Partida Rol por web

Sharn. Torre de Dorsia.

De madrugada...

La cortina se deslizó a un lado de forma brusca. La oscuridad de la noche dio paso a una figura que se movía en silencio. En el umbral de la puerta apareció un elfo vestido con ropas oscuras y humedecidas por la lluvia. Su figura era bastante inquietante. Su cabello era largo y de un tono gris blanquecino. Sus ojos eran afilados y de un gris oscuro. El elfo se detuvo un instante en el umbral y miró al interior hacia el grupo de personas que allí le esperaban en el interior de aquella caldeada sala. Con un rápido vistazo vio a un mediano de aspecto adinerado; dos mujeres que permanecían bastante próximas entre sí; un semielfo de aspecto jovial y culto; un humano con armadura  de aspecto aguerrido y por último alguien de tamaño medio, probablemente humano o semielfo, con un aspecto siniestro debido a la capucha y pañuelo que ocultaba su rostro.

La sala era grande; demasiado grande para el mobiliario que contenía. A la izquierda de la puerta una chimenea cobijaba un fuego sobrecargado de leña que era, por otra parte, la única iluminación de aquel lugar. A la derecha había una mesa con cuatro sillas y un cubo de agua. Desde luego aquel no era un lugar en el que viviese nadie habitualmente. Más bien parecía un lugar en el que se reunía gente que no quería ser vista en lugares más frecuentados. Esta era , de hecho,una de esas reuniones.

-Bien… Pues ya estamos todos.- El mediano fue el primero y el único en hablar. Pegó un salto de la silla en la que se encontraba sentado y se dirigió al fuego. El elfo que acababa de entrar se unió al resto- ¡Fantástico! – Acercó las manos al fuego y las frotó vigorosamente. El resto de la gente que allí se encontraba se acercó a él cerrando un círculo alrededor del mediano sin que a este le importase lo más mínimo- Por si a alguien se le ha olvidado mi nombre, soy Redgus Filligan. Y me dedico a conseguir información.- Se giró para contemplar al grupo de seis personas que tenía en torno a él-. Y, curiosamente, todos vosotros habéis venido en los últimos días a preguntarme por la misma persona. Jarem…- El nombre resonó como un viento frío en aquel mismo instante. Redgus vio como el elfo de cabellos blancos fruncía el ceño al escuchar ese nombre-.  Y ,como todos me preguntasteis por él, en poco tiempo me di cuenta que algo importante se estaba cociendo aquí. Repasemos- dijo al tiempo que empezó a moverse en pequeños círculos acercándose a los presentes- Ustedes dos , señoritas Alhandra y Neliandra, me preguntaron por el tal Jarem porque en la casa Cannith sospechan que está planeando robarles algo importante. Usted ,señor Raith, acompaña a las damas con la única intención de ganarse unas monedas. Tal vez así sea ¿no?. Usted, sr. Threkor, no me ha contado mucho pero veo el odio en su mirada. Y he vuelto a verlo cuando he pronunciado su nombre. ¿Venganza? ¿Por qué no…? – dijo casi al mismo tiempo que se dirigía al hombre embotado con capucha y pañuelo- Y usted, señor Shadow, anda tras el responsable de un robo de correo de una sucursal de Transportes y Correos de la casa Orien. Y todo parece indicar que Jarem podría ser el responsable de haberles tocado las narices a los profesionales de esa Casa. Y por último, pero no por ello menos importante, usted- apuntó señalando directamente a un semielfo de aspecto educado-. El señor Sellion. Sinceramente no entiendo qué hace usted aquí. Pero si no le he entendido mal pretende escribir un libro sobre Sharn . ¿Cómo me dijo que quería llamarlo? ¿Sharn de Arriba  Abajo? Y que necesitaba a ese tal Jarem para entrevistarle sobre sus conocimientos de los bajos fondos…-El mediano se acarició las mejillas en un intento de esforzar su capacidad de razonamiento en la búsqueda de algo que se le hubiese podido pasar por alto-. Es tan inverosímil que creo que debe ser cierto después de todo-dijo  finalmente-. En fin…Vayamos al grano- dijo chasqueando los dedos- Me huelo que aquí pasa algo con el tal Jarem. Si la Casa cannith y la Orien sospechan de él es que este tipo está metido en algo. Y…¡maldita sea!...me dedico a la información y no tengo ni idea que está tramando este tipo en mi ciudad. Así que les propongo un trato. Yo les doy una pista que puede llevarles hasta él y ustedes una vez lo encuentren regresan aquí y me informan de lo sucedido. Cómo, cuándo, quién, dónde y por qué - dijo mientras enumeraba con sus pequeños dedos-. Pueden hablarlo entre ustedes y darme una respuesta…a ser posible antes de que salga el sol.

