos aburrimos el primer día-.

Todavía no había acabado cuando ya medio comedor estaba vacío y el resto comenzó a salir en dirección a sus clases, miró con pesar las tostadas que le quedaban, con un encogimiento de hombros cogió un par de manzanas y las guardó envueltas en una servilleta junto al horario en la cartera -Por si acaso- se dijo mientras seguía a sus compañeros de curso suponiendo que el primero debía saber hacia dónde iba. Por suerte, o por buena memoria del que avanzaba delante, llegaron a su destino con tiempo suficiente y al fin allí estaban todos preparados para su primera clase.

Jarek miró alrededor, un gato estaba sentado en la esquina de la mesa del profesor y por un momento tuvo la idea de acercarse para hacerlo bajar, pero inmediatamente decidió que si estaba allí tan tranquilo debía ser porque era la mascota de la profesora. -Ahora que lo pienso hasta se parece a ella con esos redondeles alrededor de los ojos, según dicen las mascotas se parecen a sus dueños... ¿Tendré yo la misma expresión que Pod? No, seguro que no-. Con esos pensamientos se dirigió hacia el grupo de mesas en el que vió que estaban las chicas*, se acercó y se puso en la mesa de detrás esperando que Simon se sentase a su lado, no le apetecía tener de compañero a un desconocido.

No bien acababa de mirar por la sala buscando a su amigo cuando el gato de la mesa saltó y en mitad del aire se transformó en la profesora McGonagall. No pudo maravillarse de la gracilidad del animal, ni de la fluidez de sus movimientos, ni de la perfección de su cambio pues la profesora comenzó a hablar de inmediato. Escuchó sus palabras con atención y ante la mención del libro lo sacó raudo de la cartera para leer lo que les dijo, el proceso no parecía difícil pero le comenzó a entrar miedo ante la primera prueba real de magia. -Y si no me sale nada, y si...- sus dudas se vieron cortadas por la voz de la profesora, sacó la varita del bolsillo en el que la había guardado y prestó atención a los movimientos que realizó. La pregunta que hizo le vino desde muy lejos, para cuando quiso darse cuenta ya otro de los chicos había contestado por lo que él se concentró en lo que tenía que hacer para que le saliese bien la transformación.

Cogió aire y se imaginó mentalmente el cambio que tenía que realizar el objeto, hizo los movimientos de forma nítida y como recompensa delante suyo apareció un cenicero, soltó el aire, no iba a ganar ningún concurso pero era el objeto al fin y al cabo. Se preparó para llevar a cabo la segunda tarea -Caracol a dedal, caracol a dedal- por mas que lo pensaba no lograba visualizar el cambio, la concha la transformaba claramente pero no sabía qué hacer con el bicho baboso de dentro. No pudiendo retrasar mas el hechizo cogió aire y agitó la varita esperando el resultado.

Notas de juego

*Maebh y Joy

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12/12/2014, 21:52

Aquella mañana me había despertado con ganas de comerme el mundo. Ni siquiera la horrible túnica que nos teníamos que poner para las clases me iba a quitar las ganas de bordar la clase. Desayuné fuerte para tener energía a lo largo de todo el día y me dirigí a clase de transformaciones. Pese a mi estado de ánimo, lo hice todo con una elegancia casi metódica, sin dejar entrever mi entusiasmo. No era elegante que una señorita se mostrase emocionada y enérgica en público. Estaría mal visto.

Me senté junto a Maebh en clase y atendí a las explicaciones de la profesora, intentando no perder detalle. Me pareció una clase un poco aburrida y bastante poco práctica, no quería que lo primero que hiciese con mi varita, a parte de aprender a empuñarla, fuese transformar una taza en un cenicero. 

No respondí a la pregunta de la profesora, pese a tener una idea que podría ser cierta. No estaba segura, no iba a demostrar que no sabía y, si la fallaba, lo haría a ciencia cierta. No, dejaría que otro respondiese.

Cuando la explicación acabó vi por el rabillo del ojo que a mi compañera no le había salido demasiado bien el experimento. No pasa nada. Seguro que la próxima vez te sale mejor. Dije, con un tono de voz dulce. Lo cierto era que me había puesto algo nerviosa. ¿Y si a mí también me salía mal?

