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La Farsa de Ávila

Escena I. Llegada a Ávila del Rey

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13/01/2022, 19:39
Director

 

3 de Junio del año de 1465. Cerca de Ávila del Rey, Reino de Castilla.

El día se tornaba caluroso en los campos castellanos no muy lejos de Ávila. El cereal sembrado en los mismos se alzaba en la tierra sano en aquellos terrenos y la quietud y calma eran majestuosas. La comitiva era encabezada (no literalmente, claro), por su Ilustrísima don Alonso Carrillo de Acuña, Arzobispo de la Archidiocesis de Toledo. Éste viajaba tendido en una especie de carreta ancha, tirada por cuatro caballos y escoltada por media docena de soldados con lanza y escudo. Con su Ilustrísima viajaban otros tantos soldados, nobles castellano de renombre, criados y mayordomos, un par de mujeres de "arriesgada" reputación y por último bestias de carba bajo los traseros de la mayoría de aquellas gentes de buen estatus (pero no del resto). La comitiva rondaba unas cincuenta personas y dos carretas de provisiones.

Por vuestra parte, vosotros sois parte de ella en mayor o menor grado; o mejor dicho, en mayor o menor acercamiento a la cúspide de la misma. Eso sí, todos sabéis que el arzobispo lleva un tiempo instigando en parte de ese séquito para tratar de contrariar a Su Majestad Enrique IV (el Impotente) o, mejor dicho, deponerle de su estatus real... El clérigo tenía la intención de llevar el desprestigio del Impotente a la buena y valiosa ciudad de Ávila.

Tras un descanso de la comitiva de un par de horas, ésta volvió a ponerse en marcha dejando de lado unos molinos junto al río Adaja utilizados para triturar los últimos granos de la cosecha anterior, y ahora se dispone a atravesar un robusto puente romano por el que dicho río corre bajo sus restos aún bien conservados.

Notas de juego

Comenzamos. Como comenté el ritmo es medio (yo haré un total de 2-3 post semanales a lo largo de la semana). Copmenzáis separados, pero en la misma comitiva.

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13/01/2022, 19:40
Fernando de Lara

Amigo mío... -te decía tu buen señor, mirándote hacia abajo desde la altura de su caballo mientras caminabas en paralelo a su bestia-. Está todo vuestro "equipaje" bien atado, ¿no es así? -te preguntó, y tu sabías a lo que te referías, pues tu "equipaje" era el modo en que ambos llamábais a las herramientas alquímicas y las ponzonas (todo en uno), de una forma general-. Muchos soldados hay aquí -alzó la vista un momento al gran séquito-, pero no hemos venido a iniciar una lucha, si no a cometer un pecado mayor, el más placentero para el hombre: el desprestigio... -don Fernando sabía medir muy bien todas sus palabras y disfrutaba haciéndolo, como ahora-. Ahora oid: hay alguien en este gran séquito que quiere desprestigiarme más que nadie, con calumnias por sólo Dios sabe el porqué... es tan leal al arzobispo como uno mismo, y ese de ahí... -señaló con la mirada a Juan Hurtado de Mendoza, señor de Lodosa, el cual caminaba como él en una montura, y hablaba con un tipo joven, moreno con barba y penetrantes ojos marrones el cual vestía sencillas ropas oscuras, y una capa.

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13/01/2022, 21:55
Juan Hurtado de Mendoza

Caminabas al lado de tu señor, y éste en lo alto de la montura. Pocas veces habías salido de Lodosa desde que habías entrado a servir para él, pero ahora llevabas un tiempo de viaje, y las vicisitudes del destino te habían llevado a una comitiva religiosa hacia una gran ciudad. En el transcurso de la vuelta al viaje, tu señor te habló desde el caballo.

El sol es propicio y la compañía aún más, Tomás -te decía don Juan-. Habrás de saber ya que servimos a una gran causa, la de su Ilustrísima -te dijo, probando tu razonamiento-, pero dicen las malas, o buenas lenguas, según se mire, que le marqués de Villena tiene en el entrecejo a alguien de esta comitiva por no ser verdadero leal a esta causa... -sabías que el marqués don Juan estaba en la comitiva, y llevaba consigo siete soldados y dos caballeros-. Haz de tu oficio el cumplimiento de mis deseos, y averigua con tu discreción en estos días lo que sepas de ellos... ¿lo has entendido? -te preguntó-.

