Partida Rol por web

La Eisenfaust acaba enganchada al último vagón de la Ryugujou y sirviendo como locomotora secundaria y de sustituta del vagón artillado perdido en Gunkanjima. La Lady Lovibond sigue a la Ryugujou a poca distancia. Juntas, las tres hayajiro constituyen un espectáculo formidable al que sólo los descerebrados kabane se atreven a plantar cara. Gracias a las indicaciones del doctor Kuroda, los proyectiles cargados con humo rojo y niebla azul son apartados de la vista, quedando ocultos en contenedores sellados y fuertemente vigilados por los hombres de Shimazu.

Las estaciones se suceden una otras otra. Tomohiro y Alma hacen las paradas justas para repostar y seguir avanzando sin llevar un ritmo demasiado agotador. Aunque hay prisa por llegar a la estación Kongoukaku ya no se nota el apremio del viaje de ida. El Kokuryukai y Die Kriegshunde se han ocupado de debilitarse, si no destruirse, mutuamente y por ahora no son un problema...

Camarote de Tomohiro

No, no creo que Die Kriegshunde haya desaparecido - dice el doctor Kuroda con aire pesimista - Zweihänder-sama sólo era la líder visible, pero nunca decidía nada sin consultar antes con Steiner-sama, y él posee copias traducidas a su idioma de todos mis trabajos y descubrimientos. Si no murió durante el ataque a Gunkankima volveremos a saber de ellos.

Holy shit - maldice Alma - Lo siento - dice avergonzada cuando todos la miran extrañados.

Kuroda-sensei - dice Tomohiro - ¿Qué posibilidades hay de encontrar una cura para la plaga kabane?

No lo sé - responde éste encogiéndose de hombros - Al principio mi investigación iba encaminada a eso. La niebla azul fue un descubrimiento casual, y a raíz de eso me obligaron a desarrollar el humo rojo.

Creo que con el tiempo y los recursos necesarios podríamos conseguirla - interviene Ohsumi Masanobu - La niebla azul es la clave. Sólo hay que rebajar la virulencia de la reacción entre ella y la sangre kabane de forma que el remedio no mate al enfermo. No creo que se pueda llegar a curar a los que ya han resucitado como kabane, pero sí podríamos salvar a los infectados. Y mientras tanto, el humo constituye un arma de guerra insuperable. Podríamos incluso forzar a los demás países a liberar el bloqueo sobre Hinomoto.

Tomohiro se estremece de repulsa ante la idea, pero no es tan necio como para ignorar que lo que ha dicho el científico es lo que van a pensar muchísimos oficiales del gobierno, quizá incluso el propio emperador - También podría convencerles de que deben arrasar nuestro país, o destruirnos a nosotros mismos con ese arma. Todos sabemos lo que pasó en Mibu. Allí fue el Kokuryukai quien utilizó el humo rojo para asesinar a Fukui Eiji.

¿Y no podemos simplemente destruirla? - pregunta Alma - O al menos asegurarnos que la que lleva la Ryugujou no caiga en malas manos.

¡Eso sería una barbaridad! - le espeta Masanobu - ¡No hay que olvidar que nuestro enemigo posee la fórmula de ambas armas! ¡Nuestros gobernantes deben estar preparados para un ataque con humo rojo y la única manera de que lo estén es que ellos también lo posean!

Mutual assured destruction - dice Alma - Absolutely mad

¿Qué? - pregunta Masanobu

Destrucción mutua asegurada - traduce Tomohiro. Su mirada, entre confusa y suplicante, se posa primero en Yûki y después en Arisa, pidiéndoles algún consejo que le diga qué hacer...

Enfermería

Takeshi apenas recuerda nada de lo que pasó cuando, una vez pasado el peligro, se arrastró hasta la enfermería y se dejó caer en el camastro. Los días y las noches se mezclan en un todo confuso mientras Chihiro atiende sus heridas y cambia sus vendajes. Tomohiro ha tenido a bien concederle su merecido descanso, ya que a diferencia de Hideo él no puede regenerar sus heridas y los poderes de Arisa, Isae y Sachiko siguen siendo aterradores.