Me dispuse a realizar la transformación como nos había indicado la profesora, pero un temblor involuntario hizo que todo fuese mal.

- Tiradas (1)

Motivo: Taza en cenicero

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 1(+5)=6 (Fracaso)

Notas de juego

Ale, la primera en la frente XD

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15/12/2014, 23:53
Jason Finnigan

Había llegado tarde y presa de un agobio absoluto al verse secuestrado nuevamente por aquellas pesadas de tercero. Había pataleado, se había quejado, había rezongado con antipatía. Todo había sido en vano. Aquellas niñas estaban locas, tirándole de los mofletes y revolviéndole el pelo aún más de lo que ya estaba. Al llegar a clase cualquiera diría que volvía de la selva, con la ropa desarreglada y el pelo más desordenado imposible.

Por supuesto aquello le había hecho ganarse una mirada de censura por parte de McGonagall a pesar de que él la observaba con sorpresa y admiración, saliendo de su mutismo enfurruñado.

- ¡Qué pasada, profesora!

En seguida se puso a leer el libro de texto pero la atención de Jason era tan inexistente que cuando la profesora anunció que ya podían empezar él se había limitado a dibujar espirales en su pergamino. Examinó la sala para darse cuenta que Troy ya se había juntado con Megan lo que a él le permitía juntarse con Lizbeth sin remordimientos.

- ¿Qué tenemos que hacer? - le preguntó en voz baja.

Pero su compañera parecía tan perdida como él así que examinó la estancia, totalmente perdido, hasta que sus ojos se detuvieron sobre Alexander, que hizo el primer hechizo de forma diligente. Quizás lo suyo fuera una burda immitación pero el caso es que resultó. Sin embargo la segunda...

- Tiradas (2)

Motivo: t1

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 6(+4)=10 (Exito)

Motivo: t2

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 1(+4)=5 (Fracaso)

Notas de juego

:| otra pifia. Mi partida está gafada

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15/12/2014, 23:57
Violet Knight

Violet se había quedado contemplando con cierto desasosiego como su hermano y su primer contacto en Hogwarts se sentaban juntos, sin saber qué podía hacer ella cuando no conocía a nadie. A nadie a excepción del chico con gafas que, como reparó en aquel instante, también se había sentado con la chica del pelo de colores. Otra opción era la chica triste de su casa pero no parecía querer compañía y ella quería respetarle aquello. El otro era...

- Hola Alexander, ¿puedo sentarme?

...Alexander Weir. La mochila en la silla parecía indicar que no estaba demasiado conforme con lo de tener un compañero pero Violet empezaba a destacar de pie ante la clase con lo que, sin esperar respuesta, tomó la mochila del muchacho, la colgó en el respaldo de la silla y se sentó junto a él. Sabía de forma instintiva que aquello le supondría algún comentario desagradable por parte del muchacho así que suspiró con resignación y se puso a leer el libro en silencio, tal cual les indicó la profesora. Apenas unos segundos después de Alexander se hallaba esperando junto a él a que el resto de sus compañeros terminaran, ojeando los capítulos posteriores con curiosidad hasta que McGonagall les dio las indicaciones de hacer los hechizos.

Su taza se transformó en un elaborado cenicero sin ningún problema, lo mismo que su caracol en dedal, y ya empezaba a pensar que lo de la magia no iba a tener ningún reto cuando se halló en la tesitura de cambiar al ratón por la cajita de rapé.

- Tiradas (4)

Motivo: t1

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 10(+7)=17 (Exito)

Motivo: t1abierta

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 7(+7)=14 (Exito)

Motivo: t2

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 3(+7)=10 (Exito)

Motivo: t3

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 1(+7)=8 (Fracaso)

Notas de juego

:|:|:|

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16/12/2014, 00:12
Eugene Simon

Eugene había llegado junto a Jarek y junto a él se había sentado, animado y curioso pero como siempre con aquel gesto cordial suyo con el que mantenía a ralla las demás emociones. Le había estado comentando a su amigo acerca de ir a la lechucería a enviar carta a sus padres para darles la buena noticia cuando la clase había dado comienzo.

A partir de ahí no habían tenido más tiempo para hablar pues la profesora se había apresurado a darles indicaciones de lo que debían hacer, primero leer un trozo del libro y luego observar cómo harían los hechizos, gestos de los que se embebió, deseando tener éxito en su empeño.

