Partida Rol por web

Camarote de Tomohiro

Las labores de exterminio de kabane y reparación de la Ryugujou han durado varios días, y ahora la hayajiro se dirige hacia su destino en la isla de Gunkanjima. Arisa Furuhashi, quien ha estado ausente durante esos días, ha organizado una reunión en el camarote de Tomohiro. Arisa aguarda con la mano de Sachiko aferrando la suya. Tomohiro y Yûki están con ellas, preguntándose qué información querrá revelar la vidente. Shimazu no tarda en presentarse al poco del aviso, seguido de cerca por Isae. Hideo, quien ya se ha recuperado de los efectos de la niebla azul, entra en el camarote acompañado de Takeshi y Chihiro. Sakura, quien en ese momento estaba en su turno de descanso, acude a petición de Izume para enterarse de primera mano.

Shimazu-Tai-Sa, cierra la puerta - Ordena Tomohiro - Gracias a todos por acudir. Furuhashi-san adelante, por favor...

Arisa se gira hacia Tomohiro y asiente. Se queda observando a los presentes y frunce los labios, pensando en lo que podría llegar a pasar. Finalmente aprieta la mano de Sachiko levemente antes de soltarla, toma aire y empieza a hablar, señalando un extremo del escritorio de Tomohiro.

- Hace unos días, cuando llegamos a Shimonoseki, Sachiko-chan y yo tuvimos una visión... De veinte años en el futuro. - Arisa recorre el escritorio con el dedo hasta casi el otro extremo, intentando dibujar una línea temporal para explicarse - En ese futuro, Hinomoto estaba siendo atacada por soldados occidentales y las nieblas roja y azul se utilizaban para propagar la infección y acabar con los pocos grupos de resistencia que quedaban. La Ryugujou era la hayajiro que utilizaban para ello. En ese futuro, casi ninguno de los aquí presentes seguía con vida. Y los que seguíamos... no duramos mucho.

Arisa hace una pequeña pausa, tragando saliva al recordar lo ocurrido en aquella visión. Antes de que comiencen a hablar los demás, su dedo vuelve a recorrer el escritorio, deteniéndose poco antes de la primera marca.

- Gunkanjima. Ese será el punto clave. Airin Zweihänder es quien gobierna ahora la estación y quien controla una organización occidental llamada Die Kriegshunde, la misma que controlaba la hayajiro que atacó Shimonoseki y la que invadirá Hinomoto en un futuro. Airin conoce la misión de la Ryugujou de ir allí y pretende acabar con toda la tripulación y usar la hayajiro para seguir con su guerra, ahora que la suya ha sido identificada. - la psíquica se separa del escritorio y se gira hacia Hideo - Asano-san, si mal no recuerdo que te encontraste con una kabaneri de ojos rojos, ¿verdad? La ola blanca, Nami-san. Ella también estará en esta batalla, al igual que Kotaro-san... Pero ella nos ayudará y él es posible que acabe con su vida. - dicho esto, vuelve a girarse hacia los demás con determinación - Sé que todo esto es difícil de asimilar, pero lo hemos comprobado varias veces y no cabe duda alguna. El destino de Hinomoto depende de la Ryugujou y de todos nosotros. Y no podemos fallar.

Arisa se mantiene a la espera de cualquier pregunta que tengan con ambas manos apenas apoyadas sobre la mesa, queriendo asegurarse de que no quedan dudas sobre todo lo que ha contado. 

Estaba trabajando en la caldera de la locomotora y hablando con Kagura y Takeshi cuando nos avisan a nosotros dos de una reunión. Me despido de la conductora y acompaño al ingeniero cruzándonos con Ueno-san a mitad del camino. Así que dejando a los dos tortolitos un poco de espacio avanzo más adelantado a ellos hasta que llegamos juntos a la reunión. Allí parecía estar casi todo el mundo así que debía ser sobre lo que había comentado Furuhashi-hime después de su milagro curativo. Cosa que se confirma cuando Tomohiro-dono le pide que se explique y lo que cuenta me deja bastante descolocado, no lo de la niebla roja y azul que ya sabíamos. Tampoco que Kotaro fuera un traidor, todos nos lo esperábamos y si encima la lider enemiga era de su familia no había más que añadir. Sin embargo lo que la niña kabaneri iba ayudarnos y lo del grupo mercenario extranjero si que no me cuadra por ningún sitio.

- Perdona Furuhashi-sama, pero ¿como que esa niña nos va ayudar? Nos atacó varias veces hasta que consiguió llevarse a ese traidor de Zweihänder. Mató a miembros de nuestra tripulación y los convirtió en kabane...- ataco a Kagura y casi la mata - ¿y ahora va estar de nuestro lado? Y no solo eso, si su nombre era Nami aún me cuadra todo menos. El saboteador de la Lovibond grito su nombre suplicando su ayuda y ese hombre pertenecía al Kokuryukai y no se me ocurre un grupo que estuviera más en contra de una fuerza militar extranjera que esos fanáticos...