Cuando Takeshi abre los ojos la cálida luz del sol se cuela por el pequeño ventanuco de la enfermería, acompañado por el suave traqueteo de la Ryugujou. Cuando intenta levantarse se da cuenta de que nota como la mitad de su cuerpo pesara el doble que la otra mitad. Una punzada de alarma se cuela en su adormilado cerebro ¿Acaso sus heridas eran más graves de lo que pensaba? ¿Va a pasar el resto de su vida postrado en una cama?

Una mano suave se posa sobre su mejilla. Chihiro está acostada junto a Takeshi, su cálido cuerpo medio echado sobre el de él.

Shhh - le susurra con dulzura - Tranquilo, estás bien...

Sala de máquinas

Por aquí todo bien - informa Kagura desde el otro extremo de la sala - Esa pequeña hayajiro extranjera que llevamos acoplada compensa de sobra el peso extra ¿No crees? ¡Menuda potencia!

Los indicadores le dan la razón a la maquinista. Hideo ya ha tenido oportunidad de echar un buen vistazo al motor de la Eisenfaust y Tomohiro le ha prometido que podrá ayudarle a desmontarla y utilizar su tecnología para mejorar la Ryugujou. Mientras tanto, Kagura se ha ido acercando más y más a Hideo y ahora pasan la mayor parte del tiempo juntos ¿Qué es lo que hay entre ellos? Si Kagura lo sabe se ha guardado mucho de decírselo a Hideo.

Bueno, ya hemos terminado la revisión del día - dice Kagura con una sonrisa - Ahora entiendo por qué Fukui-sama y tú os pasabais tantas horas aquí abajo. Esto es casi tan divertido como pilotar la Ryugujou. Sin embargo ahora lo que me apetece es una buena comida.

La puerta se abre y se escuchan pasos en la escalera metálica.

Lyashi-san, todavía no me... - Kagura se interrumpe al ver a una mujer con uniforme de cocinera que sostiene una bandeja repleta de comida en las manos.

Buenos días - saluda con timidez.

¿Quién eres? - pregunta Kagura

Me llamo Nakagawa Mae. Yo... quería darle las gracias a Asano-sama por lo que hizo por mi hijo Yuuto en Shimonoseki. Salvó nuestras vidas y nos dieron unas nuevas a bordo de esta formidable hayajiro - tiende la bandeja a Hideo y le mira con los ojos inundados de lágrimas de alegría - Estamos vivos gracias a ti, Asano-sama...

Cabina de la Ryugujou

Vaya, esto es muy divertido pero también muy difícil - comenta Suzume mientras sujeta los mandos de la Ryugujou - No me extraña que los Untenshu tuvieran una reputación tan buena - Isae la medio escucha desde la pequeña mesita donde tiene desplegado el libro de ruta. Ya no queda mucho para llegar a Mibu, y después de lo que pasó en Gunkanjima no sería de extrañar que la soldado quisiera volver a su antiguo (y más seguro) puesto en la guardia de la estación. Suzume no ha dicho nada al respecto, pero la posibilidad está ahí y no deja de martirizar a Isae. Aunque por otro lado Suzume parece haberle cogido el gusto a pilotar la hayajiro.

Sí, y en cuanto sea una conductora cualificada a nosotras nos darán la patada - maldice Korusu - ¿No te das cuenta? Ella es... normal, y nosotros un bicho raro. Además todavía nos guardan rencor por lo que pasó a las afueras de Shimonoseki ¿Por qué no dejas de hacer el idiota? ¡No sigas enseñándole, estúpida!

¿Lyashi-san? - Suzume se encuentra ahora delante de Isae, mirándola con preocupación - ¿Te preocupa algo?

¡SÍ! - aúlla Korusu - ¡¿QUIÉN DEMONIOS ESTÁ PILOTANDO LA RYUGUJOU?!...