El mediano se acercó a la cortina y la descorrió. La lluvia seguía cayendo en Sharn pero ni tan siquiera eso evitaba contemplar el extenso panorama de iluminadas torres que se extendía en todas direcciones.

"El tal Jarem ciertamente asaltó uno de los puestos del Correo de la casa Orien. He podido averiguar que correspondencia ha robado. Eran unas cartas dirigidas a un tal Bonal Geldem, un anciano erudito humano de la Universidad Morgrave. Y tengo aún otra ayuda importante para ustedes. Les he concertado una cita con el señor Bonal Geldem esta misma noche. A buen seguro que podrá aclararles algo sobre aquello que persigue Jarem..."

En algún lugar entre las torres de Sharn...

Cortinas de agua caen desde el cielo a medida que atravesáis las pasarelas de Sharn. Los caminos de piedra y madera serpentean alrededor de las torres y altos capiteles, o junto a ellos, formando un complejo enrejado que puede resultar muy confuso en noches lluviosas como esta. La lluvia cae con fuerza, formando arroyos desde las pasarelas y balcones más elevados, en oleadas que os dejan empapados, y haciendo difícil la visión más allá de unos pocos pies por delante de vosotros.

El brillo distante de las linternas siemprebrillantes , apenas visible en la acuosa penumbra, tiene poco éxito en iluminar vuestro camino en esta noche calurosa y húmeda. 

Regresáis de la reunión que habéis tenido con Redgus. Finalmente habéis aceptado el trato que os ha ofrecido el mediano. ¿Qué puede salir mal en este trato?  Os estáis acercando al lugar en el que Redgus os ha citado con Bonal Geldem. Camináis por el empedrado llenos de charcos de las calles. Calles que se elevan sobre otras calles. Calles que unen torres o que cruzan puentes. Calles sobrevoladas por encima y por abajo por algunas pocas aerocalesas. Las pocas que quedan a estas horas y con este tiempo de perros...

-¿Transporte caballeros...?- Os sorprende la voz grave y anciana de un conductor de aerocalesa que de repente aparece a vuestra izquierda hundiéndose entre las torres. Mientras desciende manejando el timón os mira esperanzado de ganarse unas monedas en esta noche tan poco lucrativa.

Pero continuáis vuestro camino. Según vuestros cálculos estáis llegando al lugar que os ha dicho Redgus...

El semielfo se encontraba relajado en su cómoda silla mientras disfrutaba de la velada. Cuando su anfitrión se refirió a él, este levantó ligeramente su mano con una interesante sonrisa marcada en su rostro.

-Y espero que tanto tu nariz como la mía no estén equivocadas, Redgus. Cuando todo esto termine, no sólo regresaré a contarte lo sucedido, te traeré una copia del libro resultante de toda esta "inverosímil" situación, como tú la llamas. Ya puedo verlo.- Sonrió, y señaló al mediano con una bebida que sostenía en su mano para luego tomar un sorbo de la misma.

Al final llegué a mi destino. Sharn. Allí encontraría al hombre que me traicionó y casi consiguió que me mataran. Al entrar en la habitación vi que no era el unico que tenía cosas pendientes con Jarem. Bien. Siempre vendría bien algo de ayuda para encontrarle, pero no permitiria que nadie me quitara el placer de clavarle una daga en el corazón al traidor.

Después de darnos unas indicaciones, salimos en dirección a la ciudad, a ver a un tal Bonal, que tenía información del paradero de Jarem.

Había asistido a esta reunión solo por que mis jefas pagaban por mi asistencia, no tenía duda de que podrían pagarse algo mejor, llevar escoltas escogidas de sus casas o guardias del templo. Pero a mi me valía para ganarme el sustento...por ahora en esta ciudad.

- Por unas pocas monedas, le puedo contar incluso lo que el tal Jarem tomo para desayunar.

No me gustaba compartir objetivo y de hacerlo o no sería cosa de las jefas....yo solo debía protegerlas.

Agarrada del brazo de Neliandra, apuro el paso al levantar mi vista y constatar que el cielo plomizo sobre nuestras cabezas amenaza con descargar un aguacero sobre nosotras. A nuestras espaldas resuenan las botas del mercenario, levantando ecos en el empedrado suelo. Afirma que se llama Raith. Sólo Raith. No es un secreto que suelo preferir la escolta de los forjados pero en esta ocasión es mejor contar con gente discreta y está claro que éste Raith lo es. La persona que me ha recomendado sus servicios es de la mayor confianza y no acudiría ni loca sin protección a la reunión con ese intrigante de Redgus Filligan.