Una nueva etapa, una culpa sobre su conciencia.... la joven ya no era como aquella muchacha burlona y distante. Sus gestos eran ahora más suaves y era más callada, aunque eso no eliminaba su mal genio ni su determinación para proteger a su señor y toda la hayajiro.

Pero no solo habia cambiado su interior. Como pago para expiar su "pecado" se habia cortado el cabello, dejando de lado las coletas y llevándolo siempre suelto.

Ahora estaba al lado de su señor escuchando lo que Arisa tenia que decir y sus ojos llameaban pero no abrió la boca. Simplemente apretó los labios tragandose la rabia. Pero una cosa era cierta. No podian fallar.

Isae había estado encerrada en su puesto de trabajo y en su camarote prácticamente sin salir. La versión oficial decía que era debido a los combates y al enorme esfuerzo que había hecho, que casi le costó la vida, para curar a Izume de la maldición Kabane. La versión extra-oficial era que estaba muy aturdida por todo lo sucedido y tratando de poner en orden sus ideas.

- Soy capaz de sanar un cuerpo infectado. - era la idea que le venía una y otra vez a la cabeza. Pensaba en sus seres queridos perdidos por culpa de la maldición y en lo que habría podido conseguir si éste poder lo hubiera tenido antes...y se maldecía una y otra vez por todo y por nada. Se encontraba muy perdida y desesperada, pensando también en cómo la verían los demás ahora, como una salvadora o como una bruja sin piedad, dependiendo de si le daba tiempo a salvar a alguien o si ese alguien ya había muerto cerca de ella...como con Takeshi. No había entendido ciertas miradas que él le dedicaba hasta que se paró a pensar en ello.

Bien era cierto que la sanación no estaba exenta de peligros, ya se había desvanecido y había sentido como el alma se le partía al forzar su voluntad hasta límites insospechados, y no estaba muy seguro de querer seguir haciendo eso indefinidamente. El dolor era atroz, pero más atroz era perder a alguien querido por esa maldición, por eso se había forzado sin parar...pero ése ritmo no había nadie que lo aguantara.

Además, ella tenía un problema extra...por unos días había estado en paz, las voces en su cabeza se habían quedado mudas, pero sospechó que no tardarían mucho en volver. Parecía tener una especie de relación con el estrés que ella sufriera, y no sabía durante cuanto tiempo podría mantener esas voces a raya.

Por otro lado, la sensación embriagadora de poder, así como el desprecio a la debilidad de los demás se acentuaba con cada uso, y la ambición por conseguir lo que desde siempre se le había negado, es decir, dinero, poder, respeto o más bien temor...era una tentación muy fuerte. Siendo como había sido muy despreciada y usada por los demás, el poder darle la vuelta a esa situación la hacían susceptible de dejarse llevar....¿aguantaría y seguiría las humildes enseñanzas y valores que sus padres le habían inculcado de pequeña o se dejaría llevar?

Sentada en un segundo plano, atenta a las explicaciones de Furuhasi-san, reflexionaba sobre ello de fondo.

Se sentía un poco perdida con todo aquel baile de nombres, organizaciones, intereses y odios ocultos...así que se centró en lo que sí que sabía. Tomohiro-domo le había dado la oportunidad de volver a sentirse un ser humano válido y respetado, así que lo primero que se planteó fue no fallarle.

Takeshi, Hideo, Yûki, Arisa...incluso la chica nueva, Sakura, que le había prometido que haría cualquier cosa que ella pidiera tras salvar a Izume, todos ellos estaban en el mismo bando...y hacia mucho tiempo que no se sentía parte de algo como para tirarlo por la borda.

La explicación de la pelirrosa la hizo ladear la cabeza pensativamente, mientras fruncía el ceño con concentración, pensando en los horrores que aquellos soldados extranjeros iban a cometer, según los poderes de aquella mujer. - Perdón, pero llevo poco tiempo aquí y aún ando algo aturdida por todo lo sucedido, eh....¿por qué quieren esos extranjeros reducir todo a cenizas y propagar la enfermedad? No tiene mucho sentido, ¿qué pretenden, conquistar una tierra de muertos yerma y sin vida? ¿Por qué ése tal Airin tiene una guerra con...con nosotros?* -

Lo que más le asustaba de todo ésto es que aquel viejo borracho de su barrio parecía tener razón...la culpa de todo parecía provenir de los extranjeros.

Durante los días que duró la reparación Izume no le había dirigido la palabra excepto para darle alguna orden concreta,como si no se conocieran,como si fueran capitán y soldado simplemente,como si entre ellos no hubiera habido palabras de amor y aunque todo aquello le dolía como una puta bala metida en el trasero su gesto no denotaba más emoción que dureza y enfado.Un enfado constante con lo sucedido,contra ella misma y contra todas las balas que habían fallado para acabar con los kabaneri.