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13/01/2022, 22:20
Sancho de Berceo

Sancho de Berceo, hijo del Conde Gonzalo, era realmente un buen compañero de infortunios. Bebía igual de bien que cualquier parroquiano de taberna entrado en años, y mantenía un nivel económico de juergas bastante impensable. Tú le acompañabas, y por eso él te acompañaba a tí, a veces, cuando viajábais. De hecho ahora caminaba a tu lado, con su caballo tirado por las riendas, porque sus posaderas ya no aguantaban más sobre los cuartos del animal.

Ramón... venid aquí -te dijo, haciendote gestos con el dedo índice-. Hay por hay dos bellas mujeres, en esta comitiva, y no sé si se tratan de amores del señor obispo o algún conde de entre todos éstos junto a los que caminamos. Asique ya sabes lo que quiero, amigo mío: conocerlas sería un buen divertimento para mí. ¿Porqué no vas a buscarlas, estén donde estén, y le dices unas bellas palabras de amor de mi parte? No se cuáles ahora mismo... pero sé que a tí se te dan muy bien. Impresiónalas y hazle saber mi nombre. No me falles, ¿me oyes? -te decía esbozando una sonrisa, la misma que solía ser la antesala de una correría de festejos alocados...-. 

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14/01/2022, 12:35
Eleazar, el Manco
Sólo para el director

Caminaba Eleazar con paso tranquilo junto a su señor, escuchando sus palabras, en tanto el muñón de su mano izquierda, oculto por la larga y desgastada manga, acariciaba instintivamente los colgantes que llevaba bajo las ropas.

- Todo es dispuesto, mi señor. - dijo con voz servicial - Y si algo se hubiere de hacer, tan solo habéis de pedírmelo.

Que Yaveh le perdonara sus pecados, se dijo para sí mismo con poca y lejana convicción. Hacía largo tiempo que las enseñanzas religiosas de su comunidad habían quedado sepultadas por los aprendizajes de la alquimia, y sus oraciones no eran ya sino un rescoldo, casi frío, de otros tiempos.

Miró en la dirección en que miraba don Fernando, fijándose en cuanto podía, en tanto se preguntaba si había comprendido bien las palabras de su señor.

- ¿Es aqueste el que trata de desprestigiaros? - preguntó en un susurro - ¿O tal vez otro, cuya identidad desconocéis?

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14/01/2022, 22:32
Ramón

Presto fui al lado de mi señor Sancho y viendo esa sonrisa pícara que ya conocía de sobra, sabía cuál era el menester que me iba a encargar. Muchas veces había actuado como su portavoz, si se le puede llamar así, para atraer a bellas mozas a su lecho. Las gentes comunes llamaban a lo que hacía alcahuetear, aunque no sé qué significaba ese vocablo. Me quedé al lado de Sancho y escuché con atención su mandato. Sonreí ante lo que escuchaba.

-"No sé si están arrejuntadas con alguien, pero enseguida me enteraré. Y las haré venir a vos con buenas y dulces palabras, que aún no salidas de su boca, parecerán de su autoría. Ya sabe que nunca le fallo, que tengo a buen recaudo varias citas de los mejores poetas de la Villa y que harán de usted un vate de primera." Le contesté alegre.

Hice una cortés reverencia y salí disparado en busca del sexo opuesto, aquel que nos sacaba de la lógica y nos llevaba por lo irracional. Como bien decían: no puedes vivir con ellas, pero sin ellas tampoco.

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15/01/2022, 08:52
Tomás Arizmendi

El camino era ameno con aquel tiempo de verano en castilla, aunque podía llegar a pasar calor. Iba con su señor Juan y este le puso una nada sencilla tarea para los próximos días.-Si señor, he comprendido lo que necesitáis y a ello me pondré con el máximo cuidado posible. En cuanto descubra algo, vendré a veros.-

Pero aquello no era tarea baladí, muchas eran las personas que formaban parte de aquella comitiva, y cualquiera podía ser el traidor a la causa. Podría incluso haber más de un espía del rey, así que tendría que andarse con mucho cuidado. Se separó de su señor y se mezclo con otras grupos de la comitiva, tendría que pasar desapercibido y tratar de escuchar y ver algo que resultase sospechoso. 

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16/01/2022, 12:23
Fernando de Lara

Tu señor hablaba del Señor de Lodosa, a quien te había señalado con la mirada. Sabías que te había pedido algo para cumplir, pero antes que nada estaba la premisa de ser discretos a toda costa, pues estábais rodeados de soldados, nobles y el mismísimo arzobispo de Toledo. Eso sí, no hagáis nada que pueda impacientarme, sólo quiero saber quien está en mi contra, y si ese tipo que os digo lo está. Poco más que decir.

