Partida Rol por web

Cuando la Ryugujou se marchó de Mibu nuevos soldados se habían unido a su tripulación, reclutados entre los soldados de la guardia de la estación. Sin embargo también hubo dos pérdidas: Por un lado Minami Sonbei, que fue hallado muerto con dos cuchilladas en la espalda y el costado medio, su cadáver abandonado entre las vías de la Ryugujou y la Lady Lovibond. La otra ausencia es la de Kotaro Zweihander, el soldado mestizo que Tomohiro sacó de la cárcel en Kongoukaku. A falta de una explicación mejor lo que Tomohiro cree es que Kotaro aprovechó que se quedó a solas con Sonbei tras ser expulsado de la casa Naraku para asesinarlo, escaparse y recuperar la libertad. Sólo Shimazu Kuma se opone a esa explicación, pero ni siquiera su fe en el peliblanco puede hacer nada contra la falta de pruebas.

Tras saber de la amenaza del Kokuryukai, Tomohiro ha cambiado el rumbo de la Ryugujou evitando las estaciones grandes y deteniéndose solamente lo imprescindible en estaciones secundarias. Según los cálculos del noble en los días que llevan de viaje han debido de recorrer unas tres cuartas partes del camino hacia Gunkanjima...

Región de Chugoku

Lyashi-saaaaaaaaaaaaaaan - dice Kagura con tono de sueño - Me toca conducir. Descansa un rato.

Derrengada por su dura jornada de trabajo, Lyashi se levanta del asiento del piloto y se deja caer en el catre que las dos conductoras han puesto junto al puesto de radio. Desde que salieron de Mibu ambas han estado prácticamente recluidas en la cabina haciendo nada más que las salidas indispensables.

Ay, mi pobre Ryugujou - dice Kagura acariciando los controles - Cuánto te hacemos trabajar ¿eh?

Por suerte a Lyashi no le costó mucho trabajo ganarse la confianza de Kagura. El entusiasmo genuino de la psíquica por conducir la poderosa hayajiro resultó ser la mejor manera de vencer su reticencia inicial, hasta el punto que ambas ya se llaman por el nombre.

¡Buenos días! - saluda Suzume entrando en la cabina. En las manos lleva una enorme bandeja repleta de comida. La soldado se ha convertido en una compañía casi constante durante el largo encierro en la cabina - Me he dado cuenta de que habéis faltado al desayuno, así que le pedí a Yuuma-chan algo para llenaros el estómago.

Kagura la mira de reojo mientras su estómago lanza un gruñido - Muchas gracias - bostezo - Kotori-chan.

Suzume bufa irritada. Ha intentado que Kagura dejara de usar ese mote con ella (1) pero a la conductora le resulta demasiado divertido - Vaya, entonces supongo que Lyashi-san y yo podemos comernos esto, ya que tú no tienes hambre.

No seas mala, Kotori-chan - Kagura se levanta e intenta coger un cuenco de la bandeja, pero Suzume gira poniéndola fuera de su alcance.

¡Mooooooooooo! ¡Tengo hambre! - protesta Kagura.

Mientras las dos chicas se pelean Lyashi-san disfruta tranquilamente de su desayuno. Su siguiente parada es la estación de Akaiwa y todavía tardarán bastante en llegar a ella. Primero tienen que llegar al cambio de agujas y tomar el desvío para evitar Okayama, la capital de la región.

¡O me das esa comida o desayunaré gorrión frito!

¡Más quisieras! ¡Muerta de hambre!

Lyashi se levanta y se aleja de ellas antes de que le vuelquen el humeante tazón de ramen que Yuuma ha preparado. La comida está tan buena que sería un crimen desperdiciarla. Mientras pasea junto a los indicadores de los controles Lyashi se fija por casualidad en el indicador de combustible. La comida se le atraganta al ver la posición de la aguja. Después su mirada pasa al indicador del agua.

Tomohiro se ha equivocado en sus cálculos y no hay suficiente agua ni combustible para llegar a Akaiwa. Con un poco de suerte todavía pueden llegar a Okayama...