Pasarela externa de la locomotora de la Eisenfaust

El kabane más adelantado de la horda con el corazón hecho pedazos por el disparo de Sakura. Tira de la palanca para meter un nuevo proyectil en la recámara, pero el ruido que hace el arma le indica que ya no le queda munición.

Toma - dice Izume tendiéndole un saquito. Después de toda una mañana combatiendo a los kabane que intentan acercarse a la vía incluso él tiene aspecto cansado - Me he enterado que dentro de poco llegaremos a la estación de Mibu, y que la señora de la estación siempre está reclutando gente para su guardia. He estado pensando en bajarme de la Ryugujou e intentar asentarme allí ¿Qué piensas hacer tú? ¿Quieres estar haciendo esto toda tu vida?...

El primer momento de consciencia me produce cierta aprensión, ya que no recuerdo si al final he logrado llegar o no a la enfermería. El ligero olor a antiséptico hace que recuerde cosas, como retazos de sueños que no sé si son reales o no. Una puerta que chirría al empujarla, el golpetazo contra una cama. Gritos. Mi negativa tajante a que Arisa, la bruja morena o la pequeña me pongan una mano encima, aunque sea para curarme. Hay algo más con referencia a ellas pero no logro recordarlo, tiene que quedar para luego.. Dolor terrible en las quemaduras, y el frescor de las sábanas. Una linterna en los ojos. O estaba en la enfermería o estoy bien jodido...

Abro los ojos despacio y la claridad me molesta, frunzo el ceño e intento llevarme la mano izquierda a los ojos para frotármelos. No puedo mover el brazo, me pesa demasiado. Como toda esa mitad del cuerpo. Respiro hondo a punto de tener un ataque de pánico, las pocas neuronas que ahora mismo están activas en mi cerebro empiezan a pensar en que quizás todos los golpes que me he llevado me hayan provocado una lesión de algún tipo, que me haya quedado lisiado. Pestañeo con fuerza e intento incorporarme, y tampoco lo consigo. No puedo mover el lado izquierdo de mi cuerpo y como paso previo a ponerme a gritar tomo aire a tope. Entonces noto la mano en la mejilla y dejo escapar todo en una brusca exhalación. Es Chihiro, está apoyada en mí, es su peso el que no me permite mover esa mitad de mi cuerpo. Casi me desmayo del alivio.

Uso mi brazo izquierdo para apretarla contra mí por la cintura, y enmarco su rostro con mi mano derecha. Levantar la cabeza para poder besarla me cuesta trabajo, así que uso la mano que tengo en su mejilla para poder acercar su cara a la mía y poder continuar el beso mientras vuelvo a apoyar mi cabeza en la almohada. Tengo que parar mucho antes de lo que desearía, pero la mantengo pegada a mí, apoyada en mi pecho y con mi mano derecha acariciando su cabeza.

-¿Estás bien?.- Levanto la cabeza un segundo para mirarla, intentando encontrar rastros de heridas o lesiones.- Perdona el susto que te he debido de pegar...- Después de comprobarlo vuelvo a recostarme y le apoyo la mano en la cintura, procurando que esté cómoda. Semejante momento de tensión después de estar tanto tiempo quieto ha provocado que tenga que respirar más agitado de lo normal, aunque no es el único motivo.-¿Cuánto tiempo ha pasado?. ¿Están todos bien?. ¿Me....- tartamudeo un momento, tengo miedo de lo que me tenga que decir a continuación.- Me he hecho mucho daño?.

Sakura carga en silencio su arma y vuelve a disparar antes de mirar a Izume apoyando su arma en el hombro

-"¿En MIbu,Izume?¿Es que te apetece morir joven?"-mira de reojo a los atacantes para ver si le da tiempo a acercarse a él y apoyar la cabeza en su fuerte pecho-"Izume,te quiero,yo iré donde tú vayas,no pienso volver a separarme de ti"-alza la cabeza y acaricia con ternura el rostro del hombre-"Y no tengo miedo al compromiso,mi amor,yo quiero estar todo lo que me quede de vida junto al hombre que amo,que eres tú"-

Era curioso, normalmente aquí abajo era como mi santuario. Un lugar tranquilo donde cualquier persona era una molestia enorme e incluso Takeshi simplemente era ignorado sino estábamos en estado de emergencia. En cambio con Kagura era distinto, algo que me simplemente me calmaba y centraba con ella era hasta divertido. La mujer mostraba la misma pasión entre engranajes que al mando de una locomotora y no hacía otra cosa que brillar aún más.

