Tu peculiar maestro te llevo al salon principal donde habia media docena de personas con sus parejas, la mayoria de los caballeros leales a Lord Bragost y un par de nobles locales de poca monta con sus gordas esposas. Varios musicos afinaban sus instrumentos y un hombre con aspecto de sacerdote preparaba su discurso.
- Relajate muchacho, comportate como se espera que hagas y confia en ti mismo.- Te pidio dandose un golpecito en la sien mientras guiñaba un ojo.
Al cabo de un rato Liam se marcho y que quedaste sola por un corto espacio de tiempo.
El mismo Lord fue a recogerte, vestido con su armadura de gala bien abrillantada pero que apestaba a sangre.
- Levantate.-gruño lanzandote un vestido desde la puerta y se quedo mirandote.-Pontelo rapido.
Laurielle se levantó de la cama, sorprendida por la repentina entrada del hombre. La herida de la espalda aún le dolía, pero gracias a los cuidados de Liam era apenas una molestia. Se apresuró a coger el vestido, que había caído hecho un ovillo a poca distancia de la cama. Entonces lo miró, era algo sencillo, pero mucho más lujoso que cualquiera vestido que hubiera visto en su vida. Se quedó viendo a Lord Bragost, que la miraba fijamente y un rubor se asomó a sus mejillas.
- ¿Aquí?, ¿ahora?- preguntó como diciendo "¿delante de usted?". Muchas veces había tenido que cambiarse en su casa delante de alguno de los miembros masculinos de su familia, si bien era cierto que al menos ellos habían tenido la decencia de desviar la vista hacia otro lado mientras se vestía.
- ¿Esperas que una criada te ayude?.-gruño.-¡Maldita sea niña, date prisa!
Se dio la vuelta y rápidamente se quitó el camisón, dejando al descubierto la venda de su espalda. Sintió una punzada al tener que levantar los brazos, pero cogió el nuevo vestido y algo torpemente se lo puso. Cuando hubo terminado se giró nuevamente hacia Lord Bragost.
- Esta bien que aun tengas pudor, ya te lo quitaran cuando llege el momento.-dijo con una sonrisa malefica.
Apreso tu muñeca con su gran mano y tiro de ti hacia las escaleras.-Debes comportarte, ya sabes cual es tu mision y lo que te juegas.
Ella suspiró. Sí, lo sabía de sobras... guardó silencio mientras caminaba tironeada al lado de aquel hombre. Hasta que en una de las veces se atrevió a preguntar.
- ¿Por qué quiere espiar a su hijastro? Si es un niño.
- Es mucho mas que un niño, nacio con dotes para la magia. Necesito su poder a mi servicio y asegurarme su absoluta lealtad. Eso es cuanto debes saber.-dijo abriendo la puerta de un cuarto mucho menos lujoso. Tenia un camastro y una tina en el fondo para lavarse. Un armario pequeño y un ventanuco minusculo.
- Este sera tu cuarto apartir de ahora, esperas aqui hasta que tu nuevo amo venga a reclamarte.- Gruño.
La ceremonia comenzo. Lord Bragost bajo con su brillante armadura y espero a que llevaran a tu madre vestida con un ridiculo traje de novia. Ella tenia muy mala cara, era como si la hubieran drogado con algo, necesitaba ayuda incluso para mantenerse en pie. Paso por tu lado y nisiquiera te reconocio.
- Entendido...
Entró en el que era su nuevo cuarto. Era mucho más pequeño, pero suficiente para vivir. Se giró hacia Lord Bragost a la espera de si tenía algo más que decir. Sintió curiosidad por saber de sus cosas, pero decidió más tarde se lo preguntaría a Liam.
Viendo a mi madre así recuerdo lo escuchado por el guardia y una cierta sensación de alegría entre tanto dolor de las últimas horas
Maldito seas Bragost... lástima que las cosas no salieran como pensaste...
Pensando en el frasco: Veamos si la realidad es suficiente en si misma para darme una oportunidad...
Veo que está Laurielle aquí ¿cualquier cosa que deba saber la narras para ella?
Me refiero si digo en voz alta "¡Muerte al falso Emperador!" ¿la incluyo en destinatario o luego se le narra a ella?