Vagón artillado

Mientras Hideo termina de hacer el mantenimiento del cañón de vapor Takeshi comprueba que ya no se atasca al girar hacia estribor. Los últimos días han sido bastante ajetreados y Takeshi ha tenido que acudir al cañón en varias ocasiones para disparar contra rebaños de kabane que amenazaban con cortarles el paso. Tras hacer un giro completo en el sentido de las agujas del reloj el fallo la torreta del cañón vuelve a atascarse. Hideo no parece encontrarse muy bien últimamente, aunque hasta ahora el circunspecto mecánico no ha querido hablar del tema...

Los soldados siguen murmurando sobre Kotaro, echando pestes sobre la forma en la que asesinó a Sonbei para escapar de la Ryugujou. Sólo Shimazu se aferra a la idea de la inocencia del ex-presidiario, pero sin tener pruebas de lo que realmente ocurrió tampoco puede decir mucho para defenderlo.

Y Hideo tampoco ¿Qué quería realmente aquella kabaneri? No fue muy explícita respecto a sus intenciones para con Kotaro. Quizá ayudarle a escapar de la Ryugujou era más fácil que sacarle de la cárcel. Y seguro que fue ella la que apuñaló a Sonbei.

Pero no fue quien lo mató...

Vagón de Tomohiro

La pequeña Sachiko llora desconsolada en los brazos de Yûki mientras llama a su madre. Desde hace un par de días la niña ha dormido mal a causa de unas terribles pesadillas. Tomohiro no parece haberse dado cuenta, enfrascado como está en su trabajo. El ritmo de marcha forzado ha conseguido mantener alejados a los enemigos pero a costa de un precio. Todos están cansados e irritables. Especialmente Shimazu. El jefe de guardias no acepta que Kotaro asesinó a Sonbei para escapar de su trabajo forzado como soldado, pero no tiene pruebas de lo contrario y eso le pone de un humor de perros. Por su parte, Tomohiro no quiso ni hablar de la posibilidad de acudir en su búsqueda, lo que ha provocado un roce constante entre ambos desde entonces. Por desgracia la actitud de Shimazu está afectando a Tomohiro más de lo que éste está dispuesto a admitir.

Un par de idiotas.

Un aura gélida empieza a emanar de Sachiko sacando a Yûki de sus cavilaciones. Un par de alas de mariposa hechas de sombra se manifiestan en la espalda de la niña.

Mataré al demonio de ojos amarillos - susurra amenazadora...

Enfermería de la Ryugujou

Aquí tienes, Arisa-san - Chihiro le entrega a Arisa una bolsita de hierbas relajantes para infusión - Son más potentes que las que te di ayer. Espero que te sirvan de algo.

Arisa no ha dormido muy bien últimamente. Desde que Kotaro abandonó la Ryugujou la vidente estaba segura de que el peligro de la ola blanca había pasado, fuera lo que fuera. Sin embargo desde hace dos noches una terrible pesadilla le ha impedido dormir en condiciones.

La hayajiro tiene la forma de la Ryugujou, pero su color es un siniestro rojo oxidado. Las estaciones por las que pasa acaban sumidas en la oscuridad y el silencio de la muerte.

¿Arisa-san? - pregunta Chihiro - ¿Te encuentras bien?...

Me froto los ojos y la frente con los dedos y me aliso el pelo del flequillo mientras intento encontrar la razón de que el puñetero cañón se atasque. Hace un par de días casi me da un sofoco cuando se me quedó clavado durante una de las veces que fui a quitar del medio un rebaño de kabanes que nos estaban haciendo la puñeta. Tras hacer un pequeño ajuste intento dar toda la vuelta en el sentido de las agujas del reloj y casi sonrío al pensar que quizás he logrado solucionar el problema. Y se me atasca.

Suelto un taco entre dientes y me vuelvo a frotar la nuca, pasándome la mano por el pelo en un claro gesto de desesperación. Desde que hemos salido de Mibu apenas he dormido y casi no he comido, limitándome a esquivar a todo el mundo, trabajar sin descanso y quedarme dormido de puro agotamiento. Lo que sí he hecho ha sido beber como mil litros de café a lo largo de unos cuantos días, para evitar el sueño. Al menos cuando disparo a los kabane no tengo que pensar, sólo ver cómo saltan trozos...

