Partida Rol por web

La red de alcantarillado que recorre los subterráneos de la Factoría es sin duda un lugar siniestro, nauseabundo y agobiante, donde la sensación de insignificancia se hace más patente si cabe.

Espoleados por vuestros atrofiados instintos, os habéis internado en las malolientes cloacas, y ahora, como una plaga, recorréis los claustrofóbicos túneles, pisando el verdoso líquido que fluye por el suelo, mientras poco a poco, los gruñidos de vuestros otros compañeros de condena van quedando atrás.

Es curioso como tras tanto tiempo encerrados juntos, un segundo basta para separaros y dividiros, mediante el lujo de poder tomar vuestras propias decisiones.

No sois un grupo, no existe ningún sentimiento de unidad en vosotros, y si lo hay, es tan primario que casi no puede distinguirse, pero ahora corréis en fila por las cloacas en busca de la libertad que un día os robaron… en busca de volver a ver la luz del sol, o verla por primera vez quizá.

Vuestros apresurados pasos acortan rápidamente los estrechos túneles hasta desembocar en un corredor más ancho y con un caudal de nauseabundo líquido aún mayor en el centro. Pero existe un problema y es que vuestro corredor se corta en seco, siendo un simple agujero en la mugrienta pared, mientras que al otro lado existe un estrecho pedazo de suelo elevado sobre el nivel de las aguas… la única forma de cruzar hasta el otro lado parece ser saltando…

Puedes intentar pasar por el sospechoso y nauseabundo líquido, lanza una tirada de velocidad para nadar

Un corredor infinito, eso parecía al principio. La mano ocular lideraba la marcha de unos seres horribles que iban tras ella, ya fuera siguiéndola o simplemente andando a su libre albedrío buscando la libertad, venganza o lo que pudiera perseguir un monstruo... Sin embargo, el infinito se fue reduciendo hasta que simplemente desapareció.

El pasillo terminaba sin avisar, sin lógica, como si un vulgar capricho del destino hubiera decidido plantar en ese lugar un gigantesco hueco, al azar, un hueco rodeado con un líquido fangoso y repugnante, que quizá fuera agua en una vida anterior.

El engendro vio su sueño de libertad algo mas lejano. Pero nunca se rendía, había llegado hasta atrás y no iba a retroceder, ansiaba salir y la única alternativa era la muerte, cosa que sería el azar el que lo decidiera y no ella.

Para ella, la única forma de pasar al otro lado era saltar, puede que hubiera otra forma de hacerlo mas fácil, pero pensar no era su mayor don, y no se veía con tiempo para meditar. Así que para sorpresa o no de sus "compañeros" sombríos, la mano caminó hacia atrás unos pasos, cogió carrerilla y se lanzó hacia el otro extremo, dejando una vez mas su destino a la fortuna.

Andaba a todo lo que sus pequeñas piernas daban, más o menos en el centro del grupo, alejándose poco a poco, hasta terminar casi a la cola de la fila...malditas piernas las suyas...era una criatura inútil. Cuando todo se terminó, cuando vio aquel agujero...Miró al cielo, a donde debería estar el cielo...Dios era cruel a veces

Decir que era imposible que él pudiera saltar aquello era....casi una evidencia...un agujero varias veces su tamaño...Se giró, ¿volver tras sus pasos? Eso podría significar la muerte... Miró en su rededor...¿habría criaturas con algo de humanidad allí?

Comenzó a hacer pucheritos, lloriqueando mientras estiraba los bracitos, abriendo y cerrando las manos, indicando que si alguien le hacía el favor de cogerlo en brazos...apenas si pesaría tres o cuatro kilos...no iba a ser un estorbo...Al menos a los más grandes

Miraba con los ojos llorosos a las demás criaturas, implorando a sus instintos de maternidad, o paternidad...o lo que coño fueran aquellos sentimientos...

- Iñaeew....Awañaaww...

Salió en su intento de decir "por favor, que alguien me coja en brazos"....odiaba, ODIABA aquel cuerpo suyo...