Mi sorpresa es mayúscula al descubrir que nuestro encuentro secreto parece haberse convertido en un asunto de dominio público. El halfling ha decidido hacer extensiva su invitación clandestina a un trío de sospechosos individuos que, por lo visto, comparten nuestros intereses pero no nuestros motivos. Uno de ellos afirma ser miembro de la Casa Orien pero, cautelosamente, ha decidido no hacer pública su identidad y únicamente nos ofrece un seudónimo.

Si no fuera porque Neliandra está a mi lado y me inspira valor, hubiera dado por terminada la reunión tan pronto como vi que no había sido convocada sólo para nosotras pero es cierto que necesitamos la información que Filligan ha obtenido. Al final, acabo resignándome a aceptar el acuerdo y aceptar la compañía de nuestros desconocidos socios hacia el punto de encuentro acordado con el respetable señor Geldem, en un lugar y a una hora no tan respetables.

Durante nuestro encuentro clandestino con el mediano, la tormenta ha estallado en el exterior y no tardo en encontrarme empapada de pies a cabeza, con mi rubia melena aplastada contra mis ropas y la lluvia escociéndome en los ojos. ¡Ojalá se me hubiera ocurrido traer un chubasquero!

Encuentro extraño el que Redgus Filligan haya reunido a un grupo tan dispar y no puedo evitar sentir curiosidad por cuáles serán sus verdaderos motivos más allá de la mera curiosidad.

La diversidad del grupo, añadido a la lluvia, que hacía que todos lleváramos puestas las capuchas, nos daba un aire bastante siniestro. Cualquiera que nos viera no pensaría nada bueno de nosotros. Solo esperaba no cruzarme con ningún agente de la autoridad, porque sería difícil contestar a según qué preguntas.

Es verdad. Que ya habías tirado!

Veamos. No tienes nada claro que haya contado toda la verdad sobre las motivaciones de cada uno. Pero si crees que puede saber mucho más de cada uno de lo que ha dicho.

Veamos. Redgus parecía sincero cuando os dijo estar molesto por no saber que estaba haciendo o conspirando Jarem en Sharn.Seguramente busque esa información para venderla a quien pueda interesarle.

Sobre lo del grupo dispar crees que es una forma de asegurarse que se cumple el trato. Al no ser un grupo cohesionado pensará que lo tendríais muy dificil para darle una versión falsa. Digamos que no existe entre vosotros un código ni una lealtad que os haga impermeables a la información que él quiere.Si no se lo cuenta uno se lo contará otro...

¿Y la de "Avistar" que hice en mi primer respuesta? ¿Consigo ver algo, o me distraen las figuras femeninas del grupo? xD

Eso lo reservo para el próximo post que ponga. Ahí os diré quien ha visto algo.

La tormenta arrecia ahora. Relámpagos iluminan violentamente el cielo. La luz azulada emitida por los rayos ilumina ante vosotros las torres en en las alturas de Sharn. Pero inmediatamente todo queda sumido de nuevo en la oscuridad. Tan solo queda el rumor del trueno y el camino que se abre ante vosotros.

Seguís avanzando. No os queda mucho para llegar al lugar de encuentro con Bonal Geldem. Desde  vuestra reunión con Redgus  habéis descendido atravesando puentes y  bajado varios niveles  por el interior de las torres unas veces y por escaleras en espiral que rodean las torres en otras.

 Finalmente, empapados hasta los huesos, llegáis al lugar.El puente colgante que hay ante vosotros salva la distancia existente entre dos plataformas adheridas a las paredes de dos torres diferentes: la torre Dalannan y la aguja Kelsa.  Pero tan sumidos estabais en vuestros pensamientos o en que el agua no se colase por vuestro cuello que tan sólo Threkor, el pícaro elfo, es capaz de darse cuenta de lo que tenéis ante vosotros...

Trhekor avista una figura con una capa oscura, que se mueve en silencio bajo la lluvia en el puente que tenéis delante. Parece que intenta evitar los ténues círculos de luz emitidos por las linternas siemprebrillantes, como si prefiriese mantenerse en la sombra. Entonces restalla un relámpago, y ve una segunda forma tumbada sobre el suelo de piedra del puente bajo su breve destello. La figura que ha visto moverse se acerca con rapidez a la barandilla del puente y, increíblemente, salta al vacío desapareciendo en medio de la oscuridad y la lluvia. La forma que ha visto tumbada sobre el pavimento permanece allí, inmóvil...