Sin decir nada obedeció a Izume y entró en el camarote para escuchar lo que aquellas extrañas mujeres tuvieran que decir.Y lo que dijeron la dejó más muda aún ¿quiénes eran aquellos de los que hablaban?¿Una niña kabaneri era la solución?¿Y ella estaba metida en el ajo?Joder,aquello cada vez se ponía peor

Vigila esa lengua, grasiento - le dice Shimazu a Hideo - Aún no sabemos con seguridad qué papel juega ese chico en todo esto. Lo único que tenemos son indicios y conjeturas, y yo te digo que Kotaro arriesgó su vida para salvar a decenas de tripulantes del ataque de un Fundido.

Shimazu-Tai-Sa, es suficiente - le interrumpe Tomohiro

Lo siento... - dice Sachiko, apenada - No... no tenemos todas las respuestas - dice tanto para Hideo como para Lyashi - No nos estamos guardando nada, os lo juro.

Tranquila, Sachiko-chan - la tranquiliza Tomohiro - Y gracias a las dos - cuando se levanta, su rostro está algo pálido y sus ojos muy abiertos, pero consigue hablar sin que le tiemble la voz - Por lo que sabemos hasta ahora las predicciones de Furuhashi-san se han cumplido. A veces de formas extrañas, pero acaban cumpliéndose. Actuaremos suponiendo que lo que dicen es cierto: entraremos en Gunkanjima a sabiendas de que es una trampa y sacaremos a Kuroda y su trabajo.

De una estantería coge un mapa y lo despliega sobre la mesa.

Esto es Gunkanjima. Entraremos por este puente que está al noroeste y llegaremos al andén principal delante de este edificio con dos cúpulas que es el castillo principal. Sonoda Tokiharu, el anterior gobernador, prefirió un diseño occidental por considerarlo más resistente frente a las tormentas. Hay cañones defensivos aquí, aquí, aquí y aquí - los va señalando en el mapa con pequeñas piezas de madera - Estas dos últimas pueden alcanzar a la Ryugujou, así que habrá que tener cuidado con ellas. Bien, ahora es cuando necesito ideas de todos ¿Cuál podría ser nuestra estrategia?

Llevo estos últimos días en un estado de euforia que me cuesta la vida misma mantener bajo control para que nadie se dé cuenta. Eso, mezclado al nerviosismo extremo por los acontecimientos relacionados con nuestra misión han provocado que haya tenido que dejar el café después de que casi provocara un fallo en el sistema hidráulico de la hayajiro por no poder parar el temblequeo de mis manos.

Al entrar en el camarote de Mogami-sama con Hideo y Chihiro-chan busco un sitio donde poder sentarme y desde el que pueda ver lo que sea que nos quiere enseñar la pelirrosa. Me mantengo en silencio durante casi toda su explicación, el único movimiento que hago es entrelazar mis dedos con los de Chihiro y apretarle fuerte la mano para intentar darle un poco de apoyo. Nosotros ya empezamos (muy a nuestro pesar) a acostumbrarnos a que estas cosas pasen, pero ella no. cuando ella se gira le dirijo una mirada cargada de intención. 

-Hime, ya has localizado gente antes para mí, gente que yo no podía ver...¿crees que podrías volver a hacerlo?.

Me inclino sobre el mapa y me quedo mirando la construcción. Al final señalo las dos torretas que nos pueden dar un dolor de cabeza.

-Si dependiera de mí volaría las dos con el cañón.- Me encojo de hombros de nuevo.- He hecho disparos más difíciles, y eso nos daría un respiro de las armas de larga distancia.- Miro un momento a la pequeña, que parece triste porque piensa que no lo ha hecho todo lo bien que debía.- Habéis hecho un gran trabajo, chibi. Ahora vamos sobre aviso.- Vuelvo a un tono más adulto y sigo mirando el mapa.- Igual si armamos suficiente escándalo con el cañón de vapor pueda dar un poco de distracción para que alguien entre a coger al científico...pero en cuanto volemos las torretas vamos a levantar la liebre y se va a volver un puñetero infierno...Chicas...-miro a las poseedoras de poderes psíquicos.- ¿Podríais localizar al científico desde lejos?. Saber su localización nos ayudaría a trazar un plan bisturí en lugar de entrar con el martillo...- Me quedo mirando el edificio fijamente. Señalo la cacho pared de protección que tiene en el lado derecho- Contra las tormentas...eh?. Seguro que la parte contraria es mucho más blandita, perfecta para abrir un boquete con una bomba...-Miro a Mogami-sama.- Señor, yo inutilizaría las torretas con el cañón de vapor para que no vuelen la Ryugujou y mandaría un par de grupos por distintos caminos, eso incrementaría nuestras posibilidades de éxito...si no nos ven no tendríamos que entrar en combate directo, especialmente si la hayajiro nos cubre con el cañón...-Miro con gesto de duda a Chihiro, no era este el plan que tenía.- o si tenemos localizado al científico plantar fuego a este edificio de aquí.- Señalo el edificio del tejado azul.- Va a tenerlos distraidos un buen rato...pero no soy un estratega militar, me temo...-Se me escapa una sonrisa salvaje.- Sólo un terrorista...