Dirijo una mirada de reojo al mecánico, que tiene una pinta incluso más miserable que yo. Está muy callado desde que nos marchamos de la ciudad, incluso más callado que de costumbre, y su comportamiento es un poco raro. Aunque no soy de los que hacen amigos fácilmente he establecido una relación con él y me molestaría que se encontrara mal. Los buenos mecánicos son fastidiados de encontrar.

-Sigue atascándose.- Comento con tono neutro.- Voy a intentar otra cosa pero si no funciona igual tengo que sacar la torreta y revisar los engranajes...puede que se haya metido algo dentro.- Me agacho con la llave inglesa en la mano y empiezo a manipular una de las juntas, intentando encontrar el sitio donde hace tope y se encasquilla. Me quedo un momento callado y trabajando, pensando si meterme en dónde no me llaman o no. Al final me dejo caer sentado al lado del cañón de vapor y apoyo la espalda en él, los brazos reposando en las rodillas flexionadas.- Oye, Hideo...no te molestes pero tienes un aspecto terrible...-Me muerdo el labio justo al terminar de hablar. Soy un puñetero diplomático, sí señor. Aunque la frase no ha sido la más adecuada sí que se nota mi preocupación por el mecánico.- ¿Te encuentras bien?.

Aunque Arisa se alegraba de que Takeshi hubiese decidido seguir con ellos, y la marcha de Kotaro seguía significando buenas noticias para ellos, aunque hubiese sido de una forma tan agresiva, la psíquica no podía quedarse tranquila tras lo sucedido en Mibu. Ni siquiera había conseguido el valor de explicarle a Takeshi que la muerte de su padre era realmente suya, ya que no parecía entenderlo. Lo único que podía hacer era esperar al momento oportuno... Y esta vez se negaba a predecirlo. Arisa había dejado de realizar predicciones, por miedo a que se repitiese una tragedia semejante. Pero esas pesadillas no la dejaban en paz y no podía evitar verlas cada vez que caía en los brazos del sueño.

La joven toma la bolsita y la observa fijamente, con unas marcadas ojeras en el rostro. Últimamente, parecía que deambulaba como un fantasma por la hayajiro. Sus movimientos eran o muy lentos o muy irritados, siendo incluso irónico cómo parecía más "viva" o expresiva que de costumbre. Con lentitud levanta la mirada hacia Chihiro y asiente.

- Gracias, Ueno-san... Espero que me sirvan yo también... - al escuchar la pregunta, vuelve a asentir repetidas veces, con una sonrisa cansada - Estoy... Bien. Sí. - desvía la mirada hacia el resto del vagón, como si fuese la primera vez que lo viera y frunce los labios - Tom... ¿Mogami-sama ha dicho algo de cuál será la próxima estación? O si ha ocurrido algo extraño...

Normalmente trabajar en la maquinaria me hacía sentirme bien, era un trabajo relajante en el que podía abandonar todos los pensamientos a un estado automático donde años y años de aprendizaje ya trabajaban por si solos. Era algo sencillo y controlable, los pasos seguían un orden lógico y el resultado casi siempre era el esperado. Sin embargo llevaba unos días en que esa sensación de bienestar era incómoda. Cuando algo conseguía encajar y la maquinaria fluía siempre tenía un sentimiento de que era lo correcto, sin embargo ahora esa sensación era demasiado similar a la que había sentido cuando perdí el control. Había sido algo horrible y aún así una parte de mí lo veía como algo normal. 

A pesar de ello, seguía disfrutando con la maquinaria entre mis manos, era lo poco que me quedaba que me definía como humano y no pensaba abandonarlo por un momento de debilidad. Así que cuando Takeshi vuelve a accionar el giro de la torreta me coloco desde abajo para comprobar posibles fallos. Definitivamente podía ver donde estaba el problema, al parecer una biela se había desplazado unos centímetros hacia la izquierda y hacia tope para todo el mecanismo.

- Espera Takeshi...- es lo único que le digo con un tono bastante apagado antes de que mueva otras piezas mientras ajusto la pieza suelta.- Creo que con esto ya debería funcionar, vuelve a probar.