- Los extranjeros nos llevan años de ventaja en cuanto a tecnología se refiere, así que no es de extrañar que la Lady Lovibond pueda cargarnos y por aquí todo perfecto también- le comento sin ninguna clase de acritud y contento que por una vez la Ryugujou funcionase sin ningún contratiempo.- A saber que es lo que pasaba por esa cabezita tuya sobre porque nos gustaba estar aquí.- añado fingiendo un poco de indignación mientras le paso el dedo aun manchado de grasa por la nariz mientras sonrío y me aparto para evitar su posible venganza cuando me limpio ambas manos. En ese momento la puesta se abre y entro en tensión al asumir al igual que Kagura que la que venía era Lyashi. Si nos veía así era capaz de intentar darme los mismos consejos que a Takeshi y ni por todo el oro de Hinomoto iba a pasar por eso, sin embargo es otra mujer a la que ni reconozco por lo que cuando se acerca con la bandeja y esa expresión no se como reaccionar. Además me llamaba Asano-sama, ni siquiera el resto de ingenieros a mi cargo usaban ese honorífico. Un poco incómodo termino por aceptar la bandeja mientras intento encontrar las palabras.

- No fue nada que no hubiera hecho cualquiera.- consigo al fin decir mientras me rasco la parte de atrás de la cabeza y mantengo la bandeja con la mano libre.- Además la que realmente os salvo fueron Kouzumi-sama y Mogami-sama yo solo me encargue de esas bestias.- no quería sonar demasiado seco así que termino por añadir timidamente.- Pero me alegra que os guste la vida en la Ryugujou, eso os hace parte de la familia. Si cuando el pequeño crezca muestra algo de interés por la mecánica estaré encantado de enseñarle todo lo que hay que saber.- y curiosamente me sale una sonrisa genuina ante la idea en vez de mi mueca, estaba claro que todo este viaje me había cambiado aunque no del modo que creía. Lo cuál seamos sinceros era una bendición.

Arisa permanece en silencio mientras los dos científicos discuten con Tomohiro y Alma los posibles usos tanto de la niebla azul como del humo rojo. Por un momento, se queda mirando sus manos, recordando cómo había sido capaz de salvar la vida de uno de los infectados. Si fuese tan simple como eso... Pero ni siquiera yo podría hacerlo en un pueblo entero contaminado. Es entonces cuando se fija en la mirada de Tomohiro y decide retomar la discusión en su lugar. 

- Si Die Kriegshunde todavía tienen la fórmula, no podemos destruirlo sin más. - responde primero a lo dicho por Alma - Nuestro deber es llevarlo ante el emperador y que sea él quien decida el uso que se le debe dar. Sin embargo... - se queda pensativa unos momentos, antes de alzar la cabeza - La opción más sensata sería utilizar la niebla azul para crear una cura, a la vez que se busca a los miembros restantes de la organización y todo aquel que sepa la fórmula para crearlo. Independientemente de lo que decida el emperador, son ellos los que pueden suponer un problema tanto en Hinomoto como en el resto de países. La única forma de evitar esa posible destrucción mutua es tener un remedio que haga ese arma inútil o terminar con uno de los dos bandos... Y esperar que no sea demasiado tarde. Por muy poco que nos guste.

Termina frunciendo los labios y girando la cabeza hacia Tomohiro, esperando su opinión. No podemos deshacer lo que ya se ha hecho... Después se acerca un poco más a él y le habla en voz baja.