- Nadie ha dicho que ocultarais nada simplemente que había algo que no me encajaba, Sachiko-chan.- le aclaro intentando sonar lo más apaciguador posible, tampoco es que fuese lo mío pero al menos intentarlo no me iba hacer demasiado daño.

En ese momento Tomohiro-dono saca un mapa de la isla que debíamos atacar y el puente rápidamente me llama la atención. Tan al descubierto era pedir a gritos que nos destruyeran y dejaba el factor sorpresa en imposible, además si teníamos en cuenta las premoniciones de la noble pelirrosa estaba claro que nos estaban esperando. Escucho entonces las ideas de Takeshi y muestro la mueca que ya varios identificaban como mi sonrisa. Todo esto había que mirarlo como una reparación, si hay demasiada presión se busca una manera de liberarla, si una pieza no encaja se sustituye y si tienes tiempo pues hasta desmontas toda la maquinaria y la reconstruyes pieza a pieza. 

- Y como terrorista también eres terrible. Las torres están demasiado separadas como para que puedas volar ambas antes de que ellos nos puedan disparar y destruir la Ryugujou. Veo más factible que un grupo pequeño se infiltrase desde la costa manteniendo la hayajiro a una distancia prudencial. Ese equipo destruiría una de las torres y entonces si que podríamos usar nuestro cañón para acabar con su torre restante.- comento señalando una ruta por más desde el puente hacia la costa cercana a una de las torres.- Supongo que a no ser que alguien sepa volar nos tocara ir bajo el agua para que no nos detecten y eso implicaría no llevar bombas pues se estropearían. Y si Furuhashi-sama puede localizar al doctor quizás también pueda encontrar sus depósitos de niebla. Si quieres ser un verdadero terrorista como dices, entonces ese debería ser nuestro objetivo, si soltamos esa niebla por el lugar y preparamos trajes parecidos al que lleve yo podríamos usarlo a nuestro favor. Entre el caos de la niebla y el bombardeo de la Ryugujou el grupo de infiltración debería poder avanzar rápidamente hasta donde está el doctor y sacarlo de allí.- concluyo cruzándome de brazos pensativo hasta que soy consciente de a quienes les estoy hablando.- Pero esto solo es la opinión de un mecánico, así que mis disculpas si he cometido algún error o he hablado fuera de lugar.- concluyo sin ningún tono de mofa.

El viaje a Gunkanjima lleva unos cuantos días durante los cuales la espalda de Kotaro se cura dejándole una larga cicatriz (1). Lejos de mantenerle encerrado, Airin lo anima a conocer a los tripulantes de la Eisenfaust, especialmente a su director, Wolfgang Steiner. Se lo presenta como el hombre que salvó su vida de niña y la ayudó a sobrevivir en la isla hasta que tuvo la fuerza para valerse por sí misma.

La isla de Gunkanjima está conectada a tierra por un largo puente de acero y madera con una única vía. El edificio principal tiene un diseño extraño que Kotaro nunca había visto, y está rodeado por una gruesa y alta muralla con torretas cañoneras situadas en puntos estratégicos (2)

Mientras la Eisenfaust cruza el puente un aburrido Kotaro descubre una columna de humo negro que identifica como la que sale de un motor de vapor en algún punto lejano sobre el mar. Sin embargo la pierde de vista cuando la hayajiro cruza las murallas de la isla.

¡KOTARO! - Christina se lanza a los brazos de Kotaro apenas éste se baja de la Eisenfaust - ¿Lo ves? ¡Te lo dije! ¡Te dije que Die Kriegshunde no te abandonaría! Te lo...

Se interrumpe cuando ve a Airin observándola con una expresión ceñuda en la cara.

Mi... mi señora. Bienvenida. Muchas gracias por haber rescatado a mi hermano.

Es mi hermano de sangre - le responde Airin con sequedad. Christina se queda con la boca abierta - Henrik y tú hicisteis un gran trabajo al encontrarle.

Gra... gracias, señora. Sólo lamento haber perdido a Henrik

La gente muere en las guerras - responde Airin encogiéndose de hombros...

Perdón, pero llevo poco tiempo aquí y aún ando algo aturdida por todo lo sucedido, eh....¿por qué quieren esos extranjeros reducir todo a cenizas y propagar la enfermedad? No tiene mucho sentido, ¿qué pretenden, conquistar una tierra de muertos yerma y sin vida? ¿Por qué ése tal Airin tiene una guerra con...con nosotros?

Una pregunta muy interesante - reconoce Tomohiro - ¿Sed de poder? ¿Ansias de conquista? ¿Venganza por alguna afrenta real o imaginaria? Las visiones de Furuhashi-san apuntan a las primeras, pero no podemos estar seguros.