Quedó callado, y tu pensando en el mejor momento para tratar de averiguar informaciones, aunque dada la situación los momentos libres eran escasos.

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16/01/2022, 12:31
Sancho de Berceo

Tras desaparecer de los ojos de tu señor y amigo, anduviste por la comitiva de atrás hacia delante, tratando de divisar a las mujeres que la acompañaban. Soldados portaban orgullosos lanzas y escudos, y armaduras los menos; y los nobles su galas acompañadas de espadas al cinto, las mismas que pocas veces habían sido desenvainadas para matar a un hombre. Los caballos de todos ellos eran una gran oleada en dirección a Ávila del Rey. Casi en la cabeza de la comitiva viste al señor arzobispo en su carruaje (al menos el carruaje), pero tras otear por la zona un buen rato no viste ni rastro de las mujeres. En poco tiempo te cercioraste de ellos y volviste con tu señor, contándole la imposibilidad de tus deseos.

Lo sé, Ramón... -te dijo-. Tranquilo. Acabo de oír que dos señores, un navarro y un castellano de Burgos, se han ido con ellas a Ávila, adelantándose a la procesión. Seguramente quieran darse un festín antes de tiempo... -añadió jocosamente-. Estad en paz, y guardad esa boca -te ordenó, y seguísteis caminando hacia la ciudad-.

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16/01/2022, 12:36
Juan Hurtado de Mendoza

La comitiva era larga y tú desapareciste del lado de tu señor para tratar de buscar rumores e informacion. Pasar desapercibido no era difícil; es más, la comitiva, un ente en movimiento en sí mismo, hacía que pajes, escuderos y siervos caminaran de atrás a delante, yendo a las carretas o llevando y trayendo mensajes de unos nobles a otros. Por tu parte trataste de poner la oreja en diversos puntos, pero no lograste saber nada más que algunas chanzas contra el actual rey (muy jocosas, por cierto) y las peticiones de agua, bebidas y otros enseres de los nobles a sus súbditos. También advertiste más adelante el carruaje del señor Arzobispo, todo rodeado de soldados en silencio y bien disciplinados en la marcha. Por nefasta suerte, volviste al lado de tu señor sin ninguna información relevante.

No vos preocupéis -te dijo el señor de Lodosa-. Ya habrá tiempo de averiguar o escuchar lo que se pueda oir dentro de la ciudad. Estaos, eso sí, atentos a todo.

Y tal que así seguísteis en paralelo el rumbo hacia Ávila del Rey.

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16/01/2022, 12:38
Director

Casi una hora después la comitiva eclesiástica, militar y nobiliaria en la que viajábais estaba ya cerca de la ciudad, y podían verse muy cerca las murallas de evidente músculo cercando los principales edificios. Muy pronto, con la ciudad ya delante de vosotros, comenzásteis a ver movimiento sobre la barbacana de la puerta de San Vicente: más de una decena de vigías y soldados agolpados en ella se movilizaba al ver a la enorme comitiva del arzobispo Alonso. Podían ver la formación de hombres armados que iban en la comitiva, vestidos con fuertes lorigas, bacinetes de hierro, lanzas, hachas de armas y adargas de cuero claveteadas.

La guardia de la ciudad, al ver que la gran mesnada no llegaba con motivos hostiles, elevaron el pesado rastrillo de la puerta de San Vicente, haciendo chirriar el puente y dejando entrar a los soldados de la comitiva. Finalmente, se formó una gran expectación de viandantes y viajeros, entrásteis a la ciudad hasta la Plaza Mayor, situada en el centro de la misma, y parecía que ahora iba a comenzar un evidente descanso de viaje para las tropas y los nobles.

 

Pasaron unos quince minutos mientras os dejaron descansar, y mientras los súbditos del arzobispos iban a buscar a las autoridades locales. Tras ese tiempo El Corregidor de Ávila salió al encuentro de la comitiva y el Arzobispo, que aguardaban en la plaza. El grandísimo corro en medio de la plaza veía cómo el Corregidor, un tipo joven y de bello rostro, comenzó a entrevistarse con don Alonso Carrillo, quien había salido de la carroza. Entre el jolgorio de la muchedumbre y los curiosos nativos de la ciudad, ambos comenzaron a intercambiar palabras.

Notas de juego

Vosotros diréis qué hacer, estáis en medio de la multitud, pero no cerca del arzobispo y el Corregidor (podéis tratar de acercaros o hacer lo que queráis).