Mientras el ingeniero y ahora nuevo señor de Mibu vuelve a activar el mecanismo me hace una pregunta que me deja bastante frío.

- ¿Será que ahora soy un espejo? Porque anda que no pareces una ruina andante.- la respuesta me sale sola y al momento soy consciente de que estaba siendo cruel.- Perdona, no era mi intención... supongo que tengo la cabeza en otro lado.- intento sonreír pero me queda una mueca realmente forzada y seguramente desagradable. Ese hombre había pasado por un infierno hace apenas unos días y aún así se preocupaba por los demás y sin embargo yo estaba siendo un borde. Suspiro una vez, luego dos y al final aún dudando decido al menos contarle algo.- Es sobre lo de Sombei-san... nada olvídalo.- precisamente el ya tenía muchos problemas para encima cargarle con los míos.

Recalibro el dispositivo sin moverme de mi cómodo asiento al lado del cañón y compruebo si gira o no moviéndome lo menos posible. Ante el comentario hiriente del mecánico no puedo evitar sonreír de medio lado.

-Al menos me he puesto la camisa del derecho, deberías felicitarme.- Comento con tono tranquilo y gesto de ingenuidad, haciendo evidente que no me he molestado por su comentario. De todas maneras no parezco una ruina, sólo no estoy en mi mejor momento.- En cuanto consiga dormir estaré bien.- Intento no variar la entonación pero mi voz suena bastante cansada. Es la primera vez que admito que no duermo delante de alguien, y la única razón por la que lo he hecho es porque sé que el pálido chico no va a decírselo a nadie. Me vuelvo a arrebujar contra el cañón y miro al mecánico sin comprender lo que dice acerca de Sonbei. Al final inclino la cabeza hacia un lado.- Si me lo cuentas tal vez pueda pensar en otra cosa aparte de en...lo otro.

Sin querer me rasco levemente la palma de la mano derecha, esperando a ver si cede y me cuenta en qué piensa. Tampoco me apetece nada que lo maten por estar preocupado por otras cosas.

Apenas le he visto desde que salimos de Mibu - responde Chihiro - Ni a él ni a... bueno, a nadie. Todos andan demasiado atareados con este ritmo forzado que llevamos. Es... insano. Siempre trabajando, siempre corriendo, sin hacer paradas, Sachiko-chan y tú tenéis pesadillas, algunos de los soldados que embarcaron en Mibu muestran síntomas de claustrofobia... No... no podemos seguir así. Necesitamos descanso y salir de... de... ¡de esta lata con ruedas! - se tapa la boca avergonzada - Lo siento. Yo tampoco me encuentro muy bien. Me... me... me asfixio aquí dentro ¿Crees... crees que podrías hablar con Mogami-sam? Y por favor, no le digas a Kagura-chan lo que he dicho de la Ryugujou...

Antes de subir a la Hayajiro y emprender viaje que la alejara para siempre de Mibu, la joven morena se reunió con quien iban a ser sus compañeros a partir de ahora y manifestó que su verdadero nombre era Untenshu Isae, y que quería que todos los conocieran y ser conocida así a partir de ahora que empezaba una nueva vida. Podrían seguir llamándola "Lyashi" como hasta ahora si lo deseaban, pues sería como un mote para ella. Las posibles preguntas quedaron para más tarde, pues Tomohiro les llamó para ocupar sus puestos y salir aceleradamente de Mibu. 

Agotada tras una dura jornada de trabajo, Lyashi se dejó caer en su camastro, enjuagándose el sudor con un pañuelo ya sucio de por sí. Miró alrededor con una sonrisa en la boca. El trabajo era duro físicamente, pero nada que no pudiera soportar, es más, lo hacía con agrado. Comparado con su antigua vida ésto era casi un paseo.

Durante los días que habían pasado su yo anterior había ido resurgiendo, recuperando memorias perdidas y habilidades enquilosadas. Su entusiasmo y habilidad innatas le hicieron ganarse rápidamente la confianza de Kagura-san, que le habían dicho que era un hueso duro de roer. Por suerte para Isae, ella tenía mano con la gente y solía vencer las reticencias de la mayoría en muy poco tiempo, y en ésta ocasión no había sido diferente, para sorpresa de muchos. Concedió que el amor que ambas sentían por la Hayajiro había roto gran parte de ésa barrera. Pronto la mala época en Mibu quedaría atrás. 