Y como terrorista también eres terrible. Las torres están demasiado separadas como para que puedas volar ambas antes de que ellos nos puedan disparar y destruir la Ryugujou. Veo más factible que un grupo pequeño se infiltrase desde la costa manteniendo la hayajiro a una distancia prudencial. Ese equipo destruiría una de las torres y entonces si que podríamos usar nuestro cañón para acabar con su torre restante.- comento señalando una ruta por más desde el puente hacia la costa cercana a una de las torres.- Supongo que a no ser que alguien sepa volar nos tocara ir bajo el agua para que no nos detecten y eso implicaría no llevar bombas pues se estropearían. Y si Furuhashi-sama puede localizar al doctor quizás también pueda encontrar sus depósitos de niebla. Si quieres ser un verdadero terrorista como dices, entonces ese debería ser nuestro objetivo, si soltamos esa niebla por el lugar y preparamos trajes parecidos al que lleve yo podríamos usarlo a nuestro favor. Entre el caos de la niebla y el bombardeo de la Ryugujou el grupo de infiltración debería poder avanzar rápidamente hasta donde está el doctor y sacarlo de allí.

Naoki-san (1) puede preparar bombas con una mecha impermeable - responde Tomohiro - ¿Quién va a colocar esas bombas?...

Antes de que pueda hablar, Tomohiro y Sachiko se le adelantan y ella se limita a asentir, ya que poco más puede decir al respecto. Se gira hacia el mapa con curiosidad y se queda observándolo desde el sitio, sin saber muy bien cómo llegar a ella. Al escuchar la voz de Takeshi y la forma en que la llama otra vez, levanta la cabeza con un respingo y asiente lentamente. Haría cualquier cosa para ti. Sin embargo, no puede evitar fijarse en la forma en que coge de la mano a la doctora y baja la cabeza de nuevo hacia el mapa, como si estuviera mirándolo de verdad. No podía ser de otra forma...

- Podría pero... será mejor cuando estemos algo más cerca. - murmura. Tras escuchar a Hideo y Tomohiro, frunce los labios y cierra los ojos, intentando contenerse, hasta que al final no puede más y se levanta de golpe, con riesgo de darle un cabezazo a quien estuviera demasiado cerca del mapa - ¡Podemos volar! - inmediatamente se tapa la boca con las manos y se gira hacia Takeshi, nerviosa, antes de volverse a Tomohiro - Quiero decir... Puedo hacerlo. Llevar a alguien desde arriba, soltar las bombas y... - la voz de la vidente se va apagando poco a poco, temiendo la reacción de Takeshi - Lo más seguro sería llevar a Asano-san y que las bombas sean impermeables por si ocurre algún accidente... Pero siempre podemos ir por mar de todas formas...

Arisa permanece atenta a la reacción de los demás, aunque está temblando como un flan. ¡No! Esta vez tiene que salir bien, por Hinomoto. Y si todos se alejan lo suficiente no debería pasar nada... 

Miro con una leve sonrisa a Hideo.

-Claro que sí, vamos a hacer como si meternos de cabeza en la niebla roja no fuera un suicidio, mi queridísimo amigo.- Sonrío más ampliamente.- Concretamente tengo ganas de ver cómo nos las apañamos debajo del agua con los trajes anti-niebla sin ahogarnos como gatitos recién nacidos, y después superar lo de la niebla sin sufrir bajas. Hideo, por favor...

Al escuchar a Mogami-sama me encojo levemente de hombros.

-Si no hay nadie más me presento voluntario para el tema de las bombas, no sé si se parece en algo a lo que he aprendido acerca de ingeniería y artillería pero lo más difícil será que no te exploten antes de tiempo, supongo...-Titubeo un segundo.- Pero me parecería más aceptable si el plan no fuera un intento de masacre...

Al hablar Arisa todo el mundo en el camarote puede ver que claramente he dado un respingo y me he puesto levemente pálido. Aprieto la mandíbula para evitar soltar un taco, pero al ver el gesto tan femenino de Hime no puedo evitarlo: suelto una sonora carcajada que me cuesta un par de segundos reducir a una risita ahogada. Es probablemente la primera vez desde que ocurrió lo de mi padre que la mayoría de esa gente me oye reír con ganas. La verdad es que debe de resultarles chocante que un momento tan traumático de recordar como un accidente me provoque la risa, pero me ha hecho gracia que la joven se haya asustado por lo que yo pueda pensar de su plan. Mi mejor amigo acaba de sugerir que nos suicidemos como lemmings!

-Teniendo en cuenta que el plan ya es malo de por si...por favor, simplemente procura controlar un poco la velocidad esta vez...y recordar que Hideo es el moreno.- Toso un momento para intentar no volver a soltar la carcajada.- Pero deberíamos concretar cómo vamos a servirle de apoyo a nuestro mecánico volador...