- Mogami-sama, si sigue teniendo dudas, puedo intentar ver el nuevo rumbo de la Ryugujou...

Esta vez si que se encontraba muy pegada a Tomohiro, sus manos casi rozandose, pero sin llegar a hacerlo. Aunque ya solo eso reconfortaba a la guardaespaldas. Percibió su mirada inquisitiva, preocupada y sintió deseos de abrazarlo y protegerlo de todas aquellas decisiones que dividian su alma y lo cargaban de responsabilidad infinita.

Escuchó lo que decía Arisa y comenzó a asentir según la psiquica iba hablando, conforme con lo que ella decía. No podían quedar desprotegidos contra el enemigo mientras ellos siguieran teniendo ese arma en su poder.

- Completamente de acuerdo con ella - dijo lanzando una última mirada de reojo a Alma, sabiendo que se iba a disgustar con sus respuestas

Chihiro se levanta y empieza a estirarse su arrugado uniforme - Están todos bien, tranquilo. Han sido varios días de no parar, entre atender a los heridos de la batalla y cuidar de ti. Perdimos... perdimos a muchos tripulantes, así que los vagones que nos quedan están ahora un poco más vacíos ¿Te acuerdas de la Lady Lovibond? Resulta que nos ayudó a escapar de Gunkanjima y ahora viene detrás de nosotros. Cromwell-sama está ahora en una reunión en el camarote de Mogami-sama, intentando decidir con los proyectiles de humo rojo y niebla azul que hay en la Eisenfaust - aparta la mirada - Y... esto... estamos a punto de llegar a Mibu...

Izume sonríe y derriba otro kabane de un certero disparo al corazón - Tengo familia y contactos en Mibu. Puedo rehacer mi carrera militar allí y tú puedes rehacerla conmigo si quieres. Una estación asediada día y noche por kabane no puede ser mucho peor que esta locura a la que acabamos de sobrevivir ¿No? Además yo podría... podría... - dispara a otro kabane amputándole una pierna - Lo que realmente quiero decir es que puedo ofrecerte una buena vida... a mi lado... yo... - otro disparo que ni siquiera roza su objetivo - Dime ¿Te casarás conmigo, Sakura?...

¿De verdad? - dice Mae a punto de reventar de alegría - ¡Sí! ¡Por supuesto que aprenderá contigo, Asano-sama! ¡Muchas gracias! - Se pone de rodillas y pega la frente al suelo - Trabajará duro. Lo prometo. Muchas gracias - se levanta y se dirige hacia las escaleras - Espero que le guste la comida. La he hecho yo personalmente ¡Que aproveche!

Kagura la ve marchar con una sonrisa llena de ternura en los labios - Eres consciente de lo que acabas de prometerle a esa mujer ¿Verdad? - le pregunta a Hideo - Un mecánico de hayajiro es una posición mucho más elevada que la de un simple peón - coge unos palillos para llevarse a la boca un trozo de humeante pescado - ¡Delicioso! - mirada de desconfianza a Hideo - No estarás teniendo pensamientos pervertidos con ella ¿Verdad?...

Tomohiro niega con la cabeza ante la oferta de Arisa - Te lo agradezco mucho, Furuhashi-san, pero lo único que necesitaba era consejo y apoyo, y eso ya me lo habéis dado Koizumi-san y tú. Muchas gracias. - Hace una reverencia de agradecimiento a las dos.

¿Qué será entonces? - pregunta Alma

Entregaremos a Ohsumi-sensei y Kuroda-sensei junto con la mayor parte del humo rojo y la niebla azul al emperador Aragane. Que los dioses les otorguen sabiduría para saber qué hacer.

¿La "mayor parte"? - Alma enarca una ceja.

Si Fukui-san y Ueno-san acceden a seguir a mi servicio les dejaré experimentar con esos gases. Tal vez, con tiempo y el patrocinio tanto mío como el de Fukui Tomoe-sama logren encontrar una cura. Además, la niebla azul les servirá para proteger Mibu.

