Partida Rol por web

Hay una barrera de troncos bloqueando las vías, Mogami-sama - explica Natori-san - Hemos caído en una emboscada ¿Qué hacemos?

Miserables - maldice el noble - Natori-san, vaya al primer vagón y empiece a retirar los troncos con la grúa - se vuelve hacia uno de los soldados que le han escoltado a él, a Arisa y a Takeshi hasta la locomotora - Ve hacia atrás y localiza a Shimazu-san. Dile que necesitamos a un artillero en el cañón ya.

En ese momento dos pequeñas explosiones sacuden el blindaje de la locomotora...

Una visión acude a la mente de Arisa con la primera detonación

Una niña pequeña. No tendrá más de siete u ocho años. Atada en una sucia tienda de campaña, con los ojos empañados por la tristeza y el cuerpo marcado por moratones y heridas. De alguna manera, la pequeña está relacionada con el ataque a la Ryugujou...

Natori-san ha conseguido frenar la Ryugujou a tiempo para evitar que descarrilase al chocar contra una barrera de gruesos troncos de árbol tendidos sobre la vía. Sin embargo esa era solamente la primera parte de la emboscada: docenas de bandidos empiezan a surgir entre los árboles lanzando bombas caseras contra la hayajiro, gritando y disparando rifles y pistolas de vapor. El blindaje resiste sin problemas las pequeñas bombas, pero a diferencia de los kabane los humanos vivos sí saben abrir puertas..

El registro de los dos últimos vagones demuestra que no quedan más kabane a bordo, pero la tripulación del vagón artillado se ha perdido por completo.

Maldición - gruñe Shimazu - ¿Alguno de vosotros sabe manejar este trasto? - pregunta refiriéndose al cañón de vapor

¿Para qué, señor? - pregunta cándidamente un soldado novato.

La respuesta le llega en forma de gritos y explosiones desde el exterior: una turba de bandidos ataca a la hayajiro por ambos flancos con bombas y disparos...

Genial, no es suficiente con los kabane que seguimos matándonos entre nosotros...

Por fortuna los asaltantes no parecían haber reparado aún en mi y los disparos son bastante aleatorios pero lamentablemente estaba cansado del combate anterior por lo que tampoco podía hacer nada demasiado alocado. Por otro lado los soldados estaban en los últimos vagones e iban a tardar un rato en llegar así que había que ganar tiempo.

Considerando mis posibilidades mientras me pongo detrás de la chimenea de la locomotora, se me ocurre una idea por lo que busco un bandido que este apunto de lanzar una de esas bombas y le disparo para que esta haga destrozos entre sus propios compañeros.

Siendo consciente de que esto indicara donde estoy salto rápido entre los vagones y así de paso comprobar la situación dentro.

Yûki estaba hablando con el jefe de la guardia cuando volvió a reaparecer el grandullón. Se acercó a él y con rostro cándido se inclinó hacia su oido

- Zuijander-san, como vuelvas a llamarme enana te voy a arrancar los testiculos para dárselos de comer al próximo kabane con el que me cruce. Mi nombre es Yûki - se apartó de él para ir en busca de su señor, pero algo sucedia fuera

- Jo... otra vez - compuso un mohin de fastidio antes de volver a retomar en sus manos el rifle y acerarse al cañón - ¿Me deja ver si puedo hacer algo? - le preguntó con candor a Shimazu

La cosa se pone cada vez peor…como de costumbre. Con los brazos cruzados y mirando fijamente la consola de mandos escucho las instrucciones que Mogami-sama da al soldado, y luego las dos pequeñas explosiones que deben haber dado en el blindaje lateral de la locomotora. Prefiero no pensar en a qué nos enfrentamos si esos impresentables consiguen entrar (aunque en mi cabeza se forman algunas imágenes poco halagüeñas), y casi sin darme cuenta doy un paso al frente.

-Señor, yo he recibido entrenamiento en artillería, y mientras no encuentren a alguien mejor…- hago especial hincapié en el “alguien mejor”. Me han adiestrado como artillero hasta cierto punto, pero nunca fui el alumno mas aventajado: lo mío es arreglar cosas, no lanzarlas por los aires. Aunque tengo que reconocer que ver algo explotando tiene un extraño efecto relajante en mí, será eso de dejar salir la adrenalina. Ese pensamiento provoca que se me escape una media sonrisa, además de que acabo acordarme de qué le ha pasado al anterior equipo de artilleros. Tú adelante, Takeshi, no vaya a ser que la muerte te encuentre viejo y en la cama...- Me ofrezco para manejar el cañón.