Por desgracia, Eugene no se encontraba en disposición de un mayor conocimiento o un mayor talento que sus compañeros y su primer intento fue un desastre.

- Tiradas (1)

Motivo: t1

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 1(+7)=8 (Exito)

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16/12/2014, 00:18
Roxane Abbot

El aspecto de Roxane apenas había variado al de la noche anterior excepto por la palidez que revelaba más que su expresión la carencia de horas de sueño. Jarek, que la conocía lo bastante, se daba cuenta por la fina arruga que cruzaba su inmaculada mente que su destino la preocupaba profundamente pero que la niña no iba a quejarse o a exteriorizar lo que sentía, a pesar de que sus ojos hablaran por si solos.

Estaba claro que no estaba para nada centrada en aquella clase, para la que se había buscado un rincón solitario en el que pasar desapercibida y tener tiempo para pensar. Fue por eso que hizo los hechizos a destiempo y casi todos mal, aunque teniendo en cuenta el desastre de la mayoría se podía considerar un cierto logro.

- Tiradas (3)

Motivo: t1

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 4(+5)=9 (Exito)

Motivo: t2

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 2(+5)=7 (Fracaso)

Motivo: t3

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 3(+5)=8 (Fracaso)

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16/12/2014, 00:28
Stacy Keibler

- ¡Joy!

Stacy había permanecido cabizbaja y llorosa durante la mayor parte del día, intentando reclamar la atención de su amiga con miradas de perro triste, pero visto que no lo conseguía y que ni siquiera se había sentado junto a ella para animarla, la niña, que se había procurado un asiento cercano, aprovechó el momento de realizar los hechizos para entablar conversación, sin importarle la presencia de Maebh.

- Joy, no hay más niñas en mi habitación, he tenido muchísimo miedo esta noche y no podía dormir - se quejó con tristeza -. Quería ir contigo...y ahora papá me va a matar... - dos grandes lagrimos caían por la cara de la niña mientras sacudía la varita frente a ella, sin prestar atención a las transformaciones.

- Tiradas (3)

Motivo: t1

Tirada: 1d10

Dificultad: 8+

Resultado: 9(+3)=12 (Exito)

Motivo: t2

Tirada: 1d10

Dificultad: 10+

Resultado: 5(+3)=8 (Fracaso)

Motivo: t3

Tirada: 1d10

Dificultad: 12+

Resultado: 3(+3)=6 (Fracaso)

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16/12/2014, 00:36
Minerva McGonagall

- Efectivamente, Knight, son dos objetos inorgánicos lo cual hace que la transformación sea más sencilla que las dos siguientes y como bien dice, la forma es similar y el material también - añadió con un asentimiento ante la aportación de Erik y Caliope, que si bien era un complemento a lo dicho por Troy, merecía una recompensa-. Diez puntos para Gryffindor por su respuesta y diez para Ravenclaw por su aportación - los labios de la mujer se apretaron en gesto severo al volverse en dirección a Alexander -. No voy a discutir con usted mis métodos de enseñanza, Weir, pero le alegrará saber que, en cambio, podremos discutir sus dotes de estudiante ejemplar no sólo esta tarde sino todas las de esta semana mientras usted cumpla castigo. No voy a quitarle los puntos que acaba de ganar su compañero pero la próxima vez no seré tan magnánima.

La conversación se agotó en ese punto cuando todos los alumnos empezaron con sus intentos. O cabría decir, con sus fracasos. El plural parecía extenderse por prácticamente la totalidad de la clase. Troy, que tenía problemas en el cambio de orgánico a inorgánico, sólo logró que el caparazón de su caracol cobrara un leve matiz plateado pero aquello no fue nada en comparación con la reacción de su ratón cuando le golpeó con la varita, metiéndosela en el ojo. El animal soltó un chillido antes de propinarle un fuerte y sangrante mordisco en el dedo y salir corriendo.