La mutación camino por el asqueroso y ya familiar liquido mientras miraba a sus compañeros y por primera vez en toda su condenada “vida”, si es que se le podría llegar a llamar así, se le dibujo una especie de sonrisa en su rostro al imaginar la posibilidad de libertad. Al llegar al final del pasillo, la mutación no dudo mucho en lo que hacer… continuó caminando mientras se metía en el intrigante poso, pero antes de hacerlo, sintió ese antiguo y olvidado sentimiento humano de… amistad?... Compañerismo?... protección?, en fin, no sabia muy bien lo que sintió pero se dio media vuelta y dijo

Esperen… voy a ver si salida por aquí…  con su característica vos que arrastraba las palabras y no tenia sentimiento alguno en la pronunciación

La criatura continuo caminando y se sumergió en el poso

Aquel ser, de aspecto de roedor y anatomía cercana a una fémina atrofiada, se movía, mientras pasos y chapoteos en el asqueroso limo verde, parecían desconcentrarla. Llevaba como trofeo, su pedazo de carne, lo cargaba, aunque la suciedad pronto empezara a embadurnar aquella preciosa pieza. Pero quería un lugar seguro donde comer. En su cabeza, algo intentaba hacerla entrar en razón, como si su cerebro, que hubiese pertenecido a una mujer hace tanto tiempo... intentara recuperarse... pero cualquier racionalidad, expresada como una chispa, una duda en sus ojos enormes de aquella cabeza malformada, se perdían con la misma rapidez con que llegaban, y con la conciencia que tenía de si misma.

No había más que un lenguaje sin sentido flotando en su cabeza, y una serie de necesidades que debía satisfacer. No había cuestionamientos sobre lealtad, sobre la vida, sobre sí misma, era tan solo una criatura. Y por entre los corredores oscuros, aquellos que otorgaban miedo y la hacían detenerse, había también una sensación de seguridad que la obligaba a permanecer allí. A salvo, libre.

Luego, aquel agujero. Lo observó con detenimiento, mientras otros monstruos continuaban caminando, cerca a ella pasó aquel apéndice... una ¿mano?... su boca se abrió, pero no dijo nada. Simplemente, con paciencia y con astucia, esperando los resultados, se dedicó a desgarrar con sus incisivos, el pedazo de carne sucia y apestosa que ahora tenía entre sus garras, mientras pequeñas gotas de sangre salpicaban, y ella mordía con insistencia, cabellos de lo que era una bola peluda, quedaron alrededor de su boca, mientras con un chillido, esperó, esperó lo que tuviese que suceder.

Recorría los pasillos de la pestilente cloaca con un balanceo lastimero, arrastrando uno de sus deformes pies. Mientras corría, de vez en cuando se le escapaba un alarido de ira.

Sólo podía pensar en la idea de vengarse de quien le había condenado de por vida, de quien les había encerrado privándoles de su libertad.

No pudo disimular su enfado cuando cuando llegaron al final del corredor y este se cortaba en seco. Comenzó a golpear las paredes, mientras gritaba:

- ¡NOOOooooo!, ¡NNNoOOOOOooo!...

Vió como algunas criaturas que caminaban delante suyo, saltaban o incluso se metían en el agua, pero otras al igual que él, se paraban buscando una alternativa más víable.

Se tranquilizó. Y mientras observaba el nauseabundo líquido, pensó en como cruzar sin ser arrastrado por la corriente. Con las manos apartó la mugre que cubría el único de sus ojos que conservaba la funcionalidad y buscó por todos los rincones cualquier objeto que le sirviése de ayuda.

Alcanzado aquel punto, algunas de las abominaciones, aquellas para las cuales suponía un gigantesco inconveniente, tuvieron que frenar sus pasos... ¡más hubo otras que no lo hicieron!, ¡engendros afortunados que continuaron la carrera por la supervivencia sin esperar a los demás!... ¿podía culpárseles por ello?, ¿por querer dejar atrás aquél pozo de muerte y tortura?, ¿por actuar precisamente como aquello que eran?... jamás...

La mano mutilada con inquietantes ojos fue la primera en intentar cruzar hasta el otro lado, impulsivamente, sin pensarlo, cogió carrerilla y se lanzó hacia lo que podría ser su muerte... y lo logró, alcanzó el bordillo de piedra situado al otro lado.

La siguiente criatura en lanzarse hacia el riesgo fué la viscosa mutación cuyo cuerpo permanecía constantemente recubierto por una capa mucosa. Esta no tomó impulso, si no que se zambulló de lleno en las sucias y malolientes aguas, desapareciendo en su interior... ¡y venció al fuerte caudal!, gracias a las membranas que unían los dedos de sus pies formando aletas, lo que le permitió aparecer al otro lado, subiendo al bordillo junto a la mano ocular.