Tras la amenaza de Yûki, Kotaro se queda mirándola fijamente con una expresión de muy pocos amigos, todavía dentro de su estado de frenesí. Sin embargo, tras unos segundos su respuesta no es más que una fuerte carcajada que retumbó por todo el vagón -- ¡¡JAAJAA!! ...Mensaje recibido… Yûki-chan – pronuncia “chan” de manera destacada, haciéndose evidente que busca divertirse a costa del mal humor de la chica.

Por otro lado, el hecho de que estuvieran siendo atacados por bandidos le puso en tensión por la mera situación hostil, pero en cierta medida también le relajó. -- ¿Hay humanos que pueden sobrevivir fuera de las estaciones? Ésta podría ser mi oportunidad para librarme de un destino de mierda; ¿quizá debería unirme a estos tipos antes de que sea demasiado tarde? – Se queda pensativo, tratando de decidir hacia qué lado debería inclinarse la balanza.

Sin ponerse especialmente nervioso observa a Shimazu, divertido, disfrutando de la manera en la que el jefe de guardias busca lidiar con la situación.

Acercándose a uno de los soldados que parecía más distraído le pregunta -- ¿Cómo coño puede haber humanos fuera de las estaciones? ¿Cómo pueden sobrevivir?

A pesar de su insistencia por volver atrás, Arisa simplemente asiente y se mantiene callada ante la orden de Tomohiro. Al llegar a la locomotora, la joven frunce los labios, y en el momento de impacto del primer cañón cierra los ojos y los vuelve a abrir, mirando a su alrededor como si estuviera confundida de estar allí.

- Tienen una rehén, Mogami-sama. Una niña pequeña de pelo negro y unos ocho años, está en una tienda de campaña, atada y herida. Podría ser alguna noble, estoy segura de que tiene algo que ver con el ataque. - dice rápidamente. Luego murmura - Veré cuántos nos atacan...

Cerrando de nuevo los ojos y concentrándose, Arisa deja que sus ojos y su mente se alejen de su cuerpo, observando los alrededores de la locomotora, buscando a todos los enemigos y alguna tienda en la que esté la niña.

El disparo de Hideo no consigue acertar a su objetivo, pero éste se distrae al sentir la bala rozándole el tiempo suficiente para que la mecha se agote y la bomba le explote en la mano. El bandido es arrojado a varios metros de distancia con un enorme agujero donde deberían estar su brazo y la mitad del tronco y la cara.

¡Maldito! - grita uno de los bandidos. Cuatro bombas se acercan trazando un arco hacia Hideo...

Tú y tú - dice Shimazu - Ayudad a Koizumi-kun a disparar ese trasto.

Los dos soldados cargan los cañones mientras Yûki examina rápidamente los mandos. Realmente nunca ha recibido entrenamiento formal con ese arma, pero lo ha visto hacer las veces suficientes para hacerse una idea. Se sienta en el sillón y pega la cara al visor, en el que aparecen unas marcas en forma de rayas que supone que significan la distancia. La cabina rota emitiendo suaves siseos de vapor respondiendo a los mandos suavemente manejados por la chica. El problema son los árboles, que actúan como cobertura para los bandidos...

Yûki se encierra en la cabina del cañón de vapor ignorando las provocaciones de Kotaro. Siguiendo las órdenes de Shimazu los soldados están abriendo las aspilleras y asomando sus rifles de vapor mientras las bombas llueven sobre la hayajiro.

¡No os preocupéis! - dice Shimazu - Esos petardos no pueden atravesar nuestro blindaje ¡Acabad con todos!

¿Cómo coño puede haber humanos fuera de las estaciones? ¿Cómo pueden sobrevivir?

Moviéndose continuamente, huyendo de los kabane y asaltando pequeñas hayajiro - responde el soldado sin dejar de disparar - Pero esta vez no van a tener suerte. El único inconveniente es que sus cadáveres putrefactos atraerán a los kabane. Más trabajo para los soldados del Kongoukaku - mira a Kotaro de reojo - Si estás pensando en desertar es mejor que lo olvides. Aunque consiguieras escapar de nosotros no creas que esas bandas aceptan a cualquiera...

El poder de Arisa no es lo bastante fuerte como para llegar hasta donde se encuentra la niña, aunque eso no le impide tener una horrenda visión: un hombre ensangrentado y y con la cara deformada por un rictus de cólera demente apuntando a la niña con una pistola de vapor. Hay un fogonazo sin ruido. La visión termina con la niña tirada en el suelo con la cabeza convertida en un cráter humeante...