Aquel fue el instante preciso en el que Lizbeth estaba intentando realizar su primera transformación y por lo visto ella fue la siguiente víctima del roedor. No es que recibiera ningún otro mordisco pero decidió que la cabeza de Lizbeth parecí aun lugar seguro de Troy y empezó a trepar con desesperación por la ropa de la niña hasta alcanzar su coronilla. Aquello, como era de esperar, desconcertó lo suficiente a Lizbeth como para que su taza recibiera un fuerte golpe que la lanzó por los aires con la mala suerte de caer sobre el caracol de Jarek con un asqueroso sonido que indicó que el pobre animal había pasado a mejor vida. Por desgracia Jarek ya estaba en mitad de la transformación pero al cambiar el objetivo, la taza cobró una extraña forma redondeada y, para su sorpresa, ¡empezó a huir de él! Aquello sorprendió lo bastante a Eugene como para que su taza se rompiera por la fuerza del golpe de su varita.

Jarek no tuvo tiempo de perseguirla antes de que la que hasta hacía sólo unos segundos había sido una taza empezara a subir por la espalda de Joy. Aquello hubiera resultado insignificante si no fuera porque, al bajar por su cara, empezó a dejar rastros del caracol accidentado por la piel de la niña, que empezó a bizquear en un intento de ver lo que sucedía en su rostro. Por supuesto aquello no hizo que su propio hechizo tuviera un mejor resultado. Al principio pareció que había resultado puesto que la taza se aplanó pero acabó transformándose en un círculo, vacío por dentro. Aquello hubiera sido algo sin importancia si no fuera porque de repente empezó a rodar sobre sí mismo, humeando y emitiendo un desagradable silbido. Todos empezaron a toser, sin poder evitarlo, y antes de que se dieran cuenta el objeto había empezado a volar por el aula, golpeando las paredes y rompiendo cosas, dejando un rastro de humo a su alrededor.

La tos provocada por aquel incidente y el lagrimeo consecuente hizo fracasar el hechizo de Jason, aunque posiblemente el hecho de que su compañera tuviera una rata en la cabeza que parecía reacia a dejar su lugar tampoco ayudara. Como fuera, su caracol en lugar de encoger se tornó del tamaño de un gato y empezó a emitir un extraño e irreconocible sonido a la par que mostraba unos escalofriantes dientes surgidos de la nada en dirección a la rata.

Lo raro hubiera sido que con todo aquello los demás estuvieran concentrados. Violet, desde luego, lo intentó de veras, aún con crujidos, chillidos y demás. Pero es que no estaba previsto que el disco volador le golpeara con fuerza en la sien, cegándola completamente mientras un fuerte dolor nacía en el punto golpeado. Sintió como se le abría una herida en el lugar golpeado de la cual empezaba a manar sangre. Todo aquello dio lugar al que fue quizás el resultado más desagradable de todos, Su varita se había dirigido a la rata en el momento de ser golpeada y en aquel momento terminó el hechizo. Se escuchó un repugnante sonido de explosión que dejó el aula entera en silencio mientras la rata moría de forma instantánea, bañando a Alexander con sus entrañas.

- ¡BASTA!

McGonagall llevaba un rato intentando frenar el caos que se había desatado en su aula pero es que no había podido hacer nada más que contemplar aquella serie de consecuencias absurdas irse multiplicando. A excepción, por supuesto, de detener el disco, disminuir el tamaño del caracol mutante, quitar la rata de la cabeza Lizbeth y deshacer la transformación de la taza de Jarek, tal y como acababa de hacer.

- En mi vida había visto tamaño desastre en una clase de primero - la mujer temblaba, aunque era difícil decir si era a causa de la ira o de la conmoción -. Que alguien acompañe a la señorita Knight a la enfermería. Les aconsejo que practiquen y para la próxima clase me tendrán que entregar una redacción explicando los errores que cada uno cometió. Usted, Weir no tiene que hacerlo, pues fue el único de la clase que logró hacerlo, enhorabuena - parecía algo reacia a dar aquella felicitación pero visto lo visto quizás debería hacer un replanteamiento con aquel alumno -. Quince puntos más para Ravenclaw por su actuación, diez para Slytherin por los éxitos de Cerny y de la señorita Connolly, veinticinco más para Ravenclaw por los aciertos del señor Gallaway, la señorita Knight, la señorita Faulkner y la señorita Abbot y veinte para Gryffindor por los del señor Knight, el señor Finnigan y la señorita Thonks. Ya pueden marcharse.