La ceremonia comienza. El sacerdote la oficia con toda la palabreria que eso atañe hasta que finalmente dice esas palabras que estabas esperando.
- Si alguien tiene alguna buena razon para que este matrimonio no pueda producirse, que hable ahora o calle para siempre.
-Se que me estas escuchando, consejo de amigo, guarda silencio ahora y espera tu momento.
Ella esta cerca pero la tienen encerrada en una habitacion. Si gritas algo yo le dire "oyes que alguien grita..." pero no te ve o oye directamente.
Maestro... me subestimáis, conozco mi cometido y como ya dije antes... ahora toca que nos sacrifiquemos por él
Permanezco callado a que la ceremonia finalice... esperando que llegue el momento esperado.
El fin de la ceremonia llega cuando el sacerdote les proclama como marido y mujer. Lord Bragost beso a tu madre, atontada por alguna droga todavia.
Los asistentes saltaron en un fingido entusiasmo y la musica comenzo dando lugar a una fiesta que se prolongaria hasta la hora del almuerzo.
Tu madre fue llevada a sus aposentos, no se tenia en pie por si misma. Su nuevo marido la disculpo diciendo que era "la emocion de la ceremonia" y el comenzo a bailar con las mujeres de otros, sin que nadie se atreviera a fastidiarle la fiesta.
Tras un par de bailes el noble se acerco a ti y dijo.- Ahora soy tu padre, hijo y para que veas que mi voluntad es buena te he traido un presente. Sigueme.- Pidio
Lord Bragost te condujo al ala norte de la fortaleza, donde estaban las habitaciones de los criados y te dio la llave de una puerta diciendo.-Lo que hay dentro te pertenece, toma posesion de ello como te plazca, hijo.
Querido frasquito vas a tener que esperar por el momento...
- Os lo agradezco Lord Bragost - señalo con cortesía y tomo la llave
La puerta del cuarto se abrio y Lord Bragost entro acompañado de un muchacho.
- Ella es Laurielle, apartir de hoy tu exclava... Si no la quieres puedes dejarla en el cuarto de los criados, seguro que a ellos les agradara tenerla.-rio con malicia.
El joven Tiberio vio una niña limpia, vestida con un vestido sencillo pero algo palida.
El noble se marcho cerrando la puerta, dejando a los muchachos solos.
La puerta se cerró con un leve crujido. Poco a poco el silencio de instauró en el cuarto mientras Laurielle observaba al niño que tenía frente a ella. Era unos centímetros más bajo y algo más delgado. Así era el muchacho del que tanto habían hablado en el último día. La luz del día se filtraba por la ventana dejando a la vista un cuarto pequeño, equipado sobriamente con un camastro, un armario pequeño y una tina al fondo. Se habría presentado de no haber recordado que Lord Bragost lo había hecho ya por ella. Con algo de nerviosismo, decidió tomar la iniciativa iniciando la conversación con quien suponía debía ser Tiberio.
- Hola.- dijo escuetamente.
- Buenos días... Laurielle, mi nombre es Tiberio... Lord Tiberio según parece; dejando por esta vez de lado los modales, con sinceridad... ¿quién sois y cómo habéis acabado en este terrible lugar? Os ruego no faltéis a la verdad... descubriréis que soy un hombre justo y no hay motivo para engañarme - Mirando a los ojos de Laurielle
Se quedó sorprendida ante la locuacidad del muchacho. Le sostuvo la mirada.
- Pues... pues... soy una chica de campo. Hasta hace dos días vivía tranquila con mi familia en la aldea de Kest. El negocio de padre atravesaba un mal momento y no había buena caza en los bosques.- su tono era más triste ahora- Mi hermano mayor decidió cazar algo en las tierras de Lord Bragost y yo lo seguí... tenía un mal presentimiento, ¿sabes?. Cuando lo vi un oso estaba a punto de matarlo pero lo salvé y luego el oso me persiguió a mí, y luego perdí el conocimiento. Cuando desperté estaba aquí. Habían pasado dos días, mi hermano y sus amigos estaban muertos y yo era esclava.- hizo una pausa, tenía los ojos húmedos.
- Dicen que tu padre murió por intentar salvar a mi hermano. Lo siento...