- Estoy cumpliendo con mi cometido...estoy cumpliendo con mi destino, el de mi familia. Mirarme padres....soy una Untenshu. - gritó en su cabeza, cerrando los ojos con fuerza. 

- ¿Eh?, ¿pero qué dices Kagura-san? Ella soporta ésto mucho mejor que nosotras...es fuerte y poderosa, aún no está cansada siquiera. - dijo Lyashi, sonándose en el pañuelo y pensando que luego tendría que lavarlo. - Ya te gustaría tener un hombre que te diera tanta caña como le metemos nosotras a ella...y tú aguantarla. - soltó, con su franqueza y soltura ganada en los barrios bajos, guiñándole un ojo para que se lo tomara a broma mientras hacía un gesto obsceno metiendo un dedo de una mano en el círculo formado por la otra. Para ella no era un problema hablar de sexo y otras cosas, y más sabiendo que la mayoría de gente no tocaba éste tema por ser casi tabú, al menos en público. También había descubierto que la mayoría de mujeres se cortaban incluso en privado, algo que ella veía como debilidad de carácter. 

-¡Suzume-kun! ¡Te amo con locura!. - dijo, levantándose y yendo a por el desayuno rápidamente al entrar ésta en la cabina. 

Rió contenta mientras veía a las otras dos pelearse, soplando sobre los fideos y cogiendo los palillos para comer. Con un jugoso bocado entre sus dientes, disfrutando del sabor, se levanta y se aparta de aquellas dos que están empezando a empujarse y darse cachetadas, no sea que le tiren la comida, lo que sería un pecado mortal, pues está buenísima. 

Su mirada se detiene en uno de los indicadores, por costumbre, revisando las lecturas mientras engulle su deliciosa comida preparada por Yuuma-chan. Casi se atraganta al darse cuenta que los cálculos son erróneos - Ca...ag....glop.... - farfulla, intentando que la comida le entre por el otro lado. Deja la comida al lado del mapa que están siguiendo y rehace los cálculos dejados por Tomohiro-Sama. Pronto se da cuenta de la verdad que su intuición le ha adelantado. - Ka...kagura-san...no hay suficiente agua ni combustible para llegar a Akaiwa. Con un poco de suerte todavía podríamos llegar a Okayama... Hay que avisar a Tomohiro-Sama. - dijo, mirando a las otras dos. 

Yûki conocia bien aquellas pesadillas. Sabia lo que era despertar completamente aterrorizada sintiendose desorientada, indefensa y frágil. Así que no puede evitar sentirse reflejada en el dolor de la pequeña mientras la mantiene abrazada contra su cuerpo, evitando así que vea la pena en su rostro. Se ha prometido que hará de esa chica una mujer fuerte y tiene que dar ejemplo.

Se aparta un poco cuando observa como se forman aquellas alas y las mira con curiosidad. Coge a Sachiko por los hombros y la mira a los ojos - Claro que si. Pero primero tenemos que aprender a controlar nuestra fuerza, como te expliqué el otro dia ¿te acuerdas? - le sonrió, no como un adulto le sonreiria a un niño al que quiere contentar, si no una sonrisa sincera - Y si me dices quien es ese demonio, yo puedo ayudarte - la soltó para arrodillarse delante de ella mientras esperaba una respuesta

La insistencia del ingeniero me hizo dudar. Por un lado no quería complicar aún más su vida y tampoco es que supiese como iba reaccionar (sinceramente si me llamaba monstruo y salía corriendo no podría culparlo). Por otra parte Takeshi era uno de los pocos de la hayahiro que podía considerar realmente amigo y yo conocía el origen de sus problemas. Al final termino suspirando mientras salgo ya de debajo del rotor de la torreta.

- Deberías tener cuidado con lo que pides.- le contesto con una mueca desanimada.- Cuando volví para preparar la Ryugujou me cruce con Sombei-san y cometí un error terrible...- según voy diciendo esto algunos recuerdos afloran en mi mente y soy incapaz de continuar, aunque la implicación de lo ocurrido ya estaba dicha y cualquiera podía atar los cabos. Así que me quedo mirando a Takeshi intentando intuir su reacción.

