Partida Rol por web

Cargais las cajas robadas en el carromato y os poneis de camino a Phandalin. De los 6 que salisteis de Neverwinter solo quedais cuatro, una muestra de que en estos dias ningun camino es seguro.

Despues de un par de horas llegais a la Senda de los Tres Jabalies y un poco mas tarde, girais hacia Phandalin. Sildar se mantiene callado todo el viaje, alejado del goblin. Claramente desaprueba vuestra decision de llevarle con vosotros. Trul, sin embargo, parece muy contento con el desarrollo de los acontecimientos.

Esta cayendo ya el sol cuando llegais a Phandalin. La senda llena de baches que habeis seguido, gira a la salida de una colina frondosa y veis Phandalin por primera vez. El pueblo consiste en unas 40 o 50 casas de madera, algunas construidas sobre una fundacion de piedra. Mas ruinas antiguas (paredes de piedra semi derruidas, llenas de hiedras y zarzas) envuelven las nuevas casas y comercios. El pueblo debio ser mucho mas grande en un pasado relativamente lejano. La mayor parte de los edificios nuevos estan cerca de la nueva carretera por la que vais, que se ensancha hasta ser una especie de calle principal llena de barro a la par que sube hacia una casa solariega en una pequeña colina al este del pueblo.

A medida que os acercais, veis niños jugando en los arrabales del pueblo y varios pueblerinos yendo y viniendo en su dia a dia. Muchos miran cuando os ven venir, pero vuelven a sus asuntos rapidamente. Los pocos que se fijan en el goblin, miran con un poco de miedo al principio pero al ver vuestras armas, lo dejan estar. Seguramente suponen que es vuestro prisionero.

Sildar se relaja bastante al llegar al pueblo

Señores - os dice - encontremos un sitio para dormir. Tengo entendido que la posada local es aceptable

Conozco a alguien en Pandalin, quizá nos pueda dar las indicaciones necesarias. - dice el mediano mientras conduce el carro, ahora que no está el enano para relevarse en la tarea. - Después entreguemos la mercancía, no hay que dejar el encargo a medias...

Con un chasquido reduce la velocidad del carro y señala al primer pueblerino al que pilla desviando la mirada.

Psss, tú, ¿dónde puedo encontrar a Daran Edermath? - pregunta con tono de pocos amigos.

Psss, tú, ¿dónde puedo encontrar a Daran Edermath?

 El hombre se rasca la cabeza.

El viejo Dan? - prengunta aunque continua sin esperar respuesta - Mira. Alli donde se ven los manzanos - señala hacia unos arboles a unos 100 metros - Veis esa casa de ahi? No, la del tejado gris. No ves, copon, que hay un guaje en la puerta? Esa, correcto. Muy bien. - dice satisfecho cuando has conseguido identificar la casa - Pues esa no. La siguiente. Aunque no se si estara ahora haciendo sus telares, mira tu - dice mientras masca una paja de hierba  - No le vi esta mañana en el mercado - se encoge de hombros - A que venis a Fandalín? - dice intentando que parezca de forma casual, mientras mira de reojo vuestras armas

Conozco a alguien en Pandalin, quizá nos pueda dar las indicaciones necesarias. Después entreguemos la mercancía, no hay que dejar el encargo a medias...

- Sí, cuanto antes acabemos el encargo, mejor. Y después a la posada... una cama me vendrá muy bien.

Y tras una pausa, apostilla:

- Lo que no tengo muy claro es qué hacer con las cajas estas del león... tal vez en la posada nos puedan indicar. Y si no, puedo intentar contactar con una... conocida... tal vez siga viviendo en este pueblo... si no se ha mudado, claro...

El mediano interrumpe sus palabras para preguntarle a un lugareño sobre algún conocido suyo. El hombre les señala hacia unas casas cercanas y les pregunta por su misión con cierta desconfianza. Ari intenta esbozar una medio sonrisa mientras dice:

- Venimos a traer unas mercancías.... desde Neverwinter. Ha sido un viaje largo, y ya tenemos ganas de cumplir con el trabajo y recibir la paga. Y cara nos ha salido, os lo aseguro. No llegamos todos los que partimos. Tuvimos problemas con... (cough)... bandoleros...

Justo en el último momento, se da cuenta de que no es buena idea decir que los goblins acabaron con parte del grupo si vienen con un goblin en el carro.

Tiempos confusos, madre Selune. Ayúdame a encontrar el buen camino, porque demasiadas nubes cubren mi entendimiento piensa mientras acaricia de forma inconsciente el colgante que lleva al cuello.

Alton entrecierra los ojos y se obliga a tener paciencia, sabedor que el pobre lugareños seguramente no diera para mucho más y que un carro lleno de carga y un grupo cuanto menos variopinto debe ser el espectáculo de esta estación.

Asiente ante las palabras y responde.

A hablar con el viejo Edermath. Si no está en su casa, ¿dónde se encuentran sus telares? - Alton no quería llegar, encontrarla vacía y tener que empezar a parar y preguntar de nuevo.

Y cara nos ha salido, os lo aseguro. No llegamos todos los que partimos. Tuvimos problemas con... (cough)... bandoleros...

 El campesino se relaja visiblemente.

Si, hay mucho borrucho en esta zona, y ahora encima se arrejuntan - dice con tristeza - Marchad con cuidado por el pueblo tambien, que siempre hay algun mozo buscando problemas.

A hablar con el viejo Edermath. Si no está en su casa, ¿dónde se encuentran sus telares?

 Ay amigo! En su sitio - dice con una risotada. -  Unas veces el sitio es aqui, otras alla. El viejo siempre tiene algun telar que hacer. Aunque ya me gustaria tener su pinta con sus años.

Lo más probable es que fuese el mozo el que acabara mal parado. - responde Alton a sus palabras tras encogerse de hombros y no entender cómo pueden tener tantos telares en un poblado tan pequeño y no ser conocido por ello.

Hace un gesto agradecedido al aldeano y con un Agradecido, buenos días. pone rumbo a la casa que buenamente le ha indicado que pertenece a su viejo amigo.

Cuando Alton empieza a girar el carro, Ari da unos golpes en la madera para llamar su atención:

- Para el carro, chico! No íbamos a entregar la mercancía primero?

No me gusta moverme por zonas que no conozco y entre gente de la que no sé nada y tener al menos a un local corrobando si alguien es quien dice ser me suele dar, no sé, confianza. - responde Alton.

Pero si prefieres ir a ciegas... - le tiende las riendas a la mujer.

Ari suspira y contesta:

- Para ti la perra gorda. Vayamos a ver a tu amigo...

Pero si no me gustan los animales... - murmuró Alton mientras chasqueaba las riendas y seguía preguntándose por qué no escuchaba el ruido de los telares.