No lo digo en mal plan, entiendo (o al menos espero) que el accidente que casi me mata fue eso: un accidente. Otra cosa diferente es que me vaya a presentar voluntario a que me catapulten.

Kotaro no pone ninguna reticencia a la hora de cambiar los mugrientos harapos con los que cubría su cuerpo, a pesar de que ello supusiera despedirse del trofeo conseguido con el asesinato de Kyozo. – Supongo que esto es el comienzo de una nueva etapa en mi vida…

Y como si su nuevo uniforme castrense* le recordara constantemente que ya no es un pordiosero callejero, mucho menos un presidiario, adopta casi instintivamente una actitud disciplinada, similar a la del resto de la tripulación de la Eisenfaust.

Hinomoto necesita ser reducida a cenizas. Así podrá renacer sin la carga de los errores del presente. – Su pensamiento radical se enraíza más de lo que ya estaba, asumiendo con rotundidad la seriedad de su papel ante los hechos que están por llegar: al fin ha dado con la chispa que lo pondrá todo a arder, y él se encargará de avivarla para que nada pueda apagar el fuego por el que tan desesperadamente ruega la moribunda Hinomoto.

Su encuentro y trato con el resto de la tripulación es de una cordialidad propia de un entorno militar. La criticidad de su nueva situación parece haber dejado atrás a un burlón e indisciplinado Kotaro, dando paso a alguien que se ha tomado muy en serio su papel en la guerra que está a punto de iniciarse.

Su charla con Wolfgang Steiner no es menos cordial y firme. De hecho, lejos de echarle en cara que permitiera la muerte de sus padres, le agradeció que haya cuidado tan bien y durante todo este tiempo de su hermana Airin. Y si Wolfgang tratara de disculparse por no haber podido hacer nada por él durante todos estos años, Kotaro le exculparía respondiéndole que no habría podido perdonarle si le hubiera pasado algo a Airin por desviar su atención hacia él, y que por tanto hizo lo correcto.

El resto del viaje se lo pasó ayudando a la tripulación cuando fuera necesario y, cuando no lo fuera, paseando por la hayajiro, observando cada detalle y escudriñando el sentido de cada artilugio del que, por el contrario, careciera la Ryugujou.

Durante uno de sus ratos muertos, observando por la ventana y al fin vislumbrar la fortaleza de destino, no puede disimular una sonrisilla de satisfacción al identificar y entender la correcta disposición táctica de las torretas cañoneras. – Definitivamente no son unos cabezahuecas… Je…

Posteriormente, al ver tras la ventana la columna de humo y darse cuenta de que se trata de una hayajiro, Kotaro no puede evitar sentir cierta inquietud. Seguramente sería la Ryugujou y, de ser así, presiente que pronto tendrá que lidiar con alguna que otra situación desagradable. – Parece que la visita no se hará esperar mucho más – le dice a Airin mientras señala con la mirada la todavía lejana columna.

Finalmente, ya dentro de Gunkanjima, sale de la Eisenfaust con la seriedad propia de alguien que es consciente de la carga y responsabilidad que se le ha puesto sobre sus hombros. No dejaba de estar sumido en sus pensamientos, maquinando un plan B, C, D y E por si el plan principal de Airin fracasaba, cuando el ruidoso grito de Christina lo saca abruptamente de su trance.

¡JAJA! – Por un momento se permite ser su antiguo yo, acogotando a Christina bajo su brazo y despeinándola como si fuera una niña pequeña. Casi suelta una carcajada todavía más fuerte al ser testigo de la sumisa reacción de la alborotadora y ruidosa Christina hacia Airin, más cuando ésta le revela su parentesco con él. Sin embargo, tras la mención de la muerte de Henrik, Kotaro pierde el humor recuperado y suelta a Christina, poniéndola a una distancia más propia de adultos.

Gracias por todo, Christina. Haré todo lo posible para que la muerte de Henrik no sea en vano, para vengar al orfanato y para que no tengamos que volver a huir de nada ni nadie. – El tono de voz de Kotaro es amable y sincero. Sin embargo, alguien como Christina, que ha pasado tanto tiempo con él y que lo conoce desde hace años, se daría cuenta de que su actitud ha cambiado de una manera muy radical. Alguien como Christina se daría cuenta de que hay algo que se ha tomado muy en serio.

Tras el saludo con su hermana de orfanato, Kotaro sigue a Airin con firmeza y seriedad, impaciente por conocer los detalles del plan ante la visita que está por llegar.

Escucho la respuesta de Takeshi y me encojo de hombros, las máscaras nos las podíamos poner una vez saliésemos a la costa y el propio traje podía proteger del frío de las aguas que había que nadar. Sin embargo esto pierde importancia cuando la hime salta sobre poder volar de verdad. Al principio la miro incrédulo pero bueno si que le había visto lanzar gente y curar la infección. - ¿Por que no volar y partir el cielo en dos para retar a los propios kamis...?