¿Eh?, ¿pero qué dices Kagura-san? Ella soporta ésto mucho mejor que nosotras...es fuerte y poderosa, aún no está cansada siquiera. - dijo Lyashi, sonándose en el pañuelo y pensando que luego tendría que lavarlo. - Ya te gustaría tener un hombre que te diera tanta caña como le metemos nosotras a ella...y tú aguantarla.

¿¡QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEE!? - el rostro de Kagura se pone totalmente rojo - ¡N... n... n... no puedes decir esas co... cosas, Lyashi-san! - Yo... yo...

Por suerte para Kagura (Y para fastidio de Lyashi) Suzume llega a tiempo para interrumpir lo que fuera a decir. Sin embargo la observación de Lyashi corta de raíz cualquier ánimo de bromas.

Tienes razón - dice Kagura después de comprobar los indicadores. Su mirada se dirige hacia el interfono que comunica la cabina con el camarote de Tomohiro. La idea de informar al noble de que se ha equivocado la pone muy incómoda - ¿Quizá sería mejor ir a verlo en persona?...

Cuando Sachiko levanta la cabeza mira a Yûki con ojos que sendos pozos de sombras tan oscuras como las que forman sus alas fantasmales.

El demonio de ojos amarillos es... - al darse cuenta de que desconoce la identidad de su verdugo su ira es reemplazada por el miedo. Las sombras de su espalda y sus ojos desaparecen quedando sólo una niña pequeña asustada - No lo sé, Yûki-san. No sé quién es, no por qué sueño con ella ni cómo nos va a hacer daño. Pero en mis sueños apareces tú convertida en kabane... y... también Mogami-sama... y Arisa-sama... y... y... ¡BUAAAAAAAAAAAAAAAAAH! - entierra la cabeza en el regazo de Yûki - ¡Mamáaaaaaaaaaaaa!...

- Tú y yo hablaremos más tarde......kukuku...no escaparás tan fácilmente... - dijo Lyashi, mirando a Kagura con los ojos entornados y los labios fruncidos, adivinando que allí había algo más que ella descubriría, aunque tuviera que torturarla con cosquillas.

Tras la interrupción de Suzume y el descubrimiento del error del jefe, había que tomar una decisión. Kagura estaba paralizada por el temor a la ira de Tomohiro-Sama, por lo que lo mejor era tomar el carnero por los cuernos. - Está bien, iré yo. Creo que lo encajará mejor si le doy yo misma la noticia. - le contestó a su compañera, guiñandoles un ojo a las dos que estaban con ella en la cabina. - ¡Deseadme suerte! - dijo, saludando con una mano por encima de la cabeza mientras se alejaba en dirección hacia el camarote del amo y señor de la Hayajiro.

Intentó tragar saliva mientras miraba al frente, sintiendo a la pequeña llorando en su regazo. Tenia que ser fuerte....tenia que serlo por ella.

- Eso no va a pasar nunca Sachiko - kun*, porque yo no lo voy a permitir. Fui soldado antes de trabajar para el señor de Yûki ¿lo sabias? - Peinó la cabeza de la pequeña con suavidad dejando deslizar las hebras de su cabello entre los dedos con ternura. - Y entrené mucho durante mucho tiempo para estar preparada y poder destruir a los kabane - asintió para enfatizar sus palabras, como si así pudiera convencerse a si misma.

- No pasa nada si no sabes quien es. Ya lo averiguaremos - apartó a la niña para alzarla y cogerla en brazos, abrazandola con fuerza - Pero mientras... ¿quieres que juguemos a algo divertido? ¿Le hacemos alguna trastada a Hideo-san? Bueno, o a quien tu quieras ... Tú decides  -

¿De verdad? - Sachiko levanta la cabeza, olvidándose por un momento de sus pesadillas, del sueño y del distanciamiento de Tomohiro. Encantada de tener a alguien con quien jugar, la niña se limpia las lágrimas con la manga - ¡Sí! Hideo-san ha estado haciendo caras raras desde que salimos de Mibu y no me gusta ¿Qué vamos a hacer?...