¡Yo también quiero quedarme! - protesta Masanobu - Puedo ser útil y además todavía tengo que estudiar a Asano concienzudamente.

No lo dudo - replica Tomohiro - Pero tu presencia resulta muy molesta para mi jefe de mecánicos y, siendo sinceros, le prefiero a él.

Pero... - empieza a decir Masanobu.

Ya he tomado una decisión - le interrumpe Tomohiro - Shimazu-Tai-sa ¿Has hecho lo que te pedí?

Sí, señor - el gigante le entrega una tablilla con una hoja de papel a Tomohiro.

Es mucha gente ¿Seguro que necesitamos a tantos?

Perdimos a mucha gente en Gunkajima, señor - responde Shimazu - También hay muchos que quieren abandonar la Ryugujou en Mibu.

Tomohiro lanza un suspiro y le devuelve la tablilla - Tampoco puedo culparles. Muy bien. Doy por finalizada esta reunión. Podéis iros.

Cuando Yûki se dispone a marcharse Tomohiro le pide que se quede con un suave tirón de la manga...

To love's end

Tomohiro espera a que todos se hayan marchado antes de levantarse y dirigirse a una estantería - Cuando construí la Ryugujou quería crear una forma segura de viajar entre estaciones, y una plataforma desde la que combatir eficazmente a los kabane - suspiro - Pero hemos sufrido más daños y más pérdidas a manos de los vivos que de los muertos. Die Kriegshunde, el Kokuryukai, experimentos con los kabane, la plaga convertida en arma... A veces me pregunto si el mundo se ha vuelto loco o si soy yo el que no se ha enterado de los cambios que ha habido por tener la nariz metida en libros de ingeniería - coge una pequeña caja de palisandro y se acerca a Yûki - Sin embargo, si algo he de agradecerle a este mundo es el haberte conocido. Nunca has dejado de protegerme ni de apoyarme, incluso en los peores momentos - se frota el codo donde recibió la herida que le infectó con la plaga - Si sigo vivo y al mando de la Ryugujou es gracias a ti.

Abre la caja descubriendo una aguja para el pelo primorosamente adornada con una flor de coral y varias perlas negras - Por eso yo... quería pedirte que aceptaras esto... como prueba de mi amor y - traga saliva. Su cara está roja como un tomate -... como regalo de compromiso...

Arisa vuelve a su camarote dándole vueltas a todo lo sucedido. Allí se encuentra con Sachiko, que está haciendo flotar en el aire un grueso tornillo y una tuerca, intentando enroscar el primero dentro de la segunda. Sin embargo aún es torpe y lo máximo que consigue hacer es que choquen con un suave tintineo metálico.

Estoy aprendiendo a mover cosas con la mente - dice la niña con voz ausente - Pero es difícil - deja caer las piezas de metal en su regazo y las enrosca con las manos - Fukui-sama ya se ha despertado. Pensé que querrías saberlo. Está en la enfermería hablando con Ueno-san...

Cuando se levanta me siento con cuidado en la cama y miro los vendajes. Paso las piernas por el lado del camastro, replanteándomelo seriamente cuando veo que evidentemente estoy bastante parcheado, y sin poder evitarlo hago una mueca. La madre que me...van a matarme...me van a hacer pagar todos los disgustos con intereses...