Sin embargo nunca le había oído soltar ninguna broma y aún menos en una reunión como está así que si lo decía iba en serio. Tan en serio que Takeshi no se pudo aguantar y estalló a carcajadas y no solo eso sino que me estaban eligiendo como el encargado de la misión junto a ella.

- Aún asumiendo que puedas volar como dices y que yo vaya contigo.- no me terminaba de gustar el plan para nada - En el momento en que me acerque a la isla van a saltar las alarmas. De la misma manera que yo era capaz de detectar a la niña cuando está cerca, ella me va detectar a mí, además no soy precisamente un experto en explosivos. Lo que quizás si podíamos hacer es servir de distracción mientras un grupo si que se introduce por mar, si lo de la niebla os sigue pareciendo más peligroso que un grupo militar coordinado y que seguramente nos supere en número podemos dejarlo de lado pero en esencia sería lo mismo destruir las dos torres rápidamente una detrás de otra. Asegurar el puente para tener una ruta de escape y recuperar al doctor. Aunque insisto en eliminar cualquier cantidad del gas rojo que tengan guardado para que no puedan usarlo en el futuro...- aunque no pudieran seguir creándolo sin el doctor aún podían hacer mucho daño con el que les quedase.

Isae contempló con desasosiego aquél lugar. 

Era una fortaleza prácticamente inexpugnable para cualquier persona normal, una isla con una sola entrada, defendida por un montón de cañones y para ponerlo más complicado, toda la isla era una montaña, lo que hacía que sus altos riscos verticales fueran una defensa natural impresionante. Las olas chocarían con fuerza contra las rocas, y ser atrapado por esas fuerzas elementales sería casi una sentencia de muerte, por no decir que la comunicación verbal sería imposible. Tampoco le costaba mucho imaginar que esas aguas estarían infestadas de depredadores marinos, pues seguramente se verían atraídos por los despojos que tirarían de la urbe y seguramente alguna sorpresa más tendrían guardada los defensores en los mismos muros, como secciones que se abren y cuchillas rotatorias, o ventanucos sorpresivos para poder disparar cañones extra o rifles de vapor....

La muchacha paró a su truculenta imaginación* y se centró en la solución, en lugar de en los problemas. Ya sería lo suficientemente malo el que la vía hasta la puerta fuera cuesta arriba, lo que encima les obligaría a reducir la velocidad y ser un blanco más fácil, como para ponerse a imaginar horrores extra.

Escuchó a sus compañeros y se horrorizó interiormente, pero poco a poco comprendió que aquello era una guerra y que debían hacer lo necesario para evitar el horrible futuro que la pelirrosa y la chiquilla habían vislumbrado....pero no podía evitar pensar en todos los inocentes que morirían por el egoísmo de unos pocos, como siempre pasaba.

- Es un lugar muy protegido y poderoso, ¿y si usamos el sigilo e intentamos acabar con sus líderes? Muerto el perro, se acabó la rabia. Podríamos llegar con la Hayajiro de noche, despacio y con las luces apagadas para minimizar el ruido y la posibilidad de que nos detecten, el mar nos ayudará con eso. Un pequeño grupo podría colarse escalando e inutilizar los cañones sin hacer ruido, para proteger el tren. Luego buscamos al doctor y los depósitos de niebla y le obligamos a decirnos cómo inutilizarlos para que no hagan daño a nadie más. Por último, buscar y destruir a los líderes...y salir, a ser posible sin hacer explotar media isla, sin provocar un incendio que mate a cientos o expandir una niebla que deseamos hacer desaparecer... Incluso a malas, si todo saliera mal, la Hayajiro podría bombardear el puente y destruirlo, con eso los detendría por un tiempo, al menos para poder avisar a algún aliado o buscar un plan alternativo. Lo malo de los trenes es que necesitan vías.... - propuso la joven morena. 

Sus poderes no servían para otra cosa que destruir o curar...no podía contribuir de otra manera que no fuera con ideas. 

Vamos, no perdamos más tiempo - dice Airin. Kotaro la ha visto bastante nerviosa desde que le informara de esa columna de humo.

Kotaro, Christina y Steiner siguen a Airin hacia una de las torres de la extraña fortaleza. Varios soldados saludan a Airin al pasar, pero ella los ignora o contesta con un simple gruñido. Sus pasos les conducen hasta una sala redonda hecha de piedra y metal desde la que puede verse toda la isla y gran parte del mar a su alrededor. Cerca de la puerta hay un enorme equipo de radio atendido por dos hombres.

Airin coge unos prismáticos de un estante y otea el horizonte en la dirección señalada por Kotaro. Al poco se le escapa una maldición entre dientes.

Parece que la Ryugujou no va a ser nuestro único problema - dice mientras le pasa los prismáticos a Kotaro. La columna de humo brota de la gruesa chimenea de un barco fuertemente acorazado y erizado de cañones que se acerca lentamente a la isla.