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17/01/2022, 20:10
Tomás Arizmendi

Tras no haber tenido éxito en la tarea que le encargo su señor, llegaron hasta Ávila. Las murallas eran imponentes, y fue mucha la gente que se reunió para ver la comitiva. 

Tras darle licencia su señor para moverse libremente, se acerco hasta donde estaba hablando el Arzobispo con el Corregidor. Pudo ver a sus amigos Ramón y Eleazar, y se acerco hasta ellos.-¡Saludos amigos! Que os parece si nos acercamos un poco, para escuchar la conversación.-Les dijo, señalando con la cabeza el lugar donde parlamentaban Arzobispo y Corregidor.

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17/01/2022, 21:33
Eleazar, el Manco

Eleazar se mezclaba entre las gentes de la comitiva procurando no llamar la atención en demasía, pues bien sabía que su condición de judío de nacimiento (infiel, le llamarían aquellos cristianos) le había de granjear no pocas enemistades y animadversiones. Andaba al paso, siempre pensativo sobre cómo atender los deseos de su señor, cuando aquel Tomás Arizmendi, al que había conocido viajando con la comitiva, se le acercó saludando con tono alegre. Eleazar sonrió levemente al único hombre que le trataba con simpatía entre tantas gentes, quizá por ser de tan humilde extracción que no se había empapado de los prejuicios que otros sí albergaban (aunque, a menudo, eran los más pobres los primeros en acudir a las juderías armados con antorchas, precisamente alentados por gentes más cultas, que los engañaban con facilidad).

- Saludos, buen Tomás. - dijo Eleazar, respondiendo con menos vehemencia, en tanto alzaba el único brazo que tenía una mano - No quisiera yo andar con mi nariz metida en asuntos de Arzobispos, aunque ciertamente, en tan público encuentro, seguro que nada dicen que pudiera comprometerla.

En todo caso, Eleazar no tenía ganas de abrirse paso a empujones entre tanta gente. A buen seguro que alguno perdería el temple si veía a un judío manco intentando colarse por entre medias, y aquello no agradaría a su valedor.

- Si vais, contadme por favor qué se ha dicho. - añadió con una sonrisa.

Notas de juego

Me parece bien asumir que nos conocemos entre nosotros, aunque el tercero en discordia puede tener su opinión :P. Por ello, dejo las cosas así, asumiendo que Eleazar y Ramón no tienen mucho en común.

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17/01/2022, 21:42
Eleazar, el Manco
Sólo para el director

No perdía de vista Eleazar la encomienda de su protector, y bien sabía que el tal Ramón estaba al servicio de Juan Hurtado de Mendoza, del que don Fernando sospechaba como posible adversario y fuente de desprestigio. Así que quizá, a través de Tomás, pudiese acercarse a este último, y así averiguar alguna otra cosa.

Entre tanto, echó un vistazo al séquito del tal don Juan, fijándose en otros criados que pudiera tener, por si de alguno pudiera sacar, más adelante, alguna conclusión sobre sus pretensiones. Al tiempo, no fuera a ser que por precipitarse el asunto se torciera.

Notas de juego

Por lo pronto, voy a ver qué hace Ramón, y también si Tomás se acerca a curiosear más. Quiero fijarme en el séquito del Mendoza, y, si los otros dos PJs se me alejan, ver si puedo acercarme a alguno de ellos, como inocentemente, y conversar un rato con cierta discreción.

Pero si los otros dos PJs quieren interactuar, le doy prioridad a ellos (por ahora).

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17/01/2022, 23:25
Ramón

Hallábame yo entre el populacho, deambulando y observando a las bellas muchachas que en la plaza había. Jóvenes y gallardas buscaba, como solía demandar mi señor. Si tenían exuberantes pechos, mejor que mejor. Un tipo de la comitiva, que se hacía llamar Tomás Arizmendi, me saludó con la mano. Era otro lacayo que había conocido en estas semanas de viaje. Justo a mi lado vi al manco judío, cosa que no me había dado cuenta antes, dada mi búsqueda de féminas. Respondí al saludo y me acerqué a ambos, ya que Tomás se acercaba vivaracho.

-"Hola, ¿qué tal?" Saludé.

Mientras los dos hablaban, yo no les hacía mucho caso, dado que mi principal objetivo era catalogar el ganado de la zona y ver dónde estaban los mejores tugurios para darse unos buenos homenajes. Tal era mi trabajo para con mi señor... o uno de tantos, claro. Volví a mirar a los dos baldragas que me acompañaban y me centré en lo que decían, dado que no había gran faena por ahora.