-Lo único que he podido deducir acerca de cómo estás es que no has dormido nada, Chihiro-chan.- Comento con voz tranquila. No quiero saber ni cómo tengo el cuello, pero por lo sordo del dolor de las quemaduras me da a mí que esas cicatrices también se quedan. Empiezo a buscar con la mirada ropa limpia que ponerme, aunque sea un kimono de enfermo.- Fue una masacre...-digo en voz muy baja, y pestañeo con rapidez intentando abarcar toda la información que me está dando.- Claro que la recuerdo. ¿El resto de oficiales está en la reunión?. ¿Te has quedado para cuidar de mí?. No hago más que incordiarte...creo que si están todos allí deberíamos ir ahora mismo.- La atajo antes de que se ponga en Doctor Full Mode.- Con cuidado y despacito. Y después me ducharé, si eso no fastidia tu buen trabajo...- Empiezo a vestirme mientras sigo hablándole, poniéndome de espaldas y procurando sonar tranquilo y no dirigir exageradas miradas a todas las nuevas marcas que tengo repartidas por el cuerpo. Me da tiempo a mirar por encima de mi hombro para advertir cómo retira la mirada cuando menciona mi casa, y le dejo un par de segundos de tranquilidad mientras termino de abrocharme la camisa. Después me giro y me siento (más bien me dejo caer con mi elegancia característica) de nuevo en el camastro. Con suavidad le cojo la mano y apoyo mi mejilla en ella, descansando mi cara en su palma. - Muchas gracias por haberme cuidado, Chihiro.- Digo con seriedad.-  Tengo un par de cosas que solucionar, pero me gustaría pedirle a Tomohiro-dono que nos case al llegar a Mibu. Querría que madre estuviera presente, si a ti no te parece mal.- Sigo hablando con suavidad.- Después podríamos terminar nuestra misión y pensar en lo que queremos hacer luego. A no ser que quieras quedarte en Mibu, claro...- le doy un beso muy leve en la cara interna de la muñeca y sonrío como sacándole hierro al asunto. Se lo he hecho pasar muy mal y creo que se está controlando para no soltarme una docena de gritos o algo...la verdad es que no lo sé, todo esto es nuevo para mí.- O si no quieres esperar un poco más para que tu familia esté presente, o has decidido que casarte conmigo no te va a dar más que disgustos...

Si ya me sentía algo incómodo antes aún peor es cuando se postra ante mí y no calla en agradecimientos como si estuviera ante un kami. Sin poder decir nada y ya de paso moverme termino por contemplar como la mujer se marcha aún procesando lo que acaba de pasar.

Así de distraído estoy cuando al fin la voz de Kagura me hace volver al mundo de los vivos.

- ¿Qué...? Solo le he prometido enseñarle, luego dependerá del chico y solo si es lo que realmente quiere.- le contesto recuperando un poco el aplomo y terminando por sonreír ante esa última mirada que me lanza.- Ya sabes como es la mente de un hombre, tantas horas aquí abajo y cuando se presenta una mujer amable se nos va la cabeza.- comento con tono despreocupado pero atento a un posible golpe de llave inglesa, sea como sea la agarro antes de que haga nada más y la beso con ternura pero decisión en los labios.- Lamentablemente, en mi mente solo hay sitio para cierta pelirroja, ¿crees que tengo alguna oportunidad?

Tras escuchar la orden de Tomohiro, Arisa asiente y se vuelve a quedar en silencio, frunciendo los labios al escuchar sobre el noble y la doctora. En cuanto la reunión termina, se despide con una reverencia de él y vuelve a la habitación. Sonríe un poco al ver a Sachiko entretenida de esa forma con los objetos y le acaricia la cabeza una vez ha terminado, para no desconcentrarla.

- Siempre es difícil al principio. Intenta visualizarlo como una extensión de tus propias manos y será mucho más fácil. - le contesta suavemente, dando un respingo al escuchar eso - ¿Está bien? ¿Sigue herido? Q-quiero decir... - la psíquica sacude la cabeza - Gracias, Sachiko-chan. Inten... Iré a hablar con él. 

Todavía nerviosa, Arisa sale de su camarote con pasos más apresurados de los que suele tener, llegando mucho más rápido de lo que esperaba. Al llegar allí, se queda con la mano a punto de tocar a la puerta, mordiéndose el labio y con la mano algo temblorosa. Dijo que teníamos que hablar pero... ¿Seguirá enfadado conmigo? O tal vez... ¡No, no, no! Está claro que estará mejor con Chihiro-san que conmigo. Pero aún así... Arisa se sujeta la mano temblorosa con la otra, y llama a la puerta, dando un respingo y un par de pasos atrás, tomando aire e intentando parecer lo más serena posible.