¿Podemos dispararles? - le pregunta Airin a Steiner, que está mirando con sus propios prismáticos.

Están demasiado lejos - contesta el veterano soldado.

Muy listo, el viejo zorro - maldice Airin - ¡Llamadle por radio!

Has ido demasiado lejos, Airin - el propio Munetani Hirotsuna contesta a la llamada - Pero por fin has demostrado que tú y todos los de tu calaña sois la plaga que siempre he dicho que erais. Y hay más cosas que debo agradecerte: hemos construido estos barcos para romper el bloqueo pero necesitábamos probarlos. Lo que hiciste en Kaerikumo nos ha dado la excusa perfecta.

Kotaro y Steiner descubren en ese momento un segundo barco acorazado que navega detrás del primero.

Muchas gracias, abuelo - se burla Airin - Esos barcos nos vendrán muy bien para nuestra guerra una vez nos hayamos ocupado de ti y de tus esbirros.

Tú no eres mi nieta - escupe Munetani - Eres el inmundo resultado de la violación sufrida por mi hija. Debí matar a esa escoria de tu padre la primera vez que le dirigió la palabra. Supongo que Kotaro está contigo ¿Sabes que se ha pasado la mayor parte de su vida odiando a su familia?

Los ojos de Airin se abren como platos y mira de soslayo a Kotaro. Munetani deja escapar una risita al darse cuenta de que ha tocado un punto sensible.

Así es, Airin. Ese tarado que tienes por hermano siempre ha pensado que su madre era una cualquiera y su padre un cobarde que le abandonó a su suerte. Tendrías que haber visto cómo hizo llorar a la pobre Christina cuando le habló de Die Kriegshunde y vuestras intenciones de rescatarle. No confía en vosotros y nunca lo hará ¡Es un perro rabioso lo que has metido en tu castillo! Claro que no es tan diferente a ti pero ¿Qué podría esperarse de vuestra sucia sangre mestiza?...

Tomohiro escucha con interés la propuesta de Isae - Coincido con Untenshu-san en que llegar de noche supondrá una ventaja. Es imposible que la llegada de la Ryugujou pase desapercibida, pero la oscuridad hará más difícil que localicen a los saboteadores antes de tiempo. Untenshu-san, dile a Natori-san que reduzca la velocidad a tres cuartas de la actual y avisad cuando tengamos Gunkanjima a la vista. Fukui-san, desde este momento eres el jefe del vagón artillado. Lo dejo por completo en tus manos - le dirige una intensa mirada - Confío en que llegado el momento sabrás dónde tienes que disparar.

Su mirada se dirige hacia Shimazu

Ocúpate de que todos los soldados estén armados y listos, y también todos aquellos que sean capaces de manejar un arma. Llegado el momento quiero que todos los no combatientes se refugien en sus respectivos vagones y no salgan hasta nuevo aviso.

Sí, señor - contesta el jefe de guardias.

Kinomoto-san - sigue Tomohiro - Tú acompañarás a Asano-san a volar la segunda torre. Pídele a Keita-san que te proporcione los explosivos que necesites.

Por último se vuelve hacia Arisa y Sachiko - Descansad. Cuando nos acerquemos a Gunkanjima os necesitaré a las dos. Furuhashi-san, te encomiendo el cuidado de Sachiko-chan - mira a la niña y le dirige una cálida sonrisa - Estoy orgulloso de ti, hija mía.

Gracias, Otou-san - responde la niña...

Una vez que todos se han marchado la aparente confianza de Tomohiro se desvanece en un instante. Se deja caer en el sillón con los hombros hundidos y una expresión entre triste y enfadada.

¿Crees que hago lo correcto Yûki? - suspiro - ¿Hacemos lo correcto? Porque creo que sólo voy a conseguir que nos maten a todos. Quizá deberíamos retroceder. Ir a otra estación y pedir que envíen a otras hayajiro más preparadas para el combate (1). O tal vez deberíamos dejar a los no combatientes en tierra... - sacude la cabeza - No, eso sería dejarlos expuestos a los kabane - se masajea las sienes intentando aliviar su dolor de cabeza - Pero también los estoy llevando directos a una trampa. Maldita sea, soy ingeniero, no un líder militar ¿Qué puedo hacer?...

Concluida la reunión, Hideo se refugia en el único sitio en el que se encuentra a gusto: La sala de máquinas. Allí todo tiene un sentido, un propósito concreto. El combustible entra en el motor y éste produce la energía necesaria para mover la Ryugujou. Sencillo, elegante y, sobre todo, lógico. Hideo comprueba rápidamente todas las partes del motor que tan bien ha llegado a conocer. Todo funciona a la perfección, al contrario del mundo de locos de ahí fuera.

¿Asano-san? - la voz de Kagura le llega desde las escaleras - ¿Te...? ¿Te encuentras bien?...