Antes de que Tomohiro pueda responderle a Takeshi o Arisa empiezan a escucharse las terribles detonaciones del cañón de vapor.

Parece que Shimazu-san lo tiene controlado, Takeshi-kun - dice Tomohiro - Pero es bueno saber que en caso de necesidad podrás manejar el cañón.

Se escucha un golpeteo sobre el techo de la locomotora: ruido de pasos que van hacia delante.

¿Qué están haciendo esos bastardos? - pregunta el noble mirando al techo...

Tal y como suponía mi disparo les dejó clara mi posición, lamentablemente no había saltado a tiempo para esconderme, así que puedo comprobar con bastante horror como caen varias de estas bombas hacia mi posición, y seamos sinceros tampoco quería quedarme a verlo así que sigo con mi plan inicial e intento guarecerme en el hueco que hay entre la locomotora y el primer vagón.

Cuando uno no tiene poderes, sabe perfectamente en qué tiempo está. El futuro es algo incierto, el presente es lo que puede notar a través de los sentidos y el pasado sólo se puede recordar, no vivir. Pero para Arisa, el tiempo simplemente está, sin importar en qué punto de él se encuentre ella. El futuro, el presente y el pasado se pueden sentir y vivir, no siempre, no a la vez, pero sí de forma que pueda llegar a resultar confuso.

- ¡NOOO! - chilla horrorizada al tiempo que abre los ojos. Al ver a Tomohiro, se tapa la boca con ambas manos e inclina la cabeza - Lo siento, Mogami-sama... La niña está... estará... est... - a pesar de intentar mantener la calma, los hombros de Arisa tiemblan visiblemente y las palabras se las comen sus sollozos, mientras las lágrimas dejan surcos salados en sus mejillas - Van a matarla si no... si no hacemos nada. - "Y si no lo han hecho ya..."

Esperando la respuesta de Tomohiro, la psíquica levanta la vista al oír los pasos del tren y frunce los labios. Su vista se concentra en el techo y en intentar atravesarlo, pero los nervios sólo le permiten encontrarse con metal y más metal frente a ella.

Viendo que Shimazu parecía tener la situación bajo control, Kotaro se acerca a una aspillera y mientras simula estar apuntando, responde al soldado.

-- Vamos, vamos. ¿Qué te hace pensar que tan siquiera se me pasaría por la cabeza desertar? ¿Cómo podría si no servir a los designios de nuestro querido –dispara su rifle de vapor— sabio –vuelve a disparar— y sagrado emperador –dispara una vez más-- ?

>> De todas formas, ¿cómo sabes que estas bandas no aceptan a cualquiera? No habrás sido un rufián que intentó desertar, ¿verdad? –le pregunta, intentando incomodarle mientras de una manera muy artificial se hace el digno, buscando sonsacarle algo más de información.

Intento respirar tranquilamente, por lo menos es una ventaja que haya alguien a cargo del cañón, un problema menos. A la chica parece que le da un ataque, y mientras oigo sus gritos soy consciente de los pasos en el techo. Lo primero es intentar evitar un ataque de pánico. Empiezo a hablar con voz suave y sedante, como cuando hablas con un caballo asustado, sin acercarme a ella y sin siquiera mirarla.

-Respira hondo, Hime-sama.- Vale, se le ha quedado...- Cuántos más detalles nos des acerca de lo que has visto...-  ahora sí empiezo a recordar lo que me han contado de ella.- Más detalles podremos darle al equipo que vaya a rescatar a la chibi.- Vuelvo a mirar al techo, el sudor frío recorriéndome la nuca. Me esfuerz en recordar lo que hay delante de nosotros, hacia dónde se dirigen los pasos. La sala de control y máquinas. Las dos tolvas, que contienen litros y litros de combustible. Joder...me muerdo el labio con fuerza, procurando pensar con frialdad y no en la imagen de una chiquilla muriendo, explosiones ó secuestros.- Mogami-sama...¿esos desgraciados no podrán inutilizar la grúa ó acceder al interior de la locomotora desde la parte de arriba de la Ryugujou , verdad?. Digamos para destruir la maquinaria, tomar la locomotora al asalto o Dios sabe qué.- Miro dudoso a la joven, intentando comprobar si el ataque de histeria va remitiendo o si va a haber que llamar a Chihiro. Y no quiero asustarla más de lo que ya está. - Creo que es mejor que envíe un equipo al techo...

Tirada de Voluntad + Influencia +5 (Carisma) -3 (El soldado está rodeado de los suyos y es más difícil intimidarle)

Ten en cuenta que los otros soldados reaccionarán negativamente ante un intento muy notorio de intimidar a un compañero.