-"Sí, ¿por qué no? Vamos Eleazar, vayamos con Tomás y acerquémonos un poco. Yo te iré abriendo camino, si es eso lo que te incomoda." Le dije al judío en tono burlón.

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18/01/2022, 15:21
Eleazar, el Manco

Eleazar se encogió de hombros. Si Ramón quería abrirle paso, así fuera.

- Vayamos pues.

Que fuera lo que Yaveh quisiera, pensó, aunque no dijo aquello en voz alta.

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18/01/2022, 15:22
Eleazar, el Manco
Sólo para el director

El infructuoso vistazo que Eleazar le echara a la comitiva de Juan Hurtado desveló que no había otro que Tomás en su séquito, y tal cosa (que en el fondo ya la sabía, aunque no le había prestado atención). Le hizo ver con mejores ojos el acercarse detrás de este, en especial si Ramón se ofrecía a abrirle paso. Aunque llevaba una gumía consigo, no quería tener problemas con un simple y acabar repudiado por su nuevo protector.

Por otra parte, meterse entre tanta gente despertaba en Eleazar viejas ansiedades, que bien prefiriera que quedaran enterradas, pues le podían buscar pronta ruina. Y es que, entre tantas gentes, fácil era sentirse tentado de echar mano de la bolsa ajena, si alguna se veía al alcance. Los ojos de Eleazar anduvieron tentando aquí y allá, aún cuando él intentaba contener ese deseo.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Ya me dices si veo algo xD.

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18/01/2022, 17:54
Tomás Arizmendi

Tomás avanzó junto a sus dos amigos, acercándose hasta el lugar donde estaban hablando. Con cuidado de no importunar a ningún señor, ni a nadie en general. Tratando en cambio de pasar desapercibido, algo que el hacía de forma natural. Y no solo tenía ojos y oídos para el Corregidor y el Arzobispo, también intento de estar pendiente de los personas allí reunidas y de lo que estas hablaban. Nunca se sabía de que cosas podía enterarse en el sitio menos pensado. 

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18/01/2022, 22:49
Director

¿Quién no disfrutaría de estar sumido en aquella sopa de sangre noble, entre aquellas libreas tan bien avenidas de todo criado y ante tanto noble con la bolsa de dineros debajo de la espada del cinto? Todos, menos tú, claro. Los deseos de robar fueron más livianos que el peso de tu pasado, y por eso que echaste mano, al menos la lenvantaste durante un instante, contra las prendas bordadas de un señor de los que allí estaban, peor éste se giró y te miró impertérrito y sosegado. La razón es que no sabía, obviamente de tu pasado, porque de estar en otra situación y lugar hubiera sido presa de tu habilidad o bien tú habrías sido presa de sus soldados o criados (o de su espada misma). El caso es que se giró, y tú bajaste tu mano. Entonces seguiste a ese tal Ramón, que te abría camino.

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18/01/2022, 22:50
Director

Ramón, quien era allegado (siervo, vaya) de Sancho de Berceo (y que de oidas habíais escuchado en la procesión que era un mujeriego y a veces algo pendenciero), abría camino a Eleazar que era siervo de Fernando de Lara (y viajaba con él en la comitiva, siendo éste de noble de gran renombre en Castillo, y ya algo entrado en años). Eleazar iba tras él (bastante atento a la multitud, todo hay que decirlo), y a su lado, y en paralelo, les seguía Tomás de Arizmendi, un muchacho navarro siervo de un noble de Lodosa llamado Juan Hurtado de Mendoza. No os habíais dado cuenta del todo, pero los tres viajábais en solitario con vuestros tres señores, en la procesión del arzobispo.

El frío en Ávila del rey era portensoso y se sentía en la piel. El rostro blanco y la nariz fría, así eran la mayoría de estambas de aquellos nobles y criados, y a buen seguro que la mayoría de todos los súbditos de los nobles compartían la misma dolencia ahora bien notada: sabañones en los pies de tanto andar...

El caso es que Ramón trató de empujar con delicadeza pero con firmeza a villanos que habían acudido en calidad de siervos, así como pidiendo disculpas a los nobles que se agolpaban en el grandísimo corro de la Plaza Mayor. Tal que así, lográsteis los tres ver al arzobispo Carrillo con el Corregidor de la ciudad. Charlaban animadamente.

Notas de juego

Eleazar: tienes un post antes que éste (pestaña anterior, al menos a mí me sale así). Que no se te pase leerlo.