Afortunados seres que ya se encontraban un paso más cerca de lograr su objetivo, mientras al otro lado, asomando por el agujero en la pared aún podían verse las tres amorfas formas de vida que maldecían su suerte y al loco que les encerró en aquellos repulsivos cuerpos.

La rata roía su valioso pedazo de carne, casi ajena a lo que ocurría, a gusto en aquella penumbra. El bebé de colmillos afilados lloraba presa de la frustración, mientras a su lado, la criatura con tres manos gritaba y deambulaba intentando encontrar algún objeto que le sirviese para cruzar hasta el otro lado con mayor facilidad... pero para desesperación suya, no lo hayó.

Aquel monstruo, adefesio de la naturaleza, antinatural mutación, acabó de roer su trofeo, mientras el hueso y los cabellos que antes pertenecieran a uno de sus compañeros de cautiverio. Arrojó los desechos, mientras terminaba de lamer y mordisquear sus garras, sus manos atrofiadas, en busca de no desperdiciar nada. Levantó su mirada, movió su boca. Ciertamente se trataba de alguna deformación, porque su falta de trompa, de bigotes, dejaban en evidencia que no era precisamente una rata. Aunque su cerebro hubiese asumido algunas actitudes, tan irónicamente similares a las de un roedor.

Cuando su vista se fijó, aquella babosa criatura y aquel apéndice con vida propia, habían llegado al otro lado. Chilló con una voz que no sería ni humana ni animal, algo tan desprovisto de naturalidad, que habría erizado y asustado hasta a su mismo creador. -Squeeeeeeak- chilló la amorfa creación, mientras mostraba sus incisivos de forma amenazante, a su lado, otro de sus compañeros de penurias, uno que despertaba un algo.. un instinto perdido, una memoria de un bebé. Pero su lado salvaje apenas si le permitía ser sensible a aquellos llantos. Dudó, dudó observando al monstruo que gemía. ¿Acaso en su cabeza, atesoraba los recuerdos de una madre? ¿de una mujer quizás? ¿alguna vez, habría tenido una vida lejos de esas paredes ese monstruo aterrador? ¿Podría ser que su humanidad se despertara por un cachorro?

No obstante, atrofiado y deforme, lo que hubiese sido despertado, fue ignorado por la criatura, quien con otro chillido amenazante, corrió hacia atrás, y tomó impulso para dar un enorme salto y llegar al otro lado, para perderse entre las cloacas y escapar a buscar un nido...

Para buscar comida, aunque la única carne, la que había conseguido producto del canibalismo entre los débiles y los cadáveres, le dejara satisfecha...

¿quién podría decir que estando libre iba a ser diferente?

El bebé lloraba, viendo que las posibilidades de escape se reducían...¿Tendría que saltar? ¿podría?

Gateando se dirigió a la criatura de los tres brazos, y con su manita le dio suavemente en la pierna, estirándole los brazos, para que lo cogiese y saltase con él...

Lo que no entendía es como una criatura grande tenía tantos problemas para cruzar...

Un salto peligroso, pero para la criatura un paso mas cerca de salir de ese sitio. Ella no sentía miedo, al menos no tanto como un mortal normal, si cree que ese salto le acerca a la salida lo hará sin muchos miramientos. Por suerte para ella, su osadía finalizó en un éxito, su gracilidad y rapidez le permitieron alcanzar al otro lado.

Pero, ¿qué hacer a continuación? La respuesta era sencilla... continuar. No se pararía en su objetivo por nada. Sin embargo, cualquier observador puede ver que había reducido su velocidad. Si se preocupaba por ver qué destino les esperaba a sus macabros compañeros de fuga, o si iba mas lenta por miedo a recorrer sola esos umbríos túneles es algo que solo ese ser sabe, y puede que ni eso. Pero parecía que la mano había reducido el ritmo adrede.

Por mucho que la horrenda criatura buscó por todos los rincones, no encontró ni un sólo tablón de madera o algo similar, por el que poder arrastrar su maltrecha pierna hasta la otra orilla.

Daba patadas al aire cabreado, pensando en si ese sería su final, se quedó mirando como la mano y el engendro viscosa habían triunfado, pensó que el no sería menos.

Justo cuando iba a tomar impulso para saltar, el bebé le tendió su manita, lo alzo con una de sus tres manos y lo examino al aire, no sabía demasiado bien que hacer con un ser tan pequeño, comenzó a balancearlo de un lado para otro y se preparó para lanzarlo hasta el otro extremo.